8 de marzo, 15 de marzo, 31 de marzo.






Debería  ser obligado para todas y todos cuidar lo que nos han legado, 
y transmitirlo así a las futuras generaciones.

Las adolescentes europeas no quieren un mundo sin futuro.
Exigen la intervención radical para detener el cambio climático.
Un mundo imperante, el urbano, que consume al mundo, 
consume a la naturaleza, la vida rural, la vida misma...
y no deja nada bueno a las generaciones futuras.

Una de las razones por la que las mujeres cada vez tienen más complicado seguir adelante en el medio rural en un sistema-mundo cada vez más hostil, es la globalización de las miserias medioambientales: El futuro caos que se nos viene encima, si en menos de 10 años no paramos el cambio climático. 


Las jóvenes no quiere un mundo sin SU futuro.

Por eso las chavalas de 12 años y + han convocado una movilización global por el futuro para el día 15 de marzo. 

Será la primera gran Huelga promovida desde y por la juventud: LLevan en ello más de 6 meses:




Es necesario hablar de otros modelos económicos, tenemos que legislar de otro modo, tenemos que asumir que el modelo establecido invisibiliza una parte de la vida, la que permite que esta exista, que se reproduzca. Cuando lo más básico, lo que todas las personas deberíamos tener interiorizado, cae en lo más profundo, podríamos decir que hemos tocado fondo.

En la Europa Vacía también se ha tocado fondo, por eso también la España Vaciada se  moviliza el día 31 de marzo para revolverse contra sin SU futuro.

SIEMPRE OS ACORDARÉIS DE NOSOTRAS…

Por María Andrés y Lara Barros









Cuando algo nos falta, es cuando nos damos cuenta de quién había detrás, en este caso, favoreciendo que la vida siguiera su curso, tejiendo la red que la sostiene y generando un ambiente plácido, respetuoso y generoso. Eso que muchas veces damos por sentado que se hace solo, que viene de serie, porque así ha sido siempre y se da por supuesto. En este sentido, si nos paramos a escuchar, sentiremos que este 8 de marzo el mundo rural también reclama y pide huelga, porque se queda solo, porque se están yendo  quienes más necesita, nosotras las mujeres…

Nosotras, que durante tanto tiempo hemos sido capaces de sostenerlo, de mantenerlo vivo, de cuidarlo y disfrutarlo, de disfrutar cuidándolo y de hacerlo porque es, simplemente, de sentido común, por que es algo que no nos tendríamos que preguntar quién y por qué se hace. Debería  ser obligado para todas y todos cuidar lo que nos han legado cuidado, y transmitirlo así a las futuras generaciones.

Lo peor de todo es que esta sea, precisamente, una de las razones por la que las mujeres cada vez tenemos más complicado seguir adelante en el medio rural, de tanto poner la vida en el centro, en un sistema-mundo cada vez más hostil, a veces nos agotamos, no podemos más, nos damos por vencidas… y nos vamos. Somos nadadoras contra corriente, sostenemos con nuestros cuerpos la avalancha de una economía en la que el capital se pone por encima de la vida.

Por eso, es necesario hablar de otros modelos económicos, tenemos que legislar de otro modo, tenemos que asumir que el modelo establecido invisibiliza una parte de la vida, la que permite que esta exista, que se reproduzca. Cuando lo más básico, lo que todas las personas deberíamos tener interiorizado, cae en los más profundo, podríamos decir que hemos tocado fondo.

¿Cuál es el problema en reconocer que en el trabajo del campo casi nunca hay una persona sola? ¿Cuál es el problema en reconocer que nunca hay solo un titular de una explotación agrícola o ganadera? ¿Cuál es el problema en decir que no es cierto que cuanta más producción haya, más beneficio exponencial, que en el campo esas cuentas no salen?, ¿Cuál es el problema en reconocer que es nuestra obligación que las futuras generaciones puedan disfrutar de algo que nosotras y nosotros hemos disfrutado? Esa es la pregunta que muchas mujeres nos hacemos…








Cuando hablamos de visibilizar a las mujeres en el medio rural, no sólo hablamos de ponernos cara y reconocer nuestra labor, hablamos de asumir e interiorizar las formas de hacer que las mujeres hemos desarrollado a lo largo del tiempo. Claro que es importante que las mujeres seamos la cabeza visible de una ganadería extensiva, pero es quizá más importante reconocer que hacen falta manos extras para sacar ese trabajo adelante,  que no es cierto que porque te compres 200 ovejas y te des de alta en la seguridad social, ya tienes negocio propio y sueldo, que en el campo dos más dos, muchas veces no son cuatro… El individualismo que tan bien parece funcionar en las ciudades, o así nos lo venden, en el campo no vale de nada, sólo significa desamparo y abandono. Necesitamos redes, apoyos, reconocimiento, comunidad, sino la lucha es demasiado dura.

¿Cómo lo hacemos?
Hemos de integrar la mirada femenina, como buenas gestoras, ya que hemos sido durante muchos años las encargadas de cuidar a las personas más vulnerables, pequeñas y mayores, al tiempo que trabajábamos en el negocio familiar, aportando cosas muy importantes relacionadas con la mejora de la rentabilidad de la producción; por nuestra realidad como cuidadoras, éramos las encargadas de hacer las ventas puerta a puerta, de transformar parte de la producción y sacarle un valor añadido. 
Y necesitamos incorporar la mirada feminista, para  reivindicar lo que la economía de los cuidados aporta a la economía, para visibilizar a las mujeres rurales, como a todas las demás, y reconocer todo el valor de su trabajo. Para desarrollar un nuevo escenario equitativo y justo en el que compartamos toda esta labor tanto hombres como mujeres, trabajando además por la igualdad de oportunidades, de derechos, de participación pública…
Necesitamos depurar los conceptos de la economía clásica, para integrar la economía de los cuidados dentro de la viabilidad de los proyectos. 
Ser capaces de entender algo tan básico como que el cuidado de la tierra, de los animales, de la alimentación, la salud… es parte imprescindible de  las contabilidades de nuestras granjas, porque sin él, simplemente, no existirían.

Por eso, este 8 de marzo, reivindicamos que necesitamos revisar la legislación, toda esa legislación que excluye el trabajo de cuidados, reproductivo, y que no reconoce que casi nunca hay una  sola persona titular de explotación; hasta el 2012, las mayor parte de las mujeres ganaderas, si teníamos la suerte de cotizar, legalmente sólo podíamos ser consideradas “ayuda familiar”, es decir, la costilla de Adán, sin la titularidad de la explotación, de las tierras, de los ingresos que generamos… en una situación de vulnerabilidad y dependencia total. Desde ese año existe una Ley de Titularidad Compartida, pero apenas son 115 expedientes los aprobados a día de hoy en todo el estado, porque ¿quién se ha enterado? ¿Qué medios se han puesto en marcha para difundir y facilitar este proceso?

Luego está toda esa legislación ligada a las normativas sanitarias que excluyen cualquier tipo de pequeña industria u obrador de transformación, porque este tipo de actividades no se conciben como algo viable o rentable y hacen que el control sanitario se mida desde el modelo de la gran industria, que  tiene que ser hiperproductiva, más allá de que sea o no segura desde el punto de vista alimentario o ambiental.


Queremos sacar de la legislación fiscal el concepto productivista, porque hay cosas que podemos querer seguir haciendo, simplemente para que no se pierdan y que nunca nadie más las haga y puede que sólo generen una economía de apoyo, pero no por ello debemos impedir que se puedan hacer o que se tengan que hacer al margen de la legislación. 
Lo que no se reconoce o se visibiliza, se pierde.

Por ejemplo, querer seguir manteniendo un cultivo tradicional como es el azafrán a pequeña escala, o querer tener un pequeño rebaño, incluso una pequeña quesería artesana o de campo, no es posible fiscalmente en España como una actividad extra o puntual. Si queremos hacerlo legalmente, es lo mismo desde el punto de vista legal tener 10 cabras que 200, transformar tres mil litros de leche que tres millones de litros. Esta realidad hace que muchos proyectos tengan muchas dificultades para instalarse en el medio rural y que tengan dificultades para ser reconocidos como proyectos profesionales del sector agrícola o ganadero. La profesionalidad parece estar ligada a la cantidad de producción, al tamaño. En cambio, conseguir gestionar un proyecto tanto en la parte productiva como en la reproductiva, combinarlo con los cuidados de las personas más vulnerables y querer tener una explotación dimensionada al tiempo real que le podemos dedicar, no es una actividad profesional ¿de verdad alguien lo puede entender?

Por eso, no sólo necesitamos acceder a la titularidad de las explotaciones, sino que necesitamos cambiar el modelo productivo para que no sólo nuestras granjas sino también nuestras vida, puedan ser viables.

Cuando hagamos todo eso, estaremos reconociendo a las mujeres rurales, las pastoras, las campesinas, las queseras, las cabreras, las panaderas, las tenderas… Cuando entendamos que el mundo puede funcionar de otra forma, que hay alternativas, las habremos escuchado.  








Las TIC y su influencia en la socialización de adolescentes, Investigación.

Juan Carlos Ballesteros Guerra 
y Laura Picazo Sánchez.



 ISBN978-84-17027-13-1.
La investigación analiza el uso que las y los adolescentes españoles de 14 a 16 años realizan de la red y las redes sociales, las dificultades que encuentran, cómo las solventan, los dispositivos que manejan y desde cuándo, entre otras cuestiones.  
Los resultados de la investigación se han obtenido a través de 1.624 entrevistas a adolescentes de 14 a 16 años en centros educativos, 4 grupos focales y 8 entrevistas individuales.

Los monstruos están en casa.

Su madre y el hombre que la acompañaba la pusieron, mojada, sobre las bateas sanitarias del estado. 
Dijeron que se había ahogado en una pileta. 
APe.



Bianca tenía que cargarse la mochilita al hombro y llegar al jardín esta tarde. Tenía cuatro años. Y una vida chiquita condicionada por el espacio y el tiempo en que le tocó caer. Un tiempo horrible donde la crueldad crece como las malezas en el cemento. Una tierra descompuesta por el desprecio al otro. Donde se legitima la muerte para alimentar la propia vida. Individual y preminente. Donde el poder se ejerce sobre la debilidad y se mata a una nena de un golpe en la cabeza a la hora de la comida. Y se la lleva con actuados amores de familia a una emergencia sanitaria. Mojada y muerta. 

Un tiempo donde el monstruo es parte de la familia.
Y no tiene cara de monstruo. A veces parece mamá, otras parece papá.

Para Bianca el infierno tenía nombres que deberían ser amigables. Su madre Viviana y su semi padre Federico. Bianca vivía en una casa humilde, donde tenía que sentirse segura por mandato. Porque a los niños los cuidan dentro de sus casas.

Para qué hay mamás y papás o sucedáneos si para estar segura hay que salir de casa.
Pero en tiempos y espacios donde la policía mata por la espalda en lugar de proteger, donde el estado divide a filo de cuchilla dónde viven los privilegiados y dónde mueren los otros, las niñas y los niños son violados en los rincones de sus hogares, los bañan con agua helada, los sellan de moretones, los marcan con cigarrillos y un buen día les asestan un golpe en la cabeza a la hora de la comida porque lloraron.

Como a Bianca, de cuatro años, que hoy tenía que calzarse la mochilita e irrumpir, triunfal, en el jardín de Cañuelas donde se sentiría como la nena más deslumbrante del planeta.
Pero en casa estaban los monstruos. Que no son monstruos sino tristes muñecos de trapo de estos días. Cuando el capitalismo y el patriarcado muestran sus garras actualizadas, recargadas y dispuestas a resistir. Encienden piras sacrificiales para las mujeres y, cuando pinta, comienzan con las nenas en campos de tortura montados en los cuartos azules y rosas de los unicornios.

Ahí estaba Bianca y ya no está.

Su madre y el hombre que la acompañaba la pusieron, mojada, sobre las bateas sanitarias del estado. Dijeron que se había ahogado en una pileta. Pero fue femicidio.

Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio.

Día Internacional de la Mujer 2019.
ONU. MUJERES. 

Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio
Foto: ONU Mujeres/Sandra Hollinger.
El tema elegido para el Día Internacional de la Mujer 2019, que se celebrará el 8 de marzo, es Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”.
Este tema se centrará en formas innovadoras en las que podemos abogar por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, en especial en las esferas relativas a los sistemas de protección social, el acceso a los servicios públicos y la infraestructura sostenible.
El logro de los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) requiere cambios transformadores, enfoques integrados y nuevas soluciones, sobre todo en lo que concierne a la defensa de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Si se mantienen las tendencias actuales, las intervenciones existentes no bastarán para conseguir un Planeta 50-50 para 2030. Es crucial contar con planteamientos innovadores que rompan con la situación habitual, a fin de eliminar las barreras estructurales y garantizar que ninguna mujer y ninguna niña se quede atrás.
La innovación y la tecnología brindan oportunidades sin precedentes; sin embargo, las tendencias actuales indican que la brecha digital se está ampliando y que las mujeres están insuficientemente representadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y el diseño. Esto les impide desarrollar e influir en el desarrollo de innovaciones sensibles al género que permitan lograr beneficios transformadores para la sociedad. Desde la banca móvil hasta la inteligencia artificial o la Internet de las cosas, es vital que las ideas y las experiencias de las mujeres influyan por igual en el diseño y la aplicación de las innovaciones que conformarán las sociedades del futuro.

Haciéndose eco del tema prioritario del 63.º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el Día Internacional de la Mujer 2019 pondrá la mirada en los líderes de la industria, las empresas emergentes que están cambiando el panorama en el mundo de los negocios, las/os emprendedoras/es sociales, las/os activistas que trabajan en favor de la igualdad de género y las mujeres innovadoras, con objeto de examinar cómo puede la innovación eliminar barreras y acelerar los avances hacia la igualdad de género, fomentar la inversión en sistemas sociales sensibles al género y construir servicios e infraestructuras que den respuesta a las necesidades de las mujeres y las niñas. Le invitamos a unirse a nosotras el 8 de marzo de 2019 para celebrar un futuro en el que la innovación y la tecnología creen oportunidades sin precedentes para que las mujeres y las niñas desempeñen un papel activo en la creación de sistemas más inclusivos, servicios eficientes e infraestructuras sostenibles para acelerar el logro de los ODS y de la igualdad de género.

La batalla de la igualdad también es de los adolescentes.

El feminismo avanza entre las nuevas generaciones, 
aunque entre ellos siguen predominando actitudes machistas. 
Aquí, siete adolescentes hablan sobre relaciones y control.
Isabel Valdés,
Día Internacional de la Mujer.
Desde la izquierda, Alicia Bello, Miguel Laorden, Sergio Mahía, Lidia Guillén, Ana Bello, Pablo Mahía y Teo Planell, alumnos del Colegio Montserrat de Madrid. En vídeo, reacciones al informe del Centro Reina Sofía. FOTO: JAIME VILLANUEVA | VÍDEO: ATLAS

—Mmm…Tóxico. —Falsedad, sí. Falso.
—Un error, basura.
—Tradición, una tradición con una base muy extendida.
—Jodido. A secas.
—Heterobásico. Muy heterobásico.
—La gran mentira del siglo XX y XXI.
Pablo Mahía y su hermano Sergio, Ana Bello y su hermana Alicia, Lidia Guillén, Miguel Laorden y Teo Planell sueltan rápido las palabras con las que definen el amor romántico. Y Teo apostilla:
—Eso no es amor. Es amor mal entendido. Nosotros no queremos ese amor de mierda, con perdón.

Es 28 de febrero, jueves lardero, y por los pasillos del madrileño colegio Montserrat, un centro laico y concertado en Retiro, corren demonios y punkis. El patio está veteado de pelucas de colores y la música se cuela hasta el último rincón de las aulas. Los siete están entre 4º de la ESO y 2º de bachillerato —tienen entre 15 y 18 años—, todos tienen pareja o “cosas por ahí”, excepto Pablo, que acaba de cortar con su novia. Hablan de dependencia, malos apegos, control, la necesidad de espacio, autonomía o autoestima con soltura. La teoría, dicen, se la saben. No paran de repetírsela. Y cuentan que el feminismo les hace libres. A ellas de los estereotipos y las expectativas de los demás, a ellos también. Pablo, que da vueltas una y otra vez a uno de sus anillos, para un momento y hunde la mano izquierda en su densa maraña de pelo: “El feminismo nos libera de esos anacronismos en las relaciones. En gran parte gracias a él, nos permitimos relaciones más abiertas y más comprensivas”.
Pablo irá el año que viene a la universidad y es parte del 44% que se enfrenta a posiciones machistas en relaciones personales, roles o discriminación, según un informe difundido ayer por el Centro Reina Sofía de Adolescencia y Juventud que explora las actitudes de los jóvenes de entre 15 y 29 años y que señala una clara polarización. Frente a ese 44%, con mayoría de mujeres (64,7%), más de la mitad de los jóvenes, el 56%, defiende actitudes patriarcales. De ellos, un 39% se tipifican como “tradicionales y sexistas” y un 17%, “negacionistas y conservadores”. Y en estos dos últimos grupos, son una mayoría de hombres.
El feminismo nos libera de los anacronismos al relacionarnos
PABLO MAHÍA, ESTUDIANTE DE 2º DE BACHILLERATO
Belén Barreiro, fundadora de la consultora 40dB, afirma que estos datos “concuerdan” con lo que ella percibe. “Que el 44% se adhiera a los valores de igualdad es un reflejo de cómo es la sociedad española, sobre todo entre los jóvenes, entre los que despunta el compromiso con el feminismo”. También le cuadra la parte tradicional: “Hemos detectado ese retorno a los discursos machistas, y nos resultan insólitos, sí, pero son una reacción a los avances”. Eso a lo que Barreiro hace alusión, es en lo que Lidia piensa cuando cuenta que, todavía, en 2º de ESO, “hay quien toca el culo”. “Y sí, claro, lo hacen los chicos”. También en su curso, en 2º de bachillerato, “ocurren cosas que no deberían. Chavales que acribillan a whatsapps o que quieren tener el control de todo lo que ocurre en el móvil de su novia. A veces también lo hacen ellas”. Pero lo normal, aseguran, es que sean ellos los que intenten ejercer el control. Es entonces cuando Ana recuerda algo que vio en Instagram hace no mucho tiempo: “En una storie [de Instagram], un chico le soltaba un guantazo en la boca a su novia porque ella se había besado con una amiga. Eso ya es subir muchos escalones, ¿no? Yo no lo he permitido ni lo permitiré nunca”.
Mar Venegas, profesora de Sociología en la Universidad de Granada y autora de un análisis sociológico de la política afectivosexual en la adolescencia, afirma que hoy, parte del debate, está en cuál es la relación entre las nuevas masculinidades y el feminismo. Cree que “ellas están cada vez más empoderadas, se han ocupado de educarse mucho en el feminismo y ellos andan a remolque. No hay equilibrio”. Aunque explica que hay un espacio de reflexión profundo que los ha ido contagiando, que comenzó en los años sesenta y ha ido lento, pero progresivo, y que cada vez es más rápido. “Hay menos corazas".

—La sinceridad es importantísima, creo que en una relación hay que contarlo todo.Lo dice Sergio Mahía, a punto de cumplir 15, mientras trastea con los dos globos que hasta hace un rato le servían como pechos para su disfraz.—Si existe respeto y confianza y sinceridad ya hay mucho ganado en una relación. Aunque no es lo mismo contar todo que hablar todo. Hablar es necesario, de todo lo que ambas partes necesiten, pero siempre hay que respetar que el otro tiene derecho a tener sus secretos y a mantener su parcela de privacidad.

Lo puntualiza Teo Planell, también nacido en 2004, mientras intenta quitarse la gomina de su media melena que ha sido parte de su caracterización para el desfile de Carnaval en el colegio y que le hace sentir poco cómodo.

CONSCIENTES, TRADICIONALES O NEGACIONISTAS

En España hay tres formas de posicionarse frente al feminismo entre los jóvenes según el I Informe Jóvenes y Género. La (in)consciencia de equidad de la población joven en España, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, Banco Santander y Telefónica.
Un 44% componen un colectivo consciente y equitativo: en este grupo, las mujeres son mayoría (dos de cada tres). Un 39% son tradicionales y sexistas: tienen posiciones más machistas en general y "se caracteriza por defender los planteamientos sexistas, desigualitarios y estereotipados respecto al género". Por último están los negacionistas conservadores, el 17%, integrado, como el anterior, mayoritariamente por hombres. En este último, sus componentes se "identifican con ideas de pareja y de las relaciones muy opresivas y estrictas, pero a veces contradictorias. Niegan la importancia de que las dos personas puedan tomar decisiones en la pareja y la necesidad de tener un espacio propio, y defienden que el amor implica la renuncia a una o uno mismo".
Explicar emociones o expresar sentimientos ha sido históricamente, y mayoritariamente de forma negativa, acciones asociadas a lo femenino. El “tenemos que hablar” viene, casi de forma inherente, con la imagen de una mujer pronunciándola y un hombre con cara de circunstancias. Para ellos y ellas, ya no. Ana Bello, a punto de hacer Selectividad, cuenta que sus padres se separaron y que siempre le chirrió la falta de diálogo: “No hablaban de lo que sentían. Dar las cosas por supuestas me parece un error que se hace muy a menudo”. Para Pablo, que asiente mientras ella habla, una relación es impensable sin diálogo. “Es fundamental porque, sin él, no sabes qué o cómo se siente el otro. Es la base de cualquier relación”. Hasta ahora él solo ha tenido una. Duró un mes y el principio de su fin fue una carta en la que él le explicaba lo que sentía y a la que ella no supo contestar. “O no quiso. La cosa es que fue dando largas. Le dijo que no sabía hasta qué punto le podía corresponder. No fue franca ni creo que fuera respetuosa con lo que él sentía”, recuerda Ana. Miguel entra aquí en la conversación para recordar cuánto se "sacrificó" por estar con su primera novia. "Hacía a diario dos horas de metro, salía de casa a las cuatro o cinco de la tarde y volvía a las once o doce de la noche. Acababa reventado, todo por estar con ella porque ella me lo pedía. Pero me di cuenta de que no estaba haciendo lo que yo quería". ¿El amor implica sacrificio? Él dice que aprendió que no con esa primera novia.
Conversar, decir la verdad, respetar al otro y confiar son, para los siete, los elementos imprescindibles en una relación. “Sin ni una sola presión para estar con alguien si no quieres”, añade Miguel Laorden, que comparte curso con Ana. “Sin presión tampoco por parte del otro. Sin atosigamientos”, incluye Alicia Bello, dos cursos por debajo de su hermana y que, como ella, "no tiene tiempo para tonterías". 
Esta percepción de las relaciones está ya lejos de las ideas preconcebidas con las que, según Iskra Pavez, la sociedad ha sido educada hasta hace no mucho de forma mayoritaria "en determinadas creencias sobre el amor romántico, el erotismo, la sexualidad o los cuerpos". Esta doctora en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona e integrante del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), creado en 2002, explica que cuando se analizan situaciones de violencia de género entre adolescentes, se descubre que los valores sobre los roles de género o las ideas preconcebidas de amor romántico o sexualidad influyen en la forma de llevar a cabo esa relación, ya sea de un modo abusivo o más igualitario.

El amor líquido

"Dentro de los estudios sociológicos se está reflexionando sobre el llamado amor líquido o lo desechable que son las relaciones afectivosexuales hoy en día entre jóvenes. Las niña y los niños de esta generación están aprendiendo que es más fácil quedar para follar que para conocerse o entablar una relación". Y esto, dice Pavez, puede afectar en mayor medida a las adolescentes, porque están en una fase de cambios culturales acelerados, donde los patrones de género y las formas de establecer relaciones afectivas y sexuales se están transformando: "Puede haber confusión respecto a cómo enfrentar sus emociones, sus deseos o sus miedos en cuanto a este tema. El mundo adulto no tiene muchas respuestas frente a estos cambios, se encuentra, más bien, en una actitud de perplejidad y desconcierto".
Para contrarrestar eso trabaja Cayetana Martínez. Es profesora de Filosofía en el Montserrat y en sus clases la historia y teoría del feminismo son ineludibles. Va y viene de la conversación con los alumnos. Ellos no se inmutan cuando ella llega o cuando se va, no cohíbe sus argumentos ni sus relatos. Arguye que esta actitud viene dada por el respeto, máximo por ambas partes, y la libertad para expresarse, que también es total. Y asegura que se nota el cambio según van pasando las generaciones: “Lo más llamativo es la enorme distancia entre los chavales que opinan así y los que siguen anclados en otro tiempo. Cuanto más nítida es la diferencia, más me doy cuenta de cuánto han cambiado”. Algo que, según la profesora, se refuerza en la familia: “Se nota en qué casas el tema de las relaciones, el sexo o el feminismo es más común y en cuáles no”. El cambio para ella es posible, a medio plazo y no solo para los adolescentes: "Yo no veo futuro sino presente continuo, es lo más emocionante de esta tarea en la que yo también aprendo, he cambiado cosas de mí misma al verlos. Aprendo de ellos cada día".
Y lo que queda según Alicia, que es "muchísimo". Ana pone un ejemplo: "Erradicar el machismo, en general y de las relaciones, por ejemplo. Cuando empiezas una relación absorbente y entras en bucle, siempre favorece más al hombre que a la mujer y luchar contra eso, detectarlo, pararlo a tiempo y salir es muy difícil”, dice Ana. Lidia mete algo más en la bolsa de “cosas para tirar”: “Justificarlo todo, tener que dar explicaciones por todo o estar disponible o de acuerdo con el otro 24 horas. ¡Qué cansinez!”. Teo alude al control  “A veces, desde dentro, no se percibe lo que desde fuera es muy obvio. Si yo percibo algo así ni me planteo no decirlo”. Y eso de lo que él habla con absoluta normalidad es una de las claves para salir de una mala relación. Timanfaya Hernández, vocal del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, explica que “la mayor dificultad que suele existir es la de la toma de conciencia". "Para eso, una red afectiva de amigos y familia es imprescindible”.

El feminismo como trampolín

Según una encuesta de 40dB. para EL PAÍS, el movimiento feminista ha crecido exponencialmente, hasta alcanzar el 43,2%. Ese empujón se debe, sobre todo, a las menores de 25 años. Ellas se consideran feministas en el 64,5% de los casos, casi el doble que hace cinco años. A ellos, aunque todavía les cuesta, también comparten cada vez más la idea de que el feminismo busca la igualdad real entre hombres y mujeres, sobre todo entre los más jóvenes, los que tienen entre 18 y 24 años.

Alicia, Lidia, Ana, Miguel, Pablo, Sergio y Teo son parte de esa nueva generación que no concibe en la misma frase amor y dolor, sumisión, dependencia o esfuerzo.
—En el fondo es fácil. Yo soy yo y el otro es el otro. No somos un todo y el mundo aparte. Somos por separado y cuando nos unimos y caminamos hacia el mismo lado, está bien. Y si un día dejamos de hacerlo, también está bien.
Lo resume Ana, que no ha cumplido aún los 18, que dice que le ha costado aprenderlo, que tuvo que hacer un ejercicio de análisis después de una mala relación para darse cuenta. Pero que ya no lo olvidará. "Lo demás es lo que decía Teo al principio, que el amor se enseña mal y eso no es amor. ¿Cómo había dicho Teo? Un amor de mierda. Pues eso".

Niños de 5 años del colegio de Galapagar, escribieron a una decena de líderes políticos para pedirles medidas ambientales.

"Desde el colegio público La Navata hacemos un proyecto anual en el centro que engloba las clases de tres a doce años", explica la directora del colegio, Laura Ortega. 
El tema de este año, 'Dando la vuelta al Mundo', buscaba conmemorar el quinto centenario de la expedición de Magallanes y Elcano.
Carta que los niños y niñas del colegio de La Navata han escrito a 11 mandatarios
Carta que los niños y niñas del colegio de La Navata
han escrito a 11 mandatarios

"Pensando en las cosas que dan la vuelta al mundo, los niños dijeron el plástico", comenta Guiomar Romero Sala, la profesora de la clase de Pingüinos y Pingüinas, de cinco años. De esta forma, las profesoras decidieron englobar la vuelta al mundo de los exploradores con algo más actual: el objetivo del Residuo Cero (Zero Waste), como una forma de "dar una vuelta" al mundo de ahora, explica la directora. El movimiento Residuo Cero busca, a través de un consumo consciente y la reutilización de desechos, eliminar los residuos producidos por las personas.

Así, mientras los más mayores se han centrado en los exploradores, los más pequeños se han enfocado en el aspecto medioambiental del proyecto. Empezaron entregando cartas a los supermercados, a iniciativa de una de las clases de cinco años, el grupo de los Bichos, pidiendo que redujeran el uso de los plásticos en sus establecimientos. También hablaron con la radio, para hacer oír su mensaje. ¿Qué más podían hacer unos niños?, se preguntaron. A los pequeños de cinco años de la clase de los Pingüinos y Pingüinas se les ocurrió la idea de escribir a los líderes mundiales: querían que su voz diera la vuelta al mundo. 

Con la ayuda de las madres y padres, buscaron las direcciones de los principales mandatarios políticos y tradujeron su carta a una decena de idiomas. En estas últimas semanas han escrito a Pedro Sánchez, Angela Merkel, Emmanuel Macron, Donald Trump, Vladimir Putin y Jair Bolsonaro. Su carta ha viajado, además, hasta Islandia, Rumanía, Italia, Suecia y Argentina.

Macron ha sido el primero en contestar

La primera respuesta a los Pingüinos y Pingüinas ha llegado de parte del presidente francés, Emmanuel Macron. El mandatario galo, dice la misiva escrita por su jefe de Gabinete. François-Xavier Lauch, "agradece la confianza de compartir sus inquietudes respecto a la contaminación".
Carta de respuesta del presidente Emmanuel Macron a los alumnos del colegio de La Navata
Carta de respuesta del presidente Emmanuel Macron
a los alumnos del colegio de La Navata
Ante los desafíos y las transformaciones de nuestra sociedad y entorno, es urgente actuar juntos y hablar con una sola voz. La contaminación plástica es un problema que debemos enfrentar cuanto antes", continúa la carta. El presidente francés asegura que "está encantado de contar con la movilización de las generaciones más jóvenes en favor de un medio ambiente más respetuoso".
"En ningún momento pensamos que iba a tener esta repercusión", admite la profesora Guiomar Romero.
Previsiblemente, no será la única carta que reciban. Este martes recibieron una llamada desde el Palacio de la Moncloa, informado que el presidente, Pedro Sánchez, responderá al mensaje de los niños y niñas de Galapagar.
"Están muy contentos. Están determinados a que el mundo sea diferente", explica la directora del colegio.

Una reivindicación de los más jóvenes

Cada vez más jóvenes se están sumando a las reivindicaciones por un mundo más limpio. La joven activista sueca de 16 años, Greta Thunberg, que pide a los líderes políticos que tomen medidas para luchar contra el cambio climático, no está sola. El movimiento juvenil Fridays for Future recoge las demandas de la joven y se multiplica alrededor del globo.

A España llegó este viernes. Cientos de estudiantes salieron a las calles el 1 de marzo en Madrid, Valencia y Málaga para reclamar estas medidas ambientales a los políticos. El próximo objetivo es el 15 de marzo. 

Los medios de comunicación ya se están refiriendo a esta convocatoria como el '15M climático', recordando aquel histórico 15 de mayo de 2011 que marcó el inicio del movimiento de los indignados en España.