Revista nº 18, 773–778 (2015)
Disparidades socioeconómicas están asociadas con diferencias en el desarrollo cognitivo.
La medida en que esto se traduce en diferencias en la estructura del cerebro no está clara. Se investigaron las relaciones entre los factores socioeconómicos y la morfometría cerebral, independientemente de la ascendencia genética, entre una cohorte de 1.099 individuos con desarrollo típico entre 3 y 20 años de edad.
Los ingresos se logarítmicamente asocia con la superficie del cerebro. Entre los niños de familias de bajos ingresos, las pequeñas diferencias en el ingreso se asociaron con diferencias relativamente grandes en la superficie, mientras que, entre los niños de familias de ingresos más altos, incrementos de ingresos similares se asociaron con diferencias pequeñas en superficie.
Estas relaciones fueron más prominentes en las regiones de soporte del lenguaje, lectura, funciones ejecutivas y habilidades espaciales; superficie mediada diferencias socioeconómicas en ciertas habilidades neurocognitivas.
Estos datos implican que los ingresos se relaciona con mayor fuerza a la estructura cerebral entre los niños más desfavorecidos.
Investigadores de nueve universidades norteamericanas liderados por las Profesoras Kimberly Noble (Universidad de Columbia, Nueva York) y Elizabeth Sowell (Hospital de Pediatría de Los Ángeles, California), acaban de publicar un trabajo en la revista Nature Neuroscience realizado con 1099 individuos de 3 a 20 años, con diferentes niveles socioeconómicos y educativos y provenientes de diferentes grupos étnicos.
La importancia de los hallazgos de este estudio, no radica sólo en haber replicado una vez más una asociación entre pobreza, desarrollo cerebral y funcionamiento ejecutivo; sino en haber podido obtener información proveniente de tres niveles de análisis diferentes (i.e., genética, activación neural y desempeño cognitivo) en una muestra de 1.099 individuos de 3 a 20 años.
Los resultados más importantes que obtuvieron indican que:
(a) mientras el nivel educativo de los padres se asoció linealmente con la superficie cerebral de diferentes áreas corticales, el ingreso se asoció logarítmicamente con ella, indicando que entre los niños de hogares más pobres tal medida tiende a ser menor que en los más ricos;
(b) estas relaciones fueron más pronunciadas en áreas asociadas a lenguaje, lectura, funcionamiento ejecutivo y memoria espacial;
(c) el nivel educativo de los padres, también se asoció al volumen del hipocampo del hemisferio izquierdo;
(d) la superficie cortical medió la asociación entre el ingreso familiar y el desempeño en tareas con demandas atencionales y de memoria de trabajo; y
(e) estas relaciones fueron semejantes en todos los grupos étnicos que participaron del estudio (i.e., africanos, indoamericanos, asiáticos del sur y centro de Asia, europeos y océanicos), sugiriendo una mayor influencia ambiental que genética –no obstante, esto último debe continuar siendo analizado dado que otros estudios han generado evidencia en la que el componente genético es responsable por una parte de tales asociaciones.
En forma complementaria, dos coberturas de las revistas Nature y Science resultan muy interesantes por las diferentes perspectivas de divulgación que proponen, que no sólo informan parcialmente sobre los hallazgos, sino que además sugieren cierto nivel de impacto permanente del cerebro sobre la pobreza más allá del esfuerzo de aclarar lo contrario.
(*)Fuente Blog Pobreza Infantil y Desarrollo Cognitivo / Child Poverty and Cognitive Development
Este es el blog del grupo de trabajo de la Unidad de Neurobiología Aplicada (UNA, CEMIC-CONICET), que trabaja en el área de pobreza infantil y desarrollo cognitivo. Además de encontrar material sobre el trabajo del grupo, el visitante tendrá oportunidad de interactuar con sus integrantes, acceder a información y comentar las entradas sobre los diferentes temas asociados al área de investigación.
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