Quizás, uno de los sociólogos que más ha estudiado el contexto
escolar, la Escuela y su sistema, ha sido el francés Pierre Bourdieu [1]
(1993), quien define las escuelas como lugares donde “se crean formas
de pensar y las formas de actuar en relación directa con las familias.
Se fabrican los títulos profesionales, los títulos escolares que dan
derecho a ejercer una profesión”.
Pero sobre todo para Bourdieu, las escuelas “son uno de esos lugares
donde se reproducen las estructuras sociales y donde los grupos sociales
garantizan las estrategias de sucesión” [2]. A través del sistema
escolar podemos comprender a las sociedades modernas, donde las mismas
desigualdades sociales que vivimos a pie de calle, las encontramos en el
medio escolar, reproduciendo los mismos conflictos sociales entre pares
y desarrollando “juicios sociales” que perdurarán en el tiempo, que se
mezclarán con los factores ambientales mediatos e inmediatos de la
Sociedad del momento.
Siguiendo al sociólogo Zygmunt Bauman (2014),
podemos decir que, con la Escuela de hoy estamos ante un producto
social, porque no se encuentra en la Naturaleza. Nos vemos inmersos en
una Sociedad, donde los niños y las niñas están integrados de manera
artificial a una dinámica de conocimiento y dialéctica “no natural”, con
aprendizajes fuera del sentido natural de conocimiento, dentro de la
fase experiencial y cognitiva de los niños; en programaciones
pedagógicas más propias de “embudos de conocimiento” que de transmisión
de conocimiento válido, internalizado y útil, para futuras sociedades en
las que van a desarrollarse y convivir. Esta reflexión nos plantearía
análisis más allá de los indicadores cuantitativos, y la posición de los
niños y niñas como consumidores transformadores de la realidad social
junto con los adultos, a través del propio conocimiento que se les
transmite desde la escuela.
Bauman nos introduce en el concepto de la “Modernidad Líquida” [3]
También para este sociólogo: “Es la fluidez como metáfora para entender
la situación de la Historia actual”. Se puede decir que esta fluidez
crea inseguridad, a la vez que no nos deja poder predecir frente a las
sociedades anteriores, que sus pilares eran sólidos, predecibles y
planificables. Pero hay que ir más allá: para un niño, el aprendizaje es
la experiencia pura, sin intermediarios; y no hay nada más experiencial
que la vida virtual a través de la comunicación en Internet, a pesar de
ser utilizada para dañar. Los niños consumen, pero también producen; y
esa producción no se pierde, porque en Internet todo queda, a pesar que
choque su contenido con el “Derecho al Olvido”.
En su libro “Los retos de la Educación en la sociedad líquida” [4]
nos habla de formar a ciudadanos, no solamente formar técnicos. De esta
manera se podrá recuperar el espacio público de diálogo y sus derechos
democráticos, para controlar el futuro de su entorno, y el suyo propio.
La Educación sería la acción continua de la vida y no habría que
centrarse únicamente en las habilidades técnicas. Un mundo rápido
necesita de una Educación liquida, que se adapte a éste (los líquidos se
adaptan al medio o continente que les contiene). En este punto es donde
nos ponemos en la situación real que el 97 % de la Información está
digitalizada, y de este porcentaje, el 80 % está en Internet. Los niños
como actores, transformadores de la realidad en la que viven, necesitan
de un conocimiento actual, acorde a sus futuras necesidades y no en base
a necesidades pasadas. Al igual que, la enseñanza en habilidades
personales y sociales debe estar dirigida a esta capacidad de
empoderamiento intelectual, generando en los niños criterios propios.
Según Manuel Castells (2014), la Escuela tiene dos
funciones: “como transmisión de habilidades necesarias y formación en el
conocimiento. Y como transmisión de valores dominantes y de formas de
poder, que no tiene nada que ver con la Pedagogía ni la Educación, sino
con el Poder y las Instituciones” [5]. Con este discurso, Castells se
acerca a la dialéctica empleada por Bourdeau, pero fuera de un contexto
economicista y capitalista. Para Castells, el aprendizaje es la
Interacción, y esto supone la ruptura de las relaciones verticales. Y si
vamos un poco más adelante en la reflexión, nos podríamos plantear
quién quiere romper la verticalidad en la Escuela: nadie o muy pocos.
Mantener la verticalidad como eje jerárquico, es mantener los mismos
sistemas de dominación que Baunan comentaba.
La realidad es que el conocimiento ya no está en los libros, sino que
se encuentra en Internet. La Comunicación junto con los sistemas
generados y los lenguajes desarrollados, bajo la premisa de la
Universalidad y Cooperación de la Red. Los niños y las niñas son el
presente, tal como lo entendemos desde la Nueva Sociología de la
Infancia. Los niños son actores sociales y ciudadanos, capaces de
transformar y cambiar la realidad social que les rodea, al igual que los
adultos, creando percepciones integradoras desde sus propias
experiencias y a través de las TIC, entre los múltiples instrumentos que
tienen a su alrededor. La Sociedad de hoy no puede entenderse sin
ellos; sabiendo que cada sociedad, dependiendo del momento histórico
interpretado, tiene una Infancia, como grupo social, diferente
–conformada por percepciones y funciones sociales diferentes. Los niños
de hoy no son los mismos que los de ayer, ni serán los mismos que los
del mañana, ni siquiera sus contextos sociales son los mismos. Esta idea
de niño como actor social y no solo como sujeto, además de ser
reconocido como ciudadano, con sus derechos y deberes, hace plantearse
la función de la Escuela, de manera diferente a cómo está planteada,
teniendo que introducir nuevos contenidos e invalidando y suprimiendo
los anacrónicos y obsoletos.
La Educación en el sistema español no responde a las necesidades
actuales y futuras de los niños y los jóvenes. Cuanto más es un sistema
educativo que enquista viejos paradigmas de verticalidad, para mantener
los sistemas de anclaje social y civil a la misma jerarquía de
principios del siglo XX y finales del siglo XIX, reproduciendo modelos
de producción hoy día, obsoletos e ineficaces para progresar: tal como
se confirma en el Informe Pisa último.
La LOMCE que este mes se integra en parte de los ciclos de Educación,
excluye conocimientos que en sí mismos desarrollan la imaginación, el
cálculo abstracto, la reflexión crítica, el dialéctica, el conocimiento
“del otro”… como la Música, las Bellas Artes,…. Dando paso a un aumento
de áreas científicas, pero con metodologías trasnochadas, más propias de
las escuelas industriales de finales del siglo XIX que de la Escuela
del siglo XXI. La vulgarización de los contenidos a favor de mensajes
dirigidos por elementos más de despacho que de expertos en las materias,
darán lugar al enquistamiento de una escuela y una metodología próxima
al adoctrinamiento en fase adulta, al no formar niños y niñas con
espíritu crítico, interés en la investigación y experimentación, así
como a la contemplación de la Belleza a través la práctica de las Artes
Plásticas y Musicales.
La supresión de docentes, en contra de una enseñanza más personal y
atendiendo a las necesidades y talentos, o capacidades de cada uno de
los alumnos, -porque no todos somos iguales-, sigue empobreciendo la
Educación y la Cultura desde nuestros niños y niñas; fomentando más
dificultades en el aprendizaje, culpabilizando a los niños y docentes, y
etiquetando a los menos afortunados del sistema educativo. La falta de
integración cultural y educativa de materias alternativas desde edades
tempranas como piden los expertos, aumenta más nuestra brecha educativa
frente a los países más desarrollados en buenas prácticas en la
Enseñanza.
La falta de inversión en una Educación de calidad, y no en un aumento
de horas lectivas, contenidos inadecuados para las necesidades reales
de las futuras sociedades, así como la falta de proyección cultural en
las Ciencias Humanas y las Artes como la Música, la Expresión Plástica…
solo fomentará una falta de apego a la Cultura y la Historia de nuestro
país; facilitará la formación de hombres y mujeres sin conocimiento y
apropiación de sus derechos como ciudadanos y sin capacidades, para el
reconocimiento de las riquezas de sus tradiciones, el Arte y las
maravillas de su país, así como el respeto por éstas.
Se equivoca, señor ministro, sometiendo a los niños a constantes
exámenes de nivel cuando ninguno de ustedes es capaz de pasar el nivel
de la eficacia y eficiencia en su labor, ni siquiera ganada por méritos y
esfuerzos que exigen a niños a partir de los 6 años.
La “Nueva Escuela” tiene que desarrollarse desde la participación de
todos sus protagonístas (docentes, alumnos, investigadores…), pero no
desde bases ideológicas, faltas de criterio y simplemente a dictámenes
exteriores no conocedores de nuestra realidad.
El Ministerio de Educación español sigue los paradigmas del
adoctrinamiento desde la escuela, sin pensar que el futuro no pasa
solamente por conocimientos científicos ya planificados a gusto de los
macro estados –como la UE-, sino que el verdadero Conocimiento y
Desarrollo de un pueblo nace desde la interrogación personal y el
trabajo en equipo, con criterio de lógica racional, motivación y
responsabilidad sea la disciplina que sea. Crear escuelas para más allá
del siglo XXI pasa por crear ciudadanos sin miedo a las frustraciones, a
los retos y al pensamiento libre y responsable. Esto, Sr. Ministro, no
entra en sus planes, sin olvidar al sistema consumista generado
alrededor de la “vieja escuela”, que prima el gasto en material fungible
como garante de conocimiento tras su uso (como si el camino del
aprendizaje fuera único y verdadero). Los niños como ciudadanos del
presente podrán cambiar estos paradigmas de políticas educativas, como
productores de conocimiento real y no solamente como consumidores del
dado, siempre que les acompañemos en el verdadero aprendizaje como
adultos y ciudadanos del futuro.
- [1] La miseria del mundo – La Misère du monde, FCE (1993)
- [2] http://ssociologos.com/2014/07/23/la-educacion-segun-pierre-bourdieu-zygmunt-bauman-manuel-castells-mariano-fernandez-y-noam-chomsky/
- [3] Modernidad líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 1999.
- [4] Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona. Gedisa. 2008. ISBN 978-84-9784-229-7
- [5] https://www.youtube.com/watch?v=eb0cNrE3I5g
- *Myriam Fdez. Nevado es vicepresidenta de la Asociación GSIA. Consultora internacional. Experta en infancia y derechos humanos.