Luis Pedernera, Presidente del Comité de los Derechos del Niño:
"Podemos
estar condenados a ver recurrentemente imágenes como la de Valeria"
(la
niña que apareció muerta junto a su padre en Río Bravo, en la frontera
con EEUU)
Néstor Cenizo,
Luis Pedernera | N.C. |
En el caso de España hemos elaborado el documento de conclusiones y observaciones en 2018.
Hemos planteado los principales puntos de preocupación, y entre los
seis que se definen está el de la niñez migrante y niños no acompañados.
Ese es el documento de recomendaciones, producto del diálogo que se
inicia con mucha antelación, recibimos informes oficiales y alternativos
de diferentes fuentes, que culminan con una sesión en Ginebra a la que
va el Estado. España es también parte del Tercer Protocolo, que es el de
peticiones individuales. Tenemos una carga importante de peticiones
realizadas al Estado español, y la mayoría son sobre la condición de los
niños migrantes.
Recientemente,
la foto de Valeria Martínez y su padre, ambos ahogados tratando de
cruzar el Río Bravo, ha vuelto a colocar ante la opinión pública el
drama de la inmigración de forma muy gráfica. ¿Vivimos a golpe de
imagen?
[Suspira] Lamentablemente, sí. Es el
impacto de la noticia y la foto, y después todo vuelve a su supuesto
cauce de normalidad, que para nosotros es que la vida continúa con
normalidad, y para ellos continúa en esa situación de gravedad, que es
querer llegar a algunos países y que eso implique la pérdida de vida. Y
sobre ello prácticamente no nos conmovemos. Ese es uno de los peligros
del impacto mediático. Algunos autores lo llaman el acostumbramiento a
realidades persistentemente dolorosas: como son realidades que se
repiten, ya no nos conmueven. Esa parte es la que tenemos que resistir,
no acostumbrarnos a ese sufrimiento, que tiene que conmovernos, y la
conmoción nos tiene que hacer pasar a la acción, que debe implicar un
cambio en las condiciones de vida, en particular de esos niños.
¿Tienen efecto estos impactos en el diseño de las políticas?
De
eso se trata. De trabajar a nivel de la comunidad, pero para eso hay
que involucrarse en procesos más profundos que tienen que ver con
cambiar concepciones dominantes en la hegemonía de nuestros
pensamientos, que van muy ligadas a "estos son unos vagos, vienen a
sacarnos el trabajo…". Un pensamiento dominante muy común en nuestras
sociedades reacciona frente a la foto, pero vuelve a su postura
habitual, de rechazo fuerte a las personas de otra procedencia o
cultura, y la foto ya no conmueve más. La responsabilidad trasciende al
periodismo y nos involucra a todos, y en especial a actores que tienen
responsabilidad política. En tanto ese tablero no se mueva podemos estar
condenados a ver recurrentemente imágenes como esa.
¿Tiende la sociedad a ver antes al migrante que al niño?
Creo
que hay algo de los dos, y que lo peor aflora cuando el niño no se
adapta a las condiciones dominantes de lo que esperamos de ese niño. Si
se ha disciplinado y aceptado sin chistar los patrones culturales de la
sociedad a la que arriba no hay problema. Pero cuando presenta síntomas
de resistencia, no quiere decir que sea violenta, sino que implican
también sus creencias culturales, la forma en que habla… Eso ya puede
molestar y exaspera algunas reacciones que no son las mejores. Eso hay
que trabajarlo desde concepciones más profundas, con un enfoque que
arranca en la familia, la comunidad y se concretan en políticas
educativas o de salud.
¿Y vamos en la buena dirección?
Creo
que las cuentas pendientes son muchas. El tema de la migración es de
muchos ribetes, y todavía no nos hemos preparado para recibir al
migrante desde lo que implica recibir una cultura e idiosincrasia
diferente, y recibirla a partir de la riqueza que la diversidad que ese
conjunto de personas implica para nuestra cultura. Yo vengo de un país
conformado fundamentalmente por procesos migratorios, y hoy empiezan a
aparecer señales preocupantes que empiezan a ver migrantes como personas
de segunda categoría. Nadie está a salvo, y el principal desafío es
pensar en la riqueza del migrante hacia las culturas locales. Me acuerdo
de un cartel de la ACNUR que debe tener más de treinta años: era la
foto de Einstein, con el lema "Nadie llega a un país con las manos
vacías. Einstein era un migrante". Ese mensaje no podemos perderlo, para
ningún migrante.
¿Cómo ve el auge de determinados partidos de extrema derecha en Europa? ¿Es un peligro para los niños migrantes?
Son
fenómenos preocupantes. La humanidad experimentó en carne propia el
fenómeno del nazismo como un fenómeno de exterminio de grupos sociales.
Nadie quiere volver a repetir esa historia. En ese sentido, hay que
mirar con preocupación esos fenómenos, y es obligación de los estados
abordarlos rápidamente, con políticas proactivas que no favorezcan el
caldo de cultivo de estas concepciones que son de fuerte rechazo al
diferente. En este momento está muy concentrado en los migrantes, en la
mayoría de los países. También en nuestra región [Sudamérica].
En España se investiga ahora el fallecimiento con síntomas de asfixia de un menor en un centro de Almería, que acumulaba denuncias previas. Ha habido otros casos en lugares como Melilla, donde se acumulan desde hace años las denuncias contra La Purísima. ¿Cree que en estos centros hay un control público suficiente para evitar estas situaciones?
En
las políticas migratorias ha predominado un enfoque de seguridad. Las
políticas migratorias deben ser abordadas, pero no exclusivamente por la
seguridad, sino como política pública, en especial en los niños. Cuando
llega un niño debe ser tratado como un niño, y se le deben garantizar
sus derechos como niño, como un niño español. Debe estar en el sistema
de protección, no debe estar encarcelado o detenido. El Comité de los
Derechos del Niño, con el Comité de Trabajadores Migrantes, ha dicho que
la detención de niños por condición migratoria debe abolirse en la ley y
en la práctica. Es un mensaje muy fuerte. Por primera vez hemos
utilizado la palabra "abolir".
Hay que garantizar el
acceso de los niños migrantes a todos los derechos, y eso significa que
estén integrados en el sistema educativo, que puedan desarrollar una
vida en comunidad, si hay familia con ella y si no que la distancia no
lo aísle de la sociedad, que pueda acceder al sistema de salud, a la
vivienda… Como el tema de la migración está marcado por la seguridad,
toda esta dimensión se pierde, y por eso decimos que el enfoque tiene
que estar basado en los derechos humanos del niño, admitiendo su
especial condición vulnerable para actuar en consecuencia.
Hace unos días, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas emitió dos resoluciones en las que concluye que España violó los derechos de dos niños inmigrantes que llegaron solos al país. ¿Tiene algún efecto la vulneración de los derechos del niño por un Estado?
Hemos
determinado algún tipo de reparación, no recuerdo específicamente, pero
creo que en uno de los casos es pecuniaria, y en el otro establecer un
estatus como si hubiese ingresado legalmente. Eso es lo que se le ha
pedido a España. Es vinculante, porque las convenciones son aprobadas
por los Estados, sin que nadie los obligue. Lo que intentamos es ayudar a
los Estados en avanzar en la implementación de la Convención y cumplir
los derechos del niño. Hay plazos para que pueda dar cumplimiento.
Una
de las recomendaciones en las que el comité hacía énfasis en marzo de
2018 es en la revisión de los protocolos de determinación de la edad.
Sí.
Hemos dicho que la radiografía de muñeca y exámenes de molares no
sirven para la determinación de la edad, porque son pruebas de la década
de los 50 con un margen de error bastante grande. Hay que avanzar en la
determinación de la edad de tipo holístico, con equipos
interdisciplinarios. En otras resoluciones se plantea al Estado que
revise esto.
¿Qué respuesta han recibido?
Por
las noticias que tenemos está en proceso de revisión. Hay unos plazos
para que se informe al Comité de qué pasos se han dado, pero esperamos
que vaya en la línea de revisar esos aspectos. Creo que llevamos 17
casos decididos sobre España, admitiendo unos, inadmitiendo otros o
archivando.
¿También casos de devoluciones en caliente de menores?
Sí. En enero resolvimos
uno de un niño de origen malí que fue devuelto en caliente a Marruecos.
Hizo un peregrinaje por diferentes países, hasta que pasa un tiempo en
la frontera de Marruecos, víctima de represión. Intenta cruzar, la
policía marroquí le destruye la dentadura, hasta que cruza hasta la
tercera valla, espera colgado en la valla, y cuando baja es capturado
por la Policía y entregado a la policía marroquí. En ese caso pedimos
una indemnización para ese menor.
Aunque
usted ha venido hablar sobre la situación de los niños migrantes, hay
otras situaciones que afectan a los niños en España. Una de ellas es la
pobreza infantil, con datos mucho peores que en el resto de Europa.
Por
eso el Comité al inicio establece seis cuestiones que deben ser
abordadas rápidamente, entre las que está la calidad de vida, donde
planteamos esto. Los datos socioeconómicos son preocupantes, y sitúan a
España en un lugar peculiar en la región. El dato fragmentado por edad,
donde más salta a la vista la pobreza es en los menores de 18 años.
El
acoso escolar ha pasado por debajo del radar durante mucho tiempo,
hasta que se ha revelado como un problema muy serio. ¿Qué recomienda el
Comité para erradicarlo?
Hemos recomendado la
aprobación de una ley integral contra la violencia contra los niños,
que debería contemplar el acoso escolar. Sabemos que hay un proyecto de
ley.
"El Comité recomienda que el
Estado parte prohíba la participación de niños menores de 18 años como
toreros y como público en espectáculos de tauromaquia". ¿Le sorprende
que esto siga sin hacerse?
Al Comité le han
mostrado que hay ciertos estereotipos y patrones de violencia en la
tauromaquia, que comienza en niños chiquitos y hay un proceso de
insensibilización frente al sufrimiento, que es lo que preocupa al
Comité. Ha venido planteando la preocupación por esos aspectos. Ya se
planteó en Portugal, México, Perú, Ecuador… Pero los problemas de la
niñez en España son más relevantes que esto, que es una cuestión que
debería ser atendida.
*Luis Pedernera (Bella Unión, Uruguay, 1969) es, desde el pasado mes de mayo, presidente del Comité de los Derechos del Niño, el órgano de Naciones Unidas encargado de velar que los estados firmantes cumplan el Convenio Internacional sobre los Derechos del Niño de 1989 y sus Protocolos.
El pasado 26 de junio el Comité condenó a España por tratar a dos menores que llegaron solos como si fueran mayores de edad, a pesar de presentar documentos que avalaban que eran niños.
Pese a que la Convención está firmada por 196 países (con la notable excepción de Estados Unidos), al Comité le afectan singularmente las dificultades económicas de la ONU, y durante un tiempo estuvo en duda que fuera capaz de celebrar su tercer periodo de sesiones. "Eso hubiese significado un atraso importante de nuestro trabajo, un golpe a la labor de los órganos de control y una señal de debilitamiento de nuestra acción", explica Pedernera, que asegura que el volumen de trabajo va en un aumento, porque cada vez se presentan más denuncias de violación de sus derechos por los propios niños, al amparo del Tercer Protocolo.
Además, el comité acaba de revisar su posición sobre los derechos del niño y la justicia penal, elevando el estándar de comienzo de la responsabilidad penal de 12 a 14 años; de fijar directrices sobre implementación del protocolo sobre venta, prostitución y utilización de niños en pornografía; y está empezando a trabajar su posición relativa a los derechos del niño en el ambiente digital.
Pedernera, que acudió a Vélez-Málaga para pronunciar una charla dentro del curso de verano de la Universidad de Málaga La inmigración de las personas vulnerabes, aclara al final de la charla que sus respuestas expresan su opinión personal, y que el Comité fija su postura oficial en sus resoluciones y documentos.
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