«El liderazgo en el sistema de protección»
En las conversaciones a ratos escépticas, a ratos rabiosas y a ratos esperanzadas que tenemos en este grupo de Renovando desde dentro hablamos a menudo de liderazgo. No siempre lo nombramos así, pero es sobre lo que giran algunas de nuestras charlas. Constatamos a diario la compartimentalización del sistema de protección producida por una multiplicidad de factores: la distribución competencial, la división de identidades profesionales, la falta de criterios técnicos comunes o las diferentes herramientas de evaluación e intervención.
Sin embargo, también somos testigos a menudo, y también de vez en cuando partícipes, de procesos de cambio espectaculares que surgen de pequeñas colectividades dentro del sistema de protección. Gente increíble que desarrolla programas con un nivel de calidad en su intervención que, como bien sabemos los que tenemos acceso a espacios internacionales, coloca a nuestro país como referente en procesos de cambio y mejora en la atención a los niños, niñas y adolescentes en situaciones de riesgo y desamparo, tanto en la innovación de los planteamientos técnicos como en el rigor técnico y humano en su aplicación.
¿Y qué tienen en común todas esas pequeñas colectividades? Que cuentan con un liderazgo institucional y técnico entusiasta, eficaz, legítimo y cuidadoso. Por eso, cuando hacemos estudios comparativos entre diferentes ámbitos de actuación, zonas geográficas o metodologías de trabajo, nos encontramos con que el factor diferencial más importante son las personas. Las personas adecuadas en puestos clave. Personas con legitimidad, rigor, entusiasmo y conocimiento suficientes para ejercer de líderes. Son las personas líderes que hay dentro del sistema de protección: en la dirección de un centro de acogida residencial, en la coordinación técnica de un equipo educativo, en la coordinación de un programa de tratamiento, como concejales de servicios sociales municipales o en una consejería autonómica. Son personas con liderazgo y que deciden usar ese liderazgo de forma rigurosa y legítima.
Pepa Horno
¿Existe un liderazgo en el sistema de protección?.
Como en ocasiones anteriores en este espacio, cuando planteamos un concepto comenzamos por definirlo. Un artículo como éste no es lugar para el desarrollo teórico de un concepto que ha sido objeto de análisis técnico exhaustivo en diferentes ámbitos. Pero quise al menos buscar un punto de partida. Así que fui al diccionario de la Real Academia y busqué la palabra “liderazgo”. Allí lo definen como: “condición de líder”. Primer punto interesante. Me encuentro con un anglicismo genérico válido para masculino y femenino, pero que me lleva por un momento a la realidad del sistema en el que trabajamos (y de tantos otros aún). Un sistema que está mayoritariamente feminizado, desde servicios sociales municipales hasta los técnicos referentes de acogimiento familiar o acogimiento residencial o los programas de preservación familiar, por no hablar de los equipos educativos de los diferentes programas de intervención. Sin embargo, los roles de liderazgo técnico e institucional del sistema de protección en sus diferentes niveles competenciales están desproporcionadamente ocupados por hombres. Aunque mi propósito en este artículo es otro, me parece importante mencionarlo como elemento de contexto...
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