Respuesta a David.
Heike Freire
"La huelga no es ir en contra de los profesores,
de hecho muchos la apoyan,
sino a favor de los niños y las niñas..."
Estimado David:
Dices que te surjen muchas dudas y me preguntas mi opinión sobre los deberes. Aunque ya la he expresado en varios lugares, voy a decirte lo que pienso al hilo de un par de intervenciones que últimamente se han expresado en contra de la huelga en las redes.
Personalmente, estoy a favor porque creo que suscita dudas y preguntas, justo lo que te ha pasado a tí, y aunque a veces sean incómodas, pienso que reflexionar sobre algo, no darlo por cerrado y evidente siempre es saludable. Pero tengo varios amigos, algunos profesionales a los que admiro, que están en contra y respeto su opinión, y cuando podemos debatimos.
Porque si en algo estoy de acuerdo con esta madre es en la necesidad de diálogo que tenemos en este país...También creo que tiene mucha razón cuando señala lo negativo que es para niños y niñas que convirtamos su vida en un campo de batallas adulto: con la pareja, con los abuelos, con los profesores...
Es verdad que a veces somos inmaduros, proyectamos nuestras insatisfacciones sobre los pequeños y los utilizamos para no enfrentar nuestras debilidades, nuestros miedos. Pero, afortunadamente, la mayoría intentamos hacerlo lo mejor posible.
Me parece que tanto padres como profesores y también los niños y niñas, merecemos todo el respeto, y es fundamental que trabajemos juntos, codo con codo, en la educación de las criaturas y en nuestra propia educación.
Como ya he señalado, desde mi punto de vista la intención de la huelga no es ir en contra de los profesores, de hecho muchos la apoyan, sino a favor de los niños y las niñas. Y en este sentido, si las batallas no son saludables para ellos, la disensión y el diálogo sí que lo son: mostrar cuando estamos en desacuerdo es ser un buen modelo, dar un magnífico ejemplo. Si no decimos lo que pensamos, con todo el respeto, les estamos enseñando a callar sus propias ideas y sentimientos, en lugar que se sientan libres para expresarlas, en una sociedad más igualitaria y democrática. Pero como te decía, es una cuestión muy personal.
Generalmente, nos referimos a nuestro pasado, a nuestra propia infancia para hallar una respuesta, y si nuestra educación ha sido convencional, con deberes y exámenes y no nos ha ido demasiado mal, concluimos que deben ser buenos. Quienes hemos tenido la suerte de vivir otra escuela, aunque fuese solo unos pocos años, sabemos que se puede aprender, incluso mejor, con mayor bienestar, sin todas esas cosas. Una de las principales razones por las que estoy en contra de los deberes, en general, es porque nunca he visto a un niño o una niña que estuviera feliz haciéndolos. Y sin excepción, todas las niñas y niños con los que he hablado, hecho entrevistas, grupos de discusión etc, siempre me han dicho que son demasiados (la presión académica que soportan los niños y niñas de hoy no tiene comparación con la que recibíamos antes), que les parecen repetitivos y aburridos, que no suelen estar coordinados entre los profesores y que les quitan tiempo de juego y descanso.
Sobre la presión recuerdo a un niño que me dijo: si no hago los deberes y saco buenas notas, de mayor seré mendigo y tendré que dormir en la calle. Hace tan solo unos días en Perú, cuando les pregunté a unas niñas que llevaban uniforme si preferirían ponerse pantalones en lugar de falda, me contestaron que sí pero que nunca lo harían porque les bajarían la nota o las suspenderían. No creo que sea bueno para los niños que vivan, crezcan y se eduquen con miedo.
Después está la situación particular de cada familia (a algunas les sirven tal vez, a otras se les quedan cortos y a otras posiblemente les sobrepasen), así como el tipo de tareas que se plantean, su sentido etc. Hay muchas cosas que revisar, y estoy totalmente de acuerdo con Jaume Funes en que deben convertirse en una vía más para transformar la escuela, para adaptarla cada vez más no a lo que pensamos los padres y madres, ni los profesores, ni los políticos de turno, sino a las necesidades auténticas de cada niño y de cada niña. Como ves podría seguir escribiendo sobre esto toda la noche, pero tengo que descansar. Espero que te sirva. Un fuerte abrazo a toda la familia
Heike Freire
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