Ha sido frecuente que los jueces, fiscales, abogados, en general el mundo adulto ha dudado de la capacidad de los niños y niñas pequeños para hablar de sus sufrimientos, o de los maltratos que les producen en el ámbito familiar.
Entrevistando a los niños preescolares
víctimas de abuso sexual o maltrato familiar:
la efecacia de los modelos de entevista forense
Josep Juáez López y Eva Sala Berga
Sin embargo el estudio que presentamos prueba que las declaraciones y el testimonio de los niños de tres a seis años víctimas de abusos
sexuales o maltrato tiene una fiabilidad de entre el 70 por ciento y el
90 por ciento, según un estudio del Centro de Estudios Jurídicos (CEJFE) que pretende acabar con la creencia, muy extendida en el ámbito judicial, de que los niños en edad de educación infantil fantasean.
El trabajo, basado en entrevistas a 135 alumnos de preescolar, defiende
la credibilidad de los niños de tres a seis años cuando evocan hechos
traumáticos o que salen de la cotidianeidad, y concluye que los pequeños
son capaces de narrar sus experiencias con gran detalle, ya que el índice de incorrección de sus relatos es de apenas el 5 o el 6 %.
El estudio del CEJFE alerta de que, tradicionalmente, el sistema judicial ha expresado "serias dudas" sobre la credibilidad de los niños pequeños, cuyo testimonio es a menudo clave en los procesos judiciales por abusos o maltratos ya que suelen constituir la única prueba de cargo contra el acusado.
Esa concepción tradicional, sin embargo, está cambiando y los autores del informe, Josep Ramon Juárez y Eva Sala, han querido reforzar la nueva tendencia y "defender una imagen de los niños que, en definitiva, incremente la defensa de sus derechos".
"El testimonio de los niños no se puede descartar simplemente porque tenga probabilidades de ser imperfecto", añaden los autores del informe, tras concluir que, pese a que sus aptitudes memorísticas y lingüísticas son insuficientes, los preescolares "retienen recuerdos exactos de acontecimientos pasados".
Para confeccionar su trabajo, los autores entrevistaron a 135 niños de una escuela de Olot (Girona) de los cursos de P-3, P-4 y P-5, a los que se relató una experiencia traumática vivida por un menor y, posteriormente, se les invitó a evocarla.
Según los resultados obtenidos en las entrevistas, la fiabilidad de los relatos de los alumnos de P-5 es del 82,50 %, un porcentaje que baja hasta el 79,18 % en el caso de los de P-4.
Los más dudosos son los niños de P-3, que, sin embargo, aportan un índice de información correcta del 52,93 %, lo que según los autores del estudio "supera muchas de las expectativas" de los contrarios a aceptar a preescolares como testigos de cargo en procesos judiciales.
Los investigadores del CEJFE hacen balance en su estudio de las tres técnicas forenses utilizadas en las exploraciones de los niños víctimas de abusos o maltratos, que suelen ser entrevistados por psicólogos en privado, bajo supervisión judicial, y en muy pocos casos se les obliga a declarar en el juicio.
El estudio del CEJFE alerta de que, tradicionalmente, el sistema judicial ha expresado "serias dudas" sobre la credibilidad de los niños pequeños, cuyo testimonio es a menudo clave en los procesos judiciales por abusos o maltratos ya que suelen constituir la única prueba de cargo contra el acusado.
Esa concepción tradicional, sin embargo, está cambiando y los autores del informe, Josep Ramon Juárez y Eva Sala, han querido reforzar la nueva tendencia y "defender una imagen de los niños que, en definitiva, incremente la defensa de sus derechos".
"El testimonio de los niños no se puede descartar simplemente porque tenga probabilidades de ser imperfecto", añaden los autores del informe, tras concluir que, pese a que sus aptitudes memorísticas y lingüísticas son insuficientes, los preescolares "retienen recuerdos exactos de acontecimientos pasados".
Para confeccionar su trabajo, los autores entrevistaron a 135 niños de una escuela de Olot (Girona) de los cursos de P-3, P-4 y P-5, a los que se relató una experiencia traumática vivida por un menor y, posteriormente, se les invitó a evocarla.
Según los resultados obtenidos en las entrevistas, la fiabilidad de los relatos de los alumnos de P-5 es del 82,50 %, un porcentaje que baja hasta el 79,18 % en el caso de los de P-4.
Los más dudosos son los niños de P-3, que, sin embargo, aportan un índice de información correcta del 52,93 %, lo que según los autores del estudio "supera muchas de las expectativas" de los contrarios a aceptar a preescolares como testigos de cargo en procesos judiciales.
Los investigadores del CEJFE hacen balance en su estudio de las tres técnicas forenses utilizadas en las exploraciones de los niños víctimas de abusos o maltratos, que suelen ser entrevistados por psicólogos en privado, bajo supervisión judicial, y en muy pocos casos se les obliga a declarar en el juicio.
La fiabilidad de los resultados que arrojan los distintos modelos de
entrevistas es similar, afirma el estudio, siempre que se garanticen
unas mínimas condiciones: que el entrevistador no tenga una actitud
sesgada, que el cuestionario no incluya preguntas tendenciosas y que no
haya amenazas, engaños o inducciones.
De hecho, el informe considera que la fiabilidad de los relatos tiene más que ver con las habilidades del entrevistador que con una limitación natural de las capacidades cognitivas de los pequeños.
Para conseguir un testimonio lo máximo de exacto en los niños de P-4 y P-5, los autores defienden el modelo de investigación para víctimas de abuso sexual NICHD (National Institute of Child Health and Human Development), que es el más utilizado en el ámbito forense y se basa en la narración libre, que el entrevistador debe interrumpir con preguntas sólo cuando los detalles cruciales permanezcan ocultos.
De acuerdo con ese protocolo, en el inicio del encuentro, el psicólogo debe explicar al niño las reglas que rigen la entrevista y avisarle de que puede contestar que no se acuerda, no sabe o no entiende, lo que minimiza las informaciones erróneas que el menor pudiera inventarse para dar respuesta a las expectativas creadas sobre él.
Los investigadores, que proponen usar puzzles y dibujos para conseguir una relación fluida y familiar con el entrevistado, recomiendan evitar la insistencia en un detalle, para que el niño no esté tentado de incorporar fantasías, y no repetir las preguntas, ya que ello podría llevar al menor a pensar que no ha contestado correctamente e inventar una historia para satisfacer al adulto.
De hecho, el informe considera que la fiabilidad de los relatos tiene más que ver con las habilidades del entrevistador que con una limitación natural de las capacidades cognitivas de los pequeños.
Para conseguir un testimonio lo máximo de exacto en los niños de P-4 y P-5, los autores defienden el modelo de investigación para víctimas de abuso sexual NICHD (National Institute of Child Health and Human Development), que es el más utilizado en el ámbito forense y se basa en la narración libre, que el entrevistador debe interrumpir con preguntas sólo cuando los detalles cruciales permanezcan ocultos.
De acuerdo con ese protocolo, en el inicio del encuentro, el psicólogo debe explicar al niño las reglas que rigen la entrevista y avisarle de que puede contestar que no se acuerda, no sabe o no entiende, lo que minimiza las informaciones erróneas que el menor pudiera inventarse para dar respuesta a las expectativas creadas sobre él.
Los investigadores, que proponen usar puzzles y dibujos para conseguir una relación fluida y familiar con el entrevistado, recomiendan evitar la insistencia en un detalle, para que el niño no esté tentado de incorporar fantasías, y no repetir las preguntas, ya que ello podría llevar al menor a pensar que no ha contestado correctamente e inventar una historia para satisfacer al adulto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Danos tu opinión, Escribe tu comentario, AQUÍ