"No me considero víctima de la ocupación", señala Ahed:
"Las víctimas son el judío o el hijo del colono que ya lleva un arma con 15 años.
Yo soy capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal.
Él no. No ve la realidad. Su corazón está lleno de odio y resentimiento hacia los palestinos.
Él es la víctima, no yo.
Siempre digo que yo lucho por la libertad así que yo no me convertiré en la víctima"
"Si Dios quiere, haré lo posible por estudiar Derecho",
explica la
joven de 17 años en una entrevista
que concedió a The Guardian un día
después de salir de la prisión.
Oliver Holmes y Sufian Taha
Ahed Tamimi, abrazada a una pariente a su llegada a su pueblo natal, Nebi Saleh, Nasser Nasser / AP |
La activista adolescente palestina
Ahed Tamimi ha explicado que los ocho meses que pasó en la cárcel fueron
una oportunidad para adquirir nociones de derecho internacional y
espera que en el futuro pueda demandar a Israel ante tribunales
internacionales.
"Si Dios quiere, haré lo posible por estudiar Derecho", explica la joven de 17 años en una entrevista que concedió a The Guardian tan solo un día después de salir de la prisión.
Vive en Nabi Saleh, en la Cisjordania ocupada. "Denunciaré las
violaciones contra los palestinos ante los tribunales internacionales. Y
espero que Israel tenga que rendir cuentas por estos crímenes, ser una
buena abogada y conseguir que mi país vuelva a tener derechos".
Tamimi, que alcanzó fama mundial siendo una niña que
vivía bajo ocupación militar, indica que ella y otras palestinas de su
módulo carcelario se sentaban y estudiaban durante horas textos legales.
"Logramos transformar la cárcel en una escuela", afirma.
En medio de las protestas de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, la adolescente fue detenida en diciembre tras abofetear y dar patadas a soldados israelíes
delante de su casa mientras una cámara registraba estas imágenes. Los
soldados seguían una de las protestas semanales de Nabi Saleh. Los
residentes suelen arrojar piedras a los soldados, que responden con
gases lacrimógenos, detenciones y, a veces, con armas.
La joven llegó a un acuerdo con el tribunal y se declaró culpable de agresión,
incitación y dos cargos de obstrucción a la labor de los soldados. "La
experiencia en la cárcel fue durísima. Por mucho que lo intente, no
puedo describirla", indica Ahed. Puntualiza que "esta experiencia ha
hecho que mi vida sea más rica, tal vez me ha ayudado a madurar, ser más
consciente".
El juicio se celebró a puerta cerrada. La preocupación en torno al trato que recibió la joven de 16 años fue en aumento cuando salió a la luz un vídeo
en el que un interrogador israelí la amenazaba y hacía comentarios
sobre su cuerpo y su "mirada angelical". Ahed indica que el trato que
recibió no fue inusual. "No es la primera vez que hacen este tipo de
comentarios y no fue una coincidencia. Es su forma de interrogar",
afirma.
Su caso ha hecho que se vuelva a hablar sobre
las detenciones de menores palestinos. Según los grupos locales de
defensa de los derechos humanos la cifra de menores detenidos asciende a
300.
Ahed explica que su experiencia en la cárcel ha
hecho aumentar sus deseos de convertirse en una abogada especializada
en derecho internacional. "Me interrogaron, por ejemplo. Vulneraron el
derecho internacional, que establece claramente que a un menor no se lo
debe tratar así", indica. Cree que en otra vida hubiera sido jugadora de
fútbol profesional.
En Nabi Saleh habitan casi
exclusivamente miembros de su extensa familia y es un importante foco
contra la ocupación. A lo largo de su infancia, Ahed ha protagonizado
imágenes o vídeos, mirando o interactuando con los soldados durante las
protestas en las aldeas, que se han vuelto virales.
Tras una detención que ha recibido atención mundial, la familia Tamimi
dice que a su hija le han ofrecido becas para estudiar en universidades
en el extranjero, pero que todavía no ha tomado una decisión sobre su
futuro.
El Gobierno palestino ha abierto varios procedimientos internacionales contra Israel,
incluso por supuestos crímenes de guerra y en contra de lo que en su
opinión es un sistema de gobierno parecido al apartheid. Israel ha
negado vehementemente las acusaciones.
El presidente palestino Mahmoud Abbas y Ahed Tamimi, tras salir de prisión. EFE |
El hogar de Ahed siempre está lleno de activistas y
funcionarios palestinos, que se sientan en taburetes de plástico en el
exterior a tomar café en pequeñas tazas. Unas cuantas horas después de
salir de la cárcel, la adolescente se reunió con el presidente
palestino, Mahmoud Abbas. Las autoridades israelíes detuvieron a dos
artistas italianos que pintaban un mural con la cara de Ahed en las
barreras de separación israelíes que dividen los territorios palestinos.
La joven cree que su relevancia internacional indigna al Gobierno
israelí. "Tienen miedo a la verdad. Si no estuvieran tan equivocados no
tendrían miedo a la verdad. La verdad les aterra. Y he conseguido
explicar la verdad al mundo. Y es evidente que la repercusión que he
tenido les da miedo. Les aterra la verdad, son los ocupantes y nosotros,
los que sufrimos la ocupación".
Algunos israelíes
creen que darle tanta importancia a la adolescente y detenerla ha sido
contraproducente para el país, mientras que otros han elogiado la
aparente moderación de los soldados y han acusado a los residentes de
Nabi Saleh de provocarlos.
Ahed no se arrepiente de
haber golpeado a un soldado, ya que creía que se trataba del hombre que
durante un enfrentamiento había disparado a su primo de 15 años en la
cabeza con una bala de goma. Tras su liberación, pudo ver a su primo. El
joven, que tiene una gran cicatriz en la cara, fue a la casa de Ahed el
lunes.
Sin embargo, la joven, que antes de empezar
secundaria ya era una heroína local, también ha tenido que pagar un duro
precio por la fama. "Me enorgullece haberme convertido en un símbolo de
la causa palestina y haber podido explicar nuestra situación al mundo.
Evidentemente, es una gran responsabilidad y carga pero creo que soy
capaz de hacerlo".
De momento, espera poder descansar
y luego decidirá qué hace a partir de ahora. Aun disfruta de su recién
recuperada libertad. "Ahora puedo ver el cielo sin que me tape una
valla. Puedo caminar por la calle sin esposas. Puedo ver las estrellas y
la luna. No las he visto durante mucho tiempo. Ahora puedo disfrutar de
la compañía de mil familia".
Su hermano, Wa’ed
Tamimi, de 22 años, está en la cárcel, a la espera de una sentencia;
también por enfrentamientos con los soldados. Nunca se alejan del
conflicto. De hecho, desde el jardín donde se hizo la entrevista se
podía ver un centro de vigilancia militar.
"No me
considero víctima de la ocupación", señala Ahed: "Las víctimas son el
judío o el hijo del colono que ya lleva un arma con 15 años. Yo soy
capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Él no. No
ve la realidad. Su corazón está lleno de odio y resentimiento hacia los
palestinos. Él es la víctima, no yo. Siempre digo que yo lucho por la
libertad así que yo no me convertiré en la víctima".
Traducido por Emma Reverter