Con apoyo transversal, comisión de Familia del Senado aprueba proyecto que reforma el Sistema de Adopción en Chile

Tras más de 10 años de tramitación, las iniciativas impulsadas por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, fueron respaldadas por unanimidad. Ahora la discusión pasa a Comisión de Constitución.




Ministerio de Desarrollo Social y Familia

12 de agosto de 2024





De manera unánime, la Comisión de Familia, Infancia y Adolescencia, aprobó las indicaciones del Ejecutivo y de los parlamentarios, para reformar el Sistema de Adopción en Chile para fortalecer la protección integral de la niñez y adolescencia, como el sistema de Garantías, creado para asegurar derechos tales como vivir en familia y la protección reforzada. 


Entre los cambios al Sistema de Adopción, está el tiempo del proceso, que actualmente tardan en promedio tres años y que incluso se pueden extender hasta 8 años, y que con estas indicaciones podría reducirse hasta 12 meses, tiempo en que el juez o jueza debe tomar una decisión respecto de la revinculación de ese niño, niña o adolescente.


Además, el proyecto refuerza el derecho de toda persona de conocer sus orígenes de adopción, y fortalece las indicaciones ingresadas por el Gobierno en mayo del 2022, como la eliminación del orden de prelación para adoptar, permitiendo que una persona soltera que vive en Chile tenga preferencia por sobre un matrimonio que no reside en el país, por ejemplo.


La ministra Toro, destacó la voluntad política para concluir una tramitación que duró más de 10 años. "Son más de 400 indicaciones de un trabajo muy técnico que se ha podido realizar gracias a una disposición transversal de los senadores y senadoras, entendiendo la voluntad y la preocupación que tiene todo el país de avanzar en esta materia. Una ley que lleva casi 11 años de tramitación en este Congreso, que en distintos momentos, por distintas razones, no había podido avanzar. Hoy damos este paso muy significativo y ojalá podamos cumplir con despachar a ley este tan importante proyecto durante este año”, dijo la secretaria de Estado.


La subsecretaria de la Niñez, Verónica Silva, afirmó que "las modificaciones en el Proyecto de Ley de Adopción buscan poner a los niños, niñas y adolescentes y sus derechos en el centro. En el marco de la Ley de Garantías y Protección Integral de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, es nuestro deber como Estado resguardar sus derechos, y en este caso, especialmente su derecho a vivir en familia. En este sentido, se propuso una reforma que incorpora, en el procedimiento de protección, la decisión sobre la declaración de adoptabilidad, velando por la integralidad de la intervención, evitando la toma de decisiones en procesos distintos que no se complementan, lo que nos permite no dilatar procesos y fortalecer el enfoque sistémico mandatado por la ley de Garantías


La senadora y presidenta de la comisión, Carmen Gloria Aravena, subrayó el trabajo realizado junto a instituciones privadas y organizaciones "en torno a la niñez, que por muchos años han estado comprometidos con esto que no tiene color político. Y yo creo que ese es el ejemplo. El país quiere y necesita hoy día unidad para sacar temas adelante. Esperamos que la Comisión de Constitución haga un trabajo serio pero muy rápido, muy ejecutivo, porque insisto, hoy día la infancia tiene graves problemas y es responsabilidad de todos el poder cambiarlo”. 


La senadora Loreto Carvajal, insistió en que “el desafío político es entender que el futuro del país, el desarrollo, el progreso, no puede hacerse sino en manos y hogares de niños y niñas felices. Esperamos que este proceso que va a ocurrir tanto en la Comisión de Constitución, en el Senado, en la Sala del Senado, y posteriormente también en la Cámara de Diputados, agilice los momentos para que tengamos la posibilidad de que este año podamos entregarle al país una nueva ley de adopción”.


Por otro lado, el senador Juan Luis Castro remarcó que “hoy en Chile la natalidad ha ido bajando enormemente. La tasa de infertilidad de las parejas es alta, de un 17%. El proceso de adopción es largo, hasta ocho años en algunos casos, y ahora va a quedar en disposición una persona separada, divorciada, casada, viuda, soltera, de poder adoptar. Y la adopción no tiene apellido. Es un hijo. No es adoptivo. Han pasado 25 años desde la última vez que se legisló, y estos tiempos requieren más facilidades, mejores condiciones y exigencias para que la niñez en cualquier condición sea digna y feliz”


En la misma línea, el senador Matías Walker dijo que “acá hubo un trabajo muy fecundo que tuvo como único objetivo defender a los niños, niñas y adolescentes que son vulnerados en sus derechos. Este proyecto persigue la revinculación familiar de los niños que han visto vulnerados sus derechos no tengan que crecer en una residencia, sino que en el seno de una familia y poder conocer también su familia de origen y también procurar que los hermanos sean adoptados en conjunto, no disolver a los hermanos. Así que estamos muy contentos y esperamos que este proyecto pase rápido a la sala del Senado y se pueda despachar”. 


La iniciativa ahora pasará a la comisión de Constitución, y, de aprobarse, pasará a su votación en la Sala del Senado. 

Independencia, política reproductiva y altos costes: el embarazo adolescente cae un 73% entre las jóvenes latinas

A pesar de que la población adolescente hispana aumentó un 79% entre el año 2000 y 2022, los nacimientos disminuyeron un 56%



EL PAÍS

CARLA GLORIA COLOMÉ

Nueva York, 12 AGO 2024



Maranda Corely, de 19 años, cuida de sus tres hijos en su recámara
en Ellisville, Mississippi. 
LYNSEY ADDARIO (GETTY IMAGES)

Yahaira Yamileth Martínez tuvo el primer gran susto de su vida a los quince años. Su prima de cinco, a quien estaba cuidando, se rajó de un golpe la barbilla. El segundo gran susto vino luego, cuando presenció una convulsión de su prima de dos años, a quien también dejaron a su cargo. Yahaira está casi segura de que no quiere tener hijos, porque lleva demasiado tiempo cuidando a los de sus tías y a los de las amigas de su abuela. “He ayudado a cuidar muchos niños en mi familia”, dice. “Cuido a mis primos desde el momento en que nacieron hasta ahora, desde hace casi 13 años”. No existe una razón única, pero un estudio confirma que cada vez menos adolescentes latinas son madres, contribuyendo así al descenso ininterrumpido de la natalidad que desde hace dos décadas se reporta en Estados Unidos.


En los últimos años, el fenómeno del embarazo adolescente va en descenso: el Sistema Nacional de Estadísticas Vitales reveló que la tasa de natalidad entre las jóvenes de 15 a 19 años en Estados Unidos disminuyó un 71% entre el 2000 y 2022, pasando de 47,7 a 13,6 nacimientos por cada 1.000 adolescentes, a pesar de que la población femenina adolescente aumentó un 7% en ese periodo. Si en el año 2000 hubo 475.104 nacimientos de madres adolescentes, en el 2022 se registraron 145.313.


Sin embargo, entre todas las adolescentes, son las latinas las que menos están teniendo hijos a estas edades. A pesar de que la población adolescente femenina hispana aumentó un 79% durante el período, los nacimientos disminuyeron un 56%, de 131.009 en el 2000 a 57.256 en 2022. El número de primeros nacimientos de madres adolescentes de origen latinoamericano disminuyó un 73%, y los segundos nacimientos un 85%.


Yahaira ahora tiene 21 años y estudia biología en Rowan University, en New Jersey. Tener hijos es algo que le asusta. Su madre, hondureña, le ha sugerido que no los tenga tan joven. Su padre, de El Salvador, le ha pedido que se centre en los estudios. Entre su círculo de amigas hablan del asunto: las madres apenas tienen tiempo para estar con los niños, las guarderías son impagables, el salario es poco, la renta es carísima. Su amiga cubana Sam Gómez, de la misma edad y estudiante de arte, es más tajante: “Pienso con frecuencia cuánto no quiero tener hijes, y la mayoría de mis amigues se sienten igual”, asegura. “Hemos pasado por nuestros propios traumas y dificultades, y estamos todes de acuerdo en que tener un hije cuando estás en una posición confortable es algo irresponsable”.


El estudio arroja algunas luces sobre las posibles causas de esta disminución de la natalidad en madres adolescentes: las edades más avanzadas en la primera relación sexual, una menor actividad sexual entre las adolescentes o un mayor uso de anticonceptivos. Los investigadores también señalaron que “un segundo hijo al que mantener y cuidar hace más difícil que las madres adolescentes puedan asistir a la escuela secundaria o a la universidad y conseguir un empleo adecuado”, algo que, según ellos, aumenta aún más “su riesgo de pobreza y el de sus hijos”.


No obstante, el estudio no menciona que las adolescentes hispanas puedan tener otras razones para planificar cuándo traer un hijo al mundo, retrasar esa decisión e incluso valorar la posibilidad de no tenerlos.


Aunque el estudio del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales no hace referencia a que la condición de migrante o ser hija de inmigrante influye directamente en la experiencia que las adolescentes tienen sobre lo que es la maternidad y en su decisión de ser madres, este es un factor definitivo, al menos para algunas jóvenes y los especialistas.


“Ser emigrante influye mucho en mi forma de ver la maternidad”, dice Penélope Rojas, de 15 años, estudiante de Silverado High School, a quien su madre autorizó para hablar sobre el tema con EL PAÍS. “He visto cómo les va a muchas amigas de mi familia con sus hijos y, sinceramente, es bastante desalentador. No puedes evitar fijarte en lo cansadas que parecen las madres”. Penélope llegó de Cuba muy pequeña, atravesó el Darién junto a su madre y ahora vive en Las Vegas. “He visto de primera mano la lucha que enfrentó mi mamá por empezar en un país nuevo y no tener estabilidad. Si no estoy asentada primero con una carrera, un hogar y un sistema de apoyo, entonces no tendré hijos”, dice.


La Dra. Susana Márquez, quien trabaja con madres latinas y migrantes en su proyecto Wellness Para La Mamá, insiste en que es importante entender que “ahora la mujer latina está pensando mucho en su superación individual y no repitiendo los traumas o patrones de nuestros ancestros de tener familias grandes. Están por superarse, están tomando decisiones para sanar su salud mental y emocional, para tener mejores hábitos cuando sean madres. Otra razón es que muchas latinas están decidiendo no tener hijos porque el costo de vivienda es muy alto, los gastos médicos y todo lo que es necesario para traer un bebé al mundo”.


Otro factor importante, según la doctora, es el cambio político alrededor de la salud reproductiva. “Muchos recursos y asistencias reproductivas han sido eliminadas en varios estados, como la planificacion familiar con Planned Parenthood, el tema del aborto o el uso de anticonceptivos”. Según Márquez, hay un “temor grandísimo en la comunidad”, ya que no pocas mujeres latinas creen que “van a ser separadas de sus hijos, deportadas o no van a poder recibir asistencia médica”.


Algunos expertos ven en la tendencia del descenso en la natalidad de madres adolescentes un síntoma favorable, que apuntaría a que las mujeres están planificando mejor sus embarazos y que tienen mayores recursos a su alcance. Marta Alvira Hammond, investigadora de Child Trends, un centro de investigación con sede en Maryland que se centra en las infancias, las familias y el bienestar infantil, cree que aunque es probable que muchos factores contribuyan con el descenso de la natalidad en adolescentes, dos posibles causas principales son “el aumento de los recursos educativos de calidad para la salud reproductiva dirigidos a los adolescentes latinos y los desafíos económicos que enfrenta esta población, lo que podría significar que más jóvenes optan por no tener hijos porque no pueden permitírselo”.


Desde el Child Trends también hacen énfasis en el costo del cuidado infantil hoy, un tema que hasta se ha colado en la campaña presidencial, y que “es demasiado elevado para muchas familias hispanas de bajos ingresos, ya que seis de cada diez familias hispanas con niños en 2020 experimentaron dificultades con la vivienda, las facturas, la alimentación o las necesidades médicas”. Lina Guzmán, Directora de Estrategia de Child Trends, advierte que el panorama “puede ser aún más complejo si no se tiene el estatus legal adecuado. Y algunos que sí lo tienen, aún pueden dudar en buscar o solicitar algunos de esos servicios”


Hope Cottage es una de las organizaciones que brindan apoyo a madres y familias en el país, sea cual fuere su estatus migratorio. “Nosotros no preguntamos acerca del estatus migratorio, simplemente queremos brindar apoyo a las familias que lo necesiten”, dice Vanessa Ramírez, Directora de Servicios de Apoyo a la Crianza. “La falta de acceso prenatal y materno es un problema para todas las mujeres y en especial para nuestras mujeres latinas, quienes muchas veces no tienen seguro médico o la información sobre cómo acceder a servicios de bajo costo”.


En las instalaciones de Hope Cottage en Dallas, Texas, también han registrado que la mayoría de las mujeres embarazadas que llegan pidiendo ayuda tienen más de 30 años, y que el número de adolescentes embarazadas es cada vez menor. El 60% de familias que acuden a Hope Cottage son latinas, y cerca del 80% busca asistencia con el programa de apoyo a la crianza, donde se benefician, entre otras cosas, con pañales, toallas húmedas o ropa para bebés. También facilitan sus inscripciones al programa Medicaid, el acceso a alimentos u otros servicios médicos. En enero, la organización inauguró la clínica CeCe’s Place, que ofrece varios servicios para embarazadas, tales como ultrasonido o pruebas de embarazo.


Aunque el reciente estudio no revela a qué edad las latinas están eligiendo tener hijos, o cuántas deciden no tenerlos, la población latina sigue expandiéndose “a un ritmo sustancialmente más rápido que la población no hispana”. Así lo afirmó recientemente Kristie Wilder, demógrafa de la División de Población de la Oficina del Censo, que publicó un reciente informe donde se confirma que es la población hispana la que está a la cabeza del crecimiento demográfico en el país “debido al aumento natural, es decir, más nacimientos que muertes”. Las proyecciones de 2023 sobre la población nacional del Censo dicen que para 2100 la población de Estados Unidos se reducirá a 366 millones, a causa de la reducción de la fertilidad y el envejecimiento poblacional. Aun así, la población hispana sobrepasará el doble de la actual, y alcanzará la cifra de 128.8 millones en 2060. Entonces, casi uno de cada tres residentes de los Estados Unidos será hispano. 

Guía para la Prevención y el Acompañamiento de la Violencia Digital para personas adolescentes.



Creemos que Internet es un espacio para disfrutar, aprender, amar, conocer, es una herramienta para desarrollar todos nuestros derechos y un espacio super chido. También sabemos que como todo espacio, físico o virtual, hay personas que hacen un mal uso de esta herramienta y generan violencia. Esa violencia existe y tiene consecuencias, también sabemos que muchas veces nos han dicho que eso “es exageración” o nuestra culpa.

Seguramente has visto en redes sociales o conoces a la prima de la amiga que es vecina, o a la compañera de la hermana que es novia de…, que pasó por violencia digital, ¿por qué es tan importante que hablemos del tema?.

La Guía para la Prevención y el Acompañamiento de la Violencia Digital para personas adolescentes no busca regañarte ni corregirte, es una invitación para reflexionar sobre la violencia digital y que podemos. hacer para informarnos, prevenir y acompañar..

Y lo más importante, te decimos que si pasas o pasaste por violencia digital recuerda: no es tu culpa y no estás sola.

*Cultivando Género, A.C. surge en 2016 a partir de la inquietud de un grupo de amigas y compañeras feministas y activistas interesadas en visibilizar la situación de grupos discriminados donde las diferencias de género, edad y situación económica suelen ser factor que reduce las posibilidades de desarrollo.

La España más diversa: uno de cada cuatro menores de edad tiene un padre extranjero

La transformación demográfica plantea retos en las ciudades, en los colegios o en el mercado laboral aunque el debate de cómo gestionamos la diversidad permanece soterrado por otro más virulento


EL PAÍS

MARÍA MARTÍN / DANIELE GRASSO

11 AGO 2024




Familias se refrescan en Madrid Río el pasado martes. ÁLVARO GARCÍA

La llaman la playa de Madrid, aunque no es más que césped y chorros de agua en una ciudad asfixiada de calor. Se trata de uno de los pocos lugares gratuitos para refrescarse y decenas de familias disfrutan allí de tardes al aire libre. La inmensa mayoría son latinos, una imagen cada vez más común en la capital y tantas otras ciudades. Por cada toalla, un avión lejos de casa; por cada juego, una historia de sufrimiento, prosperidad y reencuentro. Muchas de las adolescentes a la sombra son hijas de las internas que cuidan niños y ancianos y que emigraron desde Colombia, Honduras o Nicaragua hace años. Ashley, de 16 años, y Daniela, de 17, cuentan cómo sus madres, solas y en precario, esperaron mucho tiempo hasta obtener la residencia o la nacionalidad y poder traerlas. Las sillas de camping y las neveras congregan a generaciones de españoles e inmigrantes con hijos con pasaporte español. Oswaldo Colina, hispano-venezolano de 46 años, que emigró hace más de dos décadas, ilustra la escena que tiene ante sus ojos, una realidad cada vez más presente en las estadísticas: “Hoy han dicho en la tele que España crece gracias a nosotros. Siempre hablan de la inmigración, quizás sí, somos muchos, hay sitios en los que parece que estoy en Caracas, pero ¿qué te voy a decir yo, si vine igual? A mí no me perjudica en nada. Uno viene a trabajar y echar pa’alante”.


La inmigración lleva años transformando los pueblos y las ciudades españolas. La población acaba de alcanzar los 48,8 millones de habitantes y, entre ellos, hay 8,7 millones de vecinos, un 17% del total, que ha nacido en otro país. Hay más proporción de nacidos en el extranjero que en Francia, Italia o Grecia. El porcentaje baja al 12% si se excluye a los que tienen o lograron nacionalidad española, pero sigue siendo una de las proporciones más altas de nuestro entorno. Igual que Ashley o Daniela, hoy en España uno de cada cuatro residentes de hasta 17 años tiene al menos un progenitor extranjero.



Este es un fenómeno relativamente nuevo en España. A comienzos de siglo, cuando empezó el primer bum migratorio, los nacidos en el extranjero no llegaban al 6% de la población, pero desde entonces el país empezó a convertirse en una sociedad receptora. “El auge económico de principios de siglo, con la consiguiente demanda de mano de obra, sobre todo no cualificada, marcó el inicio de la nueva fisionomía de la sociedad española”, apunta Abdoulaye Fall, demógrafo y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.


Los discursos alarmistas en España se enfocan en la inmigración irregular, en el mar y en las vallas, los escenarios más visibles, dramáticos y descontrolados, pero ese es un recorte muy pequeño de la movilidad. Aunque en el imaginario colectivo predomine la imagen del hombre africano que intenta cruzar desesperadamente el Atlántico en un barco que se rompe a pedazos, la realidad de los residentes en España nacidos en el extranjero es mucho más diversa. Y si alguien representa el inmigrante más común en España es una mujer latinoamericana de alrededor de 40 años.


¿Quiénes son los extranjeros?


En total, los latinoamericanos representan el 37% de los extranjeros. El doble que los de otros países de Europa (19%) o los africanos (17%). Seis de cada diez extranjeros tienen menos de 44 años, prácticamente la misma proporción de españoles que tienen más de esa edad. Suelen tener al menos estudios de secundaria (el 39%, no muy lejos del 46% de los españoles) y cuando entran en el mercado laboral, más de uno de cada dos (55%) tiene un contrato fijo. Cuando un extranjero tiene un trabajo a jornada completa, su sueldo medio es igual al de los españoles e incluso más alto cuando se trata de empleos de alta calificación y mejor pagados, según la Encuesta de Población Activa. Por otro lado, los inmigrantes, especialmente los que están en situación irregular, están sobrerepresentados en la economía sumergida, una realidad sin cuantificar.


Muchos, casi 800.000, vienen de países de rentas más altas que España, como Francia, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos. Y aunque la nacionalidad más común es la marroquí (un millón de personas), las comunidades que más han crecido en la última década son la venezolana (520.000, tres veces más que hace diez años), la colombiana y la ucraniana (dos veces más).




Hace nueve años que en España muere más gente de la que nace (135.000 más defunciones en 2022), pero el país sigue creciendo y va camino de los 49 millones de personas. Y casi todo el crecimiento poblacional se debe a los extranjeros. En la última década han aumentado en dos millones los residentes de origen extranjero y casi la mitad tienen nacionalidad española (muchos son nietos de españoles que emigraron). Mientras, los nacidos en España han disminuido en 600.000 personas. Es decir, si observáramos la evolución desde 2013 de un grupo de 100 personas nacidas fuera de España y de otro grupo de 100 personas nacidas en España, veríamos que actualmente las primeras serían 133 y las segundas, 98.


El mercado laboral los busca y crece gracias a ellos, al mismo tiempo que nunca ha habido tantos alumnos de fuera en universidades y centros de formación. El número de españoles afiliados a la Seguridad Social en los últimos diez años apenas ha evolucionado, mientras el de los extranjeros no deja de crecer: los inmigrantes ocupan el 41% de los puestos de trabajo creados en 2023.

Aunque el mercado también refleja las desigualdades. Y sus fallas se ceban con los inmigrantes: España es uno de los países con más estudiantes universitarios que trabajan en empleos por debajo de su cualificación y el tercer país europeo con más extranjeros sobrecualificados (54%). La tasa de paro, de las peores de la Unión Europea, sube hasta el 13% cuando se mide entre los inmigrantes con estudios universitarios y se reduce al 7% entre españoles en la misma situación.


Los nuevos españoles


La transformación de la sociedad no se debe solo a los recién llegados, sino a una nueva generación de jóvenes más diversa que nunca. Casi uno de cada cuatro menores nacidos en España tiene al menos un progenitor extranjero (el 22,3%, y sube hasta el 25% si se incluyen los menores nacidos fuera). En el 80% de los casos, la madre o el padre emigró desde un país no comunitario. De todos los niños de menos de tres años nacidos en España, uno de cada tres tiene al menos un progenitor extranjero.


Son los hijos del bum de comienzos de siglo y de los que han venido después. Son los nuevos españoles, un colectivo que acapara cada vez más atención de los expertos, una descendencia que tendrá un impacto considerable en el futuro. En el padrón hay ya más Mohammed (escrito con una o dos M) que Victor, Joaquín, Marcos, Roberto, Gonzalo o Borja. O más Ahmed que Iñigo, Oriol o Iñaki. También hay más Jennifer (con una o dos N) que Amaya, Candela o Lola.

“Son ellos los que determinan cómo España se ha convertido en un país diverso”, afirma Rosa Aparicio, socióloga e investigadora del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. “Es hora de que los de acá dejen de sorprenderse cuando se encuentran con una abogada del Tribunal Constitucional de origen marroquí o el jefe del departamento de cirugía de un gran hospital de origen chino. Estos y múltiples otros casos hacen de España un país de inmigración cuyo futuro tendrá mucho que ver con qué hacen y cómo se integran estos nuevos españoles”, mantenía Aparicio en la investigación que lideró junto a Alejandro Portes, condecorado con el Premio Princesa de Asturias por su trayectoria investigadora, entre otros ámbitos, de las migraciones internacionales.


Los autores, que bautizaron su libro como Los nuevos Españoles, constataron las ventajas con las que parten los hijos de los autóctonos tanto en logros educativos como ocupacionales, pero concluyeron que el proceso de consecución de estatus en España es el mismo para unos y otros. La renta, y no tanto el origen, marca su futuro. “Ambos forman parte de un universo común donde el estatus familiar, el sexo, la ambición de los padres y las expectativas educativas y ocupacionales de los propios adolescentes juegan el papel central a la hora de determinar cuán lejos llegaran en sus vidas”, señala el estudio. Sí destacan la discriminación que perciben algunos colectivos, como como los hijos de subsaharianos y asiáticos (chinos), por su raza, y magrebíes, por su religión, una cuestión clave en su proceso de inclusión: a mayores experiencias de discriminación, menor es la identificación con su entorno y participación política.


El discurso de odio


“El principal reto no es cómo gestionamos la inmigración ahora sino en los próximos años”, defiende Fall. El demógrafo senegalés apunta los desafíos más urgentes: la brecha socioeconómica entre migrantes y españoles determinada por un mercado de trabajo que requiere empleados menos cualificados, la infrarrepresentación de personas extranjeras —pero también de españoles hijos de migrantes— en sectores laborales más cualificados o la escasa participación política.


La transformación demográfica plantea retos en las ciudades, en los colegios o en el mercado laboral aunque el debate de cómo gestionamos la diversidad permanece soterrado por otro más virulento.


Los extranjeros se han convertido en el chivo expiatorio y comodín electoral de la derecha. El debate político sobre la inmigración, siguiendo la estela europea, se ha llenado de soflamas racistas y discriminatorias, hasta el punto de que Vox y PP han acabado defendiendo las mismas medidas, entre ellas, desplegar a la Armada para frenar cayucos. “Los españoles tienen derecho a salir tranquilos a la calle”, dijo a finales de julio el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, en referencia a los inmigrantes.


En las últimas elecciones que se celebraron en Cataluña, en marzo de este año, irrumpió Aliança Catalana en el Parlament con el 3%. El partido, ultranacionalista y xenófobo, mantuvo un discurso centrado en atacar a la población local musulmana, precisamente en la comunidad con más musulmanes de España (600.000, según la Unión de Comunidades Islámicas de España, casi el doble que en la segunda, Andalucía). A pesar de la trampa de vincular la religión al origen, esta formación consiguió sus mejores resultados en pequeñas ciudades catalanas donde hay entre un 8 y un 12% de residentes africanos, el doble de la media regional (4%). En Ripoll fue primera fuerza. Su líder, Silvia Orriols, pedía una Cataluña “libre del Estado español, del Estado francés y del Estado islámico”.


En su libro Los mitos sobre la inmigración, recién publicado, el sociólogo Hein de Haas reflexionaba sobre el discurso público, que abona situaciones como la que se está viendo estos días en Reino Unido, donde se ha destado una cacería contra inmigrantes y refugiados tras el asesinato de tres niñas por parte de un ciudadano inglés nacido en el seno de una familia refugiada de Ruanda. “Y cuando los políticos alientan al monstruo del racismo y el pensamiento conspirativo [...], incluso grupos bien integrados y exitosos cuyo sentido de pertenencia y lealtad a la nación nunca se cuestionó [...] pueden ser apartados y redefinidos como enemigos de la nación y convertirse en el blanco de la exclusión sistemática y la violencia o incluso del genocidio. La diversidad como tal no socava la cohesión social, pero el discurso de odio de los dirigentes políticos sí puede hacerlo”.


Gemma Pinyol, directora de políticas migratorias y diversidad en el laboratorio de ideas Instrategies, lamenta el “embrutecimiento” del debate público: “Así es muy difícil participar de los debates tranquilos que deberíamos estar teniendo sobre cómo hay que trabajar en los territorios para mejorar la convivencia, cómo combatir miedos irracionales o cómo encontrar espacios de encuentro”. Los procesos migratorios, mantiene Juan Manuel Goig, catedrático de Derecho Constitucional de la UNED, son un “caladero de votos”. El consenso no escrito de mantener este asunto fuera de la contienda política, explica, se ha roto en toda Europa. “En España ha llegado más tarde pero ha llegado y es muy peligroso porque vemos al inmigrante como un enemigo”, dice Goig.


A pesar del ruido, la coexistencia es mucho más armónica de lo que se cree. Desde la Gran Recesión de 2008, los académicos han trabajado con la hipótesis de que, en un país como España —castigado por la crisis y la precariedad, y con un elevado volumen de población de origen inmigrante—, se dispararía la hostilidad y el racismo. Pero no se ha cumplido. “Las relaciones entre inmigrantes y nativos son tranquilas y cordiales, aunque distantes, y las actitudes sosegadas y un racismo de baja intensidad han sido las notas dominantes en este campo durante estos años”, afirman los investigadores de la Universidad de Comillas Juan Iglesias y Alberto Ares en su estudio Lo que esconde el sosiego. Prejuicio étnico y relaciones de convivencia entre nativos e inmigrantes en barrios populares.


Pero bajo el sosiego, revela el estudio, se esconden “un fuerte prejuicio étnico” y un creciente malestar social que, en ocasiones, se atribuye al extranjero. Los investigadores constatan que en los barrios más populares proliferan discursos que culpabilizan a la inmigración de los problemas sociales y económicos que viven, aunque esas cuestiones sean atribuibles a procesos políticos, económicos y sociales de fondo y no a la población migrante.


En el último barómetro del CIS, cuando se pregunta a los españoles cuál creen que es el principal problema de España, un 5% contesta “la inmigración”. Son menos de la mitad de los que contestan que el problema son los políticos o la economía y más de los que contestan que el principal reto es la vivienda. El porcentaje es bastante transversal por edad, tamaño de municipio o renta, pero se dispara (por encima del 15%) entre quienes trabajan en el campo.


En general, los expertos han elogiado el modelo español frente al asimilacionismo francés, cada vez más cuestionado, o el multiculturalismo inglés, que va por el mismo camino. “El éxito del modelo español es que no hay modelo”, afirmaba Alejandro Portes a EL PAÍS. La pregunta ahora es si España puede continuar en la inercia.


“Nos ha funcionado hasta ahora, pero España debe asumir que es un país no solo de inmigrantes, sino de nacionales con realidades más diversas. Y esa nueva realidad exige mayor gestión pública”, mantiene Gemma Pinyol. “Al no tener un modelo normativizado, como el francés o el británico, hemos hecho muchas cosas bien porque hemos tenido bastante margen de prueba y error. Y el mundo local, ayuntamientos y organizaciones sociales, ha sido garante de cierto nivel de cohesión social”, explica. “Pero hemos puesto mucho énfasis en las políticas sociales y eso ha provocado que la gente identifique a los extranjeros como demandantes de ayuda social cuando no es el origen sino la renta lo que determina esa demanda”, añade Pinyol, que defiende que es momento de ir más allá. “Para construir sociedades cohesionadas hay que pensar en políticas de movilidad, de urbanismo, de sostenibilidad…”. El Estado de bienestar se deteriora, defiende Pinyol: “Y para no responder a ese deterioro se está creando una narrativa que culpa al extranjero”.


FUENTES


Las cifras mencionadas y utilizadas en este reportaje tienen como fuentes: los resultados definitivos (a cierre de 2023) de la Estadística Continua de Población; el Censo de Población y Viviendas de 2021; el Censo anual (2023); la Estadística de Nacimientos; la base de datos de demografía y población de Eurostat (2023). 

¿Sirve de algo el control parental?: Contol parental en el reino de los nativos digitales.

Hoy una casta de padres, igual de adscritos a los progresos de la tecnología que sus hijos, han de asumir, no solo el  control de contenido, también el tiempo empleado por los hijos, 
también las interacciones que se producen, limitación de compras... 
en ese mundo tan intangible como irreal, pero que se toca porque es existe.
El control parental sigue siendo una necesidad, cada vez más acuciante, 
de cara a impedir (?) a las personas menores de edad 
acceder a contenido crítico, e incluso a poner en riesgo su salud.

Visión Tecno para mortales.

Se trata de un interrogante que lleva levantando justificadas ampollas, prácticamente desde su aparición. ¿Sirve de algo el control parental? Cuando hablamos de nuevas tecnologías, suele caerse en la paradoja de que quienes deben ser protegidos de sus oscuros pasadizos, son los mejor preparados para acceder a ellos. Es una cuestión de adaptación y contexto educacional. Afortunadamente, las generaciones que están en los primeros 15 años de crianza de sus hijos, ya no son como sus padres. 
Los viejos progenitores intentaban subirse al carro de la informática, muchas veces con sustanciales dificultades para abordarla correctamente. Eran tiempos en los que el control parental asfaltaba el espejismo de un sosiego bastante infundado. 
Sin embargo, las primeras generaciones digitales aprendieron rápido, y fácilmente, a saltarse los pasos y acceder a contenido impropio para su minoría de edad. 
Hoy, esa frontera se ha visto pormenorizada por una casta de padres igual de adscritos a los progresos de la tecnología que sus hijos.

Al acceso a contenido crítico para los menores, antaño la gran preocupación, se ha sumado, con las nuevas tecnologías móviles y el estallido de las redes sociales, otros retos. En especial, el tiempo de consumo de pantallas y las interacciones con desconocidos online. En esta nueva era, mucho más horizontal, en la medida en que los padres están bien adaptados a los avances tecnológicos, a la par que especialmente sensible, dado que la cotidianidad digital ha multiplicado también los riesgos, es importante saber: ¿dónde ha quedado el control parental?

¿QUÉ ES EL CONTROL PARENTAL?

El control parental se trata de un mecanismo usado por adultos con el objetivo de controlar el uso que hacen los menores de edad de sitios web, sistemas operativos o equipos. A través del control parental, es posible restringir el acceso a contenidos no aptos, monitorear las páginas por las que navegan los menores, así como bloquear sitios web o usuarios que representen una posible amenaza. Eso, sin contar con que, a través de varias herramientas de control parental, existe también la posibilidad de limitar el tiempo de uso de las computadoras, con lo que se evitan posibles vulneraciones en la salud de los menores directamente relacionadas con el uso excesivo de las pantallas.

Aunque las generaciones más jóvenes sean auténticos nativos digitales, y habitantes de una sociedad en la que las pantallas son herramientas imprescindibles de uso cotidiano, eso no significa que dispongan de la madurez necesaria para evitar ser víctimas de las sórdidas actividades que se llevan a cabo en internet. E incluso más allá de ser objeto de manipulaciones espurias por parte de desconocidos en la red, o de toparse con material lejos de lo recomendable para su edad, una cantidad de uso excesivo puede convertirse, igualmente, en un grave problema de salud física y mental. Es por ello por lo que el control parental se revela como una necesidad, casi imperiosa, en la crianza de las nuevas hornadas.

TIPOS DE CONTROL PARENTAL

Si bien la parte más vital del control sigue residiendo en un especial empeño de atención sobre los menores y el uso que hacen de la tecnología, acompañándolos, guiándolos por un uso debido de internet y advirtiéndoles de sus riesgos, existen mecanismos técnicos complementarios. Moderadores de la velocidad, por así decirlo, con los que los progenitores pueden asegurarse de que los menores están cumpliendo, más allá de su vigilancia, con los límites establecidos.

1.      Limitar el tiempo de uso de los dispositivos: Aunque, como ya hemos mencionado, estar pendiente de la cantidad de horas que pasan los jóvenes frente a las pantallas es la mejor forma de enfrentar los límites de uso, los dispositivos como ordenadores o smartphones, tiene en su sección de ajustes un apartado llamado “Bienestar digital y control parental”. Esta herramienta permite poner un temporizador a la aplicación que se desea limitar, bloqueando su uso pasado ese tiempo. Si bien puede ser fácil de trampear, sencillamente conociendo el código de bloqueo, es uno de los instrumentos más útiles.

2.     Limitar el contenido de los dispositivos: Una estrategia más contundente consiste en bloquear, directamente, el uso de ciertas aplicaciones, páginas web o contenidos. En la app de Family Link, Google abre una posibilidad muy sencilla de restricción, que puede incluso organizarse individualmente. De esa forma, en el caso de hablar de varios menores a cargo, unos tendrán acceso a cierto contenido que les será limitado a otros.

3.     Desactivación de las conversaciones: Los sistemas de mensajería instantánea son uno de los escenarios que más preocupan a los padres. Si tenemos en cuenta que se trata del canal de unión predilecto para estafadores y desconocidos que tengan intereses ilegítimos, parece lógico que aplicaciones y páginas web abran la posibilidad de su desactivación. Los videojuegos, por ejemplo, son un entorno en el que esta clase de sistemas convienen ser desactivados si hablamos de niños de poca edad.

4.     Limitar las compras: Si bien parece lógico, no lo es tanto según el entorno. Restringir la posibilidad de que se lleven a cabo compras no autorizadas en aplicaciones y juegos, puede ahorrarles muchos disgustos a los padres. Tanto unos como otros, pueden llegar a facilitar tremendamente los mecanismos de pago, y es imprescindible que los niños no tengan facilidades para realizarlos.

5.     Activar las alertas de geolocalización: Nadie pone en duda que parece una herramienta un tanto invasiva, y que un mal uso de los tutores de ella puede vulnerar la, también necesaria, privacidad de los menores. No obstante, se trata de una medida adicional de seguridad perfecta para poder tener controlados los dispositivos, así como para recibir notificaciones según los sitios web que se visiten y alertas de cara a áreas no autorizadas.

EL CONTROL PARENTAL: UN TRABAJO DIARIO

Favorecer que los niños y adolescentes hagan un uso responsable de la tecnología digital, tanto en la cantidad de tiempo que designan a ella, como a la naturaleza de su uso, es una actividad de implicación diaria. Además de todos los ejemplos que hemos presentado anteriormente, conviene también llevar a cabo revisiones y actualizaciones de las configuraciones de privacidad y seguridad con cada nuevo dispositivo, evitar malwares descargando las aplicaciones en sitios oficiales y elegir contraseñas fuertes. Además de, por supuesto, cerciorarse de que los perfiles en redes sociales de los menores están únicamente limitados a su entorno y las personas conocidas, impidiendo un uso malintencionado de la información disponible en las plataformas.

El presente y el futuro digitales son una realidad insalvable con un número igual de elevado de ventajas para los más jóvenes, como de situaciones potencialmente conflictivas. Es un trabajo de los tutores y adultos de su alrededor, educarlos en el respeto a los peligros de la red, así como en el de un uso excesivo de las pantallas. Allá donde la palabra no llegue, podrán llegar estas herramientas. Formas de control parental cada vez más sofisticadas, para circunstancias cada día más extraordinarias.