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"Los derechos políticos de los niños", 8ª Jornada anual GSIA, 30 de noviembre.


VIII JORNADA DE GSIA:

LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LOS NIÑOS


Cuándo: Miércoles, 30 de noviembre de 2022

Horario: de 9.00 h  a 14.00 h (hora española)


Dónde: Sala de conferencias de la Facultad de Ciencias de la Información. Universidad Complutense de Madrid;   Av. Complutense 3, Madrid.

FORMULARIO de INSCRIPCIÓN desde aquí:
También se retransmitirá
 online de manera sincrónica.

Bajo el impulso de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, se han desarrollado numerosos proyectos de participación infantil en todo el mundo. Así mismo se ha discutido la inclusión de niños, niñas y adolescentes en un concepto amplio de ciudadanía. También se habla de la falta de representación política de los niños como causa de que sus aspiraciones y sus demandas no sean escuchadas. La falta de competencia de los niños suele esgrimirse como la razón de fondo para no avanzar en el reconocimiento como ciudadanas de pleno derecho a las personas en su minoría de edad legal.

Sin embargo, más recientemente toman fuerza otros discursos que abordan estos temas de una forma más radical para demostrar que los niños, como seres humanos y miembros de la sociedad que son, deben disfrutar de una ciudadanía plena, de una participación real a todos los niveles y de una representación democrática efectiva. En estos discursos se pone también de manifiesto que, en el momento actual, cuando se habla de crisis de la democracia, esta se vería renovada y rejuvenecida con la participación de los niños, por lo que reconocer sus derechos políticos, además de una razón de justicia, tiene una razón de oportunidad para la sociedad en su conjunto.

Sin duda estas propuestas avanzan en el reconocimiento de los niños como actores políticos emergentes, que son aquellos que plantean nuevas demandas en la esfera pública y se implican de una forma diferente, exigiendo un replanteamiento de los modelos de participación política.

Esta VIII Jornada Técnica de GSIA tiene como objetivo promover el debate en torno a la participación política de los niños, las niñas y los adolescentes, como componente de su condición de ciudadanía. Para ello cuenta con la presencia de representantes políticos que están de algún modo comprometidos con los derechos de participación de los niños; así mismo con académicos e investigadores de infancia y juventud, medios de comunicación y representantes de consejos y movimientos juveniles. Sus intervenciones están agrupadas, como es habitual en nuestras jornadas, en tres mesas de debate, que serán conducidas y moderadas por chicas y chicos que están integrados en algunas de las actividades de participación que se desarrollan en la Comunidad de Madrid.

La Jornada está dirigida a investigadores/as, docentes, madres y padres así como a otros profesionales que desarrollan su actividad en el ámbito de atención a la infancia y la adolescencia, y en general a cualquier persona interesada por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes.

La asistencia es gratuita hasta completar aforo.

Avance de PROGRAMA:

9,00 a 9,30  Presentación, introducción al tema de la jornada
9,30 a 10,45
Mesa 1. “Formas de participación política de los niños”
10,45 a 11,15 Pausa y café
11,15 a 12,30
Mesa 2. “Actitudes sociales ante la participación política de los niños”
12,30 a 13,45 Mesa 3
. “Niños, niñas, adolescentes y jóvenes frente a su participación política”
13,45 a 14,00 Cierre jornada.

Contacto: infogsia@grupodeinfancia.org

Inscripción gratuita
FORMULARIO de INSCRIPCIÓN desde aquí:

12º Informe anual sobre El Estado de la Pobreza, 2022. Informe Arope, España.

El  XII Informe sobre el #EstadoDePobreza, donde por primera vez se han recogido los datos oficiales de pobreza tras la COVID-19. En España, + de 13 mill. de personas están en riesgo de pobreza o exclusión social.

Un año más la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social presenta su informe anual El Estado de la Pobreza que materializa un seguimiento en profundidad y una evaluación minuciosa los indicadores de pobreza y exclusión social en España y sus comunidades autónomas.  


Informe Estado de la Pobreza 2022: 12º Informe anual sobre el estado de la pobreza. Seguimiento de los indicadores de la Agenda UE 2030, [descargar]

Resumen ejecutivo del 12º Informe anual AROPE [descargar]

En septiembre de 2015 se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la que se recoge el actual marco de propósitos y prioridades contenidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 1). Los Estados miembros de las Naciones Unidas reconocen que la erradicación de la pobreza es el mayor reto mundial, y que este no se puede conseguir sin un desarrollo sostenible. Esto supone el compromiso de erradicar la pobreza y conseguir una sociedad justa sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades.  
En este contexto, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social inició hace varios años un proceso trasformación del informe cuyo objetivo es construir una estructura que permita evaluar el cumplimiento de las metas y
compromisos relacionados con la pobreza y vulnerabilidad que fueron adoptados en el marco de prioridades asumido en la Agenda 2030. En este sentido, ello significa, en primer lugar, ampliar la dotación de indicadores y fuentes de datos utilizadas para el seguimiento y, en segundo, focalizar la evaluación del cumplimiento de todos ellos en términos de comparación con el año 2015, que ha sido designado año de control para la Agenda...

... Ahora, con los datos oficiales, se puede observar que la pobreza aumentó en unas 319.000 personas. Esta cifra es muy inferior a la estimada, aunque no por ello menos importante y puede afirmarse que las medidas de contención enmarcadas en el llamado Escudo Social contribuyeron positivamente a paliar buena parte de las consecuencias de la crisis por la covid-19. En este sentido, debe resaltarse, también, que el informe incluye una aproximación al impacto que han tenido las medidas del escudo social que concluye que su efecto redujo la tasa de pobreza en 3,2 puntos porcentuales es decir, disminuyó en 1, 5 millones el tamaño de la pobreza en España.
Sin embargo, debe evitarse el triunfalismo; grandes medidas como los ERTES, no alcanzaron a toda la población, pues no llegaron a quienes tenían contrataciones con irregularidades o modos de supervivencia característicos de la economía sumergida (circunstancias muy presentes en el sector servicios el cual se vio altamente afectado en esta crisis). Además, tal y como las entidades del Tercer Sector de Acción Social vienen advirtiendo, las medidas del escudo todavía llegan de forma desigual a quienes se encuentran en pobreza severa o cerca de la misma. Muestra de ello es
que hay en torno a 300.000 personas más con ingresos por debajo del 40 % de la renta mediana (menos de 530 € al mes) que el año anterior. 
Por otra parte, los datos muestran que el retroceso de los indicadores comenzó antes de la llegada de la pandemia. Por tanto, la covid-19 no es causa exclusiva de la crisis.  

Respecto a la evaluación específica de la Agenda 2030, la tasa AROPE se mantiene como uno de los dos indicadores para evaluar la meta 1.2, que especifica literalmente que en el periodo 2015-2030, se debe “reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales”. La aplicación esta meta al caso de España implica, entre otras cuestiones, que para 2030 la pobreza en España no podrá superar el 11 %, o lo que es lo mismo, deberá afectar a menos de 5.132.677 
personas....

...La existencia de NNA  en el hogar aumenta claramente la probabilidad de entrar en una espiral de vulnerabilidad, y esto no es una cuestión coyuntural, sino que sucede siempre, para todos los años. Como puede verse en el gráfico siguiente, las personas que viven en hogares con menores de 18 años obtienen peores resultados en los cuatro principales indicadores de pobreza y/o exclusión que se analizan en este informe. Así, para el año 2021, entre las personas que viven en hogares con menores la tasa AROPE es un 31 % más elevada (7,5 puntos más), el riesgo de pobreza es un 60 % más alto (10 puntos más), la privación material y social severa lo es en un 33 % (2,5 puntos más) y la pobreza severa (medida con un umbral del 40 % de la mediana) es un 78 % (5,7 puntos más)...

... En 2021, los hogares con NNA tenían una tasa AROPE 24 % más elevada (5,7 puntos más), un riesgo de pobreza 48 % más alto (8,1 puntos más), una privación material y social severa un 43 % superior (2,5 puntos más) y una pobreza severa un 69 % (4,9 puntos más) que los hogares sin niños, niñas o adolescentes. Además, como se verá en el capítulo correspondiente, debe destacarse el extraordinario aumento de la privación material y social severa entre los hogares con NNA con respecto al año pasado... 











¿Quién regala un aprobado a un niño?

Los niños se esfuerzan, y mucho, pero su realidad no les respalda. 
Y es a los que carecen de voz a quienes debemos prestarles la nuestra.


Tenía yo nueve años cuando los Reyes me trajeron Corazón, de Edmundo de Amicis. Debían haber sido informadas Sus Majestades de que coleccionaba los libros de Bruguera, aquellos en que los pequeños lectores teníamos la opción de leer el texto del tirón, y también de seguir la historia cada dos páginas, en su versión gráfica. Era una idea extraordinaria, porque la colección estaba pensada para lectores que iban a sacar un provecho máximo a un libro que debía servir para muchas lecturas. La idea de la relectura no era intelectual, sino emocional. Acababas habitando en el cuento. No sé cuántas veces leí esta historia edificante, de aliento patriótico, en la que su autor, de ideas socialistas, trataba de transmitir a los lectores valores de generosidad, bondad y sacrificio, pero aunque esas enseñanzas morales enseguida fueron sepultadas por mi espíritu travieso, sobrevivió en mí una idea que ha perdurado a lo largo de la vida: Corazón me descubrió el concepto de comunidad, de pertenencia a un grupo en el que cada uno de sus miembros proviene de diferentes clases sociales. No es exagerado decir que me hizo ver lo que la clase social determina el futuro de un niño. Eso, aprendido a los nueve años, es mucho. Si el protagonista de esa novela, Enrico, era capaz de contarnos el origen y las penurias de cada compañero de aula, así aspiraba yo a escribir la vida de mis amigas. La inspiración para ser escritora la había tomado prestada de Jo March, de Mujercitas; la conciencia de saber que el devenir de nuestras vidas depende en gran parte de la casilla de salida me la dio Corazón; en Pinocho supe de la crueldad con que se castiga a los niños y la necesidad de las segundas oportunidades; de Pippi aprendí sobre las virtudes de la extravagancia.

Parece que hay toda una serie de ideólogos que solo leyeron de niños a Margaret Thatcher cuando contaba aquel cuento de que no existe la sociedad sino el individuo, y que es el individuo, solo ante el peligro, quien con su esfuerzo construirá su éxito o con su falta de ambición labrará el fracaso. Los lectores de Margaret Thatcher, esa autora para niños que leyeron los ultraliberales de hoy, están dispuestos a impartir la doctrina de su maestra en cuanto sale la educación a relucir. La presidenta Ayuso se crio a sus pechos, puede que incluso se llevara los cuentos de la amada líder a la cama y acariciara el sueño de vivir de la política desde su tierna juventud, como así fue. Esa es otra palabra pervertida en la vieja fábula del individuo que vence la carrera de obstáculos desde un origen humilde: sueño; cuando se tiene un sueño basta con no desfallecer. Si se entrega a un proyecto la vida entera, sin cansancio ni resuello, se llegará a la meta deseada. El que no lo consiga es porque ha sido torpe y haragán. Se merece el fracaso.

Debo decir que me entristece que cada vez que se contesta a esta perversa cantinela, a esta desfachatez con la que el privilegiado regaña al de abajo, se haga desde un punto de vista juvenil. Los jóvenes, con razón, se sienten atacados, reducidos a estereotipos, tachados de blandos o de cobardicas, y responden. Hacen bien. 


Pero, ¿quién se ocupa de los niños?
, ¿quién habla por ellos?, ¿quién levanta la mano para decir que eso de que los aprobados se regalan es bajuno y falso de toda falsedad, como decía Cervantes?.

Porque es ahí donde la desigualdad clava sus colmillos con más saña. Esos niños o esas niñas que van a la escuela sin haber desayunado no escriben columnas, no aparecen sus testimonios en las radios, no cuentan aún con las palabras necesarias para desafiar a quien profiere una sucia mentira sobre ellos. Se esfuerzan, claro que se esfuerzan los niños, pero a veces el esfuerzo no basta, no basta si no se tienen materiales necesarios, si los docentes han de sustituir las carencias, la precariedad o la desatención, si la escuela ha sido esquilmada, si han disminuido los maestros y suben las ratios, si se pasa frío en casa, si los profesores de apoyo no llegan, si en la familia no se lee para ayudar a la comprensión del mundo. Los que tanto hablan del aprobado regalado intentan desacreditar la enseñanza pública y envuelven su perversa intención en discursos morales.

Se esfuerzan los niños, mucho, pero su realidad no les respalda. 
Y es a los que carecen de voz a quienes debemos prestarles la nuestra.

* Elvira Lindo: Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER. Es presidenta del Patronato de la BNE.

"Adopte medidas inmediatas que garanticen el acceso adecuado a la electricidad en la Cañada Real de Madrid", Consejo de Europa a España.

Las entidades piden al Estado Español 
que cumpla la exigencia del Comité Europeo de Derechos Sociales 
y restablezca de inmediato el suministro eléctrico en Cañada Real.


La Plataforma Cívica Luz para la Cañada Real y las cinco entidades firmantes 
se felicitan de la adopción de medidas cautelares y la admisión de la reclamación colectiva, 
la primera de este tipo contra España.

 Haga click aquí para leer el comunicado de prensa.


Madrid, 28 de octubre de 2022. El Comité Europeo de Derechos Sociales, organismo dependiente del Consejo de Europa, ha pedido a España que adopte medidas inmediatas que garanticen el acceso adecuado a la electricidad en la Cañada Real de Madrid, aceptando la solicitud formulada por cinco organizaciones nacionales e internacionales.

 

La Plataforma Cívica Luz para la Cañada Real, las entidades Defensa de los Niños Internacional (DCI), la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con las personas sin hogar (FEANTSA), Magistrats Européens pour la Démocratie et les Libertés (MEDEL), Confederación Sindical de Comisiones Obreras y Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, organizaciones firmantes de la solicitud, y Gentium, que asumió la coordinación jurídica de la reclamación, se felicitan de la decisión adoptada por el Comité Europeo de Derechos Sociales y refuerzan su compromiso para seguir exigiendo al Estado que garantice el respeto de los derechos recogidos en la Carta Social Europea.


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El indulto de deudas universitarias en EE.UU.

Los estudiantes norteamericanos y familias deben 1,73 billones de dólares, 
un 8% del PIB, por ejercer su derecho a la educación.
¿Por qué son castigados los estudiantes, que solo hicieron lo que se les dijo que hicieran?. 
Un triunfo de los de abajo: el indulto de deudas universitarias en EE.UU.
La mayor cancelación de deuda educativa en la historia de Estados Unidos. 

.- Veinte mil dólares: esa es la cantidad que, de un día para otro, dejarán de pagar cada uno de los 27 millones de estadounidenses que había contraido una deuda universitaria con el Estado federal. 
.-Unos 16 millones de personas más recibirán indultos de menor cuantía, siempre y cuando ganen menos de 125.000 dólares brutos al año (solo un 5% de la pirámide ingresa más). 
.-Se estima que la medida anunciada a finales de agosto por el Gobierno del presidente Biden beneficiará a 43 millones de personas: un 13% de la población del país. 

Es la mayor cancelación de deuda educativa en la historia de Estados Unidos. 

La medida es muy llamativa porque la carrera política de Biden no se ha caracterizado, precisamente, por una simpatía hacia los deudores. Todo lo contrario: al viejo Joe se le ha conocido siempre como amigo de banqueros. Que el presidente, a sus casi 80 años, se dejara convencer para perdonar miles de millones de deuda se debe, en gran parte, a una campaña de presión política desde abajo que empezó hace una década en el parque Zuccotti de Nueva York, donde, durante dos meses, acamparon las y los indignados de Occupy Wall Street, lo más cercano al 15M que Estados Unidos haya conocido. Y si hay una protagonista en esta historia, es Astra Taylor, cineasta, escritora, música y activista. Taylor es cofundadora del Colectivo de la Deuda (The Debt Collective), un sindicato de deudores que lleva diez años trabajando para aligerar el sufrimiento causado por las deudas excesivas e injustas, cambiar la percepción social de lo que significa estar endeudado, y forjar una solución colectivista y política a un problema que suele plantearse en términos exclusivamente individuales y morales. 

Inspirado por el trabajo del antropólogo anarquista David Graeber (1961-2020), otra figura central en Occupy, en 2012 el Colectivo publicó un Debt Resisters’ Operations Manual (Manual de operaciones para la resistencia contra la deuda) y desde entonces ha recaudado dinero para comprar deudas en los mercados secundarios –donde un dólar de deuda morosa puede costar céntimos– con el único fin de perdonarlas. De esta forma, el Colectivo ha hecho desaparecer más de 32 millones de deuda (no solo universitaria sino también, por ejemplo, médica). Fue la presión del Colectivo la que convenció a Bernie Sanders y a Elizabeth Warren de incluir la cancelación de deudas universitarias en la agenda de las primarias presidenciales del Partido Demócrata, de forma que Biden no tuviera otro remedio que incluir el tema en su programa electoral. Desde entonces, las y los activistas del movimiento han mantenido una presión constante, que ahora ha dado sus primeros resultados concretos.

El problema de la deuda universitaria no es baladí. Colectivamente, los norteamericanos deben 1,73 billones de dólares, un 8% del PIB, de los que casi un 93% representa préstamos del Estado federal. Hay dos causas principales que explican el fenómeno. Primero, la subida de las matrículas, que entre 1963 y 2020 se multiplicaron por siete y medio (en centros públicos –es decir, sin contar universidades privadas como Yale, Harvard o Stanford– y ajustando con la inflación); segundo, el estancamiento relativo de las becas estatales disponibles para familias incapaces de pagar las matrículas. El resultado es que un número cada vez mayor de estudiantes universitarios se ha visto obligado a pedir préstamos cada vez más cuantiosos para costear una educación, considerada cada vez más indispensable en el mercado laboral –un mercado donde, por otra parte, los salarios también se han ido estancando–. En otras palabras, en lugar de concebir la educación superior como un bien y un servicio público, el gobierno norteamericano lleva medio siglo privatizando su financiación. Es una política similar a la sanitaria (unos 100 millones de norteamericanos deben unos 195.0000 millones de dólares en deuda médica) y la de infraestructuras (el total de la deuda automovilística asciende a unos 1,5 billones de dólares), lo que sin embargo no ha impedido que el propio gobierno federal haya acumulado una deuda pública astronómica que ronda el 135% del PIB. 

En una tribuna en el New York Times, el 6 de septiembre, Astra Taylor celebró la medida de Biden como una primera victoria importante en una lucha que solo acaba de empezar, y cuyos efectos prometen ser catalizadores. “La cancelación masiva de deuda educativa federal no solo les quitará un aplastante peso económico a decenas de millones de personas”, escribió, “sino que también les quitará un peso significativo de carácter emocional”. Este impacto psicológico, presagiaba, “puede tener implicaciones políticas en la medida en que animará a todas y todos los que se sientan abrumados por sus obligaciones financieras a movilizarse colectivamente”. Hablo con Taylor (Winnipeg, Canadá, 1979) una semana después.

La activista y cineasta Astra Taylor. 

Entrevista a la activista y cineasta Astra Taylor
La activista y cineasta Astra Taylor reflexiona sobre la medida anunciada a finales de agosto por Biden, que beneficiará a 43 millones de personas, un 13% de la población del país.

Explica usted en el New York Times que Biden nunca antes se esforzó por aliviar el sufrimiento de los deudores, más bien al contrario. ¿Cómo interpreta este viraje? ¿De verdad ha “evolucionado” en su visión del tema, o simplemente ha cedido a la presión política en un momento donde veía erosionar sus apoyos a dos meses de unas elecciones cruciales?
Desde luego, yo no soy quién para saber qué ocurre en la mente del presidente. Pero soy escéptica. Digamos que no creo que haya tomado esta medida por su comprensión profunda de la crisis de la deuda. Los indicios en este sentido son bastante obvios. A las y los activistas que hemos estado en contacto constante con la administración, nos consta que esta estuvo dudando hasta el último minuto. Esto también explica la implementación francamente chapucera de la medida. Por ejemplo, nos dicen que los formularios oficiales para pedir el indulto no estarán disponibles hasta octubre, cuando se trata de algo sencillo que, con la pericia que tienen, podrían haber preparado ya. 

Además, se nota en Biden cierta falta de entusiasmo. Como sabemos, durante las primarias y la campaña, gracias a la presión de Sanders y Warren, se vio más o menos obligado a hacer promesas –prometió más, por cierto, de lo que acaba de anunciar– pero tan pronto como entró a la Casa Blanca se notó un cambio en su discurso. Por eso ha sido crucial la presión pública que le hemos seguido aplicando desde fuera, incluida la huelga de deudores que lanzamos desde el primer día. Poco a poco, nuestra coalición se fue ensanchando. También hubo presión interna: tenemos aliados en el Departamento de Educación. 

Al final, Biden comprendió que no tenía otra; perdía al electorado joven y sabía que tenía que hacer algún gesto para aplacar al ala progresista de su partido. Pero ¿sabes qué? Voy a ser optimista. No excluyo la posibilidad de que el presidente acabe aprendiendo algo, aunque sea a posteriori. Al ver cómo esta medida está impulsando su popularidad, sobre todo entre los jóvenes, puede que al final sí se produzca esa evolución ideológica que mencionabas.

No sería la primera vez. A veces es necesario que primero modifiquemos nuestra conducta para que después cambien nuestras ideas. 
Exacto. Como diría Slavoj Žižek, la ideología reside en lo que hacemos más que en lo que creemos. 

Que la gente esté endeudada no es ninguna señal de su fracaso personal ni mucho menos es una responsabilidad individual. Al contrario, representa un fracaso político.

Hablando de ideología, desde el Colectivo, ustedes han intentado cambiar cómo se percibe el problema de la deuda, trabajando para que se deje de ver como un tema primordialmente individual y moral y, por tanto, como un motivo de vergüenza. 
De hecho, uno de nuestros mantras es “los deudores no tienen por qué disculparse”. La gente no está endeudada porque haya vivido por encima de sus posibilidades. Lo está porque se le ha negado lo necesario para vivir. Subrayamos la dimensión estructural del problema. La mayoría de las familias en este país están endeudadas. La mayoría de los norteamericanos mueren endeudados. Son deudas que se adquieren para financiar necesidades básicas: sanidad, educación, vivienda, transporte. Estas deudas, además, representan un rasgo estructural de nuestra economía. Que la gente esté endeudada no es ninguna señal de su fracaso personal ni mucho menos es una responsabilidad individual. Al contrario, representa un fracaso político que sigue sin resolverse porque se trata de un fracaso muy lucrativo para algunos. No es ningún fallo del sistema económico actual sino una parte integral de su diseño. Al mismo tiempo, sin embargo, la ideología de la deuda sigue siendo una ideología de la vergüenza. Y funciona: la gente asume sus deudas como una responsabilidad individual o, peor, como consecuencia de errores personales que pudo no haber cometido. Como si hubieran podido evitar endeudarse si hubieran sido más sensatos o responsables. Esto es una gran estafa basada en una moralidad falsa. Sin embargo, es una ideología omnipresente. No es casual que en muchos idiomas se use la misma palabra para denotar deuda y culpa. 

¿Cómo se puede convertir esta vergüenza en energía política?
Creo que el mismo peso de esa vergüenza hace que la gente esté deseando librarse de ella. Lo hemos visto muchas veces durante los últimos diez años: es enorme el alivio que siente la gente cuando le comunicamos desde el Colectivo que hemos sido capaces de cancelar sus deudas. Les ayudamos a comprender que la culpa no es suya. No cometieron ningún error al elegir una carrera sobre otra. No fueron una mala madre o un mal padre porque tuvieran que pedir prestado un adelanto de sueldo para dar de comer a sus hijos. Les ayudamos a comprender que el problema radica en una economía profundamente injusta: todavía hoy, una mujer afroamericana gana la mitad de lo que gana un hombre blanco. En un sistema así, ¿cómo diablos se espera que la gente llegue a fin de mes sin endeudarse? 

En otras palabras, ustedes invierten el relato moral.
Exacto. ¿Por qué son rescatados los bancos y no las familias hipotecadas? ¿Por qué son castigados los estudiantes, que solo hicieron lo que se les dijo que hicieran? 

Y van ganando terreno.
Ya lo creo. Para mí, una de las victorias más sonadas de esta última semana no solo ha sido el volumen de deuda cancelado, sino el número de personas que viene diciendo que con esto no basta. Que perdonar diez o veinte mil dólares no va a ser suficiente. 

Un cambio de perspectiva crucial.
Mucha gente creía que una medida como esta era simplemente imposible que se produjera. Que no la merecían. Ahora que se ha producido, han empezado a creer que merecen más. 

Los políticos del Partido Republicano, mientras tanto, están incrédulos, indignados.
Dicen: “Bueno, si las deudas universitarias se pueden cancelar sin más, ¿dónde vamos a parar? ¿También vamos a cancelar las deudas médicas? ¿No sería una medida más justa que esta, que privilegia a los estudiantes universitarios?” .
A lo que nosotros respondimos: “Tienen razón. ¡Normalicemos esa idea! ¿Por qué dejamos que la gente pierda sus casas por una deuda médica?” Poco a poco, estamos logrando agujerear la pared de la moralidad postiza que rodea el discurso sobre la deuda. Pero aún tenemos un largo camino por delante. En última instancia, buscamos un cambio aún más profundo: que la gente, en lugar de sentirse culpable por estar endeudada, comprenda que tiene derecho a una vida digna.

Choca ver hasta qué punto el Partido Republicano demoniza toda la educación superior, cuando la carrera universitaria se veía como una parte importante del sueño americano

En sus reacciones a la medida, la derecha va revelando sus cartas. A los pocos días de anunciarse, el diputado republicano Jim Banks advertía de que “mina una de las herramientas más efectivas para el reclutamiento militar, justo cuando los niveles de alistamiento están peligrosamente bajos”, refiriéndose al hecho de que, hasta ahora, una de las pocas formas de hacer que el gobierno te financie la carrera es servir en las Fuerzas Armadas. Otros han denunciado la medida como un regalo para estudiantes universitarios privilegiados, perezosos y egoístas que prefieren perder el tiempo en una carrera inútil a buscar un trabajo decente. Choca ver hasta qué punto el Partido Republicano está dispuesto a demonizar toda la educación superior, cuando la carrera universitaria se veía hasta hace poco como una parte importante del sueño americano. 

Están profundizando la polarización y su enemistad hacia el mundo educativo. Supongo que pretenden apuntalar una base electoral de votantes sin diploma universitario, o quizá convencer a los diplomados más ricos, los que no son elegibles para el perdón. Pero tienes razón: no deja de ser raro. 

Durante mucho tiempo, la derecha presentó la carrera universitaria como fundamento del sueño americano, precisamente para justificar la falta de igualdad económica en el país. Les permitía argumentar que los que ganaban menos deberían haberse esforzado más por educarse y mejorar su posición en el mercado laboral. Que la derecha haya abandonado esta argumentación y haya empezado a cuestionar el valor económico de una educación universitaria solo demuestra hasta qué punto está roto el sistema. Al mismo tiempo, están profundizando la guerra cultural antiintelectual y anti-woke. 

Para la izquierda, es un momento muy interesante para redefinir el debate y plantear cuál es el valor de una educación. ¿Es justo que las personas sin diploma universitario ganen menos que los que sí lo tienen? Nuestra posición es que todos tienen derecho a un salario digno –un living wage– y que todos deberían tener la oportunidad de recibir una educación. De ahí que la fase siguiente de esta parte de la lucha sea por una educación superior universal y gratuita. 

La crisis de la deuda universitaria afecta de forma particular a las poblaciones de color y de clase obrera

El argumento de que esta medida solo beneficia a un segmento determinado de la población, y no necesariamente al más desamparado, también podría ser una objeción desde la izquierda. ¿Ha habido críticas en ese sentido?
Mínimas, y ante todo de personas no activistas. Es que los datos son claros. El grupo más endeudado es el de las mujeres afroamericanas. En general, la crisis de la deuda universitaria afecta de forma particular a las poblaciones de color y de clase obrera. Y tiene sentido: muchos mecánicos también tienen una educación más allá de la secundaria. La gran mayoría de las personas afectadas cursaron carreras profesionales en centros públicos. Es esta gente la que ha formado el núcleo de nuestro Colectivo de Deudores. 

Los primeros sondeos indican no solo que la medida tiene mucho apoyo entre los votantes jóvenes y demócratas, sino que también se ve con simpatía entre votantes mayores y del Partido Republicano. 
También se entiende. Es una cuestión de memoria histórica. Muchos padres y abuelos recuerdan una época en la que una carrera universitaria era mucho más barata. Desde ese recuerdo, entienden que la situación actual no es de recibo. Digan lo que digan los líderes del Partido Republicano, la ciudadanía de a pie lo parece ver de forma diferente.

El debate en los años después de 2011 en España era si el 15M debía o no institucionalizarse y entrar a jugar dentro del sistema de partidos. En ese sentido, el 15-M y Occupy han tenido trayectorias diferentes.
Debo decir que fenómenos españoles como la PAH han sido una inspiración para nosotros desde el comienzo. Por otra parte, hay que recordar que el duopolio norteamericano dificulta fundar un tercer partido. Mi propia posición es que, si la izquierda está lo bastante organizada como para fundar un tercer partido, también lo estamos para capturar al Partido Demócrata que, como el Republicano, es una estructura muy hueca. Quiero decir que uno se puede presentar como candidato demócrata con la agenda que sea. Esto también significa que cualquier victoria de un candidato demócrata va a necesitar una presión constante de base, desde fuera de las instituciones.

¿Estamos presenciando la mayor victoria política del movimiento que nació con Occupy Wall Street en septiembre de 2011?
Me parece que sí. Nuestro objetivo entonces era cambiar la conversación. Durante todos estos años, hemos sido un catalizador que ha logrado revitalizar al Partido Demócrata. Las personas que fundaron Sunrise o los Justice Democrats eran adolescentes cuando Occupy, y aprendieron del movimiento. Todo ese activismo ha sido muy importante. Pero el hecho de que el presidente Biden haya acordado cancelar las deudas universitarias de millones de miembros de la clase trabajadora no tiene precedente.


El Congreso rechaza bajar a los 16 años la edad legal para votar.


Tanto el PSOE como el PP, Vox, Ciudadanos, PNV y algunos diputados del grupo mixto han avanzado en el debate plenario que no apoyarán la proposición de ley, que sí contará con el voto a favor de Unidas Podemos, Bildu, Junts, CUP, BNG y Compromís.

Ha defendido el cambio legal la diputada de ERC Marta Rosique, quien ha reclamado huir de la "visión adultocentrista" para ampliar el derecho de sufragio en aras de fomentar la participación política de la juventud, algo que, ha vaticinado, en el futuro se preguntarán "por qué no se hizo antes". Rosique ha recordado al PSOE, de quien está en la mano "decantar la mayoría", que sí apoyó la propuesta hace seis años, cuando estaba en la oposición, y que las Juventudes Socialistas siguen estando a favor de que los jóvenes de 16 y 17 años puedan votar.

El socialista José Zaragoza ha argüido que la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg) está en estudio en una subcomisión parlamentaria, por lo que este asunto "se ha de discutir donde toca" y no mediante una proposición de ley aparte. Zaragoza ha recordado que en esa misma subcomisión ya se ha logrado un amplio consenso para derogar el voto rogado de los españoles residentes en el exterior, cuyo cambio legal ha sido aprobado definitivamente por el Senado este mes, por lo que sí dan fruto sus debates y "ahí se va a tener" el que respecta al cambio en la edad para votar.

Por el PP, José Antonio Bermúdez de Castro ha apuntado a fundamentos jurídicos para el rechazo, en especial la necesidad constitucional de que para votar se tenga plena capacidad de obrar, la cual no tienen los menores de edad. El diputado del PP ha fabulado qué ocurriría si es elegido alcalde un menor y tuviera que pedir permiso paterno para algunas decisiones políticas. Bermúdez de Castro ha indicado también que la ONU recomienda los 18 años como edad a la que se alcanza la plenitud volitiva, mientras que el diputado de Vox José María Figaredo he hecho hincapié en que la propuesta de Esquerra Republicana no es más que "un señuelo" para atraer a los jóvenes.

"Los jóvenes tienen todo el derecho", ha resumido, justo en sentido contrario, la diputada de Unidas Podemos Lucía Muñoz, quien ha considerado que al excluir a las personas de 16 y 17 años del sufragio se está privando del derecho a "casi un millón de ciudadanos".

Otros diputados han subrayado como argumento a favor que a los 16 años los jóvenes ya pueden firmar contratos laborales, votar en las elecciones sindicales, dar consentimientos médicos, contraer matrimonio, ser responsables penalmente o tener licencias de caza, según han expuesto Mariona Illamola (Junts), Jon Iñarritu (EH Bildu), Albert Botran (CUP), Néstor Rego (BNG) y Joan Baldoví (Compromís).

Para ridiculizar ese razonamiento, el diputado navarro (antes de UPN) Carlos García Adanero ha dicho que a los 6 años los menores han de ser escolarizados, mientras Isidro Martínez Oblanca (Foro Asturias) ha subrayado que conllevaría un "colosal efecto dominó en el ordenamiento jurídico".

Edmundo Bal (Cs) ha enfatizado el supuesto interés electoralista de ERC con su propuesta, que ya ha hecho varias veces en las últimas legislaturas, mientras que Mikel Legarda (PNV) ha avanzado el voto en contra sin oponerse del todo a "la medida en sí misma", sino porque su grupo echa en falta un estudio más profundo del "impacto en el ordenamiento jurídico" que tendría. Legarda ha puesto como ejemplo el debate previo que hubo en Austria antes del cambio legal para poder votar a los 16 años.

La adopción de la medida en otros tantos países europeos y americanos ha sido expuesta por otros diputados, en cambio, como argumento a favor; entre ellos Iñarritu, quien ha pedido al PSOE que no espere un consenso que supondría dar "capacidad de veto a la derecha" y ha indicado que los motivos en contra son similares a los de "los partidos reaccionarios hace un siglo para negar el voto femenino".

El Congreso decidirá hoy si tramita el rebajar a 16 años la edad mínima para votar

Permitir el voto a partir de los 16 años.
Que los mayores de 16 años puedan votar es un debate 
que está encima de la mesa desde hace años en Europa y España 

En la Estrategia de Juventud 2022-2030 aprobada el pasado mes de mayo el gobierno ya mencionaba esa posibilidad.
Hay un hecho diferencial en el ejercicio o no de derechos y obligaciones: a partir de 16 años ya es obligatorio pagar impuestos, se puede trabajar, dar consentimiento para tratamientos médicos o casarse. sin embargo no se puede votar. Una discriminación por edad que varios países ya han solucionado. 

Austria fue en 2007 el primer país miembro de la UE que permitió el voto a los 16, que otros estados europeos también lo están debatiendo.

Una resolución del 2011 del Consejo de Europa apostaba por esa rebaja y avisaba de que "la evolución demográfica en Europa podría llevar a la creciente marginación de la juventud en el proceso político", corriendo de que éste acabe siendo "dominado por cuestiones principalmente de interés para personas de mayor edad".

El Foro Europeo de la Juventud, el Consejo de la Juventud de España y el Consell Nacional del la Joventut de Catalunya también apoyan que se pueda votar una vez cumplidos los 16.

Este derecho ya rige en varios países como: Brasil, Ecuador, Hungría, Eslovenia, Noruega, Argentina, algunos Estados de Alemania y el cantón suizo de Glaris. En Malta los jóvenes podrán votar sin restricciones a partir de 16 años .

En otros pueden votar con ciertas y varias condiciones: En Bosnia, Serbia y Croacia, los mayores de 16 podrán votar siempre y cuando tengan un trabajo. En cambio, en Grecia pueden votar los jóvenes a partir de los 17 años. Hungría indica que los jóvenes de entre 16 y 18 años podrán votar en caso de estar casados.

Actualmente, el Congreso tiene creada una subcomisión para estudiar posibles cambios del régimen electoral, pero de momento se ha centrado en la derogación del voto rogado que se exige a los residentes en el extranjero. Esa circunstancia se está utilizando para lograr esta reforma legal del derecho al voto para chavales con 16 años. Esquerra Republicana lleva  al Pleno el Congreso este martes, 27 de septiembre, su propuesta de cambiar la Ley Electoral para permitir el voto a partir de los 16 años.

El Pleno tendrá que decidir hoy si acepta tramitar esta iniciativa que plantea modificar cuatro artículos de la Ley Electoral para rebajar la edad de voto a los 16 años, recoger ese ajuste en el censo y fijar también ese mínimo para poder formar parte de una mesa electoral.

Antes ya ha habido varios intentos de lograr reconocer ese derecho al voto a las personas a partir de que tengan 16 años. Por lo menos desde 2016 que ERC presentó en 2 ocasiones y una tercera en 2020.






Cuarentena, Tareas para la Cuarentena: Infancia y Tareas Escolares durante el confinamiento.

Iván Rodríguez-Pascual Mario Andrés-Candelas 
Marta Martínez Muñoz Gabriela Velásquez Crespo 
Sep-Dec 2022 • 


RESUMEN

A partir del proyecto Infancia Confinada, se muestra la percepción que la población infantil española tiene sobre las tareas académicas durante el confinamiento, apuntando a sus implicaciones en términos de desigualdad y vulnerabilidad. Constatamos, a través de un análisis de regresión logística, que estas pueden haber constituido una sobrecarga para aquellos sujetos que manifiestan menor satisfacción vital y peor estado de salud, perciben en mayor medida la fragilidad económica de su familia y han convivido durante el confinamiento con padres que pudieron dedicarles menos tiempo.

Introducción

Para mí que la palabra CUARENTENA para los maestros significa cuarenta tareas al día
(Chica, 13 años, Andalucía: proyecto Infancia Confinada).

El estado de alarma declarado en España el 14 de marzo de 2020 debido a la COVID-19 provocó que una gran parte de la población permaneciera confinada en sus casas. Este confinamiento afectó más duramente a las niñas y niños, ya que no se les permitió salir de sus hogares hasta el día 26 de abril (O. SND/370/2020, de 25 de abril) bajo la supervisión de un adulto y con grandes restricciones.

En este contexto de confinamiento nació la investigación Infancia Confinada (MARTINEZ; RODRÍGUEZ; VELÁSQUEZ, 2020)1 que buscaba conocer cómo estaban viviendo esta situación las niñas, niños y adolescentes. Esta investigación nace desde el compromiso con los derechos de la infancia y desde el reconocimiento de las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho, tal y como recoge la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989).

En este artículo nos vamos a centrar en una de las cuestiones recogidas en la investigación: la que se refiere a las tareas escolares. Es evidente que, al preguntar a niñas, niños y adolescentes por las actividades que realizan en casa, las tareas escolares cobran un especial interés. Ante el cierre de los centros educativos, desde las administraciones educativas, se optó por continuar con el curso escolar de forma telemática, intentando dar respuesta de esta forma al derecho a la educación del alumnado. Esta opción trasladó mucho peso a las familias que han visto cómo se les solicitaba que ocuparan, en diferentes grados, el lugar de la escuela, asumiendo la educación escolar de sus hijas e hijos (ROGERO-GARCÍA, 2020), sin tener en cuenta las diferentes posibilidades y recursos de las mismas y sus hogares (MUÑOZ; LLUCH, 2020). Una encuesta reciente del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) (2021) sobre la sociedad española revela esta sobrecarga: el 42,6% de la población mostró su acuerdo a la idea de que los centros educativos han delegado la responsabilidad en la explicación de contenidos y “se limitaron a enviar por correo electrónico los paquetes de deberes” a las familias.

Los objetivos que nos planteamos abordar en este artículo son: 1) Conocer la percepción que tienen niñas, niños y adolescentes sobre la carga de trabajo escolar durante el confinamiento, teniendo en cuenta su edad y sexo; 2) determinar si existe relación entre esta percepción sobre las tareas y variables que caractericen el hogar y las relaciones familiares, junto con el bienestar subjetivo de las niñas y niños durante el confinamiento; y 3) A través de estas relaciones entre variables poder determinar si el cese de la actividad presencial de los centros educativos y su desplazamiento hacia la realización de tareas en los hogares ha jugado un papel relevante en el posible agravamiento de la desigualdad educativa dentro del contexto español.

Algunas Consideraciones sobre los “Deberes” o el Llevar el Trabajo Escolar a Casa Antes de la Pandemia

En el contexto español los adolescentes de 15 años, según el informe PISA 2015 (OCDE, 2016, p. 217), dedicaban algo más de 18 horas semanales a estudiar, realizar tareas y otras actividades de aprendizaje en casa (profesores particulares) o en centros fuera de la escuela (academias, centros culturales, etc.), algo más de una hora por encima de la media de la OCDE. En el caso concreto de los deberes, PISA 2012 (OCDE, 2013, p. 121) señala que el alumnado dedicaba unas 6 horas semanales exclusivamente a la elaboración de estas actividades, situando a España como el quinto país de la OCDE donde el alumnado de 15 años hace más deberes. En edades más tempranas (cuarto de primaria) la tendencia se repite y España se encuentra entre los cinco países, dentro de los estudiados en TIMSS 2011, en los que hay un mayor porcentaje de alumnado que dedica más de una hora diaria a los deberes (FEITO, 2020). Algo que llama la atención sobre la cuestión del tiempo dedicado a los deberes es que el profesorado suele considerar menor el tiempo necesario para la realización de las tareas en casa que el alumnado y las familias (EITO, 2020; VÁZQUEZ et al., 2019).

Este volumen de tareas y tiempo dedicado a las mismas hizo que en noviembre de 2016 la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) realizara una campaña en la que solicitaban “un noviembre sin deberes los fines de semana”.2 Estas quejas de las familias llevaron a algunas Comunidades Autónomas a realizar informes, propuestas y recomendaciones para su limitación o racionalización (ARAGÓN, 2017). La polémica llegó al Congreso de los Diputados que aprobó a finales de 2016 una Propuesta No de Ley conteniendo orientaciones para la reflexión sobre las tareas del alumnado de primaria y un llamado a su racionalización y ajuste en relación al horario escolar (CORTES GENERALES, 2016).

Existen numerosas investigaciones sobre el efecto de los deberes en el aprendizaje y el rendimiento del alumnado. Cooper, Robinson y Pattal (2006) señalan que existe cierta relación positiva, sobre todo en secundaria, entre la realización de tareas en casa y el rendimiento académico. En esta misma línea se encuadra la investigación de Regueiro et al. (2020) que señala que a mayor rendimiento académico aumenta la cantidad de deberes realizados. Ahora bien, Kohn (2013) advierte que esta relación se establece teniendo en cuenta las notas y no el aprendizaje del alumnado, cuestiones que pueden ser diferentes. Además de esto, este autor señala que la relación entre resultados escolares y deberes no debe ser considerada en términos de causalidad. Es decir, los alumnos que tienen buenos resultados hacen más deberes, parece que eso es evidente, pero no podemos establecer que esos resultados sean fruto de los deberes realizados. Encontramos investigaciones con conclusiones bastante diversas en cuanto a las implicaciones de los mismos según edades y etapas escolares (FEITO, 2020), con lo que no podemos afirmar rotundamente cuál es el efecto directo de la realización o no de tareas sobre el aprendizaje del alumnado.

En lo que sí parece haber evidencia suficiente es que el tipo de tareas, así como la finalidad de las mismas sí tiene importancia (MUÑOZ; LLUCH, 2020). Tal y como señala Trujillo (2020) si los deberes resultan repetitivos, extensos, no son debidamente comprendidos por el alumnado o necesitan de mucho tiempo para su realización, pueden ser contraproducentes para el aprendizaje y el rendimiento del alumnado.

Con respecto a la realización de deberes según las condiciones sociales, culturales y económicas de las familias la OCDE (2014) señala que el alumnado con dificultades socioeconómicas dedica menos tiempo a la realización de tareas en casa. Esta relación también se puede comprobar en cuanto al tipo de escuela: el alumnado de escuelas privadas dedica más tiempo a la realización de tareas que aquellos que acuden a escuelas públicas.

Estas diferencias según el nivel socioeconómico del alumnado pueden basarse en las desigualdades en cuanto a recursos disponibles en el hogar, así como en las condiciones físicas y materiales del hogar mismo, ya que estos influyen de forma importante en el proceso de aprendizaje del alumnado y en sus resultados académicos (ROGERO-GARCÍA, 2020), pero no solo es cuestión de recursos materiales, sino también culturales y de las posibilidades que tienen las familias de ayudar a sus hijas e hijos con los deberes. En este sentido podemos comprobar cómo, a pesar de que las clases populares se involucran en la escolaridad de sus hijas e hijos de diversas formas, no cuentan con los recursos para ayudarles con los deberes o contratar clases particulares para ellas y ellos (MARTÍN; GÓMEZ, 2017), cosa que sí hacen las familias de clases más altas. Si tenemos en cuenta, según hemos señalado anteriormente, que el alumnado con mayor rendimiento dedica más tiempo a los deberes y que aquellos en mejor posición socioeconómica también, podemos decir que las oportunidades que tiene todo el alumnado para enfrentarse a la realización de tareas en casa no son las mismas, por lo que estamos en condiciones de afirmar que son un elemento, dentro del sistema educativo, que favorece la desigualdad entre el alumnado.

Metodología

El estudio se basa en un cuestionario3 en línea alojado en la plataforma Limesurvey. Contaba con 25 preguntas (incluyendo el correspondiente consentimiento informado, que abría el instrumento) de las que 6 eran abiertas. Consta básicamente de siete grandes secciones: consentimiento y presentación; identificación sociodemográfica; derechos y confinamiento; vivienda, actividades y principales preocupaciones y sentimientos; bienestar subjetivo; SMAT;4 preguntas de cierre.

Dado que el trabajo de campo presencial no era posible durante el confinamiento, se optó desde el principio por un acceso virtual a la población objeto de estudio. El instrumento estaba diseñado específicamente para funcionar durante el confinamiento, lo que obligaba a un trabajo de campo rápido y un período corto de aplicación. Por ello se optó por la difusión del cuestionario en redes sociales (principalmente Twitter, a través de la cuenta @IConfinada) y usando redes de contactos (en una estrategia de “bola de nieve”). Se definió también un rango de edad óptimo para realizar el trabajo de campo: la población entre 10 y 14 años. Del 21 de marzo al 7 de abril se compartió a través de redes sociales un cuestionario al que respondieron inicialmente 425 personas (con ligero predominio de las chicas, que son el 52,2%) cuyas edades ampliaban el rango inicialmente diseñado: El 92% de los participantes pertenecen a él (la edad media es justo 12 años) si bien una pequeña minoría están por debajo o por encima de estas edades conformando una muestra que se finalmente se situó entre los 8 y los 17 años.

Al ser un cuestionario autoadministrado en población infantil se ha primado su brevedad y accesibilidad, careciendo de preguntas como las que se refieren a los niveles de renta de individuos u hogares, escalas ocupacionales precisas sobre la ocupación de padres y madres además de otras. No obstante, entendemos que la excepcionalidad de la realidad estudiada y la falta de fuentes comparables de información lo hacen particularmente valioso.

En esta misma línea es necesario asumir ciertas limitaciones a las conclusiones de esta investigación: no se basan en una muestra estadísticamente representativa, por lo que deben trasladarse con cuidado al conjunto de la población; igualmente, en las circunstancias en que se produce la investigación, no se ha indagado en la posible diversidad inherente al concepto “tareas escolares” ni ha sido posible contar con variables como la titularidad de los centros educativos o sus estrategias de educación en línea durante el confinamiento. Por último, cuanto se afirma sobre dichas tareas debe entenderse relativo al propio contexto del confinamiento pandémico.

Los datos han sido procesados con el software SPSS 25 licenciado a la Universidad de Huelva.

Resultados

Partimos de la variable original, en la que la población encuestada ha podido pronunciarse sobre la carga de trabajo que han supuesto durante el confinamiento las tareas escolares, descrita a continuación en Tabla 1 (n = 425, media 2,14 y mediana = 2): Grado de realización de tareas escolares durante el confinamiento: % sobre total de respuesta

La variable (en adelante denominada “grado de realización de tareas”) trata de medir tanto el grado en que se han realizado las tareas escolares como la percepción que niñas y niños tienen sobre la carga de trabajo (poco trabajo, carga moderada y carga excesiva). Se asume que el valor 3 (n = 108, algo más de una cuarta parte de las niñas y niños encuestados) señala a los individuos que no han conseguido completar las tareas propuestas desde los centros educativos considerándolas excesivas (“es tanto trabajo que no consigo acabarlas”). El interés del análisis propuesto es tratar de identificar qué variables predicen mejor la pertenencia a este grupo, en la medida que pueden ser indicadoras de desigualdad educativa o familiar.

Análisis Descriptivo

Desde un primer análisis bivariado se han identificado diferencias significativas que afectan al grupo de niñas, niños y adolescentes que no son capaces de completar la tarea escolar. En relación al grupo de entrevistados que no consigue completar la tarea escolar, la Fig. 1 apunta a dos posibles grupos en los que el problema se agrava: las chicas y especialmente el grupo de edad entre 13 y 17 años, donde la proporción de entrevistados que no consiguen completar la tarea escolar es singularmente alta (más de un tercio de la muestra, el 36,6%). Sin embargo, analizando las diferencias observadas en la puntuación media de la variable usando una prueba t de comparación de medias finalmente solo la agrupación por edad revela diferencias significativas (puntuación media más alta en el grupo de 13 a 17 años con diferencia = 0,306 puntos, F = 3,713 y p = 0.00).

Figura 1
Grado de realización de tareas: (%) de sujetos que escogen la respuesta “muchas veces es tanto trabajo que no consigo acabarlas”, según sexo y grupos de edad.

Por otro lado, como primer paso hacia un análisis de regresión logística que identifique variables predictoras de la no-resolución de las tareas escolares hemos analizado también posibles correlaciones bivariadas entre las variables presentes en el estudio. Analizamos a través del coeficiente r de Pearson los coeficientes de correlación entre el grado de resolución de tareas y un grupo heterogéneo de variables que cubren dimensiones demográficas, de percepción del estatus socioeconómico familiar, bienestar psicosocial, equipamiento educativo,5 calidad de las relaciones con los padres y madres y otras como el grado de preocupación con el tiempo que falta para volver al centro educativo y frecuencia de realización de tareas durante el confinamiento. Se describen en la Tabla 2Variables introducidas en la matriz de correlaciones.

El estudio de estas correlaciones desvela algunas pistas que pueden guiar el análisis posterior, basado en la consideración del grado de realización de tareas como variable dependiente. En este sentido, se ha encontrado un grado apreciable de correlación entre muchas de las variables consideradas y el grado de realización de las tareas escolares, que describimos en la Tabla 3 en función de su signo6 y magnitud de los coeficientes (ordenadas de mayor a menor): Correlaciones significativas (coeficientes r Pearson) en relación a la variable “Grado de realización de tareas escolares”.

Basándonos en esta información, podemos partir de la conjetura de que las niñas y niños que muestran menos satisfacción vital y una peor percepción de su salud, han realizado el confinamiento en entornos familiares con padres y madres menos disponibles y que pertenecen a familias con un peor estatus socioeconómico, es más probable que hayan experimentado las tareas escolares como una sobrecarga, dificultando su realización. Para este colectivo, la tarea escolar puede haberse convertido en un factor estresor que esté relacionado con su posición relativa en términos de desigualdad socioeducativa.

Para tratar de comprobar si esta es una asunción teórica plausible que pueda corroborarse a nivel empírico, presentamos a continuación un análisis de regresión logística donde la variable dependiente dicotómica es la realización / no realización de la tarea escolar.

Análisis de Regresión Logística

La primera operación que precede al propio análisis de regresión es la conversión de la variable dependiente (“P22. Opinión sobre tareas escolares y su grado de realización”) en una variable dicotómica que separe a la población encuestada que ha completado la tarea escolar de la que no lo ha hecho considerándola excesiva. Tras la recodificación de la misma el resultado es una variable dicotómica con los valores 0 (consigue acabar la tarea escolar, producto de agrupar los dos primeros valores de la variable original) y 1 (no consigue acabar la tarea escolar) donde un total de 108 sujetos (frente a 295) quedan clasificados inicialmente en esta última categoría. Las variables que estén relacionadas en mayor grado con la probabilidad de ocurrencia de la no realización de la tarea se considerarán predictoras. Igualmente, para proceder al análisis se transforma antes la variable sexo (binario) en una variable dicotómica ficticia o dummy, indicándose el valor 0 = chico como valor de referencia.

También para tratar de evitar problemas de colinealidad y tender a un modelo parsimonioso se han excluido del modelo variables conceptualmente próximas y en las que se ha comprobado que existe correlación lineal previa. Es el caso de la percepción de la posibilidad de que padres y madres puedan perder el empleo en el futuro, pero también en menor medida de la frecuencia con la que se han practicado hobbies durante el confinamiento. Finalmente, en el análisis se han añadido en la ecuación de regresión 12 variables muy diversas que aluden al bienestar psicosocial percibido de niñas y niños, la percepción del estatus económico de las familias, calidad de las relaciones con los padres y su disponibilidad, la percepción del estado de salud, frecuencia de lectura y, por supuesto, sexo y edad. Por último, aunque aparentemente no esté correlacionada con la variable dependiente, se ha añadido también tentativamente la variable que mide la frecuencia con que se ha realizado tarea durante el confinamiento, ya que es la única (además de la propia variable dependiente) que está referida específicamente a la tarea escolar.

Se ha optado por el método de pasos hacia delante usando el estadístico de Wald y su valor p asociado como criterio de selección de variables. A la hora de establecer estos criterios de inclusión de las variables seguimos el criterio expuesto por Cea D’Ancona (2004, p. 186) por el que la interpretación de los valores “p” puede alejarse del usado en el contexto de los contrastes de hipótesis tradicional y acercarse más bien al de un indicador de la importancia relativa de las variables introducidas en el modelo, siendo posible forzar los niveles de significación hasta límites cercanos a 0,20. En consecuencia hemos establecido en este último valor el límite de inclusión de variables durante el proceso. A este ajuste hemos añadido otro, dado que una solución inicial solo ha conseguido clasificar correctamente un pequeño número de casos para el grupo de niñas y niños que no consiguen realizar la tarea escolar, menos numeroso. Por esta razón, y tras revisar el gráfico de probabilidades y comprobar que un número importante de casos de este grupo habían quedado situados justo antes del punto de corte original (0,5) este ha sido modificado y rebajado hasta los 0,3 puntos.

Introducidas todas las variables mencionadas en el apartado anterior y sobre los 368 casos incluidos, tras eliminar valores perdidos, el modelo resulta significativo (prueba ómnibus: chi-cuadrado = 52,017 y p = 0,00 siendo también positiva la prueba de Hosmer y Lemeshow con chi-cuadrado = 5,360 y p = 0,718) y puede afirmarse que las variables incluidas en el mismo contribuyen significativamente a la predicción de la probabilidad de no realización de la tarea escolar. El proceso se ha completado en 7 pasos siendo el Logaritmo de la verosimilitud –2 = 368,324 en el último paso. La eficacia predictiva del modelo no es alta, estando próxima a 0,20 (R2 Nagelkerke = 0,194) aunque según la tabla de clasificación el modelo consigue clasificar correctamente el 72,6% de los casos siendo reseñable que al menos un 56,8% de estos casos correctamente clasificados corresponden al de niñas y niños que no consiguen completar la tarea escolar.

La Tabla 4 siguiente resume los resultados del modelo en su último paso en cuanto a las distintas variables independientes introducidas y su valor predictivo: Resultados del modelo final

Todas las variables introducidas muestran valores p asociados al estadístico de Wald cercanos a los niveles usuales de significatividad (< 0,05) salvo la preocupación por el dinero en la familia y la edad (ambos con p < 0,15). Dentro de las variables con pendiente negativa (su incremento hace disminuir la probabilidad de no realización de la tarea) destacamos al menos 4 en este modelo: bienestar subjetivo, tiempo dedicado por los padres y madres, percepción del estado de salud y frecuencia de la lectura durante el confinamiento. Varias de estas variables no incluyen la unidad entre los valores de sus exponenciales o odd ratios, lo que permite cuantificar más claramente su importancia predictiva. La variable más destacada en este grupo y con mayor relevancia es el caso del bienestar percibido como satisfacción vital (la primera de las incluidas en el modelo, en el paso 1): un incremento de una unidad en esta variable implica (manteniendo las demás variables constantes) que la probabilidad de no realizar la tarea disminuye en un 35%; el grado en que niñas y niños están de acuerdo en que sus padres y madres les han dedicado suficiente tiempo disminuye la probabilidad de no realizar la tarea en algo más de un 32%. Una proporción que llega hasta el 31%, en el caso de haber practicado la lectura durante el confinamiento. Por su parte, otras variables están positivamente asociadas a la no resolución de la tarea, por lo que su incremento hace que se incremente también la probabilidad de que esta no se complete. Muy plausiblemente, este es el caso de la frecuencia de realización de tareas escolares durante el confinamiento, cuya exponente es singularmente alta dentro del modelo, pero también de la preocupación por la falta de dinero en la familia en los próximos meses (una medida de la fragilidad del estatus económico familiar) y, en menor medida, de la edad.

Han quedado fuera de la ecuación, con valores p muy distantes de los puntos de inclusión marcados las variables: sexo (p = 0,50), frecuencia con la que se ha sentido triste en el confinamiento (p = 0,803), frecuencia con la que se ha sentido aburrido en el confinamiento (p = 0,302), frecuencia de discusiones con los padres (p = 0,930) y el grado de acuerdo con: si he necesitado hablar o comentar algo con mi padre o mi madre he podido hacerlo (p = 0,441).

Discusión y Conclusiones

Aunque la investigación Infancia Confinada no tiene como objeto el estudio del papel de las tareas escolares en el proceso educativo ni valorar con detalle su naturaleza o papel sobre el rendimiento académico, el indagar sobre su realización en el singular contexto del confinamiento pandémico español ha desvelado aspectos importantes que nos ayudan a reconstruir su papel en dicho contexto. Se revela también cómo el estudio de su grado de realización supone también una aproximación a la desigualdad de partida con que estas se abordaron, de nuevo en relación a dicho contexto en el que se suspendió toda enseñanza presencial y los factores relativos al hogar o a sus ocupantes cobraron un particular protagonismo.

Pese a tener un valor predictivo limitado, el modelo supone un resultado parsimonioso y plausible en relación a las cuestiones expuestas en este texto, contribuyendo a explicar qué características de las niñas y niños encuestados están asociadas en mayor medida a la percepción de la tarea escolar como una sobrecarga y, consecuentemente, a su no realización.

Más allá del incremento de la edad y de la frecuencia con la que niñas y niños han afrontado las tareas académicas durante el confinamiento, variables implicadas en la no realización de la misma, parece claro que otros factores que pueden estar fuertemente asociados a la desigualdad tienen un papel destacado; concretamente menores niveles de bienestar subjetivo o satisfacción vital, junto a una peor percepción del estado de salud y del tiempo que les dedican los padres y madres o una mayor preocupación por la situación económica de la familia contribuyen a que la tarea no se complete y se considere una sobrecarga. Lo que el modelo corrobora es que para una parte de la población infantil y adolescente española confinada (muy probablemente aquella más vulnerable en términos socioeconómicos y también desde una perspectiva de capital educativo y cultural), la tarea escolar puede haberse convertido en un importante factor estresor.

Las conclusiones aquí presentadas son coherentes con las obtenidas con otras investigaciones realizadas durante la pandemia tanto en el contexto español como en el internacional. En este sentido, Trujillo et al. (2020) señalan que el alumnado ha manifestado un exceso de tareas durante el confinamiento, con una mayor carga de trabajo de la habitual. Esta carga de trabajo se ha abordado de forma desigual, dependiendo de los recursos disponibles en el hogar y del nivel de estudios y cultural de las familias (BONAL; GONZÁLEZ, 2020), suponiendo un aumento de las desigualdades en educación, ya que las familias con un mayor capital cultural han tenido más capacidad de ayuda (CABRERA; PÉREZ; SANTANA, 2020) y las niñas y niños sin los recursos apropiados han tenido menos oportunidades de aprendizaje, aunque pasen más tiempo realizando tareas escolares (BAYRAKDAR; GUVELI, 2020).

Estos resultados apuntan a la necesidad de poner en marcha políticas públicas que compensen las desigualdades educativas agudizadas por el contexto pandémico. Una recomendación en sintonía con la realizada con el Comité de los Derechos del Niño (CRC) de Naciones Unidas, en su comunicación en abril de 2020. El CRC insta a los Estados a considerar no solo los impactos educativos en las restricciones al disfrute de los derechos (Rec. n. 1) sino a asegurarse de que el aprendizaje en línea no exacerbe las desigualdades existentes y plantea desafíos para los niños que tienen acceso limitado o nulo a la tecnología y no cuentan con el apoyo adecuado de sus padres (Rec. n. 3). Finalmente, la Recomendación n. 11 insta a los Estados parte a brindar oportunidades para que las opiniones de los niños sean escuchadas y tomadas en cuenta en los procesos de toma de decisiones sobre la pandemia. Tres recomendaciones que deberían ser consideradas como base para el diseño y puesta en práctica urgente de políticas educativas que consideren los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes, especialmente para quienes su situación de vulnerabilidad se ha visto aumentada por la pandemia.

Notas

  • Investigación realizada con el apoyo del equipo de Enclave de Evaluación y Enfoque de Derechos Humanos.
  • Ver https://www.educacionsindeberes.org/
  • Se puede consultar el cuestionario completo de la investigación, así como el informe técnico con otros muchos detalles metodológicos de la misma, en la web del proyecto ( www.infanciaconfinada.com).
  • Adaptación al mundo infantil del análisis DAFO ideada por Martínez, Urbina y Mendoza (2011).
  • Dado que estas cuatro variables se han medido a nivel dicotómico (dispone, no dispone) para poder incluirlas en la matriz de correlaciones se ha incluido un índice compuesto por la suma de las puntuaciones de todas ellas dividida entre 4, obteniéndose una puntuación media para cada sujeto en la muestra estudiada. La fiabilidad de este índice instrumental es baja, ya que el coeficiente alfa de Cronbach es de 0,40 pero la operación permite detectar el ítem referido a la impresora cuya eliminación lo haría incrementarse hasta 0,556. La impresora es también el equipamiento menos extendido entre la población encuestada (el 33,9% no dispone de ella).
  • Nos referimos a la Brief Multidimensional Students’ Life Satisfaction Scale, validada por Seligson, Huebner y Valois (2003).
  • Dado que la no realización de la tarea escolar es el valor más alto de la variable “Opinión sobre grado de realización de tareas” (3 = muchas veces es tanto trabajo que no consigo acabarlas) una correlación de signo negativo implica que disminuye el valor de esta variable en relación al aumento en otra; se incrementa el grado en que niñas y niños declaran poder completar la tarea y no sentirse sobrecargados. A la inversa, una correlación positiva implica que conforme aumenta la variable en cuestión aumenta también la no realización de la tarea escolar.
Agradecimiento
Disponibilidade de Dados de Pesquisa
Financiamento

  • Número temático organizado por: Levindo Diniz Carvalho, Maria Cristina Soares de Gouvêa e Natália Fernandes
  • Todos los datos han sido generados/analizados en lo presente artículo.
  • No se aplica.

Referências

  • ARAGÓN (Provincia). Orden ECD/2146/2018, de 28 de diciembre, por la que se convoca a los centros docentes sostenidos con fondos públicos de Educación Infantil, Primaria y Secundaria y en centros de Educación Especial de la Comunidad Autónoma de Aragón para el desarrollo del proceso de reflexión en torno a las tareas escolares en el proceso de aprendizaje. Boletín Oficial de Aragón, Aragón, n. 11, p. 1605-1634, 17 ene. 2017. Disponible en: http://www.boa.aragon.es/cgi-bin/EBOA/BRSCGI?CMD=VEROBJ&MLKOB=1056142882525. Acceso en: 30 nov. 2020.
    » http://www.boa.aragon.es/cgi-bin/EBOA/BRSCGI?CMD=VEROBJ&MLKOB=1056142882525
  • BAYRAKDAR, S.; GUVELI, A. Inequalities in home learning and schools’ provision of distance teaching during school closure of COVID-19 lockdown in the UK. ISER Working Paper series, London, n. 2020-09, p. 1-35, jun. 2020. Disponible en: https://www.iser.essex.ac.uk/research/publications/working-papers/iser/2020-09.pdf Acceso en: 30 nov. 2020.
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