13-Month-Olds’ Understanding of Social Interactions






Los bebes deducen los comportamientos más lógicos 
según qué saben unas personas sobre otras
"Nuestros resultados muestran que los bebés de 13 meses 
pueden dar sentido a situaciones sociales utilizando su comprensión 
sobre las mentes de los demás y la capacidad de evaluación social"

Si A es amigo de B, y B pega a C, el comportamiento de A debería ser distinto, dependiendo de si sabe o no que B ha pegado a C. Los bebés de un año de edad son capaces de entender una situación social tan compleja como esta, y de inferir cuál es el comportamiento lógico de A en cada caso, según una investigación de la Universidad de Missouri (EE.UU.).

Los bebés pueden dar sentido a situaciones sociales complejas, teniendo en cuenta qué sabe cada persona sobre las demás, según un estudio publicado en la revista Psychological Science, de la Asociación de Ciencia Psicológica (APS) estadounidense. 


"Nuestros resultados muestran que los bebés de 13 meses pueden dar sentido a situaciones sociales utilizando su comprensión sobre las mentes de los demás y la capacidad de evaluación social", afirman las investigadoras You-jung Choi y Yuyan Luo, de la Universidad de Missouri (EE.UU.). "La investigación es innovadora, ya que se demuestra que los bebés son capaces de interpretar situaciones sociales desde las perspectivas de los diferentes participantes." 

Las investigadoras estaban interesadas en cómo la información, o la falta de la misma, pueden a afectar nuestras interacciones sociales con otros. Imaginemos, por ejemplo, que un amigo suyo hace algo malo: ¿Va a tratar a esa persona de manera diferente después de enterarse? ¿Y qué pasaría si nunca se enterara? 

"Para los adultos, las respuestas a estas preguntas son probablemente complicadas, dependiendo de varios factores tales como la naturaleza de la amistad y las personalidades ambas partes", explican Choi y Luo en la nota de prensa de la APS. "Nos preguntábamos si los niños podrían manejar interacciones sociales complejas como éstas." 

El experimento
Las investigadoras llevaron 48 bebés de alrededor de 1 año de edad al laboratorio. Cada niño se sentó en el regazo de su madre o de su padre, frente a un pequeño escenario donde aparecían marionetas de mano. Dos marionetas (A y B) aparecían en el escenario y aplaudían con sus manos o saltaban juntas, permitiendo que los infantes se familiarizaran con los personajes y se enteraran de que A y B eran amables el uno con el otro. 

Luego, a los niños se les presentó un escenario social de tres opciones posibles. En uno, los bebés veían a un tercer títere, C, acercarse y ser derribados deliberadamente por B, mientras A estaba mirando. En otro escenario, B derribaba a C, pero A no estaba presente. Y en un tercer escenario, C era golpeado accidentalmente mientras A miraba. 

Choi y Luo querían saber cómo responderían los bebés a las interacciones posteriores entre A y B, teniendo en cuenta lo que habían visto. Los bebés no pueden decirnos lo que esperan que suceda, por lo que las investigadoras recurrieron al tiempo de observación como una manera de llegar a las expectativas de los bebés. Las cosas que son normales o previstas son relativamente aburridas y los bebés rápidamente apartan la mirada; sin embargo, las cosas que son inusuales o inesperados, son interesantes y los bebés tienden a pasar más tiempo mirando a lo novedoso.

Las reacciones

Cuando las investigadoras analizaron los datos observaron que los bebés respondieron en los tres escenarios de manera diferente, de acuerdo con las implicaciones sociales de cada uno. 

Así, si A es un testigo del golpe deliberado, los bebés parecían esperar de A que rehuyera a B. Pasaron más tiempo mirando cuando A era "amigable" con B después del golpe (contonéandose y balanceándose juntos) que cuando A ignoraba a B, lo que sugiere que la interacción amistosa era un giro inesperado de los acontecimientos. 

"Esto nos indica que los bebés tienen fuertes sentimientos acerca de cómo las personas deben hacer frente a un personaje que golpea a los demás: incluso su conocido o "amigo" debería hacer algo al respecto", apuntan Choi y Luo. 

Sin embargo, si A no estaba allí para ver el golpe, los niños miraban más cuando A era amable con B que cuando le rechazaba, lo que indica que los bebés eran capaces de controlar lo que A sabía y no sabía y utilizar esa información para hacer inferencias sobre su comportamiento. 

Cuando el golpe era un accidente, los bebés pasaban casi el mismo tiempo mirando a los títeres en los dos casos: parecían responder al comportamiento amistoso y al antipático como igualmente razonables. 

Según Choi y Luo, estos resultados sugieren que los niños pequeños desarrollan habilidades que les permiten evaluar situaciones sociales y hacer juicios sociales pertinentes antes de lo que muchos podrían suponer. 

Las investigadoras planean continuar en esta investigación, investigando si los niños tienen expectativas acerca de cómo se debe tratar a la víctima en una situación hipotética y si también pueden tener en cuenta los comportamiento positivos en sus evaluaciones sociales.

Referencia bibliográfica:
13-Month-Olds’ Understanding of Social Interactions
You-jung Choi   and  Yuyan Luo
University of Missouri


Abstract
Author Contributions Y. Choi developed the study concept, analyzed the data, and drafted the manuscript under the guidance of Y. Luo. Both authors were involved in study design and data collection and approved the final version of the manuscript for submission.
In the present research, we investigated how 13-month-olds use their emergent theory-of-mind understanding (i.e., understanding about other people’s mental states, such as their intentions, perceptions, and beliefs) and social-evaluation skills to make sense of social interactions. The infants watched three puppets (A, B, and C) interact. The results showed that after seeing Agents A and B interact in a positive manner, infants expected them to continue doing so, even after they saw B hit another agent, C, while A was absent. When A was present to witness B’s harmful action, however, infants expected A to change his or her behavior and ignore B. Therefore, infants seemed to consider A’s perspectives when predicting A’s actions. Furthermore, if B accidentally hit C when A was present, infants seemed to accept that A could interact or not interact with B, which suggests that they had taken into account B’s intention in their interpretations of the agents’ interactions.                   

Psychological Science (2015). 
DOI: 10.1177/0956797614562452.

Yuyan Luo, Department of Psychological Sciences, University of Missouri, 210 McAlester Hall, Columbia, MO 65211-2500 E-mail: luoy@missouri.edu

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