Bélgica aprueba la eutanasia infantil
por 86 votos a favor, 44 en contra y 12 abstenciones
Parlamento Federal Belga
12/02/2014
La ley autoriza la muerte asistida de niños y adolescentes sin límite de edad, con el consentimiento de sus padres o tutores y en unos supuestos muy concretos, como que “el sufrimiento físico del niño sea insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable”.
Cuando el rey Felipe refrende la medida, Bélgica se convertirá en el segundo país del mundo, tras Holanda, que permite la eutanasia infantil, aunque en este último se establece un mínimo de edad de 12 años para que la muerte asistida pueda aplicarse.
Bélgica se convertirá hoy en el primer país del mundo que recoge en su
legislación la eutanasia a menores sin requisito de edad.
Con la nueva ley, los menores con enfermedades incurables
podrán acogerse a ese derecho, siempre que cumplan unos requisitos
estrictos. El principal consiste en demostrar capacidad de
discernimiento, un concepto controvertido por la dificultad para
evaluarlo.
“En el caso de los más pequeños no existe, evidentemente, la capacidad de discernimiento del menor. En lo referente a los adolescentes, los psiquiatras especializados en esa franja de edad, nos dicen que es extremadamente difícil porque los niños y los adolescentes a esas edades no siempre son conscientes de que la muerte significa que no hay retorno”
“Nuestra responsabilidad es permitir a todo el mundo vivir y morir
con dignidad”, resumió ayer en la Cámara baja la diputada socialista
francófona Karen Lalieux, cuyo partido ha promovido este cambio legal.
La eutanasia, que Bélgica contempla desde 2002, se extiende ahora a los
más jóvenes con unas garantías adicionales respecto a los adultos. Solo
podrán solicitarlo los menores aquejados de una enfermedad terminal que
les reporte un sufrimiento imposible de paliar. Deberá solicitarlo por
escrito el propio afectado, pero no podrá someterse a la eutanasia sin
consentimiento de sus representantes legales.
El paso por el Congreso de los Diputados ha supuesto unos cambios
mínimos respecto al proyecto que aprobó el Senado, que en Bélgica es la
cámara con iniciativa legislativa. El sufrimiento del menor solo podrá
ser físico —la eutanasia para adultos contempla también el psíquico— y
los médicos deberán acreditar que, en cualquier caso, el enfermo moriría
a corto plazo. “El número de criterios que hay que cumplir constituye
una seguridad suficiente para evitar los abusos”, argumentó en la Cámara
el diputado liberal Daniel Bacquelaine.
Holanda era, hasta el momento, el único país que incluía a los adolescentes en la práctica de la eutanasia, con un requisito de edad fijado
en una horquilla entre 12 y 18 años, según el caso. Holanda ha registrado solo cinco casos de eutanasia infantil desde que entro en vigencia la ley en 2002, que sólo la permite para los mayores de 12 años.
Bélgica ha ido un
paso más allá al optar por evaluar la madurez mental del menor en lugar
de establecer una edad de referencia. El texto final establece que será el médico
encargado del caso quien evalúe si el menor es capaz de adoptar la
decisión, pero tendrá que consultar previamente a un psiquiatra
infantil. En la actualidad, Bélgica ya prevé el derecho a la eutanasia a
partir de los 15 años para jóvenes emancipados.
El derecho a morir concita una gran adhesión en Bélgica, incluso en
casos tan delicados como los de menores. Un 74% de la población está a
favor de concederles esta posibilidad, según una encuesta publicada hace
unos meses por el diario La Libre Belgique. El debate ha
suscitado tal interés que las comparecencias de expertos que hubo en el
Senado fueron televisadas. Ese apoyo popular se refleja en el amplio
espectro de fuerzas políticas que votarán hoy a favor: socialistas,
liberales y verdes de las regiones flamenca y valona del país, así como
los nacionalistas flamencos (conservadores) de la N-VA, el partido más
votado en Bélgica. “Esperamos que la ley se aplique poco, pero es
nuestro deber votarla”, argumentó Sarah Smeyers, de la N-VA.
La iniciativa belga para regular la eutanasia infantil no deriva tanto
de la cantidad de casos que se producen como de las dificultades que
encuentran los facultativos para tomar decisiones en estos supuestos
terminales sin vulnerar la ley. Uno de los estudios presentados en las
comparecencias que organizó el Senado revelaba que en un 40% de las
muertes de menores con enfermedades incurables, los doctores decidieron
interrumpir el tratamiento que mantenía al menor con vida.
Los nombres de la buena muerte
Eutanasia. Consiste en suministrar una combinación
de fármacos a una persona con el fin de acabar con su vida. Es requisito
que el afectado haya expresado su voluntad de que se le aplique (o que
todavía esté en condiciones mentales para hacerlo), y que esté en
situación terminal, irreversible y con gran sufrimiento. Debe ser
aplicada por un médico. Es legal en Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
Sedación paliativa. Consiste en suministrar fármacos
a un paciente terminal con el fin de acabar con su sufrimiento. Puede
suceder que el efecto secundario sea que se acorte su vida, pero este no
debe ser el objetivo. Se considera una buena práctica médica y es
legal. Es lo que se aplicó, por ejemplo, a José Luis Sagüés, el enfermo
de un cáncer terminal que relató hace dos semanas su situación a EL
PAÍS.
Suicidio médicamente asistido. Se parece a la
eutanasia en que el médico facilita al enfermo una combinación de
medicamentos con el fin de acabar con su vida. Tiene prácticamente los
mismos requisitos (que sea un enfermo terminal, que esté sufriendo),
pero tiene que ser el afectado el que ingiera los medicamentos. Solo
está permitido en Suiza. En España es ilegal. Puede ser que el suicidio
no sea facilitado por un médico (fue lo que sucedió con el tetrapléjico
Ramón Sampedro).
Cesación del esfuerzo. Consiste en retirar un
soporte vital a un enfermo terminal (respirador, por ejemplo), por
voluntad propia o de su familia. Fue lo que hizo Inmaculada Echevarría.
Es legal y una buena práctica médica.
La eutanasia en el mundo, algunos países
• Holanda. Los Países Bajos aprobaron la ley de
eutanasia en 2001. Su regulación pone las bases para los pocos países
que la han sucedido. El paciente debe sufrir una enfermedad incurable y
haber manifestado cuando estaba lúcido su voluntad de que un médico le
quite la vida con una combinación de medicamentos. Incluye a enfermos
psiquiátricos y a menores a partir de los 16 años, involucrando a los
padres en la decisión. Entre los 12 y los 16 los menores pueden
solicitarla, pero es necesario el consentimiento paterno. En el caso de
bebés, existe un protocolo que obliga a confirmar que el recién nacido
está sentenciado a morir y con grandes dolores.
• Bélgica. Aprobó su ley en 2002, en paralelo a una
promoción de los cuidados paliativos. Los requisitos son muy similares a
los holandeses, pero incluye el suicidio asistido por un médico. No se
aplica a menores.
• Luxemburgo. Tiene ley desde 2008.
• Suiza. La legislación helvética no permite la
eutanasia, pero no prohíbe el suicidio asistido. La diferencia es que el
médico solo puede facilitar los fármacos, pero no suministrarlos. Es el
propio paciente el que debe tomarlos por sus medios, lo que excluye a
incapacitados o personas inconscientes y en coma.
• España. Ni la eutanasia ni el suicidio asistido
son legales. Sí se permite la sedación terminal: dar medicación para
calmar dolores insufribles aun a costa de que acorten la vida.
• Colombia. El Constitucional sentenció en 1998 que la eutanasia es un derecho fundamental, pero las leyes no lo recogen.
Los españoles también apoyarían la despenalización de la muerte asistida, según la última encuesta del CIS sobre el tema en 2009, pero la eutanasia infantil está aún muy lejos. Ni siquiera los cuidados paliativos se aplican igual en todas las comunidades autónomas, pese a ser un derecho reconocido por el Sistema Nacional de Salud.
En nuestro país, la eutanasia es ilegal. El artículo 143 del Código Penal contempla penas de dos a cinco años por ayudar a suicidarse a alguien, y de seis a 10 si llevara la ejecución a cabo. Las condenas se reducirían "en uno o dos grados" si la persona asistida hubiera dado su consentimiento y padeciera una enfermedad incurable o sufriera fuertes y constantes dolores.
"Ningún partido mayoritario ha defendido nunca el respeto a la libertad y autonomía de los pacientes a elegir morir”, cree Fernando Pedrós, miembro de la principal asociación española en defensa de la eutanasia, Derecho a Morir Dignamente.