Desaprender para reaprender.

Porque lo que nos hace humanos es, posiblemente, pasear por ese estrecho camino de la incertidumbre, el conflicto y la duda permanente” Cristóbal Gómez Mayorga.


Elizabeth García. 








No hay nada como enfrentarse directamente a la tarea de educar para darnos cuenta de la cantidad de limitaciones que tenemos. Nos encontramos con comportamientos y reacciones que no entendemos, cuestiones que no sabemos responder y situaciones que difícilmente podemos gestionar de una forma serena y respetuosa. Y es que arrastramos con nosotros ideas y creencias que nos presionan y nos limitan. Tenemos interiorizados mensajes que hemos recibido desde nuestra infancia y que continuamos reproduciendo por pura inercia.
En algunos aspectos quizá tenemos las ideas muy claras pero las acciones del día a día las contradicen de pleno, en los pequeños gestos, en las reacciones más espontáneas.
Necesitamos desaprender para poder aprender lo que realmente queremos de manera libre. Todo un proceso de transformación personal.



Desaprender supone romper muchos esquemas que tenemos tan asumidos que ni siquiera nos replanteamos cuestionar, es un reto complejo pero que sin duda merece la pena. Piénsalo, cualquier día es bueno para empezar a educar de una forma más consciente, activa y respetuosa


Evolución comparada de la pobreza infantil, juvenil y de los mayores en Europa.


Aunque crece la preocupación pública por la evolución del paro juvenil y su impacto en el poder adquisitivo de este grupo de edad, habitualmente no se compara su situación económica con la de otros grupos de edad, como los mayores de 64 o los menores de edad. Tanto la opinión pública como los científicos sociales han prestado una atención muy limitada a la posibilidad de que las tasas de pobreza de jóvenes y mayores de 64 estén divergiendo en la Europa contemporánea. Así, a causa de un enfoque fundamentalmente filosófico y normativo (Myles, 2002; Preston, 1984), la bibliografía en ciencias sociales sobre equidad intergeneracional ha motivado pocos estudios empíricos (para una excepción, Brady 2004). Esto supone que tengamos un conocimiento limitado sobre la evolución comparada de la pobreza infantil y la de los mayores.
En primer lugar, hasta la fecha no se han examinado empíricamente posibles cambios en las tasas de pobreza a lo largo del tiempo. Esto es importante porque, incluso aunque los niveles de pobreza de distintos grupos estén fuertemente correlacionados, las tasas pueden haber evolucionado en direcciones opuestas ocasionando una divergencia neta. En segundo lugar, el contexto sociopolítico y económico ha variado sensiblemente desde la crisis financiera de 2008. Por un lado, la crisis económica ha mermado los ingresos y la seguridad económica de jóvenes y padres con hijos menores, lo cual puede haber redundado en un aumento de la pobreza infantil y juvenil. Por otro lado, las prestaciones de los sistemas de pensiones públicas, principal fuente de ingresos para los mayores de 64 años en los países europeos, se han mantenido estables o han sufrido recortes aparentemente menores que la caída en los ingresos de grupos de población activa. Por tanto, la combinación de una dura crisis de empleo y salarios y la contención de los costes económicos para los mayores de 64 puede haber producido tendencias opuestas en las tasas de pobreza infantil y en las de los jubilados.

2. Ingresos y pobreza


La mayoría de los estudios sobre pobreza comparten el objetivo de identificar la población que sufre un alto nivel de inseguridad económica entendida como privación monetaria objetiva, y definen la condición de pobreza en términos relativos (Requena, Salazar y Radl, 2013). El objetivo consiste en delimitar el nivel de ingresos que aseguran un estándar de vida mínimo necesario para la plena participación en una sociedad dada. Siguiendo esta perspectiva, se usa aquí el indicador predominante de pobreza relativa: personas con unos ingresos disponibles equivalentes menores del 60% de la mediana nacional (Eurostat 2016a), es decir, menores del 60% de los ingresos que ocupan el lugar central entre todos cuando están ordenados. Por ingresos equivalentes se consideran los ingresos de cada miembro del hogar y se toma en cuenta el menor consumo de los menores de edad y la reducción de costes per cápita en diversos servicios (por ejemplo, calefacción) al aumentar el tamaño del hogar.

En la mayoría de los países europeos la tasa de pobreza infantil es mayor que la tasa de pobreza de los mayores de 64 años.


Resulta informativo considerar cuáles son los valores concretos del 60% de la mediana nacional de ingresos equivalentes. Según datos de Eurostat (2016b), las medianas de ingresos equivalentes en 2015 eran en España y en toda la zona del euro (UE-18) de 13.352€ y 17.794€ respectivamente. Por tanto, en España, el umbral de pobreza relativo (60% de la mediana) era en 2015 de 668€ mensuales por persona. Si tenemos en cuenta el coste de la vida y el creciente rango de bienes y servicios considerados imprescindibles para una plena integración social, queda claro que unos ingresos por persona menores de 670€ mensuales dificultan severamente la participación en la vida social y económica del país. De hecho, en España el salario mínimo estaba fijado en 2016 en 764€ mensuales.
El objetivo de este estudio consiste en contrastar la evolución de las tasas de pobreza infantil (que afecta a personas de 15 o menos años), juvenil (concierne a población entre 16 y 24 años) y de los mayores de 64 años, en perspectiva comparada y longitudinal, a lo largo de los años. Siguiendo la operacionalización de Eurostat (2016a), la pobreza se refiere a la población que vive por debajo del umbral definido anteriormente. Por otra parte, debido al interés de este artículo en analizar diferencias en la evolución de la pobreza infantil¸ la pobreza juvenil y la pobreza de los mayores, el resto del estudio se fundamentará en el análisis de dos ratios. Ambas responden a cálculos sencillos: el porcentaje de población infantil (o juvenil) bajo el umbral de pobreza relativa dividido por el porcentaje de población mayor bajo el umbral de pobreza relativa. Según esta definición, una ratio de pobreza infantil menor de 1 indica que los menores de 16 años de edad sufren niveles de privación monetaria relativa menores que los mayores de 64 años, y un valor mayor de 1 indica que los menores de 16 años de edad sufren mayores niveles de privación monetaria relativa que los mayores de 64 años.

3. La justicia intergeneracional, más lejos


La figura 1 refleja las ratios de pobreza infantil y pobreza juvenil en los principales países europeos con datos relativos a 2015.
Respecto a la ratio de pobreza infantil, queda claro que en casi todos los países el valor es superior a 1. Esto indica que en la mayoría de los países la tasa de pobreza es mayor entre los menores de edad que entre los mayores de 64 años. Dicho de otro modo, salvo en Suecia, los países bálticos, Eslovenia y Bulgaria, actualmente la inseguridad económica es mucho más habitual entre los menores de 16 años de edad que entre los jubilados.
Las tasas de pobreza infantil y las de los mayores de 64 años se están alejando en varios países europeos y en la Unión Europea en su conjunto.

Una pauta similar se aprecia al analizar la ratio de pobreza juvenil. En los mismos países (aquí se incluye Suecia), la pobreza juvenil es mayor que la pobreza de los mayores. Esta evidencia sugiere que en la fase histórica actual los regímenes de bienestar europeos –los cuales incluyen el mercado laboral, sistemas de protección social y redes de apoyo familiares– no están cumpliendo con el principio básico de justicia intergeneracional, según el cual todos los grupos de edad deben disfrutar de niveles equivalentes de bienestar económico.
Los mapas de la figura 1 no solo revelan la mayor extensión de la pobreza entre niños y jóvenes que entre los mayores, también indican sustanciales diferencias en los índices de pobreza entre países. Existe cierta coincidencia en los valores de las dos ratios. Los países con mayor infraprotección relativa de los niños respecto a los jubilados suelen ser los que ofrecen mayor infraprotección relativa de los jóvenes respecto a los jubilados. A este respecto destacan los casos de los Países Bajos, España, Francia y, en menor grado, Noruega. En los Países Bajos las tasas de pobreza infantil y juvenil casi triplican y quintuplican la pobreza de los mayores. En España la pobreza infantil y juvenil duplica y triplica respectivamente la tasa de pobreza de los mayores. A cierta distancia, Francia también destaca por la infraprotección de sus niños y jóvenes. Mientras que los Países Bajos, España y Francia cuentan con diferenciales de bienestar económico que se alejan especialmente del principio de justicia intergeneracional, otros países se acercan más al cumplimiento de dicho principio. Alemania, Austria, Bélgica y Rumanía logran un grado de seguridad económica similar entre grupos de edad.
Si se tiene en cuenta que (a) en la Europa actual la pobreza afecta más habitualmente a niños y jóvenes que a los mayores y que (b) existen fuertes diferencias internacionales en el diferencial de protección por grupo de edad, resulta imprescindible examinar la evolución reciente de los índices de privación relativa. ¿Es la infraprotección de niños y jóvenes un fenómeno únicamente reciente y resultado de la profunda crisis económica iniciada en 2008? Para responder a estas cuestiones hay que analizar la evolución de las ratios de pobreza infantil y juvenil desde al menos 2005.
La figura 2, que considera los seis países más poblados de la Unión Europa y casos representativos de distintos regímenes de bienestar (Esping-Andersen, 1999), arroja cierta luz sobre estas cuestiones. Para el conjunto de la Unión Europa 27, las ratios de pobreza infantil y juvenil han aumentado, lo que crea divergencia en las tasas de pobreza. De hecho para muchos países el nivel de infraprotección se ha invertido, siendo ahora los jóvenes y menores los más afectados por la inseguridad económica. Analizando con más detenimiento las ratios de pobreza, se aprecian tres grupos de países.
En el primer grupo, las ratios se han duplicado o casi duplicado. Este es el caso de Francia, Reino Unido, Grecia y, muy especialmente, España. En todos estos países se aprecia un claro impacto de la crisis económica. Desde 2008 el diferencial en las tasas de pobreza de niños y jóvenes aumenta considerablemente respecto al de los mayores. En un segundo grupo de países, las ratios han aumentado moderadamente. Este es el caso de Polonia e Italia, donde la incidencia de la crisis económica es menos clara. En un tercer grupo de países, las ratios de pobreza infantil y juvenil han disminuido. Esta es la situación de Alemania y Suecia.
La divergencia en las tasas de pobreza infantil y en las de los mayores de 64 años es particularmente intensa en España.

¿Qué pautas concretas de las tasas de pobreza por grupo de edad pueden haber inducido variaciones internacionales tan acusadas en las ratios de pobreza? La evolución de las tasas de pobreza y los ingresos medianos equivalentes por grupos de edad ofrecen indicaciones preliminares al respecto. 
La figura 3 refleja las series utilizadas para la construcción de las ratios de pobreza: las tasas de pobreza infantil, juvenil y las de los mayores de 64 años. Respecto a los países con una clara divergencia en los niveles de pobreza (España, Francia, Grecia, Reino Unido e Italia), el origen es claro: un importante aumento de la pobreza infantil y juvenil, junto con un sustancial descenso de la pobreza de los mayores. La estabilidad en la ratio de pobreza en otro grupo de países (Alemania, Polonia y Suecia) emana de un diferencial estable en la inseguridad económica de los menores de edad, jóvenes y mayores de 64. Si bien no se aprecia una divergencia neta en todos los países europeos, la tendencia es tan intensa en los países mencionados en el primer grupo que produce divergencia en el conjunto de la Unión Europa.
Al examinar la evolución de los ingresos medianos, nominales (los que se reciben en un momento dado y que incluyen la inflación) y equivalentes de tres grupos de edad, comprobamos que la crisis y las respuestas institucionales no han tenido consecuencias homogéneas en el poder de compra de los tres grupos de edad. De modo que los ingresos de jóvenes y adultos en los grupos de edad con más probabilidad de tener hijos menores en casa han aumentado menos que los de los mayores de 64 años. Por un lado, el aumento del desempleo y la devaluación interna asociada con caídas en los salarios reales han producido caídas reales en los ingresos de jóvenes y padres con hijos menores en países como España o Grecia, o aumentos muy modestos en sus ingresos en Reino Unido o Italia (figura 4).
Por otro lado, existen indicios de que las principales reformas en los sistemas de pensiones aprobadas en Europa desde 2008 no han reducido significativamente en el corto plazo la cobertura de estas prestaciones o el valor de la pensión mediana. De ahí que los ingresos de los mayores de 64 años no hayan descendido sustancialmente desde 2008. Es más, en al menos ocho grandes economías europeas y en el conjunto de la Unión Europa, los ingresos medianos de la población de 64 o más años han aumentado más que los ingresos de los jóvenes y los de la población en edad de tener hijos menores en casa (figura 4).

4. Conclusiones


El principio de igualdad en derechos y oportunidades, ampliamente compartido en las sociedades occidentales, dice que los grandes grupos de población económicamente dependiente deben disfrutar de niveles equivalentes de protección económica y social. Pocos ciudadanos cuestionarían la presunción de que niños, jóvenes y jubilados son dependientes económicos y por tanto merecedores de apoyo a su seguridad económica. Sin embargo, este estudio muestra que desde 2008 las sociedades europeas no están distribuyendo riesgos económicos de modo coherente con el principio de equidad intergeneracional.
El análisis realizado conduce a tres grandes conclusiones. La primera, que en la actualidad y en la mayoría de los países europeos, la probabilidad de tener un poder de compra que impide una participación plena en la sociedad es mayor entre niños y jóvenes que entre jubilados. El grado de infraprotección de menores y jóvenes es especialmente acusado en los Países Bajos, España y Francia. La segunda es que al adoptar una perspectiva longitudinal se comprueba que la infraprotección de menores y jóvenes ha ido creciendo a lo largo de la última década. En otras palabras, en Europa la pobreza relativa de menores y mayores de 64 está divergiendo. Esta divergencia ya era apreciable en 2005, pero se ha acelerado desde el inicio de la crisis económica global en 2008. Y tercera, una exploración de las tasas de pobreza por grupos de edad indica que la divergencia mencionada emana de tendencias opuestas según el grupo de edad. Desde 2005 la pobreza infantil y juvenil ha aumentado en varios países, mientras que la pobreza de los mayores de 64 muestra la tendencia opuesta pues ha disminuido en la mayoría de los países.
Los resultados de este estudio estrictamente descriptivo tienen claras implicaciones colectivas: las sociedades europeas deberían prestar más atención al problema de la pobreza infantil y juvenil. Si bien desde 2008 han surgido voces y se han hecho esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los adultos jóvenes, todavía existe poca concienciación en los países europeos sobre el aumento de la pobreza en el grupo especialmente vulnerable que representa la infancia. Es un deber colectivo resaltar que el aumento de la pobreza infantil y juvenil en Europa perjudica gravemente las oportunidades vitales y la calidad del capital humano de las generaciones futuras. Asimismo, si (y solo si) la divergencia en tasas de pobreza por grupos de edad se dilata en el tiempo, la inequidad intergeneracional podría convertirse en un nuevo problema estructural en las sociedades europeas.
Juan J. Fernández, profesor asociado, departamento de Ciencias Sociales, Universidad Carlos III de Madrid.

5. Referencias


Brady, D. (2004): «Reconsidering the divergence between elderly, child, and overall poverty», Research on Aging, 26.
Esping-Andersen, G. (1999): The social foundations of post-industrial economies, Oxford: Oxford University Press.
Eurostat (2016a): «People at risk of poverty or social exclusion by age and sex», Eurostat.
Eurostat (2016b): «Mean and median income by household type – EU-SILC survey», Eurostat.
Myles, J. (2002): «A new social contract for the elderly?», en G. Esping-Andersen (ed.): Why we need a new welfare state, Oxford: Oxford University Press.
Preston, S. (1984): «Children and the elderly: divergent paths for America’s dependents», Demography, 21.
Requena, M., L. Salazar y J. Radl (2013): Estratificación social, Madrid: McGraw-Hill.

Diversidad corporal y de género en la Infancia, Boletín OIA

título

Boletín nº 78.








En los últimos años, las expresiones de género en la infancia que difieren de las expectativas sociales han adquirido una visibilidad creciente, forman parte de la vida social española, siendo cada vez más explícita su difusión a través de los medios de comunicación. A ello han contribuido las familias que educan a sus hijos e hijas respetando su expresión fluida de género y la emergencia de un movimiento asociativo de madres y padres que realizan una continua labor de denuncia ante la situación de discriminación y de desamparo que sufren sus hijas e hijos en el ámbito administrativo, escolar, sanitario y social.

Sin embargo, existe un gran desconocimiento sobre el reconocimiento y respeto que se hace sobre los cuerpos de menores intersex, que tienen características sexuales que no encajan en las normas médicas o sociales para los cuerpos femeninos o masculinos, y que son sometidos a cirugías en sus órganos genitales y otros tratamientos médicos no consentidos en los primeros años de vida, derivando en problemas físicos y de identidad. Esta intervenciones quirúrgicas, innecesarias y traumatizantes, violan sus derechos y están basadas únicamente en estereotipos sobre el aspecto que debe tener un niño o una niña. 

A pesar de que los Principios de Yogyakarta, en la aplicación de la legislación de derechos humanos para la orientación sexual e identidad, específicamente el Principio 18B, exige “medidas para asegurar que el cuerpo de ningún menor, sea alterado irreversiblemente mediante procedimientos médicos, en un intento de imponer una identidad de género …” y el Comité de los Derechos del Niño de la ONU y el Consejo de Europa para los Derechos Humanos han pedido acabar con las cirugías no necesarias a menores intersex al considerar que pueden tener consecuencias negativas de por vida como la esterilización o la pérdida de sensación sexual, este tipo de intervenciones se siguen realizando en muchos países, también en España.

Además, la diversidad de género en la infancia no siempre corresponde a patrones binarios fruto de una socialización en dos géneros contrapuestos (masculino/femenino). En una sociedad como la actual, que no sólo borra las posibilidades fuera del sistema binario sino que impone una construcción sociocultural del género a partir del sexo asignado al nacer, existe una infancia que excede las definiciones tradicionales de lo que es apropiado, común o normal, y que evidencia cómo la identidad de género, más que una construcción estática y binaria, es un abanico de posibilidades. En este sentido, varios de los estudios consultados plantean la necesidad de otorgar a la infancia la oportunidad de desarrollarse mediante modelos más flexibles de género.


Principio Yogyakarta nº 18
Protección contra abusos médicos 
Ninguna persona será obligada a someterse a ninguna forma de tratamiento, procedimiento o exámenes médicos o psicológicos, ni a permanecer confinada en un centro médico, en base a su orientación sexual o identidad de género. Con independencia de cualquier clasificación que afirme lo contrario, la orientación sexual y la identidad de género de una persona no son, en sí mismas, condiciones médicas y no deberán ser tratadas, curadas o suprimidas.
Los Estados:
A.     Adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean necesarias a fin de asegurar la plena protección contra prácticas médicas dañinas basadas en la orientación sexual o la identidad de género, incluso en estereotipos, ya sea derivados de la cultura o de otra fuente, en cuanto a la conducta, la apariencia física o las que se perciben como normas en cuanto al género;
B.      Adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean necesarias a fin de asegurar que el cuerpo de ningún niño o niña sea alterado irreversiblemente por medio de procedimientos médicos que persigan imponer una identidad de género sin el consentimiento pleno, libre e informado de ese niño o niña de acuerdo a su edad y madurez y guiado por el principio de que en todas las acciones concernientes a niñas y niños se tendrá como principal consideración el interés superior de las niñas y los niños;
C.     Establecerán mecanismos de protección infantil encaminados a que ningún niño o niña corra el riesgo de sufrir abusos médicos o sea sometido/a a ellos;
D.     Garantizarán la protección de las personas de diversas orientaciones sexuales e identidades de género contra procedimientos o estudios médicos carentes de ética o no consentidos, incluidos los relacionados con vacunas, tratamientos o microbicidas para el VIH/SIDA u otras enfermedades;
E.      Revisarán y enmendarán todas las disposiciones o programas de financiamiento para la salud, incluyendo aquellos con carácter de cooperación al desarrollo, que promuevan, faciliten o de alguna otra manera hagan posibles dichos abusos;

F.      Velarán por que cualquier tratamiento o consejería de índole médica o psicológica no considere, explícita o implícitamente, la orientación sexual y la identidad de género como condiciones médicas que han de ser tratadas, curadas o suprimidas

9 claves para desarrollar una estrategia de participación infantil.





Eurochild, la red europea de organizaciones de infancia que aboga por situar los derechos y el bienestar de la infancia en el corazón de las políticas públicas, acaba de situar definitivamente a los niños y jóvenes en el centro de su propia estrategia de actuación.
Con la adopción de una nueva estrategia de participación infantil en cuya elaboración, por primera vez, han podido intervenir los protagonistas, la organización busca implicar a los niños, niñas y adolescentes en cuatro dimensiones diferentes: incidencia política y social, planificación estratégica, planificación de eventos y apoyo de iniciativas impulsadas por niños y jóvenes.
Requisitos
El documento señala los pasos a seguir para lograr que la participación infantil sea efectiva. El objetivo es desarrollar una estrategia flexible capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes tanto al interior de la organización como en el entorno europeo. 
Para ello, Eurochild contempla nueve requisitos básicos que la estrategia debe cumplir:
Transparente e informativa

Los niños deben recibir tanta información como sea posible para que, si deciden involucrarse en un proceso de toma de decisiones, sepan en qué se están metiendo.

Voluntaria
Los niños deben tener siempre el derecho a no participar y a quedarse fuera del proceso.

Respetuosa

Todos los participantes, adultos y niños, deben respetarse mutuamente y aceptar las ideas de otras personas.

Pertinente

Los niños deben participar en las decisiones que son pertinentes para ellos.

Adecuada

Todo debe ser diseñado de una manera que permita a los niños contribuir.

Inclusiva

Todos los niños y niñas deben recibir el mismo trato y se les da la oportunidad de participar.

Que incluya formación

El personal adulto al servicio de la organización debe ofrecer capacitación a los niños y jóvenes involucrados.

Segura

En ningún caso se expondrá a los niños a situaciones que los hagan vulnerables.

Responsable

Los adultos cumplirán sus promesas y los niños tendrán la posibilidad de hacerles saber si algo no funciona.

Además, una estrategia de participación infantil debe ser flexible y capaz de adaptarse a las circunstancias cambiantes, tanto al interior de la organización como en Europa. Según apunta la red europea de organizaciones de infancia, la estrategia es a la vez un plan para el futuro y un compromiso para el presente que se irá implementando en distintos niveles.
Estructura de participación
En el ámbito local, la organización fomentará que niños y niñas de distintas edades y orígenes compartan sus ideas y opiniones sobre diferentes cuestiones. Sus voces serán elevadas a los Foros Nacionales que Eurochild planea implantar por toda Europa.
Los Foros Nacionales, integrados por niños y adolescentes de entre 10 y 18 años elegidos por sus compañeros en sus respectivos países, tendrán el cometido de llevar las intervenciones infantiles emitidas en los órganos locales hasta el Consejo Infantil de Eurochild. Los tres primeros Consejos Nacionales serán desarrollados este mismo año en Bulgaria, Estonia y Malta. La experiencia piloto en estos tres países servirá como guía para implantar los consejos en los demás estados europeos.
En el Consejo Infantil de Eurochild se hará especial hincapié en las tareas de incidencia y planificación estratégica y de eventos de la organización. Los Foros Nacionales elegirán un niño o niña que los represente a nivel europeo en el Consejo Infantil por un periodo de dos años.
Las organizaciones que forman parte de Eurochild y las personas que trabajan en ellas, los siete miembros del Consejo de Administración y el personal que trabaja en la Secretaría ubicada en Bruselas conforman el cuarto y último nivel de la estructura de participación infantil.
¡C

La infancia, el eslabón débil, y de los Presupuestos del Estado 2017, también...

respecto a los compromisos del acuerdo de investidura entre PP y Ciudadanos.

Pau Marí-Klose.



La creciente situación de pobreza infantil hace que la partida de becas comedor o llegue para todas las familias necesitadas. / Edu Bayer
La creciente situación de pobreza infantil hace que la partida de becas comedor
o llegue para todas las familias necesitadas. / Edu Bayern
Hablar de infancia está de moda. También en el discurso político. Es políticamente cool comprometerse a ayudar a los niños desfavorecidos, reclamar que se construyan escuelas infantiles, o mostrar una firme determinación a ampliar los presupuestos en educación porque, ya sabemos, nos estamos jugando el futuro y tal. Gusta citar estudios anglosajones que avalan los efectos beneficiosos de las intervenciones públicas que se realizan en la etapa infantil para corregir desventajas sociales que violan la igualdad de oportunidades en la vida. Acredita que se lee inglés, se está al corriente de lo que se debate en el mundo, y uno se adhiere a la política basada en evidencias, no como otros… Hablar de infancia es, para quienes se comportan de este modo, lo que el sociólogo Pierre Bourdieu llamaba una estrategia para exhibir "distinción".
Pero me temo que las modas dan poco más de sí. Hace dos años escribí un  artículo en Agenda Pública en que mostraba –apoyándome fundamentalmente en fuentes secundarias– cómo los programas destinados a la infancia habían sido grandes paganos de las políticas de consolidación presupuestaria. Durante la crisis, las partidas que las Administraciones Públicas gastaban en infancia habían perdido peso relativo en el conjunto del gasto social que realizaban tanto las Comunidades Autónomas como el Estado Central. Eso no ha ocurrido con todos los programas sociales, ni con la misma intensidad.
Hace dos semanas se dio a conocer el acuerdo entre PP y Ciudadanos sobre los presupuestos de 2017. La  prensa y los propios  negociadores desgranaron partidas sociales que se incrementarán, hasta llegar a 2.000 millones adicionales
 Albert Rivera lo ha calificado como un "giro social y económico" que, gracias a Ciudadanos, pone fin a la austeridad. Luis Garicano se refiere al acuerdo como el hito que hará posible que el crecimiento llegue a todo el mundo. Loables propósitos, que parecen ignorar interesadamente que el PP había anunciado ya antes de las elecciones del 20 de diciembre de 2015 que iba a incrementar el gasto social en (precisamente) 2.000 millones. Lo terminaron llamando la Ruta Social.
En el relato que realizan los representantes de Ciudadanos aparecen algunas lagunas y muchos puntos oscuros. El primero y fundamental es qué ha ocurrido con el Pacto firmado con el PP hace solo siete meses, los llamados 150 compromisos para mejorar España
 En ese Pacto aparecía una clarificadora tabla en el Anexo, donde se desgranaban con detalle dotaciones presupuestarias para distintos programas de gasto, acompañadas de los ingresos que permitirían financiarlas. Se trataba de un ejercicio de transparencia encomiable, que facilita la rendición de cuentas.
Y la rendición de cuentas en el proyecto de presupuesto de 2017 arroja un resultado que, en el terreno social, resulta devastador. La partida que se acerca más a la anunciada en agosto es la que corresponde a los recursos destinados a políticas de activación. En el acuerdo de investidura se anunciaba un Programa de Activación para el Empleo (PAE PLUS) de 500 millones, y en los presupuestos hay un incremento de 284 millones dedicados a Fomento de Empleo. De este incremento, buena parte se va a convertir en reducción de cotizaciones a bonificaciones a la contratación (a pesar de la evidencia, muy abundante, de que sirven de bien poco). Las partidas de créditos destinados a orientación profesional y agencias de colocación experimentan un incremento de 65 millones para potenciar la atención personalizada a desempleados de larga duración. También, 66 millones adicionales van destinados a créditos para actuaciones de carácter formativo.
Hasta ahí existe alguna correspondencia entre lo suscrito en agosto y las dotaciones presupuestarias, y empiezan grandes desajustes. El Complemento Salarial Garantizado, al que asignaron 1.300 millones en agosto –7.000 originariamente en el programa electoral de Ciudadanos–, se queda en 500 millones.
Más demoledora si cabe es la rebaja sustancial de las partidas dedicadas a infancia respecto a los compromisos adquiridos en el acuerdo de investidura. Todos los capítulos (y son varios) que en el acuerdo comprometían gasto adicional para niños o familias con niños experimentan recortes mayúsculos. La partida extra destinada a luchar contra la pobreza infantil (lo que en el acuerdo se llamaba Plan Infancia) pasa de 1.000 a 340 millones, una rebaja del 65%. En esos 340 millones ahora comprometidos se incluye un programa de "ayuda alimentaria a los desfavorecidos y lucha contra la pobreza infantil" de 102 millones (programa FEAD) y 140 millones para un programa de reasentamiento y reubicación de refugiados.

Como denuncia Save the Children, solo 100 millones están destinados explícitamente a la lucha contra la pobreza infantil. Esos 100 millones sólo suponen un aumento de 25 millones  dirigidos a la pobreza infantil respecto a la prórroga de los PGE 2016.

La nueva partida asignada a permisos parentales pasa de 400 a 230 (lo que supone un descenso del 44% respecto a lo anunciado). El gasto en libros de texto gratuitos anunciado en agosto en 350 millones de euros se queda en 50 millones (-85%), de los que 25 son adicionales a los existentes. El plan de refuerzo educativo ( Plan Prefe en agosto) tiene asignados 30 millones, en lugar de los 60 comprometidos en el acuerdo de investidura (-50%).  En el nuevo acuerdo ya no se menciona la inversión en Educación de 0-3 años, que en agosto se cifraba en 300 millones, y constituía una de las iniciativas estrella del programa educativo de Ciudadanos.
En total, el proyecto de presupuestos destina a familias/niños –siendo generosos y admitiendo que en este capítulo caben las partidas que van a refugiados o programas alimentarios– 1.400 millones menos que los que se firmaron hace apenas siete meses. Nada invita a pensar que las necesidades que detectaron entonces y motivaron las propuestas (altas tasas de pobreza infantil, niveles bajos de escolarización 0-3 en familias desfavorecidas, infradotación de programas de refuerzo educativo que habían acreditado impactos positivos, permisos parentales demasiado cortos) hayan remitido, y las partidas ya resulten superfluas.

Es de lamentar, pues, el reajuste de las prioridades presupuestarias de Ciudadanos, e irritante el triunfalismo con que se anuncian. Ciudadanos contaba con un buen programa en lo que se refiere a atención a infancia, y en diversas declaraciones públicas sus dirigentes parecían haber comprendido la importancia de los compromisos en este campo. Así lo evidenciaron suscribiendo un acuerdo en febrero de 2016 con el PSOE de Pedro Sánchez en que unos y otros parecían coincidir en otorgar un peso relativo elevado a la inversión en familia e infancia (a través del Ingreso Mínimo Vital, la extensión de los permisos parentales o la expansión de la escuela infantil).
Los negociadores de Ciudadanos continuaron apostando por la infancia en el acuerdo de investidura con el PP de agosto de 2016, aunque rebajaran sustancialmente las ambiciones. Su débil posición negociadora podía justificar en parte esa escasa determinación a defender sus postulados programáticos originales. De ahí, el jarro de agua fría que supone el acuerdo presupuestario firmado ahora.

Mucho se ha dicho sobre la importancia de la inversión en familia e infancia. Quizás es innecesario abundar en ello. Sobran argumentos, sobran  evidencias a favor, sobran declaraciones solemnes y compromisos programáticos. En lo que parece necesario poner el foco es en la vulnerabilidad de las demandas a favor de la infancia. Cuando entran a competir con otras demandas y reivindicaciones para obtener asignaciones presupuestarias, tienen todas las de perder. Los políticos parecen convencidos de que basta exhibir preocupación y sensibilidad por el tema (bueno, el PP generalmente ni siquiera eso). Consideran que, o bien no es gasto tan prioritario, o bien sus bases de apoyo no les van a recompensar por este tipo de compromisos ni castigar si no cumplen sus promesas.

El reto que tenemos quienes creemos que la infancia no debe ser el eslabón débil de cualquier proceso de negociación presupuestaria es, pues, doble. Debemos insistir en la importancia de la inversión en infancia, brindando de la manera más efectiva argumentos y evidencias. Pero es necesario ir más allá. Hay que construir coaliciones de apoyo amplias hacia esas políticas, que se muestren dispuestas a reprobar y castigar a políticos que se sientan tentados a relegar las políticas de infancia en sus compromisos presupuestarios.
Al mismo vagón pueden subirse izquierdistas y progresistas de todo pelaje preocupados por la justicia social y la cohesión, liberales contrarios al privilegio y partidarios de la igualdad real de oportunidades, feministas comprometidas en hacer real la conciliación de vida laboral, familiar y personal, incluso conservadores que ven amenazada la estabilidad social a causa de la generalización de problemas sociales que germinan en la infancia y la adolescencia. La causa lo merece, y lo necesita.

La declaración de los derechos de las mamás .





La declaración de los derechos de las mamás
Élisabeth Brami y Estelle Billon-Spagnol. 
Ediciones Tecolote y Secretaría de Cultura, 2017.

Abajo el imperio de los hijos que dominan algunos hogares. Abajo el mito de los superpoderes y la función multitareas. Llegó la hora de las madres: 
Artículo 1. Derecho a no ser perfectas, a no tener una respuesta para todo, a equivocarse, a olvidar cosas, a cometer errores y hasta, de repente, decir una mala palabra. Las mamás no tienen superpoderes. Este libro pone en crisis muchos prejuicios, da la vuelta a los roles y propone una liberación con un humor inteligente.

Cuando llega el cumpleaños de mamá y le regalan puros electrodomésticos, ella, harta de este tipo de regalos aburridos, se sube a una escoba, sale volando y grita: ¡GRACIAS NO QUIERO NADA! Cuando los hijos se ponen a esculcar la bolsa de mamá de pronto aparece ella en la pantalla del celular para advertirles que los está viendo.

Derecho a tener un espacio y tiempo propios, a estar cansadas, a irse de fiesta, a ser consentidas y a casarse de nuevo y tener más hijos (cosa que enloquece a los niños lectores). Una revancha al estilo El libro de los cerdos de Anthony Browne (FCE, ocon algún guiño a Cinco minutos de paz de Jill Murphy (Kalandraka, 2016).


En un primer momento este es un libro que parece no interesar mucho a los niños y niñas lectores. “¿Derechos de las mamás?” (¿Y de los papás? El libro es doble: por una tapa se entra a los derechos de las mamás y por la otra a La declaración de los derechos de los papás, lo que provoca un diálogo que termina de dar sentido cada artículo), “¿qué hay de mis derechos?” .

Esa es la respuesta espontánea, pero luego de empezar a leer cada derecho los lectores van interesándose (mucho ayudan las alocadas ilustraciones -casi pequeñas tiras cómicas o viñetas humorísticas-) y a preguntarse si sus mamás ejercen esos derechos o no.

Resulta un buen complemento tener a la mano La declaración de los derechos de las niñas y de los niños, de la que hablé aquí, la semana pasada.


Violencia: '10 años más tarde - Progreso y demora mundial en acabar con la violencia contra los niños'







El Consejo Internacional de ONG sobre la Violencia contra las Niñas, Niños y Adolescentes fue formado en 2007 para apoyar un seguimiento fuerte y eficaz del Estudio de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños. 
Actualmente, mientras los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptan un llamado para eliminar todas las formas de violencia contra las niñas, niños y adolescentes y la Alianza Mundial para Acabar con la Violencia contra los Niños desempeña la labor de alcanzar esta meta, el Consejo de ONG publica su cuarto y último informe: un recuento, con todo y sus defectos, del progreso logrado y el trabajo que nos espera para eliminar la violencia contra las niñas, niños y adolescentes.

Para acceder al informe completo (en inglés), haga click aquí

En los diez años desde que el Estudio fue publicado, hemos tomado grandes pasos para aprender sobre la violencia que afecta a las niñas, niños y jóvenes alrededor del mundo y hemos observado grandes avances en la lucha contra algunas de esas formas de violencia. Sin embargo, para muchas niñas, niños y adolescentes, la violencia es un hecho de la vida que se ha vuelto crónico. Aunque ha habido progreso, éste permanece obstaculizado por sus limitaciones: las tasas de niñas que son sometidas a la mutilación genital femenina están disminuyendo rápidamente, pero, sin embargo, debido a aumentos en la población, la cantidad de mujeres y niñas que han experimentado esta forma de violencia está aumentando. La cantidad de países que ha prohibido legalmente todas las formas de castigo corporal de niñas, niños y adolescentes se ha triplicado desde que el Estudio fue publicado, sin embargo, se calcula que mil millones de niñas, niños y adolescentes todavía experimentan violencia física en el hogar de manera regular. Las niñas, niños y adolescentes detenidos se encuentran entre los más vulnerables a la violencia, y aunque las tasas de detención en muchos de los sistemas judiciales juveniles del mundo han disminuido considerablemente en la última década, estamos observando un aumento en la detención de niñas, niños y adolescentes en los sistemas de inmigración y adoptando nuevas formas.

Lo que quizás es aún peor es que muchas de las formas de violencia más severas que experimentan las niñas, niños y adolescentes siguen siendo legales, ya sea en los 14 Estados que todavía permiten la pena de muerte para las niñas, niños y adolescentes, en los 22 países que todavía permiten alguna forma legal de la mutilación genital femenina, o los 93 que permiten que las niñas se casen antes de haber cumplido los 18 años de edad. El Estudio sobre la Violencia estableció el año 2009 como el límite para la prohibición por ley de todas estas prácticas, pero todavía estamos lejos de alcanzar esta meta.

La persistencia de la violencia contra las niñas, niños y adolescentes es un reto para todos y todas: ¿por qué no hemos logrado alcanzar un cambio rápidamente? Las contribuciones de las y los expertos globales claves sobre la violencia contra las niñas, niños y adolescentes señalan algunas verdades difíciles sobre nuestros fracasos, pero también apuntan hacia el camino a seguir. No hemos logrado desafiar con eficacia la aceptación social de tantas formas de violencia y ha resultado difícil conseguir la prohibición legal de todas las formas de violencia que es una base necesaria para eliminar estas prácticas. Si vamos a alcanzar la meta 16.2 de los ODS y eliminar todas las formas de violencia contra las niñas, niños y adolescentes para el año 2030, debemos aprender estas lecciones sobre nuestros esfuerzos hasta ahora.

Este informe es la contribución del Consejo de ONG al inicio de esta siguiente etapa en la lucha para eliminar la violencia contra las niñas, niños y adolescentes: un recordatorio de cuán lejos hemos llegado y de los retos que enfrentamos.

RECOMENDACIONES

El Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra las Niñas, Niños y Adolescentes incluye una lista de 12 recomendaciones generales.
Estas son:
  1. Fortalecer los compromisos y medidas nacionales y locales
  2. Prohibir toda violencia contra las niñas, niños y adolescentes
  3. Dar prioridad a la prevención
  4. Promover valores no violentos y generar conciencia
  5. Aumentar la capacidad de todos los que trabajan con y para las niñas, niños y adolescentes
  6. Proporcionar servicios de recuperación y reinserción social
  7. Garantizar la participación de las niñas, niños y adolescentes
  8. Crear sistemas de denuncia y servicios accesibles y adecuados para las niñas, niños y adolescentes
  9. Asegurar la rendición de cuentas y poner fin a la impunidad
  10. Abordar la dimensión de género de la violencia contra las niñas, niños y adolescentes
  11. Elaborar y aplicar sistemáticamente sistemas nacionales de recolección de datos e investigación
  12. Fortalecer los compromisos internacionales
También existen recomendaciones más detalladas, enfocadas en los cinco entornos de la infancia donde ocurre la violencia – el hogar y la familia, las escuelas, los sistemas judiciales y de cuidado, el lugar de trabajo y la comunidad.
La urgencia de actuar para aplicar las recomendaciones del Estudio fue resaltada en los informes del Profesor Pinheiro. Tres recomendaciones fueron señaladas con metas establecidas con límites de tiempo:
  1. Para el 2007: integrar medidas de prevención y respuesta a la violencia contra las niñas, niños y adolescentes en los procesos de planificación nacionales, incluida la identificación de un punto focal, preferiblemente a nivel ministerial;
  2. Para el 2009: prohibir por ley toda la violencia contra las niñas, niños y adolescentes;
  3. Para el 2009: iniciar un proceso para desarrollar sistemas nacionales fiables de recolección de datos.
Para acceder al informe completo (en inglés), haga click aquí

Sobre el temor a las escuelas de 'alta concentración':

están fuertemente estigmatizadas.

      
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El temor a la concentración de hijos de inmigrantes en las escuelas
está sobredimensionado 
tanto por su impacto sobre el rendimiento 
como por el que tiene en otras dimensiones de la experiencia escolar.
Ni las escuelas de alta concentración generan relaciones más conflictivas entre estudiantes, 
ni entre éstos y los profesores.
Pasar de un centro sin hijos de inmigrantes a otro en el que todos lo son 
 sólo está asociado a un incremento la ansiedad de apenas un 5%.

Las escuelas con una alta concentración de hijos de inmigrantes están fuertemente estigmatizadas. A ello contribuyen tanto los padres, como las administraciones, los medios de comunicación o los académicos y analistas de la realidad social que extraen conclusiones extraordinarias a partir de observaciones anecdóticas. Me propongo aquí ofrecer una sencilla evaluación del impacto de la concentración en diversos aspectos de la experiencia escolar utilizando datos representativos de las escuelas y los estudiantes de la Comunidad de Madrid y Cataluña por ser los territorios con un mayor peso de la inmigración en su población, y por la presencia de los mayores núcleos urbanos del país.
 
Aunque el temor que genera la concentración está sobre todo alimentado por la idea de una pérdida en el rendimiento, se suele creer que las relaciones sociales en estos centros son más conflictivas y que, por todo ello, sus estudiantes tendrían menores niveles de bienestar. Por suerte, en 2015 el estudio PISA ha ampliado su foco incluyendo algunas dimensiones que nos permiten evaluar todo ello de una forma más comprehensiva.
 
  1. Rendimiento: ¿en qué umbral comienza la caída?
No existen diferencias en las puntuaciones que obtienen los estudiantes en escuelas con menos del 20% de hijos de inmigrantes. Es decir, la presencia de inmigrantes en la mayoría de los centros madrileños y catalanes puede ser considerada irrelevante para el rendimiento. En la muestra PISA de la Comunidad de Madrid, éstos centros representan el 51% y en Cataluña cerca del 62%.
 Sólo parece haber una caída en lo que los estudiantes demuestran saber en escuelas en las que al menos más de uno de cada cuatro alumnos tiene origen en la inmigración.
 
Figura 1. Evolución de las puntuaciones PISA en matemáticas por concentración de hijos de inmigrantes en los centros
Figura 1.jpg
Fuente: elaboración propia a partir de PISA 2015.
Nota: estimadores obtenidos a partir de modelos HLM. El eje vertical recoge el rango de valores de la variable dependiente en el que se sitúa el 90% de los casos.
 
Es importante señalar que, como máximo, al pasar de un centro sin hijos de inmigrantes a otro en el que todos los alumnos lo sean, el deterioro de las puntuaciones en matemáticas es de en torno al 20% (18 en Madrid y 22 en Cataluña). Sin embargo, ello no debería generar alarma. Sabemos que los centros que acogen a más hijos de inmigrantes también escolarizan a más alumnos de familias desaventajadas. Como ya expliqué en un post anterior esto explica la caída.
 
  1. Relaciones sociales: ¿un ambiente más conflictivo?
Una de las ideas más comúnmente extendidas entre los agoreros de la concentración es que alimente relaciones más problemáticas entre los estudiantes, y conflictos entre ellos y el propio centro. Podemos comprobar si es así utilizando dos índices, uno sobre la sensación de pertenencia de los estudiantes, que resume la forma en que se relacionan los estudiantes entre sí, y otro sobre el tratamiento que reciben por parte de los profesores.
El índice sintético sobre la sensación de pertenencia de los estudiantes hacia el centro incluye respuestas a preguntas tales como ‘me siendo un outsider’, ‘no puedo hacer amigos’, ‘no pertenezco al centro’, ‘me siento fuera de lugar’, ‘no gusto a los otros estudiantes’, ‘me siento aislado’, ‘me siento infeliz’, ‘me siento insatisfecho’, etc. La idea de que las relaciones entre los alumnos pueden ser más conflictivas en centros de alta concentración a penas encuentra acomodo en los datos. Pasar de un centro en el que hay menos del 10% de hijos de inmigrantes a otro en el que todos los son, supone una pérdida, como máximo, del 5% en la puntuación de este índice de pertenencia.
 
Figura 2. Relación entre la pertenencia al centro y la concentración
Figura 2.jpg
Fuente: elaboración propia a partir de PISA 2015.
Nota: estimadores obtenidos a partir de modelos HLM. El eje vertical recoge el rango de valores de la variable dependiente en el que se sitúa el 90% de los casos.
 
Se ha especulado también con que las relaciones entre profesores y alumnos podrían ser más problemáticas en los centros de alta concentración. PISA incluye un índice sobre la percepción que los alumnos tienen de la forma en que les tratan los profesores (‘se dirigen a mi menos frecuentemente que a otros’, ‘me evalúan con más dureza’, ‘me hacen entender que soy menos inteligente’, ‘son más estrictos conmigo’, ‘me ridiculizan’, etc.). Pues bien, tampoco en esta dimensión encontramos diferencias.
 
Figura 3. Relación entre la percepción sobre el comportamiento de los profesores y la concentración
Figura 3.jpg
Fuente: elaboración propia a partir de PISA 2015.
Nota: estimadores obtenidos a partir de modelos HLM. El eje vertical recoge el rango de valores de la variable dependiente en el que se sitúa el 90% de los casos.
 
  1. El malestar individual: ¿incrementa la ansiedad?
Finalmente se ha extendido la idea de que los centros en los que, por sus características familiares, el alumnado no refleja una imagen equilibrada y realista de la composición de la sociedad podrían transmitir a sus alumnos la sensación de situarse en el margen, de pertenecer a un gueto y, por ello, de tener menos oportunidades. PISA 2015 incluye diversas herramientas para medir el bienestar de los estudiantes y, aunque en su origen esta información fue sistematizada para estudiar la ansiedad en el aprendizaje, podemos aquí comprobar si niveles altos de concentración están asociados con mayores niveles de malestar individual.
 
Figura 4. Relación entre el malestar (ansiedad) de los estudiantes y la concentración
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Nota: estimadores obtenidos a partir de modelos HLM. El eje vertical recoge el rango de valores de la variable dependiente en el que se sitúa el 90% de los casos.
 
Aunque como podemos ver en la Figura 4 se produce un incremento en este indicador a medida que aumentamos el nivel de concentración, sería una exageración sobredimensionar este problema. Cómo máximo el deterioro medio en este indicador es de en torno a un 5% tanto en la Comunidad de Madrid como en Cataluña. Poco impacto para el ruido que este argumento hace en la literatura sobre concentración.
 
Nota final: 
Contra la mística dominante, hay poco de singular en la concentración de inmigrantes en las escuelas. 
El problema que genera en el rendimiento no es tal ya que se debe a la concentración general de desventaja. 
En otros aspectos sería suficiente con que transmitiéramos una idea menos compleja y más normalizada de un fenómeno que tiene menos aristas de lo que se suele creer.