Las otras Ahed Tamimi


Su lucha, y la de su familia, es todo un símbolo de la resistencia pacífica del pueblo palestino ante la ocupación y la colonización por parte de Israel.

“El problema no es sólo la ocupación sino la colonización en toda Palestina. Israel no es un problema en sí mismo, pero lo que supone Israel es la puerta de entrada para el capitalismo, para la venta de armas y el colonialismo en todo el mundo. Nuestra lucha es parte de la lucha de la humanidad por los derechos de todos”, afirmó recientemente Bassem Tamimi, padre de Ahed, en el encuentro organizado en Ramala, a finales de junio, por la oenegé Sodepaz en el participé.

En aquellos días, tanto Ahed, como su madre, Nariman (también recientemente puesta en libertad), y el hijo mayor de la familia estaban aún en la cárcel. “Están bien. Pero están en prisión, en una prisión israelí. Las condiciones son muy duras. Sólo les he visto dos veces, porque soy expreso y no tengo permiso, pero sé que están bien. Mis dos hijos han hecho los exámenes finales del instituto, están leyendo libros, estudiando Derecho Internacional y hacen deporte”, resumió Bassem en nuestra cita, que duró alrededor de una hora.
La fortaleza de la joven palestina, que cumplió 17 años en prisión, ha dado la vuelta al mundo y su imagen es más que reconocible. De hecho, hace unos días dos artistas fueron detenidos por ilustrar su rostro en el muro, a su paso por Belén. Ese muro ilegal de 870 kilómetros que Israel ha construido en Cisjordania, en territorio palestino, y que no se puede ignorar cuando se habla de este conflicto. Tampoco hay que olvidar, cuando se habla de Israel, que mantiene a la población de Gaza sin movilidad, con apenas cuatro horas de luz al día, entre otras calamidades. Ni que mantiene a Cisjordania llena de checkpoints que limitan de una manera atroz la movilidad y la libertad de la población palestina; ni que Israel ha construido alrededor de 600 colonias, declaradas ilegales por cualquier normativa internacional que se consulte.
El mismo Israel que mantiene en prisión a 442 personas en detención administrativa, lo que implica que no se les comunica qué cargos se le imputan. Es decir, no tienen opción a ningún tipo de defensa; simplemente a esperar a que ese Israel, que se acaba de declarar como “el hogar nacional del pueblo judío” y calificar a Jerusalén como su capital, decida cuándo les deja libres. Porque cuando se habla de Israel la lista de abusos es extensa.

El caso de Ahed es un ejemplo: fue detenida en una prisión militar siendo todavía una niña, y tras sufrir un durísimo interrogatorio. Pero hay decenas de casos que demuestran que su historia no es una excepción pese a la viralidad y el eco mediático. Según las cifras de la asociación de apoyo a los presos y por los derechos humanos Addameer, hay casi 300 niños y niñas en palestinos, de entre 12 y 18 años, juzgados bajo leyes militares en cárceles de Israel.
“Son interrogados como los adultos, sin abogados, sin sus padres. Y se usa la tortura para que hablen. Y el sistema les funciona”, explica la directora de Addameer, Sahar Francis. La abogada recuerda que Ahed Tamimi no confesó nada durante su interrogatorio, pero sí lo hizo otro niño que no aguantó la presión y, tras sus palabras, detuvieron a otros 25 menores. La experta ofrece cifras que sirven de comparativa: por tirar piedras a soldados israelíes pueden caer condenas de hasta 20 años de prisión y Ahed Tamimi ha estado ocho meses por un bofetón, mientras que el soldado de Israel que mató a un palestino fue condenado a 18 meses de cárcel.
Cuando liberaban a Ahed Tamimi también se conoció la condena a prisión de Dareen Tatour. Su ‘delito’: publicar en 2015, en la red social Facebook, un poema titulado ‘Resiste, Mi Pueblo, Resiste’. Fue calificado por los tribunales israelíes como una incitación a la violencia, como un acto de terrorismo. De esta historia, que poco tiene de verdad poética, se ha publicado menos y tampoco es excepcional. “Hay gente detenida por colgar comentarios en las redes sociales”, añade Francis, en una cita en la sede de Addameer.

Durante la visita a Cisjordania tuvimos ocasión de visitar el tribunal militar israelí de Ofer, muy cerquita de Ramala, es decir, en territorio cisjordano. Como si de una grotesca obra de teatro se tratara, presenciamos un par de juicios a jóvenes palestinos que llevaban en prisión varios meses por unas publicaciones en redes sociales. Con grilletes en los pies, los jóvenes detenidos vestían monos marrones; sus miradas se iluminaban y la sonrisa aparecía al entrar en el barracón y reconocer a algún familiar. El juicio, que tuvo lugar en una especie de casetas de obras, transcurría en hebreo, así que los jóvenes no se enteraban de nada, a excepción de lo que un soldado israelí les traducía con visible desgana y de lo poco que podían trasladarles los abogados de Addameer. Por cierto, algún familiar fue echado a empujones de la sala por intentar comunicarse. ¿La sentencia? Un año y medio de prisión.

Tamimi, ahora en libertad, ha logrado una visibilidad que debe ayudar a recordar a todas las personas que sufren la colonización y la ocupación israelí y que luchan de manera pacífica contra ella. “Espero que las campañas que se realizaron en mi nombre continúen para todos los otros presos políticos, especialmente los menores” o “mi felicidad no está completa porque tengo hermanas que permanecen en prisión” son algunas de las afirmaciones de la joven tras salir de prisión.

Bassem Tamimi lo tiene claro: “ Ella se ha convertido un símbolo para las generaciones jóvenes en Palestina y necesitamos que éstas sean fuertes y estén listas para liberar a Palestina, para ser parte de la lucha por los derechos humanos. Hemos elegido nuestro camino de lucha no violenta porque tenemos el poder moral frente al poder material de nuestro enemigo; esto unifica a toda la sociedad palestina y construye una cultura de resistencia en todo el mundo”. Tamimi recuerda uno de los aprendizajes que le ha dejado su hija: “Estando en Sudáfrica, tras una proyección del documental ‘ Radiance of Resistent’, Ahed se levantó y dijo: ‘Gracias por vuestras lágrimas, pero ya tenemos muchas provocadas por los gases lacrimógenos. No somos víctimas, tenemos la dignidad de nuestra tierra y no quiero que tengáis caras tristes o sintáis pena porque no somos víctimas, somos luchadores por la libertad’”.

El padre de la familia Tamimi habla con fortaleza, entereza y tranquilidad, a pesar de saber que cualquier día su hijo de 15 años también puede ser detenido: “Cuando detuvieron al hijo mayor dijeron al otro: ‘Mohamed, la próxima vez vamos a por ti’. Estamos esperando, es una cuestión de tiempo. Así es la ocupación”.


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"Lucho a favor de la libertad. No me convertiré en la víctima". Entrevista a Ahed Tamimi.

"Si Dios quiere, haré lo posible por estudiar Derecho", explica la joven de 17 años en una entrevista que concedió a The Guardian tan solo un día después de salir de la prisión. Vive en Nabi Saleh, en la Cisjordania ocupada. "Denunciaré las violaciones contra los palestinos ante los tribunales internacionales. Y espero que Israel tenga que rendir cuentas por estos crímenes, ser una buena abogada y conseguir que mi país vuelva a tener derechos".

Tamimi, que alcanzó fama mundial siendo una niña que vivía bajo ocupación militar, indica que ella y otras palestinas de su módulo carcelario se sentaban y estudiaban durante horas textos legales. "Logramos transformar la cárcel en una escuela", afirma.

En medio de las protestas de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, la adolescente fue detenida en diciembre  tras abofetear y dar patadas a soldados israelíes delante de su casa mientras una cámara registraba estas imágenes. Los soldados seguían una de las protestas semanales de Nabi Saleh. Los residentes suelen arrojar piedras a los soldados, que responden con gases lacrimógenos, detenciones y, a veces, con armas.

La joven llegó a un acuerdo con el tribunal y se declaró culpable de agresión, incitación y dos cargos de obstrucción a la labor de los soldados. "La experiencia en la cárcel fue durísima. Por mucho que lo intente, no puedo describirla", indica Ahed. Puntualiza que "esta experiencia ha hecho que mi vida sea más rica, tal vez me ha ayudado a madurar, ser más consciente".

El juicio se celebró a puerta cerrada. La preocupación en torno al trato que recibió la joven de 16 años fue en aumento cuando salió a la luz un vídeo en el que un interrogador israelí la amenazaba y hacía comentarios sobre su cuerpo y su "mirada angelical". Ahed indica que el trato que recibió no fue inusual. "No es la primera vez que hacen este tipo de comentarios y no fue una coincidencia. Es su forma de interrogar", afirma.

Su caso ha hecho que se vuelva a hablar sobre las detenciones de menores palestinos. Según los grupos locales de defensa de los derechos humanos la cifra de menores detenidos asciende a 300.
Ahed explica que su experiencia en la cárcel ha hecho aumentar sus deseos de convertirse en una abogada especializada en derecho internacional. "Me interrogaron, por ejemplo. Vulneraron el derecho internacional, que establece claramente que a un menor no se lo debe tratar así", indica. Cree que en otra vida hubiera sido jugadora de fútbol profesional.

En Nabi Saleh habitan casi exclusivamente miembros de su extensa familia y es un importante foco contra la ocupación. A lo largo de su infancia, Ahed ha protagonizado imágenes o vídeos, mirando o interactuando con los soldados durante las protestas en las aldeas, que se han vuelto virales.

Tras una detención que ha recibido atención mundial, la familia Tamimi dice que a su hija le han ofrecido becas para estudiar en universidades en el extranjero, pero que todavía no ha tomado una decisión sobre su futuro.
El Gobierno palestino ha abierto varios procedimientos internacionales contra Israel, incluso por supuestos crímenes de guerra y en contra de lo que en su opinión es un sistema de gobierno parecido al apartheid. Israel ha negado vehementemente las acusaciones.
Bienvenda del presidente palestino Mahmoud Abbas a la joven Ahed Tamimi, tras salir de prisión.
El presidente palestino Mahmoud Abbas y Ahed Tamimi, tras salir de prisión. EFE
El hogar de Ahed siempre está lleno de activistas y funcionarios palestinos, que se sientan en taburetes de plástico en el exterior a tomar café en pequeñas tazas. Unas cuantas horas después de salir de la cárcel, la adolescente se reunió con el presidente palestino, Mahmoud Abbas. Las autoridades israelíes detuvieron a dos artistas italianos que pintaban un mural con la cara de Ahed en las barreras de separación israelíes que dividen los territorios palestinos.

La joven cree que su relevancia internacional indigna al Gobierno israelí. "Tienen miedo a la verdad. Si no estuvieran tan equivocados no tendrían miedo a la verdad. La verdad les aterra. Y he conseguido explicar la verdad al mundo. Y es evidente que la repercusión que he tenido les da miedo. Les aterra la verdad, son los ocupantes y nosotros, los que sufrimos la ocupación".

Algunos israelíes creen que darle tanta importancia a la adolescente y detenerla ha sido contraproducente para el país, mientras que otros han elogiado la aparente moderación de los soldados y han acusado a los residentes de Nabi Saleh de provocarlos.
Ahed no se arrepiente de haber golpeado a un soldado, ya que creía que se trataba del hombre que durante un enfrentamiento había disparado a su primo de 15 años en la cabeza con una bala de goma. Tras su liberación, pudo ver a su primo. El joven, que tiene una gran cicatriz en la cara, fue a la casa de Ahed el lunes.
Sin embargo, la joven, que antes de empezar secundaria ya era una heroína local, también ha tenido que pagar un duro precio por la fama. "Me enorgullece haberme convertido en un símbolo de la causa palestina y haber podido explicar nuestra situación al mundo. Evidentemente, es una gran responsabilidad y carga pero creo que soy capaz de hacerlo".

De momento, espera poder descansar y luego decidirá qué hace a partir de ahora. Aun disfruta de su recién recuperada libertad. "Ahora puedo ver el cielo sin que me tape una valla. Puedo caminar por la calle sin esposas. Puedo ver las estrellas y la luna. No las he visto durante mucho tiempo. Ahora puedo disfrutar de la compañía de mil familia".
Su hermano, Wa’ed Tamimi, de 22 años, está en la cárcel, a la espera de una sentencia; también por enfrentamientos con los soldados. Nunca se alejan del conflicto. De hecho, desde el jardín donde se hizo la entrevista se podía ver un centro de vigilancia militar.
"No me considero víctima de la ocupación", señala Ahed: "Las víctimas son el judío o el hijo del colono que ya lleva un arma con 15 años. Yo soy capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Él no. No ve la realidad. Su corazón está lleno de odio y resentimiento hacia los palestinos. Él es la víctima, no yo. Siempre digo que yo lucho por la libertad así que yo no me convertiré en la víctima".

Traducido por Emma Reverter

“Convertimos problemas cotidianos en trastornos mentales”.


Entrevista a ALLEN FRANCES,
Catedrático emérito de la Universidad de Duke, 
dirigió la considerada 'biblia' de los psiquiatras


Allen Frances, el pasado septiembre en Barcelona.
Allen Frances, el pasado septiembre en Barcelona. JUAN BARBOSA
Allen Frances (Nueva York, 1942) dirigió durante años el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM), en el que se definen y describen las diferentes patologías mentales. Este manual, considerado la biblia de los psiquiatras, es revisado periódicamente para adaptarlo a los avances del conocimiento científico. El doctor Frances dirigió el equipo que redactó el DSM IV, a la que siguió una quinta revisión que amplió considerablemente el número de entidades patológicas. En su libro ¿Somos todos enfermos mentales? (Ariel, 2014) hace autocrítica y cuestiona que el considerado como principal referente académico de la psiquiatría colabore en la creciente medicalización de la vida.

Pregunta. En el libro entona un mea culpa, pero aún es más duro con el trabajo de sus colegas en el DSM V. ¿Por qué?
Respuesta. Nosotros fuimos muy conservadores y solo introdujimos dos de los 94 nuevos trastornos mentales que se habían sugerido. Al acabar, nos felicitamos, convencidos de que habíamos hecho un buen trabajo. Pero el DSM IV resultó ser un dique demasiado endeble para frenar el empuje agresivo y diabólicamente astuto de las empresas farmacéuticas para introducir nuevas entidades patológicas. No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas para hacer creer a médicos, padres y pacientes que el trastorno psiquiátrico es algo muy común y de fácil solución. El resultado ha sido una inflación diagnóstica que produce mucho daño, especialmente en psiquiatría infantil. Ahora, la ampliación de síndromes y patologías en el DSM V va a convertir la actual inflación diagnóstica en hiperinflación.

P. ¿Todos vamos a ser considerados enfermos mentales?
R. Algo así. Hace seis años coincidí con amigos y colegas que habían participado en la última revisión y les vi tan entusiasmados que no pude por menos que recurrir a la ironía: habéis ampliado tanto la lista de patologías, les dije, que yo mismo me reconozco en muchos de esos trastornos. Con frecuencia me olvido de las cosas, de modo que seguramente tengo una predemencia; de cuando en cuando como mucho, así que probablemente tengo el síndrome del comedor compulsivo, y puesto que al morir mi mujer, la tristeza me duró más de una semana y aún me duele, debo haber caído en una depresión. Es absurdo. Hemos creado un sistema diagnóstico que convierte problemas cotidianos y normales de la vida en trastornos mentales.

P. Con la colaboración de la industria farmacéutica...
R. Por supuesto. Gracias a que se les permitió hacer publicidad de sus productos, las farmacéuticas están engañando al público haciendo creer que los problemas se resuelven con píldoras. Pero no es así. Los fármacos son necesarios y muy útiles en trastornos mentales severos y persistentes, que provocan una gran discapacidad. Pero no ayudan en los problemas cotidianos, más bien al contrario: el exceso de medicación causa más daños que beneficios. No existe el tratamiento mágico contra el malestar.

P. ¿Qué propone para frenar esta tendencia?
R. Controlar mejor a la industria y educar de nuevo a los médicos y a la sociedad, que acepta de forma muy acrítica las facilidades que se le ofrecen para medicarse, lo que está provocando además la aparición de un mercado clandestino de fármacos psiquiátricos muy peligroso. En mi país, el 30% de los estudiantes universitarios y el 10% de los de secundaria compran fármacos en el mercado ilegal. Hay un tipo de narcóticos que crean mucha adicción y pueden dar lugar a casos de sobredosis y muerte. En estos momentos hay ya más muertes por abuso de medicamentos que por consumo de drogas.

P. En 2009, un estudio realizado en Holanda encontró que el 34% de los niños de entre 5 y 15 años eran tratados de hiperactividad y déficit de atención. ¿Es creíble que uno de cada tres niños sea hiperactivo?
R. Claro que no. La incidencia real está en torno al 2%-3% de la población infantil y sin embargo, en EE UU están diagnosticados como tal el 11% de los niños y en el caso de los adolescentes varones, el 20%, y la mitad son tratados con fármacos. Otro dato sorprendente: entre los niños en tratamiento, hay más de 10.000 que tienen ¡menos de tres años! Eso es algo salvaje, despiadado. Los mejores expertos, aquellos que honestamente han ayudado a definir la patología, están horrorizados. Se ha perdido el control.

P. ¿Y hay tanto síndrome de Asperger como indican las estadísticas sobre tratamientos psiquiátricos?
R. Ese fue uno de los dos nuevos trastornos que incorporamos en el DSM IV y al poco tiempo el diagnóstico de autismo se triplicó. Lo mismo ocurrió con la hiperactividad. Nosotros calculamos que con los nuevos criterios, los diagnósticos aumentarían en un 15%, pero se produjo un cambio brusco a partir de 1997, cuando las farmacéuticas lanzaron al mercado fármacos nuevos y muy caros y además pudieron hacer publicidad. El diagnóstico se multiplicó por 40.

P. La influencia de las farmacéuticas es evidente, pero un psiquiatra difícilmente prescribirá psicoestimulantes a un niño sin unos padres angustiados que corren a su consulta porque el profesor les ha dicho que el niño no progresa adecuadamente, y temen que pierda oportunidades de competir en la vida. ¿Hasta qué punto influyen estos factores culturales?
R. Sobre esto he de decir tres cosas. Primero, no hay evidencia a largo plazo de que la medicación contribuya a mejorar los resultados escolares. A corto plazo, puede calmar al niño, incluso ayudar a que se centre mejor en sus tareas. Pero a largo plazo no ha demostrado esos beneficios. Segundo: estamos haciendo un experimento a gran escala con estos niños, porque no sabemos qué efectos adversos pueden tener con el tiempo esos fármacos. Igual que no se nos ocurre recetar testosterona a un niño para que rinda más en el fútbol, tampoco tiene sentido tratar de mejorar el rendimiento escolar con fármacos. Tercero: tenemos que aceptar que hay diferencias entre los niños y que no todos caben en un molde de normalidad que cada vez hacemos más estrecho. Es muy importante que los padres protejan a sus hijos, pero del exceso de medicación.

P. ¿En la medicalización de la vida, no influye también la cultura hedonista que busca el bienestar a cualquier precio?
R. Los seres humanos somos criaturas muy resilientes. Hemos sobrevivido millones de años gracias a esta capacidad para afrontar la adversidad y sobreponernos a ella. Ahora mismo, en Irak o en Siria, la vida puede ser un infierno. Y sin embargo, la gente lucha por sobrevivir. Si vivimos inmersos en una cultura que echa mano de las pastillas ante cualquier problema, se reducirá nuestra capacidad de afrontar el estrés y también la seguridad en nosotros mismos. Si este comportamiento se generaliza, la sociedad entera se debilitará frente a la adversidad. Además, cuando tratamos un proceso banal como si fuera una enfermedad, disminuimos la dignidad de quienes verdaderamente la sufren.

P. Y ser etiquetado como alguien que sufre un trastorno mental, ¿no tiene también consecuencias?
R. Muchas, y de hecho cada semana recibo correos de padres cuyos hijos han sido diagnosticados de un trastorno mental y están desesperados por el perjuicio que les causa la etiqueta. Es muy fácil hacer un diagnóstico erróneo, pero muy difícil revertir los daños que ello conlleva. Tanto en lo social como por los efectos adversos que puede tener el tratamiento. Afortunadamente, está creciendo una corriente crítica con estas prácticas. El próximo paso es concienciar a la gente de que demasiada medicina es mala para la salud.

P. No va a ser fácil…
R. Cierto, pero el cambio cultural es posible. Tenemos un magnífico ejemplo: hace 25 años, en EE UU el 65% de la población fumaba. Ahora, lo hace menos del 20%. Es uno de los mayores avances en salud de la historia reciente, y se ha conseguido por un cambio cultural. Las tabacaleras gastaban enormes sumas de dinero en desinformar. Lo mismo que ocurre ahora con ciertos medicamentos psiquiátricos. Costó mucho hacer prosperar la evidencia científica sobre el tabaco, pero cuando se consiguió, el cambio fue muy rápido.

P. En los últimos años las autoridades sanitarias han tomado medidas para reducir la presión de los laboratorios sobre los médicos. Pero ahora se han dado cuenta de que pueden influir sobre el médico generando demanda en el paciente.
R. Hay estudios que demuestran que cuando un paciente pide un medicamento, hay 20 veces más posibilidades de que se lo prescriban que si se deja simplemente a decisión del médico. En Australia, algunos laboratorios requerían para el puesto de visitador médico a personas muy agraciadas, porque habían comprobado que los guapos entraban con más facilidad en las consultas. Hasta ese punto hemos llegado. Ahora hemos de trabajar para lograr un cambio de actitud en la gente.

P. ¿En qué sentido?
R. Que en vez de ir al médico en busca de la píldora mágica para cualquier cosa, tengamos una actitud más precavida. Que lo normal sea que el paciente interrogue al médico cada vez que le receta algo. Preguntar por qué se lo prescribe, qué beneficios aporta, qué efectos adversos tendrá, si hay otras alternativas. Si el paciente muestra una actitud resistente, es más probable que los fármacos que le receten estén justificados.


P. Y también tendrán que cambiar hábitos.
R. Sí, y déjeme decirle un problema que he observado. ¡Tienen que cambiar los hábitos de sueño! Sufren ustedes una falta grave de sueño y eso provoca ansiedad e irritabilidad. Cenar a las 10 de la noche e ir a dormir a las 12 o la una tenía sentido cuando hacían la siesta. El cerebro elimina toxinas por la noche. La gente que duerme poco tiene problemas, tanto físicos como psíquicos. 

Carta a Pedro Sánchez, de James Rhodes.

El autor, quien sufrió graves abusos en la infancia, sugiere cambios legales para proteger a los menores. 
Como una reforma judicial para que en casos de violación infantil, niños y niñas declaren en privado, 
con la presunción de que dicen la verdad


*.- 06/07/2018.Fuente Save the Children, última hora.


Nosreunimos con Pedro Sánchez, presidente del Gobierno Español.

 Este fin de semana fue muy importante para todos los niños y niñas víctimas de abuso sexual y violencia infantil en España. 

Nos reunimos con Pedro Sánchez, el actual presidente del Gobierno, tras la petición que le hacía el pianista James Rhodes en la carta abierta que publicó en El País el pasado viernes.

"Tenemos un grave problema y tiene que ver con su sistema judicial y con el trato que da a los menores", decía en su carta.

James Rhodes, quien sufrió graves abusos en la infancia, pide junto a Save the Children la creación urgente de una ley que proteja a los niños y niñas de todas las formas de violencia. Es necesario trabajar la prevención, la formación y la protección estas víctimas, de los más vulnerables.

El abuso sexual es una de las violencias más graves y difíciles de detectar. Esto es una realidad que no se puede seguir ignorando: los fallos de la administración pública que denunciábamos en nuestro informe y denuncia James Rhodes en su carta se siguen cometiendo a día de hoy.

Muchas veces estos casos de abusos sexuales no son denunciados y las consecuencias emocionales y sociales para estos niños y niñas pueden ser irreparables.

*.- Hace año y media este 


*.- James Rhodes
El País.es




Carta a Pedro Sánchez
RAQUEL MARÍN
Apreciado señor Sánchez:

Llevo más de un año viviendo en España. Para mí, este país es mi casa; me he enamorado completamente de él, hasta la médula. Pago impuestos aquí, intento contribuir de manera productiva y mi deseo es que, en algunos años, me haya ganado (y elijo esta palabra con intención) el derecho a ser ciudadano de este maravilloso, generoso, fantástico y bonito país.






Cuando usted fue nombrado presidente del Gobierno y eligió un Consejo de Ministros integrado en sus dos terceras partes por mujeres, me pareció que teníamos un nuevo mandatario con una mentalidad más abierta en muchos temas. Por eso le escribo esta carta.


Tenemos un grave problema. Y tiene que ver con su sistema judicial y con el trato que da a los menores. Quiero que sepa que hablo con conocimiento de causa: de niño me violaron repetidamente. Los años ochenta fueron una gran época para los pederastas: aunque los adultos veían que sangraba, lloraba y me ponía histérico, me enviaban de vuelta a los brazos (piernas, mejor dicho) de mi violador. Una y otra vez. Esa gente que tenía puestos de responsabilidad sabía que algo malo pasaba, pero nadie hacía nada y, de nuevo, me mandaban junto a él. Durante cinco largos años.




Solo el 15% de los casos se denunció a la policía. De ese 15%, el 70% nunca llegó a juicio

Todavía estoy pagando el precio de haber tenido esa infancia. También mis seres queridos. Tengo prótesis de metal en la espalda, resultado de las tres operaciones a las que tuve que someterme para intentar reparar el daño que me habían causado las agresiones sexuales. He intentado suicidarme demasiadas veces y me he pasado también demasiados meses en instituciones psiquiátricas. He probado todos los medicamentos que las grandes farmacéuticas han tenido a bien inventar, he destruido relaciones, me he autolesionado con rabia y he hecho todo lo que se me ha pasado por la cabeza para intentar detener ese zumbido incansable y violento que me retumba en la cabeza. Desde que vivo en Madrid, ese zumbido se ha convertido al fin, milagrosamente, en un rumor lejano la mayor parte del tiempo que estoy despierto. Lo que quizá explique por qué este país significa tanto para mí. Pero cuando veo en las noticias que hay tantísimos fracasos en la protección de los derechos de los niños, de consecuencias catastróficas, no puedo evitar sentir náuseas.

He aceptado que nunca se haga justicia por lo que me pasó (mi violador murió antes del juicio). Pero también me he prometido a mí mismo que si alguna vez tenía frente a mí un altavoz, por pequeño que fuera, lo usaría para hablar de este tema. Y por eso le escribo esta carta. Aquí, en España, me siento afortunado. Puedo hablar de ello en la Cadena SER y comentarlo con Buenafuente en la televisión o en las entrevistas de los periódicos. Puedo darles copias de mi libro Instrumental a todos los jueces del país, porque explica claramente qué secuelas tienen los abusos. Pero, al final, todo acabará cayendo en saco roto. La única persona que puede cambiar las cosas de verdad ahora mismo es usted.

Tengo ante mis ojos unas hojas con miles de palabras, enviadas por Save the Children España, que harán que se le salten las lágrimas. Aquí tiene algunos ejemplos:
Aunque el 70% de las víctimas infantiles diga que avisó a un adulto de lo que pasaba, solo el 15% de los casos se denunció a la policía. De ese 15%, el 70% nunca llegó a juicio.




En cinco de las diecisiete comunidades prestan un servicio universal gratuito a las víctimas infantiles.

El proceso judicial dura como promedio tres años; en algunos casos se llega a los cinco. El abuso sexual dura como promedio cuatro años.
En el 86% de los casos, el menor tiene que declarar en sesiones plenarias, en juicios a puerta abierta, delante de tres jueces y también del presunto autor de los hechos.
En España, solo cinco de sus diecisiete comunidades autónomas prestan un servicio universal gratuito a las víctimas infantiles de los abusos sexuales. En el caso más tristemente célebre de España, el de los Maristas, de las 17 acusaciones que hay contra Benítez, el autor confeso, 13 han prescrito. ¿Cómo puede ser que no vaya a ser juzgado por todos estos crímenes cometidos? Además, ¿qué ha fallado tan estrepitosamente para que durante más de treinta años un profesor pudiera abusar de sus alumnos sin que nadie lo denunciara?

Podría seguir y seguir…
Sé que usted leerá esta carta. Y sé que en la política y en la ley las cosas van despacio. Pero también sé que si entrara en una habitación y sorprendiera a alguien violando a un niño, no se movería con lentitud. Le sorprendería ver que uno es capaz de actuar con muchísima rapidez. Y de soltar un puñetazo la hostia de fuerte. Estoy aquí para decirle, para prometerle, para asegurarle que, aunque en este momento no vea con sus propios ojos cómo violan a un niño, está sucediendo ahora mismo. Cuando usted lea esto, estará pasando. Siempre está pasando. Y necesito que actúe rápido.
Me han sugerido (en Twitter, claro) que, como soy anglosajón, un huésped de este país, mejor “no me meta en política”. Pero esto no tiene que ver con la política, sino con la humanidad. El sistema creado específicamente para proteger a los más vulnerables se ha roto y ya no sirve.

Estoy seguro de que este asunto no es nuevo para usted; que ya tiene una idea de lo que quiere conseguir y de cómo va a hacerlo. Yo solo quiero ayudar. Me gustaría, junto con Andrés Conde, director general de Save the Children España, reunirme con usted un par de horas y ayudarle a lograr que España sea un lugar más seguro para sus niños y niñas. Sabemos lo que hace falta: lo más urgente es una formación obligatoria, unos protocolos y una reforma profunda del proceso judicial para que en los casos de abuso sexual infantil se respeten de verdad los derechos del niño y también sus necesidades particulares: que haya juzgados específicos, con jueces preparados y juicios rápidos para que el menor declare solo una vez, en privado, con la presunción de que está diciendo la verdad. Cuando se trate de niños, hay que dejar de distinguir por ley entre abuso y agresión: siempre es agresión.

Quiero que apruebe una nueva ley que erradique la violencia contra los menores y adolescentes, y que se centre especialmente en las medidas preventivas, tal y como le ha sugerido en dos ocasiones el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas al Gobierno de España.

Un periódico publicó hace poco un artículo que decía que “a Rhodes lo violaron repetidamente durante su infancia y Bach lo salvó, pero ni siquiera esa experiencia límite lo convirtió en un músico excepcional”. Y, aunque quizá suene raro, por desgracia es verdad. No soy para nada un músico excepcional. Pero creo que sí puedo ser un recurso excepcional para usted y su equipo en la tarea de cambiar las cosas a mejor de forma permanente para los niños y niñas de este país. Por favor, contésteme, veámonos y pongámonos manos a la obra.

James Rhodes 
es pianista, autor del libro Instrumental. Memorias de música, medicina y locura (Blackie Books). @JRhodesPianist










Revista GSIA, Julio 2018


Revista del Mes de Julio 2018


CRUELDAD

El nivel de crueldad aplicado, a conciencia y sin conciencia, por la Administración de los Estados Unidos de América, contra niñas y niños en sus fronteras, ha superado todo lo que hasta el momento hemos llamado violencia o maltrato institucional.

Ciertas noticias referidas a la infancia han resultado ser “mediáticas” este mes de junio. “Mediático” es un adjetivo que hace referencia, de manera general, a los medios de comunicación, y de forma más concreta a los medios de comunicación de masas. Pero en su uso corriente (muy corriente) se emplea para remarcar el carácter especialmente atractivo que adquieren ciertos hechos o acontecimientos para esos medios de comunicación, en virtud de su capacidad de atraer el interés de un elevado número de seguidores (lectores) aumentando así la importancia, elevando la competitividad y mejorando, en definitiva, el negocio de los medios. Nunca sabremos en qué medida el elevado “interés mediático” de una noticia aumenta el nivel de conciencia o conocimiento sobre ese hecho, o simplemente lo banaliza. Solamente sabemos que, durante un periodo de tiempo, generalmente escaso, hemos sido “bombardeados” desde distintos flancos con la noticia en cuestión, que enseguida languidece, para terminar desapareciendo, sin que la cuestión de fondo a la que aquella hacía referencia se haya evaporado y menos aún, si se trata de algún problema de alcance, que este haya sido resuelto.

Así, a la vista de la frecuencia, la extensión y la profusión de medios que se han dedicado a ella, la noticia “mediática” de este mes ha sido la que ha mostrado la manera en la que niños y niñas muy pequeños han sido separados de sus padres, recluidos en condiciones peor que inapropiadas y utilizados como instrumentos para amedrentar y disuadir a sus referentes adultos del intento de buscar una vida mejor en otro país diferente al suyo. El nivel de crueldad aplicado a conciencia y sin conciencia por la Administración de los Estados Unidos de América contra estas niñas y niños ha superado todo lo que hasta el momento podíamos llamar, en términos técnicos, violencia o maltrato institucional. Supera la capacidad de expresión de convencionales palabras de condena, nos deja desarmados viendo lo que nunca pensamos que pudiéramos ver y saber. No podemos y no queremos que lo que hemos sabido y conocido represente para nosotros, también, un fugaz acontecimiento con resonancia mediática mundial, uno que se suma a otros que igualmente nos hablan del sufrimiento de las criaturas, como los que se recogen asimismo en nuestra revista de prensa actual. Queremos, y debemos, defender la dignidad de todos los seres humanos, desde la cuna hasta la tumba, y su legítimo derecho a ser tratados como iguales, iguales a nosotros, iguales a nuestros propios niños y niñas...

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 Frann Peraza
¿Eres un sabelotodo o nolosenada cuando lees?, ¿y si te quedas sin palabras frente al libro ilustrado?, 
arma una nueva fórmula con información nutrimental, pide que graben tu reacción la primera vez que leas algo sorprendente, 

¿y si un libro te resultara un objeto extraño?, 
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¿y si grabas tu primer audiolibro?, 
muévete por toda la casa o el barrio con una novela entre manos y vuélvete un crítico literario.

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por firmainvitadapj*.
El blog del Centro Reina Sofía 
sobre Adolescencia y Juventud.





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Aunque a veces no lo parezca, hay vida más allá de los dragones de Juego de Tronos y camino después del Valle de Allende de Westworld. 
Proponemos una selección de 10 series aptas para paladares juveniles que, además de entretenerles en estos días de ocio y calor, les invitarán a reflexionar sobre las inquietudes características de esta época de la vida. Las (complejas) relaciones de pareja, el paso de la adolescencia a la madurez, la diversidad sexual o el valor de la amistad, entre las temáticas realistas disfrazadas de ficción que incluye el ranking que compartimos a continuación.
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My mad fat diary. Rae Earl tiene dieciséis años y padece obesidad. La chica vuelve a casa después de pasar unos meses en un hospital psiquiátrico y trata de retomar su amistad con Chloe que, como no podía ser de otra manera, es todo lo delgada y guapa que a la protagonista le gustaría ser. En esta telaraña de emociones se intercalan personajes como Finn, su primer amor, y Kester, su psiquiatra y maestro en la vida. En la piel de Rae se personalizan problemas como el rechazo a la imagen corporal, la necesidad de integrarse en el grupo e, incluso, el suicidio. Lo que hace distinta a esta serie con respecto a otras como la ya célebre 13 razones es que My mad fat diary intercala dosis de humor y optimismo en medio del dramatismo que se respira. Esto da como resultado una montaña rusa emocional que se acerca con bastante realismo al día a día de cualquier adolescente y en la que no solo tienen cabida los conflictos de Rae, sino también los de todo su círculo de amigos (incluida la perfecta Chloe). No es fácil ser una adolescente obesa pero, no nos engañemos, tampoco es fácil ser una adolescente seas como seas.
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Jessica Jones. Esta heroína de los cómics de Marvel es la única protagonista femenina del catálogo de series con el que esta franquicia cuenta en Netflix. Aunque solo por eso ya merece la pena reseñarla, Jessica Jones es mucho más que “la chica” que acompaña a Daredevil, Iron Fist y Luke Cage. Esta joven con súper fuerza vive atemorizada por el retorno de Killgrave, una ex pareja con el don de la telepatía que durante mucho tiempo la retuvo contra su voluntad y al que le costó mucho (mucho) enfrentarse y vencer. Si borramos de la ecuación los superpoderes de la heroína y su villano nos encontraremos con una situación de violencia de género que podría ocurrir en la realidad. Moraleja: Da igual quién seas, hasta las mujeres con superpoderes pueden sufrir situaciones de maltrato. Moraleja mejorada: Superar una situación de maltrato debería hacerte sentir como una superheroína, nunca al revés. La escasa importancia que le otorga a su forma de vestir, su chupa de cuero y sus maneras (tradicionalmente) masculinas hacen que Jessica nos caiga aún mejor y que nos parezca un icono capaz de despertar el yo feminista de las jóvenes seriéfilas de hoy en día.
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Stranger Things. Borremos ahora de la ecuación al monstruo humanoide que aterroriza a los habitantes del ficticio pueblo de Hawkins (también conocido como Demogorgon). Quitemos también el laboratorio de experimentos clandestinos y la dimensión paralela de “Upside Down”. Nos queda un grupo de preadolescentes que ha de enfrentar la desaparición de uno de sus integrantes, Will, y superar los retos derivados de este suceso de la única forma posible: en equipo. Además de recordar el valor de la amistad, algunos de los personajes de esta serie contribuyen a desmontar estereotipos clásicos de las series de ficción adolescente. Nancy, la “popular”, rechaza a Steve, el “malote”, por Johnatan, mucho más sensible e introvertido. Steve, a su vez, se convierte en adorable antihéroe cuando, después del disgusto entabla amistad con Dustin, aficionado a los juegos de rol y algunos cursos por debajo de él.
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Girls. Hemos hablado de ello en investigaciones como Jóvenes y empleo. Escenarios de futuroJóvenes y empleo, desde su propia mirada o Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro: la crisis económica ha alterado los procesos de integración social, laboral y ciudadana de los jóvenes, lo que ha obligado a este colectivo a buscar opciones que les ayuden a enfrentar esta nueva realidad. Más o menos lo mismo que le ocurre a Hanna, Marnie o Shossanna. La primera, eterna aspirante a escritora y becaria sin cobrar; la segunda, debatiéndose entre seguir su vocación de cantante o ganarse la vida; y la tercera, harta de hacer entrevistas de trabajo después de lo mucho que le costó licenciarse. Más allá de conflictos económicos o laborales (o quizá, derivado de ellos), esta serie refleja la liquidez de las relaciones de pareja de hoy en día, así como los vaivenes que experimentan las amistades y relaciones de grupo cuando los caminos de la vida se diversifican y se pierde la afinidad. A pesar de haber sido criticada por la supuesta dependencia que las protagonistas femeninas les dedican a las figuras masculinas, Girls rompe una lanza a favor del feminismo haciendo gala de cuerpos desnudos femeninos que poco tienen que ver con las figuras canónicas que vemos habitualmente en pantalla.
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Sillicon Valley. Volvemos a hablar de empleo, esta vez, aderezado con nuevas tecnologías, Un tímido programador de Silicon Valley descubre un nicho de mercado, en concreto, un programa de compresión que mantiene la calidad del archivo original. Una vez que se da cuenta de la magnitud de su descubrimiento, abandona su puesto en el gigante tecnológico Hooli (cualquier parecido con Google es pura coincidencia) y monta una startup llamada Piped Piper con sus cuatro colegas. Una muestra de las vicisitudes a las que se enfrentan los jóvenes que toman la difícil pero ilusionante decisión de emprender, una crítica a la lucha feroz y competitiva de las grandes empresas por absorber a las pequeñas, y una reflexión sobre el peso que las TIC tienen en nuestra vida laboral y personal. Todo ello contado con mucha ironía y bastante gracia. Aunque, si le quitamos los chistes y las exageraciones cómicas,  las tramas de Silicon Valley parecen más propias de un drama (el de muchos jóvenes emprendedores) que de una comedia.
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Los 100. Echándole un poco de imaginación podría definirse como una (muy libre) revisión de “El señor de las moscas” en un formato entretenido y digerible para veinteañeros. La tierra es destruida en una guerra nuclear y los escasos supervivientes se ven obligados a vivir en un conjunto de naves llamado El Arca. En esta tesitura, un grupo de cien jóvenes con antecedentes delictivos es enviado a la tierra para averiguar si el planeta vuelve a ser habitable. A estos jóvenes en proceso de inserción les toca vivir los inicios de una sociedad en la que todo está por reescribirse y surgen nuevas jerarquías como forma de organización.  Ante este reto, las relaciones sociales se verán alteradas por las situaciones límite a las que estos jóvenes se enfrentarán en la lucha por su supervivencia. Todo ello, con el toque brillante de personajes femeninos como el de Lexa y Octavia, y rozando temas tan controvertidos como el control de la natalidad o la pena de muerte.
misfits
Misfits. Una telépata, un inmortal, el hombre invisible, una chica capaz de alterar el tiempo y otra que puede seducir a quién se proponga sin posibilidad de fallo. Parece un chiste o una peli de Ciencia-Ficción pero la auténtica trama de esta serie británica es la lucha por integrarse de cinco jóvenes que cumplen con tareas de servicios a la comunidad por actos vandálicos y no terminan de encontrar su lugar en el mundo. Que, en medio de la tormenta, les alcance un rayo que les dé superpoderes no deja de ser (en el fondo) algo accesorio. Porque en el fondo estas capacidades especiales son un reflejo de sus propios conflictos, entre otros, descubrir su identidad sexual, encontrar pareja deseada, enfrentarse a un futuro incierto o madurar. El resultado es un grupo de superhéroes transgresores e incorrectos que se enfrentan a los problemas del día a día con la rebeldía y vehemencia  que caracteriza a los chavales de esta edad.
love
Love. Ella más guapa que él (y adicta al amor). Él más culto que ella (con un punto nerd y demasiado hermético). A partir de esta pareja protagonista se articula un árbol de situaciones en las que muchos "tardojóvenes" bien podrían verse representados. Para empezar, ninguno de los dos se siente realizado en el trabajo que desempeña. Para seguir, ambos parecen ansiosos por convertirse en adultos responsables pero o no terminan de “dar con la tecla” adecuada o se resisten a perder la protección que les ofrece su disfraz de eternos adolescentes. Y, para terminar, el círculo social que rodea a esta pareja millennial, que contempla hábilmente la diversidad racial y sexual, se encuentra exactamente en el mismo punto muerto que ellos. Mal de muchos consuelo de todos, que dicen en Argentina. Y si no, estos "tardojóvenes" siempre podrán cultivar la amistad y el amor como arma de destrucción masiva contra la frustración vital que les ha tocado vivir. Al menos, esto les recomienda Love.
merli
Merlí. Serie catalana emitida en TV3 que narra las andanzas de Merlí, un profesor de Filosofía que revoluciona la vida del alumnado del Instituto Àngel Guimerà, entre ellos, su hijo Bruno, que estudia en ese mismo centro y con el que no termina de empatizar. Cada capítulo está inspirado en el pensamiento de un filósofo y cada temporada articulada en torno a una temática principal. El bullying es una de ellas en los inicios de la serie. A través de Iván, uno de los personajes más destacados, vemos cómo esta problemática puede desembocar en  otras como la agorafobia que padece este adolescente al que Merlí tendrá que dar clases particulares y ofrecer una terapia personalizada. Los episodios de la segunda temporada desfilan alrededor de amor en todas sus formas y colores. Amor liberal, relaciones esporádicas, diversidad sexual… La tercera temporada aborda las relaciones de sus protagonistas a partir del concepto de libertad en todas sus vertientes: filosófica, religiosa, sexual… Incluyendo la del propio Merlí, cuyas relaciones “no abiertas, sino ajustadas” han sido motivo de polémica en redes sociales.
skins
Skins. Las historias de grupo de jóvenes de Brístol (Inglaterra) encarnados por actores y actrices poco o nada conocidos que dan vida a un puñado de adolescentes irreverentes que hablan sin tapujos sobre problemas económicos, conflictos familiares, desórdenes de personalidad y alimentación, o adicciones a las drogas. Cada dos temporadas cambia el elenco de protagonistas y, con ellos, las temáticas abordadas, todas ellas, empapadas de rebeldía e intensidad. Nos parece especialmente reseñable la última temporada de la serie, en la que nos reencontramos con algunos de los personajes adolescentes ya convertidos en adultos. ¿Se habrán cumplido sus sueños de juventud o las circunstancias de la vida les habrán llevado por caminos inesperados y, quizá, no deseados?

*Arancha Sanz Seligrat es la community manager de la Fad. Dentro de esta institución, también ha sido técnica de cooperación en República Dominicana. Licenciada en Periodismo y Máster en Periodismo Digital, su trayectoria profesional ha transcurrido entre editoriales, agencias de noticias y oenegés.  Es una apasionada de la escritura creativa, los pugs y la cultura de Internet.