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"Por una atención integral de la Infancia y Adolescencia". Congresos SEPS.

 

XXV Congreso Nacional y II Congreso Internacional de la Sociedad Española de Pediatría Social

¡Inscripciones abiertas!

 

Estimados amigos de la Sociedad Española de Pediatría Social,

Os informamos que ya se ha abierto el plazo de inscripción para asistir al XXV Congreso Nacional y II Internacional de la Sociedad Española de Pediatría Social (SEPS)que se celebrará de forma presencial y online, los días 19 y 20 de noviembre de 2021 en Albacete.
 
Podéis consultar los detalles más relevantes de esta cita con la Pediatría Social en la web del XXV Congreso de la SEPS, en la que también podéis descargar el Programa preliminar que, este año, incluye temas tan actuales y relevantes como los desafíos actuales de la Pediatría Social o el bullying y ciberbullying como causa y consecuencia de vulnerabilidad en la infancia y adolescencia.
Próximamente os haremos llegar más información sobre la presentación de pósteres al Congreso.


 https://www.congresoseps.com/
 Programa preliminar
 Inscripciones


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COLABORA CON NOSOTROS.

GSIA es una asociación sin ánimo de lucro, de carácter independiente, que fue creada hace 10 años por un pequeño pero apasionado grupo de profesionales de diferentes especialidades.

Su finalidad principal es la de contribuir al reconocimiento de los derechos humanos en la infancia y la adolescencia, a través del estudio, la formación, la sensibilización y la difusión de los mismos.

¡AYÚDANOS A MANTENER Y AMPLIAR NUESTROS PROYECTOS!.

Dona a la Asociación GSIA desde aquí.

https://grupodeinfancia.org/donaciones/



Maltrato y protección. Informe OIA 2021.

Rodríguez García de Cortázar, Ainhoa 
y Ruiz Benítez, Berta
Junta de Andalucía. 
Cª. de Igualdad, Políticas Socls y Conciliación. 
Observatorio de la Infancia en Andalucía.


El cuaderno Maltrato y Protección forma parte de la serie monográfica Estado de la Infancia y Adolescencia en Andalucía, cuyo objetivo es describir la realidad de la población menor de 18 años en la Comunidad Autónoma a partir de una serie de indicadores cuantitativos procedentes de fuentes como registros oficiales y encuestas consolidadas. 
En este cuaderno se analizan importantes problemáticas como son el maltrato infantil, la violencia de género y la violencia sexual contra la infancia. 
Se aborda también la atención a la infancia en el Sistema de Protección de Menores de Andalucía, de niñas, niños y adolescentes bajo tutela, en acogimiento residencial, en acogimiento familiar o en procesos de adopción, así como migrantes no acompañados o sin referentes familiares en la sociedad receptora. 
En definitiva, esta publicación ofrece datos sobre niñas, niños y adolescentes en situaciones de especial vulnerabilidad en Andalucía, que requieren un abordaje profesional especializado. 
Posiblemente las cifras publicadas no son capaces de precisar con exactitud la magnitud del maltrato y la violencia contra la infancia en Andalucía, no obstante, permiten una aproximación a estas problemáticas, contribuyendo a la reflexión social sobre las mismas e, indirectamente, a mejorar la protección, la seguridad y la libertad de las personas menores de edad. 
La información sobre maltrato infantil está referida a los registros de notificaciones que se realizan a través de los teléfonos habilitados como canal de denuncia para la población general y del registro SIMIA (Sistema de Información sobre el maltrato Infantil en Andalucía), donde las y los profesionales recogen las notificaciones realizadas respecto a cuatro tipologías básicas de maltrato infantil: negligencia, maltrato emocional, maltrato físico y abuso sexual.

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Pegar a las criaturas: la cuestión no puede ser si “funciona”.

De vez en cuando y de manera recurrente aparece algún texto sobre lo inconveniente que puede ser pegar a los niños y a las niñas,- uno de los últimos el de Carolina García en el país de título los azotes y las tortas a tiempo no corrigen ni mejoran la conducta de tu hijo, todo lo contrario (Julio 2021)-
En éste y en otros artículos similares se referencian estudios de psicología y pedagogía que demuestran lo inefectivo de la práctica, se argumenta que puede ser contraproducente y que difícilmente se van a dar los efectos deseados, por lo contrario, va a haber más probabilidad de conductas disruptivas e indeseadas.

A mí, estas reflexiones me provocan 
un sentimiento contradictorio y bastante enfado.

Por un lado está la constatación de que el castigo físico (y también el psicológico) está muy arraigado en nuestra sociedad. Toda la intención de erradicarlo es positiva, y si para ello hay que esgrimir argumentos instrumentalistas, pues vale.

Pero por otro lado me indigna que podamos hablar de daño, violencia y maltrato a la infancia desde una perspectiva pedagógica, en nombre de la educación y como posibilidad aceptada en la tutela de los procesos de crecimiento de niños y niñas.

Pegar a una criatura, ejercer violencia física o psicológica contra ella, es maltrato, e implica una vulneración grave de los derechos de la infancia así como la violación de la integridad de una persona.

Funcione o no funcione, valga para aprender algo o para lo contrario, ayude a un buen comportamiento o provoque rebote. Esto nunca será la cuestión y no debemos dejar que el debate derive hacia ese lugar tan peligroso.

Porque, en un momento dado, puede haber alguien, con doctorado o no, que en base a su experiencia, a sus creencias o a sus investigaciones argumente de forma solvente que sí que vale, que la disciplina y la educación son pareja de hecho, que en lo conductual está la solución y que a veces es imprescidible ejercer la fuerza para doblegar voluntades indómitas. Y puede ser incluso que demuestre con éxitos sus hipótesis. (la violencia es efectiva en muchas situaciones, por qué no lo va a ser también en adiestramiento humano)

También puede darse quien desde una posición moral asuma el 100% el discurso anterior y deje fuera de la ecuación el castigo físico para cebarse en los castigos de índole psicológica.

A estas alturas del partido los moratones están mal vistos, pero los castigos que no dejan marca y que se diluyen en propuestas pedagógicas innovadoras -como la economía de fichas- u otros engendros conductistas, sí que valen. Porque una cosa es no pegar a los niños y a las niñas y otra muy diferente es dejar que hagan lo que les dé la gana.

Nos encontramos con dos problemas graves:

1. El primero es que la pedagogía no ha tomado una distancia clara con respecto a la disciplina y el castigo. No renuncia a la coacción, no renuncia al ejercicio de autoridad, no tiene la suficiente autoestima para transitar exclusivamente por el terreno del respeto y del cuidado. Los métodos amables sí se reivindican, pero siempre queda guardada en la recámara la opción b para aquellas mal educadas que no se dejan seducir por la persuasión, que su autorregulación o sus circunstancias les impiden cumplir las expectativas.

En estos casos el crecimiento se da en conflicto, y el conflicto poco tarda en visibilizar quién es el que manda y cuál es el marco que hay que respetar sí o sí.

Por supuesto hay momentos que se ha de poner un límite, incluso usar la fuerza de forma contundente. 

Enrique Martínez Regueraen sus charlas, solía comentar el caso de que si un chaval amenazaba con una pistola había que quitársela sin dudarlo, pero no podemos confundir esto con un acontecimiento educativo.

Por lo contrario, nuestro sistema califica como intervención educativa a todo lo disciplinario, a los castigos, sin ningún pudor.

Las cárceles de menores son centros de re-educación, la expulsión de un instituto por mal comportamiento es también una medida educativa que se hace por el bien del alumno/a, dejar a un niño sin salir con sus amigos también, y así sucesivamente...

2. El segundo es que los derechos de las infancias parecen puro postureo. Si realmente tuviéramos claro de dónde emanan los derechos de las criaturas -y no es tan difícil, es el mismo lugar del que surgen los derechos humanos de las personas adultas- no nos perderíamos en los debates de qué circunstancias o qué contextos nos permiten relativizarlos por un bien mayor.

Las personas adultas siempre nos quedamos con el comodín del público, con una carta bajo la manga que nos da derecho a una última interpretación de qué es lo que un niño o niña necesita, aunque esta inferencia sea contraria a lo que la criatura expresa, a su propia subjetividad, incluso a la Convención de los Derechos del Niño/a.

Cualquier niño o niña en manos de una persona adulta con autoridad - padre, madre, jefe/a de estudios, juez- está en peligro de convertirse en esa excepción que confirma la regla, y con muchas posibilidades de que además lo responsabilicen de ello.

Esto vale para todo, para desahuciar a una niña de su casa -aunque el derecho a la vivienda este reconocido-, para atar a una criatura a una cama en un centro de protección -las contenciones físicas no están permitidas explícitamente por la flamante Ley Rhodes, aunque se mantiene la excepción de sujetarles de las muñecas con “equipos homologados” durante una hora, y ojo, hablamos de protección no hay delito que medie-, o para justificar un porrazo en una manifestación o para explicar por qué una bofetada a tiempo conviene a una niña desobediente.

La adultocracia es tal que sentimos que los niños y las niñas nos pertenecen y también sus derechos. Para que éstos tengan valor se han de dar en el marco que hemos establecido para ellos. Les exigimos dinámicas de aceptación y colaboración, y si no se dan, como adultas ejercemos el reservado el derecho de admisión, afianzando la exclusión social de las infancias y legitimando el castigo y la coacción.

Así que nos vemos enredados en debates pedagógicos, técnicos o legislativos sobre si va bien pegar a las criaturas o ya no tanto, como un nuevo capítulo de la progresión histórica de la subordinación de las infancias.

Se presenta como si las prácticas de dominación hubieran evolucionado -se hubieran actualizado y democratizado- y algunas personas todavía no se hubieran enterado, pero en ningún momento se expresa la necesidad de rendir el poder adulto y de relacionarnos con la infancia con respeto y sin jerarquías.

Podría parecer ridículo que se estuviera debatiendo en medios y universidades si funciona un cachete a tu empleado para que te entregue el informe a tiempo, o si pegar a tu padre es una técnica efectiva para asegurar la herencia, o si un puñetazo sirve para aprobar la oposición o para saltarse la cola de vacunación. Pues esto está pasando en lo referente a violentar la infancia.

El consenso adulto es que el fin no justifica los medios y que hay ciertas barreras que incluso con Estados de Alarma no se pueden traspasar.

Pero en el caso de los niños y las niñas, sí podemos hablar de si pegarles es bueno o malo es porque, de alguna forma, esta opción sigue estando encima de la mesa y tenemos que generar un argumentario que nos convenza racionalmente a no ejecutar dicha opción. Hablar de empatía, alteridad, equidad e igualdad queda reservado solo para las adultas con derecho a voto.

Defecto de fábrica y cambio de paradigma.

Sería muy diferente si se hablara del maltrato infantil como un problema adulto, qué pasa, qué nos pasa individual y colectivamente para ejercer una violencia sistemática hacia las infancias, a veces sin querer y a veces sin poder evitarlo, de forma que ni las leyes de protección ni los marcos éticos y morales de nuestra sociedad son suficientes para evitarlo, más bien lo contrario.

Sería indispensable tomar conciencia de la dimensión patológica de la adultocracia - las dinámicas de reproducción del maltrato, como explica Alice Miller en sus estupendas obras-,  para abrazar un proceso político-terapéutico de transformación hacia una sociedad de bienestar para la infancia, en un posicionamiento claro al lado de los niños y las niñas y en un compromiso de cada uno y cada una de las adultas de romper con la rueda de la violencia.

Una comunidad dispuesta a asistir y a cuidar a aquellas personas que puedan tener más dificultades en controlar la agresividad y que focalizan su malestar en las criaturas más indefensas.

Una comunidad que también reconociera el maltrato institucional a la infancia y no se dejara confundir por una administración pedagógica del daño infligido a los niños y las niñas.

Pero para ello se tendría que partir de un análisis honesto y responsable, asumiendo la parte de complicidad que a cada una corresponde, en nuestros trabajos, en nuestras familias.

De poco sirve señalar y demonizar a quien pega, a quien grita, a quien insulta cuando la institución lo hace de manera análoga, aunque sea de forma camuflada en estructuras de derechos y deberes, con las que muchas colaboramos.

Es fundamental cambiar el paradigma, asociar de manera indisoluble la educación al cuidado.

La letra con sangre NO entra, pero tampoco con pegatinas verdes y rojas en el cuaderno, con ratos interminables en el rincón de pensar, con castigos de no salir al patio o de no entrar al colegio por una expulsión. Y el portarse bien tampoco se consigue con castigos de no dejar quedar con los amigos, o retirar, a conveniencia adulta, la pantalla con la que estamos haciendo que crezcan los niños y las niñas.

Conozco centros de menores (la mayoría, de hecho) en los que cuando un chaval se porta mal le castigan a no salir del centro o a no jugar a fútbol, privándole justo de aquello que más desea, -los sistemas de economía de fichas necesitan elementos sustantivos de la vida de los niños y niñas, no se conforman con las migajas-, cuando no, directamente, le prohíben ir a visitar a su familia biológica -vulnerando un derecho fundamental en el nombre de la protección- en un alarde de prepotencia al pensar que un marco normativo basado en protocolos infumables va a garantizar el amparo más que la socialización de la criatura en los espacios que pueda ofrecer la comunidad

Igual que no vale desechar el castigo físico solo porque no funcione – de hecho a corto plazo sí podría funcionar-, tampoco vale aceptar ciertas medidas disciplinarias y correctivas porque sí funcionen.

Madres, padres, profes, educadores y educadoras, no queda otra que ser más creativos, no valen los atajos por mucho que la institución dé palmaditas en la espalda y se encuentre la compresión y el beneplácito social en el ejercicio de la autoridad adulta.

Respecto a la administración, el defecto de fábrica es muy grave, el adultocentrismo forma parte de su propia conformación y definición. Lo único positivo es que hay mucho margen de mejora, existe un lugar y una necesidad para una pedagogía social y política que transforme las instituciones.

Lo que debiera ser un modelo político que diera ejemplo de un escrupuloso cumplimiento de los derechos de las infancias, se manifiesta día a día en el polo opuesto.

Difícilmente se podrá promover desde la institución el respeto a los niños y las niñas cuando cotidianamente se hacen devoluciones en caliente, cuando se encierra en centros de menores con dinámicas carcelarias a niños que llegan solos al país, cuando se desahucian familias con hijos, cuando se priva del derecho a la educación a chavales que la lían en el instituto, o cuando en un centro de protección se castiga a un niño a no ir a casa el fin de semana por mal comportamiento. Por no hablar de los jueces que aplauden los discursos racistas contra los migrantes no acompañados vivos que llegan a las fronteras.

Me temo que existen infinitas dinámicas institucionales de maltrato a la infancia que gozan de buena salud y que duelen tanto o más que los golpes que pueda darte tu madre o tu padre.

Obviamente es una comparación tendenciosa, pero es importante asumir la responsabilidad social que tenemos todos y todas, también las instituciones, en sostener el marco de maltrato a la infancia. Al fin y al cabo se pega a los niños y se vulneran sus derechos porque se puede, porque hay un contexto permisivo que hace que esto siga siendo una opción.

Muchas veces se plantea una confrontación clasista e hipócrita, entre quienes no se pueden controlar y quienes han alcanzado un lugar de superioridad moral y de confianza en el sistema de derecho que les distancia de ciertas conductas violentas reprobadas socialmente – una diferencia que se da en un nivel discursivo, porque pueden llegan a las manos si tienen que cenar juntos, como muestra estupendamente la obra de teatro de Yasmina Reza, “Un dios Salvaje”-

De igual modo la hipocresía se expresa cuando los miembros de un gobierno se hacen la foto aprobando la Ley contra la violencia a la infancia a la vez que permiten que, por ejemplo, en la Cañada Real (Madrid) lleven cientos de familias con niños y niñas más de 10 meses sin electricidad sin que nadie mueva un dedo.

Es una manipulación indecente condenar el maltrato físico y el abuso para salvaguardar todo lo demás y promover una adultocracia 2.0 en la que los golpes son menos visibles, pero la subordinación de la infancia sigue en vigor, consolidándose su lugar de indefensión y exclusión.

Por supuesto que es injustificable el castigo físico y el maltrato, nunca y bajo ninguna circunstancia, pero tengamos en cuenta que cuando se plantea desde el sistema una respuesta punitiva al mismo estamos ofreciendo más de lo mismo. Responder al castigo con castigo confunde causas y consecuencias y nos aleja de la solución.

Habrá quien diga que no es lo mismo maltratar a una niña que dar una bofetada puntual -habrá quien dirá incluso que puede ser merecida-, y quizá no sea lo mismo en cuanto a las consecuencias en salud mental de la criatura o en las consecuencias penales para la adulta, pero simbólicamente no cambia tanto, es una cuestión de grado y sobre todo de una jerarquía social que da legitimidad a una persona e indefensión a la otra más bajita.

Y acabo recomendando el irónico e inmejorable artículo publicado hace ya 13 años en LA HAINE De cómo pegar a los niños (por su propio bien) por si, pese a los argumentos jugados en este texto, no se tiene claro si se quiere renunciar al privilegio otorgado.

Jornadas de buen trato a la infancia y adolescencia.

Construir BUEN TRATO A LA INFANCIA es crear un ENTORNO 
en el que niños, niñas y adolescentes puedan sentirse SEGURAS y crecer. 


 20 abril, 2021 - 21 abril, 2021
9:30-14:00 h
Plataforma zoom
Más información
Los eventos de BBK Family

Eso exige una serie de elementos y características de los espacios físicos donde están y unas competencias, actitudes, comportamientos y valores en las personas adultas que están en ellos. 


Programa de las jornadas ONLINE 
de buen trato a la infancia y adolescencia.

.- PROGRAMA DEL DÍA 20 DE ABRIL

9:30 h Presentación de las Jornadas de la mano de BBK Family
9:35 h-Ponencia de la psicóloga PEPA HORNO: “El Entorno protector como condición del buen trato

11:00 h Descanso

11:15 h Ideas y experiencias inspiradoras sobre ENTORNOS SEGUROS en el ámbito SANITARIO (una experiencia de Euskadi y otra de fuera de la CAV).
-“Las necesidades de los/as pacientes y sus familias como guía para construir nuestro modelo de atención“. Hospital  Materno-infantil Sant Joan de Déu, Barcelona.

Grupos de ayuda, acompañamiento, orientación y formación en el abordaje del maltrato y el abuso sexual infantil. Asociación Garaitza.

12:15 h Descanso

12:30 h Ideas y experiencias inspiradoras sobre ENTORNOS SEGUROS en el ámbito FAMILIAR.

-Grupo de hombres de Ongiz-Ezberdin en el camino de la igualdad y la paternidad conscientesVitoria-Gasteiz.

-Espacio comunitario para la interacción y vinculación de las familias. Programa Casas Grandes de Madrid. Asociación Bienestar y Desarrollo.

13:35 h Cierre de las ponencias y despedida hasta el día siguiente.

Reserva tu entrada gratuita para las ponencias del 20 de abril.


.- PROGRAMA DEL DÍA 21 DE ABRIL

9:30 h Inicio de jornada

9:35 h Experiencias inspiradoras sobre ENTORNOS SEGUROS en el ámbito DEPORTIVO, DE OCIO Y TIEMPO LIBRE (una experiencia de Euskadi y otra de fuera de la CAV).

-Programa ATERPE de Protección a la Infancia del Athletic Club de Bilbao.

-Programa “La isla del tesoro” para la prevención del abuso sexual desde el ocio y tiempo libre. Fundación RANA. Palma de Mallorca.

10:35h Descanso

10:45 h Experiencias inspiradoras sobre ENTORNOS SEGUROS en el ámbito EDUCATIVO. (una experiencia de Euskadi y otra de fuera de la CAV).

-Programa Esfera Jove: Participación de jóvenes en el ámbito comunitario desde el enfoque de la Educación 360º. Fundación Marianao-Instituto Sant Boi de Llobregat.
Haizeder: una escuela a la que querrás volver. Natxitua, Ea. Bizkaia.

11:45h Descanso

12:00 h Ponencia de FRANCESCO TONUCCI: “Buen trato, bueno ¿para quién?”

13:35 h Fin de las jornadas de Buen Trato.

Reserva tu entrada gratuita para las ponencias del día 21 de abril.

Mejoras en la ley de la infancia para eliminar obstáculos en las denuncias.

 La Comisión de Derechos Sociales del Congreso de los Diputados 
debatió y votó el 6 de abril
el informe de la Ponencia sobre la ley de protección a la infancia, 
que incluye mejoras para eliminar obstáculos en la denuncia 
por parte de los niños y en su derecho a estar informados.


La norma cuenta con el consenso de partidos y sociedad civil y tras su aprobación en Comisión,
pasará a Pleno, para continuar el trámite en el Senado con la intención de ser una de las primeras leyes aprobadas en 2021.

Son algunos de los cambios consensuados por los grupos parlamentarios a través de enmiendas transaccionadas al proyecto de Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia que remitió el Gobierno al Parlamento el pasado mes de junio, según explican a Efe fuentes parlamentarias.
En su paso por la Cámara Baja, se han presentado medio millar de enmiendas que pretenden enriquecer el texto legislativo, que busca acorralar el maltrato que acecha a uno de cada cuatro niños en España y obliga a todos los ciudadanos a denunciarlo.

Entre los cambios que se proponen desde el Congreso, están el de reforzar el derecho del niño a ser informado, no solo escuchado, en procesos administrativos y judiciales y a que pueda elegir la persona que le acompañe, explican las fuentes.

También hay consenso en los grupos para promover la especialización de los funcionarios y personas que conozcan los casos, como los abogados, y en la creación de entornos digitales seguros en colaboración entre las administraciones y el sector privado.

El dictamen que se somete a votación incorpora medidas acordadas en el Pacto de Estado contra la violencia de género y propuestas de Igualdad trasladadas con el consenso de Podemos y PSOE, como la de eliminar el síndrome de alienación parental -que argumenta sin aval científico la manipulación de las madres a los niños para ponerles en contra del padre-.
También, que el juez suspenda de oficio el régimen de visitas cuando se dicte una orden de protección con medidas de contenido penal respecto al inculpado por violencia de género y existan indicios fundados de que los hijos han presenciado o sufrido el maltrato.

En relación con los centros de menores, se plantean mecanismos sencillos para que los adolescentes puedan presentar denuncias sin sufrir represalias y reforzar el papel de la Fiscalía como supervisora de los casos.
La iniciativa legislativa trasladada desde el departamento de Derechos Sociales fija que el plazo de prescripción de los delitos graves contra menores no empezará a correr hasta que la víctima haya cumplido 30 años y no 18 como ahora, crea unidades especializadas en las fuerzas y cuerpos de seguridad e impulsa la formación para jueces y fiscales.

El texto enviado al Parlamento prevé la reforma de más de 15 leyes e incluye una nueva regulación a los delitos de odio, incorporando la edad como una causa de discriminación.
Se aprovecha también esta reforma para incluir la aporofobia dentro de estos tipos penales, que responde a un fenómeno social en el que en la actuación delictiva subyace el rechazo, aversión o desprecio a las personas pobres; todo ello vinculado a la pobreza infantil. EFE

Garantía Infantil Europea: 4ª estrategia de la UE sobre los derechos del niño: Justicia adaptada a los niños .

 


Área temática 4 de la estrategia de la UE sobre los derechos del niño.
Acciones de la UE para apoyar los sistemas judiciales que defienden los derechos y las necesidades de los niños.


Niños en procesos judiciales.

Los niños pueden participar en procesos judiciales, ya sea directamente, como acusados, víctimas, testigos o indirectamente cuando las decisiones tienen un impacto considerable en sus vidas. Este puede ser el caso en los procedimientos de divorcio o custodia o en los procedimientos de migración y determinación del estatus.  

En todos los casos, los niños deben sentirse cómodos y seguros para participar de manera efectiva en los procedimientos y los sistemas judiciales en Europa deben adaptarse a las necesidades específicas de los niños y deben respetar sus derechos.

Acciones de la UE para apoyar los sistemas judiciales que defienden los derechos y las necesidades de los niños

Para alentar a los sistemas judiciales a adaptarse a las necesidades de los niños, la Comisión Europea ha:

  En virtud de la nueva estrategia de la UE sobre los derechos del niño, la Comisión se comprometió a:

  • proponer en 2022 una iniciativa legislativa horizontal para apoyar el reconocimiento mutuo de la paternidad entre los Estados miembros;
  • Contribuir a la formación de los profesionales de la justicia sobre los derechos del niño y la justicia adaptada a los niños, en línea con la estrategia europea de formación judicial para 2021-2024, y a través de la Red Europea de Formación Judicial (REFJ), los programas Justicia y CERV, así como la Plataforma Europea de Formación del portal de e-justicia de la UE;  
  • reforzar la aplicación de las Directrices de 2010 sobre una justicia adaptada a los niños con el Consejo de Europa;
  • proporcionar apoyo financiero específico para proyectos transnacionales e innovadores para proteger a los niños en la migración bajo el nuevo Fondo de Asilo, Migración e Integración (AMIF)
  • Apoyar a los Estados miembros en el desarrollo de alternativas efectivas y viables a la detención de niños en los procedimientos migratorios.

































Acceso web a los Contenidos de la Garantía Infantil UE.