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¿Qué está pasando?: Alcohol y niños



Por Adrián Cordellat y Diana Oliver








Según los datos de la última Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias, realizada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y publicada en 2015, el 78,9% de los menores entre 14 y 18 años ha probado el alcohol alguna vez en su vida. Uno de cada tres, por su parte, lo había consumido en el último mes a modo de atracón y seis de cada 10 aseguraban haber participado en algún botellón en el último año. La encuesta del Ministerio no tiene en cuenta a los menores de 14 años, pero lo cierto es que el consumo de alcohol ha traspasado esas barreras de edad, como demuestra la muerte por coma etílico de una niña de 12 años la semana pasada. 

Desde la sociología se apunta habitualmente al hecho de que puede estar produciéndose una maduración temprana de niñas y niños”, asegura Iván Rodríguez Pascual, presidente del Grupo de Investigación de Sociología de la Infancia de la Federación Española de Sociología (FES)**
Según el sociólogo, esta tendencia estaría relacionada con tres factores:
.- Por un lado las nuevas pautas familiares de socialización (“padres y madres haciendo equilibrismos para que no les mate eso que eufemísticamente llamamos “conciliación y que apenas pueden dedicar un tiempo de calidad a crecer junto a sus hijos que lo hacen a veces prácticamente solos”); 
.- por otro, el temprano rol de los jóvenes como consumidores; y, 
.- por último, la anticipación de la propia maduración biológica, “que parece hoy un hecho constatado”. 

"La conjunción de estos tres aspectos ha provocado, según Rodríguez, una situación contradictoria: “Nos encontramos con personas a las que consideramos menores de edad y a las que situamos en un limbo de no-madurez, de hecho hasta les alargamos la adolescencia y la juventud. Sin embargo, desde muy niños están acostumbrados a sentirse maduros en muchos otros campos: consumidores activos, gestores de su propio dinero, “propietarios” de tecnología… Es un caldo de cultivo perfecto para que sientan maduros para consumir alcohol”. 

A esta contradicción alude también Myriam Fernández, cofundadora de la Asociación Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), que asegura que vivimos en un “sistema contradictorio para una buena crianza de los niños” en el que estamos usando unos valores “antagónicos”. ¿Para qué sirve tener leyes de protección a la infancia y a la adolescencia cuando éstas no son acompañadas por las leyes laborales, penales, civiles que van en colación con los adultos que tienen que criar a sus hijos? Ahí es dónde tendrían que estar instaurados los valores de una sociedad que cuida a los niños. La sociedad española, en ese sentido, no los cuida”. 

El contexto cultural 

Muchas veces, cuando suceden desgracias de este tipo, se asocia el consumo de alcohol a una realidad cultural establecida. Para Myriam Fernández**, la muerte de una menor en un botellón no se puede explicar como algo cultural, “ya que para que fuese así esta realidad tendría que ser integrada, normalizada y aceptada por la propia población, algo que no sucede en España para ninguna franja de edad cuando hablamos de beber de esta manera”. Para la politóloga, en los países mediterráneos está instaurada la cultura del vino, asociada a las relaciones sociales, a la comida, a las reuniones familiares, a beber en pequeñas cantidades y de forma dosificada: 
Ahora los chavales se reúnen en botellones solo por beber, 
lo que no tiene nada que ver con lo que culturalmente estaba establecido aquí”.



Para Iván Rodríguez, por su parte, sí que es una realidad cultural actual el hecho de que los jóvenes “decidan desafiar prohibiciones para reunirse en grupos más o menos masivos en los que no se entiende la sociabilidad si no es alrededor del consumo de alcohol”, algo que delata un cambio tanto en el cómo se consume como en el qué se consume. 
Otra realidad cultural para Rodríguez, por su parte, es que las fronteras de edad en las que los chicos y chicas se inician en el consumo del alcohol y otras sustancias “son movibles y han cambiado con el tiempo, a veces de manera paradójica”. Así, según el sociólogo, es muy probable que estemos asistiendo a un cambio en estas edades de inicio, “que puede que se estén retrasando para otras drogas antes más populares pero que se revelan inesperadamente tempranas en el caso del alcohol”. 

Esta reflexión la corrobora la encuesta del Ministerio de Sanidad, que deja un dato alarmante: “Los estudiantes de entre 14 y 18 años perciben el alcohol como la sustancia menos peligrosa”
Para el responsable de FES, este dato refleja “la hipocresía” con la que nuestro contorno social trata la bebida: “¡Hasta hemos tenido un conocido expresidente del gobierno que alardeaba de su derecho a beber al volante! Una droga tan dura recibe siempre en nuestro entorno un trato complaciente, convirtiéndose en deseable no solo para los adultos que la consumen habitualmente, sino también para los que aspiran a serlo”. 
En ese sentido Iván Rodríguez recuerda que “hablamos de adolescentes, no de tontos”, por lo que 
resulta incoherente informarles sobre el peligro de beber 
si luego “ven cómo lo hacemos los adultos continuamente”.




¿Qué está fallando? 
Se nos olvida que los niños, los adolescentes y los jóvenes son parte activa de la sociedad, son sujetos y actores tan importantes de ésta como los adultos y los ancianos. Solo nos fijamos en ellos cuando suceden este tipo de noticias. Y generalmente malas. Cuando hacen algo bueno no son noticiables”, lamenta Myriam. 
Aspecto en el que también incide Iván, que considera “significativo culturalmente hablando” que el mundo adulto solo se acuerde de estos temas cuando se producen este tipo de hechos, “sin que reciba la atención merecida el resto del tiempo”.
¿Qué está fallando entonces? “Están fallando muchas cosas, pero la mayor parte de ellas no fallan en el mundo de los adolescentes, sino en el de los adultos, asegura Iván Rodríguez. 
Para el sociólogo de FES falla una sociedad que se empeña en dar mensajes “que, de tan contradictorios, acaban por ser surrealistas (“Si nuestra sociedad banaliza el alcohol y prodiga su consumo, cualquier información sobre sus efectos parece de cartón- piedra”); y falla una sociedad en la que, aparentemente, “es tan fácil para niños y niñas de 12 años acceder a una droga muy peligrosa, como es el alcohol”. 
Aspecto, este último en el que también coincide con Myriam Fernández, que asegura que necesitamos un sistema legislativo, político y social que no sea, como en la actualidad, “totalmente contradictorio” en estos temas. “Queremos proteger a los niños y los desprotegemos de esta manera”, afirma Fernández, que explica que es “facilísimo” comprar alcohol por parte de menores y fuera del horario establecido en “comercios orientales” ante la pasividad de quienes deberían evitarlo.

También, para Rodríguez, fallamos como sociedad porque en medio del mundo de opulencia material y tecnológica en el que ellos viven, en muchos casos hemos “abandonado” a nuestros hijos e hijas: 
“Han crecido sobreprotegidos en casas acolchadas y equipadas 
con cierres anti-niños en los armarios y sin salir a la calle porque nos daba miedo, pero se han hecho adolescentes y de repente impera la lógica contraria: 
tienen una vida propia que discurre alterna a la nuestra y se la juegan sin red porque los damos por imposibles y parece que ya no es posible entendernos”. 

Para Myriam Fernández, por su parte, tiene mucho que decir en este aspecto “la educación dentro de las familias”, que es la base primordial. Y también la educación en los colegios, donde la relación con el alcohol y otras drogas no debería abordarse solo de forma puntual, sino que debería ser un “tema transversal” que se tendría que tratar en muchas asignaturas “desde primaria” para que los niños conozcan y vean los efectos que el alcohol “puede tener en su desarrollo como adultos”.


Un batiburrillo de leyes 


En la actualidad, en España, no existe una norma específica, sino una serie de normas que tratan cuestiones relacionadas con el alcohol y un “batiburrillo” de leyes autonómicas que, en general, según afirma Francisco Ojuelos, abogado y autor del blog Crítica Procesal, incluyen “una prohibición de venta de alcohol a menores de 18 años y una serie de limitaciones adicionales”. 
En 2007 y 2014 hubo dos Proyectos de Ley más centrados en el consumo de alcohol que pretendían incluir advertencias sanitarias en el etiquetado y la publicidad, ampliaban el ámbito de la responsabilidad (a los padres negligentes y se exigía la denuncia de los médicos), restringían en mayor medida la publicidad y establecían sanciones económicas más severas. “La historia de estos proyectos y los anteriores ha sido la historia de un fracaso: el de los poderes públicos”, asegura Ojuelos, que parafraseando al Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, que declaró que “las evidencias científicas relacionadas con el cáncer justifican la recomendación de no ingerir bebidas alcohólicas”, se pregunta “¿Cómo es posible que un producto como el alcohol no incluya advertencias sanitarias?”.



En ese sentido, para el abogado es necesario llegar a un nivel “como el alcanzado respecto del tabaco”, en el que debe quedar “absolutamente claro” que el alcohol no se asocia con salud, éxito o belleza, “como pasó una vez con el tabaco”. Ojuelos afirma que cuando se produce el consumo de alcohol por menores, “el sistema de salud pública -que sufragamos todos- ha fracasado”. El fracaso, en su opinión, “es doble si se llega al consumo por falta de conciencia de sus efectos nocivos para la salud”.

** Tanto Myriam como Iván son socios de GSIA

Avanzando a ritmo de infancia. Experiencias de Participación infantil en Asturias, libro

Principado de Asturias
Experiencias de participación infantil.
Título:
Avanzando a ritmo de infancia. Experiencias de Participación infantil en Asturias

Descripción:

La Asociación Los Glayus ha recopilado una serie de experiencias de participación infantil en ayuntamientos asturianos que ha sido editada y publicada por la Consejería de Servicios y Derechos Sociales y la Dirección General de Participación Ciudadana del Principado de Asturias.

El trabajo de mercado como obstáculo a la escolarización de los adolescentes.



El trabajo de mercado como obstáculo a la escolarización de los adolescentes
El trabajo de mercado como obstáculo a la escolarización de los adolescentes.

A mediados de la década del 2010 el 23% de los adolescentes de entre 15 y 17 años se encuentra fuera del sistema educativo. 
El 49% de ellos, trabaja o tiene la intención de trabajar. Esta proporción se reduce al 13% entre quienes concurren a la escuela. 
Es evidente que la incorporación temprana de los adolescentes a actividades económicas pone en tensión su derecho a recibir educación de calidad y a gozar de experiencias escolares sólidas, extensas y densas en aprendizajes significativos.

Este documento tiene un doble propósito. 
En primer lugar, dimensionar, caracterizar e identificar los principales factores que llevan a que los adolescentes trabajen aun cuando estas actividades ponen en tensión su derecho a la educación 
y segundo lugar, explorar algunas de las formas en que los Estados posicionan al trabajo infantil como problema de política pública.

Hermano mayor, Justin Bieber y otros venenos adolescentes.

por Alba Sotelino Couñago y Carmen Paniagua.



Los adolescentes son un caso perdido desde hace milenios!!, 
¿cómo hemos podido llegar al presente?
¿En qué momento el sonriente y sonrosado niño 
pasa a ser un adolescente rebelde o apático?
¿Qué ha pasado? 
¿Dónde ha ido esa ternura, esa inocencia? 

Hagamos un ejercicio de imaginación simple. 
Piensa en un niño, un niño pequeño, ¿qué adjetivos te vienen a la cabeza para describirlo? ¿Tierno, inocente, cariñoso…? 
 Ahora, piensa en un adolescente. ¿Por casualidad palabras como inestable, orgulloso y egoísta han aparecido de repente? 

¿Qué ha pasado? ¿Dónde ha ido esa ternura, esa inocencia? ¿En qué momento el sonriente y sonrosado niño pasa a ser un adolescente rebelde o apático?
“La juventud actual ama el lujo, es maliciosa, es malcriada, se burla de la autoridad y no tiene ningún respeto por los mayores. Nuestros muchachos de hoy son unos tiranos, que no se levantan cuando un anciano entra a alguna parte, que responden con altanería a sus padres y se complacen en ser gentes de mala fe…”.

Tranquilo, no es problema únicamente tuyo que te sientas identificado con la frase anterior. Para tu sorpresa, esta reveladora afirmación la realizó nada más y nada menos que Sócrates en el siglo IV a. C. Pero no fue el único, ya que podemos encontrar ideas similares hasta en una tablilla de arcilla encontrada en Babilonia hace más de 3000 años que afirma:
“Los jóvenes de hoy son unos perezosos, unos malhechores que jamás serán como la juventud en otros tiempos. La juventud actual no será capaz de asegurar el mantenimiento de nuestra cultura…”.

Tradicionalmente, se ha entendido la adolescencia como un período de vaivenes emocionales, de rebeldía y desobediencia y, como no, de estrés y verdadero sufrimiento para los que rodean a aquellos chicos y chicas que, unos años atrás eran tan dulces e inocentes. A esta visión se le ha denominado storm & stress.

Sin embargo, si los jóvenes, o adolescentes, son un caso perdido desde hace milenios, ¿cómo hemos podido llegar al presente? 
¿Cómo hemos sido capaces de alcanzar una sociedad ordenada, si somos los hijos/nietos/bisnietos de los adolescentes que ya fueron mal vistos en su época?

La respuesta es simple: prejuicios.

Y es que la realidad es bien distinta a como la acabamos de leer. Los adolescentes, los jóvenes, no son peores en cada generación. Somos nosotros quienes, al crecer, nos olvidamos de quiénes hemos sido y vemos con malos ojos a la generación a la que daremos paso en unos años.
¿Recordáis a la madre de Marty Mcfly, co-protagonista de la popular saga de “Regreso al Futuro”? ¿O a Claire Dumphy, madre y protagonista en “Modern Family”? Ambas tienen en común una cosa: Su adultez responsable y “moralista”  poco tiene que ver con su imagen en la adolescencia… y es que esas madres pacientes, empáticas y cuidadoras una vez fueron rebeldes, impulsivas y desobedientes.
De hecho, para ser justos, los adolescentes actuales puede que sean hasta mejores que los de hace unas décadas. Así, según estudios como el Health Behaviour in School-aged Children (HBSC) que realizan preguntas a adolescentes de entre 11-18 años cada cuatro años desde 1982, han encontrado que algunas conductas de riesgo, como el consumo de tabaco o alcohol, están disminuyendo cada vez más en los últimos años. Por ejemplo, en 2002 en nuestro país el 14.7% de los adolescentes afirmaba fumar a diario. Esta cifra ha disminuido en aproximadamente la mitad en el año 2014. En cuanto a la delincuencia, también ha disminuido, concluyendo que el número de detenciones y expedientes abiertos a menores es menor cada año.
Ahora bien, si los datos nos muestran que nuestros prejuicios son erróneos, entonces ¿qué los mantiene? Como muchos de vosotros podéis imaginar, gran parte de la responsabilidad de la imagen negativa que tenemos sobre los adolescentes viene dada por los medios de comunicación. Cualquiera que se anime a hacer un análisis del contenido de las noticias que dan los medios sobre los jóvenes verá que en la gran mayoría la conducta antisocial o el consumo de sustancias es el tema principal. Poco se habla de los intereses de los jóvenes, de su implicación activa y positiva en la sociedad, de sus aportaciones cada día más numerosas.

Los medios de comunicación hablan.

Un ejemplo que no podemos dejar pasar es el programa Hermano Mayor, que se emite en varios países. En este programa, capítulo a capítulo, vemos adolescentes que muestran una imagen negativa sobre esta etapa: drogas, robos y violencia están presentes en cada minuto (y milagrosamente, tras unos días con el presentador desaparecen…) Otro ejemplo es la conocida serie británica Skins, en la cual se muestra a la adolescencia como un período de desenfreno, impulsividad y consumo diario de drogas  ¿En qué canal echan un programa sobre adolescentes reales que puedan servir como modelo y den una imagen positiva?
girl wasted vodka phrase skins quote
Pero no toda la culpa la tiene Hermano Mayor, famosas series como Física o Química nos devuelven una y otra vez la imagen de un adolescente que nadie querría como hijo.
Estas noticias inevitablemente nos generan una idea sesgada sobre los adolescentes, hecho que nos lleva a tener una imagen negativa sobre ellos, a rechazarlos y en muchas ocasiones, volcar sobre ellos todos estos estereotipos de los que hablamos.
Este hecho tiene claras consecuencias negativas en dos grupos:
  • En ocasiones, los adultos no nos preocupamos lo suficiente por ellos: pese a que son menores de edad, aunque, por ejemplo, su desarrollo cerebral no está completo aún y le quede tiempo para parecerse al adulto, los consideramos culpables, invulnerables y totalmente responsables de sus actos.
Creemos que ya pueden cuidarse solos, por lo que no nos movilizamos para mejorar su bienestar tal y como lo hacemos con los niños. Un ejemplo y consecuencia de ello lo vemos en el maltrato adolescente: por ejemplo, el maltrato a niños y niñas nos aterra; si vemos a un padre pegarle a un niño de 5 años rápidamente se nos estremece el cuerpo y, si somos responsables, llamaremos al teléfono de protección al menor para denunciar la situación. Pero, ¿qué pasa con el maltrato de padres hacia sus hijos adolescentes? En muchas situaciones no nos estremece igual, pensamos que algo habrán hecho, que quizás hasta se lo hayan ganado, y no vamos a llamar a nadie para que vaya en su ayuda pues “ya es suficientemente mayorcito” para buscar ayuda por sí mismo (cosa que no pensamos en la violencia machista cuando una mujer es maltratada). Somos mucho más tolerantes hacia el sufrimiento de los adolescentes.
  • Los adolescentes pueden llegar a identificarse con esta imagen, e incluso pensar que ser adolescentes es hacer lo que los medios dicen, lo que la sociedad espera de ellos. A este fenómeno se le llama profecía autocumplida. En este caso, si me dicen que ser adolescentes es tener conductas de riesgo y discutir con mi familia, es lo que haré una vez que llegue a la adolescencia, ya que se supone que la adolescencia implica todo esto. Por lo tanto, no es raro que en estas edades se use la frase “Es que soy adolescente”, “Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo voy a hacer?” o “Es que tiene las hormonas revueltas” para justificar ciertos comportamientos, como por ejemplo discusiones en casa, desafíos a la autoridad o malas contestaciones.

En conclusión…

Como podemos apreciar, la adolescencia es una etapa marcada por los cambios, puesto que ya no nos referimos a los adolescentes como niños, pero tampoco como adultos. 
Por lo cual, es esperable que en muchas ocasiones a los adolescentes les surjan dudas acerca de cuáles son los límites, y en consecuencia, los pongan a prueba o se opongan  a estos. 
La demanda de mayor independencia es una constante absolutamente normal en esta etapa del desarrollo y es ahí donde los padres, madres y educadores deben hacer una reflexión sobre la situación, sus hijos e incluso sobre ellos mismos (¿Quién no quería independencia con quince años?).
Es necesario que los adultos desarrollemos una actitud más crítica con respecto a la imagen adolescente que se ofrece en los medios de comunicación y que abramos los ojos a lo que la realidad nos ofrece, dejando de lado los prejuicios, como forma de fomentar una adolescencia más sana.

No olvidemos que nosotros también tuvimos que crecer.

Para saber más:

-Un libro: Desarrollo positivo adolescente (2015). Alfredo Oliva Delgado (coord.) Editorial Síntesis.
-Una película: Ghost World, Ciudades de papel
-Una serie: The O.C.

Cambias mi mundo. Cada un@ de vosotr@s ya está cambiado el mundo:

Campaña de Comunicación ideada por
Adolescentes de 12 a 17 años.


"Como sabéis, nuestras ganas por trabajar y cambiar el mundo son uno de los motores que nos impulsan como equipo. Tenemos muy claro que, nosotros y nosotras, como adolescentes tenemos mucho que decir. Intentamos gritarlo a los cuatro vientos entre nuestr@s amig@s, familias, vecin@s y... cuando podemos, también fuera de ell@s. 

Esta vez, algun@s de nosotr@s, de la mano con ASHOKA ESPAÑA, hemos participado cocreando una campaña para difundir este mensaje: CADA UN@ DE VOSOTR@S  YA ESTÁ CAMBIANDO EL MUNDO

Hemos sido nosotr@s, chicos y chicas adolescentes, los que hemos diseñado y llevado a cabo esta propuesta: desde la idea del vídeo hasta la información de la web. Aqui os dejamos el Making Of también, para que le echéis un vistazo. Estamos muy orgullos@s y queremos compartirlo con todo el mundo, por eso os pedimos que nos ayudéis.  Solo tenéis que copiar  el vídeo de la campaña a través de este enlace https://www.youtube.com/watch?v=JhlcvyjJtIs en vuestras redes sociales con el hashtag #CAMBIASMIMUNDO.

Montando el Local
Para más información, podéis ojear la página (también os la dejamos aquí abajo). 

Así que, ya sabéis, cuanto más difundáis entre vuestros contactos más difundirán ellos y a más gente llegará este bonito mensaje. (Compañer@s de trabajo, Equipo directivo, Blogs, redes sociales, webs corporativas...)

Tú, que estás leyendo esto, #CAMBIASMIMUNDO porque con tu interés nos demuestras que podemos seguir soñando.


(PD: nos encontraréis también en Twitter @montandoellocal)"

#Cambiasmimundo es una campaña de comunicación ideada por un grupo de jóvenes entre 15 y 20 años en el marco del proyecto Jóvenes Changemakers de Ashoka. Todos los jóvenes participantes han liderado iniciativas sociales para resolver retos en su entorno (prejuicios, desigualdad de género, derechos LGTB...) e idearon esta campaña en un encuentro de dos días para



Intervención Educativa con adolescentes en riesgo o conflicto social: 
“Montando el Local”
Montando el local es un proyecto dirigido a adolescentes, de 12 a 17 años, que trata de posibilitar un espacio alternativo donde adquieran herramientas educativas, preventivas y terapéuticas que repercutan positivamente en el modo de vida de los menores.
Para asistir a este espacio es necesario que los/as adolescentes sean derivados desde los Centros de Servicios Sociales o desde los Centros Educativos

El juego en clave de derechos: espacios, tiempos y posibilidades para una infancia más activa

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Existe un consenso en reconocer la importancia del juego y de las prácticas corporales y motrices como determinantes del desarrollo integral de la infancia en relación con procesos sociales culturales e identitarios.[1] Así como el juego ha sido por muchas décadas objeto de discusión en las ciencias sociales desde distintos abordajes (históricos sociológicos pedagógicos y psicológicos), el movimiento -y el sedentarismo como falta de actividad física- se ha identificado como una preocupación creciente en las sociedades actuales;[2] esto se evidencia a partir de problemáticas enmarcadas en contextos como:
  • El incremento de afecciones a la salud desde edades tempranas (obesidad, cardiopatías, etc.)[3]
  • El cada vez mayor empleo del tiempo libre de niños/as frente a pantallas y dispositivos electrónicos[4]
  • Las respuestas frente a los riesgos: privatización del espacio público, encapsulamiento de las viviendas, incremento de espacios comerciales[5]
  • La falta de inversión y mantenimiento de espacios abiertos adecuados para niños y niñas[6], que se evidencia incluso en ámbitos escolares en muchos países de la región[7]
  • La exclusión social[8] y la estigmatización territorial[9] presentes en las ciudades actuales
  • La contaminación ambiental, sobre todo en contextos urbanos con alta incidencia de pobreza[10]

La necesidad de movimiento
El juego, el deporte y la recreación resultan claves para el desarrollo integral de la infancia. El ejercicio de estos derechos potencia habilidades personales como la cooperación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la conciliación de intereses, la recuperación de acontecimientos traumáticos,[11] además de que favorece la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.[12]
El periodo de la infancia y la adolescencia resulta fundamental para la generación de patrones de actividad corporal y motriz, lo cual otorga un potencial transformador a las experiencias en relación al juego y al movimiento en esta etapa.[13]
Considerando la importancia del espacio público como ámbito de socialización en la infancia, también se ha remarcado la potencialidad del juego como catalizador en la apropiación y transformación de la ciudad por parte de los/as niños/as; en este sentido, el juego materializa una forma amplia de expresión y de participación ciudadana.[14]
En este marco, la garantía de estos derechos interpela a las familias entorno a la importancia de las actividades al interior del hogar, pero también implica una responsabilidad del Estado para garantizar condiciones que permitan el desarrollo de actividades al aire libre, a través de espacios adaptados para la infancia en sus distintas etapas de desarrollo (primera infancia, infancia y adolescencia).

La inequidad no es un juego
En muchos contextos el derecho al juego todavía se encuentra subvalorado, convirtiendo a las prácticas lúdicas en expresión de inequidades sociales, económicas, educativas y territoriales.[15] En este sentido, puede ser valorado como un indicador que permite analizar la acción de los Estados y la sociedad en general en relación a las condiciones de bienestar y calidad de vida de niños, niñas y adolescentes.
Desde Equidad para la Infancia queremos resaltar la importancia del derecho al juego a partir de una reflexión que tome en cuenta los contextos y situaciones que determinan su pleno ejercicio. Una mirada que profundice en la incidencia de las desigualdades en la infancia, permite analizar las posibilidades diferenciadas de acceso que brindan nuestras sociedades en materia de infraestructuras adecuadas, ambientes y prácticas saludables.
La garantía del derecho al juego, al deporte, a la recreación, a la vida activa y a la salud requiere políticas públicas que brinden recursos, tiempos y espacios para los/as niños/as y sus familias, sobre todo en los sectores con mayores vulnerabilidades.
[1] El reconocimiento del derecho al juego se ha cristalizado tanto en la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CDN), como muchas de las legislaciones nacionales en América Latina. Vea cómo ha quedado reconocido formalmente en algunas de los países América Latina en: http://www.equidadparalainfancia.org/el-reconocimiento-formal-del-derecho-al-juego/
[2] La necesidad de impulsar más oportunidades y espacios para el desarrollo de actividades físicas en la infancia, se ha identificado como una preocupación creciente en los países de la región, debido al aumento del sedentarismo y sus consecuencias en la salud, pero también a partir de las posibilidades de la vida activa como medio de socialización, integración y cooperación social. Vea algunos ejemplos en: http://www.equidadparalainfancia.org/politicas-publicas-para-impulsar-la-actividad-fisica-en-la-infancia/
[3] Según la Organización Mundial de la Salud en los países con economías emergentes la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30%. Se estima que sin intervención de políticas públicas específicas, los niñ@s con sobrepeso se mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta, aumentando las probabilidades de generar cardiopatías o enfermedades crónicas que reducirían la calidad de vida y su potencial desarrollo. OMS (2015) En: http://www.equidadparalainfancia.org/obesidad-y-sobrepeso-en-la-infancia/
[4] “Los jóvenes están frente a una pantalla un tercio de su existencia, mucho más tiempo que el que comparten con personas reales… las pantallas han desplazado en un 18 % al estudio, en un 13 % a la lectura, en un 17 % a los deportes y en un 17 % a las actividades sociales con la familia…” Tal como reflexiona Antonio Franco desde Ecuador, el uso intensivo de estos equipos evidencia que los comportamientos de los jóvenes y las estrategias para llegar a ellos, han cambiado y que es necesario entenderlas para enfrentar esta nueva realidad. Franco (2013) http://www.equidadparalainfancia.org/el-uso-de-la-tecnologia-en-la-infancia-y-adolescencia/
[5] Tal como señala la publicación del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM – España): “La casa blindada, la casa con dobles ventanas, con rejas y tapias, la casa que se esconde de la calle y que busca sistemas privados de seguridad no sólo no contribuye a la seguridad colectiva, sino que comienza a generar islas de inseguridad en su entorno. Este divorcio entre lo de “adentro” y lo de “afuera” rompe ese diálogo necesario entre espacio privado y público para crear confianza y permitir que éste sea habitado por menores…” CENEAM (2009) En: http://www.equidadparalainfancia.org/hagan-sitio-por-favor-la-reintroduccion-de-la-infancia-en-la-ciudad/
[6] En muchas de las ciudades de la región existe un déficit de espacios públicos para el juego y es que no sólo se trata de colocar juegos en espacios citadinos, es necesario también considerar una serie de medidas adicionales para el desarrollo de la infancia en la ciudad; pero tal como señala Eduardo Lugo Laguna, en ciudades como la mexicana Puebla, el espacio público vecinal es un ámbito desatendido, Laguna (2013) En: http://www.equidadparalainfancia.org/derechos-de-los-ninos-y-espacios-jugables/
[7] El panorama regional en relación a la infraestructura y condiciones para la realización de actividades físicas en la escuela es heterogénea. El porcentaje de alumnos que asisten a escuelas con campos deportivos todavía muestra importantes brechas en la región: en Argentina solo el 44,8% de los/as niños/as cuentan con espacios para practicar deportes en sus colegios; en Uruguay 47%; Brasil 53,3%; Perú 69,8%; Chile 80,7%. UNESCO (2008). En: http://www.equidadparalainfancia.org/una-mirada-al-interior-de-las-escuelas-primarias/
[8] De acuerdo Luz Chapela, el tiempo y los espacios urbanos contemporáneos esconden una violencia inaudita derivada de la casi absoluta exclusión económica (y por lo tanto política, social, jurídica, ecológica, cultural, étnica o lingüística) de poblaciones vulnerables. Chapela (2007) http://www.equidadparalainfancia.org/ciudades-inhospitas/
[9] Habitar ciertos territorios puede acarrear desigualdades urbanas y procesos estigmatizantes; en este sentido, Gabriel Kessler analiza en qué medida la estigmatización territorial genera privaciones específicas en la población y cómo agrava otras ya existentes. Kesler (2012) En: http://www.equidadparalainfancia.org/las-consecuencias-de-la-estigmatizacion-territorial-reflexiones-a-partir-de-un-caso-particular/
[10] De acuerdo con las investigaciones de Javier Auyero: “…los pobres no respiran el mismo aire, toman la misma agua, ni juegan en el mismo terreno que otros”. Auyero (2011). En: http://www.equidadparalainfancia.org/sufrimiento-ambiental-e-infancia-entrevista-javier-auyero/ y http://www.equidadparalainfancia.org/la-otra-inclusion-social/
[11] El deporte, el juego y la recreación contribuyen a un buen estado físico, bienestar mental y a la interacción social. UNICEF (2004) En: http://www.equidadparalainfancia.org/deporte-recreacion-y-juego/
[12] La inactividad física se considera el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en el mundo, por tanto la OMS insiste en la importancia de la actividad física para la salud desde los primeros años de vida. OMS (2010). En: http://www.equidadparalainfancia.org/recomendaciones-mundiales-sobre-actividad-fisica-para-la-salud/
[13] UNESCO propone la alfabetización física desde la educación preescolar hasta el nivel secundario, como puntapié inicial para la formación de ciudadanos con mayor confianza en sí mismos, mayor control y coordinación, a través de programas que fomenten el juego activo diario en pos de un desarrollo humano integral. UNESCO (2015). En: http://www.equidadparalainfancia.org/educacion-fisica-de-calidad/
[14] Cristina Bloj considera la potencialidad del juego como catalizador en la apropiación de la ciudad por parte de los niñ@s y su participación en la transformación del espacio público, a partir de la experiencia rosarina de “la Ciudad de los niños”. Bloj (2015) En: http://www.equidadparalainfancia.org/ciudades-e-infancia-juego-participacion-y-derechos/

[15] De acuerdo con Cristina Bloj, el derecho al juego y la recreación se encuentra subvalorado por ser un “derecho cultural”. Bloj (2015) En: http://www.equidadparalainfancia.org/ciudades-e-infancia-juego-participacion-y-derechos/

IIIº Congreso de Tiempo Libre Educativo, Barcelona 16/17 octubre

Los días 16 y 17 de octubre de 2015 
en el CaixaForum de Barcelona.

http://www.peretarres.org/mails/2015/Fcie/congres_lleure_invitaci_0715/congres-lleure1a.jpg
http://www.peretarres.org/mails/2015/Fcie/congres_lleure_invitaci_0715/congres-lleure2.jpg

http://www.peretarres.org/mails/2015/Fcie/congres_lleure_invitaci_0715/congres-lleure3.jpg

Les presentamos la 
después de las dos anteriores centradas más en las colonias (1994) y en las perspectivas de la educación en el tiempo libre (2007). Se celebrará los días 16 y 17 de octubre de 2015 en el CaixaForum de Barcelona.

Este tercer Congreso de Tiempo Libre Educativo tiene un alcance estatal, con un acento especial en la realidad catalana y una perspectiva amplia, para poder reflexionar desde las diferentes dimensiones y sensibilidades sobre el tiempo libre educativo o la educación no formal.

El objetivo prioritario es poder analizar la contribución del tiempo libre educativo en el siglo XXI. Pretendemos reflexionar sobre su momento actual; recoger las aportaciones pedagógicas sobre su importancia y los valores que aporta para el crecimiento de niños/as y jóvenes en las organizaciones y en la construcción social. También queremos abordar los retos, propuestas y buenas prácticas para impulsar el tiempo libre educativo en este momento de grandes cambios educativos, sociales, económicos y políticos.
Este Congreso de Tiempo Libre Educativo va dirigido a monitores/as, responsables, dirigentes y técnicos, voluntarios o retribuidos, a movimientos de educación en el tiempo libre, de entidades educativas, sociales, culturales y deportivas que actúan fuera del espacio escolar (tiempo libre) con niños y jóvenes con alguna intencionalidad educativa, así como administraciones públicas y empresas que actúan en el mismo ámbito. 

Este análisis lo queremos hacer a partir de las aportaciones en cuatro grandes dimensiones:
  • Personal
  • Familias y escuela
  • Organizaciones
  • Cohesión social
Sin olvidar el abordaje de cuestiones controvertidas y/o que necesitan de una visión diversa y ser construidas de manera colectiva.
Así, además de abordar aspectos más teóricos, durante el Congreso de Tiempo Libre Educativo también queremos ofrecer un espacio para compartir experiencias y buenas prácticas que nos permiten avanzar en esta dimensión educativa cada vez más reconocida en nuestra sociedad. Así, además de los trabajos en plenarios y grupales, recogeremos experiencias que puedan ser explicadas directamente en el Congreso o formen parte de una recopilación de buenas prácticas. 

Para que las entidades interesadas puedan participar en este espacio de presentación de experiencias que serán seleccionadas por el Consejo Asesor deberán inscribirse en el apartado correspondiente antes del 8 de julio. Hacia principios de septiembre se comunicará a los participantes las experiencias seleccionadas.

Este Congreso está organizado conjuntamente por la Fundación Pere Tarrés y Didania.

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Mamá, me bajo a la calle a jugar


Se acabó el tiempo de “la mesa puesta”, 
hay que tener conciencia de nuestro espacio público 
y educar desde la infancia en el respeto
reivindicando de nuevo “la calle” y los espacios de convivencia. 
Si éstos se crean desde las iniciativas ciudadanas, el consenso y la apropiación serán mayores. 
Es necesario crear puentes entre las administraciones y la ciudadanía, ya hay debates y foros donde empieza a sentirse que la ciudad somos todos y que todos participamos en lo público.
Debemos conseguir que “la casa y la calle” estén al mismo nivel, 
para que los niños bajen a jugar felices.

Mamá, me bajo a la calle a jugar
Miembros del colectivo Aliseda 18. © Archivo Aliseda 18
La falta de apego por lo público y, como consecuencia, por el espacio público de nuestras ciudades tiene sus raíces en la progresiva pérdida de memoria colectiva que se ha ido produciendo a lo largo de los siglos XX y XXI, en paralelo a la evolución física de las grandes ciudades. La pérdida de identidad como vecinos “de barrio” es un hecho, sobre todo en las generaciones más jóvenes, más ligadas al espacio laboral que al residencial. La organización de la vida cada vez más funcional por falta de tiempo provoca el abandono de los espacios “de proximidad” de nuestras casas, en muchos casos porque están deshabitados.
El modelo de vida ligado al coche no necesita el espacio público en la vida cotidiana, sólo en los momentos de ocio. La evolución del parque residencial hacia una estructura cada vez más cerrada, en la que los espacios de relación se reducen a los espacios privados de parcela, produce que nuestras calles y plazas estén vacías. Hoy en día, el uso del espacio público tiende hacia su privatización, y el alquiler del espacio público en favor de empresas privadas para publicidad u hostelería es una práctica habitual en las ciudades (españolas). La medida de valor de las cosas desde el punto de vista económico parece ser la política que rige los ayuntamientos actuales.
Actualmente, en Madrid, la regulación del uso del espacio público se recoge en la Ordenanza Municipal del Uso de Terrazas y Veladores, que asigna una tasa a los locales con terraza en función de su localización. La Plaza de Santa Ana, el único espacio público de cierta dimensión en el barrio de Las Letras de Madrid, está ocupado en un 70% por terrazas de hostelería, dejando el resto del espacio para dos minúsculos parques infantiles y suelo pavimentado con 6 bancos individuales para todos los usuarios del barrio. La recaudación anual es de unos 90.000 euros a favor del ayuntamiento, cantidad ridícula si la comparamos con el presupuesto anual del mismo, sobre todo teniendo en cuenta la pérdida de espacio público de los ciudadanos. Este ejemplo sirve para ilustrar sobre la tendencia de las políticas municipales que, en muchos casos, ven una oportunidad lucrativa en el uso del espacio que, en realidad, es de todos.

arquitectas
© Archivo Basurama
En paralelo a esta situación y, más ahora, en el contexto de crisis actual y tras muchos años construyendo objetos culturales ensimismados, ha proliferado el activismo ciudadano vinculado con la reivindicación del uso de espacio público para fines sociales, impulsado por proyectos participativos.
Sin embargo, la recuperación de calles y plazas como espacios de convivencia de todo tipo de personas es una de las mayores preocupaciones de una nueva corriente de colectivos, muchos de ellos formados por arquitectos, que piensan que la vida urbana sólo es posible a través de iniciativas vecinales.

campo cebadaEl Campo de la Cebada en La Latina; ¡Esta es una Plaza! en Lavapiés; Aliseda 18 en Carabanchel; Autobarrios en Sancristóbal de los Ángeles o Taller Tabernillas en el centro son sólo unos pocos ejemplos de las muchísimas iniciativas ciudadanas de todo tipo y origen que están surgiendo últimamente en muchas de nuestras ciudades. No pocas de ellas con apoyo de la administración pública, que ha visto reducido su presupuesto, y al no poder afrontar proyectos urbanos de envergadura sin privatizar parte de su patrimonio, se beneficia de estas iniciativas low-cost que se basan en el trabajo voluntario y desinteresado de muchos colectivos.

Se acabó el tiempo de “la mesa puesta”, hay que tener conciencia de nuestro espacio público y educar desde la infancia en el respeto, reivindicando de nuevo “la calle” y los espacios de convivencia. Si éstos se crean desde las iniciativas ciudadanas, el consenso y la apropiación serán mayores. Es necesario crear puentes entre las administraciones y la ciudadaní;, ya hay debates y foros donde empieza a sentirse que la ciudad somos todos y que todos participamos en lo público.
Debemos conseguir que “la casa y la calle” estén al mismo nivel, para que los niños bajen a jugar felices.
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Lucila Urda es Arquitecta por la Universidad Politécnica de Madrid, especialidad de Urbanismo y doctorado en Suficiencia Investigadora en Periferias y Sostenibilidad en la misma universidad. Su tesis se tituló Arte efímero y espacio público. Co fundadora de PEZarquitectos
Patricia Leal es Arquitecta por la ETSAM (Universidad Politécnica de Madrid). Especialidad de Edificación. Co fundadora de PEZarquitectos