Anne Catherine Cornec:
"Desde la hegemonía
blanca, la adopción no se considera una migración,
se asume que los
niños adquieren la identidad de la familia,
pero cuando te vas haciendo
mayor en la escuela te das cuenta de que eres diferente",
explica Anne
Catherine.
"En la
adolescencia empieza la convivencia con el racismo: hay barullo en
clase,
pero solo te echan a ti, los vigilantes te siguen en las
tiendas..."
Este artículo pertenece a la
revista La España de los migrantes,
de eldiario.es.
Pau Rodríguez,
Anne Catherine Cornec. Robert Bonet |
A sus
31 años, afincada en Barcelona, esta joven es de las pocas personas en
España dispuesta a abordar un debate más presente en países como EEUU o
Francia: que la adopción es también un proceso migratorio, en este caso
de un bebé, condicionado por la economía y el pasado colonial de los
países de origen. "Desde la hegemonía blanca no se considera una
migración, porque se asume que los niños adquieren la identidad de la
familia, pero luego a medida que te vas haciendo mayor en la escuela te
vas dando cuenta de que eres diferente", sostiene.
"Pasas de ser un bebé mono a un adulto peligroso", resume
Cornec. Durante la adolescencia se ve sobre todo con la policía o en el
instituto, añade. Empieza la convivencia con el racismo: que haya
barullo en clase y te echen solo a ti, que los vigilantes de seguridad
de una tienda te sigan por todo el recinto, que los primeros empleadores
te pregunten una y otra vez si eres "seguro" francesa… enumera esta
joven.
Y luego está la situación de los países que
conceden más adopciones. En Sri Lanka, sin ir más lejos, el Gobierno
investiga una trama de compras o incluso robo de bebés durante los 80 y
los 90 para darlos a familias occidentales que podría afectar a miles de
jóvenes, en un contexto que, para Cornec, no es baladí: la extrema
precariedad de muchas mujeres, así como el conflicto civil en el que
estuvo inmerso el país. "Se trata de movimientos significativos de
población condicionados por la situación de los países y las relaciones
internacionales", argumenta.
Por este motivo, se
muestra contraria a los procesos de adopción, sobre todo la transracial,
tal como están concebidos en la actualidad. "Coger un niño racializado y
colocarle en un ámbito blanco, despojándole de todo lo que tiene
detrás, no funciona", defiende. Es muy crítica con aquellas familias
adoptivas cuyo objetivo, dice, es "que el niño llegue al mismo nivel de
privilegios que tienen ellos, pero desentendiéndose de los demás, ¿de
qué te sirve si acabas siendo igualmente racista?".
Esto
le ha valido algún que otro encontronazo con madres adoptivas. "Se lo
toman como algo personal cuando mi crítica es al sistema", expresa
Cornec. Y precisa además que sí cree que pueda existir otro tipo de
adopción: que la nueva familia adquiera también parte de la cultura del
niño o que no lo deje en entornos solo de blancos, "porque si no, no
tendrá una representación de quién es él", reflexiona.