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el año 2022 con muertes de adolescentes y jóvenes en las protestas
llevadas a cabo en Perú hace tan solo una semana, es doloroso y muestra
la punta del iceberg que refleja los grandes desafíos que tenemos para
sostener las democracias en la Región, en cuanto al respeto de los
derechos humanos, a la libertad de expresión, opinión, de pensamiento y
de movimiento en condiciones que garanticen la integridad, la dignidad,
la vida y la intimidad de cada persona.
Desde las secciones de DNI en las Américas queremos aportar elementos
para el debate y la construcción de una mejor región para todos y todas,
en particular interés para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Una región diversa, desigual y compleja.
La complejidad del análisis no permite definir un escenario uniforme, no
solo por sus diferentes problemas y situaciones que no posibilitan aun
garantizar todos los derechos humanos, sino también, por el rasgo
identitario que tiene la Región, que es su diversidad y riqueza
cultural.
Estamos en un contexto político altamente contradictorio. Se continúa
con la curva descendente en cuanto a la garantía y goce de los derechos
económicos, sociales y culturales, donde se refleja una brecha cada vez
mayor de desigualdad e inequidades, la pobreza aumenta, se incrementa la
concentración de la riqueza en pocas manos, teniendo un efecto directo
en aquellas personas que se encuentran en condiciones de mayor
vulneración y riesgo.
El III Foro Global de Derechos Humanos que se realizará en Argentina del
20 al 24 de marzo 2023 convocado por la CIDH- UNESCO, será un “espacio
de debate público sobre los Derechos Humanos en el mundo, los
principales avances y desafíos centrados en el respeto a las
diferencias, la participación social, la reducción de las desigualdades,
promoviendo la equidad e inclusión social”. En ese marco,
UNESCO
señala que uno de los grandes desafíos de la región es el 50% de los
niños, niñas y adolescentes que en América Latina y el Caribe viven en
situación de pobreza, además que solamente el 20 % termina la
secundaria. En Canadá, se continúan viendo niños, niñas y adolescentes
que viven en la pobreza, privados de alimentos y cobijo adecuados,
mientras crece la brecha entre ricos y pobres.
En este plano, tenemos que afirmar que la vida democrática en nuestros
países no es compatible con el aumento de la desigualdad y urge que los
Estados revisen sus políticas de distribución de la riqueza interna,
para que favorezcan la superación de la pobreza y el desarrollo integral
de los niños, niñas y adolescentes.
La CEPAL por su parte viene indicando y proponiendo indicadores sobre
las distintas violencias que se manifiestan en la Región, donde hay una
combinación de pobreza y violencia, lo que hace que la vulneración de
derechos comprometa drásticamente el desarrollo humano y social en este
continente.
Entre la justicia social, las demandas, voces ciudadanas y la respuesta represiva de los Estados
En la Región se ha venido impulsando iniciativas de mayor grado de
reconocimiento de la justicia social, países donde se han realizado una
serie de elecciones presidenciales en el último año, dando un voto
favorable a propuestas moderadas y con la esperanza de que pueda
alcanzarse a vivir una vida democrática con mayor equidad distributiva,
sobre todo que, después de la pandemia COVID 19, los Estados debilitados
quedaron con poca capacidad de respuesta ante las violencias y la
complejidad del drama humanitario carente de toda protección integral y
protección social. Por otro lado, la creciente extrema derecha de
grupos religiosos fanáticos y los gobiernos y agrupaciones anti
derechos, como el surgimiento e instalación de algunos gobiernos
autoritarios que también pujan por el poder y los intereses propios,
dejan a las poblaciones y colectivos con menos recursos para sostenerse y
defender sus derechos humanos.
En la Región, imperan los modelos que fomentan la exclusión social. Las
personas adolescentes y jóvenes son parte de la resistencia y también se
encuentran excluidas socialmente y no siempre visibilizadas y
reconocidas.
En la coyuntura actual, los Estados responden con violencia frente a los
reclamos populares donde los y las jóvenes tienen un protagonismo
determinante, como hemos visto estos días en Perú, en donde la represión
se ha tornado en amedrentamiento y violencia.
Las voces y la participación de la ciudadanía activa de los
niños, niñas y adolescentes y jóvenes dan esperanza y nos invitan a una
nueva forma de trabajo, de relacionamiento y de enfrentar el futuro
cercano.
Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes nos dan la lección. Ellos y
ellas se movilizan, demandan por sus derechos humanos, por las de sus
familias y sus comunidades, pero también piensan en los demás al exigir y
actuar ante el cambio climático y la protección al medio ambiente.
Es una generación consiente e informada, donde ya no solo están bajo la
protección y tutela de las personas adultas, sino que exigen, demandan
espacios y los toman. Si bien aún muchos niños, niñas y adolescentes en
el continente americano se encuentran situaciones de alta vulneración,
progresivamente empiezan a hacerse escuchar, y muchos están asumiendo el
reto de proponer y actuar por un futuro más positivo.
Nuestra tarea es seguir facilitando espacios y procesos de
empoderamiento a personas adolescentes y jóvenes y sobre todo a aquellas
que están en condiciones de mayor vulnerabilidad y exclusión social e
integrarlas, poniendo a su alcance espacios y mecanismos para que
también puedan ser parte de este cambio y de las propuestas que se
encaminan para un nuevo orden mundial. Con la esperanza de que se
contemplen sus demandas y protejan y garanticen los derechos y
condiciones de vida para todos y todas sin discriminación.
Temas centrales para una agenda regional 2023 que se encamine al
fortalecimiento de las Democracias y al cumplimiento de los ODS y
garantía de derechos humanos.
DNI Américas a través de sus diferentes expresiones en los países de la
Región, propone una serie de temas centrales y prioridades urgentes a
ser incluidas y abordadas en el 2023.
- La violencia estatal agrava los procesos democráticos y de estado
de derechos y genera retroceso en los avances alcanzados. Urge reactivar
una democracia intercultural y e intergeneracional donde todos y todas
sean reconocidos, tengan los derechos humanos garantizados y haya
equidad de oportunidades.
- La gravedad de callar las voces de las personas
adolescentes y jóvenes que participan de los reclamos populares no puede
repetirse. Nos sumamos a las palabras y al llamado del Comité de
Derechos de los Niños de Naciones Unidas: “El Comité insta a
garantizar el derecho de expresión de niños, niñas y adolescentes e
investigar los actos violencia que han provocado la muerte de niños
durante las propuestas”[1]
- El hecho grave de los procesos de ajustes económicos que
reducen los presupuestos de acceso a los que menos tienen y que
benefician a los que más tienen, exige poner en la agenda los derechos
humanos, los derechos económicos, sociales y culturales y atender con
urgencia las condiciones de pobreza, de violencia que afectan de manera
directa y devastadora a los niños, niñas y adolescentes es una
prioridad, como lo es también, el acceso a una educación con calidez, de
calidad e inclusiva para todos y todas.
- Fortalecer y dar reconocimiento a los sistemas nacionales
de protección integral, los regionales e interamericanos, para prevenir
y atender a la vulneración de derechos y dar respuestas oportunas,
efectivas y de calidad a todos los niños, niñas y adolescentes sin
discriminación alguna, para que tengan acceso y derechos, sin importar
la frontera donde se encuentren, su condición y su procedencia. Por
otra parte, urge reforzar y dinamizar los espacios subregionales que
existían y consolidar los que aún no están plenamente activos.
- Desde el movimiento de derechos de los niños, niñas y
adolescentes debemos defender y promover los derechos sexuales y
reproductivos, atender la violencia basada en género, no como temas
transversales sino centrales, que nos permita dar respuesta inmediata al
rápido incremento del femicidio, del infanticidio, de las violaciones
sexuales, embarazos de las personas adolescentes y mujeres jóvenes que
conllevan a menos posibilidades de desarrollo y oportunidades de vida.
- Los huérfanos en nuestra región van en aumento por el
feminicidio, por el COVID y por la migración. Debemos atender desde un
enfoque de derechos humanos y dar respuestas de protección integral y de
protección social, sin caer en el asistencialismo, sino desde la
atención de las necesidades inmediatas y proteger el derecho que tienen
los niños, niñas y adolescentes a una familia, al afecto, al cuidado, al
buen trato y a una vida digna y con oportunidades de desarrollo en
igualdad de condiciones. En ese sentido la desinstitucionalización, el
acogimiento son vías posibles, aun así, debemos seguir construyendo
alternativas.
- El cambio climático nos está afectando a todos y todas,
el presente como el futuro cercano nos plantean retos importantes y
difíciles que deben atenderse sin demora. Si bien, gran parte de la
solución está en los Estados y en las empresas, hay acciones que debemos
mantener en nuestra agenda de incidencia política y de movilización
social, por lo tanto, debemos trabajar con las personas, con las
comunidades, desde lo cotidiano para el cambio de las prácticas que no
son amigables ni favorables para el medio ambiente.
- El crimen organizado, el narcotráfico, la impunidad, la
corrupción, la inseguridad ciudadana son agendas pendientes que debemos
seguir presionando y trabajando para su real tratamiento.
Seguir trabajando por los niños, niñas, adolescentes y jóvenes es
nuestra motivación. Así como lograr y fortalecer el trabajo colectivo
desde la región de las Américas en alianzas y articulaciones con los
diferentes actores y sectores.
Sentimos la fuerza de formar parte de un movimiento con la visión de un
mundo en el que los niños, niñas y adolescentes vivan en paz y en el que
se respeten sus derechos humanos y se desarrollen plenamente.
Al comenzar un nuevo año, renovamos y reforzamos nuestro compromiso por
los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes -
con ellos y por ellos
- y por fortalecer democracias que permitan garantizar condiciones de
vida con oportunidades de desarrollo para todas y todos, no violentas,
inclusivas, equitativas, solidarias y respetuosas.
Desde DNI Américas les deseamos esperanza y que juntos podamos construir mejores sociedades para todos y todas.
DNI Américas está integrada por secciones nacionales vinculadas al Movimiento de Defensa de Niñas y Niños – Internacional, DNI.
El trabajo es realizado en diferentes países del continente
(Canadá - Norte América; Costa Rica - Centroamérica; Trinidad &
Tobago – Caribe; Colombia, Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay - América
del Sur) donde tiene presencia y también en las subregiones a través de
programas directos, de incidencia política y movilización,
investigación y acciones de sensibilización e información.
DNI en las Américas hace posible su trabajo a través de sus
miembros, colaboradores/as, voluntarios/as, de las articulaciones y
coordinaciones que realiza y a través de sus alianzas estratégicas con
diferentes actores y sectores, de la participación activa de las
personas menores de edad y jóvenes, de las familias, de las comunidades
donde interviene.
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