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5ª Conferencia por la eliminación de la explotación laboral infantil: Llamado a la Acción de Durban y videos de la Conferencia.

La Conferencia Mundial sobre el Trabajo Infantil acuerda 
el Llamamiento a la Acción de Durban para acabar con el trabajo infantil.

El Llamamiento a la Acción de Durban (acceso al documento) incluye fuertes compromisos de acción contra el trabajo infantil y plantea la preocupación de que los progresos existentes se han ralentizado y se ven amenazados por la pandemia de COVID-19, los conflictos armados y las crisis alimentaria, medioambiental y humanitaria.

Día mundial contra el Trabajo infantil 12 de Junio

© Adam Lai
Los delegados que asisten a la 5ª Conferencia Mundial sobre la Eliminación del Trabajo Infantil  han acordado el Llamado a la Acción de Durban , que esboza fuertes compromisos para poner fin al trabajo infantil.     El documento final enfatiza la necesidad de una acción urgente, ya que "las consecuencias de la pandemia de COVID-19, los conflictos armados y las crisis alimentarias, humanitarias y medioambientales amenazan con revertir los años de progreso contra el trabajo infantil".

El Llamamiento a la Acción de Durban  incluye compromisos en seis áreas diferentes:

. Hacer que el trabajo decente sea una realidad para los adultos y los jóvenes por encima de la edad mínima para trabajar, acelerando los esfuerzos de las múltiples partes interesadas para eliminar el trabajo infantil, dando prioridad a las peores formas de trabajo infantil.

. Acabar con el trabajo infantil en la agricultura.

. Reforzar la prevención y la eliminación del trabajo infantil, incluidas sus peores formas, el trabajo forzoso, la esclavitud moderna y la trata de personas, así como la protección de los supervivientes mediante respuestas políticas y programáticas basadas en datos e informadas por los supervivientes.

. Hacer realidad el derecho de los niños a la educación y garantizar el acceso universal a una educación y una formación gratuitas, obligatorias, de calidad, equitativas e inclusivas.

. Lograr el acceso universal a la protección social.

. Aumentar la financiación y la cooperación internacional para la eliminación del trabajo infantil y el trabajo forzoso.

Más de 1.000 delegados de gobiernos, organizaciones de trabajadores y empleadores, agencias de la ONU, sociedad civil y organizaciones regionales asistieron a la conferencia en Durban (Sudáfrica). A ellos se unieron otros 7.000 participantes en línea.

Al evento también asistieron delegados infantiles -por primera vez en la historia de estas conferencias mundiales sobre el trabajo infantil- que dejaron claras sus expectativas de que los responsables de la toma de decisiones redoblen sus esfuerzos y aceleren los avances.

El Llamamiento a la Acción de Durban se produce cuando sólo quedan tres años para alcanzar el objetivo de eliminar todo el trabajo infantil para 2025 y sólo ocho años para eliminar el trabajo forzoso para 2030, como se indica en la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU .

La conferencia de Durban, celebrada del 15 al 20 de mayo, fue la primera de las conferencias mundiales sobre trabajo infantil que se celebró en África. El evento, de seis días de duración, incluyó más de 40 paneles temáticos y eventos paralelos, centrados en una amplia variedad de cuestiones relacionadas con el trabajo infantil.

Las cuatro conferencias mundiales anteriores se celebraron en Buenos Aires (2017), Brasilia (2013), La Haya (2010) y Oslo (1997). El objetivo de las reuniones ha sido evaluar los progresos, renovar y reforzar los compromisos, movilizar recursos y establecer una dirección estratégica para el movimiento mundial contra el trabajo infantil.


Acceso a 154 los videos de la Conferencia.

Mario Lodi, maestro rural, que puso el paidocentrismo y la proximidad entre niño/maestro/entorno/naturaleza en el base de la acción educativa.

Hace unas semanas se cumplieron cien años del nacimiento de Mario Lodi, 
uno de los grandes educadores italianos del siglo XX. 
Sus experimentos en la escuela rural de una pequeña aldea de Lombardía quedaron registrados con precisión narrativa. 
Lodi plasmó la propuesta pedagógica de Célestin Freinet con un inconfundible acento rural. 
Paidocentrismo y cooperación definen su forma de entender la docencia.


Nacido hace un siglo en Piádena (Lombardía), Mario Lodi no fue mucho más lejos de su localidad natal para desarrollar la actividad educativa por la que ha pasado a la historia de la pedagogía. En rigor, ni siquiera se movió de ella, ya que Vho —la pequeña aldea en cuya escuela rural llevó a la práctica su particular enfoque didáctico— no deja de ser, administrativamente, una pedanía de Piádena.
Mario Lodi. Imagen toma da de www.antonellalenti.it

Conviene no soltar la noción de cercanía para acercarse a la figura de Lodi, seguidor del francés Célestin Freinet, cuyas ideas y técnicas enriqueció con un barniz de cosecha propia. En especial, mediante un fuerte énfasis en la cooperación y un paidocentrismo a ultranza, habituales también en otros maestros y pedagogos italianos de la segunda mitad del siglo XX. “Allí dieron una impronta propia a las propuestas freinetianas, centrándose en el diálogo y la interrelación de alumnos con alumnos, de los chavales con el profesor, y entre profesores. Lodi es el paradigma de la corriente italiana”, asegura Javier Casado, maestro jubilado y miembro del Movimiento Cooperativo de Escuela Popular, que agrupa a los freinetianos españoles.

Lodi se graduó como maestro en el año 1940. Tampoco en este caso se desplazó en exceso: estudió en el Istituto Magistrale de Cremona, capital de la provincia lombarda homónina a la que también pertenece Piadena (apenas 30 kilómetros separan a ambas localidades). El italiano obtuvo el título de maestro en plena Segunda Guerra Mundial. El fervor bélico-fascista de aquella época soliviantó profundamente al joven Lodi, que pasó unos años en la cárcel por oponerse al régimen de Mussolini.

Tras el fin de la contienda, este compromiso político había sentado con solidez las bases de un compromiso pedagógico que no le abandonaría el resto de su vida. Casado traza una clara analogía entre la trayectoria de Lodi y la de tantos maestros renovadores españoles que, como el propio Casado, dieron —especialmente durante el franquismo tardío y la transición— continuidad a en el aula a sus convicciones políticas: “Fuimos maestros militantes pedagógicos, quizá pecando a veces de idealistas. Lodi también era un utópico, pero en esta profesión es bueno aspirar a una utopía, tenerla como horizonte”.

En los años 50, los escritos de Freinet se popularizan entre los educadores transalpinos más críticos con la escuela tradicional. Muchos maestros y maestras (y en menor medida profesores de secundaria) experimentan en aquellos años con las principales técnicas freinetianas: el texto libre, la imprenta, el cálculo vivo… Se funda entonces el Movimento di Cooperazione Educativa, con Lodi como una de sus figuras más destacadas. La institución —que influyó notablemente en su homóloga española— inicia entonces una incansable actividad de difusión, intercambio de ideas e innovación pedagógica que dura hasta nuestros días.

En 1956, Lodi recala en la pequeña escuela de Vho y encuentra, por fin, un lugar de libertad para aplicar sus ideas educativas. Allí permanece hasta 1978. Más de 20 años de clases dinámicas en las que alumnas y alumnos tienen voz y voto, con la figura del maestro oscilando entre el mero observador y el facilitador de conexiones no tan evidentes para una mente sin madurar. En una entrevista de Francesco Tonucci a Lodi, reproducida en el último número de la revista Educar(NOS), el maestro italiano afirmaba, a una pregunta sobre su supuesto “espontaneísmo”, lo que sigue: “Partir del niño significa aceptar su experiencia como el material sobre el que trabajar para conectarlo con los problemas del ambiente y de la sociedad, en un proceso continuo de ampliación […] del saber individual y de grupo”.

En los 22 años que enseña en Vho, Lodi publica también algunas de sus obras más conocidas. Cipi, que cuenta la sencilla historia de un pájaro y supone un referente esencial de escritura colectiva entre alumnos y maestro. O Il paese sbagliato (traducido, según algunos estudiosos, confusamente al español como El país errado, cuando sería más correcto traducir, en este caso, paese como pueblo, y quizá sbagliato como equivocado).

Más que sesudos ensayos pedagógicos, la mayoría de libros escritos por Lodi reflejan con precisión lo ocurrido en el aula, la magia que surge cuando el maestro facilita a sus alumnas un espacio de libertad genuina. “Era un forofo de la historia oral, de dejar a los niños que se expresaran. Transmite en sus obras cómo los chavales van reflexionando sobre su propia realidad y quieren saber más. Son transcripciones de conversaciones reales en las que los alumnos, a través de sus razonamientos sobre lo que les atañe más directamente, van desarrollando conocimiento, van aprendiendo”, explica Casado. Y añade que Lodi ejerció en él una influencia notable en su modo de entender la acción educativa: “Logró que mi afán como maestro fuera escribir un diario, unos cuadernos llenos de anotaciones”. Aunque Casado no se plantea, por el momento, dar forma editorial a ese material en bruto de apasionada observación docente, sí pudo, hace unos años, dar a conocer su forma de trabajar a alumnos de Magisterio mediante una colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid.

A principios de los años 60, Lodi fue a visitar a Lorenzo Milani y su famosa Escuela de Barbiana (Toscana), otra gran experiencia pedagógica del rico siglo XX italiano. La visita fue corta pero tremendamente fructífera. Según José Luis Corzo, editor de Educar(NOS) y principal difusor de Milani en España, este pudo conocer de primera mano las experiencias de escritura colectiva que Lodi ya estaba llevando a cabo en Vho. “Le resulta algo nuevo y muy beneficioso, Milani lo repitió una y otra vez. Con el tiempo, va desarrollando su propio método, que culmina en Carta a la Maestra [otra cumbre de la escritura colectiva escolar]”.

Corzo sostiene que ambos educadores adaptaron dicho método a la etapa educativa de sus alumnos (primaria para Lodi, secundaria para Milani). “En el caso de Lodi, era deductivo: tenían la idea de escribir sobre un pajarito y los niños proponían capítulos: cómo creció, cómo se hizo papá… Y lo iban desarrollando en textos libres que corregían entre todos”, explica Corzo. El de Barbiana, sin embargo, optó por la vía inversa. “Para Milani, el proceso era inductivo: proponía escribir, por ejemplo, al jefe del Estado, y cada chico escribía su texto. A partir de ese material, digamos empírico, se iban reuniendo similitudes, se organizaban y se construía un texto colectivo que, como siempre insistió Milani, superaba a cada uno de sus autores”.

Lodi deja la enseñanza reglada en 1978, pero ni mucho menos abandona el mundo de la educación. Tampoco arrincona el contacto directo con los chavales. Hasta su fallecimiento en 2014, se vuelca en iniciativas variopintas en las que traslada su apuesta pedagógica más allá de la escuela. A propuesta de las autoridades de Piadena, diseña y lidera a finales de los 70 la Scuola della Creatività, abierta a niños entre 3 y 14 años, así como a adultos. La scuola se erige en auténtico laboratorio de tormentas creativas que trascienden las fronteras disciplinares, aunque las artes escénicas tuvieron un gran peso específico. Ya en los 80, la creatividad infantil también articula su siguiente proyecto: un repositorio con 5.000 cuentos elaborados por niñas y niños de toda Italia.

Las décadas posteriores sitúan a Lodi en múltiples frentes de batalla. La lucha contra el efecto pernicioso de la televisión entre los menores y la revalorización del juego como instrumento educativo esencial son solo dos de ellas. También fundó Il Giornale dei Bambini, un periódico íntegramente escrito e ilustrado por chavales. Todas sus iniciativas surgieron de una premisa que acompañó su vida y obra: la educación no debería implicar cadenas, sino un aprendizaje de la libertad. Como dijo a finales de los 80 en un congreso internacional (recuerda el especial de la revista Educar(NOS)), “el niño no es propiedad de la familia, ni de la escuela, ni del estado; cuando nace, tiene derecho a la felicidad”.

Más allá de la familia: separación y reunificación para jóvenes en relaciones transnacionales:

Este artículo explora las perspectivas sobre la reunificación familiar y 
las formas emergentes de separación entre los jóvenes migrantes. 
Estos jóvenes vivían separados y luego se reunían con sus padres inmigrantes 
que se mudaron de Filipinas a Canadá para trabajar.

Global Studies of Childhood 1–12 
© The Author(s) 2022 
Article reuse guidelines: 
sagepub.com/journals-permissions 
DOI: 10.1177/20436106211058897
El autor se basa en 15 meses de investigación etnográfica, basada en las artes y participativa con diez participantes que viven en el Gran Vancouver. Si bien la literatura sobre la reunificación y el discurso sobre los derechos del niño a menudo se centran en el proceso de una madre y un hijo que vuelven a estar juntos, esto puede oscurecer las relaciones que los jóvenes establecen con los demás mientras tanto. Cuidados por abuelas, tías o hermanos, además de convertirse en mejores amigos, parejas románticas y confidentes, significaba que el tiempo que estos jóvenes pasaban separados de sus madres se utilizaba para cultivar conexiones vitales con los demás.

Este documento explora cómo los jóvenes se involucraron en formas duales de trabajo relacional mientras buscaban fomentar un vínculo con sus madres mientras mantenían, o lloraban, las conexiones con sus seres queridos ahora distantes en Filipinas. Mis hallazgos, centrados principalmente en los métodos artísticos y participativos emergentes, complican el discurso de reunificación familiar que enfatiza la importancia de los lazos familiares nucleares al cuestionar quién es familia y quién se convierte en familia en una economía global que separa a tales parientes. Los jóvenes que presento hablan creativamente a través de la poesía, la historia y la música sobre cómo las separaciones familiares no se resuelven con la reunificación, sino que la reunificación puede dar lugar a nuevas separaciones que navegaron o incluso se afligieron de maneras menos conocidas.

Ucrania: Comité de la ONU insta a poner fin a los asesinatos de niños.

El Comité de Derechos del Niño de la ONU exigió hoy a la Federación Rusa 
que cese de inmediato su agresión y acciones militares 
y Cumplir con sus obligaciones de proteger a los niños de la violencia física y psicológica. 

Comunicado del Comité de la ONU para los Derechos Humanos,
GINEBRA (4 de marzo de 2022)
Acceso la comunicado

 
Con al menos 19 niños muertos y 31 heridos en los conflictos armados durante la invasión rusa de Ucrania en los últimos días, el Comité de Derechos del Niño de la ONU exigió hoy a la Federación Rusa que cese de inmediato su agresión y acciones militares y Cumplir con sus obligaciones de proteger a los niños de la violencia física y psicológica. 


El Comité emitió la siguiente declaración:

“Los niños en Ucrania actualmente están sujetos a sufrimientos y traumas extremos. Están siendo asesinados y heridos. Están separados de sus familias. Las casas están siendo destruidas. Su educación es interrumpida. Hay informes de ataques a escuelas, orfanatos y hospitales. Sus vidas y rutinas diarias han sido completamente destrozadas. Como consecuencia del ataque militar a Ucrania, los niños están expuestos a una violencia extrema y experimentan niveles insoportables de miedo y ansiedad.

La Convención sobre los Derechos del Niño consagra los derechos del niño a la vida, la supervivencia y el desarrollo y toda la gama de derechos al agua, la alimentación, la vivienda, la salud, la educación y la protección contra toda forma de violencia. Los niños tienen derecho a cuidados, asistencia y protección en todo momento. Lamentablemente, la historia ha demostrado muchas veces que los niños se encuentran entre los más afectados en situaciones de conflicto armado.

El Comité de los Derechos del Niño está profundamente preocupado por el hecho de que la agresión y el ataque militar de la Federación de Rusia en Ucrania están cometiendo graves violaciones de los derechos del niño en Ucrania, en violación de la Carta de las Naciones Unidas. Según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, entre las 4 de la mañana del 24 de febrero y la medianoche del 3 de marzo se registraron la muerte de al menos 19 niños y 31 heridos. Los niños sufrirán consecuencias físicas, psicológicas, emocionales y traumáticas profundas y duraderas.

Como se destaca en el preámbulo del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados , la paz y la seguridad basadas en el pleno respeto de los propósitos y principios contenidos en la Carta y la observancia de los instrumentos de derechos humanos aplicables son indispensable para la plena protección de los niños, en particular durante los conflictos armados.

El Comité de los Derechos del Niño exige que la Federación Rusa cese de inmediato la agresión y las acciones militares contra Ucrania y que cumpla con sus obligaciones en virtud de la Convención propugnada por el Secretario General de las Naciones Unidas para hacer cumplir la Carta de las Naciones Unidas para proteger los derechos de los niños a el grado más alto y como la prioridad más alta.”

Sección de Medios de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ohchr-media@un.org


El Comité de los Derechos del Niño supervisa la adhesión de los Estados partes a la Convención sobre los Derechos del Niño y sus Protocolos facultativos sobre la participación de niños en los conflictos armados y sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía . La Convención a la fecha cuenta con 196 Estados partes . El Comité está compuesto por 18 miembros que son expertos independientes en derechos humanos de todo el mundo, que actúan a título personal y no como representantes de los Estados partes. 

Pensar de otra forma sobre la infancia migrante.

Los movimientos migratorios de niñas, niños y adolescentes vienen siendo una constante desde hace décadas, y lo seguirán siendo en el futuro de la Unión Europea y también de España. 
De ahí la necesidad de dejar de negar una realidad que debe ser abordada de forma planificada, con previsión de recursos y ofreciendo respuestas que tengan en cuenta las causas globales que están detrás del hecho de que hay una infancia en movimiento a la que se debe dar protección desde los Estados de conformidad a lo que establecen los instrumentos internacionales, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y, por supuesto, la Convención de los Derechos del Niño y sus protocolos facultativos.

Violeta Assiego Cruz*,
F.Ortega y Gasset/Gregorio Marañón.

Es fundamental que la mirada sobre las personas menores de edad en movimiento, al igual que para las personas adultas, parta del respeto a su integridad y dignidad. Es necesario que prime en las respuestas y las políticas el enfoque de “seguridad humana” y el interés superior del menor sobre el enfoque de “seguridad nacional” que interpreta la migración como una amenaza a la seguridad y/o a los derechos de la ciudadanía residente.

Las propuestas políticas migratorias deben reforzar y garantizar un modelo que sitúe en el centro de atención y la protección a los derechos de las personas menores de edad a través de estrategias institucionales y respuestas multisectoriales que garanticen que son tratados como niños y como niñas, que cualquier en decisión que se tome sobre la vida de estas personas debe primar su interés superior priorizando su condición de niño/a-adolescente por encima de la condición de migrante.

El primer problema que nos encontramos cuando hablamos de infancia migrante es la total ausencia de esa perspectiva de infancia en el análisis de los movimientos migratorios Una ausencia total de cómo afectan estas situaciones a las niñas y niños. El adultocentrismo y la deshumanización en el uso de un lenguaje impersonal y estigmatizante -por ejemplo, el uso de acrónimos como MENA (menores extranjeros no acompañados) o NNA (niños, niñas y adolescentes)- evita tratar a las niñas y niños como personas en específico, a conocer sus historias de vida y, por supuesto, a comprender la especificidad que ha dado origen a que tengan que salir de su casa, su familia, su comunidad y su país.

España tiene la obligación de proteger a cada niño, niña y adolescente que se encuentre en su territorio, independientemente de cual sea su situación migratoria o el modo en que haya entrado a ese territorio. El principio de partida de toda actuación de identificación, acogida, atención y protección de la infancia, e incluso de repatriación, debe ser su interés superior, es su determinación la que debe guiar la sucesiva toma de decisiones, incluida la adopción de la solución duradera más apropiada para la niña, niño o adolescente migrante.

Sin embargo, en nuestro país, existe una preocupante y creciente “ideologización de la migración” que busca agitar un discurso anti-migrante y xenófobo que, usando a los más vulnerables dentro de la categoría de infancia migrante (las niñas y niños migran solos), quiere dividir a la población, avivar un problema identitario que la señala como una amenaza y obtener un rédito político a costa de esta weaponization de la migración. Sin embargo, muy lejos de protagonizar las tasas de criminalidad, la infancia migrante, tanto de forma individual como sus familias cuando viven en España, encabezan las tasas de precariedad, pobreza, desigualdad y vulneraciones de derechos.

En consecuencia, las propuestas de políticas públicas para la infancia migrante deben tomar tres direcciones. 

Por un lado, comprender que la solución a la migración no está en las fronteras, que no se puede dejar solos a los territorios que hacen de frontera sur de Europa (Ceuta, Canarias, Melilla y Andalucía), que se necesita una respuesta de Estado que ofrezca una solución colectiva basada en derechos que atienda de forma integral a la infancia en movimiento. 

Por otro, urgir a una regularización dirigida específicamente a aquellas familias encabezadas por personas migrantes sin papeles con hijas e hijos de manera que puedan eliminarse los obstáculos administrativos, económicos y educativos que interfieren en el acceso de estos a derechos que, en España, deben garantizarse de forma universal a toda la infancia sin distinción alguna. 

Y, por último, políticas que doten de recursos que sean capaces de atender de forma individualizada las diferentes situaciones y eviten los cuellos de botella. En definitiva, políticas que potencien un cambio en la forma en cómo pensamos en la migración en general y, de forma muy concreta, en cómo atendemos a la infancia migrante, esa que requiere especial cuidado porque el factor migrante la hace más frágil y vulnerable, nunca más sospechosa y amenazante.

Accede al vídeo conferencia 18 enero.



*Violeta Assiego Cruz es abogada, investigadora, escritora y activista en vulnerabilidad social y derechos humanos.


La pobreza y la exclusión social deben erradicarse en beneficio del bien común

La desigualdad, la pobreza y la exclusión social no son algo que solo padecen determinados grupos humanos, sino que es algo que revierte sobre la propia sociedad. En beneficio del bien común de todos y todas necesitamos erradicarla.


I
Hace poco me preguntaron por qué debe erradicarse la pobreza y la exclusión social[1]. Y después de un momento de duda pensé que me lo estaban preguntando por considerar que las personas en esa situación eran personas en situación de injusticia, debido a que la pobreza y la exclusión social es negación de derechos dado que en ella la dignidad humana queda negada y, por lo tanto, es injusto. Pero me decidí por pensar que me lo estaban preguntando desde otro punto de vista, el de una sociedad que conoce y sabe que la pobreza y la exclusión existe y, sin embargo, no acomete su erradicación. ¿No lo acomete porque no lo considera posible, rentable, beneficioso?, ¿porque considera que no es de su responsabilidad, o por un sin número de explicaciones que demoran el asunto para cuando se pueda? Sin olvidar que todo ello queda aderezado por la duda de si la sociedad tiene alguna responsabilidad, no sea que, si es cuestión de la responsabilidad, quede remitida a la competencia o incompetencia, a la responsabilidad o irresponsabilidad de los individuos, y, en concreto, de quienes están en esas situaciones.


La pobreza, por tanto, es un hecho que, como tal, oscila entre la paradoja de su realidad y de su invisibilidad; entre ser reconocido como un hecho existente, y ser considerado como un fenómeno social secundario a la hora de la toma de decisiones, especialmente en las decisiones que estructuran la sociedad. No cabe duda de que nuestra sociedad sabe que tiene un problema histórico en este tema, no en vano somos la 4ª economía del euro con una de las tasas de pobreza más altas. Pero la sociedad ha ido deglutiendo que la pobreza no tiene por qué estar en la primera página de la agenda, preocupada como está por salir de dos crisis sistémicas y prácticamente seguidas, la del 2008 y la de la pandemia. ¡Ahora lo que debe primar es el crecimiento! Cuestión en la que nunca se para nadie a pensar más en ello, porque se considera evidente y porque nunca se hace una retrospectiva de cómo, después de la crisis y con un nuevo crecimiento en expansión, se está haciendo frente a la desigualdad, a la pobreza, a la exclusión. ¿Es que una vez retomado el crecimiento se absorbe algo más que determinados efectos surgidos por tal crisis? ¿Todos? ¿Y la pobreza y la exclusión ya existente ante-crisis? ¿Y la estructura de la propia realidad de pobreza, y su dimensiones y condiciones, y su reproducción, y su permanencia, y su futuro dadas las decisiones que organizan y estructuran la propia sociedad?

Hubo una expectativa, allá por la década de los 80 y 90 en la que la pobreza estuvo en la agenda de la sociedad, de modo que la pobreza tenía toda una serie de retos que el propio modelo social tenía que afrontar. La pobreza estaba en el debate público, el famoso debate de los ocho millones de pobres, y eso ponía encima de la mesa que la problemática social tenía que contemplar este aspecto. Podíamos decir que ello nos llevaba a hacernos cargo de la pobreza en la construcción del Estado del bienestar. Y eso nos debía llevar a encargarnos de la pobreza ante la sociedad del crecimiento. Pero esto empezó a pesar cada vez más, y a lo más que llegamos fue a cargar con la pobreza en un modelo de desarrollo social precario. En definitiva, la pobreza siguió siendo un reto estructural.

Porque, a partir de la puesta en la primera página de la agenda, pronto las aguas volvieron a su cauce, y en el desarrollo de la Agenda Lisboa 2000, volvió a ser puesto todo bajo el paradigma del crecimiento. De modo que la propia actuación por la inclusión social, la propia política contra la pobreza, quedaba bajo el signo de lo que contribuía al crecimiento económico, que es lo que sancionaba las decisiones como acertadas o no. Cierto que se puede decir que esto es demasiado simple. Sí, si no se considera que una realidad compleja no se puede reducir a uno solo de sus elementos. Pero no, si se tiene presente cuál es el parámetro que articula esa complejidad. No se trata de olvidar las políticas por la inclusión social, como elemento significativo más elocuente de la complejidad. Pero tampoco se puede olvidar que esa misma estrategia se definía desde el parámetro del crecimiento. La inclusión lo debía ser en la sociedad del crecimiento, y eso en todos los ámbitos, empleo, formación, protección social, actividad de la economía verde, incluso inteligente, con todo lo que eso supone de gestión y construcción de sociedad desde las NTI.

Y cuando la respuesta se enfrenta con este proceso de pérdida de vigencia de la pobreza en la sociedad como cuestión sustantiva, la respuesta ante la pregunta formulada apunta a ponerlo de nuevo en valor. Dicho esto, debo reconocer que la pregunta que me formularon ha quedado sin responder. Porque para mí, la pobreza y la exclusión social hay que erradicarla por el Bien Común. Soy consciente de que esta respuesta se enfrenta con el muro que la ha dejado fuera de la agenda. Por otra parte, parecería lógico que la erradicación de la pobreza deba ser en beneficio de quienes la padecen. Y no es ilógico proponerlo así. ¿Por qué entonces focalizarlo sobre el Bien Común?

En primer lugar, precisar que en este enfoque no solo no están ausentes quienes se encuentran en estas situaciones, sino que están incluidos. Y, en segundo lugar y más importante, porque es un enfoque que no invisibiliza la responsabilidad de la sociedad, sino todo lo contrario. La cuestión es: si la pobreza es un hecho que hay que analizar como fenómeno social, es decir, como una relación social estructurada y estructurante de la sociedad, tenemos que contemplar los dos polos de esa relación, la pobreza y la sociedad en la que la pobreza existe, y la relación que se establece entre los dos. Análisis en el que ahora no podemos entrar, pero en el que me parece muy importante insistir en la conexión que se produce entre los dos polos.

Sin vida en común no hay sociedad. Por ello son decisivos los principios y valores que se tomen como los referentes que estructuran las grandes decisiones. Para ser sociedad deben girar en el sentido de construir vinculación social. Por ello, las formas de sociedad, las relaciones societales, en todos los ámbitos, no pueden quedar vinculadas a una sola, como está sucediendo en nuestra sociedad que están centradas en la relación de intercambio, guiada por el mercado. Así se trasmutan las relaciones de sociabilidad y societalidad que se generan desde las relaciones de reciprocidad y de redistribución.

Si tomamos como paradigma lo que es una red, sabemos que una red tienes conexión con todos los puntos. La red no tiene un principio y un final, sino que es la conexión entre todos; cualquier cosa que afecta a un punto, afecta a toda la red. Esa imagen de red sirve para analizar el conjunto de la sociedad, que es sistémica. Cada elemento tiene un gran valor, pero sus objetivos y fines están interrelacionados e interconectados; como en la sociedad. Hay que tener una visión holística y retroactiva, integral y global para desvelar todas sus potencialidades.

Esto es básico para poder plantear el tema del Bien Común como condicionante de lo que supone y exige la perspectiva de la erradicación de la pobreza. Y lo primero que constatamos es que el Bien Común es un referente que en nuestra sociedad ha quedado para el discurso, y este en muy contadas ocasiones. Y con ello no nos referimos solo a la pérdida de derechos, sino de la pérdida de las condiciones de acceso a los bienes necesarios para la satisfacción de necesidades básicas basadas en los derechos. Porque sin ello ni la dignidad de las personas ni lo que supone y exige una sociedad digna, son viables. Pero hoy constatamos que, cada vez más, todo gira en torno al individuo con olvido y menos aprecio de lo colectivo, de lo público. En esta lógica, aparece la culpabilidad individual ante la pobreza y la exclusión ocultando así que es un fracaso colectivo, e invisibiliza la responsabilidad colectiva.

Como una derivada, hoy no existe un concepto compartido (consenso) de lo que es el Bien Común. Su lugar lo ocupa el crecimiento económico, en el que la competitividad y la meritocracia ocupan los valores centrales. En una sociedad así, las estructuras generadoras de desigualdad quedan sin cuestionamientos, intocadas; ¿absueltas? Porque cuando se plantea el tema de la distribución, no es el Bien Común el eje del debate, sino la tributación. Y, junto con ella, la sospecha. No la sospecha de si así se puede mantener lo que con la tributación queríamos obtener, como la salud, la educación, la protección social, etc. La sospecha es que se da por entendido que es algo que le corresponde al individuo, y que eso está en la naturaleza de las cosas. ¿Qué espacio le queda al Bien Común? Y, desde ahí, ¿a la erradicación de la pobreza?

Si queremos una sociedad pacificada, donde sea posible la convivencia en la diferencia, necesariamente tenemos que generar condiciones para que todos puedan disfrutar de lo que significa ser sociedad, donde todos los seres humanos se puedan desarrollar. Justamente eso es lo que pretende la erradicación de la pobreza. Conviene señalar que lo contrario genera sociedades agresivas, muy agresivas. Y lo estamos viendo a nivel mundial con las guerras continuas, con los millones de refugiados y de inmigrantes económicos que hay hoy en el mundo. Y no nos damos cuenta de que la pobreza y la exclusión social no son algo que solo padecen determinados grupos humanos, sino que son algo que revierte sobre la propia sociedad. Por ello, decimos que en beneficio del Bien Común de todos necesitamos erradicarla.

Lo que, entre otras cosas implica que los recursos necesarios para ello no deben ser considerados como un gasto, sino como una inversión. Y es una inversión social que genera beneficios de todo orden: todos los seres humanos pueden contribuir a la sociedad y esto genera incluso crecimiento económico. Las crisis que estamos sufriendo no pueden ser superadas simplemente con recortes de gasto, exigen, necesitan inversión. ¿No es la pobreza y la exclusión una crisis estructural, sistémica, permanente? Para salir de una crisis hay que invertir en generar oportunidades de todo tipo.

 
II
¿Focalizar la erradicación de la pobreza y la exclusión social desde el Bien Común hace olvidar a las personas? Nada más lejos de la realidad. La cuestión es, ¿desde dónde se plantea y se construye el Bien Común? Recordemos que estamos hablando de la dignidad humana como fundamento del orden político y social, según el art. 10 de la Constitución, que es lo que anda en juego en la erradicación de estas situaciones. De esto trata el Bien Común, de la dignidad de la persona, especialmente en las situaciones que está más negada. Esto es lo que debe demandar la máxima atención de la sociedad, de los poderes públicos y de la propia ciudadanía, pues en ello definimos qué sociedad somos y queremos ser.

El art. 9.2. de la Constitución dice: Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. ¿Por qué no está en la primera página de la agenda, social, económica, política y cívica, cuando se trata de la pobreza y la exclusión social? El Bien Común se la juega cuando pretendemos hacer frente a las desigualdades, a la pobreza y a la exclusión social. Y ello solo se consigue promoviendo las condiciones de la libertad e igualdad, y removiendo los obstáculos que impiden el bienestar de todos. Llama la atención que eso no aparezca cuando se está tratando de personas y grupos que no tienen tales condiciones, pues su propia pobreza y exclusión social se convierte en obstáculo para su erradicación.

¿Cómo afrontarlo? Depende del lugar social desde donde nos situemos, pues desde ahí veremos los obstáculos y las condiciones imprescindibles. Y para ello solo hay una respuesta: El bienestar social implica que hay que mirar desde los últimos y desde ahí ver a toda la sociedad. Y al ver toda la sociedad ver todo lo que necesita para que realmente todos podamos seguir siendo sociedad en plenitud y en dignidad.

La cuestión, pues, hay que llevarla a este lugar. ¿Qué ocurre cuando se hace la pregunta desde el lugar social de los últimos? ¿Qué se escucha ahí? ¿Alguien les está oyendo? Cuando se comparten estas preguntas con ellos mismos, la visión resultante responde a la cosmología social que está gobernando la intervención social en las situaciones de pobreza y exclusión, pues la intervención social es la concreción de la relación entre los dos polos de la relación pobreza-sociedad. ¿Una cosmología social? [2] La antropología dice que nunca quedamos al margen de una comprensión de la realidad, de unos valores a los que da cuerpo en su facticidad, de la suma acabada de representaciones del mundo y de la sociedad. Esto es, de una cosmología del espacio, tiempo, cuerpo (ser corpóreo), mundo. Así pues, ¿qué cosmología está sucediendo en el abordaje de la pobreza y la exclusión social?

En una cosmología social el espacio es un espacio existencial, lugar de experiencia de relación con el mundo de un ser esencialmente situado en relación con un medio. Pero lo que constatamos es que se está produciendo un no-lugar. No hay espacio, no hay lugar de relación con el mundo institucional que está cerrado, no abierto incluso físicamente, pero también relacionalmente, del que el mundo de la pobreza y la exclusión está EX-pulsado y no puede plantear sus condiciones de vida. Se ha cerrado lo presencial especialmente para quien necesita acompañamiento y asistencia incluso en la propia comprensión de su situación; o sea, para la relación persona (en pobreza y exclusión) y sociedad (la institución de la sociedad que debe hacerse cargo y encargarse de ello). Quien carga con la realidad no es el compromiso entre institución y persona, sino la persona sola, fuera de y abajo, ante unas instituciones que se han cerrado incluso a la propia reclamación, pues cuando se logra conectar, es muy habitual escuchar: no hay citas disponibles. Está perdida en ese no-lugar.

Pero ni las relaciones de las personas con quienes tienen la legitimidad, autoridad, capacidad para la intervención social, quedan enclaustradas en ese espacio, porque los procesos ni se paran ni se detienen. Por lo que la lógica de esa cosmo-logía, es también la del tiempo, del tiempo de los procesos que recorren la vida de los EX-pulsados. Por una parte, el tiempo de la urgencia ante los obstáculos para la supervivencia, con el que no se conectado ni se ha comprendido. Se trata de hechos que acaecen, no de los discursos o explicaciones. Por otra, del tiempo del proceso, largo y complejo, de ejercer su libertad y dignidad; su proceso de desarrollo humano. Pue si el espacio se clausura en el propio marco institucional, el proceso del tiempo de afrontar su realidad, ni es considerado ni es reclamable.

Qué corporeidad, como dimensión de esa cosmo-logía, qué concreción, qué comprensión, tienen sus necesidades. Prácticamente se puede resumir en la i-lógica de las carencias. ¿Y todo lo que las necesidades implican de desarrollo de capacidades y potencialidades? En estas situaciones ni son consideradas, ni se relacionan con los sujetos. Desde esta cosmo-logía no aparece este real y determinante cambio de concepción de la necesidad. Los sujetos, comprendidos como carentes, quedan igualmente comprendidos como no activos, y, por tanto, como no-actores. Vale preguntar en qué queda remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. Quedan sin presencia, sin ser sujetos, sin ser sociedad. O sea, son los fuera de, los EX.

En esta cosmo-logía, ¿qué relación hay con el otro, con el mundo de los otros? Los otros no están ni en la agenda, ni en la comprensión de la relación pobreza-sociedad. Hay una relación abstracta derivada del distanciamiento entre el polo institucional (sociedad), y el polo personal (situación de pobreza y exclusión) que hace imposible el diálogo del encuentro. Se ha producido la pérdida de los vínculos sociales. No es extraño, pues, que nos cueste pensar en la alteridad. Se cierra la capacidad de comprender el sentido, o sea, la relación sujetos-medio social y sociedad. Con ello nos referimos al sentido que los seres humanos pueden dar a sus relaciones recíprocas; el sentido social. Y es precisamente de ese sentido del que hablan también los individuos cuando se preguntan o se inquietan por el sentido de su vida.

Pudiera parecer esta cosmología algo abstracto y desconectado del mundo de las personas, de los últimos de la sociedad. No es así. ¿Por qué? Lo que se escucha cuando se “está con y en” sus situaciones, espacios, tiempos, necesidades, y se oyen sus expresiones y vivencias, todo empieza por “SIN”: sin ingresos; sin RMI/IMV (y encima con requerimiento de una devolución imposible por la incongruencia entre esas tibias prestaciones); sin atención; sin posibilidad de que alguien presencialmente les ayude, oriente, acompañe; sin información: sin informática, cuestión dada por supuesto pues se impone como la única vía de intentar hacer algo; sin saber por qué  (o sea, por qué se ha creado este laberinto en el que se pierden, por qué no te oyen, por qué no te cogen el teléfono, por qué no te escuchan ni te contestan, por qué no te dan cita; por qué se dilatan hasta …); sin tiempo de respuesta, …..

Perdidos en un laberinto en el que se han visto instalados, sin que nadie explique por qué. Sin el acompañamiento que cualquier otra situación, aun menos grave, exige. Sin retornar a la atención presencial que en otros ámbitos sociales es real hace tiempo, pero que en este sector brilla por su ausencia. Sin que ni siquiera los servicios sociales comunitarios puedan resolverlo, encontrándose ellos mismos con el cuello del embudo que impide realizar su función. Sin dudar en exigir que las personas sean expertas telemáticas como quienes realizan este trabajo. Pero, eso sí, sin abordar ni la brecha digital, ni sus deudas, ni su desempleo, ni los fracasos escolares, formativos, laborales de los que siempre son acusados, ocultando así el fracaso de la sociedad en estos ámbitos, etc.

En resumen, ¿quiénes son? Ya ni siquiera son el grupo de pobres y excluidos. Son simplemente el grupo ‘sin’; o sea, el grupo de los nadie y los nada, de los que quedan invisibilizados; los sin grupo. Y, de remate, a su costa, porque resulta que la cuestión acaba siendo que no han resuelto ni afrontado su inexperiencia, incluso su incapacidad para ser los expertos tecnológicos que se exige como una evidencia indiscutible. Y se oculta el propio sentido de la pobreza y la exclusión. Y se niegan sus potencialidades y capacidades. Y se inutiliza su capacidad de actor de su propia realidad.

¡¡Paradójico, si no fuera sangrante!! ¡¡Cómo es posible que, en los momentos de máxima necesidad, se coloquen las máximas dificultades para los máximos necesitados!! ¿Que esto suena tremebundo? Hagamos comunidad, al menos de vivir en sociedad, de vivir en común las condiciones que no existen y los obstáculos que sí existen. Hagamos la comunicación de experiencia de vida para que cuenten, relaten, narren su realidad, lo que les dicen y lo que no les dicen, … Y luego vemos si esto es exagerado, o simplemente sangrante.

El Bien Común dice que para poder saber de qué estamos hablando, debemos ponernos en el final de la sociedad para poder ver los obstáculos a la justicia, la igualdad, la solidaridad, la libertad, la participación, el bienestar y la dignidad de todos y todas, para así poder erradicar la pobreza y la exclusión en beneficio de toda la sociedad. ¿No será que es esto lo que está en cuestión?

[1]  EAPN-ES (2021). «La pobreza y la exclusión social deben erradicarse en beneficio del bien común» Entrevista a Víctor Renes Ayala. Recuperado de: https://www.eapn.es/noticias/1460/%2522la-pobreza-y-la-exclusion-social-deben-erradicarse-en-beneficio-del-bien-comun%2522 [04 de enero de 2022].

[2] Hemos tratado este tema en Renes, V.: “Una nueva cosmología social”. En Documentación Social, nº 187. Madrid, 2017.

*Víctor Renes Ayala, ha recibido recientemente el premio EAPN de Participación a la Trayectoria para actuaciones a nivel individual, en reconocimiento de su experiencia y dedicación al fomento y promoción de la participación desde el ámbito social. 
Víctor Renes ha sido responsable del servicio de estudios de Cáritas Española y de la Fundación FOESSA, donde ha coordinado los informes de Cáritas  'Las condiciones de vida de la población bajo el umbral de la pobreza' y el 'V Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en España'. 
Además, ha participado en diversas redes del Tercer Sector de Acción Social, como la Plataforma de Voluntariado, y ha dirigido la Revista española del tercer sector (RETS)'

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Guaranteeing Children’s Future: How to end child poverty and social exclusion in European.

Garantizar el futuro de los niños: 
cómo acabar con la pobreza infantil y la exclusión social en Europa.



La pobreza infantil vuelve a crecer en Europa, según este informe de Save the Children. En él se alerta de que actualmente casi 20 millones de niños y niñas en toda Europa viven en situación de pobreza o exclusión social, un dato que se había visto reducido en los últimos años pero que ha vuelto a aumentar en 2020 por la pandemia del coronavirus.

La Unión Europea (UE), una de las regiones más ricas del mundo y con un gran desarrollo de sus sistemas de protección social, se enfrenta a unos niveles de pobreza inaceptables. Este nuevo informe de Save the Children, que analiza 14 países europeos -9 de la UE (Dinamarca, Finlandia, Suecia, Alemania, Países Bajos , Italia, España, Lituania, Rumanía) y 5 de fuera (Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Islandia e Irlanda del Norte)-, ofrece un panorama sobre lo que significa crecer en la pobreza en Europa. España se coloca como el tercer país del continente con mayor tasa de riesgo de pobreza y exclusión social infantil, solo por detrás de Rumanía y de Bulgaria, con un 31,3%. Es decir, uno de cada tres niños y niñas españoles vive por debajo del umbral de pobreza (60% de la mediana de la renta nacional), sufren carencia material severa o viven en hogares con baja intensidad de empleo.

Según Save the Children ningún país europeo está libre de la pobreza infantil. En Alemania, uno de los países más ricos del mundo, uno de cada cuatro niños y niñas crece en riesgo de pobreza. La organización indica que antes de la pandemia del coronavirus 18 millones de niños y niñas -aproximadamente 1 de cada 4- crecían en riesgo de pobreza o exclusión social en toda la UE y tras la crisis de la COVID-19 esta cifra, que ya ha alcanzado los 20 millones, puede aumentar todavía más si no se toman medidas urgentes.

El informe constata que los niños y niñas que crecen en familias monomarentales o numerosas, de origen migrante, con discapacidad, pertenecientes a una minoría étnica y de zonas rurales o desfavorecidas se encuentran entre los más afectados por la pobreza. En España y los Países Bajos, cerca del 40% de los niños y niñas en riesgo de pobreza proceden de familias con empleo, lo que desmiente el mito de que el empleo sea una garantía de no crecer en pobreza.

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"Cuidando al Sol", Guía Didáctica.

Dirigida por Catalina Razzini y 
producida por Paola Gosalvez, 
bajo la coproducción de PUCARA FILMS (Bolivia) y CRETA PRODUCCIONES S.L. (España),
el apoyo del Programa Ibermedia, 
y el respaldo económico de Radio Televisión Española.

Narra la historia de una niña boliviana de 10 años de edad que debe lidiar con la marcha de su padre. 

El proyecto cuenta con una extensión transmedial basada, principalmente, en la serie de podcasts Al otro lado donde se comparten experiencias diarias narradas por niñas de 8-11 años procedentes de Bolivia y España. 


Asimismo, se incluye la presente propuesta didáctica, dirigida a niños/as y jóvenes de ambos países, de edades comprendidas entre 8 y 11 años y entre 12 y 15 años.

A través de un taller de 40-60 minutos de duración se presenta a los/asalumnos/as las características más importantes del país propio y contrario, animando a la búsqueda de información y la reflexión sobre las similitudes y diferencias entre ambos contextos. Como fin último se busca poner en valor los aspectos que se comparten y permiten la identificación y empatía entre personas de la misma edad, a pesar de vivir a miles de kilómetros de distancia.

La unidad didáctica está diseñada para su aplicación a cuatro grupos distintos, señalando las especificidades cuando así sea necesario: grupo de primaria en Bolivia y en España, grupo de secundaria en Bolivia y en España.

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'Al otro lado’, RNE Solo en Podcast.


Protagonizado por niñas de Bolivia y España, se basa en una charla improvisada en la que ellas deciden de qué hablar.

Los lunes, solo en la web
Al otro lado es la conversación entre cuatro niñas que viven en dos puntos muy distintos del mundo. Estrella (11 años) y Candela (9 años) viven en España y conocerán en una divertida videollamada a Valentina (8 años) y Nina (10 años) que viven en Bolivia. 

Al otro lado  Capítulo 1: Sus conocimientos (01.11.2021 05:37)


Al Otro Lado es una extensión transmedia de la película "Cuidando al sol"

Bolivia y España están muy lejos y a nuestras protagonistas les costará mucho ubicar ambos países. 
Descubrirán que mientras unas tienes calor, las otras pasan frío. 

En este podcast transmedia de la película 'Cuidando al sol', también conocerán muchas palabras nuevas. 

Haz click aquí para navegar la guía didáctica de este este proyecto transmedia.

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