El resultado del trabajo descrito de depuración y selección de indicadores ha dado lugar a un primer Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado Primeros Resultados que permite medir la posición de cada Estado miembro de la Europa de los 28 y de cada Comunidad Autónoma, en función de la puntuación que cada territorio obtiene tras el cálculo y la ponderación de las 5 dimensiones:
Tic, Vida, Emancipación, Empleo y Educación.
Gráfico 1. Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado,
con especificación de los valores ponderados para cada dimensión
(indicadores estandarizados por el método máx-mín)
Cada color representa una de las dimensiones y cada dimensión tiene a
su vez asignada una ponderación, un peso específico dentro del
conjunto, que suma un total de 10, sobre un criterio que valora el desarrollo y la autonomía personal de los y las jóvenes.
La educación aparece en primer lugar, con el mayor peso, porque la
franja de edad contemplada (a partir de los 15 años) marca un periodo
vital en el que la formación ocupa un espacio clave en la vida de los y
las jóvenes. Le siguen el empleo y la emancipación, dimensiones también
de primer orden en una integración normalizada en la sociedad y en la
transición hacia la vida adulta y autónoma.
Por último, en la dimensión
denominada “vida”, se miden variables que tienen que ver con la
natalidad y la mortalidad, y las TIC, con la menor de las puntuaciones
por la escasez de datos fiables y comparables (Antes de la decisión
final sobre las ponderaciones propuestas por el grupo de expertos, se
compararon los resultados tras efectuar leves modificaciones en la
magnitud de dichas ponderaciones).
En términos generales, haciendo una lectura global
de los resultados, España muestra un importante retraso respecto al
total de la UE, posición que tienen que ver fundamentalmente con los
resultados obtenidos en las variables de empleo y emancipación. Y si
atendemos a las diferencias, significativas, entre Comunidades Autónomas,
ninguna de ellas logra superar esa media europea, aunque las posiciones
de unas distan bastante de las de otras. Así, País Vasco, Madrid,
Cataluña, Navarra o Asturias aparecen más próximas a dicha media y por
encima de la media española. En el otro extremo, las islas, Castilla La
Mancha o Andalucía, aparecen a la cola del gráfico, en las últimas
posiciones.
Gráfico 2: Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado. Países de la UE (indicadores estandarizados por el método máx-mín).
Los resultados por países muestran una
diferenciación norte – sureste en la Europa de los 28. Los primeros
puestos del gráfico los ocupan Dinamarca, países Nórdicos y Países Bajos
y por debajo de la media europea se ubican los países del sur y este de
Europa.
Si atendemos a cada una de las dimensiones de forma aislada, la posición que ocupa España en las variables de vida y TIC,
por el contrario, supera el total de la UE, con Comunidades como La
Rioja y Cantabria a la cabeza. Sin embargo, al tener ambas una menor
ponderación en el índice global, no compensa el retraso total español en
el conjunto.
En educación, España ocupa también un lugar inferior
a la media de la UE, pero más cercano a ella que en los casos del
empleo y la emancipación, y con varias comunidades que la superan con
creces, con el País Vasco a la cabeza.
Los peores retrasos se dan en empleo y emancipación,
con todas las CCAA por debajo del total de la UE, las dos variables que
empujan al conjunto español a posiciones inferiores en el Índice
Sintético global. Estos datos no sorprenden, pues conocemos la
precariedad de las condiciones del mercado laboral en la que se inserta
la gente joven en la actualidad, las cifras de paro y el retraso en la
edad de emancipación de los y las jóvenes españoles respecto a nuestros
vecinos europeos. La tasa de desempleo de la población joven en la UE es
de 17.6% y la de España de 39.6%, y en esa cifra global se incluyen
rangos tan amplios como la tasa del 8.8% del desempleo juvenil en
Austria, la cifra más baja de la tabla, y la de un 47.3% de Canarias, la
más elevada. En lo que respecta a la emancipación, aunque sabemos que
en el caso español la crisis económica ha influido de manera decisiva en
el retraso de la edad media de emancipación de los y las jóvenes
españoles (que se sitúa en torno a los 29 años), es innegable que
existen también otros elementos determinantes relacionados con
características culturales, modelos familiares y políticas públicas que
contribuyen sobremanera a que, junto a países como Italia o Portugal,
seamos uno de los países europeos en el que más tarde se va de casa la
gente joven.
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