El impacto psicológico de la hipersexualización en la infancia

 De Lolita a Barbie, el impacto psicológico de la hipersexualización en la infancia


Por: Lic. Sonia Almada

Infobae

10 Sep, 2023 00:10 a.m. ESP


Este concepto alude a la exposición de contenidos, comportamientos o actitudes de naturaleza sexual a una edad temprana, cuando los niños y niñas no están preparados para recibirlos. Por qué se la considera una forma de maltrato y cuáles son sus graves consecuencias en la psiquis.




Publicada por primera vez en 1905, Tres ensayos para una teoría sexual es una obra escrita por Sigmund Freud. Fue uno de los trabajos más influyentes del autor y presenta algunas de sus ideas fundamentales sobre la sexualidad humana.


Allí afirma que la sexualidad en la infancia existe, lo que fue un escándalo para la época. Freud argumenta que la sexualidad no comienza en la pubertad, sino que está presente desde el nacimiento. Explica que los deseos y emociones sexuales son parte natural de la experiencia infantil. Esto significa que, desde muy pequeños los niños y niñas tienen la capacidad de experimentar placer, que actividades como chuparse el pulgar, acariciar partes de su cuerpo y explorarlo son actividades de índole erótica y forman parte de su desarrollo.


Freud sostuvo durante toda su vida que el desarrollo psicológico estaba estrechamente ligado al sexual. El psicoanalista separa la sexualidad de la anatomía, enfatizando que las vicisitudes de la sexualidad en el ser humano no dependen de una geografía anatómica del cuerpo sino que está sobredeterminada por el deseo inconsciente. Después de Freud, otros discursos pensaron y argumentaron la sexualidad infantil, como la antropología, la sociología, la criminología y el derecho, para que hoy demos por sentado que la sexualidad comienza y se desarrolla desde que nacemos.


La hipersexualización en esta parte de la vida supone la imposición de la sexualidad adulta a las niñas y los niños y adolescentes, que no se encuentran ni emocional, ni psicológica, ni físicamente preparados para la misma y ocasiona severas complicaciones y secuelas.


La hipersexualización en la infancia es un término que se utiliza para describir el fenómeno por el cual los niños son expuestos a contenidos, comportamientos o actitudes de naturaleza sexual a una edad temprana, antes de que estén preparados para comprenderla o antes de que hayan alcanzado la madurez emocional para lidiar con las propuestas. Esto puede ocurrir a través de la televisión, la música, la publicidad, y medios digitales. También refleja la tendencia de interpretar comportamientos y actitudes de los niñas y niñas y traducirlos a intenciones sexuales y lenguaje del mundo de los adultos.


La hipersexualización tiene consecuencias negativas en el desarrollo y secuelas en la vida de los niños y muchos especialistas la consideramos una forma de maltrato infantil.


En los vídeos musicales, shorts, películas, series, moda y en los reels filmados por las propias familias o por los niños y niñas aparece como tema recurrente la adultización.


Se ve a las niñas maquilladas y vestidas como adultas, en posiciones sugerentes, con poca ropa e impostando posturas sexys. Se les atribuyen deseos y aspiraciones sexuales adultas como desear conquistar a un amiguito, casarse con él. En general, las más damnificadas son las niñas porque se las conceptualiza no sólo como adultos, sino como objetos del deseo del otro, los varones.


Sin embargo, también a los niños se los presiona para cumplir roles adultos. En redes sociales se los ve vestidos como grandes, pidiendo matrimonio, impostando posiciones dominantes y hasta sádicas e hipersexualizadas. En ambos casos se trasladan los roles de género impuestos socialmente. Las niñas como objetos sexuales, los niños como proveedores y dueños de esos objetos. También puede verse la exposición excesiva o la presión para que las personas jóvenes transgénero participen en comportamientos o actitudes sexualmente explícitas o sugestivas antes de estar emocional o psicológicamente preparados para comprender o manejar, adjudicándoles un desarrollo psicosexual que no tienen.


La traslación del mundo adulto a la infancia hipersexualizándola afecta al desarrollo natural de las etapas de la vida y altera el crecimiento durante la infancia.


Las niñas y niños se enfrentan a un “como si“ fueran maduros o mayores, sitiados por mensajes de contenido adultocéntrico y sexual que desemboca muchas veces en experiencias entre niños para alcanzar esa exigencia que se les impone, ser adultos y sexys. Desde imitaciones a partir de patrones observados y el constante contacto con imágenes hipersexualizadas hace que muchos niños y niñas se enfermen mentalmente.


Del mismo modo, el acceso cada vez más temprano y creciente a la pornografía o contenido erótico a través de redes sociales confunde gravemente a los niños y niñas que no comprenden la sexualidad adulta y muchas veces intentan imitarla entre ellos.


Los riesgos no solo están en los medios digitales, en el peligro de crecer bajo la falsa creencia de que el éxito está vinculado de forma única a la imagen sexualizada o de ser atractivo eróticamente, aniquila la posibilidad de crecer en búsqueda de los deseos y desafíos propios y acordes a la edad.


Los niños y niñas hipersexualizados viven momentos de angustia extrema, con pensamientos intrusivos que no pueden manejar. Creen que deben verse sexys, apabullantes, sugerentes y musculosos. Se los expone a dietas para conseguir cuerpos ficticios y no acordes a su desarrollo.


La industria de la moda, de la música, del cine, de los cosméticos, la publicidad, las revistas y los videojuegos construyen un imaginario social erotizado, que no viene de ahora, comenzó en la industria del juguete hace años, con Barbie.


En la nueva película de Barbie donde se intenta, sin éxito, cuestionar los estereotipos de belleza que han llevado a las mujeres y las niñas a operarse, lastimarse y sufrir ante la cultura de las dietas y la seducción, y a los varones a ocupar lugares también estereotipados, naufraga por su falta de autenticidad.


Es una publicidad más, un eslogan de larga duración, que se apropia de las ideas del feminismo para conquistar al público y, con un aparato publicitario de los más feroces que se haya visto, intentan rescatar de la condena social a la muñeca de rosa.


Barbie abrumadora y estereotípicamente perfecta ahora es feminista y asexuada (aunque toda la vida fue una muñeca adulta que tenía novio). Lleva adelante la revolución junto a las feas y olvidadas del sistema contra el patriarcado, que solo está interpretado por los tontos, agresivos, posesivos y desmayados Kens, como si el machismo fuera solo cosa de varones. Se impone Barbie de nuevo con su imagen idílica perfecta para estragarnos una vez más.


La erotización de las niñas, entonces, no es nueva. Otro ejemplo, “Lolita” de Vladimir Nabokov, una de las novelas más polémicas e inquietantes del siglo XX, que Stanley Kubrick amplió a leyenda con su versión cinematográfica. La novela cuenta la historia de un hombre de cuarenta y tanto años y su enamoramiento pedófilo por una niña de 12 años. La hipersexualización de la niña se encarna en su posición como seductora y dominante.


El productor James Harris comentó en una entrevista sobre la elección de la adolescente para protagonizarlo: “Sabíamos que teníamos que hacerla un objeto sexual, no podía tener comportamiento de niña. Si la hacíamos un objeto sexual, todos en la audiencia tenían que comprender el por qué alguien querría abalanzarse sobre ella”.


Los niños y niñas tienen sexualidad, acorde a cada una de sus etapas de desarrollo. La sexualidad de los adultos no es equiparable a la sexualidad infantil, trasladarla o forzarla provoca daño en el psiquismo infantil con consecuencias difíciles de recuperar.


Las consecuencias


La hipersexualización en la infancia puede tener varias secuelas psicológicas que varían en gravedad según la intensidad y la duración de la exposición.


Algunas de las secuelas psicológicas incluyen: angustia, ansiedad, depresión, pensamientos intrusivos, obsesiones, autoimagen distorsionada, baja autoestima, comportamiento sexualizado (pueden ser inapropiados para su edad, lo que puede llevar a preocupaciones sobre su seguridad y bienestar y de otros niños). Vulnerabilidad al abuso y explotación sexual.


Los riesgos de la erotización infantil son diversos, más sutiles o marcados, pero todos son complejos. Es muy importante conversar con los niños y niñas acerca de los contenidos en redes sociales, dosificar las horas de exposición, supervisar la información que les llega y comprobar que los contenidos a los que acceden sean apropiados para su edad.


La hipersexualización es un fenómeno social grave y de consecuencias actuales negativas y en un futuro inciertas.


Cuidar la infancia, es respetar sus deseos, sus momentos evolutivos, su desarrollo psicosexual, acompañando cada momento en su debido proceso, sin atarearse con urgencias. Es sin duda, un difícil trabajo que tenemos en estos tiempos pero se torna imprescindible.

Rebajar la edad penal no solucionará la violencia sexual entre adolescentes. Entrevista a Carme Guil, magistrada.

“Endurecer el Código Penal nunca resuelve los problemas sociales”.
Rebajar la edad penal no solucionará la violencia sexual entre adolescentes 
y apuesta por la educación: “La alfabetización sexual es esencial”

Entrevista a Carme Guil, magistrada y Experta en justicia restaurativa. 

Guil preside la sección española del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación.
Guil preside la sección española del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación. XAVIER JUBIERRE

En tiempos de populismo punitivo, la visión humanista de la Justicia de la magistrada de la Audiencia de Barcelona Carme Guil supone nadar a contracorriente. Experta en justicia restaurativa y especialista en menores, esta experimentada jueza repasa en esta entrevista los métodos alternativos al proceso penal, al tiempo que advierte contra la tentación de intentar solventar problemas sociales como la violencia sexual a golpe de Código Penal.

Preside la sección española del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME). ¿Está poco extendido este sistema en nuestro país en comparación con los países de nuestro entorno?

En asuntos civiles y mercantiles tenemos una ley de mediación desde el año 2012, pero no ha evolucionado. La ciudadanía no tiene el debido conocimiento de la institución de la mediación. Persiste la cultura del litigio y la interposición de demandas, lo que nos lleva a no tener en cuenta otras opciones. 

Pero hay otras opciones.

Las opciones son tanto la mediación como otros métodos alternativos de resolución de controversias, o adecuados como decía la ley de eficiencia procesal que se ha quedado en un cajón. Son los sistemas alternativos al litigio. Estamos acostumbrados a que sea siempre otro el que decida por nosotros. En cualquier tipo de conflicto –familiar, vecinal, laboral– hay muchas posibilidades de que las partes se sienten a dialogar y sean capaces de solucionar ellas mismas el conflicto. Solo hay que acudir a la vía judicial cuando la intervención del juez es necesaria, no en todos los casos. 

Una de estas formas alternativas es la Justicia restaurativa. ¿Cómo la definiría?

Son todos aquellos sistemas en los que participan tanto la víctima como los implicados en el delito para intentar reparar el daño causado y alcanzar, si se puede, un acuerdo. Se busca trabajar tanto la responsabilización como la reparación del delito.

¿Qué se le ofrece a la víctima en este tipo de procesos?

Un espacio de escucha activa y atención, que no quiere decir terapéutico, pero se pregunta a la víctima qué quiere y qué necesita. Es algo que debe decirse muy claro: las víctimas confían en el sistema penal, pero es un coto muy cerrado donde los objetivos son otros a la escucha.

¿Un proceso restaurativo puede transcurrir al mismo tiempo que uno penal?

La justicia restaurativa debe ser un proceso paralelo al penal. En algún momento pueden encontrarse, si se alcanza un acuerdo o hay una reparación efectiva, pero muchas veces transcurren paralelamente sin interaccionar. En ocasiones es en la fase de ejecución de la sentencia, ya celebrado el juicio y sustentados los recursos, donde hay la posibilidad de encuentro más claro porque la víctima necesita tiempo y el espacio restaurativo debe empezar cuando la víctima lo desee. 

No todo pasa por un encuentro entre víctima y victimario. Un ejemplo reciente de justicia restaurativa, plasmado en la película ‘Maixabel’ [que narra los encuentros entre Maixable Lasa, viuda del político socialista Juan Mari Jáuregui, asesinado por ETA en 2000, y dos de los terroristas que cometieron el atentado], sí incluye encuentros, pero no todos los procesos restaurativos pasan por un encuentro. Hay otras fórmulas muy útiles para las víctimas.

¿Por ejemplo?

Están los círculos de sentencia, los círculos de diálogo o también las conferencias. Los círculos son espacios restaurativos en los que participan otras personas, aparte de la víctima y el victimario, como familiares o grupos de apoyo. Se organizan encuentros que permiten la escucha activa y que la persona que ha cometido el delito se responsabilice y entienda los efectos de su conducta y el daño que causa a la sociedad.

También hay experiencias que quieren reflejar que es la sociedad en conjunto, además de las víctimas concretas, la que se ve afectada por un tipo de delitos, como por ejemplo los que van contra la seguridad vial. En este círculo participaron miembros de los Mossos d'Esquadra, yo como jueza, un corredor del París-Dakar, un bombero y un accidentado grave con lesiones medulares a consecuencia de un accidente de tráfico. Las conferencias están muy extendidas en países como Nueva Zelanda.

¿En España, en cambio, la cultura del punitivismo está demasiado extendida?

Absolutamente extendida. Lo digo con toda la convicción: el proceso penal no soluciona ningún problema. El proceso penal no puede solucionar toda la violencia que hay en la sociedad, la de género o la violencia sexual. El proceso penal se limita a juzgar unos hechos y a una persona con unas normas muy tasadas y con un sistema de garantías fruto de muchos años de evolución de los derechos humanos.

El punitivismo es una especie de varita mágica que cree que cuando se introduce un artículo en el Código Penal se va a solucionar un problema o que se activa cuando la sociedad reclama para una persona una pena ejemplarizante, como si fuera a suponer un cambio significativo. Todos los partidos políticos de este país, tanto de izquierdas como de derechas, han practicado el punitivismo.

Tanto la izquierda como la derecha han practicado el punitivismo

Los últimos datos de la Generalitat muestran que pasar mucho tiempo en la cárcel no funciona.

El ingreso en prisión, si es simplemente una privación de libertad, no produce ningún efecto en la persona. Cuando acabe la pena de prisión, tendremos a una persona mucho más aislada de lo que entró y probablemente mucho más problemática. El punitivismo es un error y la sociedad debe darse cuenta de que los cambios se producirán con la asistencia social o con la educación, no con muchos años de cárcel.

¿Al proceso penal se acaba trasladando la falta de diálogo que muchas veces tenemos como sociedad, lo que lleva a buscar únicamente el castigo?

Efectivamente. Parece que no pasa nada si una persona no va a la cárcel, o que el sistema fracase si hay una sentencia absolutoria, y no es así. Los medios de comunicación fomentan en muchas ocasiones esta visión y que la sociedad tenga integrado que la única solución es el castigo y, de entre todas las penas, la pena de prisión, y eso es completamente falso. Por altas que sean las penas de prisión no bajan los delitos. 

Un fenómeno criminógeno no depende de la pena prevista en el Código Penal. En España hemos ampliado las penas hasta la prisión permanente revisable y no hemos conseguido que deje de haber ciertos tipos de asesinatos. Esto es especialmente problemático porque, en comparación con los Estados de nuestro entorno europeo, somos un país extremadamente seguro, donde el número de delitos graves –asesinatos, violaciones– es más bajo. Hay que luchar contra los clichés y las demandas tan punitivistas que llevan a pensar que la única respuesta es el castigo y la pena de prisión. 

¿Fue una oportunidad perdida la pasada legislatura no derogar la prisión permanente revisable? 

La prisión permanente revisable partía del populismo punitivo y, en la práctica, se ha aplicado de forma muy puntual porque realmente tenemos muy pocos casos que tengan la gravedad para justificarla. Lo que no hemos visto hasta ahora es la ejecución de esa pena. La ejecución de una prisión permanente revisable, que en sí misma es indeterminada, genera muchos problemas, y los vamos a ver de aquí a un tiempo cuando los condenados ya lleven mucho tiempo en prisión. España ya tenía y tiene algunas de las penas de prisión más largas de Europa. ¿Hacía falta la prisión permanente?

Hablaba de que los medios en muchas ocasiones fomentan el punitivismo. ¿La clase política también?

Llevamos más de 45 reformas del Código Penal en democracia, muy continuas y de mucha profundidad. En la pasada legislatura se reformó varias veces el Código Penal, pero sin una idea de conjunto, sin tener en cuenta aspectos que desde el punto de vista de la técnica legislativa son indispensables porque, a la hora de interpretar la ley que tenemos que aplicar, a los jueces nos generan muchos problemas. El Código Penal tiene contradicciones entre artículos y contiene descripciones farragosas y a veces interminables de los tipos penales, que parece que quieren integrar todos los verbos posibles. 

Una de las últimas reformas legislativas, la ley del ‘solo sí es sí’, reitera el veto a la mediación en estos casos. ¿Está de acuerdo? 

La ley del ‘solo sí es sí’ perpetúa el veto a la mediación introducido en la ley contra la violencia de género de 2004 al prohibir la mediación y conciliación. Pero la justicia restaurativa no es una mediación ni una conciliación, es algo diferente. No pasa por un acuerdo, un encuentro o una negociación. La justicia restaurativa trata de encajar las necesidades de la víctima en un espacio distinto. 

Decirle a una mujer que no puede ser escuchada ni hablar porque la ley prohíbe la mediación creo que es una grave limitación al derecho de ejercitar como ella quiera sus derechos. Esta limitación de la ley incide en un error que ha sido puesto de manifiesto por muchos operadores, no solamente penalistas, sino de fuera del proceso penal, por muchas personas que están trabajando con víctimas de violencia sexual. En la justicia restaurativa creemos que la víctima tiene derecho a hablar y a ser escuchada. Y esto también lo dice el estatuto para todas las víctimas. ¿Por qué limitarlo con las víctimas de violencia de género o de violencia sexual? 

La otra pata de la polémica de esta ley fue las rebajas de penas. ¿Se exageraron los efectos de esas rebajas? ¿Cómo lo percibieron desde dentro de la judicatura?

Hubo una utilización de la reforma con un sesgo claramente intencionado para dar una visión de que la ley producía unos efectos que van precisamente en contra del punitivismo. Los medios de comunicación lo acentuaron claramente al exigir al Consejo General del Poder Judicial y a los Tribunales Superiores de Justicia cuántas revisiones de condena había. Pero la noticia no era que se hubiera revisado una pena, sino solo que se había revisado a la baja. 

Se ha hecho muchísimo daño con este tema. Primero a las víctimas, pero también al sistema penal, porque se ha puesto en tela de juicio de una forma absolutamente superficial el trabajo de los jueces. Los años de privación de libertad de una persona, el derecho fundamental a la libertad y los derechos de las víctimas son cuestiones muy serias y se ha hablado de ellas como si fuera un mercadeo en el que simplemente lo importante era si había un año más o un año menos de condena. 

Los efectos que una pena de prisión tiene en una persona no son para hablar tan a la ligera. Pensar que una persona va a pasar de estar condenada a diez años a ‘solo’ siete… ¿Cómo que ‘solo’ siete? ¿Qué se ha hecho en estos siete años? ¿Esta persona ha tenido algún cambio? ¿Hay riesgo, cuando salga, de que haya otras víctimas? Esto es lo que hay que contemplar, no tanto si son seis meses o dos años menos de condena. Políticamente se hizo un muy mal uso de esta polémica y se defendió muy mal una ley que tiene cosas muy buenas porque incide en el origen del problema de la violencia sexual.

La violencia sexual en la adolescencia ha existido siempre, 
pero ahora se denuncia más

¿La reforma de la reforma de la ley les ha comportado más problemas a la hora de aplicarla y revisar las penas?

Hemos tenido varias revisiones y hemos hecho una interpretación, que en algunos casos está pendiente de recurso porque la Fiscalía no lo ha compartido y en otros las defensas no lo han compartido. El Tribunal Supremo ya ha marcado la línea jurisprudencial. Estamos aplicando la reforma de la reforma, como no puede ser de otra manera, con las dificultades propias de la precipitación legislativa. Esta necesidad periódica de cambiar el Código Penal, para hacerlo luego a la ligera y con deficiencias técnicas, es algo que deberíamos reflexionar como sociedad y los políticos en particular.

En las últimas semanas se ha hablado mucho de agresiones sexuales con menores implicados, tanto víctimas como acusados. Con su experiencia como magistrada y exfiscal especialista en menores, ¿ha notado un aumento de este tipo de casos en los últimos años?

La violencia sexual en la adolescencia ha existido siempre, pero lo que sí hemos notado es que se denuncia más. En la adolescencia existen muchos riesgos de que los comportamientos superen la línea porque es una etapa de asunción de riesgos, de descubrimiento y de crearse una identidad propia. Está bien que se denuncie más porque así los poderes públicos pueden intervenir en algo que antes se quedaba solo en la esfera privada. La víctima antes se quedaba incluso sola, y no había posibilidad de ayudarla.

Siempre ha habido mucha violencia sexual, y continuarán saliendo casos. La cifra negra de víctimas menores, niños, niñas y adolescentes se da sobre todo dentro del núcleo familiar. Son los casos que los especialistas nos dicen que son más numerosos y más desconocidos porque es difícil que salgan del entorno familiar.

Es decir, que los casos de violaciones múltiples en la calle que crean más alarma social son mucho más excepcionales que los abusos en el ámbito familiar.

Sí, son casos muy excepcionales. Los adolescentes tienen un comportamiento grupal y gregario. Esto les lleva a hacer cosas que solos, a lo mejor, no harían, ya sea un robo con violencia o una agresión sexual. Es importante entender este tipo de comportamientos, que no justificarlos. Hay que intervenir con estos adolescentes, pero si solo intervenimos con la respuesta penal y el castigo, aunque sean menores, no va a ser suficiente. Rebajando la edad penal de los menores o aumentando el tiempo de duración de las medidas de internamiento no conseguiremos luchar contra la violencia sexual.

Hay que educar, la alfabetización sexual es lo esencial. Tenemos a niños y niñas que están aprendiendo con la pornografía y se comportan en las relaciones sexuales en base a los modelos aprendidos con la pornografía. Esto es un riesgo porque la pornografía tiene un sesgo claramente machista y basado en el supremacismo del hombre y en una mujer sumisa que disfruta con la dominación. Si nosotros no enseñamos a los chicos y a las chicas cómo hay que relacionarse con el otro y que las relaciones afectivo-sexuales no pasan por la dominación, no vamos a solucionar el problema. ¿Cambiamos el Código Penal o nos tomamos en serio la educación sexual?

Si decía que el proceso penal no soluciona los problemas, imagino que aumentar las penas tampoco.

Endurecer el Código Penal nunca resuelve los problemas sociales. No vamos a solucionar el problema de la violencia sexual ni aumentando las penas ni internando más tiempo a los adolescentes. Este camino no tiene un buen resultado.

Invertimos mucho más en el castigo que en ayudas para las víctimas

¿Los políticos prefieren cambiar el Código Penal porque es más barato que destinar recursos a la educación y a los servicios sociales?

El punitivismo parece que sale gratis, pero la pena de prisión tiene un altísimo coste. No solo para la persona que va a prisión, que normalmente pierde su trabajo o incluso su entorno familiar, sino que socialmente tiene un coste elevadísimo. En algunos países se han llegado a disminuir las penas de prisión por un tema de coste: el sistema basado solamente en pasar mucho tiempo en la cárcel se convirtió en insostenible. 

Por otro lado, sabemos que hay medidas penales alternativas a la cárcel que funcionan muy bien, y debemos potenciarlas. Invertir mucho en prisiones supone un coste elevado a cambio de frutos muy reducidos. En cambio, las medidas penales alternativas que no pasan solo por el punitivismo permiten invertir socialmente, educativamente y en ayudas a las víctimas. Todavía invertimos mucho más en el castigo que en ayudas para las víctimas. ¿Les hemos preguntado a ellas qué preferirían? Yo creo intuir la respuesta.

¿Esa tentación por el populismo punitivo también afecta a la izquierda?

El populismo punitivo ha sido incorporado por todos los partidos políticos, independientemente de si son de izquierdas o de derechas. Puede parecer que el populismo punitivo tiene que estar más ligado a regímenes dictatoriales, pero no es así. Ocurre en todo el mundo y en otras democracias además de la española. Parece que la única obsesión es más y más prisión e incorporar más conductas al Código Penal.

El Derecho Penal tiene que ser la última intervención. Hay otras posibilidades, como sanciones administrativas o la justicia restaurativa. ¿Por qué no aplicamos más la justicia restaurativa en los delitos leves? ¿Qué sentido tiene que dos vecinos que se han peleado y se han dado un par de empujones vayan a un juez para que les diga que efectivamente se han dado un par de empujones y les ponga una multa a cada uno? ¿Qué efecto tiene esa multa en la relación entre ambos y en toda la comunidad de vecinos? Se debería invertir más en espacios de diálogo para intentar solucionar los conflictos de base, lo que permitiría evitar nuevos conflictos y las escaladas de conflicto que son muy frecuentes en determinados ámbitos.

¿No se pone suficiente énfasis en las medidas penales alternativas al encarcelamiento?

Hace falta más proyección de este tipo de medidas. En Catalunya, donde este tipo de medidas alternativas se habían trabajado mucho, hay un retraso importante en su avance al que hay que poner solución. Y en el resto de comunidades la dotación económica sigue siendo muy baja.

Pensemos en una pena corta de prisión, que son las más habituales por ejemplo en los delitos contra la seguridad vial. Este tipo de delitos han llevado a la cárcel a muchísima gente con penas cortas, a veces por no poder pagar una multa. En una pena corta de prisión, las posibilidades de trabajar con esa persona para evitar que reincida son muy restrictivas. Por lo tanto, es mucho mejor una pena alternativa o una forma alternativa de cumplimiento como es la suspensión de la pena de prisión. El problema es que todavía se vende que si se suspende la pena de prisión, los condenados quedan impunes. Y no es así

La nueva Constitución chilena no parece que vaya a reconocer ni a asegurar los derechos de niñas, niños y adolescentes.

 Por rechazo de Iniciativa Popular de Norma que garantiza los Derechos de la Niñez.




El viernes por la noche el Consejo Constitucional rechazó la Iniciativa Popular de Norma 9247* que proponía que la nueva Constitución reconozca y asegure los derechos de niñas, niños y adolescentes y que el Estado promueva la protección de la niñez, adoptando, sin discriminación, medidas para resguardar su supervivencia y desarrollo.

Hubo 5 votos a favor, hubo 7 abstenciones. 

La propuesta rechazada garantizaba constitucionalmente los Derechos de la Niñez, en línea con los acuerdos internacionales y los estándares de aquellos países a los que queremos parecernos.** 

A cambio, el texto propuesto por la comisión de principios es débil y confunde el interés superior del niño y las prioridades de las familias de origen. 
Esa confusión puede ser muy grave para la construcción de un sistema de protección y garantías para la niñez.

Quienes trabajamos en niñez vemos con pena y frustración cómo nuevamente Chile pierde una oportunidad de responder a las necesidades más básicas de niños y niñas que viven en el territorio nacional.


** Mi voz en la Constitución: Declaración pública de la Defensoría de la Niñez sobre el proceso constituyente 2023 y consideración de derechos de niños, niñas y adolescentes.

Hoy, en los 50 años del golpe de estado, 
Chile parece no querer garantizar 
los derechos de sus niños y adolescentes.
Veremos en qué acaba. 

Cuentos4Future, proyecto.

Un proyecto de cuentos cortos para niños 
en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).


Si queremos alcanzar una transformación real hacia una sociedad sostenible la educación en valores es un aspecto clave que debemos impulsar desde todos los ámbitos. 

Con este objetivo nace Cuentos4Future. Un proyecto de cuentos cortos para niños en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que pretende acercar a los más pequeños hábitos de vida que respeten el planeta y protejan el bienestar de las personas.

La iniciativa está promovida desde EthicLab y cuenta con la colaboración del Ministerio de Educación y Formación Profesional, reconocidos escritores y diferentes empresas que se aúnan con el objetivo común de concienciar de la importancia de cuidar nuestro entorno.

Encuentro para adolescentes LGTBIQA+ de entre 11-17 años.

Desde el proyecto europeo Colourful Childhoods organizan 
un Encuentro Lúdico para Adolescentes LGTBIQA+ de entre 11-17 años. 

Será el sábado 21 de octubre 
de 10 a 14:30.
Calle Quintana 21, Madrid.


 





Juguemos para cambiar el mundo.

La mayoría de quienes nos dedicamos a la educación coincidiremos en que uno de nuestros mayores retos es mantener la motivación del alumnado por aprender. Cuanto más motivada esté una persona, más implicación tendrá en su estudio y más fácilmente asimilará los contenidos. La gamificación nace como una solución a la falta de motivación que muchas veces nos encontramos, aunque va mucho más allá en sus resultados cuando está bien empleada. Y, concretamente, cuando se trata de educación para la ciudadanía global, la gamificación tiene una aplicación magistral. 

Cuando escuchamos la palabra “gamificación” (término tan de moda y muchas veces interpretado de forma errónea) automáticamente la relacionamos con nuevas tecnologías, videojuegos o elementos de una generación a la que ya no pertenecemos. Sin embargo, la gamificación, entendiéndose como el traslado de algunas mecánicas de los juegos a otros ámbitos, está en todas partes y no es exclusiva de las personas jóvenes. Desde la tarjeta de puntos del supermercado hasta ese rato tonto jugando al Candy Crush en el metro, el juego o los elementos del juego están presentes en el día a día, mucho más de lo que nos imaginamos.

El incorporar elementos propios del juego al ámbito educativo puede traer infinidad de beneficios más allá de la propia motivación. El desarrollo de habilidades blandas, (trabajo en equipo, liderazgo, pensamiento crítico) se ve infinitamente beneficiado en un modelo de aprendizaje mucho más autónomo e independiente. Y si impartimos educación para la ciudadanía global y tratamos temas como los Derechos Humanos o los Objetivos de Desarrollo Sostenible, podemos, además, conseguir el tan necesario cambio de actitudes que requieren estas materias, más allá de la adquisición de conocimientos.

Por poner un ejemplo, de nada sirve conocer las consecuencias del malgasto de agua en el planeta si no cambiamos nuestras prácticas y actitudes al respecto. En este sentido, la gamificación y el Aprendizaje basado en Juegos contribuyen a la creación de un ambiente seguro de aprendizaje donde el mensaje que se trata llega al alumnado de una forma más orgánica.

BARABAR Y HURI, JUEGOS PARA VIVIR LOS ODS

¿Cómo salvaría Frida Kahlo el mundo de un apocalipsis zombi? ¿Y cómo actuaría Mohamed Alí en una invasión de arañas gigantes? Barabar es un juego colaborativo en el que habrá que responder a estas preguntas y muchas más. Con una mezcla de retos fantásticos y reales, Barabar enseña tolerancia y promueve la concienciación sobre dilemas serios, tales como la censura a la libertad de prensa, sequías globales, hambrunas, el rol de la mujer en la ciencia, el desarrollo sostenible o la protección ambiental. Además, fomenta la creatividad y da a conocer a activistas, científicos/as, emprendedores/as, ecologistas y artistas de nuestro tiempo y el pasado a la vez que plantea un desafío a las personas que lo juegan. Podéis conocer más en su web: https://barabar.eu/es/

También en Fad Juventud actualmente utilizamos numerosas herramientas que tienen la gamificación como base en los proyectos de educación para la ciudadanía global. En Huri, cinco Youtubers tendrán que conseguir followers para promocionar los Derechos Humanos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un mundo mejor. Está disponible en: https://www.campusfad.org/huri-games/. Además, actualmente se está implementando, tanto en Madrid como Andalucía, el proyecto “El Mundo es Vuestro” que utiliza diferentes herramientas como el juego de mesa “Go Goals”, el cual es un juego de preguntas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para adolescentes, o un scape room sobre cultura de paz.

En conclusión, hay muchas maneras de acercar este tipo de cuestiones sociales a la gente joven. Existen muchísimos recursos y juegos con una capacidad motivadora que ni nos imaginamos y no podemos tener miedo a jugar. Vamos. Juguemos para cambiar el mundo.

*Mikel Aguirre (Irun, 1996) es graduado en derecho y educador de vocación. Actualmente trabajando como técnico de Educación para el Desarrollo y Ciudadanía Global en  Fad Juventud. Apasionado de la montaña y el deporte, es fiel creyente del poder de los juegos para cambiar el mundo.