Arifa Karim, una niña prodigio paquistaní que sorprendió a Bill Gates con sus prematuras habilidades informáticas falleció anoche tras permanecer más de tres semanas en coma, según informaron los canales televisivos locales Geo y Express.
Arifa Karim Randhawa, que saltó a la fama cuando se convirtió con tan sólo 9 años en la persona más joven en obtener un certificado profesional de Microsoft, murió anoche en un centro médico de la ciudad oriental de Lahore.
La menor, que según fuentes hospitalarias tenía 14 años, sufrió un infarto el día 22 de diciembre tras un ataque epiléptico. Los doctores se mostraron muy pesimistas con el pronóstico médico, aunque la familia aún tenía esperanzas de que sobreviviera.
"Estamos llorando su pérdida pero era una niña muy fuerte. Era un regalo de Dios y ahora ella ha vuelto a Él", dijo a Express un tío de la niña prodigio, Ahsan Randhawa.
La experta informática será enterrada hoy cerca de la ciudad de Faisalabad, en la provincia oriental de Punyab, de la que es originaria.
Después de que Arifa consiguiera el diploma profesional de Microsoft, un asombrado Bill Gates la invitó a visitar la sede de su compañía y fotografiarse con él.
De familia humilde, la menor, que obligó a su padre a comprarle un ordenador cuando tenía sólo 5 años, era una inspiración para Pakistán, un país con serios problemas políticos, económicos y de seguridad, y su caso despertó una ola de solidaridad.
Hace algo más de cinco años, esta joven ocupaba la portada de algunos
de los periódicos más prestigiosos del mundo. Yo tenía entonces 12
años, ella 9, pero recuerdo a la perfección aquel día. Arifa había
sorprendido al mismísimo Bill Gates con su gran talento y posaba junto a
él esbozando una tímida sonrisa que permitía entrever a una pequeña
asombrada por toda aquella situación.
Recuerdo que la comparé
conmigo. Pensé que teníamos mucho en común, ya que las dos éramos unas
niñas y compartíamos una gran afición por la informática. Ahora bien, lo
suyo tenía mucho más mérito, sin duda, pues no solo había logrado un
nivel informático mucho más avanzado que el mío, sino que lo había hecho
en unas circunstancias mucho menos favorables que las de mi alrededor.
Arifa había nacido en un país sumido en la más extrema pobreza y con
serios problemas políticos y de seguridad. No obstante, todo aquello no
le impidió suplicar a su padre que le comprara un ordenador en cuanto se
enteró de que existían.
Tal vez encontró en la informática el
refugio que no había encontrado en su sociedad y en su país. Lo que está
claro es que esa joven prodigio dio una lección a muchas personas. Por
lo menos, a mí sí me la dio. Arifa me enseñó que los sueños son sueños,
pero que, ante todo, son posibles. Estoy segura de que nunca imaginó que
algún día llegaría a hacerse famosa.
Cinco años más tarde nos
toca despedirla. No todos los días muere una persona que nos ha enseñado
el verdadero significado de las palabras sueño e ilusión.
Quizás nadie tenga poder o autoridad para valorar,o reflexionar a propósito de esta vida rota, sobre unos hechos que tanto merecimiento ha provocado en la sociedad.
ResponderEliminarLa administración de la tensión entre la salud,la habilidades en este caso informáticas, y los papeles o actitudes sociales pro exito, no pueden tener como consecuencia la muerte en ningún caso.
Los héroes, los méritos y las azañas individuales, los niños prodigios mueren. Estos hitos invidividuales que nos publicita el sistema, para emular no se sabe qué, aún a costa de la muerte de la persona, tiene poco de constructivo.
No se suele dar mérito a lo que se construye socialmente. En estos tiempos siempre se atribuye al individuo la capacidad y el mérito; y se intenta vender que lo construido socialmene no tiene mérito ni valor..
Sin embargo, el propio campo informático es un ejemplo claro de crecimiento cooperativo del conocimiento: las nuevas tecnologías han permitido demostrar que lo construido y hecho entre todos es más y mejor que lo que se hace individualmente...
Si el reconocimiento público al mérito individual ha traido consigo la muerte de Arifa Karim, no ha merecido la pena sacrificarla por ningún tipo de desempeño, ni de premio, ni exacerbamiento de sus habilidades... Ninguno de ellos ha merecido la pena.
Quizás nadie tenga poder o autoridad para valorar,o reflexionar a propósito de esta vida rota, sobre unos hechos que tanto merecimiento ha provocado en la sociedad.
ResponderEliminarLa administración de la tensión entre la salud,la habilidades en este caso informáticas, y los papeles o actitudes sociales pro exito, no pueden tener como consecuencia la muerte en ningún caso.
Los héroes, los méritos y las azañas individuales, los niños prodigios mueren. Estos hitos invidividuales que nos publicita el sistema, para emular no se sabe qué, aún a costa de la muerte de la persona, tiene poco de constructivo.
No se suele dar mérito a lo que se construye socialmente. En estos tiempos siempre se atribuye al individuo la capacidad y el mérito; y se intenta vender que lo construido socialmene no tiene mérito ni valor..
Sin embargo, el propio campo informático es un ejemplo claro de crecimiento cooperativo del conocimiento: las nuevas tecnologías han permitido demostrar que lo construido y hecho entre todos es más y mejor que lo que se hace individualmente...
Si el reconocimiento público al mérito individual ha traido consigo la muerte de Arifa Karim, no ha merecido la pena sacrificarla por ningún tipo de desempeño, ni de premio, ni exacerbamiento de sus habilidades... Ninguno de ellos ha merecido la pena.