La devaluación de las condiciones laborales, la
desigualdad impositiva y los recortes
han potenciado la expulsión de los
jóvenes del modelo de bienestar.
Para la siguiente generación, aquellos que crecieron entre 1965 y 1982, el porcentaje se redujo ligeramente, hasta el 58%.
Y entre los conocidos ‘millenial’, nacidos desde el año 1985: 18 puntos menos que en las generaciones precedentes.
Vivir mejor, o al menos de forma parecida, que nuestros padres. Una
máxima del Estado de bienestar apoyada en la igualdad de oportunidades y
el ascensor social. O así era, al menos, hasta la recesión de 2008.
Hoy, entre las discusiones sobre los decimales en el crecimiento
económico y las tasas de beneficio, apenas la mitad de los jóvenes
pueden acceder a la clase media en España. Son muchos menos de los que
lo conseguían en las generaciones anteriores, según datos que acaba de
publicar la OCDE en un estudio titulado Under Pressure: The Squeezed Middle Class, donde se estudia el empeoramiento de las condiciones de vida de la población desde el inicio de la crisis.
El informe es también una fotografía de la degradación, prolongada,
de los Estados sociales en los países desarrollados a los largo de las
últimas décadas. Desde mediados de los años ochenta, en el conjunto de
países de la organización, los hogares de clase media han pasado de
representar el 64% a poco más del 60%.
En el caso concreto de España, apunta el organismo, la brecha
generacional en el nivel de oportunidades es todavía más amplia. Entre
los nacidos entre 1942 y 1964, seis de cada diez jóvenes conseguían
acceder a la clase media. Para la siguiente generación, aquellos que
crecieron entre 1965 y 1982, el porcentaje se redujo ligeramente, hasta
el 58%. Y entre los conocidos como generación ‘millenial’,
nacidos a partir del año 1985, las consecuencias de la crisis y la
desigualdad han terminado por expulsar a muchos de ellos del modelo de
bienestar: solo la mitad de los jóvenes ha conseguido acceder a la clase
media tras cumplir los 20 años. Son diez y ocho puntos menos que en las
generaciones precedentes.
Según la OCDE, se considera que una persona pertenece a este grupo de
población si posee una renta situada entre el 75% y el 200% del sueldo
medio del país de referencia. En el caso de España, esto suponen unos
ingresos no excesivamente altos, situados entre los entre los 11.500 y
30.500 euros anuales, aproximadamente.
Los datos que arrastra España son, además, peores que la media
general –histórica y actual– de los países que forman parte de la OCDE, y
demuestran el retraso en las estructuras de bienestar que aún sufre el
país. De esta forma, la población joven ‘millenial’
que ha podido acceder a la clase media en el conjunto de países de la
organización asciende al 60%, diez puntos por encima del ratio de
nuestro país.
Según el organismo internacional, uno de los principales detonantes
de esta situación ha sido la congelación de los salarios y las rentas de
la población durante las últimas décadas, al mismo tiempo que
aumentaban los costes de vida en ámbitos básicos como la salud, la
educación o la vivienda. Para paliar esta situación y acabar con el
estrangulamiento de la clase media, las recomendaciones del organismo
son tremendamente ambiciosas: es necesario que los gobiernos acaben con
la precariedad laboral, mejoren los servicios y la protección pública o
ajusten su modelo fiscal para lograr un redistribución más justa.
El documento de la OCDE se une a las innumerables advertencias que
organizaciones internacionales y ONG han lanzado durante los últimos
meses sobre las enquistadas consecuencias de la crisis y el modelo
económico actual. El año pasado, Oxfam Intermón denunció que en España, y
pese a haberse alcanzado el nivel de PIB anterior a la crisis, todavía
éramos el tercer país más desigual de la UE y existían cerca de 10
millones de personas con rentas por debajo del umbral de la pobreza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Danos tu opinión, Escribe tu comentario, AQUÍ