Presidente de Asociación GSIA.
La
eliminación de las interfaces-físicas (teclado, ratón, lápiz óptico,
etc…) provocó la proliferación de uso de las TIC (Tecnologías de la
Información y de la Comunicación) por niñas y niños. Más, con la
utilización de interfaces gráficas amigables y táctiles.
El
aprendizaje si es memoria es porque se reproduce colectivamente. A
estas alturas reniego de profetas (quienes usan un interfaz no usable
por otros para interactuar con un sistema no programable), reniego de
educadores (quienes licencian la potestad de uso del interfaz privado
para examinar sobre el recuerdo dado de su conocimiento del sistema),
reniego de ideólogos (quienes se apropian la potestad de uso del
interfaz particular para imponer su interpretación del sistema).
Posiblemente
la no necesidad de aquellos roles daría como resultado llevar a efecto
la memoria y trasladarse a aquellos territorios donde se identificaron
las interrelaciones. A territorios donde es posible regresar por
reconocimiento de los elementos al reencontrarse los objetos
performativos que soportan el relato disgregado en su memoria
compartimentada.
La ética
se reconstruye al dar valor al otro, sin necesidad de grado ni rango
porque hemos permitido que el otro se nombre al identificarse. Ningún
elemento de un acontecimiento es excluible ni anonimizable. Lo que rige
es todo el valor de lo que performativamente sucede.
Aprendemos
si facilitamos espacios de reconocimiento de cualquier identidad, de
cualquier momento de la identidad, sin exclusión. Pero en una sociedad
abstraída el efecto único de la educación es la abstracción. Se nos
educa cognitivamente para abstraernos, y salir de las esferas de la
mismidad de las cosas concretas. Y ese fin suele ser el vacío, la
absoluta exterioridad, la exterioridad discriminante. En un territorio
donde ya no es posible reconocer con certeza, traducido a la falsedad,
sólo la explosión de la expresividad espontánea nos saca del vacío, si
logra sintonizar una frecuencia, un ‘tempo’ concreto.
Tendentes a
lo ilimitado, a reproducir el vacío, encontramos el límite expresivo o
expresable si acontece al decirse con otros. A consultarse con todas y
todos. El riesgo vivido en los territorios globales contemporáneos
localiza su límite en la expresión emotiva, porque desacelera el vértigo
y nos hace partícipes al podernos localizar en un espacio social
tangible y concreto. Sobre los límites de la memoria al recordarnos con
otros, con aquellos amigos, quienes recíprocamente aprendieron a
nombrarse. La memoria es escucha.
Teniendo
en cuenta lo dicho, por qué no hacer extensiva las consultas del tipo
que sean y a todas las áreas de la vida que repercuten de igual manera a
adultos y a niños y niñas. Se me ocurre, por ser una cuestión actual, ¿es
legítimo que los adolescentes no puedan opinar y decidir en el BREXIT o
sobre el tipo de gobierno que queremos para España… Más, sabiendo, tras
la consulta y las elecciones la distinta distribución del voto entre
adultos y jóvenes; y teniendo en cuenta que las decisiones ‘de ahora’ de
los adultos están determinando la vida futura de estos niños, niñas y
adolescentes impidiendo su participación presente y/o proyectada?
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