La asombrosa desaparición de 7 millones de niños españoles por el coronavirus.

Entrevista a Cesar Rendueles*, 
el filósofo y profesor universitario analiza las claves infantiles de su confinamiento por el coronavirus. 
¿El Estado ha ignorado a los niños más que a los perros,
 salvo para hacer deberes y comer pizzas?
Foto: Niños jugando al fútbol dentro de un edificio en Barcelona (EFE)
Niños jugando al fútbol dentro de un edificio en Barcelona (EFE)
Carlos Prieto,
ElConfidencial.

¿Sabían que hay 7 millones de menores de 15 años en España?.
  ¿Y que ahora mismo están todos encerrados en sus casas sin poder salir y con un montón de deberes?.
 No, no es que el Estado les haya castigado a todos por mal comportamiento. 
O sí. Son la población invisible del confinamiento por coronavirus.


PREGUNTA. Critica que los estamentos oficiales no han tenido en cuenta las necesidades de los niños en esta crisis. ¿Deberían poder salir?
RESPUESTA. Me gustaría comenzar aclarando que en ningún caso deberíamos incumplir las instrucciones que han dado las autoridades sanitarias. Nadie que no cumpla las excepciones establecidas por la ley debería salir de casa. Dicho esto, sí creo que podemos plantear preguntas sobre algunas decisiones, sobre todo cuando afectan al bienestar de colectivos vulnerables. En concreto creo que es llamativo el enfoque tan adultocéntrico que está teniendo esta crisis. En ningún momento se ha tenido en cuenta las necesidades de la infancia, una población que normalmente es objeto de una especial protección.
La primera ministra noruega dedicó una rueda de prensa de media hora exclusivamente a los niños. En la comparecencia de Pedro Sánchez de la semana pasada mencionó varias veces a las mascotas y sus necesidades y ninguna a los niños. Desde el primer momento se autorizó a los dueños de perros a sacar a pasear a sus animales. Lo cual me parece muy bien, por supuesto. Pero lo cierto es que los dueños de los perros también contagian y estamos hablando de muchísima gente. En España hay 13 millones de mascotas registradas, más que niños menores de 15 años. Simplemente se confía en que esas personas actuarán con responsabilidad y no abusarán de ese privilegio.
Es llamativo el enfoque tan adultocéntrico que está teniendo esta crisis. En el caso de las madres y padres de niños no se ha tenido esa confianza. No se ha permitido, por ejemplo, que los niños salgan a pasear diariamente unos minutos con todas las medidas de seguridad que sean necesarias: de uno en uno, acompañados de cerca por un adulto, en cierta franja horaria, respetando la distancia de seguridad, sin usar parques ni zonas comunes… Tal vez ni siquiera se ha tomado en consideración esa posibilidad.

P. ¿Por qué?
R. Estamos acostumbrados a esperar que los niños sean invisibles, que no molesten, no hagan ruido y no alteren el mundo “normal”, que entendemos que es el de los adultos. La crisis del coronavirus es una especie de paraíso adultocéntrico. Los niños han desaparecido completamente de la vista pública, por fin son asunto exclusivamente privado de sus padres.
Y luego está esa especie de rencor social: como a los niños les afecta menos gravemente el coronavirus, no sólo están invisibilizados, sino que se les ve como minibombas biológicas. Parece como si todo el mundo hubiera hecho un curso de epidemiología a distancia para explicarte que tus hijos son “supercontagiadores asintomáticos”. Cuando, en realidad, cualquier persona puede ser un contagiador asintomático durante el periodo de incubación de la enfermedad, también la gente que va a trabajar en metro por la mañana.
El confinamiento tiene un fortísimo sesgo de clase. No es para nada lo mismo vivir el encierro en una casa amplia que en diminutos pisos interiores
Insisto en que hay que respetar las decisiones de los médicos. Pero en otros países como Francia, Bélgica, Suiza o Austria han optado por otras regulaciones más atentas a la infancia. Tal vez esos países pequen de imprudentes pero echo de menos al menos una explicación. Hay que tener en cuenta que el confinamiento tiene un fortísimo sesgo de clase. No es para nada lo mismo vivir el encierro en una casa amplia, luminosa, con terraza o incluso jardín que en diminutos pisos interiores sin luz natural.

P. Respecto a las tareas escolares durante el confinamiento. ¿Hay un problema de 'deberitis' en las casas?
R. El cierre de todos los centros educativos nos ha pillado con el paso cambiado a todos los profesores. Es una situación complicadísima y sin precedentes en la que mucha gente está haciendo grandes esfuerzos por encontrar soluciones razonables. Las situaciones educativas son muy distintas entre sí. No tiene nada que ver tratar con estudiantes de 16 o 17 años, que son mucho más autónomos que con niños pequeños, de 7 u 8. No tienen nada que ver tampoco las asignaturas en las que las prácticas tienen mucho peso con otras más teóricas. En cualquier caso, todos los docentes, pero especialmente los de primaria y secundaria, tenemos que ser conscientes de la tensión que supone esta situación para las familias, tanto para los niños como para los adultos.
Si muchos tienen dificultades para ayudar a sus hijos, cuando las tareas se multiplican y además están en inglés la cosa se vuelve surrealista.
Hay colegios y profesores que, como decía, están haciendo una labor increíble en ese sentido, a menudo con pocos medios materiales, a base de sacrificio personal. En otros casos… no tanto. Algunos colegios piden a los padres que teletrabajen mientras supervisan que sus hijos realizan tareas complejas que requieren un alto grado de conectividad con los típicos problemas técnicos sobrevenidos y todo ello completamente encerrados en sus casas. Conozco personalmente varios casos de madres solas con situaciones laborales y sociales complicadísimas que me han dicho que lo que peor están llevando de esta crisis no es la incertidumbre económica o el miedo a la enfermedad sino el estrés de ser incapaces de ayudar a sus hijos con la avalancha de tareas que les llegan desde el colegio.

P. ¿El bilingüismo ayuda?
El programa bilingüe de la Comunidad de Madrid lo agrava todo mucho. Si muchas familias tienen dificultades para ayudar a sus hijos normalmente, cuando las tareas se multiplican y además están en inglés la cosa se vuelve surrealista. Hay madres y padres que sencillamente no entienden qué es lo que tienen que hacer sus hijos en Science.
P. Dice que el confinamiento ha agravado la desigualdad educativa. ¿Cómo?
R. Un hecho bien conocido en sociología de la educación es que los deberes aumentan la desigualdad. Los deberes benefician a los estudiantes con la capacidad para estudiar autónomamente y deja completamente descolgados a los que más ayuda necesitan. 
El papel de las familias es crucial, en ese sentido. Aquellos estudiantes cuyos padres tienen conocimientos y tiempo para ayudarles tienen una ventaja enorme. El  confinamiento ha hecho que la educación consista sólo en deberes. Así que creo que no es muy aventurado suponer que en este periodo las desigualdades se agravarán. Habrá niños que avanzarán más que si hubieran ido a clase. Y otros se habrán quedado mucho más descolgados de lo que ya estaban.

P. ¿Por qué no le gusta el plan Telepizza de Ayuso para los niños con beca de comedor? ¿No es eso mejor que nada?
R. Rebuscar en un basurero también es mejor que nada, creo que esa no es la cuestión. El hecho es que existía una alternativa facilísima: dar el dinero que se va a entregar a Telepizza y Rodilla a las familias que necesitan esa ayuda para que compren la comida que les parezca.
Ayuso y los suyos creen que los pobres gastan mal el dinero y que es mejor financiar a papá Telepizza para que los alimente.
Es realmente la solución más rápida y fácil y la que se ha elegido en otras comunidades autónomas. También es la que les gusta a los liberales cuando les beneficia a ellos. El único motivo para no optar por esa vía es el puro clasismo. Ayuso y los suyos creen que los pobres gastan mal el dinero y que es mejor financiar a papá Telepizza para que los alimente.

P. ¿Se ha necesitado una pandemia para entender la importancia de la sanidad pública?
R. Con la sanidad y otros servicios públicos, como las residencias para mayores, ha pasado lo mismo que con la educación. El confinamiento hace que veamos concentrado en un periodo de tiempo muy rápido procesos que normalmente podemos ignorar porque se dan a cámara lenta. El 31 de enero de 2019 una plataforma en defensa de la sanidad pública madrileña presentó un escrito en el que denunciaba la pérdida de más de tres mil camas en los últimos seis años. Explicaban, por ejemplo, que los operadores del 061, que atienden llamadas de urgencias sanitaria, esos que ahora están desbordados, tienen un convenio de telemarketing.
Hasta hace quince días esa degradación de la sanidad pública o la educación nos preocupaban pero las tolerábamos porque eran dinámicas que nos afectaban esporádicamente. De repente esas camas que han desaparecido, las corruptelas en la privatización de servicios sanitarios, la precarización del personal sanitario… Todo eso se ha vuelto cuestión de vida o muerte. En realidad, ya lo era. Miles de personas llevan años padeciendo en su cuerpo las consecuencias de ese desastre. Simplemente ahora nos afectan a todos a la vez.

*César Rendueles -ensayista, filósofo y profesor de sociología en la UCM- lleva días reflexionando en Twitter sobre el difícil equilibrio entre crianza, cuidados, tareas escolares, alimentación y niños encerrados. Rendueles, autor de libros como 'Sociofobia'.

La crisis ambiental, la ciencia y los nativos climáticos. Y la salud humana.

 Transmito mis genes, cultura e idioma, pero también todos los cambios ambientales 
que he introducido en mi generación. 
Es lo que se llama "herencia ecológica". 
Entonces, mi hija, que tiene la edad de Greta, vive en un mundo 
que hereda los cambios ambientales que he introducido, 
sin que ella obviamente tenga ninguna responsabilidad por ello.
Esto también significa que mi hija crece en un mundo tecnológico, 
cultural y ecológico, definitivamente diferente al mío 
y, por lo tanto, tengo que esperar, siendo el cerebro humano muy plástico, 
que también puede tener interpretar ese mundo de diferentes formas a las mismas.
La crisis ambiental TAMBIÉN es una crisis de salud humana.

por Telmo Pievani*, 
encuentro con Mimmo Perrotta,

Es necesario entrar en la perspectiva de que nuestros hijos vivirán en un mundo diferente al nuestro.
No tenemos derecho a extinguir la historia evolutiva de ningún otro ser vivo, y además nos estamos haciendo daño.
Científicamente está probado; tecnológicamente hay soluciones, entonces el problema es cultural, político y social.
El consumo y las elecciones individuales son importantes, pero deben transformarse en demanda política. El comportamiento individual puede convertirse en una coartada de la responsabilidad política.
Si tenemos que salvar algo, en primer lugar, es el futuro de nuestros hijos y las generaciones futuras y, básicamente, defender los intereses de la naturaleza.
Cambiamos el entorno para que nos sea más agradable, pero de una manera tan destructiva, radical y transformadora que en cierto punto notamos que vamos a la zaga de los cambios que ha realizado en el medio ambiente.
Tendremos un punto de inflexión importante cuando todos comprendamos que el cambio climático también es un problema de salud humana. Hemos cambiado el entorno demasiado rápido y ahora tenemos grandes problemas para adaptarnos, lo que nos crea problemas de salud.

.- ¿Cómo evalúa los resultados de Cop25, la conferencia de la ONU sobre cambio climático organizada en diciembre en Madrid?
Salió muy mal, porque los vetos cruzados y los equilibrios geopolíticos que están ralentizando las iniciativas para combatir el cambio climático y la crisis ambiental en general se han renovado. Es importante recordar que se declaró en quiebra debido a responsabilidades específicas, debido a algunos países: Estados Unidos, Australia, Arabia Saudita, Japón y Brasil. Será necesario recordar estas responsabilidades cuando el proceso de crisis ambiental se acelere. En las últimas semanas, muchos expertos en calentamiento climático y representantes del IPCC (panel intergubernamental sobre cambio climático) han anticipado que los informes que se publicarán en 2020 serán peores, porque ahora comienzan a verse las interacciones multiplicativas entre los diversos procesos. La fusión del hielo, los incendios en el Amazonas y Siberia, por ejemplo, son fenómenos que interactúan negativamente con los demás y acelerarán el proceso. Muchos miembros del IPCC afirman que los dos grados de calentamiento climático a mediados de siglo ahora son inevitables, incluso si nos comportáramos de la manera más virtuosa posible de inmediato, lo que en cualquier caso no sucederá. 
Dos grados es un promedio general: en las tierras emergidas habrá un mayor calentamiento. Dos grados para ser claros significa la fusión casi completa de la capa ártica. Los biólogos marinos están a punto de declarar que el Mediterráneo se ha convertido en un mar neotropical; El calentamiento del Mediterráneo conduce a la extinción de especies muy fuertes, al éxito de algunas especies invasoras y a la intensificación de fenómenos climáticos extremos, porque un mar tan cálido se convierte en un depósito de energía y, por lo tanto, Vaia, por ejemplo, la tormenta que a finales de octubre de 2018 talaba muchos bosques en el noreste y también está relacionado con el calentamiento global. En resumen, ahora es necesario entrar en la perspectiva de que nuestros hijos vivirán en un mundo diferente al nuestro.

.- ¿Qué conexión hay entre su interés de investigación en la evolución y el problema climático?
Durante mucho tiempo, la definición de Antropoceno fue solo física y geofísica. Se habla del antropoceno como el momento en que el hombre se convierte en un agente geológico capaz de modificar el paisaje, desviar ríos, etc. Contribuí a la idea de que, además de todo esto en el Antropoceno, también deben considerarse los factores biológicos y una mirada evolutiva al proceso en curso. El cambio climático es parte de una historia más amplia de destrucción ambiental, por lo tanto, sería más correcto hablar de una crisis ambiental
La extinción de la biodiversidad es otra emergencia de la que pocos hablan. Y eso nos hará mucho daño. Hasta hace poco, los datos se referían a vertebrados, grandes especies carismáticas, así que "salvemos al elefante, al tigre, a la jirafa". Ahora se entiende que esta extinción de la biodiversidad es generalizada, afecta a todos los seres vivos, incluso a aquellos que pensamos que eran mucho más resistentes, como los invertebrados, en particular los insectos. Los ecosistemas terrestres se están volviendo muy pobres. 
Por primera vez en la evolución, solo una especie con su actividad mató a un tercio de todas las demás, tal hecatombe nunca había ocurrido. Y esto es pura locura. Alrededor del 70% de los cultivos que nos permiten comer dependen directa o indirectamente de los insectos polinizadores, que según los últimos datos tienen una reducción promedio del 35%. La biodiversidad debe ser defendida de todos modos porque no tenemos derecho a extinguir la historia evolutiva de ningún otro ser vivo, pero más allá de esto, sin embargo, nos estamos haciendo daño.

.- Al leer La Tierra después de nosotros, así como a otros libros sobre el tema del calentamiento global de origen antropogénico publicados durante años, o al mirar la exposición Antropoceno, surge una gran pregunta. Por un lado, la mayoría de los científicos están de acuerdo en que dentro de unos años habrá un desastre, si el curso de las emisiones de Co2 no se invierte (y, en parte, el desastre ya está allí). Por otro lado, sin embargo, nuestra vida diaria no cambia a partir de esta conciencia y, lo que es peor, las políticas no cambian. Las emisiones aumentan en lugar de disminuir. ¿Cómo es posible esta contradicción?
Esta es la pregunta de las preguntas. Por un lado, nos estamos dando cuenta de que estos temas, también digo como filósofo, son difíciles de hacer percibir, debido a las características del proceso, que es muy vasto y, en general, lento, con efectos no lineales, difíciles de explicar. Por ejemplo, en 2019 en Italia tuvimos un mayo particularmente frío y lluvioso y dijimos "es el calentamiento climático". Pero es contrario a la intuición que un calentamiento puede producir frío; Para explicarlo, debe reconstruir toda la estructura del océano y las corrientes atmosféricas en el norte. Creo que es cierto lo que Jonathan Safran Foer escribió en el libro Podemos salvar al mundo antes de la cena: estamos inundados de números, datos, evidencia, los científicos nos han estado diciendo esto durante treinta años, pero realmente no lo creemos. Por otro lado, hay obstáculos estructurales, vinculados al hecho de que tendremos que tomar decisiones costosas, tendremos que hacer sacrificios. Se está discutiendo todo nuestro modelo de desarrollo y consumo, el modelo de crecimiento ilimitado, que conduce al agotamiento de los recursos. Esta es una transición objetivamente muy difícil, es obvio que esperábamos y esperamos una gran resistencia. Pero en el último año las grandes compañías me invitaron a hablar sobre estos temas, por ejemplo en el sector químico o en el empaque, y me sorprendió porque hay una gran conciencia del problema global. Cuento, por ejemplo, los datos sobre el plástico, que son monstruosos: se estima que alrededor de 2050 habrá más plástico que pescado en los mares, si continuamos con la pesca intensiva e indiscriminada, especialmente en aguas internacionales, y para ingresar al plástico como lo estamos haciendo ahora. Los fabricantes de plásticos responden: somos conscientes de esto, decidimos conjuntamente una estrategia de salida y transición, un camino que es aceptable para nosotros y que no cambia cada seis meses a medida que cambian las mayorías políticas. Por supuesto, las acciones concretas son otra cosa, pero hay una sensibilidad creciente.

Un tercer punto que creo que dificulta la toma de decisiones internacionales concretas es el tema de la justicia climática. El aumento del bienestar en las últimas décadas ha ido de la mano con un aumento de las desigualdades que se ha vuelto insostenible; El calentamiento climático es un factor importante para agravar estas desigualdades. El ex ministro de energía e investigación de Obama fue una vez un invitado aquí en Padua; en su conferencia nos dijo: sí, Trump en tuits escribe que el calentamiento climático es un fardo costoso, pero en los documentos oficiales del Pentágono, entre las principales amenazas para la seguridad nacional de EE. UU., el segundo lugar es algo llamado cambio climático. Si va a ver el declaratorio, es perfecto, dice: el cambio climático desestabilizará a los países, creará grandes flujos de migrantes ambientales a las ciudades y luego a través de las fronteras nacionales, empeorará los conflictos sobre los recursos, aumentará las desigualdades globales y todo eso se convertirá directa o indirectamente en una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Entonces, aparte de la retórica, saben muy bien lo que va a pasar. Muchos científicos dicen: “científicamente hemos dicho todo; tecnológicamente hay soluciones, en este punto es un problema cultural, político y sociológico ".

.- No me gusta el mensaje del libro de Safran Foer: Podemos salvar al mundo antes de la cena. Desconfío de la retórica que nos dice que todo depende de nuestro comportamiento individual. El consumo y las elecciones individuales son importantes, pero deben transformarse en demanda política. De lo contrario, todo parece fácil y, moralmente, el individuo tiene la culpa.
Estoy de acuerdo. Haría dos críticas a esta retórica. Uno se refiere al lema "Salvar el planeta". Claro, es hermoso, pero corre el riesgo de ser incluso presuntuoso, porque "salvar el planeta" de alguna manera implica la idea de que realmente podemos controlar el sistema. No es asi. No podemos diseñar este planeta. Es un sistema complejo, que reacciona de manera impredecible, a menudo de forma muy violenta. En mi libro trato de defender una tesis diferente, la de la humildad evolutiva, es decir, a partir de la idea de que somos pequeños, frágiles, que hemos estado aquí para nada, que la vida en la Tierra ha existido durante tres mil quinientos millones de años, que las bacterias y los virus son mucho más capaces de sobrevivir a todos los cambios ecológicos que nosotros. Si tenemos que salvar algo, en primer lugar, es el futuro de nuestros hijos y las generaciones futuras y, básicamente, defender los intereses de la naturaleza hoy significa hacer un gran trabajo humanista y defender los intereses humanos.
La segunda crítica se refiere al hecho de que el énfasis en el comportamiento individual puede convertirse en una coartada responsable de la política. ¿Podemos cuantificar cuánto ha tenido el cambio en los hábitos individuales o en pequeños grupos en relación con un cambio en las regulaciones internacionales? Según muchos estudiosos, un cambio en el comportamiento individual pesa en un tercio, las decisiones geopolíticas internacionales en dos tercios. Tomemos casos del pasado, por ejemplo, el agujero en la capa de ozono, una historia ejemplar: resolvimos el problema cuando hicimos el Protocolo de Montreal, decidimos que los clorofluorocarbonos deberían reemplazarse y creamos una ruta de transición. Ahora el agujero de ozono está resuelto por tres cuartos. Esta es una historia con un final feliz, que te hace comprender que si queremos hacerlo y nos ponemos alrededor de una mesa puede tener un impacto positivo, pero también te dice que fue una decisión de arriba hacia abajo, una decisión geopolítica, con la que asumió la responsabilidad global. Lo único que agregaría es que si en algún momento un consenso se vuelve políticamente significativo, incluso un político cínico que piensa en las próximas elecciones, bueno, tiene que pensarlo cinco veces antes de tomar una decisión contra el medio ambiente, porque pierde mucho consenso. En ese punto, tal vez algo podría cambiar, desde abajo. Esta es la esperanza que uno puede nutrir.

.- En su libro, parece confiar mucho en la capacidad, por un lado, de la ciencia y la tecnología y, por otro, del pensamiento humanista, para encontrar las soluciones y la conciencia adecuadas para revertir el curso. ¿Pero acaso la ciencia y el humanismo no nos llevaron realmente al desastre? La ciencia y la tecnología nos han permitido devastar el planeta para vivir mejor, mientras que el hecho de haber colocado al "hombre" en el centro de nuestro pensamiento y actuación nos ha hecho olvidar lo que está alrededor del hombre. .
Leí la Gran ceguera de Amitav Ghosh y conozco el tema, pero no estoy convencido. La empresa científica y tecnológica siempre ha sido una empresa ambivalente. No es el culpable número uno ni la panacea para todos los males. Por supuesto, la investigación científica y tecnológica no es neutral, lo sabemos, está impulsada por elecciones humanas, así como por intereses políticos y económicos. Sin embargo, si observa lo que sucedió desde el siglo XVIII en adelante, desde que comenzó el Antropoceno, la misma ciencia ha llevado a un enorme progreso (reducción de la mortalidad infantil, la pobreza, etc.) pero también a desequilibrios intolerables. Esto otorga una gran responsabilidad a quienes deben dirigir la empresa científico-tecnológica. Por otro lado, disputo a quienes confían exclusivamente en soluciones tecnológicas de "emergencia", como bombardear las nubes, colocar espejos en la superficie del planeta, porque son claramente una coartada con respecto al hecho de que debemos cambiar los modelos de desarrollo y consumo. y hacer elecciones políticas. Entonces: no demonizaría la empresa tecnocientífica al decir que es la causa del calentamiento climático, porque son las decisiones que hemos tomado la verdadera causa y, por otro lado, ni siquiera lo vería como una forma salvadora del problema. En cambio, estoy de acuerdo con Amitav Ghosh en que estamos experimentando una crisis de imaginación: nuestras habilidades para contar historias no pueden mantenerse al día con los cambios. Pero sigo siendo radicalmente humanista, es decir, en mi opinión, la ciencia debería estar dirigida hacia el bienestar humano. Y de todos modos, la empresa científica es impredecible. Nadie puede saber qué será la ciencia y la tecnología en 2050.

.- Amitav Ghosh parece creer más en la religión que en la ciencia ...
Queriendo ser tercamente optimista, imaginemos la escena: grandes líderes religiosos junto con grandes científicos, que recurren a la humanidad y dicen "muchachos, tenemos un problema, ahora se sientan a la mesa y asumen sus responsabilidades"; En mi opinión, si se crea una alianza entre la comunidad científica y el Papa Francisco o quién para él, yo, como laico no creyente, sería más que favorable e inmediatamente me sentaría en esa mesa para hablar sobre el medio ambiente y el futuro.

.- Otra forma de ver el calentamiento global de origen antropogénico es el de aquellos que se opusieron al término "Antropoceno" con el de "Capitaloceno". Se dice que la "culpa" no es de la acción humana per se, sino del hecho de que el sistema capitalista colocó las ganancias antes que cualquier otra consideración; Cien grandes corporaciones multinacionales son la causa de gran parte del calentamiento global. No debemos pensar en cómo evitar la desaparición de la humanidad, sino en cómo ir hacia el fin del capitalismo. ¿Cómo manejas este debate?
Estoy bastante de acuerdo. La descripción marxista del capitalismo ya era la de un sistema que debe crecer cada vez más, debe consumir más y más y, un buen día, engullirá todos los recursos disponibles. Sin embargo, la forma en que los seres humanos se rompen en los ecosistemas, los explotan sin previsión y los empobrecen es, lamentablemente, una historia mucho más antigua que el capitalismo. Cuando llegan a Australia y América, los primeros grupos de cazadores humanos ya consumen el medio ambiente, reducen la biodiversidad. Así que me temo que hay algo mucho más profundo en el comportamiento del Homo sapiens que lo hace insostenible en comparación con el medio ambiente. Es nuestra curiosidad, nuestra invasividad, el hecho de que desde cierto momento, desde hace 40 mil años, ya no hemos tenido vínculos ecológicos, lo que nos diferencia de todos los demás seres vivos, porque gracias a la cultura y la tecnología podemos vivir donde queremos, ningún animal es capaz de hacer esto. Antes del capitalismo no vivíamos en la edad de oro. Pero si queremos limitarnos a lo que sucede desde la máquina de vapor en adelante, aquellos que dicen que el capitalismo es el callejón sin salida que nos llevó al cambio climático y no nos dejarán salir tienen algún elemento de razón. A menudo peleo con economistas liberales, quienes subestiman el impacto ambiental del modelo de desarrollo actual y siempre construyen nuevas infraestructuras para hacer que los productos funcionen más rápido. Perpetúan el mismo paradigma que creó el problema.

.-Esto lleva al tema de cómo cambiar nuestro nivel de vida y, vinculado a esto, al tema de las desigualdades. ¿Podríamos prescindir del atún en el supermercado hoy, incluso si esto hace que el atún se extinga en los mares? ¿Y cómo podemos pedir a los países pobres del mundo que no alcancen un nivel de vida comparable al de los países ricos?
Propongo una visión evolutiva sobre este tema. En los estudios sobre evolución hay un modelo, que se llama "construcción de nicho", que he tratado de aplicar también al cambio climático. Si observa el proceso evolutivo humano a largo plazo, debemos nuestro éxito al hecho de que, si bien todas las otras especies responden a los cambios ambientales a través de mecanismos adaptativos, modificamos de manera activa el entorno que nos rodea para que sea más apropiado para nuestras necesidades. Esto nos da grandes ventajas, pero es un juego arriesgado que puede convertirse en una trampa evolutiva: cambias el entorno para que sea más agradable para ti, pero lo haces de una manera tan destructiva, radical y transformadora que en cierto punto notas que usted mismo va a la zaga de los cambios que ha realizado en el medio ambiente.
Esto en mi opinión está sucediendo ahora. Un ejemplo concreto, quizás un poco extraño, se refiere a la microbiota, es decir, la riqueza de la biodiversidad que cada uno de nosotros tiene en nuestro cuerpo. Estamos habitados por miles de especies bacterianas que nos permiten digerir, respirar, protegernos la piel, la boca, etc. En los cazadores-recolectores y las poblaciones nativas que quedan hoy, la microbiota tiene una rica biodiversidad con miles de especies, con ciertos equilibrios. La misma microbiota en quienes viven en contextos urbanizados e industriales es, en cambio, un semidesierto, con casi un tercio de las especies originales. Ahora sabemos que varias enfermedades dependen de la salud y la diversidad de la microbiota, que ni siquiera esperábamos, desde diabetes hasta obesidad, enfermedades degenerativas, así como, por supuesto, enfermedades y síndromes metabólicos. En resumen: no se trata de volver a cazar y recolectar, sino a comprender que hemos cambiado el entorno demasiado rápido y ahora tenemos grandes problemas para adaptarnos, lo que nos crea problemas de salud. Lo mismo ocurre con la epidemia de enfermedades alérgicas y autoinmunes en los países ricos. Tendremos un punto de inflexión importante cuando todos comprendan que el cambio climático también es un problema de salud humana. Otro ejemplo: sabemos que las epidemias de ébola en África se deben al hecho de que algunos animales, como los murciélagos grandes, llevan el ébola, que ha aumentado en número porque los bosques han sido reemplazados por extensas plantaciones de palma aceitera; los murciélagos se alimentan de estas frutas, se han multiplicado, por lo tanto, las posibilidades de contacto con los humanos se han multiplicado y surgen nuevos brotes de ébola. La epidemia de ébola, por lo tanto, no es el resultado de un mal fatalista de la naturaleza, hemos favorecido este inicio y pagamos las consecuencias.

.- En el libro usted dice que los "nativos climáticos", como los llamaron, es decir, las generaciones que crecieron con la conciencia de los riesgos que corremos, podrían estar más preparados que nosotros. ¿Qué te hace optimista?
El tema de los nativos del clima me interesa por una razón científica, que amplía la perspectiva evolutiva darwiniana. ¿Qué le paso a mis hijos? Transmito mis genes, cultura e idioma, pero también todos los cambios ambientales que he introducido en mi generación. Es lo que se llama "herencia ecológica". Entonces, mi hija, que tiene la edad de Greta, vive en un mundo que hereda los cambios ambientales que he introducido, sin que ella obviamente tenga ninguna responsabilidad por ello.
Esto también significa que mi hija crece en un mundo tecnológico, cultural y ecológico, definitivamente diferente al mío y, por lo tanto, tengo que esperar, siendo el cerebro humano muy plástico, que también puede tener diferentes formas de interpretar ese mundo del mío. Este es el razonamiento general. Luego, en concreto, me vino a la mente porque a menudo voy a la escuela para hablar sobre estos temas y durante tres o cuatro años ya me impresionó porque, cuando hablaba sobre el calentamiento climático, casi siempre saltaba sobre un estudiante, muy joven, y dijeron: "Mire, profesor, todo es cierto, pero usted creó el problema, en su lugar, nosotros nacimos y, por lo tanto, nosotros, que tendremos una mentalidad diferente, encontraremos soluciones al problema". Espero que tengan razón, que los nativos del clima, siendo nativos de un mundo diferente al mío y el tuyo, puedan tener un cambio de mentalidad que ni siquiera imaginamos ahora. Luego vinieron Greta y los viernes para el futuro: podrían prefigurar esta evolución generacional.

.-La Revista Gli Asini también están y sobre todo interesados ​​en cuestiones pedagógicas. ¿Cómo se debe enseñar el medio ambiente, desde la primaria hasta la universidad, en tiempos de crisis ecológica?
Tenemos que encontrar nuevos idiomas porque llegamos tarde. Trabajo mucho, por ejemplo, en la divulgación y la enseñanza realizadas con el teatro, con la música, con una interacción atractiva. Porque son más inclusivos. Debemos dejar de contarle a la ciencia solo sobre la base de los productos finales. Tienes que decir cómo funciona el método científico y explicar que cada resultado es provisional, que la ciencia es anti-dogmática, es un ejercicio de escepticismo sistemático, que ningún científico tiene la Verdad con una V mayúscula en el bolsillo. Si lo hace, la enseñanza y la comunicación de las ciencias es mucho más efectiva, incluso en el calentamiento climático. En la universidad, hago un curso de comunicación científica para estudiantes de biología y ciencias de la naturaleza. Los jóvenes que quieren ser investigadores, científicos o maestros deben aprender a comunicar constantemente lo que hacen. Es necesario que se liberen del enfoque paternalista por el cual "yo soy el científico y ahora te explico cosas que no sabes" y de pensar que el otro es un ignorante. Pensar por autoridad contradice el método científico, por lo que no tiene que usarlo incluso cuando se comunica con quién no es el científico. La forma de comunicarse sobre el cambio climático también fue incorrecta. Hemos estado diciendo estas cosas durante treinta años y nadie las escucha: por supuesto, quizás los políticos son todos feos y malos, pero también puede ser que hablemos de manera incorrecta. Hay un gran debate autocrítico dentro del IPCC. Muchos dicen, por ejemplo: "Deja de decir que el mundo se está acabando, deja de usar estos tonos apocalípticos y milenarios", obtienes un efecto adictivo y ya nadie te cree.
Mi lugar favorito para ir es la escuela primaria. Por ejemplo, hice planes con la red de escuelas Montessori, rehicimos los materiales que explicaban la evolución. Otra colaboración que siempre me ha dado mucho es con Reggio Children: trabajan en el paralelismo que existe entre la creatividad de los niños y la de los científicos, es cierto. Y luego, durante algún tiempo, también escribo libros para niños, que me gustan mucho.

.- Desde un punto de vista político, ¿qué se debe hacer de inmediato?
Invertir más en investigación e innovación, lo que obstinadamente y estúpidamente  seguimos no haciendo en Italia. La transición al 100% de las fuentes renovables es inevitable e Italia no lo está haciendo mal. Entonces debemos negar la idea de que las opciones ecológicas son para los pocos ricos, para la élite. Comenzar solo con los impuestos es impopular, estoy de acuerdo, pero consideraría pagar gradualmente los costos ambientales. O al menos comenzaría a decirlas, por ley. Es decir, voy al supermercado, tomo otro plátano Cavendish y otra piña sudamericana, de cultivo intensivo, un filete de cerdo o una lata de atún. No les pago nada y estoy feliz. Un primer paso es decir: bueno, detrás de esto para no pagar nada hay un enorme costo ambiental, un costo de transporte, un costo social que no le mostraron. Estas piñas y plátanos no cuestan nada solo porque no pagamos los costos reales (globales e integrados) de los productos. Esos costos deberían convertirse en mala publicidad.

*Telmo Pievani, evolucionista y filósofo de la ciencia, profesor de la Universidad de Padua, es hoy uno de los mejores comunicadores y comunicadores científicos de Italia. Lo conocimos para hablar sobre su libro La Tierra después de nosotros (Contrasto 2019, con fotografías de Frans Lanting) y, en general, sobre la crisis ecológica en curso y lo que nos espera en el futuro cercano.

Traducción Traslator Google.

Un nuevo canal para estos días: Clip Club TV. ¿Protagonistas?: los niños, niñas y adolescentes.

Queremos comentaros que hemos puesto en marcha un canal de YouTube donde los protagonistas son los niños, niñas y adolescentes a través de sus propios videos, en los que nos cuentan cómo están viviendo el confinamiento en casa. UNICEF Comité Español y Alcantara Family Foundation lanzamos esta propuesta para toda España con el objetivo de hacer más visible la infancia y la adolescencia en momentos como éste y contribuir a que puedan pasar mejores ratos.

A continuación os dejamos las instrucciones de cómo los chicos y chicas de vuestros municipios pueden participar en el canal. 
Pueden enviarnos sus videos desde YA a la web https://www.clipclubtv.com/. Os pedimos que, por favor, hagáis toda la difusión posible con el mismo entusiasmo e ilusión que nosotros hemos puesto en esta idea.

Juntos saldremos, y lo haremos más fuertes y unidos.
Un fuerte abrazo,
UNICEF Comité Madrid

Un nuevo canal para estos días

Como sabes, estos días nos tenemos que quedar en casa. El coronavirus nos está obligando a cambiar nuestros hábitos y rutinas para evitar que haya más personas contagiadas. Pero… ¿qué haces con todo este tiempo en casa? Nos gustaría saberlo por un muy buen motivo.

¿Quieres aparecer en un nuevo programa de YouTube?

¿Te gustaría escuchar propuestas de otros niños y niñas como tú?

El equipo de Clip Club TV, que será un programa diferente y diario, queremos que nos cuentes qué estás haciendo estos días para dar ideas a otros niños y niñas. Se trata de contar qué actividades haces en casa para pasar mejor las horas, pero siempre teniendo en cuenta que se puedan hacer en cualquier otro hogar.

Mira este vídeo

 Te proponemos algunos ejemplos:
-       Si has leído un libro, película o serie de YouTube o TV que te guste mucho, queremos que nos lo recomiendes
-       ¿Qué música estás escuchando estos días para ponerte de buen humor?
-       Si te has inventado un juego y quieres que otros niños y niñas lo conozcan, cuéntanos cómo funciona
-       ¿Eres cocinillas? Si has hecho una receta de cocina fácil y divertida, ¡compártela!
-       Si crees que todavía hay chicos y chicas que no saben cómo lavarse las manos, nos puedes hacer una demostración de tu técnica más depurada,
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Y así con muchísimas cosas: coreografías y bailes, ejercicios que haces en la habitación, dibujos experimentales, cuentos inventados, manualidades, juegos de cartas, origami, trucos de magia…
Seguro que tienes algún talento escondido y, si lo compartes, puedes entretener a muchos chicos y chicas.

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-       Procura que a tu alrededor no haya mucho ruido, así podremos escucharte mejor
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Para subir los vídeos te lo ponemos muy fácil: conéctate a www.clipclubtv.com y cuéntanos tu historia.










Niños, niñas... y Covid-19. Es curioso que----

Neuropsicólogo.

Es curioso que mientras los adultos se amontonaban en las tiendas para hacer acopio de papel higiénico y alimentos antes de que comenzará la cuarentena ningún niño fue a la tienda de chucherías para dejarla sin existencias por miedo de que no hubiera chuches para todos los niños.

Es curioso que mientras algunos adultos se saltan la cuarentena para tomar el aire o hacer jogging los niños, que necesitan mucho más el movimiento, no se hayan escapado de casa a saltar, correr o tomar el parque con sus juegos y algarabías.

Es curioso que mientras los adultos pasamos el día colgados del móvil o el ordenador, como tú ahora, los más pequeños de la casa se entretienen haciendo cabañas, dibujando, hablando entre ellos o jugando con su imaginación.

Es curioso que estén haciendo deberes cuando se lo pedimos, ayudándonos en casa sin que se lo pidamos o celebrando cumples sin amigos, y sigan regalándonos cada día sus mejores sonrisas mientras sobrellevan la frustración. 

Es curioso que cuando comenzó el estado de alarma muchos pensaron que el mayor problema serían los niños recluidos en sus casas y que ahora nos estén dando a los adultos una lección de civismo, calma y paciencia.

Es curioso que hasta ahora no nos hayamos dado cuenta de que los niños son seres maravillosos, resistentes, resilientes, colaborativos, solidarios, imaginativos, pacientes, afectuosos y que todavía les tratemos muchas veces con amenazas, gritos o con castigos. Ellos no piden mucho. Se conforman con poco. Sólo necesitan que los adultos seamos capaces de entenderlos, de hablarles con respeto y de dedicarles un poco de nuestro tiempo para demostrarnos lo maravillosos que son, curiosamente, en muchos casos, más respetuosos, pacientes, solidarios y resilientes que los propios adultos. 


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Álvaro Bilbao, doctor en psicología y neuropsicólogo, pero, sobre todo, padre de 3 niños. Se ha formado en el Hospital Johns Hopkins y el Kennedy Krieger Institute. Ha colaborado con entidades como la OMS y el Children Center de Nueva York. Es también autor del bestseller "El cerebro del niño explicado a los padres" (traducido a 14 idiomas) y del curso online "Educar en positivo".

CoronaInfancias. Los derechos de los niños y niñas en tiempos de crisis.



Aunque no son una población de riesgo específica, los niños y niñas se han convertido en el grupo de edad más perjudicado, por esta crisis del coronavirus. 
Más incluso que los animales domésticos, a los que el texto en el que se decreta el estado de alarma hace referencia varias veces. 
Sin embargo, por sus características especiales, por el hecho que están en período de crecimiento, forman parte de las personas más vulnerables a las que tenemos que prestar especial atención.


No solo DEBERÍAMOS haberles tenido en cuenta al diseñar la estrategia para superar la pandemia. También es URGENTE que les consideremos, que legislemos con sensibilidad e inteligencia sobre su caso, si no queremos incurrir, como sociedad, en un delito de negligencia y abuso.

Los niños y niñas tienen necesidades fisiológicas imperiosas como el contacto humano, el movimiento, el aire fresco, la vitamina D del sol, el juego espontáneo etc..que son fundamentales para su salud, su desarrollo y su bienestar. Si queremos que sus sistemas inmunes estén fuertes necesitan cariño, alegría, disfrute y confianza en la vida a su alrededor. Pero su situación ahora mismo, está lejos de permitirles satisfacerlas. Confinados en las casas (donde, por cierto, con las ventanas cerradas circulan mejor los virus), muchas veces cuidados por sus abuelos, porque sus padres deben salir a trabajar (una medida curiosa si tenemos en cuenta que estas dos poblaciones juntas son problemáticas desde el punto de vista del contagio), con unos adultos angustiados por el miedo y la incertidumbre, agobiados por las pérdidas económicas y las cuentas que no salen, o la situación de estrés en el trabajo…sin duda no están en un entorno físico ni emocional adecuado. Los espacios cerrados, el sedentarismo, las tareas escolares y el exceso de pantallas les exigen largas horas de concentración que no pueden sostener, les cargan de una energía que no pueden renovar y les producen inquietud, tensión y movimientos descontrolados, incapacidad para atender consignas o una continua fatiga que suele estallar en malhumor, gritos, peleas y otras conductas indeseadas. Es imprescindible que ellos y sus familias puedan salir a oxigenarse y liberar tensiones en los parques cercanos, aunque sea de una manera regulada, con cierto orden. De esta forma podrán recuperar su capacidad de atención, su buen humor y gestionar mejor el estrés y la angustia que a todas nos está produciendo esta situación.


Decía que abordar esto es urgente por varias razones, entre ellas:
1- porque es previsible que esta situación se prolongue más allá de dos semanas,
2- porque los más perjudicados (como siempre) son los niños y niñas de las familias más desfavorecidas, las infancias urbanas que no disponen ni de un pequeño balcón o terraza. Si encima no pueden utilizar los parques públicos, están siendo discriminados en su salud, su bienestar y su desarrollo, respecto a las familias con recursos que cuentan con jardines privados y espacios de campo abiertos a los que nadie les impide acceder.


Hagamos de nuestro país y del mundo un lugar donde las infancias cuenten, donde tener hijos, ser padre o madre no tenga que ser una labor heroica y privatizada. Consigamos que toda la población se vuelque en el cuidado, el cariño y el respeto hacia nuestras criaturas. 
Defendamos lo común frente al “sálvese quien pueda”.
Quiero dejar bien claro que no pretendemos llamar a la rebelión, a saltarse el confinamiento, sino a la reflexión para gestionar esta crisis con una mirada empática y respetuosa hacia la infancia.

Si estás de acuerdo, puedes firmar aquí (https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeVmuQTEsHaB2JlS1mmChrmWjmjpBTRRwJC8gtKw4_7nRKSlg/viewform?usp=sf_link) para solicitar que el gobierno, las CCAA y los ayuntamientos estudien las posibilidades de ofrecer a los niños y a sus familias espacios de movimiento y juego al aire libre, de manera ordenada y sin poner en peligro la salud pública. Las firmas recogidas y este escrito se presentarán a diferentes instancias de la administración. 

Acceso a entrevista a Heike en ABC 25/03/2020 

La infancia y la adolescencia con altas capacidades.

Junta de Andalucía,
Boletín nº 84.

Aunque resulta difícil definir y delimitar el concepto de altas capacidades en la infancia -por su gran heterogeneidad- parece haber consenso en aplicarlo a aquellas niños y niñas que poseen una capacidad intelectual superior a la media, en relación tanto a habilidades generales como específicas; un alto grado de dedicación a las tareas (perseverancia, resistencia, práctica dedicada, confianza en sí mismo, etc.) y altos niveles de creatividad, considerando ésta como la capacidad de las personas para responder a los distintos retos que se le plantean con fluidez, flexibilidad y originalidad. 
Estos tres grandes rasgos se concretan en una serie de características específicas como son la alta capacidad para manipular símbolos y comprender ideas abstractas; una alta capacidad intelectual; una gran velocidad de adquisición y procesamiento de información; un desarrollo madurativo precoz y elevado en habilidades perceptivo-motrices, atencionales, comunicativas y lingüísticas; una capacidad superior para resolver problemas complejos; gran capacidad lectora, sobre todo en aquellos temas que les interesan; mayor capacidad de razonamiento complejo; un alto nivel de creatividad o un sentido del humor elevado, inteligente e irónico, inusual para su edad, entre otros aspectos.

Sin embargo, pese a los aparentes beneficios que comúnmente se suelen asociar a estas características, no debemos creer que el alumnado con altas capacidades intelectuales, por el hecho de poseer unas aptitudes superiores, no requiere una respuesta diferente a la que se ofrece a sus compañeros y compañeras para alcanzar el éxito escolar. De hecho, no identificar al alumnado con altas capacidades y, por tanto, no llevar a cabo las medidas adecuadas que den respuesta a sus necesidades, puede derivar en situaciones de frustración, falta de motivación, problemas de conducta, indiferencia hacia las materias escolares, acoso o inadaptación escolar. Datos del Ministerio de Educación señalan que el 70% de los alumnos superdotados tiene bajo rendimiento escolar y que entre un 35 y un 50% de ellos se hallan en el fracaso escolar. Para poder articular una respuesta educativa adecuada a este alumnado se requiere una identificación previa y una adecuada valoración de las necesidades educativas que presenta. En este proceso de identificación deben participar tanto el centro educativo como la familia.


A través de este Boletín Informativo queremos tratar de ofrecer información que permita la adecuada definición y caracterización de la realidad de la infancia con altas capacidades así como distintas estrategias y experiencias educativas que sirvan de ayuda, tanto a los responsables educativos como a las familias, a la hora de acompañar a estos niños y niñas en su actividad académica, permitiendo el desarrollo de todo su potencial. 










Medidas para un confinamiento que no tiene en cuenta a los niños.

Los menores no se contemplan en los planes de gestión de esta crisis 
pero forman parte de un esfuerzo colectivo y se deben cubrir sus necesidades,
únicamente se han implementado aspectos de su curriculum académico.


Diana Oliver,

Dos niños dibujan dos arcoíris solidarios.Nunca hay que subestimar la energía de un niño. Energía renovable. No importa si has cantado Turnedo a grito pelado veinte veces o si has saltado a la comba con una sola pierna tres horas seguidas, su capacidad de regeneración es infinita e inversamente proporcional a la de un adulto. Hay que vivirlo. Desde el martes pasado –nos adelantamos– encaramos con nuestros hijos de tres y seis años lo que parece un confinamiento de duración poco clara. Y aunque de energía los adultos vamos justos, esto, en principio, no debería asustarnos: llevamos seis años trabajando con niños en casa. Si tuviéramos visión para los negocios seguramente ya hubiéramos diseñado un máster. Pero los dos sabemos que nuestra experiencia ha sido tan fascinante como aterradora. Ahora, con el aislamiento, hemos subido de nivel: nos ha pillado con trabajo pendiente, con la casa a medio desmontar y a las puertas de la que iba a ser nuestra mudanza. Suena frívolo. Problemas del primer mundo.
Después del shock inicial por lo excepcional del asunto y por la incertidumbre hemos asumido varias cosas. Por un lado, que poco a poco esa desventaja en cuanto a nivel de energía va a ir a más. No hay mucho que podamos hacer. Nos hemos prometido entrenar a fondo la imaginación, la paciencia y la empatía. Por otro, que ante el derrumbe de nuestro microcosmos de expectativas y tareas planificadas, lo inteligente es parapetarse en la organización semanal que ha propuesto nuestra hija. No hay un plan B.

Qué sensación tan rara. Atravesamos un confinamiento familiar ambivalente: la suerte de tenernos, nuestra incapacidad para igualar las necesidades más vitales y la energía que nos mueve. Decía que nos íbamos a mudar. En nuestro caso pasaremos de un piso cómodo para cuatro personas a un piso de apenas 49 metros sin balcón ni patio. De nuevo la ambivalencia: el disfrute del privilegio que otorgan en estas circunstancias más metros y un balcón, nuestra ruina económica. Son malos tiempos para los autónomos. También para los niños y niñas, esos que no contemplan los planes de gestión de esta crisis pero que también forman parte de un esfuerzo colectivo. Seguimos ciegos a la infancia y a sus necesidades.






Sin una mirada a la infancia

“Muy mosqueada con la mirada nula hacia la infancia desde el minuto uno de esta crisis. Sin coles, tele-estudiando de un día para otro y sin medios asegurados, medidas confusas hasta llegar al encierro total, sin contemplar la excepcionalidad de los críos muy peques”. Lo decía la escritora Silvia Nanclares en Twitter en mención a otro tuit en esa misma línea: “Ayer Sánchez mencionó que se podrá seguir sacando a pasear a los perros. Me pregunto si no se podría pensar en una medida similar para los niños pequeños. 15 días sin salir a la calle son un mundo a los cuatro años. Y muchas familias viven en pisos oscuros y pequeños”. En redes sociales, grupos de familias y listas de crianza se plantea desde hace días ese continuo de la infancia invisible, la orientación adultocéntrica de las medidas y su impacto en la salud de los más pequeños.

A Heike Freire, pedagoga, docente e investigadora y autora de Educar en verde (Grao), le resulta especialmente preocupante porque esta situación, aunque temporal, les niega una necesidad fundamental que se agrava con la desigualdad: la del movimiento. Le escribo para saber más y me cuenta que aunque es consciente de que los niños y niñas no son una población de riesgo específica, están siendo los más perjudicados por esta crisis del coronavirus. Más incluso que los animales domésticos, que sí ha contemplado desde el inicio el decreto del estado de alarma. No así para las personas con discapacidad, menores y mayores, quienes han tenido que esperar cuatro días para que se modifique dicho decreto. Tarde y, quizás, insuficiente. “Por sus características especiales, por el hecho que están en período de crecimiento, forman parte de las personas más vulnerables a las que tenemos que prestar especial atención. No solo deberíamos haberles tenido en cuenta al diseñar la estrategia para superar la pandemia, sino que es urgente que les consideremos, que legislemos con sensibilidad e inteligencia sobre su caso, si no queremos incurrir, como sociedad, en un delito de negligencia y abuso”, explica.
Según la pedagoga, los espacios cerrados, el sedentarismo, las tareas escolares y el exceso de pantallas les cargan de una energía que no pueden renovar y las criaturas y sus familias terminan estallando. Incide en que los más perjudicados son los niños y niñas de las familias más desfavorecidas por lo que reclama medidas urgentes. “Las infancias urbanas que no disponen ni de un pequeño balcón, y que además no pueden utilizar los parques públicos, están siendo discriminados en su salud, su bienestar y su desarrollo, respecto a las familias con recursos que cuentan con jardines privados y espacios de campo abiertos a los que nadie les impide acceder”, señala.

Leo que desde Save the children insisten en la necesidad de proteger a la infancia, que consideran el grupo más afectado junto con los mayores, y han pedido a las administraciones que tengan en cuenta los efectos del confinamiento en las familias más vulnerables. “En las familias más vulnerables este confinamiento tiene tres efectos: la interrupción del proceso educativo (que no es compensable porque muchas familias no tienen el nivel educativo o no disponen de ordenador o conexión online), la pérdida de la garantía de una alimentación adecuada y el aumento de la violencia ejercida a niños y niñas debido al estrés que producen los espacios muy reducidos y en muchas ocasiones en situaciones de hacinamiento”, me explica Andrés Conde, director general de Save the children.
Porque lo que empezó como una crisis sanitaria ya es una (nueva) crisis económica y social. Por ejemplo, el pasado jueves supimos que en Madrid se suspendieron los contratos de las educadoras de las escuelas infantiles. También los servicios relacionados con la atención a la diversidad, el transporte o los comedores. No hemos dejado de saber acerca de la situación de los autónomos, las pymes, los afectados por los ERTES. La necesidad de tomar medidas urgentes para contener la epidemia del COVID-19 se ha chocado de frente con el muro invisible de los vulnerables. Hay más: violencia de género, maltrato infantil, abusos, ausencia de condiciones dignas de vida. Aquí tampoco hay un plan B para las familias.

Contacto también con GSIA (Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia) para saber qué valoración hacen, si realmente se podía haber tenido en cuenta de algún modo a las familias más vulnerables, aquellas con problemas intrafamiliares o con alguna disfuncionalidad o patología entre sus miembros. Myriam Fernández Nevado, cofundadora de la asociación y doctorando en Ciencias Políticas y Sociología, considera que a estas familias se las ha tratado como ciudadanos de segunda en muchos aspectos. “El concepto de ciudadanos no existe en este grupo social, cuanto más con dificultades o disfuncionalidades, patologías o situaciones de vulnerabilidad que invisibilizan más su presencia como actores plenos y participantes también del riesgo de la enfermedad del coronavirus”. Lamenta la experta que no se haya creado un plan de contingencia especial ni se haya hablado con especialistas para esta población infantojuvenil.

Por su parte, Marta Domínguez Pérez, doctora en Sociología y parte también de GSIA, menciona algo que puede servir para explicar lo anterior: que los mensajes lanzados se están haciendo situacionalmente, esto es, quienes los enuncian se corresponden con los grupos centrales de la sociedad. Según la socióloga esto es, clase media, con vivienda amplia, en propiedad, con empleo estable, pertenecientes a familias de modelo nuclear tradicional y urbanitas. “Se trata de un discurso nada inclusivo sino excluyente y estigmatizante si dices algo distinto, si te quejas, si te sientes mal, si no te sientes incluido. Las mayorías simbólicamente dominantes y no precisamente silenciosas, nos aplastan”, lamenta.

De nuevo me siento privilegiada en mi confinamiento familiar ambivalente. Termino con una frase que me regala Heike Freire y que nos puede servir para reflexionar: “Hagamos de nuestro país un lugar donde las infancias cuenten, donde tener hijos, ser padre o madre no sea una labor heroica, y privatizada, donde toda la población nos volquemos en los cuidados". Tan simple y tan complejo.




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