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‘Act while alive’, por Ariadna Uve, inspirada en ilustraciones de Mazatl. |
Por su iniciativa, coraje y liderazgo en el movimiento, Thunberg, de 16 años de edad, ha sido criticada y difamada por varios adultos, incluidos algunos políticos[1]. Por lo tanto, se vio obligada a publicar un artículo en defensa propia. Pido a mis lectores que lo lean en el original.
Casi me emocioné hasta llorar mientras lo leía. Recordé la época en que tenía entre 15 y 18 años. Fue en la década de 1950, cuando el estado de la sociedad india y del Tercer Mundo en general era completamente miserable. Fue así no solo en el sentido material, es decir, en el sentido de la pobreza extrema, la explotación y la opresión feudal e imperialista, sino también en relación con el nivel de educación y la conciencia política de la población en general. Y luego, para las pocas personas políticamente conscientes como nosotros, estaba la amenaza de una III Guerra Mundial con el despliegue de armas nucleares. Pero en aquellos días no estábamos tan desesperados como Thunberg y sus coetáneas de estos días, aunque una III Guerra Mundial seguida de un invierno nuclear con sus consecuencias amenazaba con devastar todo el mundo con una gran explosión. Por contra, se espera que la crisis climática y sus efectos negativos ya palpables empeoren solo gradualmente.
Estábamos menos desesperados porque en esos días la gente de mi generación que stábamos politizados creíamos que sabíamos la solución: una sociedad mundial socialista. Y teníamos alguna certeza de que la poderosa Unión Soviética y el movimiento por la paz mundial podrían prevenir una III Guerra Mundial. Los jóvenes de hoy no tienen una confianza comparable en cuanto a evitar las catástrofes climáticas. Cuando una periodista le preguntó a Greta, en su opinión, ¿qué debería hacerse con ese propósito?, ella contestó: ¿Por qué me lo preguntas? Sólo soy una muchacha. ¡Pregunte a los adultos! [2]
¿Por qué esta diferencia?
Puedo explicar esta diferencia. En nuestra juventud, teníamos ideales, creíamos en el Progreso, creíamos que, en el curso de la historia, la sociedad humana sería cada vez más próspera, más igualitaria, socialista y más pacífica. Podríamos creer en todo eso porque pudimos ver el rápido desarrollo científico y tecnológico que tenía lugar ante nuestros ojos. Y nos alineamos con nuestros compañeros mayores. Todos creíamos, como decía Erich Honecker, el ex líder de la RDA socialista: “Den Sozialismus in seinem Lauf hält weder Ochs noch Esel auf.” (Ni un buey ni un asno pueden frenar el progreso hacia el socialismo.)
Hoy, Thunberg y la juventud como ella no tienen ningún ideal, ni este tipo de confianza. Mientras nosotros luchábamos por una sociedad humana ideal, ellos solo luchan por la simple supervivencia de la sociedad humana tal como la conocen. Y, en general, casi no ven ninguna esperanza de éxito, es decir, a menos que suceda algún milagro. Por el contrario, en la actualidad, están viendo que incluso las sociedades occidentales ricas (EE. UU., Francia, Suecia, por ejemplo) y las sociedades emergentes del Tercer Mundo (Brasil, México, Argentina, India, por ejemplo) están en graves problemas. Los jóvenes del Tercer Mundo más pobre (los de África y América Central, por ejemplo) están dando la espalda a sus países nativos y lanzándose contra las puertas de los países ricos (Estados Unidos, Europa, Australia, e incluso la República de Sudáfrica). Por un lado, por supuesto, se está produciendo cada vez más desarrollo tecnológico, más y más bienes y placeres maravillosos están inundando los mercados. Pero, por otro lado, por ejemplo, las masas de agua se ahogando con residuos plásticos, el aire de las grandes ciudades se está volviendo irrespirable. A pesar de que cada vez se producen más bienes y servicios, cada vez más personas se quedan sin empleo, se les hace vivir sin la perspectiva de una vida mejor.
La situación actual
En esta situación, en el contexto del actual calentamiento global y la crisis climática, y en el contexto de numerosos informes científicos negativos sobre el estado del mundo[3], los científicos del clima de la ONU han advertido de que, a menos que la humanidad haga lo necesario, para 2030 (es decir, 11 años a partir de ahora) sería demasiado tarde. Después de esta advertencia, todos los líderes políticos del mundo deberían haber entrado en pánico. Pero continúan sus negocios como de costumbre, prestando un servicio especial a los objetivos que se habían fijado en París en 2015. En cambio, son los jóvenes de hoy los que sí están entrando en pánico. Eso es comprensible. Todavía tienen la mayor parte de su vida por delante. Es su vida, su futuro, lo que están destruyendo sus mayores. No son expertos en la materia, pero sí entienden el peligro.
Sin embargo, sería mejor que entendieran el problema con cierta profundidad. El calentamiento global de hoy es solo el efecto de algunos procesos que han tenido lugar desde el comienzo de la Revolución Industrial. Por supuesto, no es tan solo un síntoma, sino que está causando daños por sí mismo en la biosfera. Pero ni el calentamiento ni la crisis climática y sus efectos pueden abordarse con éxito a menos que se reconozcan sus causas reales, a saber, nuestro modo industrial de producción y consumo, es decir, nuestra actual civilización industrial, que depende de manera absoluta de la quema de combustibles fósiles.
Pero ¿cuál es la solución?
Como sabemos, los adolescentes en huelga escolar solo exigen que los políticos finalmente hagan algo decisivo sobre el problema. No afirman conocer la solución, aunque también se puede escuchar a algunos de ellos hablar abiertamente sobre las mismas soluciones que expresan sus hermanos mayores radicales: “cerrar todas las minas de carbón de inmediato”, “dejar que todos los combustibles fósiles permanezcan en el subsuelo”, “todo el suministro de energía debe provenir de fuentes renovables”, etc. Como también sabemos, todos los políticos gobernantes están haciendo oídos sordos a tales demandas. ¿Se puede resolver el problema? Si es así, entonces alguien debe presentarse y decir en voz alta cómo hacerlo.
Greta Thunberg – Wikipedia
Al pie del artículo citado de Thunberg, leí algunos comentarios habituales. Pero uno de ellos es atrevido. Dice: “Las mentes más grandes del mundo occidental están trabajando en esto. No han producido ninguna solución porque no hay ninguna.”.
En su artículo, como si anticipara este comentario, Thunberg, de 16 años, había escrito muy sabiamente:
Sí, la crisis climática es el problema más complejo que hemos enfrentado y va a requerir todo de nuestra parte para detenerlo. Pero la solución es o blanco o negro; necesitamos detener las emisiones de gases de efecto invernadero.
Porque o limitamos el calentamiento a 1,5° C sobre los niveles preindustriales, o no lo hacemos. O llegamos a un punto de vuelco en el que iniciamos una reacción en cadena con acontecimientos que van mucho más allá del control humano, o no lo hacemos. O continuamos como una civilización, o no lo hacemos. No hay áreas grises cuando se trata de sobrevivir.
Palabras muy sabias, pero aún no ofrecen una propuesta concreta de solución. Otra afirmación suya que de la que se ha informado es: “Todas las tecnologías necesarias para la solución ya están allí, sólo necesitan ser utilizadas”. Sus hermanos y hermanas mayores radicales llevan diciendo esto desde mucho tiempo, agregando el punto de que solo el capitalismo y los capitalistas, ayudados por políticos serviles, impiden su despliegue en la medida necesaria. Muchos políticos e ingenieros debaten sobre esta afirmación.
La respuesta correcta al enigma
En este punto, creo que debo intervenir, porque creo que tengo la respuesta a este enigma. Lea las dos últimas oraciones de la cita anterior cuidadosamente. Thunberg escribe: “O seguimos siendo una civilización o no”. ¿Pero quién dijo que debemos seguir con esta civilización? ¿Con esta civilización actual del mundo occidental? Si abandonamos esta idea, entonces creo que la supervivencia de la especie humana (no de la civilización occidental actual) es posible, con un tipo de civilización diferente, aún por describir de un modo completo.
La civilización actual del mundo occidental está condenada —de eso no hay duda— porque depende totalmente de la quema de enormes cantidades de combustibles fósiles. Y esa, como sabemos, es la principal causa de la crisis climática.
Esta civilización está condenada por otra razón paralela: debido a la certeza de que tarde o temprano el suministro de combustibles fósiles, que es agotable, se volverá prohibitivamente costoso, tanto en términos monetarios como en términos de costo energético[4].
Estamos atrapados, por así decirlo, en una doble crisis que nos atenaza con su pinza. También hay algunas causas menores de la crisis: el capitalismo, la globalización, la codicia, la naturaleza humana, el antropocentrismo, etc., etc. Lo que quiero destacar aquí es que cualquier tipo de sociedad industrial, incluso la sociedad socialista industrial moralmente más perfecta, acabaría en última instancia debido a las dos causas paralelas mencionadas anteriormente. Pero también podrían colapsar por otras razones mucho antes de que todos los combustibles fósiles de la tierra hayan sido extraídos y quemados. Nicholas Georgescu-Roegen, padre de la economía ecológica, quien habló de los combustibles fósiles —el secreto de todo progreso material de los últimos 200 años— como “la dote limitada de la existencia de la humanidad en la tierra”, escribió en 1970:
Incluso con una población constante y un flujo per cápita constante de recursos extractivos, la dote de la humanidad se agotará en última instancia si la carrera de la especie humana no se termina antes por otros factores[5].
Este no es el lugar para entrar en detalles de esta argumentación[7]. Sin embargo, es posible indicar, en resumen, las dudas existentes acerca de la solución que muchos adolescentes en el movimiento, también todos los adultos, sugieren con confianza: la transición energética, es decir, suministrar lo antes posible toda la energía que esta civilización necesita, desde fuentes renovables. Sostengo que eso no es posible. Debido a que la TRE (EROEI en inglés, retorno de energía sobre la energía invertida) de todas las tecnologías de energía renovable es demasiado bajo o incluso negativo. Además, todo el equipamiento que se necesita para producir energía renovable (paneles solares, turbinas eólicas, torres y rotores, hormigón reforzado, represas en ríos, etc.) no se pueden hacer sin el uso de combustibles fósiles: todavía no se puede, y probablemente nunca se podrá.
¿Ya existen las tecnologías para la solución?
Si nos limitamos a los debates actuales sobre la situación actual, incluso entonces hay realmente dos puntos válidos en los argumentos de los políticos que se atreven a oponerse abiertamente al movimiento de huelgas escolares de los adolescentes. En un debate televisivo alemán, un político liberal y democrático joven, tal vez de 35 años, presentó argumentos que creo que puedo formular de manera más clara y sucinta, porque estoy de acuerdo con ellos:
- Los científicos hasta ahora solo hemos investigado la crisis y formulado soluciones teóricas. Sin embargo, la clave está en desarrollar las máquinas, equipos y tecnologías para hacer que las soluciones sugeridas sean humanamente y económicamente posibles. Y esa es la tarea de los ingenieros y técnicos. Dicho político sostuvo que estas máquinas, equipos y tecnologías aún no están allí.
- Todos los participantes principales en este debate y en todos los debates relacionados con la crisis ecológica general dan por sentado que todas las soluciones concretas propuestas son, o deben ser, factibles y rentables dentro del marco general del capitalismo. Nadie está diciendo que el capitalismo deba ser derrocado primero. Thunberg y sus compañeros no son una excepción.
Esto es una cláusula obligatoria, una condición esencial. Sin embargo, muchas de las máquinas, equipos y tecnologías propuestos por los eco-activistas no pueden cumplirlo, por supuesto: han demostrado ser factibles, y en el pasado también fueron rentables, pero ya no lo son. Aquí hay dos ejemplos:
- En Alemania, muchas líneas ferroviarias y servicios de autobuses que anteriormente conectaban pequeñas ciudades en el campo se han cerrado o su frecuencia se ha reducido considerablemente debido a la competencia de los coches en las autopistas.
- Muchos materiales (los materiales de embalaje de plástico son solo un ejemplo) no se reciclan, simplemente porque no es rentable.
Pero también es cierto que, incluso ignorando el criterio de rentabilidad (porque el Estado está preparado para subvencionarlo), la ingeniería aún no ha sido capaz de hacer realidad algunas de las tecnologías propuestas: por ejemplo, la tecnología de captura y secuestro de carbono (CCS). Tampoco ha logrado el milagro de producir cada vez más bienes con cada vez menos gasto de recursos (desacoplamiento).
¿Alguna solución a la vista?
Frustrado, ahora uno puede preguntar: ¿Hay alguna solución al problema? O ¿ahora debemos conformarnos con disfrutar el buen momento que nos queda? De hecho, he leído sobre la existencia de una corriente de pensamiento en el mundo occidental que sostiene que la especie humana pronto se extinguirá a través de sus propios actos de omisión y acción, y por lo tanto no tiene sentido intentar detener el proceso. En su lugar, deberíamos tratar de disfrutar la vida tanto como nos sea posible.
Por supuesto, los que tienen hoy, digamos, 50 años o más y tienen unos buenos ingresos o mucha riqueza, pueden decirlo. Pero sufrirían continuamente de una mala conciencia, porque sus propios hijos y nietos, o al menos sus sobrinos, sufrirán en el futuro cercano todas las crisis que están generando e intensificando. Por lo tanto, no debemos considerar la posibilidad de una inminente extinción humana, y debemos continuar nuestra búsqueda de una solución que pueda tener la oportunidad de ser aceptada porque no hay otra.
Si estamos preparados para abandonar las siguientes condiciones…
- que la solución buscada debe ser tal que garantice que la civilización actual del mundo occidental pueda continuar, y
- que la solución debe permanecer dentro de los parámetros del capitalismo,
…entonces podemos pensar más allá y sugerir una solución. Pero incluso eso puede no ser suficiente. También debemos darnos verdadera cuenta de que la cantidad de humanos, 7.600 millones y creciendo, ya es demasiado alta para la salud de la biosfera.
En mi opinión, esta solución consistiría en esforzarse por hacer la transición a una economía de estado estacionario sostenible con un nivel de producción mucho más bajo y una población humana mucho más baja que la actual. En este momento no quiero especular sobre la pregunta: ¿cuánto más baja? Hoy, solo puedo decir que el proceso de contracción debe comenzar de inmediato. Si bien el nivel de producción de materiales debe disminuir, el nivel de conocimiento no debe disminuir. El conocimiento haría que la sociedad sostenible del futuro fuese superior a cualquier sociedad de los siglos anteriores. Y lo que es muy importante es que las futuras sociedades previstas deben ser igualitarias. Sólo entonces los humanos y los grupos de humanos podrán vivir en paz unos con otros y en paz con el resto de la naturaleza. Yo llamo a este tipo de sociedad una sociedad eco-socialista. Hay muchos otros que piensan en esta misma dirección: los defensores del decrecimiento, de una economía solidaria, de una economía de mercado de estado estacionario, etc.
Notas y referencias:
[1] Entre ellos, incluso Angela Merkel y la secretaria general de su partido, la CDU.
[2] No lo oí personalmente, sino relatado en la televisión.
[4] El coste energético de algo es la cantidad de energía necesaria para producirlo. Si, por ejemplo, se deben gastar dos unidades de energía para extraer una unidad de energía de combustible fósil, entonces se debe abandonar el proyecto.
[5] Georgescu-Roegen, Nicholas (1981) The Entropy Law and the Economic Process, Cambridge, Massachussets, EE. UU.: Harvard University Press, p. 296. [N. del T.: existe traducción al castellano de 1984, La Ley de la Entropía y el proceso económico]