Cameron Casky, 17 años, puso a un senador contra las cuerdas.
El País.com/ICON
"Esto no va sobre republicanos y demócratas.
Cualquiera con la voluntad de cambiar las cosas
es alguien que necesitamos de nuestro lado.
Esto es sobre gente que está dispuesta a cambiar las cosas
para ayudarnos y personas que únicamente quieren dinero.
Así que, senador Rubio,
¿puede decirme ahora mismo que
no volverá a aceptar ni una sola donación de la Asociación Nacional del Rifle?".
Cameron Casky, 17 años, uno de los estudiantes que sobrevivieron a la masacre del instituto Stoneman Douglas
en Florida y participó en el debate organizado por la cadena CNN sobre
el uso de armas en Estados Unidos emitido esta semana, se ha convertido
en un héroe.
El encuentro, celebrado en Sunrise, Florida, estaba
diseñado para que saltasen las chispas. A un lado del escenario estaban
algunos estudiantes de la escuela (entre ellos Casky y también Emma
González, alumna cuyo discurso se convirtió en viral poco después de la masacre).
Al otro, Dana Loesch, representante de la NRA (siglas de la
Asociación Nacional del Rifle, firme defensora del uso de armas y fiel
apoyo de los republicanos), Ted Deutch y Bill Nelson (congresistas
demócratas de Florida) y Scott Israel, jefe de policía de Broward.
Cameron repite: "En nombre de 17 personas muertas, ¿no puede pedir a la NRA que mantenga su dinero lejos de vuestra campaña?". Rubio se traba, se detiene, mira fijamente a otro punto del escenario
Pero la estrella del debate fue Marco Rubio (Miami, 1971),
senador republicano por el estado de Florida y que en 2016 se presentó
como candidato a la Casa Blanca.
Cameron Casky, haciendo gala de una presencia escénica que
debería hacer que le llamaran de la CNN pronto, dijo en su turno: "Esto
no va sobre republicanos y demócratas. Cualquiera con la voluntad de
cambiar las cosas es alguien que necesitamos de nuestro lado. Esto es
sobre gente que está dispuesta a cambiar las cosas para ayudarnos y
personas que únicamente quieren dinero. Así que, senador Rubio, ¿puede
decirme ahora mismo que no volverá a aceptar ni una sola donación de la
Asociación Nacional del Rifle?".
La NRA y sus socios tienen mucho dinero. Se calcula que en
las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos destinaron unos
50 millones a financiar la campaña republicana, la que promete
apoyarlos, en contra de los demócratas, que proponen leyes más estrictas
para la posesión de armas de fuego.
Rubio respondió que la gente invierte en sus ideas
políticas y que él apoya la segunda enmienda de la Constitución de EE.
UU. (la que da derecho a poseer y portar armas). "Pero a la vez apoyo
vuestro derecho a estar seguros en la escuela y a apartar las armas de
las manos de cualquier asesino desequilibrado", añadió.
Mientras el público empezaba a abuchear e insultar a
Rubio, Cameron insistió: "¿Y el dinero de la Asociación Nacional del
Rifle?". Rubio se traba, se detiene, mira fijamente a otro punto del
escenario. "La influencia de esta gente [por la NRA] no viene del
dinero, sino de los millones de personas que comparten nuestras ideas",
respondió Rubio.
A estas alturas, el público ya ha explotado y corea
consignas en contra de Rubio. El senador, un político experimentado en
discursos, ha encontrado su hueso más duro de roer en un estudiante de
17 años.
Cameron repite: "En nombre de 17 personas muertas, ¿no puede pedir a la NRA que mantenga su dinero lejos de vuestra campaña?".
Responde Rubio: "En nombre de esas 17 personas puedo
prometer que apoyaré cualquier ley que evite que un asesino como este
posea un arma".
Contraataca Cameron: "No, pero estoy hablando del dinero de la NRA".
"No, no", responde Rubio, ya derrotado.
"De hecho, creo que podríamos conseguir que la gente que está aquí donase tanto dinero como la NRA", propone el estudiante.
"Pero eso no es, lo entiendo…", musita Rubio, trabándose y
acorralado. "Tienes razón, hay dinero en ambos lados de cada ideal en
Estados Unidos, y lo que los políticos tenemos que hacer al respecto es
estudiar cada asunto y tomar una decisión basada en lo que creemos
correcto", dice el político.
"Padres, ¿qué haríais si vuestro hijo ridiculizase y le diese una lección a un senador en la televisión nacional?", preguntó el columnista Todd Starnes en Twitter. La pregunta suscitó un mar de respuestas de padres: "Yo le daría helado", decía uno. "Le dejaría irse tarde a dormir y le compraría un poni", apuntó otra madre. Otros añadieron: "Una fábrica de tartas de queso" o "vacaciones en el Caribe".
El fenómeno se hizo pronto viral. Medios tan populares como Mashable titulaban noticias
como "¿Qué regalarían los padres a sus hijos si ridiculizaran a un
senador en directo? ¡Helado!". Fenómenos virales como el de Cameron
Casky o Emma González (por cierto, también presente en el debate)
demuestran que hay una nueva generación con voces potentes dispuestas a
cambiar las cosas y unos medios a su alcance que manejan mucho mejor que
la vieja guardia. Incluso, como en el caso de Rubio, que los políticos
más locuaces y expertos en discursos.