el 13 de septiembre de 2016
"Considero que los niños son seres semi-civilizados.
Al nacer se están por civilizar, cuando llegan a los 12 o 15 años ya se les han enseñado modales: a no comer con los dedos, a ser limpios, a vestirse adecuadamente.
Un montón de cosas que en realidad no quieren hacer, que no les gustan. Subconscientemente, los niños odian ser civilizados.
Y la gente que les obliga a hacer esas cosas que no les gustan son los padres.
Sobre todo la madre. Más adelante son los padres y los maestros.
A los niños no les gustan estos adultos y yo uso esto en muchos de mis libros.
Se trata de dejar en ridículo a los adultos ¿sabe usted?
Es algo inofensivo pero a los niños les encanta." (1)
Roald Dahl (1916-1990) nació el 13 de septiembre de 1916 en Llandaff, Glamorgan, País de Gales (Gran Bretaña), en el seno de una familia procedente de Noruega.
Cuando Roald tenía tres años de edad su hermana Astri murió de apendicitis; al mes su padre enfermó de pulmonía y también murió. Sofie debió criar seis niños, cuatro de ellos propios (Alfhild, Roald, Else y Asta) y dos de la primera esposa de su marido. Roald era el único hijo varón de Sofie.
De los siete a los nueve años Roald asistió a la Escuela de la Catedral de Llandaff, esta sería su primera experiencia con un rígido sistema educativo que reflejaría luego en algunos de sus libros. En septiembre de 1925, a los nueve años, fue internado en un colegio inglés: St. Peter's.
"Aquellos fueron días de horror, de disciplina feroz, de no
hablar en los dormitorios, de no correr por los pasillos, de ninguna clase
de dejadez, de nada de esto ni de nada de lo otro, sólo reglas
y más reglas que había que obedecer. Y el temor a la palmeta
se cernía constantemente sobre nosotros, como el miedo a la muerte.
(...) Nos pegaban por hablar en el dormitorio después de apagarse
las luces, por hablar en clase, por no hacer bien los trabajos, por grabar
nuestras iniciales en el pupitre, por saltar muros, por ir desaliñados,
por tirar clips, por olvidarnos de cambiarnos los zapatos por la noche,
por no colgar las prendas que nos poníamos para hacer deporte y,
sobre todo, por causar la menor ofensa a cualquier maestro. Dicho de otro
modo, nos pegaban por hacer todo lo que era natural que hicieran unos
niños como nosotros." (2)
A los trece años concluyó la escuela preparatoria y fue
enviado también como interno a Repton, una escuela "pública"
(3) inglesa cuyo director
sería el futuro arzobispo de Canterbury.
"En Repton las palizas eran más feroces y frecuentes todavía.
Y no se imaginen ni por un momento que el futuro arzobispo de Canterbury
pusiera reparos a tan viles ejercicios. Se subía las mangas y se
aplicaba a la tarea con sumo gusto. Las suyas eran las malas, las ocasiones
verdaderamente aterradoras. Algunas de las tundas administradas por aquel
hombre de Dios, aquel futuro jefe de la Iglesia de Inglaterra, fueron
muy brutales." (4)
Al terminar el Bachillerato, a la edad de dieciocho años, en 1934,
rechazó la oferta de su madre de continuar sus estudios en la Universidad
y comenzó a trabajar en el Departamento Oriental de la Shell Oil
Company, la compañía multinacional petrolífera. Su
deseo era viajar al extranjero, conocer tierras lejanas. Tres años
más tarde la compañía le envió al África
Oriental.
"Durante los dos años siguientes trabajé para la Shell
en Tanzania, mi oficina central estaba en Dar es Salaam. Era una vida
fantástica (...) Aprendí a hablar swahili. Viajaba hacia
el interior del país visitando minas de diamantes, plantaciones
de sisal, minas de oro y todo lo demás.
Había jirafas, elefantes, cebras, leones y antílopes
por todas partes, y también serpientes..." (5)
Dahl tenía 23 años cuando estalló la Segunda Guerra
Mundial en 1939, y se enroló como piloto de aviación de
la "Royal Air Force" (RAF) en Nairobi. Sufrió graves lesiones como
consecuencia de un aterrizaje forzoso en el desierto de Libia, y debió
pasar seis meses hospitalizado en Alejandría con una fractura de
cráneo. Su primer relato: "Pan comido" ("A piece of Cake"), describe
cómo Dahl, atrapado en la cabina de su avión "Gladiator"
en llamas, logró salvar milagrosamente su vida.
"Desabroché la hebilla, solté el arnés del paracaídas
y con cierto esfuerzo me levanté y salté por un costado
de la cabina. Algo parecía estar ardiendo, de modo que me revolqué
sobre la arena, luego me alejé a gatas del fuego y me eché
cuan largo era.
Oí que parte de las municiones de mi ametralladora estallaba
entre las llamas y que algunas balas se enterraban en la arena cerca de
mí. No me preocuparon; solamente las oí.
Las cosas empezaban a doler. La cara era lo que más me dolía.
Algo no andaba bien en mi cara. Algo le había pasado. Lentamente
levanté una mano para palpármela. Estaba pegajosa. Mi nariz
no parecía estar allí. Intenté tocarme los dientes,
pero no recuerdo si llegué a alguna conclusión sobre ellos.
Creo que me quedé dormido." (6)
Luego de su recuperación, Dahl volvió a volar uniéndose
a la 80ª escuadrilla en Grecia, donde ésta combatía
contra los italianos y posteriormente también intentaría
obstaculizar la invasión alemana a aquel país. La situación
en Grecia no era nada sencilla para los británicos que contaban
con unos quince aviones para combatir contra cientos de cazas alemanes.
Tampoco era fácil para el propio Roald, quien apenas sabía
tripular el avión que le habían destinado, y no tenía
aún ninguna experiencia en combate. En mayo de 1941 los alemanes
finalmente se apoderaron de Grecia, y el pequeño grupo de pilotos
sobrevivientes de la RAF fue enviado a Haifa, norte de Palestina.
Debido a las graves heridas recibidas cuando se estrelló con su
avión en el desierto, Dahl comenzó a sentir fuertes dolores
de cabeza mientras volaba. Fue examinado y finalmente enviado de regreso
a Inglaterra.
"Vi a mi madre cuando el autobús se encontraba aún a
un centenar de metros. Estaba esperando pacientemente fuera de la puerta
de la casa, esperando que llegara el autobús y, por lo que supe
luego, aguardaba allí desde que llegó el autobús
anterior, una o dos horas antes. Pero ¿qué es una hora,
o incluso tres, cuando se llevan esperando tres años?" (7)
En 1942 fue destinado a Washington en calidad de agregado aéreo
adjunto. Allí se encontró con el escritor C.S. Forester,
quien le pidió le narrara alguna experiencia como piloto de guerra.
La idea de Forester era escribir a partir de lo que Dahl le contara, un
artículo para el Saturday Evening Post. Sin embargo éste
prefirió relatar la historia por escrito y enviársela al
escritor. De este texto surgió su primer relato: "A piece of Cake",
que fue publicado en 1941 por el Saturday Evening Post sin que
Forester modificara en él una sola coma.
"Querido RD: se suponía que me daría notas y no una
historia acabada. Estoy desconcertado. Su narración es maravillosa.
Es la obra de un escritor dotado. No he tocado ni una sola palabra (...)
¿Sabía que era usted escritor?..." (8)
En Boy, libro donde Dahl relata historias de la infancia y adolescencia
el autor define de esta manera la vida de un escritor:
"La vida de un escritor es un verdadero infierno comparada con la
de un empleado. El escritor tiene que obligarse a trabajar. Ha de establecer
sus propios horarios y si no acude a sentarse a su mesa de trabajo no
hay nadie que le amoneste. Si es autor de obras de ficción, vive
en un mundo de temores. Cada nuevo día exige ideas nuevas, y jamás
puede estar seguro de que se le vayan a ocurrir. Dos horas de trabajo
dejan al autor de ficción absolutamente exhausto. Durante esas
dos horas ha estado a leguas de distancia, ha sido otra persona, en un
lugar distinto, con gente totalmente distinta, y el esfuerzo de volver
al entorno habitual es muy grande. Es casi una conmoción. El escritor
sale de su cuarto de trabajo como aturdido. Le apetece un trago. Lo necesita.
Es un hecho que casi todos los autores de ficción beben más
whisky del que les conviene para su salud. Lo hacen para darse fe, esperanza
y ánimo. Es un insensato el que se empeña en ser escritor.
Su única compensación es la libertad absoluta. No tiene
quien le mande, salvo su propio espíritu, y eso, estoy seguro,
es lo que le tienta." (9)
En 1943 publicó Los gremlims, su primer libro infantil,
cuyos derechos para el cine fueron comprados por Walt Disney, aunque la
película nunca llegó a realizarse. Sin embargo durante los
primeros quince años como escritor, Dahl se dedicó a publicar
libros para adultos. Su interés por la literatura para niños
comenzó con los cuentos que narraba a sus hijos antes de ir a dormir.
Así nació James y el melocotón gigante (James
and the Giant Peach), publicado en Estados Unidos en 1961 y en Gran
Bretaña en 1967. Su segunda novela para niños, Charlie
y la fábrica de chocolate, publicada en 1964, fue un best-seller
mundial. Su obra ha sido traducida a 17 idiomas. A partir de 1978 Quentin
Blake, elegido personalmente por Dahl, ilustró sus libros.
Respecto a su ilustrador preferido el autor señaló en una
entrevista para la revista CLIJ:
"Pienso que coincidimos mucho. Tiene esa enorme agudeza y cuando dibuja
siempre hace una afirmación sobre el personaje. Cuando dibuja una
cara dice algo sobre ella. Si es una persona mala la hace muy mala. Creo
que es el mejor ilustrador de libros infantiles que hay en el mundo en
este momento." (10)
En 1984 publicó dos libros autobiográficos: Boy (Relatos
de infancia) y Volando solo. En el primero, Dahl relata experiencias
de la niñez y adolescencia; en el segundo, sus años como
piloto de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial.
En la introducción de Boy, Dahl afirma:
"Esto no es una autobiografía. Yo nunca escribiría una
historia de mí mismo. Por otra parte, durante mis días mozos
en la escuela y nada más salir de ella me sucedieron una cuantas
cosas que jamás he olvidado.
Ninguna de estas cosas es importante, pero todas causaron en mí
una impresión tan viva que ya nunca he sido capaz de quitármelas
de la cabeza." (11)
El episodio del ratón muerto en el frasco de dulces; las maravillosas
vacaciones en Noruega junto a su madre y hermanos; los malos momentos
vividos en los internados ingleses y los nefastos profesores y directores
de esos colegios; el amor a los deportes y la fotografía son algunas
de estas "cosas" que Dahl dice no haber podido olvidar y relata en este
libro.
En Matilda, Dahl deja deslizar en voz de su personaje (una pequeña
de cinco años brillante, que devora clásicos en la biblioteca
mientras su madre juega al Bingo) algunas opiniones personales sobre la
literatura infantil y sus autores preferidos:
"—No sé qué leer ahora —dijo Matilda—.
Ya he leído todos los libros para niños.
—Querrás decir que has contemplado los dibujos, ¿no?.
—Sí, pero también los he leído.
(...)
—Algunos me han parecido muy malos —dijo Matilda—,
pero otros eran bonitos. El que más me ha gustado ha sido El jardín
secreto. Es un libro lleno de misterio. El misterio de la habitación
tras la puerta cerrada y el misterio del jardín tras el alto muro."
(12)
Las lecturas de Matilda incluyen a Charles Dickens, Charlotte Brontë,
Jane Austin, Rudyard Kipling, H. G. Wells, Ernest Hemingway, William Faulkner,
Graham Greene, George Orwel, Joseph Conrad... Los mismos clásicos
que Dahl admite haber leído en su infancia.
En el siguiente diálogo entre Matilda y la señora Phelps
(la bibliotecaria), podemos aproximarnos a lo que el autor piensa acerca
de los efectos de la buena literatura en los lectores, y particularmente
en los pequeños:
"—El señor Hemingway dice algunas cosas que no comprendo
—dijo Matilda—. Especialmente sobre hombres y mujeres. Pero,
a pesar de eso me ha encantado. La forma como cuenta las cosas hace que
me sienta como si estuviera observando todo lo que pasa.
—Un buen escritor siempre te hace sentir de esa forma —dijo
la señora Phelps—. Y no te preocupes de las cosas que no
entiendas. Deja que te envuelvan las palabras, como la música."
(13)
En 1955 Dahl comenzó su relación con el cine con la versión realizada por Alfred Hitchcock de Cordero asado (Lamb to the
slaughter), historia que narra cómo un hombre es asesinado
por su mujer a golpes con una pata de cordero que luego ésta obsequia
asada a los policías. En 1968 participó en el guión
del film musical Chitty Chitty Bang Bang, de Ken Hughes, y también,
en 1967, escribió el guión de Sólo se vive dos
veces (You Only Live Twice), de la serie "James Bond".
Han sido llevados al cine y la televisión muchos de sus libros,
entre ellos: Relatos de lo inesperado (1979), Charlie y la fábrica
de chocolate (primera versión, 1971), Las
brujas (1990), Danny, campeón del mundo (1989),
James y el melocotón gigante
(1996), Matilda (1996), El Gran Gigante Bonachón
(1989); La maravillosa historia de Henry Sugar (1989).
Dahl se casó dos veces. Su primera esposa fue la actriz Patricia
Neal; con ella tuvo cinco hijos: Olivia, Theo, Tessa, Ophelia y Lucy.
En 1962 falleció su hija Olivia de siete años. Roald y Patricia
se divorciaron en 1973.
Roald Dahl vivió los últimos años de su vida en
su granja de Bucking Hamshire, junto a su segunda esposa, Felicity Ann
Crosland. Murió en Oxford, Inglaterra, el 23 de noviembre de 1990,
a los 74 años de edad.
(1) Ferrer, Cristina. "Roald Dahl: el gigante amigo de los niños". Entrevista publicada en la revista CLIJ N° 2. Barcelona, Editorial Fontalba, enero de 1989; p. 39.
(2) Dahl, Roald. "Racha de suerte. Cómo me hice escritor". En: Historias extraordinarias. Traducción de Jordi Beltrán. Barcelona, Editorial Anagrama, 1983; p. 162-164.
(3) "A los trece años dejé la escuela preparatoria y me enviaron, también como interno, a una de las famosas escuela que en Inglaterra llaman "públicas". Desde luego, de públicas no tienen nada. Son extremadamente privadas y caras." Roald Dahl en "Racha de suerte. Cómo me hice escritor". Op. cit., p. 171.
(4) Dahl, Roald. Op. cit., p. 172.
(5) Dahl, Roald. Op. cit., p. 176.
(6) Dahl, Roald. "Pan comido". En: Historias extraordinarias. Traducción de Jordi Beltrán. Barcelona, Editorial Anagrama, 1983; p. 197-198.
(7) Dahl, Roald. "Regreso a casa". En: Volando solo. Traducción de Pedro Barbadillo. Madrid, Editorial Alfaguara, 1988; p. 184.
(8) Dahl, Roald. "Racha de suerte. Cómo me hice escritor". En: Historias extraordinarias. Op. cit., p. 185.
(9) Dahl, Roald. Boy (Relatos de infancia). Traducción de Salustiano Masó. Madrid, Editorial Alfaguara, 1987; p. 185.
(10) Ferrer, Cristina. "Roald Dahl: el gigante amigo de los niños". Entrevista publicada en la revista CLIJ N° 2. Barcelona, Editorial Fontalba, enero de 1989; p. 41.
(11) Dahl, Roald. Boy (Relatos de infancia). Op. cit., Introducción.
(12) Dahl, Roald. Matilda. Traducción de Pedro Barbadillo. Madrid, Editorial Alfaguara, 1989, p. 16.
(13) Dahl, Roald. Matilda. Op. cit., p. 23.