Hacer trabajo voluntario durante este verano. Hoy Día del Trabajo Infantil.

Los trabajos de verano para los adolescentes les pueden brindar 
una valiosa experiencia que los ayuda a hacer la transición a la edad adulta, 
según la Academia Estadounidense de Pediatría.

Los especialistas en desarrollo infanto-juvenil destacan los múltiples beneficios 
de los trabajos de verano para los adolescentes

Lavisha Pelaez, MPH

Trabajar como voluntario.

¿Por qué ser voluntario?

El voluntariado puede ser poderoso. Puedes cambiar vidas y tener un impacto por tu cuenta.

Cuando eres voluntario, tú:


  • Expandes tu mente. Aprendes nuevas habilidades, como ser un jugador de equipo y establecer metas. Puede descubrir en qué es bueno y obtener ideas profesionales para el futuro. Cuando eres voluntario, la gente confía en ti, así que aprendes a ser responsable. Trabajar en un proyecto de voluntariado a menudo reúne a personas de diferentes orígenes y habilidades. Puede hacer nuevos amigos con personas que comparten intereses y valores comunes. O puede conocer a adultos que se convierten en buenos mentores.
  • Tienes la oportunidad de ver cómo puedes cambiar las cosas para mejor. Puedes sentirte orgulloso de tu contribución. El voluntariado puede mantenerlo enfocado en hacer algo significativo, especialmente si tiene muchas cosas en mente. ¡Y no te aburrirás!
  • Construyes tu experiencia. El voluntariado se ve muy bien en una solicitud de empleo o universidad. Muestras a los demás (¡y a ti mismo!) que crees en una causa, eres confiable y puedes llegar a tiempo. También demostrará su compromiso de ayudar a mejorar el mundo.

¿Cómo puedo ser voluntario?
Hay tantos lugares que necesitan voluntarios. Y necesitan ayuda con una amplia variedad de tareas. Tendrás muchas oportunidades de encontrar un buen ajuste.
Aqui hay algunas ideas:


  • Ayuda a los niños a aprender y crecer . Conviértase en Big Brother o Big Sister , consejero de campamento o voluntario para un programa después de la escuela. Ayudar en un evento de Olimpiadas Especiales puede ser gratificante si desea pasar tiempo con niños que tienen necesidades especiales.
  • Sirve la cena a las personas sin hogar, sea voluntario en su banco de alimentos local o distribuya juguetes a los niños. Tu club de deporte, o de lectura... tu iglesia o creencia pueden ofrecer actividades y necesitar voluntarios, .
  • Cuida con mascotas en un refugio de animales local, o en contacto con tus vecinos. La mayoría de los refugios dependen de voluntarios para mantener a los gatos y perros felices y bien ejercitados. (Y cuando estás paseando perros rescatados, también haces ejercicio).
  • Voluntario para una asociación política. Descubre cómo funcionan las cosas por dentro. 
  • Ayuda al medioambiente. Únase a un grupo de conservación y ayuda en la preservación del río.... Participa en un día de limpieza del parque local. Incluso puedes ayudar en un parque.
  • Apoya una causa relacionada con la salud. Muchos de nosotros estamos cerca de personas que tienen un problema de salud, como cáncer o diabetes. Puede sentarse bien dedicar tu tiempo a una organización que recauda dinero para investigación, entrega comidas o ayuda a personas enfermas.
A algunos voluntarios les gusta combinar sus pasiones. Por ejemplo, si te encantan los niños y eres bueno en las artes y manualidades, podrías dirigir un proyecto de arte para pacientes jóvenes en tu hospital local.


¿Cuánto dura un compromiso voluntario?
Algunas organizaciones benéficas o sin fines de lucro prefieren que se comprometa con una cantidad determinada de tiempo cada semana o dos. Si eso no se ajusta a su horario, busca una organización que organice un proyecto de un día de duración, como una caminata, un paseo en bicicleta o un día de limpieza. O si tienes un bloque de tiempo más grande para dar, puedes pasar una semana, un mes o incluso un verano completo haciendo una pasantía. Es una gran manera de sumergirse. Puedes ver el progreso y los resultados. También es una forma única de entablar amistades con otros voluntarios.


¿Cómo empiezo a ser voluntario?
Después de decidir qué quiere hacer y cuándo está disponible, es hora de actuar. Busca en línea  o llama a una organización local para ver si necesitan voluntarios. Pide ideas a amigos o familiares. El personal de la escuela o su bibliotecario local también pueden ser recursos.
Esté preparado para responder algunas preguntas, como:


  • ¿Por qué quieres ser voluntario aquí?
  • ¿Cuando estas disponible?

Es una buena idea tener un par de sus propias preguntas listas también. Debes preguntar:


  • ¿Qué se espera de mí si soy voluntario aquí?
  • ¿Qué tipo de formación proporciona?
  • ¿Puedo observar a algunos voluntarios en acción para ver cómo es el trabajo?

Después de que te admitan como voluntario, puedes decidir si es el adecuado o no para tí. Algunas personas encuentran su mejor ajuste de inmediato y lo mantienen durante años o incluso toda la vida. Otros prueban algunas cosas diferentes antes de encontrar lo que les gusta hacer. Y algunas personas optan por mezclarlo haciendo diferentes tipos de proyectos de voluntariado cada año.
Independientemente de lo que decidas, es posible que el voluntariado sea una experiencia increíblemente gratificante.

Revisado médicamente por: Lavisha Pelaez, MPH

Pobreza alimentaria grave en la infancia

Afecta a 1 de cada 4 niños en el mundo que no pueden consumir una alimentación nutritiva y variada para que su crecimiento sea óptimo.


Unicef

06/06/2024



En el mundo, alrededor de 181 millones de niños y niñas menores de 5 años –uno de cada cuatro– viven en situación de pobreza alimentaria infantil grave, lo que aumenta en un 50% sus probabilidades de padecer desnutrición aguda que puede ser letal.

  • 4 de cada 5 se alimentan únicamente con leche materna o productos lácteos, o un alimento básico rico en almidón (arroz, maíz o trigo).
  • Menos del 10% se alimenta de frutas y verduras.
  • Menos del 5% de alimentos ricos en nutrientes como huevos, pescado, aves y carne.

"Los niños y niñas que viven en condiciones de pobreza alimentaria grave están en una situación límite", Catherine Russell, directora de UNICEF.


¿Qué es la pobreza alimentaria infantil?


Se trata de la situación en la cual los niños y niñas no pueden obtener ni consumir una alimentación nutritiva y variada para mantener un crecimiento y un desarrollo óptimos en la primera infancia y en etapas posteriores.


Para definirla hay que tener en cuenta las categorías de pobreza alimentaria infantil. En este sentido, si se alimenta a los niños y niñas con:

  • 0-2 grupos de alimentos/día: situación de pobreza alimentaria infantil grave.
  • 3-4 grupos de alimentos/día: situación de pobreza alimentaria infantil moderada.
  • 5 o más grupos de alimentos/día: no viven en situación de pobreza alimentaria infantil.

Causas de la pobreza alimentaria infantil


Un nuevo informe de UNICEF* analiza las causas y repercusiones que tiene la privación alimentaria entre la población mundial más joven, en casi 100 países, según el nivel de ingresos.


Entre las causas, cabe destacar:

  • El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19.
  • Los efectos de las crecientes desigualdades.
  • Los conflictos.
  • La crisis climática.

En su conjunto, han contribuido a elevar el precio de los alimentos y el coste de la vida a niveles sin precedentes. 


A su vez, diversos factores están agravando la crisis de pobreza alimentaria infantil, entre ellos:

  • Unos sistemas alimentarios que no proporcionan a los niños y las niñas opciones nutritivas, seguras y accesibles.
  • La incapacidad de las familias para permitirse una alimentación nutritiva.
  • La incapacidad de los progenitores para adoptar y mantener prácticas de alimentación infantil positivas.

En muchos contextos, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados, que son más baratos, bajos en nutrientes y no saludables, se comercializan con estrategias agresivas y son la nueva normalidad en la alimentación infantil.


Una alarmante proporción de niños y niñas que viven en condiciones de pobreza alimentaria consumen estos alimentos y bebidas no saludables que desplazan de sus regímenes alimentarios a otros productos que son más nutritivos y saludables.


"Ahora mismo, es la realidad de millones de niños y niñas pequeños y esto puede tener repercusiones negativas irreversibles para su supervivencia, crecimiento y desarrollo cerebral”, añade Russell.


¿Qué países sufren pobreza alimentaria infantil?


De los 181 millones de niños y niñas que se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave, el 65% se concentra en solo 20 países. Alrededor de 64 millones de niños y niñas afectados están en Asia Meridional, y 59 millones en África Subsahariana.


El 65% de los niños y niñas en situación de pobreza alimentaria grave se concentra en estos 20 países: Afganistán, Bangladesh, China, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, Ghana, India, Indonesia, Myanmar, Níger, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Somalia, Sudáfrica, Uganda, Tanzania y Yemen.


En Somalia, por ejemplo, un país afectado por los conflictos, las sequías y las inundaciones, el 63% de los niños y niñas viven en situación de pobreza alimentaria infantil grave y, en las comunidades más vulnerables, más del 80% de los cuidadores declararon que sus hijos no habían podido comer durante un día entero.


En la Franja de Gaza, meses de hostilidades y restricciones a la ayuda humanitaria han provocado el colapso de los sistemas alimentarios y de salud, con consecuencias catastróficas para los niños y las niñas y sus familias. 


Recientemente, se constató que nueve de cada diez niños y niñas de la Franja se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave y sobreviven con dos o menos grupos de alimentos al día. Todo ello demuestra el terrible impacto que el conflicto y las restricciones están teniendo sobre la capacidad de las familias para atender las necesidades alimentarias de sus hijos, y de la velocidad a la que esta realidad pone a los niños y niñas en riesgo de desnutrición potencialmente mortal.


Cerca de la mitad (46%) de los casos de pobreza alimentaria infantil grave se da en hogares pobres en los cuales es probable que la limitación de los ingresos familiares sea uno de los principales impulsores, mientras que el 54 % –esto es, 97 millones de niños y niñas– vive en hogares relativamente más ricos, en los que los entornos alimentarios precarios y las malas prácticas alimentarias son los principales factores que determinan la pobreza alimentaria en la primera infancia.


Avances en algunos países


El progreso para acabar con la pobreza alimentaria infantil es lento, pero existen algunos casos de notable éxito:

  • En Burkina Faso la prevalencia de la pobreza alimentaria infantil grave se redujo a la mitad al pasar del 67% en 2010 al 32% en 2021.
  • En Nepal, se redujo desde el 20% en 2011 al 8% en 2022.
  • En Perú, la tasa se ha mantenido por debajo del 5% desde 2014 pese a un prolongado período de declive económico.
  • En Ruanda, pasó del 20% en 2010 al 12% en 2020.

En Burkina Faso, por ejemplo, UNICEF desarrolla un proyecto que permite a los niños y niñas de Thyou alimentarse de manera adecuada. Como Aslam, un bebé de 8 meses y sus tres hermanos. La madre cuenta que es un niño sano y risueño.


Desde que nació Aslam, Fatimata participa en unas sesiones organizadas por UNICEF en las que recibe recomendaciones para alimentar bien a sus hijos. Y nota la diferencia, claramente recuerda cómo sus hijos mayores se enfermaban y estaban muy delgados. 


"Estoy muy agradecida por esta oportunidad que me permite aprender de los consejos para cuidar a mi hijo".


En el marco del proyecto y con la supervisión de agentes sanitarios de la propia comunidad, las madres se reúnen una vez al mes para intercambiar prácticas de nutrición esenciales para niños pequeños y familias. 


Cómo acabar con la pobreza alimentaria infantil


Para poner fin a la pobreza alimentaria infantil, desde UNICEF hacemos un llamamiento a los gobiernos, las organizaciones humanitarias y de desarrollo, los donantes, la sociedad civil y la industria de alimentos y bebidas para, de forma urgente:

  • Transformar los sistemas alimentarios de manera que los alimentos nutritivos, diversos y saludables sean la opción más accesible, asequible y deseable para los cuidadores a la hora de alimentar a los niños y niñas pequeños.
  • Aprovechar los sistemas sanitarios para prestar servicios esenciales de nutrición con el fin de prevenir y tratar la desnutrición en la primera infancia y asesorar a progenitores y familias sobre prácticas de alimentación infantil y cuidado de niños y niñas.
  • Activar la protección social para abordar la pobreza de ingresos a través de la concesión de transferencias sociales (dinero en efectivo, vales y alimentos), de forma que respondan a las necesidades alimentarias y nutricionales de los niños y niñas vulnerables y sus familias.


Resumen ejecutivo del informe en español.


¿Rechazos de la infancia trabajadora? Moralidades, política y epistemes.

En este artículo se abordan los significados ambivalentes 
del concepto de rechazo al trabajo infantil.
Mañana, Día del Trabajo Infantil.

“¿Rechazos de la infancia trabajadora? Morales, política y epistemes”.
Orignal de Paulina Ferronato (2021).

"Cómo evitar borrar a los niños de las estratagemas divagantes y asimétricas del campo social? 
Cómo garantizar que las experiencias de los niños no se reduzcan a expectativas adultas que delimitan su futuro a partir de un presente negado y un pasado desconocido?".


Por un lado, defino el rechazo como una práctica moral ubicada en un campo social de exclusiones. En ese sentido, busco releer el trabajo de McGranahan (2016) , que sugiere que el rechazo es un desafío a las relaciones jerárquicas. Por otro lado, entiendo el rechazo como una praxis analítica que inaugura la posibilidad histórica de conocer y reconocer, de diferentes maneras, las experiencias de niñas y niños. Propongo estos puntos como una forma de reimaginar los estudios sobre las infancias trabajadoras en contextos de desigualdad social persistente ( Tilly, 2000 ) en América Latina.

En el primer caso, el rechazo del trabajo infantil despliega sensibilidades, moralidades, discursos y  dispositivos  que dan forma a las políticas gubernamentales contemporáneas. En el segundo caso, el rechazo se convierte en una poderosa lente teórica y metodológica para interpretar experiencias complejas. El rechazo etnográfico ( Ortner, 2009 ) asume lo primero como un elemento a entender, sin buscar esterilizar las relaciones de poder ni desdibujar las ambigüedades de los sujetos. En otras palabras, la producción de la infancia implica disputas, que no pueden juzgarse únicamente en función de las “buenas o malas intenciones” de los actores. Es necesario examinarlos en contexto y repolitizarlos. Como sugiere Simpson (2017 ), el rechazo produce dilemas en la vida social y el conocimiento cotidianos.

De hecho, la infancia en condiciones de desigualdad moviliza afectividades específicas. Estos se negocian y producen en narrativas y acciones del Estado, comunidades territoriales, gobiernos internacionales e instituciones políticas. Particularmente en América Latina, la organización y las agendas de investigación y desarrollo social, ya sean gestionadas por el Estado o no, apuntan a erradicar el trabajo infantil. Esto está en concordancia con los discursos proteccionistas de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Organización Internacional del Trabajo, que tratan el trabajo infantil como aquel que priva a niñas y niños de “una infancia” y lo consideran perjudicial para el desarrollo físico y psicológico de niños. Dentro de esta retórica abolicionista, las niñas y los niños son definidos como inocentes y vulnerables. Esto significa que el sujeto niño, entendido de manera abstracta, sólo pretende jugar y depende enteramente de los adultos para mantener su vida.

En contraste, mis estudios territorializados sobre niños cuidadores y trabajadores, y en diálogo con investigaciones en diferentes ciudades de América Latina ( Frasco, Fatyass y Llobet, 2021 ; Liebel, 2016; Padawer, 2010 ), muestran que las actividades de los niños son no restringido a tareas de baja intensidad con importancia limitada. Los niños producen valor social. Esto significa que generan vínculos con otros, elaboran bienes y movilizan capitales (no sólo económicos) a través de actividades heterogéneas para lograr su propia reproducción social. El trabajo infantil, entendido no sólo en términos de supervivencia, también se relaciona con dimensiones afectivas, recreativas y de socialización de la vida que se experimentan de manera diferencial según la clase, la etnia, la generación y las posiciones de género.

Aunque las experiencias de los niños son socialmente diversas, los agentes que intervienen en la gobernanza humanitaria de la infancia ( Fassin, 2016 ) mantienen una división entre niños y adultos que tratan el trabajo infantil como si fuera un “mundo hostil” ( Zelizer, 2009).  
A partir de ahí, delinean regímenes de deseabilidad para el supuesto bienestar y de necesidades de niñas y niños ( Fraser y Lamas, 1991 ). En particular, les preocupan las escenas de trabajo relacional, en el sentido conceptual de Zelizer (2009) , en las que los niños que viven en la pobreza participan en actividades productivas y relaciones de cuidado con relativa autonomía de la influencia familiar.

Estos adultos "humanitarios" se movilizan para atender el supuesto malestar de los niños. Quieren corregirlo (por ejemplo, trabajo infantil); representan a niñas y niños como víctimas o niegan y borran ciertas experiencias de los niños. El miedo a que el trabajo perjudique a los niños plantea un esencialismo romántico que presenta un solo relato sobre ellos, que se centra en lo que NO deben hacer, sin centrarse en el contexto en el que se desarrollan esas relaciones productivas ( Llobet, 2012 ) . Los sentimientos morales que rigen la infancia invisibilizan las múltiples trayectorias de los niños. También los dislocan social, espacial y temporalmente. Los dejan inertes, como una vida virtuosa que necesita ser salvada porque puede ser fácilmente suprimida.

Estas narrativas de catástrofes sobre “el niño trabajador” generan políticas de contención y solidaridad. Pero, al mismo tiempo, desplazan la posibilidad de advertir la violencia y las injusticias de largo plazo que circunscriben las condiciones materiales y simbólicas en las que viven niñas y niños. Este consenso compasivo no tiene en cuenta otras historias sobre infancias trabajadoras. Según esta lógica, se culpa a las familias porque “envían a sus hijos a trabajar”.

Además, diferentes agentes y organizaciones llevan a cabo acciones socioeducativas desde una lógica que invoca la noción de cultura de paz, armonía en la crianza y rescate de la niñez. Por lo tanto, las soluciones a los “problemas” sociales emergentes se dirigen hacia las interacciones interpersonales y la toma de conciencia, sin cuestionar las circunstancias políticas y sociales.(Pizarro, 2017; Fonseca y Schuch, 2009).

Por lo tanto, resulta difícil visibilizar que el trabajo infantil involucra diferentes significados y aprendizajes comunitarios, decisiones cotidianas y reciprocidades entre grupos; y que a veces puede oprimir a los niños. ¿Cuáles son, entonces, las condiciones locales para materializar los derechos de los niños sin cosificar sus experiencias en contextos de desigualdad?

El rechazo trabaja con símbolos y significados diferentes al humanitarismo como parte de sus prácticas de conocimiento. El rechazo exige que el gobierno de la infancia se sitúe contextualmente. Los debates sobre la agencia de los niños desde un enfoque situado ( Haraway, 1988 ) no buscan reducir la capacidad de acción de los niños a una capacidad puramente de libertad, ni se centran únicamente en aquellos comportamientos legitimados por las instituciones y sus proyectos políticos. Este horizonte de pensamiento (por ejemplo, el rechazo) se ancla en la exploración de las múltiples experiencias de la infancia y sus interpelaciones en deseos impuestos relacionados con “ser niña o ser niño”. La agencia de los niños trabajadores se cultiva en el encuentro entre: las estrategias que han incorporado desde su reproducción social ( Bourdieu, 2020 ), las desigualdades y la precariedad de la vida ( Lorey, 2016 ). Este enfoque entra en tensión con frentes discursivos hegemónicos que hacen suposiciones sobre la infancia y las relaciones intergeneracionales, basadas en la edad.

Presento estas economías morales para comprender las economías políticas de estas prácticas de gobierno. Al mismo tiempo, busco mostrar la problemática de los rechazos hegemónicos en torno a los niños trabajadores. Más bien, enfatizo que los esfuerzos por comprender las acciones y movimientos para la transformación social deberían ser más rigurosos. Es crucial ir más allá de la indignación moral que genera acciones altruistas y ampliar la imagen del sufrimiento de los niños que trabajan en el mundo que habitan. Ampliar visiones sobre los niños trabajadores representa un rechazo que nos invita a romper el muro, cruzar la calle, compartir la plaza, reinventar las banderas, escuchar a las niñas y niños, mirar sus huellas, ver dónde están, observar lo que hacen. , cómo se sienten y empezar de nuevo. ¿Cómo conecta el siguiente retrato del trabajo infantil sus temporalidades heterogéneas con otras infancias desiguales?

Las preguntas surgen entonces son
.- cómo evitar borrar a los niños de las estratagemas divagantes y asimétricas del campo social; 
.- cómo garantizar que las experiencias de los niños no se reduzcan a expectativas adultas que delimitan su futuro a partir de un presente negado y un pasado desconocido.
.- Me pregunto cómo ubicar las voces y agencias de los niños dentro de una política de reconocimiento. Incluso es crucial notar en sus silencios las formas en que los niños rechazan subrepticiamente las fronteras de participación infantil diseñadas e impuestas por los gobiernos ( Llobet, 2021 ). 
.- Es importante pasar de una política de compasión a otra centrada y preocupada por la desigualdad. Para ir aún más lejos, me pregunto cómo trascender la práctica ordinaria de la investigación social que hace del “Otro” su objeto. 
.- Es relevante preguntarnos cómo generar una reflexividad viva y dinámica como parte de una nueva sensibilidad investigativa. Esta sensibilidad de investigación debería superar las representaciones del sufrimiento que lo convierten en un trauma individual y fatal y, por lo tanto, oscurecen sus causas entrelazadas y tensiones estructurales.

Quiero cerrar este artículo con estas preguntas sin respuesta basadas en mi responsabilidad epistemológica. Intento no imponer ni arreglar, incluso aquello que podamos escudriñar con menor o mayor intensidad y rapidez. Por esta razón, yo mismo soy partidario de un cambio de ritmo en el que se desarrollan los agentes y sus actos, y nos involucramos en todo el abanico de controversias en las que estamos inmersos ( Latour, 2008 ).

Cita: Rocío Fatyass, “¿Rechazos de la infancia trabajadora? Moralidades, política y epistemes”, en Reimagining Childhood Studies, 22 de septiembre de 2021, Traducido al inglés por Andrea Cortés Saavedra, https://reimaginingchildhoodstudies.com/refusals-of-working-children/


* Rocío Fatyass
Rocío Fatyass es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Córdoba, Argentina. Asimismo, es Investigadora Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Su línea de investigación se relaciona con las experiencias de niñas y niños en contextos de desigualdad urbana, el cuidado y el trabajo infantil. Se desempeña como docente en Problemas Sociológicos I y II en la carrera de Licenciatura en Sociología en la UNVM. También, es profesora titular en la cátedra de Sociología General y Desarrollo en el Instituto de Educación Superior del Centro de la República "Dr. Ángel Diego Márquez" (INESCER). Integra el Programa de Estudios Sociales en Género, Infancia y Juventud de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Programa de Estudios de Género, Derechos y Sexualidades de la UNVM. Además, dirige el proyecto de extensión “Niñas y Niños Investigadores: experiencias de conocimiento desde un enfoque protagónico, de género y multiespecie” (UNVM). Rocío Fatyass es Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Licenciada en Sociología (UNVM) y Becaria Postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Su investigación se centra en las experiencias de los niños en contextos de desigualdad urbana, prácticas de cuidado y trabajo infantil. Dirige los cursos "Problemas Sociológicos I y II" en la UNVM y el módulo "Sociología General y Desarrollo" en el Instituto de Educación Superior del Centro de la República “Dr. Ángel Diego Márquez” (INESCER). Rocío es miembro del Programa de Estudios Sociales sobre Género, Infancia y Juventud de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y del Programa de Estudios de Género, Derechos y Sexualidad de la UNVM. Además, está a cargo del proyecto “Niños Investigadores: experiencias de conocimiento desde un enfoque protagónico, generizado y multiespecies” (UNVM).