El nuevo rostro de la pobreza infantil en España


El nuevo rostro de la pobreza infantil en España. 

De ser de clase media a perderlo casi todo

Dos millones de menores viven en hogares 

que no llegan a fin de mes y aumentarán 

si no se toman medidas urgentes, según la ONU


El nuevo rostro de la pobreza infantil en España. De ser de clase media a perderlo casi todo
El Comité de los derechos del Niño de la ONU considera que la pobreza infantil en España, que afecta al 26% de los menores, es muy preocupante y reclama políticas propias para reducir esa situación, que incluso en etapas de bonanza registraba niveles elevados.
El último informe de UNICEF que ha puesto rostro de niño a la pobreza -desbancando a las personas mayores- ha alertado sobre la crítica situación en la que se encuentran más de dos millones de menores que viven en hogares que no llegan a fin de mes, que han recortado la lista de la compra o que no pueden comprar material escolar.
Un gran porcentaje de los nuevos pobres, son familias que hasta hace poco tiempo se calificaban dentro de la clase media, con una vida «normalizada», que ha dejado de serlo al sufrir una drástica reducción de los ingresos, al quedar uno o los dos padres en paro, y tener que enfrentarse a hipotecas y otros gastos, confirman asociaciones de asistencia directa, como Cruz Roja.

Aumentará la pobreza infantil

Responsables del comité de Naciones Unidas han conocido estos días en España los informes que han puesto cifras al impacto de la crisis en los niños. El presidente, Jean Zermatten, ha reclamado una estrategia nacional, que elimine la descoordinación «que existe entre las distintas administraciones», y a la que se asigne un porcentaje específico de los presupuestos del Estado «para recursos asignados exclusivamente a los niños».
Coincidiendo con su participación en una jornada de la Universidad Pontificia de Comillas, otro de sus miembros, Pilar Nores, explica que «España necesita políticas públicas integrales, porque no existe solo un problema de pobreza, sino que la pobreza es estructural, afecta a varios niveles -educativo, sanitario y social-».
«Todo nos hace pensar que va a aumentar la pobreza infantil, y si es así debemos proteger nuestro futuro; los niños son nuestro seguro de vida y es necesario invertir en ellos, no solo en salud, sino en educación fundamentalmente», plantea esta experta.
Pilar Nores aconseja en estos momentos que «lo urgente no debe ganar a lo importante» y, por tanto, propone que no se adopten «decisiones apresuradas».

Mamá, ¿somos pobres?

«Hace dos años, el perfil del niño en el límite de la pobreza o dentro de ella era el de un menor de una clase baja o de un contexto social unifamiliar. Ahora, el niño de la pobreza del año 2012, es un niño de clase media, que lo ha tenido todo o casi todo, y de la noche a la mañana su familia lo ha perdido todo,» asegura la socióloga Myriam Fernández.
La investigadora del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia alerta de que a los niños se les carga además con «roles que no les corresponden, como el cuidado de otros hermanos o tareas domésticas, porque sus padres tienen empleos precarios, si los tienen».
La socióloga recuerda que ya en 2009 se apreció un empeoramiento de la situación de los niños en el ámbito familiar y que a partir de 2011 «ya se puede hablar de pobreza infantil crónica en España, e incluso pobreza estructural de la sociedad española, a finales de ese año».
«La pobreza crónica es aquella situación en la que el individuo tiene unas dificultades enormes para poder salir de ella, tiene un sentimiento de abandono y se deja llevar porque ve imposible intentar escaparse de la pobreza, salvo que le rescaten, mientras que la estructural es cuando ya se instala en todos los niveles», aclara.

Los problemas de los padres los sufren los niños

En situaciones de penuria económica y de mal ambiente laboral, los padres llevan una gran tensión a los hogares, indica la profesora María José González, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
«No es el mejor contexto para crecer; el estado de ánimo y la tensión de los padres acaba afectando a los niños», plantea la investigadora del departamento de Ciencias Políticas y Sociales, «que llevada al extremo, desemboca en la violencia doméstica».
El modelo tradicional familiar está ayudando a los niños españoles a superar estas tensiones, destaca, «ya que los abuelos y las madres pasan mucho tiempo con ellos y eso lo aprecian mucho los niños».
Para la experta, las familias jóvenes con niños son las más castigadas por la crisis, «porque tienen poco arraigo en el mercado de trabajo y sueldos muy bajos».
Entre otras medidas, la docente plantea la necesidad de implantar «políticas redistributivas» y de «prohibir los desalojos de las familias que no pueden pagar las hipotecas, porque esas situaciones crean un trauma fortísimo en los niños»

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