Dios no creó al niño y a la niña,

 creó al hombre y a la mujer. 
Los niños nacieron fuera del paraíso, después del Edén.
Nadie sabía lo que eran. Hasta que les contaron cuentos.

*Adolfo Córdova.

Garras, colmillos, plumas, hechizos.
Y pidieron más.
Más hechizos, más plumas, más colmillos, más garras.

Primero fueron los ritos. Luego los arrullos. Los hombres y mujeres inéditos enseñaban a leer a los pequeños hombres, a las pequeñas mujeres, la nubosidad en el cielo, el crujido de un árbol, las huellas de un tigre, los dibujos sobre una piedra. Leer para sobrevivir.

Y la existencia siguió sórdida, brutal, breve, dice Robert Darnton. Pero al contar historias fuimos contando una infancia e inventamos al niño, según Daniel Goldin.

Inventamos a la niña y al niño lectores.

Hoy seguimos construyendo esa relación de lectura, un bautizo interminable de Macondo que admite errores, correcciones, cambios de nombres. Buscamos explicaciones, evaluamos hábitos y leemos más.

Lecturas y lectores. Mis lecturas, mis lectores. Lo que leo, lo que me lee. Mi sentido y el que me dan los otros.

Leer como verbo que conjuga otros verbos: organiza, describe, cohesiona, recuerda, enamora, construye infancias, “construye vidas”, afirma Michèle Petit; nos hace viajar, en el sentido que apuntaba Michel de Certeau, circular por las tierras de otra gente, cazar en los campos que no hemos escrito. Y recuerda Goldin que no acabamos nunca de aprender a leer, de transferir las prácticas de lectura y escritura, y adaptarlas a la época.

Pienso en los antropólogos y pensadores Edgar Morin, Lorite Mena, Leroi-Gourhan, en su concepción de la falta de realización final o desespecialización. Somos seres inacabados que necesitamos de la tecnología. De la lectura. Lo que hace que el cerebro humano dote de sentido y significado todas las experiencias que vive, que por sí solas no serían nada para nosotros. Falla básica.


Así: leo y transformo. Leo y me completo. 
Leo y reinvento al niño y a la niña que Dios olvidó.


*Adolfo Córdova (Veracruz, Ver., 1983). Periodista, escritor, investigador y mediador de lectura. Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la U. Autónoma de Barcelona. Premio Nacional Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015 y The White Ravens 2017 por El dragón blanco y otros personajes olvidados (FCE, 2016). Imparte cursos y talleres en universidades de México y el extranjero, colabora con la Biblioteca Vasconcelos y es miembro del Comité Académico de la FILIJ de la Cd. de México. Ha recibido becas de investigación de la ONU, el FONCA, la Biblioteca Internacional de la Juventud en Múnich y de CEPLI en la U. Castilla-La Mancha, Cuenca, para estudiar algunos de los temas que más le interesan: la literatura transmedia, la poesía y la historia de la cultura infantil. Ha publicado cinco libros para niños, niñas y jóvenes y tiene un blog de periodismo especializado en literatura infantil y juvenil: linternasybosques.com.

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