El Vol. 7 Núm. 1 (2023), de la Revista Sociedad e Infancias está dedicado
a la infancia migrante como nuevo actor global.
Presentación. La niñez errante,
Iskra Pavez Soto
La historia de la humanidad se podría narrar desde las rutas migratorias que han realizado históricamente nuestros ancestros. La especie humana, desde tiempos remotos, ha desplegado respuestas adaptativas –y de sobrevivencia– frente a los nuevos y complejos contextos que le toca enfrentar. Cuando la necesidad es imperiosa aparece el impul-so o el afán de cruzar las fronteras y buscar una vida mejor. En una época caracterizada por cambios acelerados, adicción a las tecnologías y una pandemia global que vino a reconfigurar el mundo, la migración sigue siendo un acto de porfía humana que se resiste a perecer y contra viento y marea se avienta al abismo con la ilusión de que en el otro lado del charco, o del muro, habrá un mundo mejor. Así, la migración surge como una estrategia de supervi-vencia frente a las desigualdades que, de forma triste, siguen siendo también globales.
Los humanos son gregarios por naturaleza, por lo tanto, en los desplazamientos, las crías jóvenes siempre han acompañado el periplo de su tribu. Sin embargo, a veces y por razones que aquí se discutirán, las generaciones jó-venes se han visto obligadas a emigrar solas o en compañía de otras aves igual de lozanas que ellas. Las niñas, los niños y las personas jóvenes navegan en las rutas migratorias y caminan por los caminos más recónditos, participan en la gesta desde su posición de poder, a veces, subalterna y otras, protagónica y la mayoría de las veces, regular y contradictoria...
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