Según un
informe del Ministerio del Interior de 2021, casi la mitad de las víctimas de
delitos sexuales son personas menores. Sin embargo, en menor medida,
niños y adolescentes se encuentran también del otro lado:
pueden ser quienes cometen la violación.
Mientras en Uruguay el 78% de las víctimas de delitos sexuales son también personas menores de edad, según un relevamiento de la Fiscalía en base a las condenas ejecutadas en los últimos 5 años. Mariela Solari, de la Unidad de Víctimas de Fiscalía, indicó que el 80% de las víctimas son mujeres y el 78% niñas, adolescentes y mujeres menores de 18 años.
En cuanto a los condenados, la relación es inversa. El 96% son hombres y mayores de 18 años, y se centra principalmente entre los 25 y 55 años.
En Cataluña se han conocido varios casos recientes. Los Mossos
d’Esquadra detuvieron e identificaron en febrero a cinco menores por su
presunta participación en un asalto en grupo a una niña de 11 años en un centro comercial. Asimismo, otros cinco menores están siendo investigados por otra agresión sexual en su colegio y un adolescente está acusado de violar a una niña en su casa. En los dos primeros, algunos de los implicados tienen menos de 14 años, por lo que no se les pueden imputar delitos.
La cercanía de los hechos, sin relación entre ellos, eleva la percepción de que son solo tres manifestaciones extremas de una violencia sexual que —nos dicen los expertos— está "demasiado" presente en su educación a través de la pornografía. Analizamos
con ellos las aristas de este problema social: ¿qué dicen los datos?,
¿cómo se actúa cuando el agresor es menor de 14 años?, ¿cómo prevenir
estos delitos y sus consecuencias para las víctimas?
Pornografía y más concienciación detrás del incremento de casos
La preocupación emana de los datos oficiales. La Fiscalía advierte del "progresivo e importante incremento de los delitos contra la libertad sexual" en el apartado dedicado a la responsabilidad penal de los menores de su última memoria. Así, en 2021, se incoaron 2.625 procedimientos por estos motivos, 964 más que en 2020 y 691 más que en 2019.
La misma tendencia se revela cuando ampliamos la foto y observamos
los datos sin corte de edad: los delitos sexuales se disparan un 30%
entre 2019 y 2022, de acuerdo con un informe del Ministerio del Interior, que lo relaciona "en parte" con las políticas de concienciación que se traducen en una mayor disposición a denunciar los hechos, así
como en el cambio en la ley en 2015 que elevó de trece a dieciséis años
la edad para prestar consentimiento en las relaciones sexuales.
No es la única explicación al incremento que ofrecen las fuentes
consultadas por RTVE.es. Una palabra que se repite en todas las
versiones: pornografía. "Esta mañana he estado en un
centro educativo y siempre hacemos una lluvia de ideas de lo que
significa la sexualidad. Me ha sorprendido muchísimo que en todos los
grupos de 1º de la ESO aparecían de forma constante palabras y referencias a cosas que han escuchado en el porno",
ilustra Raquel Hurtado, subdirectora y portavoz de SEDRA-Federación de
Planificación Familiar, sobre su última sesión de educación sexual con
niños de 11 y 12 años.
Este consumo "fácil y constante" de contenidos pornográficos, según la Fundación ANAR, es lo que normaliza que se trate a una mujer como a un objeto o de forma violenta,
igual que ven a menudo en los vídeos accesibles en un par de clics. En
ellos, de acuerdo con Hurtado, es habitual que se transgredan los
límites de la otra persona durante el encuentro sexual, algo que se
entiende entonces como deseable y muy masculino.
En este sentido, la fiscal de menores de Granada señala en la memoria
la "contradicción" que supone que la difusión de contenidos sexuales
esté regulada en los medios de comunicación tradicionales, pero no
exista ningún protocolo para impedir el acceso de menores a estas webs.
"Puede estar dándose cierta banalización de la sexualidad entre los menores",
coincide Carlos Benedicto Duque, doctor en Psicología clínica, legal y
de la salud y coordinador técnico de centros en la asociación GINSO, que
señala otras fuentes de exposición a esos "modelos desviados", como la
música, las redes sociales…: "Están demasiado expuestos y su nivel de
madurez no va a acorde a lo que están escuchando o viendo en una
pantalla".
No solo violaciones
Esto no solo repercute en el aumento de agresiones sexuales con
fuerza física, como las vistas recientemente en Cataluña. El 14% de las
chicas menores de 20 años afirman que se han sentido presionadas para
actividades de tipo sexual en las que no querían participar, según se
desprende de una encuesta publicada en 2021 por el Ministerio de Igualdad, que concluye que un 6,4% del total de las participantes en el estudio reconocen haber sufrido violencia sexual.
Sucede desde edades muy tempranas y habitualmente por parte de
hombres de su ámbito cercano. "En nuestro día a día vemos que todavía se
denuncia poco, hay mucha reticencia", puntualiza Sonsoles Bartolomé,
responsable jurídica de la Fundación Anar. Esta entidad desveló en un
estudio hace dos años que un 29% de los agresores sexuales a menores tenía también menos de 18 años al
perpetrar la agresión, una cifra que se acercaba al 40% cuando las
víctimas tenían entre 13 y 15 años. Precisamente para esas edades, el
estudio de Igualdad también señala que es cuando se produce el pico de
agresiones.
"Podría deberse a nuevas formas de violencia asociadas al abuso
sexual presentes especialmente en la primera adolescencia (…) De hecho,
en el caso del sexting y la pornografía, el agresor menor de edad predomina sobre el mayor de edad", reflexiona la investigación de ANAR.
En cualquier caso, el rango de agresiones sexuales es amplio y el perfil de los agresores, muy heterogéneo,
según describe el doctor en psicología Carlos Benedicto, que ha
investigado este tipo de criminalidad juvenil: desde quienes tienen un
comportamiento antisocial, baja tolerancia a la frustración y abusan de
otros iguales o mayores que ellos, hasta quienes se caracterizan por
mayor soledad, falta de autoestima e incapacidad social y eligen
víctimas aún menores.
Entre todos ellos, el experto llama la atención sobre los agresores sexuales que actúan en grupo, puesto que algunos estudios internacionales consideran que pueden representar un 20-30% del total de las agresiones sexuales perpetradas por menores. "La
dinámica está influenciada por procesos grupales que son muy relevantes
a estas edades. Se diluye la responsabilidad y el grupo se cohesiona en
torno a un acto delictivo, se idealiza", señala Benedicto.
Educación sexual para niños y niñas, protocolos para el profesorado
Pero el derecho penal, advierte ANAR, debería ser solo la última vía. La solución necesaria a este problema social pasa por educación sexual desde la infancia para "revertir" la narrativa machista y
violenta presente en la pornografía, pero también por la formación del
profesorado para detectar y actuar ante posibles conflictos. "La
educación sexual de los niños es incorrecta", ha afirmado Eduardo
Esteban, fiscal de Sala Coordinador de Menores, en RNE.
"Incluso cuando son más pequeñas, hay cuestiones que podemos trabajar
que tienen que ver con identificar mis límites, lo que me gusta, lo que
no, y con ayudarles a no sobrepasar los límites del resto de personas",
expone también Raquel Hurtado, quien habitualmente imparte talleres en
colegios e institutos con SEDRA-Federación de Planificación Familiar.
Pero con dos horas al curso, opina ella, no es suficiente para impulsar
un cambio.
Hurtado pide también herramientas y protocolos para que los profesores no se sientan como "llaneros solitarios" al encontrarse con situaciones de acoso o, incluso, agresión sexual entre sus alumnos. En esa situación, ANAR anima a llamar a líneas de orientación como la suya (+34 600505152) o la de la Unión Europea (116111, gestionada por las comunidades autónomas) para
informarse. "La formación de los profesionales que están en el entorno
de los menores de edad es esencial para la prevención", zanja Bartolomé.