Quino, no sabemos de dónde has sacado tanta magia para decirnos las verdades como puños; sí sabemos que has usado a los niños y niñas, sobre todo a la prota Mafalda, para darnos en las narices ante tanta petulancia como abunda en la adultez.
Sólo la infancia, en esa supuesta candidez que presupone el adulto, es capaz de retratar las bondades, miserias y contradicciones del mundo.
Vas a descansar de tanto esfuerzo, aunque trabajando con la infancia seguro que no se te ha hecho pesado.
Desde GSIA, solo queremos darte las gracias por esta visión tan "adulta" de la infancia, que es la infancia en sí misma y por si misma.
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