Socióloga y fundadora de Escuela Nueva.
Daniel Sánchez Caballero.
Escuela Nueva es una ONG
que comenzó su
andadura en las escuelas rurales colombianas,
pero que ya ha llegado a
otros países.
Hablamos con su fundadora sobre el proyecto.
¿Qué es la Escuela Nueva?
Es un modelo que diseñamos en Colombia para trabajar en las escuelas
invisibles. El objetivo en ese entonces era universalizar la primaria,
sobre todo en las zonas rurales, donde no llegaba, porque había muchas
escuelas invisibles a los políticos y los administrativos al ser las más
aisladas. Por su propia naturaleza, estas escuelas multigrado es donde
tenían las mayores dificultades. La necesidad es la madre de la
innovación y en estas escuelas desarrollamos el sistema. Como tocó
repensar todo porque no funcionaba nada, hoy en día lo que está de moda
es que no todo el mundo aprende todo al mismo tiempo. El conocimiento se
construye en grupo, dialogando, esa es la premisa. También hay un nuevo
rol del docente, que alimenta, que tiene más tiempo para conocer a sus
alumnos y no solo es un transmisor de información. Es el nuevo rol del
docente para el SXXI, mucho más humano. La educación está cambiando y
tenemos que adaptarnos a los nuevos planteamientos y Escuela Nueva se
adaptó a lo que hoy en día está de moda.
Las ideas no son nuevas en la filosofía de la educación,
lo nuevo fue hacerlo de manera práctica, concreta, sencilla y fácilmente
escalable y costo-efectiva. Las fortalezas de Escuela Nueva es que ha
sido viable técnicamente, políticamente y financieramente porque tuvimos
que diseñar una intervención replicable en todo el país. Un elemento
muy importante, publicado por la Universidad de Londres es el impacto de
Escuela Nueva en la convivencia pacífica de los niños y los
comportamientos democráticos. Esto es algo esencial hoy, especialmente
en Colombia, donde estamos pasando una periodo de post conflicto,
necesitamos pedagogías que promuevan la paz y la convivencia.
¿Con cuántas escuelas trabajan?
Son muchas. En algunas regiones está más fuerte y en otras menos. Si
hay 35.000 escuelas rurales en Colombia en los 90 llegamos a unas
20.000, ahora estamos en proceso de fortalecimiento. Pero donde se está
implementando todavía, en las escuelas rurales, sigue teniendo mejores
resultados que las urbanas. Logra tres conceptos clave: equidad porque
compensa el factor socio-económico, estas escuelas sacan mejores
resultados a veces que las hermanas que no aplican el método; resultados
académicos y socioemocionales, y la escalabilidad, que puede impactar
en grandes números. Sí sacamos una innovación interesante pero que no
fuera replicable no nos servía.
¿Cómo funciona en las aulas?
No todos los niños hacen lo mismo a la misma hora al mismo tiempo.
Unos trabajan individualmente, otros en pareja, otros en grupo. El
principio es la educación personalizada. Hay niños con sus guías de
aprendizaje, que tienen el concepto de “texto dialogante”, que lleva a
los estudiantes a dialogar entre ellos, se hace mucho trabajo en equipo a
diferencia de una clase convencional, donde hay silencio y solo se oye
al profesor. Yo creo que las guías han sido lo más importante, ahí es
donde se tienen que poner de acuerdo, oír la opinión del otro aunque sea
diferente y ahí vemos el impacto en la convivencia. El rol del docente
también es nuevo, acompaña el proceso, pregunta a los estudiantes,
conoce a sus alumnos, sus problemas, etc. y tiene una dimensión mucho
más humana. Es mucho más aprender a aprender, a liderar procesos y tomar
iniciativas. Son estilos de liderazgo más fuertes.
Mezclan edades en clase, como suele ser habitual en la
escuela rural. ¿Cree que es una ventaja o se hace simplemente por
necesidad?
Ese fue nuestro punto de arranque, las escuelas multinivel. De
entrada hay que aprender a manejar esta heterogeneidad en el aula y es
lo que nos permitió innnovar porque obliga a introducir flexibilidad. Lo
importante es cómo aplican el conocimiento en sus hogares, etc. Nos
tocó manejar.
Parte de su discurso sostiene que no han inventado nada
nuevo. ¿Estamos olvidando los básicos en la educación con la tecnología,
las nuevas metodologías, etc.?
Creo que sí. La tecnología educativa nos facilita cosas, pero también
enreda. La gente cree que la tecnología son nuevos métodos, pero en
esencia la filosofía del aprendizaje es la misma, no hay nada nuevo.
Pero estas filosofías de la educación llegan a los colegios de élite, no
a las grandes mayorías vulnerables.
¿Cómo es el método de aprendizaje?
El rol del docente hacia el futuro va a una dimensión más humana. Hay
que cambiar la manera de aprender, es aprender a aprender. Nos
adelantamos un poco a las habilidades del SXXI. Pero propiamente la
filosofía del aprendizaje son las que conocemos desde principios de
siglo. El aprendizaje centrado en el alumno, ¿cómo vamos a decir que el
aprendizaje está centrado en el docente?
A veces da la sensación de que este tipo de iniciativas si no
surgen de lo privado no se van a dar nunca. ¿Por qué pasa esto? ¿La
administración se despreocupa?
Bueno, nosotros nacimos en lo público porque era la urgencia, y no
fue fácil. Hemos aprendido que hay que trabajar con lo público para
lograr impacto y cobertura. Pero hay que tener colaboración
público-privada. La educación es tan importante que no es cosa solo de
un gobierno sino de toda la sociedad. Es el compromiso de todos, es muy
importante porque es donde vienen las grandes alianzas público-privadas.
El gobierno da cobertura, pero hay que colaborar para lograr calidad y
sostenibilidad. Nosotros tuvimos que crear la Fundación para darle
sostenibilidad y calidad. Hemos tenido apoyo de grandes empresas.
¿Este modelo solo puede aplicarse en países en vías de desarrollo?
Por un lado el Gobierno vietnamita, por ser un gobierno muy especial,
acaba de sacar la evaluación de impacto hecha por el Banco Mundial de
Escuela Nueva en Vietnam, donde se aplicó a gran escala. En otros países
donde a lo mejor no es una necesidad como en Colombia iniciamos un
proyecto en dos colegios. El Estado de California nos está invitando a
trabajar allí, estamos en esas negociaciones. Hay que quitar la idea de
que esto es de pobres para pobres.
¿Los maestros necesitan una formación específica para dar clase en la Escuela Nueva?
Sí. Una fortaleza de Escuela Nueva es que tiene una visión sistémica.
Si queremos niños con ciertas aptitudes de ciudadanos había que
trabajar con los docentes también. Si queremos que formen a sus alumnos
de esa manera tenemos que formales de una manera similar a como
trabajarán con los alumnos. Es una paradoja, muchas veces queremos que
los maestros hagan el cambio, que enseñen de otra manera, pero les
enseñamos innovación a través de clases magistrales. Queremos que el
viva el proceso. También queremos no dejarles solos. Los docentes
aprenden más de otros docentes que de los mismos expertos. Buscamos
propiciar encuentros de docentes una vez al mes donde pueden compartir
sus problemas, sus innovaciones, y se ayudan entre ellos. Esa comunidad
de práctica o aprendizaje colaborativo entre los docentes ha facilitado
mucho.
Escuela Nueva habla mucho de la formación de ciudadanos, quizá yendo en contra de la tendencia europea de formar trabajadores.
Algo muy importante para nosotros era promover líderes. Líderes con
más empatía, con compasión. Que pudieran liderar procesos, que no fueran
pasivos-memorísticos. Se trata de trabajar en equipo para el SXXI y
aprender a aprender. Lo importante es que los alumnos salgan como
agentes de cambio. Pero en el caso de Colombia, como en el resto de
América Latina, hay que fortalecer la básica. Cuando tienes un
continente donde el 50% no entiende lo que lee en 4º de primaria, ¿sobre
qué construyes? Para mí esta es la prioridad, al menos en estos países.