Así desafían los estereotipos.
"Cuando eres bueno en un deporte tienes que utilizarlo para mejorar la sociedad,
y hacerlo fuera del tapiz. En casa lo hablamos.
Trabajamos para que sea un buen deportista pero también para cambiar cosas.
Tenemos mucho camino por delante, hay tanto que hacer por la igualdad…"
Mamen Hidalgo,
Eneko Lambea practicando gimnasia rítmica. Fotosport |
Los pocos chicos que
todavía se dedican a este deporte sufren la presión de un entorno de
desigualdad que asocia la gimnasia a las mujeres.
"Empezamos
a filtrar comentarios tipo 'se le pasaba la tontería con un par de
tortas', pero le acabarían llegando. De 'eres un maricón' o 'eres una
nena'… para arriba", cuenta Anabel, madre de Eneko Lambea, campeón de
España.
Pese a las
carencias y la lentitud con la que ha crecido, nuestro país es ya un
referente para gimnastas masculinos de todo el mundo: "Hay países que
tienen un solo niño intentando cambiar las normas", dice Rubén Orihuela,
primer federado
Eneko empezó a hacer gimnasia rítmica al tiempo que aprendía a andar. Así lo recuerda su madre, Anabel, que no vio en ello una diferencia sino una forma de potenciar el desarrollo psicomotor. "Nació creando, utilizando los espacios y haciendo malabares con todo lo que tenía en las manos. También tenía una pelota porque su padre es entrenador de fútbol, pero nunca le llamó la atención". 15 años después, Eneko Lambea es uno de los gimnastas de más talento en la rítmica española: oro en la Copa de España, campeón nacional y representante de España en la primera cita internacional masculina. Una referencia para otros niños que refleja felicidad sobre el tapiz, pero también el sufrimiento fuera de él por la presión de un entorno de desigualdad que parte de la asociación de su deporte a las mujeres.
Aunque
su familia trató de aislarle de comentarios, insultos y situaciones que
pudieran afectarle, el joven vizcaíno ha tenido momentos críticos.
"Como todos los niños que han elegido este camino", apunta Anabel a
eldiario.es. "Todas las familias tenemos historias comunes y lo único
que queremos es que las siguientes generaciones puedan practicar la
gimnasia en igualdad".
Para Eneko el proceso de incorporación a un deporte que a
priori le excluía fue muy natural. En su barrio estaba el Sakoneta, uno
de los mejores clubes, donde también entrenaba su hermana. Con apenas
dos años las entrenadoras vieron potencial en él y crearon un grupo de
iniciación. A los cuatro ya tenía una importante dedicación, y fue
entonces cuando el entorno se volvió hostil.
"Empezamos
a filtrar comentarios tipo 'a estos padres habría que darles un par de
hostias para que saquen a su hijo de ahí' o 'se le pasaba la tontería
con un par de tortas' o 'por culpa de ese niño a mi hijo le está
gustando esto'. Infinidad de cosas hemos tenido que aguantar. Intentamos
que no le llegasen a él, pero qué tontería, le acabarían llegando. De
'eres un maricón' o 'eres una nena'… para arriba". El momento más
difícil llegó a los 13 años, con la explosión de hormonas –como lo
define su madre–. "No quiso dejar la gimnasia, pero sí le afectaban los
comentarios que escuchaba. Con ayuda externa hemos conseguido sacarlo de
ahí y ahora lo tiene muy claro. Él es gimnasia".
Según
datos de la Federación de Gimnasia, en el primer campeonato de España
individual en 2012 participaron 15 gimnastas. Siete años después han
sido 67 los participantes, a los que hay que sumar los 34 de la nueva
Copa de España. Entre los que se han incorporado recientemente está
Ismael Gómez, campeón benjamín en pelota y subcampeón en la
clasificación general. Perteneciente al C.D.Húecar de Cuenca, su padre
Rubén se asombra con la evolución de la gimnasia rítmica masculina en
solo tres temporadas, desde que se inició con siete años.
"En
este poco tiempo ya hay otros dos niños de cinco y seis años que siguen
sus pasos en el club y a nivel nacional hay una enorme diferencia.
Cuando empezamos había dos o tres campeonatos en toda la temporada y
ahora tenemos diez o doce salidas cada año". Como todos los niños que se
sumergen en este deporte, Ismael también ha pasado momentos difíciles,
especialmente en el colegio. "La gimnasia rítmica masculina es
complicada. No está bien vista para un hombre y ha sufrido más insultos
de lo que la gente se imagina. El chaval ha tenido muy malos momentos.
Sus amigas lo adoran y lo quieren, pero los niños no lo ven tan bien".
Sobre
el tapiz se aíslan de esos comentarios y se transforman. "Eneko ahí es
feliz, es su vía de escape. Pero fuera es otra historia", dice su madre.
"Ha tenido que sacar fuerza para entrenar porque los niños dicen
verdaderas brutalidades cuando son pequeños, lo que escuchan en casa, y
luego crecen y hay un boom donde el hombre es hombre, la mujer es mujer, y hay machitos y princesitas.
No sabemos gestionar las diferencias porque no hay educación en las
casas y en el cole. Luego poco a poco van madurando. Ahora algunos de
los compañeros a los que llama 'machitos', los del fútbol, también le
admiran".
Necesidad de referentes
Según los datos del
Consejo Superior de Deportes, en España hay 3.966 hombres federados en
la gimnasia de 41.897, pero al no existir el equipo nacional masculino,
es difícil cuantificar cifras concretas sobre la rítmica como
especialidad masculina. En su afán por crecer, saben que el apoyo entre
ellos es esencial, que cualquier gesto o comentario ayuda a los más
pequeños. Los mayores son conscientes de que pueden suponer un referente
como lo fue para Eneko el valenciano Álvaro Prada, quien le animó a
seguir durante una competición.
"Ahora es él quien se
acerca a los pequeños", relata su madre. "Cuando eres bueno en un
deporte tienes que utilizarlo para mejorar la sociedad, y hacerlo fuera
del tapiz. En casa lo hablamos. Trabajamos para que sea un buen
deportista pero también para cambiar cosas. Tenemos mucho camino por
delante, hay tanto que hacer por la igualdad… Todos los padres que
estamos con niños en la gimnasia tenemos estos problemas. Sabemos que
tenemos que hacer que los que vengan después lo tengan más fácil. Como
hizo Rubén Orihuela, el primer federado, que se partió la cara por dar a
conocer este deporte. Eneko no es consciente de que sea un referente.
Me dice 'mamá, pero qué les voy a decir yo'. Pero sabe que puede marcar
su trayectoria. Tomamos el relevo de Rubén".
Rubén
Orihuela se lanzó a la gimnasia rítmica hace veinte años, cuando nadie
imaginaba que un niño pudiera practicarla. Lo hizo de forma
inconsciente. "Tuve la suerte de ser un ignorante", comenta. Tenía 11
años y realmente no sabía que los chicos no la practicaban, que no
existía. "Simplemente pensaba que donde yo entrenaba no había niños pero
que si mejoraba algún día me encontraría con otros. Con el tiempo te
das cuenta y entonces vienen las dificultades. Era un sueño, pero era
muy complicado tener un sueño cuando no puedes ver que alguien lo ha
hecho, no puedes tener referentes. Te gustaría volar, vale, pero ¿has
visto a alguien volar alguna vez?"
Entrenador desde
2010 y especialmente desde su retirada en 2018, Rubén Orihuela trata de
aconsejar y ayudar. "Cuando te reúnes con ellos o te escriben, miras
atrás. Recuerdo cómo viví ese momento en el que me está preguntando, por
el que está pasando, y pienso en qué puedo colaborar". Lo hace también
en su gimnasio, donde ya hay algún niño. "Estos chicos son muy valientes
solo con el hecho de ir cada día, compartir espacio con tantísimas
niñas y todo lo que repercute por detrás… Aunque tenga solo uno o dos
niños llenan el espacio. Es muy diferente, aman lo que hacen. Hay muchas
niñas que hacen gimnasia porque sus padres les apuntan porque es lo que
toca, porque es lo normal y después ya ves si le gusta. El niño que
decide hacer gimnasia está teniendo una lucha tremenda en su vida, y
sabes que va a dar todo en cada entrenamiento".
Los gimnastas se fijan en España
Pese
a las carencias y la lentitud con la que ha crecido, España es ya un
referente para gimnastas masculinos de todo el mundo. La Federación
Internacional –muy influenciada por las potencias de Rusia o Japón– no
concibe que los hombres puedan practicar esta especialidad. Gimnastas de
Italia, Francia o Sudamérica toman España como referencia. "Vivimos un
poco al margen de lo que dicen", explica Anabel. "Este año ha sido el
primer torneo en Ámsterdam y han ido Eneko, Álvaro y Javier con otros
dos chicos franceses. Conocemos que hay alguno en Grecia, en Estados
Unidos… pero tienen muy poca posibilidad de desarrollarse. Nosotros
estamos mal, porque también hay voces discordantes y mucho miedo al
cambio, pero nada que ver con lo que vemos fuera".
En
ese camino, Rubén Orihuela, primer federado, fue esencial. "Hay países
ahora que se encuentran exactamente igual que cuando empecé yo", dice.
"Tienen un solo niño intentando cambiar las normas. Hay un movimiento,
hay gimnastas en todo el mundo tratando de romper esos moldes. Se ponen
en contacto con entrenadores y gimnastas de aquí para ver cómo pueden
hacerlo. Su camino va a ser más corto que el que pude tener yo, porque
una cosa es iniciar el movimiento y otra es sumarse a él".
Para
cambiar la percepción social sobre su participación en la gimnasia
conocen dos vías: visibilidad y educación. La primera es la sensación de
que lo que no sale en televisión no existe. La segunda, que mientras se
siga imponiendo el fútbol para ellos, habrá pocos cambios. "Hay que
empezar desde los colegios, donde esos profesores pasan tantísimas horas
con los niños", dice Rubén. "Crecemos con lo que vamos escuchando día a
día. Si desde el colegio ya te dicen que los niños juegan al fútbol y
las niñas hacen ballet, vamos a seguir de la misma forma. Es muy
complicado cambiar esto, tenemos que pensar que estamos en una
disciplina que ha cambiado sus normas por completo, que es un movimiento
importante", recalca. "La gimnasia, pese a las licencias, es
minoritaria. Y dentro de eso lo chicos aún más. Son lo último de lo
último", recalca Anabel. "Para cambiar esto tiene que cambiar la
sociedad, pero si hacemos ruido conseguiremos que dejemos de ver como
‘machorra’ a una chica por jugar al rugby o ‘amariconado’ a un niño
porque hace gimnasia".
que bonito🙌
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