El Tribunal Supremo ha establecido que, en el delito de pornografía infantil, cada menor es una víctima.
Las transferencias monetarias no contributivas:
Cuando el lenguaje empeora la gestión migratoria.
En diciembre de 2002, la Comisión Europea introdujo por primera vez en un Eurobarómetro la
“lucha contra la inmigración irregular” como una prioridad de acción de
la Unión Europea sobre la que preguntar a la ciudadanía. De hecho,
usaron el término ‘ilegal’, pero ya hace tiempo que tanto desde Naciones
Unidas (que lo apuntó por primera vez en 1973) como el Consejo de
Europa y las propias instituciones europeas aconsejan evitar este
adjetivo por su carga negativa, y porque deriva en la concepción errónea
(y contraria a derecho) de que existen personas que no son legales. El
dato no tendría mayor interés si no fuera porque, a partir de ese
momento, se sustituyó el debate sobre la gestión migratoria para
centrarlo en la lucha contra la irregularidad de los movimientos
migratorios, y este punto se convirtió en el centro de las actuaciones
de la mayoría de los países del denominado Norte Global al hablar de fronteras y de migraciones.
Sobra decir, porque 20 años de disfunciones lo confirman, que esta obsesión por el control fronterizo no ha servido para hacer mejor las cosas. De hecho, ha consolidado un modelo de gestión externalizada de las fronteras europeas que deja en manos de los países vecinos la seguridad de estas, al precio que ellos quieran. Y ha alimentado un lenguaje securitizado al hablar de los movimientos migratorios. No extraña, hoy, oír hablar de invasiones, oleadas y otras expresiones apocalípticas en referencia a cuestiones migratorias. Un discurso cuasi bélico que deshumaniza y problematiza la realidad de muchas personas, pero que no aporta soluciones. Porque 8.000 personas no son una invasión (porque a nadie se le ocurriría definir con esta terminología la asistencia a un concierto de música o a un partido de futbol). Pero 8.000 personas poniendo en riesgo su vida sí son un ejemplo de la disfuncionalidad de unas políticas migratorias que no dan respuesta ni a las realidades ni a las necesidades de los territorios de origen, tránsito o destino. Y también son un ejemplo de cómo las migraciones se convierten en elemento de negociación geoestratégica (a costa, por cierto, de los derechos de las personas migrantes) porque no se quiere afrontar su gestión. Por cierto, cuando una cuestión como la migratoria se reconduce a la frontera, y aunque parezca un contrasentido, es ya tarde para dar respuestas y soluciones integrales.
Las anomalías en la gestión migratoria alimentan la narrativa de la seguridad, y el vocabulario bélico facilita que nuevos actores como el Ejército entren en estas cuestiones y permite que algunos (sí, también países) se beneficien del discurso del miedo. Generando recelos y odios que no aportan soluciones, que deterioran la calidad del debate público y que construyen falsas alternativas de gobernanza migratoria basándose en discursos e instrumentos vacíos de contenido. Cambiar la narrativa debería implicar, de modo previo, cambiar el modelo de gestión migratoria. Pero de esto último parece que nadie quiere hablar.
*Gemma Pinyol-Jiménez es directora de políticas migratorias en Instrategies.
Hablando de Infancia y Adolescencia: HDIA, Revista GSIA. Mes de Mayo: Especial "Niños migrantes no acompañados"..
Equipo GSIA.
.- Hemos remodelado nuestra web.
Instrumentos pedagógicos para la integración y protección de DD. de los personas menores en condición de refugio.
¿Qué implicaciones tiene el proyecto de Ley de Protección a la Infancia para los municipios?.
13.600 Adolescentes migrantes no acompañados solicitaron asilo en Europa durante el año 2020.
Jóvenes extutelados: El Camino a la vida adulta, II Jornadas profesionales.
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'Contando con la Infancia y Adolescencia en el municipio': Formación, 17 mayo a 24 junio 2021.
Mejorar la protección de los adolescentes migrantes no acompañados: 4 Reclamaciones del Defensor del Pueblo.
"Hablemos de suicidio en Adolescentes y salvemos vidas".
Es en las redes sociales donde los adolescentes comparten sus emociones y, por ello, es importante ofrecerles apoyo a través de ese mismo medio y más aún tratándose de un tema como el suicidio, que se suele ocultar. Al mismo tiempo es en internet donde encuentran el riesgo, ya que pueden acceder libremente a contenido sobre suicidio y autolesiones que pueden estimularle a actuar contra sí mismo.
Una investigación realizada por el equipo de López en un centro educativo de la era precovid entre 302 jóvenes de entre 11 y 20 años certifica que el uso inadecuado de las nuevas tecnologías "influye significativamente" en la autolesión y las conductas suicidas (que abarca desde la idea hasta la consumación): más del 76% de las chicas y cerca del 55% de los chicos habían visto imágenes relacionadas con la autolesión, y el 38% de ellas y el 10% de ellos habían buscado información; seis de cada10 alumnas y tres de cada 10 alumnos habían compartido sus sentimientos de soledad y tristeza a través de las redes y cerca del mismo porcentaje respectivamente conocía a alguien que había publicado contenido autolesivo. Estos fríos porcentajes, que hablan del dolor adolescente, muestran que existe una clara relación entre la autolesión y los intentos de suicidio: el 91% de a los alumnos que había tratado de quitarse la vida (22) se había dañado previamente y el 86% que lo había planificado (28) también.
El hecho de que un menor se hiera a sí mismo no supone siempre que tenga intención de suicidarse, ya que en ocasiones puede ser una forma de regulación emocional, de tratar de ejercer o controlar a otros o de búsqueda de sensaciones. No obstante, detectar estos comportamientos autodestructivos como golpearse, morderse o hacerse cortes es crucial para evitar situaciones de mayor riesgo. La edad de inicio suele estar entre los 10 y 12 años y son las niñas las que se autolesionan con más frecuencia.
Que los adolescentes que están sufriendo se sientan queridos y escuchados hace que se eleven los factores de protección. Ésa es la clave en la tarea de prevención en la que tanto familias como docentes tienen un papel esencial. "Tenemos una responsabilidad en la educación emocional, de cuidado, de guarda, de protección. Ser profesor no es sólo ser instructor", recuerda Luengo con un llamamiento a "empoderar" a los centros y convertirlos en "espacios seguros" donde haya personal formado que pueda identificar alumnos con riesgo de suicidio y acompañarles en el control de las emociones.
Los amigos también constituyen uno de los factores de protección más efectivos en la prevención de la conducta suicida, de ahí la necesidad de abordar este tema de forma sensible para que los adolescentes dejen a un lado la idea de que traicionan la confianza de alguien si cuentan que se ha dañado o tiene pensamientos suicidas. Hablar de ello con el orientador o con otro adulto no es "chivarse" sino proteger a esa persona.
El Colegio de Psicología de Madrid trabaja ya en un plan de prevención de trastornos de ánimo en las aulas en línea con elProyecto de Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia que tramita ya el Senado y que establece como obligatorios la existencia de estos protocolos contra el suicidio. Según los datos que maneja el Injuve, si se realiza una intervención 100% eficaz para la ideación suicida, se podría evitar el 33% de suicidios totales en adolescentes.
El secreto "es trabajar entre todos", asegura Luengo. Escuchar, conocer la realidad y abrir los "brazos a esa situación, a los chicos y a las familias". Hay que hacer que los casos afloren creando un clima de confianza y de buena comunicación. Y que frente al silencio se imponga la palabra, la escucha y otro desenlace diferente, como el que sigue emocionando a Luengo en boca de los adolescentes que atiende: "A mí los profes me han salvado la vida".
El movimiento #MeTooIncest dio voz al abuso sexual incestuoso.
Sin embargo, para la víctima, romper el silencio y contar el secreto es de vital importancia, tanto en la infancia como en la adultez. De hecho, cuando el superviviente se hace adulto, la revelación de la experiencia se vuelve crucial en el esfuerzo por dar sentido a su vida y a sí mismo. Construir estas narrativas y ser capaz de exponerlas es esencial tanto a nivel personal como social.
El movimiento #MeTooIncest dio voz al abuso sexual incestuoso
Esta situación de secretismo y tabú social cambió radicalmente en Francia cuando, a mediados de enero de 2021, surgió el movimiento #MeTooIncest.
Todo surgió a raíz del libro La familia grande, en el que la autora, Camille Kouchner, denuncia a su padrastro, Olivier Duhamel (reputado politólogo y académico), por haber abusado sexualmente de su propio hijastro (el hermano de Camille) cuando el chico tenía 14 años.
A raíz del terremoto social del caso Duhamel, la asociación feminista Nous Toutes activó la campaña #MeTooInceste en las redes sociales para hacer eco de casos de abusos sexuales incestuosos o violaciones infantiles silenciadas.
En pocas horas, el hashtag se hizo viral y miles de víctimas comenzaron a revelar los abusos que habían sufrido cuando eran niñas y niños.
Fue entonces cuando participantes del grupo KideON*, de la Universidad de la Universidad del País Vasco, pusieron en marcha un estudio para analizar los discursos en Twitter a través de este hashtag. El objetivo era entender cómo se ha tratado este tipo de abuso sexual contra menores (en este caso, entre familiares) a través del debate en las redes sociales.
En total, se seleccionaron 20 556 tweets con el hashtag #MeTooIncest escritos en francés y recopilados mediante streaming API del 14 de enero al 15 de febrero de 2021. Su contenido se analizó mediante análisis léxico utilizando el software Iramuteq (método Reinert).
Fuente Conversation