¿Y ahora qué?. Guía inteactiva para la transición a la vida adulta.


Cada año miles de jóvenes en España alcanzan la mayoría de edad habiendo crecido bajo el Sistema de Protección a la Infancia, separados de sus respectivas familias por haber sufrido situaciones de desamparo. En ese momento salen del Sistema, sin culminar un proceso de desarrollo personal, ni habiéndose solucionado las situaciones familiares que ocasionaron tener que vivir fuera de su núcleo familiar de origen, por lo que el retorno se hace inviable en la mayoría de los casos. Con sus 18 años recién cumplidos, estos/as jóvenes se enfrentan a un “segundo abandono”, teniendo que afrontar una emancipación precoz (11 años antes que la media de edad con la que se emancipa cualquier otro/a joven en nuestro país) y forzosa, que los predispone a una situación de alto riesgo de exclusión social e incluso de sinhogarismo. Junto a ellos, nos encontramos con la realidad de otros jóvenes que crecieron en contextos de riesgo social, pero que nunca fueron separados de sus familias al no prosperar ninguna medida de protección a la infancia, y al llegar a la mayoría de edad se encuentran en esa misma situación de vulnerabilidad, sin soportes familiares ni sociales.

Cruz Roja viene trabajando en el acompañamiento social y educativo a la emancipación desde los años 90, iniciamos este proceso mediante la gestión de recursos residenciales en diferentes partes del país donde los y las jóvenes pudieran hacer realidad un proceso de autonomía personal.

Conscientes de esta realidad, a finales del año 2020, un grupo de alumnas de la Universidad Francisco de Vitoria y Santander Universidades se puso en contacto con nuestra Organización, porque querían que su trabajo de final de proyecto del Programa de Liderazgo Universitario en el que eran alumnas, ayudase a jóvenes de su misma edad que, como ellas, se enfrentaban a la “vida adulta”, aunque conscientes también de que no lo hacían en las mismas condiciones.

Su proyecto era la Guía “¿Y ahora qué?”, un instrumento dirigido específicamente a los y las jóvenes en situación de extutela o riesgo social, que, a través de un lenguaje directo, cercano y desde el “tú a tú” que permite compartir la misma edad y generación, pretende ofrecerles información, orientación y conocimientos útiles en su proceso de emancipación.

El proyecto nos pareció ilusionante, en primer lugar, porque es poco común encontrar a jóvenes que conozcan la realidad de los niños y niñas que han pasado por el Sistema de Protección a la Infancia y que además se preocupen por la mejora de su situación, y, en segundo lugar, porque no es habitual encontrar materiales en este contexto escritos “de jóvenes para jóvenes” y partiendo de los elementos comunes que comparten por su situación de transición a la vida adulta. Esta iniciativa encajaba perfectamente con los planteamientos de la Estrategia de Activación Juvenil de la Cruz Roja, donde uno de sus ejes tenía que ver con la implicación de los propios jóvenes en la transformación de su propio entorno social.

El proyecto inicial presentado por las autoras dio paso a un proceso de trabajo conjunto, en el que desde el Programa de Infancia en Dificultad Social nos embarcamos gustosos y agradecidos, y en el que también se han involucrado los equipos técnicos de Cruz Roja que trabajan con estos jóvenes a través del proyecto “Acompaña”, y los propios jóvenes del proyecto, aportando todos ellos y ellas sus opiniones, ideas, y propuestas de mejora al contenido inicial.

La Guía interactiva para la transición a la vida adulta “¿Y ahora qué?” que a continuación presentamos es el resultado de este proceso de trabajo, con en el que sus autoras, y todo el equipo del proyecto “Acompaña” en Cruz Roja, queremos contribuir a que los y las jóvenes y adolescentes a quienes nos dirigimos dispongan de información, de oportunidades estimulantes y de incentivos que promuevan su desarrollo personal y un conocimiento real y cercano de la sociedad en la que van a vivir y desarrollarse.


Canarias pone en marcha "Clave-A", una herramienta de actuación frente a la violencia y el abuso sexual infantil

¿Qué puedes hacer si tú o alguien que conoces
estáis sufriendo abuso o violencia?.

"Tu tienes la Clave, No guardes el secreto, CUÉNTALO".

"CLAVE-A" trata de dotar a las personas menores y adolescentes de las herramientas necesarias para denunciar que están siendo víctimas de abuso sexual o pueden estar en peligro de sufrirlo.


Dotar a las personas menores y adolescentes de las herramientas necesarias para denunciar que están siendo víctimas de abuso sexual o pueden estar en peligro de sufrirlo. Con este fin, el Gobierno de Canarias, a través de la de la Dirección General de Protección de la Infancia y la Familia, pone en marcha Clave-A, un programa de protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la violencia y el abuso sexual.

“Con la puesta en marcha de este programa, Canarias se convierte en la primera comunidad española en lanzar un proyecto diseñado con múltiples acciones dirigidas a la sensibilización, prevención y detección frente al Abuso Sexual Infantil, acorde con el plan integral Plan de acción contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes del sistema de protección a la infancia”, explicó la directora general de Protección a la Infancia y la Familia, Iratxe Serrano, quien subrayó la importancia de esta iniciativa sobre todo teniendo en cuenta que, en nuestro país y según datos de Save The Children, solo el 15% de los casos de abuso sexual infantil llegan a denunciarse.

Por su parte, la directora de la Fundación Mapfre Guanarteme, Esther Martel, señaló que “desde la Fundación Mapfre Guanarteme consideramos que la formación y prevención son dos elementos clave de transformación social. La prevención es una herramienta fundamental para conseguir un futuro más seguro para nuestros jóvenes, por eso no dudamos en apoyar el proyecto Clave A. Esta iniciativa ofrece a los profesionales que están en contacto directo con menores y adolescentes una formación transversal que ha sido específicamente diseñada para ayudarles a detectar situaciones de abuso y pautas sobre cómo actuar ante ellas y, lo más importante, que esa detección sea en la fase inicial, de manera que puedan acompañar al menor y evitar que se convierta en una víctima. Estamos profundamente convencidos de que la formación, divulgación y sensibilización son claves para detectar y, sobre todo, prevenir situaciones de abuso en nuestros niños, niñas y adolescentes”.

Clave-A es un programa desarrollado por Sonja Arup e impulsado por la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud, a través de la Dirección General de Protección de la Infancia y la Familia, en colaboración con el Instituto Canario de Igualdad, la Fundación Mapfre Guanarteme y el Juzgado de Instrucción Número 3 de Las Palmas de Gran Canaria, primer Juzgado de Violencia contra la Infancia y la Adolescencia del España.

Además, para su desarrollo se ha contado con la colaboración de la Consejería de Educación, Universidades, Deporte y Cultura del Gobierno de Canarias; la Dirección General de Seguridad y Emergencia del Gobierno de Canarias y del Cuerpo General de la Policía Canaria.

Cuatro canales de denuncia

El programa Clave-A consta de diferentes acciones dirigidas a proporcionar a la persona menor y adolescente un conjunto de señales que les permita denunciar que está siendo víctima de una situación de abuso o se siente en peligro y cómo denunciarlo.
De esta forma, a través de Clave-A se da visibilidad a cuatro canales de ayuda para pedir auxilio, verbal y no verbal: 
.- mediante el gesto de A invertida con los dedos (indica la clave), 
.- la escritura de la A en cualquier formato (escribe), 
.- contarlo a otras personas (di clave-A) o 
.- denunciar directamente al 112 (llama al 112).

Se ha optado por la letra A como elemento clave de este programa porque es la primera letra de la palabra abuso y también es la primera letra del abecedario que aprendemos al comenzar a leer; es por eso, por lo que consideramos que resulta más fácil de recordar para las niñas y niños a la hora de utilizar esta letra como signo de denuncia”, aclaró Serrano quien matizó Clave-A incluye un conjunto de acciones dirigidas a formar y dotar a los equipos de profesionales que trabajan en el ámbito de atención y protección a la población menor y juvenil del Archipiélago, de las herramientas necesarias para detectar y actuar ante una situación de violencia y de abuso sexual.

El programa cuenta con una página web clave-a.com donde se incluye las diferentes formas de denuncia, acciones del programa, un banco de más de 100 imágenes en positivo y negativo sobre el abuso al menor, en el ámbito deportivo y genéricas, así como diverso material corporativo.

Formación específica para profesionales del ámbito de infancia en Canarias

Como una de las primeras acciones del programa Clave-A se incluye la puesta en marcha de un curso en red de 60 horas de duración, coincidiendo con el Día Internacional de la Infancia, que se celebra hoy martes, 1 de junio.

El curso está dirigido a profesionales y personal técnico que trabaja en el área de infancia con el fin de formarlos en el adecuado funcionamiento de protocolos de actuación frente a indicios de abuso sexual infantil y cualquier otra forma de violencia, así como dotarles de los conocimientos necesarios en relación al ámbito legislativo correspondiente a la protección de la infancia y adolescencia, planes de sensibilización, prevención, detección y protocolos de actuación frente al abuso sexual y violencia infantil.

El curso está dirigido a los equipos profesionales de los más de 1.500 centros educativos no Universitarios de Canarias (públicos, concertados y privados) así como al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES), a los cuerpos de seguridad de policías locales y Policía canaria, Federaciones Deportivas de Canarias, Escuelas de Ocio y Tiempo Libre, fundaciones, asociaciones y Ongs del Archipiélago.

Entre sus contenidos, se incluye conocimiento sobre el marco legislativo correspondiente a la protección de la infancia y adolescencia; la adquisición de conocimientos y herramientas metodológicas que permitan detectar un posible abuso sexual infantil; la adquisición de técnicas básicas para una entrevista en situaciones de sospecha de un posible abuso sexual infantil y el conocimiento de los protocolos de implantación e implementación que exige la normativa. Además, se incluye formación de la Guía de Claves de Ayuda para pedir auxilio ante un abuso a menores y adolescentes: aprender el significado y su utilización ante la revelación.

Con esta iniciativa, Canarias se convierte en la primera comunidad española en lanzar un proyecto diseñado con múltiples acciones dirigidas a la sensibilización, prevención y detección frente al Abuso Sexual Infantil.


Debe abandonarse el término «menores».

Debe abandonarse el término «menores » para referirse a niñas, niños y adolescentes, 
a fin de respetar el principio de su interés superior 
y el derecho a la igualdad y no discriminación, 
así lo informó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México.

Mediante un criterio jurídico, ese Tribunal Colegiado de Circuito establece que debe abandonarse el término «menores», en virtud de que ese vocablo implica una situación relacional de jerarquías, en la que siempre habrá un mayor, es decir, hace referencia a una comparación con algo que se considera superior, como se señala en el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Infancia y Adolescencia, emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación; en el ámbito jurídico, revela una visión tutelar hacia las personas que las limita en su autonomía, por lo que reconocerlas con el término niñas, niños o adolescentes, según sea el caso, resulta fundamental para estimar las titulares de derechos.

Además, que las personas juzgadoras les nombren en sus resoluciones como personas con autonomía propia, ayuda a comunicar a la sociedad la necesidad de un cambio en la visión de las relaciones que se establecen entre infancia, adolescencia y adultez, lo que implica respetar el principio del interés superior y el derecho a la igualdad y a la no discriminación de niñas, niños o adolescentes.

Lo anterior fue el resultado de un amparo en revisión 26/2022 de fecha 24 de marzo de 2022. Esta tesis se publicó el viernes 27 de mayo de 2022 a las 10:32 horas en el Semanario Judicial de la Federación.



Programa "El Aislamiento Penitenciario en Adolescentes y Jóvenes: un Asunto de Agenda Pendiente". Webinar, días 22 y 23 de junio.

Tanto la Organización para las Naciones Unidas como el Consejo de Europa han mostrado su preocupación por la situación de las personas adolescentes privadas de libertad en instituciones penitenciarias juveniles. 
Los motivos de este recelo son el impacto negativo que la privación de libertad tiene sobre la salud y el desarrollo integral de ellas, la magnitud del sufrimiento de la población adolescente interna y las consecuencias negativas que tiene el internamiento sobre la futura reinserción.



Aislamiento penitenciario en Adolescentes y Jóvenes. 
Un asunto de agenda pendiente. 

22 y 23 de junio 2022.
Horario 16:00 CEST /  9:00 CST.
Webinar Internacional.

Inscríbete desde aquí o desde el código QR de la imagen.

PROGRAMA:


Si bien las legislaciones de justicia penal juvenil europeas y estadounidenses han procurado tomar en cuenta los estándares internacionales de protección a la adolescencia en conflicto con la ley penal, muchas de ellas prevén el uso de prácticas de aislamiento en instituciones penales para adolescentes (las prácticas de aislamiento cumplen con diversas funciones, pero principalmente se usan como sanción disciplinaria o como medio de contención). Estas prácticas están extendidas por Europa y Estados Unidos. 

El aislamiento consiste en mantener a la persona adolescente sola en una celda, sin estímulos significativos o contacto humano suficiente durante la mayor parte del día. El aislamiento penitenciario juvenil se utiliza como un recurso de contención ante conductas que alteran el orden o funcionamiento del centro destinado al cumplimiento de medidas judiciales. Sin embargo, normalizar estos medios conlleva su uso como castigo físico y psicológico hacia las personas adolescentes privadas de libertad, lo que a su vez se constituye como una práctica de maltrato. El abordaje de las conductas disruptivas en personas privadas de libertad por el sistema de justicia penal juvenil debe hacerse desde un enfoque educativo, proporcionando medios para lograr la resolución de conflictos y la gestión emocional, en lugar de con una práctica que colisiona con los principios básicos de la justicia penal juvenil, cuyas consecuencias sobre la persona adolescente aislada a nivel físico, psicológico, psiquiátrico y social.

El posicionamiento de la comunidad internacional es claro: se aboga por la abolición del aislamiento penitenciario. Por un lado, los textos Internacionales que de forma implícita o explícita prohíben su uso son: la Convención sobre los Derechos de Niño, las Reglas de la Habana, los Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos y las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mandela). Por otro lado, los organismos internacionales que se han pronunciado en contra de esta práctica han sido: el Comité de los Derechos del Niño, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, diversos Relatores Especiales contra la Tortura y el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura. Es por ello que la práctica del aislamiento contradice a los códigos legislativos nacionales e internacionales, que promueven el contenido educativo y de reinserción respecto la conducta infractora en la adolescencia.

El Comité de los Derechos del Niño ha publicado recientemente la Observación general número 24, relativa a los derechos del niño en el sistema de justicia juvenil. La posición sostenida por el Comité en esta observación es la necesidad de reducir al mínimo el recurso a la privación de libertad y la necesidad de garantizar los derechos y el bienestar físico y psicológico de las personas adolescentes privadas de libertad (en consonancia con lo dispuesto en los artículos 37 y 40 de la Convención sobre los Derechos del Niño). 

Como se ve, el abordaje de las prácticas de aislamiento en los centros penitenciarios de detención juvenil es un asunto de agenda pendiente, ya que parece haber un desajuste entre la protección integral de las personas adolescentes privadas de libertad y la legislación vigente. 

Es por ello que para tratar esta cuestión Defensa de Niñas y  Niñas – Internacional, DNI Internacional España, Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA) Justicia Juvenil Internacional (JJI) el Secretariado Internacional de DNI Internacional y el Campus Global de Justicia Juvenil, suman esfuerzos y convocan dos webinares especializados para abordar la cuestión del aislamiento penitenciario juvenil. 
El primer día se contará con una mesa de expertos internacionales sobre justicia penal juvenil, 
mientras que el segundo día se presentarán investigaciones empíricas para conocer la realidad del aislamiento penitenciario en centros de detención juvenil en diferentes países y seguidamente, se tratarán experiencias prácticas para su abolición a nivel mundial.


Estado, infancias y familias, libro.

Estudios de Antropología Política y Jurídica.

Villalta, C.; Martínez, M. J. (coordinadoras) (2022) 


Sinapsis
Este libro es fruto de una experiencia de más de diez años de trabajo conjunto y reúne artículos producidos a partir de las diferentes indagaciones que hemos desarrollado. Presenta así parte de las investigaciones que realizamos desde el equipo “Burocracias, derechos, parentesco e infancia” en el marco del Programa de Antropología Política y Jurídica del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que nos han permitido consolidar una línea de investigación particular además de un equipo de trabajo.

Esta publicación se compone de estudios que dan cuenta de los modos en que tempranamente el activismo de derechos humanos incidió en este particular campo, de las maneras en que históricamente se tematizó la protección y el bienestar de la niñez, y así, a partir de la emergencia de saberes y especialistas, se diseñaron políticas, medidas, programas, y se acuñaron categorías diversas y particulares grillas de inteligibilidad. 
También analiza las formas en que actualmente se administra e interviene en diferentes situaciones que son clasificadas ya como “vulneración de derechos” de niños, niñas y adolescentes, como conflictos familiares o bien como infracciones a la ley penal. 
En suma, este libro procura ser un insumo para repensar las coordenadas conceptuales a través de las que caracterizamos y comprendemos aquello que sucede cotidianamente en ámbitos institucionales en los que la infancia, la familia y el parentesco son producidos al ser construidos como objeto de administración, y en los que la clásica distinción entre lo público, lo privado y lo íntimo es redefinida, disputada y transformada.

 
Cómo citar esta publicación:
Villalta, C.; Martínez, M. J. (coordinadoras) (2022) Estado, infancias y familias, Buenos Aires. URL:



Participa en la Observación General nº 26. Comic para niños y Jovenes


La Crisis Medioambiental es una Crisis de Derechos del Niño.

Las ilustraciones del comic explican la conexión entre los derechos del niño y el medio ambiente, qué es la Observación General 26, cómo pueden participar los niños, las niñas y los jóvenes en su elaboración y por qué sus opiniones son tan importantes.

Te invitamos a utilizar esto como una herramienta para involucrar a los niños, las niñas y jóvenes en sus comunidades para aprender más sobre la Observación General 26 y anímales a




























Francisco Vera, el activista medioambiental que promueve la ecoesperanza.

Con motivo del 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, la Plataforma de Infancia ha conversado con Francisco Vera, activista medioambiental de 12 años de edad, en una entrevista para conocer más de cerca su lado humano, su labor como activista y su mensaje para niñas y niños en relación a la Observación General Nº 26.

Francisco Vera Manzanares tiene 12 años y sus ganas para comenzar en el activismo medioambiental surgieron desde muy pequeño, desde los 2 años. Creció rodeado de naturaleza, lleno de biodiversidad, en su pueblo Villeta situado en Colombia. Es Embajador de Buena Voluntad de la Unión Europea en Colombia y Asesor Infantil del Comité de Derechos del Niño de la ONU, representando a las niñas y los niños de Colombia y Latinoamérica.

Agradecimientos a Esta es una plaza, proyecto colectivo para la conservación urbanística que se define como un jardín compartido y comunitario, que ha cedido el espacio para la grabación de esta entrevista. 

Hoy en día seguimos viviendo en una sociedad adultocentrista que, todavía, no tiene la capacidad pues de reconocer la voz de todos los niños”, afirma Francisco durante la entrevista y explica que sus principales referentes son sus amigos, con los que inició su activismo y el proceso llamado ‘Guardianes por la Vida’.

Mi mensaje para los niños, niñas y jóvenes de todo el mundo es que somos el presente, que somos ciudadanos del ahora y que tenemos una voz que debe ser escuchada desde ya. Y para eso podemos aportar a la Observación, al Comentario General Número 26 por los derechos de los niños, por los derechos del medio ambiente, por la vida, por los derechos humanos. Los invito, a que llenen las consultas online y pues, a que se conviertan en esos líderes por la vida”, concluye.

Crear normas universales para que los gobiernos defiendan los derechos de la niñez afectados por la crisis medioambiental y climática
Crear normas universales para que los gobiernos defiendan los derechos de la niñez afectados por la crisis medioambiental y climática

El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas está escuchando las peticiones de los niños, las niñas y los jóvenes. Están dando un paso importante para que los gobiernos se responsabilicen de garantizar que los niños y niñas vivan en un mundo limpio, verde, sano y sostenible.

Informe: Los retos que la degradación medioambiental y el cambio climático plantean a la infancia
Los retos que la degradación medioambiental y el cambio climático plantean a la infancia

Propuestas de chicas y chicos para frenar la crisis climática
En los últimos años, el papel del activismo infantil y juvenil en la causa climática ha sido decisivo para la toma de consideración de este tema en la agenda política y social, hasta el punto de reconocer a nivel internacional a niños, niñas y jóvenes, como defensores de derechos humanos. 

El cambio climático y el deterioro medioambiental son cuestiones claves con las que las futuras generaciones tienen y tendrán que convivir. Desde EPIC, el Equipo de Participación Infantil por el Cambio de la Plataforma de Infancia, formado por chicas y chicos entre 11 y 17 años tienen muchas propuestas para frenar la crisis climática. 

Jornada: La infancia y la crisis climática
Un encuentro dirigido a la sociedad civil y población en general, en el que participaron niñas, niños y adolescentes junto al director de la Oficina de Derechos Humanos, la directora general de Derechos de la Infancia y la Adolescencia, miembros de Naciones Unidas y personas expertas; con el objetivo de reflexionar y actuar frente a los principales retos que plantea la crisis climática para la infancia y la adolescencia.

Jornadas técnicas Pre-Congreso Mundial de Derechos de la Infancia y Adolescencia.

Dirección Gral de Familias, Infancia, Educación y Juventud,
Ayuntamiento de Madrid
próximos días 16 y 17 de junio
en el Pabellón de Cecilio Rodríguez
c/ Menéndez Pelayo 67, Madrid


Estas Jornadas versarán sobre los derechos de la Infancia y la Adolescencia, contando con la cooperación de la “Confederación por el mejor interés de la Infancia (CEMIN)” y la participación de distintos profesionales que desarrollan su actividad en el marco de dichos derechos.

Los objetivos de estas Jornadas técnicas son: sensibilizar, visibilizar y dar a conocer los Derechos de la Infancia y la Adolescencia contenidos en la Declaración de Derechos del Niño

Estas Jornadas servirán como preparación del “IX Congreso Mundial por los derechos de la Infancia y la Adolescencia”, que  tendrá lugar en Córdoba (Argentina) los próximos 16, 17 y 18 de noviembre del presente año.



La Consulta Infantil y Juvenil 2021, resultados e implicaciones para su participación, México.

La Consulta Infantil y Juvenil 2021 (9ª edición) a niños y adolescentes de 3 a 17 años ejerzan sus derechos a la participación y la expresión.

 8,396 niñas, niños y adolescentes de 3 a 17 años que participaron en un sondeo previo para determinar el contenido y asuntos de la Consulta, resultando elegidos los siguientes: El cuidado del planeta, el bienestar y los derechos humanos . 
Los contenidos de las encuestas fueron desarrollados por el equipo experto del Programa de Investigación sobre Infancia de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Para ello tomaron como base toda la información que aportaron niñas, niños, y adolescentes en el sondeo, y fueron adaptadas a 4 grupos de edad en un proceso de construcción conjunta, mediante las pruebas piloto que incorporaron expresiones de las y los participantes y adecuaron los contenidos de las boletas antes de ser aprobados por el Consejo General del INE. Ver acuerdo y metodología

La Consulta se implementó durante todo noviembre pasado; ellos se expresaron sobre esos temas: la pandemia, el cuidado del planeta y sus derechos. 


Resultados: a finales de este mes de abril se presentaron los resultados de esta consulta: 

Acuerdos para la participación: El INE y Partidos Políticos, a través de un Comité Técnico de Acompañamiento, suscriben acuerdos para impulsar la participación de niñas niños y adolescentes y su agenda social: promoción de sus derechos, merma del adultocentrismo, diseño de acción legales y políticas publicas para el colectivo, visualización de grupos infantojuveniles excluidos, impulsar su participación en el Estado...

“Superando el adultocentrismo”. UNICEF.

Este cuadernillo, “Superando el adultocentrismo”, se enfoca en el proceso 
que permite al adultocentrismo operar en los adultos 
y orienta sobre los caminos que podemos seguir para superarlo. 

Sergio Rodríguez Tramolao 
y Loreto Navarrete.
UNICEF, Chile.


Contenido.
Se inicia revisando los desafíos y oportunidades que los derechos de niños, niñas y adolescentes ofrecen a los adultos, luego abordaremos la forma cómo la adolescencia es construida socialmente y cómo opera el poder de los adultos en el adultocentrismo. 
El siguiente apartado muestra las dificultades de ser adulto en el siglo XXI, el cuestionamiento de los roles tradicionales y la necesidad de construir un nuevo referente adulto: un adulto aliado de las y los adolescentes. 
Aprende sobre los mensajes adultistas, cómo se aprenden y reproducen y sus efectos en adultos y adolescentes. 
Continúa revisando un enfoque de trabajo intergeneracional, viendo las formas en que los adultos podemos acompañar el proceso de toma de decisiones de los y las adolescentes sin anular su personalidad. 
Finalmente, revisa algunos tips metodológicos para superar las prácticas adultistas.

Índice.
Prólogo ¿Por qué las y los adolescentes son estratégicos para el desarrollo?
Presentación
1. Desafíos y oportunidades en el rol del adulto
1.1. Derechos de los niños, niñas y adolescentes, una tensión del rol de los adultos
1.2.  La adolescencia como construcción social
2. El poder de los adultos sobre los adolescentes: Adultocentrismo y adultismo
2.1. Aprendemos a dominar
2.2. Diferencias de edades y poder
2.3. El poder en las relaciones sociales
2.4. Adultocentrismo
2.5. El adultismo
3. Ser adulto en el siglo XXI
3.1. Desprovistos de referentes y cuestionados en sus roles
3.3. Adulto aliado, un nuevo modelo de adulto
4. Aprendiendo a reconocer el adultismo
4.1. Los mensajes adultistas se aprenden e internalizan en los adolescentes.
4.2. Efectos de los mensajes adultistas
4.3. El adultismo es aprendido y reproducido por los y las adolescentes
4.4. Las prácticas adultistas acompañan toda la vida y afectan a los adultos
5. Relación intergeneracional, construyendo realidades compartidas
6. Tips para cambiar nuestras actitudes y prácticas
Referencias  bibliográficas.


Adicciones tecnológicas, un desafío para todos; Encuentro Familia y Escuela 2022.

Encuentro Familia y Escuela 2022,
Las adicciones tecnológicas, un desafío para todos,
Consejo Escolar de la C. de M.
y organizaciones de familia, 
6 de junio, a las 17.00 h.


Este Encuentro está dirigido a docentes, profesionales de la educación, así como al alumnado y a madres y padres de alumnos.

El objetivo de este Encuentro es aprender sobre las adicciones tecnológicas, el riesgo de caer en ellas, qué debemos y qué podemos hacer para prevenirlas, a quien pedir ayuda, etc. Ahora que, con el verano, la escuela da paso al ocio y al tiempo libre, y que los dispositivos tecnológicos tienen mayor presencia en nuestras vidas, es un momento apropiado para la reflexión y para evitar caer en estas adicciones.

Enlace al programa: PROGRAMA

Inscripción previa desde aquí: INSCRIPCIÓN


De la infantoflexia a la participación infantil: microhistorias sobre proteccionismo ilustrado.



                            – A estos niños hay que sacarlos de esa casa.

                            – Y… ¿habéis hablado con ellos?

                            – No… ¿Para qué?

Breve contextualización histórico-biográfica

A mediados de los años 90 llevaba pocos años trabajando en el Sistema de Protección a la Infancia, pero los suficientes para ir observando que, muchas veces, en los informes sociales en los que se  proponían medidas de protección, los niños y niñas no estaban. Recogían las actitudes y los comportamientos de los padres y madres y su efecto sobre la crianza de sus hijos e hijas. Sin embargo, era difícil encontrar una sola referencia a la vivencia de los niños o niñas de su situación y a cómo vivirían una medida de protección u otra.

Este detalle me llevó a acuñar, para mí mismo, la expresión “proteccionismo ilustrado”, tomando como referencia el lema del llamado Absolutismo o Despotismo Ilustrado de la segunda mitad del siglo XVIII: “Todo por el pueblo, pero sin el pueblo”. El Sistema de Protección a la Infancia de aquellos años parecía regirse por el lema “Todo por los niños y niñas, pero sin los niños y niñas”.Lo normal era pensar que el niño o niña igual que era víctima pasiva de la desprotección, también  era beneficiado o beneficiada pasiva de la protección.

Al mismo tiempo, cada uno de los intervinientes en la toma de decisiones sobre los niños, niñas y adolescentes nos situábamos como una especie de monarca absoluto en posesión de la verdad. El resultado: grandes dosis de energía gastada en discutir entre nosotros y nadie averiguando la percepción y el sentir de los niños, niñas o adolescentes.

– ¿Por qué lloras Kevin?

– Quiero irme ya a vivir con mi tía Cristina.

– Quiero irme ya a vivir con mi tía Cristina.

– Sí, lo sé. Y ella también quiere. Pero me dicen que, por unos tests que le han hecho, piensan que igual no sabe cuidarte bien.

– Vale…, pero… ¡le vais a enseñar!, ¿verdad?

Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Han aparecido protocolos, e incluso instrumentos, para valorar el riesgo o el desamparo o para evaluar las habilidades de crianza. Se han creado recursos para la intervención familiar especializada. La literatura en castellano sobre apego y los efectos traumáticos de la negligencia y el maltrato han crecido exponencialmente en los últimos veinte años. Han aparecido profesionales y obras de referencia para guiarnos hacia la parentalidad positiva e incluso a la parentalidad terapéutica. El asociacionismo implicado en el Sistema de Protección a la Infancia ha pasado de posiciones bien intencionadas, pero sentimentaloides, a tener planteamientos jurídicos y técnicos infinitamente más sólidos. Parecería que el proteccionismo ilustrado ha ido diluyéndose poco a poco. Pero ¿es así? ¿O simplemente se ha transformado?

La tesis de este artículo es que eso que yo llamo “proteccionismo ilustrado” no ha desaparecido. Simplemente ha evolucionado y se ha transformado. Antes podías contestar simplemente con el “¿Para qué?” de la microhistoria inicial. Ahora, y precisamente por los avances técnicos y jurídicos, esa actitud o esquema mental que te hace pensar que los niños, niñas o adolescentes son solo proyectos de persona, y que poco tienen que decir sobre su protección, hay que camuflarla detrás de supuestos criterios técnicos.

Intentaré desenmascarar algunos de ellos. Los conozco bien porque llevo años participando en discusiones técnicas sobre la protección de niños y niñas concretas. He oído muchas frases que revelan el proteccionismo ilustrado. Incluso me las he oído decir a mí mismo. Y no puedo decir que no siga agazapado en mi pensamiento. Este artículo no pretende ser una crítica. O al menos no solo eso. Es una reflexión compartida.

“El Sistema”: técnicas avanzadas de infantoflexia

En el Sistema de Protección a la Infancia se están tomando decisiones continuamente. Hay que decidir si un niño o niña está en situación de riesgo o en desamparo; o si la situación de riesgo se ha superado o, por el contrario, hay que tutelarlo o tutelarla. Porque el sistema tiene puertas de entrada y salida. Como mantiene Hilary Cottam (1) los sistemas de bienestar social dedican la mayoría de su personal y presupuesto a mantener a la gente fuera del sistema. Es decir a valorar y filtrar los casos que deben entrar y a gestionar las colas de espera. Y una vez dentro: “el sistema es como ese giroscopio costoso que gira en torno a las familias, manteniéndolos atrapados en su interior, exactamente dónde están” (De su charla en TED). Y dentro del sistema habrá que seguir tomando decisiones. La principal es tan sencilla como dónde colocamos al niño, niña o adolescente. ¿En un centro? ¿En una familia? ¿En cuál? ¿Para qué o por cuánto tiempo? Pero también muchas más decisiones: quién puede hablar con él o ella, quién le visitará, dónde, cuándo, quién lo o la podrá sacar…

Y para todo ello el Sistema de Protección a la Infancia ha desarrollado técnicas avanzadas de infantoflexia. Si la papiroflexia consiste en el arte de plegar el papel para reproducir cualquier figura, la infantoflexia consiste en el arte de plegar al niño, niña o adolescente para que encaje en el sistema tal como lo tenemos organizado.

Nayara, de 7 años, se ha sentido a gusto con la familia que le acaban de presentar para iniciar un proceso de acogimiento. Sin embargo, cuando la familia sale del centro y se cierra la puerta, Nayara se vuelve hacia el psicólogo y, con una media sonrisa, le espeta:

– ¡Te dije que quería una familia con perro!

– Lo siento, Nayara, se nos han terminado las familias con perro.

Esta microhistoria es real y anecdótica, pero refleja una realidad a veces más seria. Como cuando mandamos a un chaval o chavala a un centro que está a 40, 50 o 60 kilómetros de su zona de procedencia y le dificultamos la única relación sana que tenía con un familiar. A veces parece inevitable. Pero ¿seguro que lo es? ¿O es falta de planificación? Porque una buena planificación de apertura y autorización de centros puede evitar el daño colateral de un desarraigo sociofamiliar.

A falta de previsión, o mientras tanto, es mucho más fácil plegar el niño, niña o adolescente al sistema que al revés. El proteccionismo ilustrado se infiltra en nosotros cuando ni se nos pasa por la cabeza lo que Alberto Rodríguez nos recuerda con frecuencia: que el sistema también daña. O cuando lo sabemos pero, quizá para proteger nuestra conciencia, y no queriendo, pudiendo o sabiendo cambiar el sistema, lo justificamos con supuestos argumentos técnicos.

Igual que la papiroflexia tiene unos pliegues básicos o esenciales, en el sistema circulan ideas que sirven para doblar al niño o niña según me interese. Señalaré algunas de ellas.


Pliegue 1: “Los niños y niñas se adaptan a todo”

Esta idea se camufla en otras formas y así recurrimos a la “plasticidad neuronal” del cerebro del niño o la niña, a la resiliencia, etc. El problema es que la idea, siendo probablemente cierta, es engañosa. La formulación correcta sería como la leí hace muchos años, aunque siento no poder recordar ni averiguar a quién: “Hay una buena noticia sobre los niños y niñas y es que se adaptan a todo. Hay una mala noticia sobre los niños y niñas y es que se adaptan a todo”. Me da la impresión de que muchos compañeros y compañeras que trabajan en el sistema se han apropiado como un mantra solo de la primera frase. La segunda, cuando nos interesa, la censuramos. Y sin la segunda parte, la primera se convierte en una idea perversa: la tragedia a la que te adaptas no es tanta tragedia.

Ver imágenes en la televisión de personas con bolsas de compra en ciudades bombardeadas en Ucrania no puede llevarnos a pensar que no es tan trágico que caigan misiles sobre ellas. O como suele decir Marta Llauradó: que el cuerpo sea capaz de soldar por sí mismo una fractura de hueso no justifica que le rompamos el brazo a alguien intencionada y gratuitamente.

El argumento de la adaptabilidad infantil es de una eficacia enorme para justificar las cosas que no podemos, no sabemos o no queremos cambiar. Los niños y niñas también se adaptan a la negligencia o maltrato de sus padres y no por ello los dejamos sin hacer nada. Sin embargo, para mover a niños y niñas protegidos de un recurso a otro, de una familia a otra, para separar hermanos –las decisiones de puertas adentro– parece bastar que será capaz de adaptarse. Si oyes a alguien, o a ti mismo o misma, diciendo o pensando “Bueno… se adaptará”, al menos pregúntale o pregúntate: “¿Pero es inevitable?”, “¿Para quién es bueno que se adapte?”. El sistema de protección debe perseguir el bienestar infantil, no la adaptación infantil a nuestra manera de organizar la protección.

Pero si no estamos dispuestos a cambiar el sistema este es, sin duda alguna, un pliegue de 1º de Infantoflexia.


Pliegue 2: “El tiempo es para todos el mismo”

Consiste en la negación de la afirmación de Albert Einstein de que el tiempo es relativo. Para el Sistema de Protección parece que el tiempo no es relativo. Es absoluto. Es el mismo para todo el mundo.

– Ismael… Esto no puede ser. Os dejamos al crío para ir a Francia a la vendimia y ahora volvemos y el niño no quiere venir con nosotros. ¡Os habéis apropiado de él!

– Roberto… ¿Pretendes convencerme de que en Francia la vendimia dura dos años?

El sistema, como Roberto, piensa que sus dos años son los mismos que los dos años de su hijo. El sistema sabe en realidad, como Roberto, que no es así. Para Roberto de 35, dos años no son mucho. Para el niño, de dos años, dos años es un muchísimo. Pero trabajar con los tiempos de los niños y niñas implica cambiar muchas cosas. Mejor convertir el tiempo en absoluto y así un año, que no es mucho para el sistema actual, tampoco es mucho para el niño o la niña.

Por mucho que a unos acogimientos familiares temporales les llamemos “de urgencia-diagnóstico”, y los limitemos a seis meses, si no activamos protocolos y competencias especiales es como si a un médico de urgencias una radiografía, o un análisis, le tardara cinco días en lugar de cinco minutos o cinco horas. ¿Nos gustaría estar en urgencias dos semanas simplemente porque las pruebas van a ir “a su ritmo”?

Hay otras formas de trabajar y solo hace falta que levantemos un poco la vista y veamos algo más que nuestro ombligo. En el mundo anglosajón se trabaja en protección con la idea de “Concurrent planning” y que podemos traducir por “Planificación simultánea” o por “Plan concurrente”, en un intento de minimizar los tiempos de estancia de los niños y niñas en recursos temporales. Consiste en trabajar al mismo tiempo el Plan A (retorno) y el Plan B (recurso definitivo). Sin embargo, en nuestro sistema intentamos primero el plan A (una, dos o tres veces si hace falta) y cuando tiramos la toalla nos ponemos con el plan B. Y pasa lo que pasa: el tiempo. Y cuando pasa el tiempo pasan otras cosas.

De hecho ponemos a los niños pequeños en familias temporales para que pasen cosas estupendas y les dejen una huella positiva. Pero cuando el sistema quiere cambiarlo de familia, no por imponderable sino por la manera en que está organizado, curiosamente se le quita el valor a la huella. Al fin y al cabo “una familia es una familia”. Es decir, todas las familias buenas son buenas. Pero esto en realidad es el pliegue 3. Volvamos al tiempo.

La variable tiempo casi nunca es la más importante. El tiempo es una variable intermedia que puede condicionar la relación, la integración, el apego, la pertenencia… Tomar decisiones con argumentos de “Solo/ya lleva X meses/años” es como pedir café para todos. Hay que valorar el efecto de ese tiempo en el niño, niña o adolescente.

Y el tiempo no lo podemos cortar alegremente a los cachitos que nos interesa. Hay que valorar la trayectoria: de dónde se viene y a dónde se va. Todos hablamos de nuestra “trayectoria vital” no de nuestro “caso”. Hablar de “casos” nos da sensación de control y nos quita responsabilidad: “¡Yo acabo de entrar en el caso!” (¿Cuántas veces has oído esta frase?). El problema es que el niño o niña lleva en el “caso” toda su vida. Los casos se solucionan y, aunque no fuera así, los de nuestros niños, niñas o adolescentes tienen un fin seguro: la mayoría de edad. Pero nuestras decisiones seguirán afectando a César, Sofía, Cosmin o Jesús durante toda o gran parte de su vida.

Es más fácil trabajar con fotos fijas que con películas. Cuatro años en su familia, dos años en una familia acogedora, tres meses en su familia, y ahora otra vez en un centro… es una película. Una película, por cierto, real y… de terror.

Ningún otro prisionero entendía por qué a aquel niño se le veía correr, jugar y reír sin parar por el campo de concentración. Solo el notaba la diferencia con estar seis meses escondido por unos vecinos en un cubículo de poco más de dos metros cuadrados.

(Microhistoria adaptada de un texto de Boris Cyrulnik)

En todo caso, los tiempos de los niños no son los tiempos del sistema. Un informe social en tres meses puede ser un logro o récord para el sistema y una eternidad para el niño.

 – Dime, Juana…

– Yo quiero quedarme a vivir con la familia acogedora de mi hermanito.

– Y nosotros también y ellos también, Juana.

– ¿Y por qué estoy aquí?

– Para que vayas tú se necesita un informe de que la familia puede acoger a dos niños o niñas. Y luego hacer una reunión para aprobarlo. ¿Lo has entendido?

– Sí.

– Perfecto. ¿Algo más?

– Por favor… ¿Podéis hacer el informe esta tarde y mañana la reunión?

En definitiva: Si queremos maestría en infantoflexia olvidémonos de los tiempos de los niños y niñas.


Pliegue 3: Trabajar con grandes categorías

– Entonces, Izan… ¿Quieres que te busquemos una familia acogedora?

– Sí.

– Perfecto. Te la presentaremos, si os caéis bien os cogeréis cariño y os querréis…

– Vale ¿pero me llevarán al Burger, al cine y a la playa? ¿Tendré consola?

Hace años escuché a Sonia, psicóloga de un centro de protección, explicarles a un grupo de futuras familias acogedoras que lo que tienen en la cabeza los niños y niñas de los centros cuando piden o aceptan una “familia acogedora” es lo que tiene Izan.

El problema es que los grandes sistemas sociales no solo tienen puertas (minusvalía sí o no, dependencia sí o no, familia numerosa sí o no…), sino que les interesa tener pocas habitaciones (mayor o menor del 65%, Grado 1, 2 o 3…). Es más barato y menos complicado de gestionar. En el sistema de protección, cuando separamos de la familia al niño, niña o adolescente, solo hay dos opciones: centro o familia. Y algunas pocas subdivisiones: extensa o ajena; especializada, de recepción, terapéutico…

Pero las categorías de los niños y niñas no son así. Las de ellos son mucho más específicas: “centro donde está mi hermano” versus “familia donde no está”. O “familia dónde está mi hermanito, me aburro y no puedo dejar de cuidarle, que es lo que he hecho siempre” versus “centro donde no está mi hermanito, hay niños de mi edad y juego un montón”. O “familia a la que quiero aunque me gustaría que no usen el cinturón para corregirme” versus “familia que dicen que no me pegará pero a la que no conozco y no sé cómo me llevaré con ella”.

Por tanto, para plegar al niño o a la niña al sistema tenemos que argumentar (para justificar) con categorías generales: “un centro siempre es mejor que una familia desestructurada”, “una familia acogedora siempre es mejor que un centro”, “una familia acogedora es lo mismo que otra familia acogedora”…


Pliegue 4: La implicación invalida los criterios técnicos

– Según mi experiencia como familia acogedora…

– ¡Perdona, Paco! En esta mesa estás como Trabajador Social no como familia acogedora.

Y Paco salió de la reunión cabreado. El resto no, porque habían conseguido la disociación perfecta: pensar que su experiencia como niño o niña, hijo o hija, se la dejaban tirada en su casa al ir tomar decisiones sobre niños y niñas, hijos e hijas.

Muchas reuniones profesionales acerca del caso de un niño, niña o adolescente son en realidad luchas encarnizadas por arrogarse la voz del niño. Y parece que todos están igual de cerca en la escucha de la voz del niño o niña. Pero no es así.

El educador o educadora del niño o niña probablemente esté más cerca para escucharle que el psicólogo o psicóloga del centro. Aunque sea porque el niño o niña le cuenta cosas mientras le pasa la lendrera. Y el psicólogo o psicóloga, trabajador o trabajadora social están más cerca que la persona que instruye el expediente de protección. Que a su vez está más cerca que el letrado o letrada que participa en la Comisión Técnica pertinente… Y esta cadena la podríamos repetir para los niños acogidos en familias: la familia más cerca que el o la técnico de seguimiento, y este o esta más que…

Así que si el otro está muy cerca del niño o niña y se arroga la defensa del interés superior del niño o niña, y te interesa, siempre puedes desactivarlo con un “Estás muy implicado con el niño o niña por lo que tu criterio no es objetivo”.

No se puede negar que, a veces, la excesiva implicación puede provocar sesgo. Pero una cosa es que las personas que están en posición más distante ayuden a controlar este posible sesgo (2), y otra cosa es que ellas tengan voto y las que transportan la voz del niño o niña solo tengan eso, voz, pero no voto. Y si lo reclaman igual pasan en un instante de “héroes a villanos” como muchas veces he oído a Javier Múgica decir de las familias acogedoras.

El problema es que el sistema pasa fácilmente de la pretensión de una “subjetividad controlada” a una “objetividad descarnada”. O lo que es lo mismo: decisiones tomadas por salvar el procedimiento administrativo, la interpretación de la norma o las propias espaldas.

El argumento de la descalificación de la implicación con el niño, niña o adolescente es la mayoría de las veces contradictorio con el superior interés del niño, niña o adolescente porque ¿qué mejor para ellos o ellas que personas implicadas en su bienestar?

Pero como argumento para el “interés superior del sistema”, lo de “Estás demasiado implicado o implicada”, es una verdadera maravilla.


Desactivando el proteccionismo ilustrado

Hasta ahora hemos visto cómo plegar al niño, niña, o adolescente a ese sistema que nosotros, que sabemos mejor que él o ella lo que le conviene, hemos creado con gran esfuerzo. Ahora se trata de sugerir algunas estrategias en la dirección contraria. No sobre como deberíamos rediseñarlo nosotros, sino cómo hacer para que se diseñe según los niños y niñas.

Pero previamente es importante constatar que la infantoflexia produce los mismos efectos que aquello que pretendíamos evitar.

“No saben responder sensiblemente a las necesidades de sus niños y niñas”

“No aceptan las orientaciones que se les dan”

“Anteponen sus propias necesidades a las de sus niños y niñas”

“Los y las dejan a cargo de desconocidos”

Estas frases aparecen frecuentemente en los informes sociales por los que, a veces, separamos a un niño, niña o adolescente de su familia. Pero podrían aparecer también en una auditoría, desde la perspectiva de los derechos de la infancia, que se le hiciera al propio sistema de protección.

Insisto que no se trata de una crítica. Es una reflexión compartida para invitar a revisar, a renovar. Y para poner a raya el despotismo protector que en cualquier momento, por inexperiencia, por agotamiento, o por falta de motivación, podemos encontrarnos en nuestra manera de pensar.

Usaré la metáfora del artificiero. Un buen artificiero no hará su trabajo sin traje de protección; ni rutinariamente, y pedirá ayuda a quien conozca el tipo de explosivo al que se enfrenta.


Revestirse de humildad intelectual.

Blanca, de 25 años, comenta tranquilamente con su familia acogedora, con la que sigue viviendo, circunstancias de su historia en común. En un momento dado comenta: “Porque vosotros tuvisteis relación con mis padres porque vosotros quisisteis, no por mí. Eso os hacía sentir bien, supongo…”. El acogedor que está mirando una cosa en el ordenador sonríe por dentro y piensa: “!Anda! ¡Y yo que creía que era lo mejor para ella!”.

La soberbia intelectual es tanto la de quien sostiene que sabe mucho como la de quien le importa tres pitos aprender. Por el contrario la humildad intelectual es la de quien sabe que tiene que aprender aunque nunca sabrá lo suficiente.

M. está escribiendo sobre su experiencia de haber sido una niña de acogida. Me dice que ahora está escribiendo sobre las visitas y los Puntos de Encuentro. Le pregunto qué le gustaría transmitir a técnicos y familias de acogida. Me contesta: “Si lo normal es que un hijo o hija quiera a su madre o padre, cuando un niño o niña dice que no quiere verle o verles, ¿a nadie se le ocurre pensar que será por algo? ¿Por qué no se le cree?”. Y yo, oyéndola, me recuerdo a mí mismo diciéndole que debía seguir yendo a las visitas. Porque yo, el Carlos III de la Protección a la Infancia, sabía mucho de esto, pensaba que era bueno para ella. Unos años después, con perspectiva y gracias a estar escribiendo este artículo, puedo pensar: ¿era bueno para ella o para nosotros, su familia acogedora, para que no fantaseara con una realidad de origen a la que retornar? Aún hoy no sabría qué pensar, pero lo que tengo claro es que yo pensé es que sabía más que ella lo que era bueno para ella.

Se ha avanzado mucho en el conocimiento de cómo pueden sentirse niños y niñas que han pasado por infancias difíciles. Tenemos acceso a muchas más obras de referencia y oferta formativa. Pero quizá por ello también seamos menos humildes intelectualmente. En cuanto aprendemos algo nuevo, o lo aplicamos a casi todo, o lo usamos para aconsejar a diestro y siniestro. Pero tan peligroso es que el niño o la niña no nos deje ver el trauma, como que el trauma no nos deje ver al niño o niña.

 Al acabar la visita de seguimiento María pidió hablar un momento con la niña acogida.

– Hola, Ana… Cariño… Me han contado Susana y Pedro que cada vez estás mejor con ellos.

– Sí.

– Me alegro mucho, cariño. Pues yo seguiré viniendo a ver cómo estás pero hoy me tengo que ir ya. ¿Hay algo que me quieras decir o preguntar?

– Sí… ¿puedo llamar mamá a Susana? Me ha dicho que te lo pregunte a ti.

– Cariño, ya sabes que tienes una mamá y que no es Susana.

– ¿Y cómo la llamo?

– Cariño, muy fácil… ¡Susana! Es un nombre muy bonito.

– ¿Incluso cuando venga a recogerme al cole?

– Sí, claro, cariño.

– El otro día un compañero me preguntó que por qué le llamaba Susana y que quién era.

– ¿Y qué le contestaste?

– Que vivo con ella y con Pedro.

– ¡Estupendo! ¿Lo ves, cariño? No hace falta llamarles…

– Hoy me ha vuelto a preguntar que por qué no vivo con mis padres. No quiero decírselo. ¿Puedo llamarles papa y mamá, por favor?

– Cariño…, no sé…, ya me lo pienso y te digo. ¿Algo más?

– Sí… No me llames “cariño”.

Formarse en apego, trauma o disociación, crianza terapéutica… es una maravilla. Pero no para tener respuesta para todo, sino para escuchar mejor al niño o niña y a las familias. Para ayudar al niño o niña a entenderse o para que lo entiendan mejor quienes le cuidan. No para decirles lo que tienen que hacer.

Por tanto la propuesta es que nos enfrentemos al “caso” no con lo que sabemos, sino con la curiosidad de lo que no sabemos. Y también para que, puesto que la humildad no está reñida con la asertividad, exijamos argumentos a quien nos propone un pliegue de infantoflexia.

También humildad intelectual para reconocer nuestra posición. Si no estamos en primera fila para oír la voz del niño o niña, reconozcámoslo y ya está. No pasa nada porque otro u otra lo conozca mejor que yo. No hay que saberlo todo. La obligación percibida de tener conocimiento y criterio siempre es una carga insufrible. No hay nada más liberador que decir “No lo sé”. Si además se le añade un “¿Y tú?” podemos sumar.


Salir del piloto automático

Hacer informes como churros; comisiones de 40, 50 o 60 casos en una mañana; coordinaciones por los pasillos; prisas por vaciar el centro; alarma por un caso que ha salido en prensa; valorar con una síntesis del caso por no poder leer tantos informes, etc. son cosas que no ayudan mucho a una protección de calidad. Quizá es inevitable, pero seamos conscientes de ello. No nos acostumbremos. Porque cualquier día nos descubriremos diciendo “Ya… pero se adaptará”, “¡Qué más da una familia que otra!”, o cualquier cosa por el estilo. Antes de esto tomemos consciencia de por qué pensamos lo que pensamos.

Los artículos de Javier Romeo y de Pepa Horno nos han guiado sobre cómo cuidarnos y revisarnos  a nosotros mismos para enfrentarnos a la atención al niño o la niña. Pero también para enfrentarnos, o mejor no enfrentarnos, a quien cuida al niño o niña o participa en su protección.

Y de la misma manera que Antonio Ferrandis nos ofreció una reflexión sobre los condicionantes de la toma de decisiones, ¿somos conscientes de nuestros condicionantes a la hora de pensar sobre el niño, niña o adolescente y su situación familiar? Como él también propone en su artículo, podríamos quizá hacernos algunas preguntas. Se me ocurren estas, pero seguro que hay otras mejores:

¿Sería capaz de explicarle al niño a la niña lo que pienso sobre él o ella, su familia, y sobre lo que es mejor para su bienestar y adecuado desarrollo?

En un hipotético sistema de protección ideal, ¿qué pediría para él o ella? ¿Lo mismo que en el real?

Si a la mayoría de edad lo o la tuviéramos delante de nosotros pidiéndonos razón de nuestros planteamientos, ¿seguiríamos argumentando igual o quizá acabáramos diciéndole que simplemente hicimos lo que pudimos con lo que teníamos? Y si es lo segundo, ¿por qué no se lo decimos así ahora en vez de justificarlo con argumentos?

Si ahora, o entonces, nos pregunta “¿Y cómo sabéis eso?”, ¿podremos dar una respuesta contundente o contestaríamos cosas como  “Me dijeron que…”, “Parece ser que…”?

Insisto que este artículo no pretende abordar el tema de las decisiones sino que el tema de que los argumentos que usamos para proponerlas revelan nuestros niveles de proteccionismo ilustrado.  Se trata de revisar la manera de mirar y de entender al niño o niña.

Pero nos queda el arma definitiva.


Pedir ayuda a quien más sabe sobre el niño o niña

A estas alturas del artículo ya debe estar claro a quién pediría ayuda el proteccionista ilustrado (a nadie) y a quién la persona que se cree de verdad que el niño o niña tiene mucho que decir sobre su protección.

En el anterior punto proponía imaginarnos lo que le explicaríamos al niño, niña o adolescente. Ahora se trata simplemente de hacerlo. De la imaginación al acto. Y así podemos intentar:

. Explicarle al niño o niña las propuestas que le afecten y recoger su parecer por escrito.
. Acostumbrarnos a leerle y explicarle todas las resoluciones sobre él o ella y que conste con su nombre que lo hemos hecho.
. Que nos ayude a redactar nuestro informe, si es nuestra función, o por lo menos que lo escuche o lea antes de firmarlo nosotros.
. Ponerle cara y que nos la ponga a nosotros si no estamos en su primera fila.
. Que nos ayude a hacer cualquier programación o plan que le afecte, o en la parte que le afecte directamente, y asegurándonos que los objetivos los formulamos de forma que los entiende.
. Que participe, de una forma u otra pero clara, en la evaluación de nuestro trabajo.

Quizá no sea posible en todos o muchos casos. Pero hacerlo de vez en cuando, o siempre que se pueda, es un antídoto espectacular contra la infantoflexia.

Concluyendo. Las historias que te hacen pensar

Para terminar es necesario aclarar una cosa. Puedes pensar que este artículo recoge ideas para las que he buscado historias simplemente para adornarlas, para hacerlo más ameno. Pero es justo lo contrario: para mí son el motor y corazón del mismo.

Para intentar convencerte te dejaré otra microhistoria que me contó el otro día una de sus protagonistas:

María ya tiene dos nietos de una de sus hijas. Pero otra de sus hijas y su pareja han acogido por un año a Enrique, de siete años. Un tiempo después María está con los tres niños y al saludar a una persona conocida se refiere a ellos como “mis nietos”. De una manera u otra Enrique se lo recrimina. Meses después vuelve a darse la misma situación y María dice:

– Estos dos son mis nietos… Y Enrique que te diga si hoy quiere ser mi nieto o no.

La próxima vez que quiera explicar qué entiendo por proteccionismo ilustrado no rellenaré doce o trece folios. Simplemente usaré las historias de las dos Marías (la técnico y la abuela) y luego preguntaría:

¿Cuál de las dos permitió al niño o niña participar en las cosas que le afectaban?

¿Cuál de las dos entendió mejor lo difícil que es para un niño o niña eso de estar protegido o protegida por “un sistema” o que tu tutor sea una “personalidad jurídica”?

Cottam, H. (2019). Radical Help: How we can remake the relationships between us and revolutionise the welfare state. Londres: Virago Press. (Traducción: Ayuda radical: cómo podemos rehacer las relaciones entre nosotros y revolucionar el estado del bienestar) Te recomiendo encarecidamente su charla TED: “Social services are broken. How we can fix them” (Los servicios sociales están rotos. Como podemos arreglarlos). Tienen subtítulos en castellano.
Sorprendente lo que cuenta que pasó cuando les dejaron a las familias con adolescentes problemáticos elegir a los y las técnicas que deberían trabajar con ellas.

Kahneman, D., Sibony, O., y Sunstein, C. R. (2021). Ruido. Un fallo en el juicio humano. Barcelona: Debate.
Mientras que el sesgo es la desviación sistemática en una dirección en la puntuación o valoración de algo, el ruido hace referencia a la arbitrariedad en el juicio humano, de forma que a situaciones prácticamente iguales le correspondan valoraciones muy dispares.