Los derechos de los niños: Entrevista a Lourdes Gaitán



Entrevista a Lourdes Gaitán Muñoz
por Elena Alemany 
Editorial Sintesis Blog, 23 enero, 2012

Derecho a tener amigos, a jugar, a ir a la escuela, a comer, a cantar, a tener novio o novia, a tener una familia, a crecer, a ser respetado, a la libertad, a tener una casa, a enfadarse, a descansar, a estar contento, a llorar, a decidir, a dar o no besos, a ser diferentes y a equivocarse”. 
 
Estos derechos se recogieron en un estudio realizado en España en 2007 con niños y niñas (Gaitán,L. y Liebel, M. pag 84; citando un estudio de J. Funes), y si uno se para a pensarlo,  suenan muy parecidos a los deseos de todo adulto equilibrado. Y es que, como señala Lourdes Gaitán, los niños no pertenecen a una especie distinta de la humana como a veces parece que creyéramos.

Lourdes Gaitán es coautora de Ciudadanía y derechos de participación de los niños junto a Manfred Liebel y autora de Sociología de la infancia En “Ciudadanía…”.
Gaitán y Liebel exponen de qué forma niños y adolescentes pueden adquirir la confianza y la autoestima necesarias para hacer frente a situaciones de su vida, así como para lograr presencia pública y ciudadanía y se explican las condiciones políticas que deben crearse para ello.  
Hemos conversado con Lourdes Gaitán para profundizar en algunos aspectos relativos a la infancia contemporánea.

Síntesis: -En ocasiones la relación de los adultos o de las instituciones con los niños puede recordar al despotismo ilustrado: “todo para los niños, pero sin los niños”. ¿En qué aspectos o sociedades consideras que ocurre así y cómo se podría subsanar este problema?

Lourdes Gaitán: -Ocurre en casi todos los aspectos y, en distinto grado, en la mayoría de las sociedades. La idea dominante es que los niños son seres incompletos, que “ya serán” pero “aun no son” como los adultos, a quienes se les adjudican los atributos del ser humano completo. Esta idea se fundamenta en un hecho real de naturaleza biológica, porque los seres humanos necesitamos un largo periodo de tiempo para ser capaces de valernos por nosotros mismos en la realización de los actos esenciales para la vida. Sin embargo, el condicionamiento que nos hace ver a los niños como seres dependientes no es solo de carácter biológico, sino también social: asumimos una jerarquía de poder generacional en la que los adultos tienen el papel dominante. Si nos detuviéramos solo en dos detalles podríamos “repensar” la pertinencia de este planteamiento. Por un lado, la condición de niño o niña abarca a todas las personas por debajo de los 18 años, y es esta condición de “menores de edad” la que limita el reconocimiento de sus capacidades. Pero es evidente que no podemos “meter en el mismo saco” a un niño o niña de 2 años, que a un preadolescente de 12 o a una niña de 16. Por otro lado, la capacidad de actuación o de juicio no depende tanto del cronos, del tiempo transcurrido desde nuestro nacimiento, como de las experiencias que hayamos vivido en este tiempo y las oportunidades que hayamos tenido de conocer y desenvolvernos con autonomía en la vida.

S.:-En el libro se recoge la enorme variedad de situaciones y funciones que desarrollan los niños en países como Guatemala e India. Recientemente, además, se ha publicado un estudio que señala que un alto porcentaje de los niños de la India tiene malnutrición (la proporción es más alta que en África). ¿Cuál te parece el problema más acuciante de la infancia a nivel internacional hoy en día?


L.G.-Una de las voluntades que nos ha guiado en nuestro libro ha sido la de alejarnos de las habituales imágenes, ampliamente difundidas, que identifican los problemas de los niños con carencias extremas, a la vez que los sitúan lejos: en otros países, en otros continentes, en otras culturas. Este tipo de representaciones creemos que provoca más la caridad que la justicia, lo ajeno que lo propio. Nosotros hemos querido mostrar cómo los niños buscan la felicidad y ponen en marcha estrategias para lograrla, aún en las situaciones más difíciles. Y a la vez cómo, en lugares y entornos sociales aparentemente protectores, los niños ven vulnerados sus derechos humanos.

S.:-¿Cuáles son las luces y sombras de los derechos de los niños hoy en España? ¿y en Europa?

L.G.-La posición de los niños y niñas en España ha mejorado notablemente en el último tercio del siglo pasado. El desarrollo de la Constitución, especialmente los aspectos referidos a modificaciones en el derecho de familia, o al reconocimiento de derechos sociales a la salud, a la educación o a los servicios sociales, representa un hito. A partir de la Convención de los Derechos del Niño, promover la participación de los niños se ha convertido también en objetivo prioritario, especialmente en el ámbito local. La orientación de las políticas de infancia es, en todo caso, fundamentalmente proteccionista, lo que no evita que la pobreza que afecta a los niños no haya bajado del 24%, incluso en los años de bonanza económica, superior a la de adultos y mayores. En el caso de los niños en situaciones de especial vulnerabilidad, como son los que se encuentran en centros de acogida o los extranjeros no acompañados, no siempre se produce un trato del todo respetuoso con sus derechos humanos. En el ámbito de la Unión Europea predomina también el enfoque proteccionista mientras que, pese a la existencia de iniciativas interesantes en los últimos años, los mecanismos que podrían favorecer la participación de los niños en los asuntos que les afectan son prácticamente inexistentes. De este modo, tanto en España como en Europa, adultos están tomando decisiones cuyas consecuencias vivirán las generaciones infantiles y juveniles de hoy, sin ninguna participación de éstas. Piensa, por ejemplo, en decisiones relativas o con incidencia en el medio ambiente…

S.:- En el libro (pag 41) señalas que “Es necesario que los niños lleguen a pensar que sus acciones no quedarán en la nada, sino que pueden ‘hacer algo’”. ¿De qué forma pueden fomentar la participación de los niños en la vida social las nuevas tecnologías? Los blog y las redes sociales les pueden dar visibilidad, pero de ahí a que sus opiniones se tengan en cuenta…

L.G.-No sé si les llegan a dar visibilidad, pero sí poder. A través de la red los niños, niñas y adolescentes de hoy pueden establecer contactos con sus semejantes a todo lo largo y ancho del mundo. Compartir gustos, modas… y también ideas. Empezar a formarse una idea colectiva de su identidad (y su valor) como grupo social.

S.:-Hablando de redes sociales, desde el punto de vista de los derechos de los niños ¿Internet es más una oportunidad o un peligro?

L.G.-En todas las épocas históricas han existido herramientas o situaciones especialmente peligrosas para los niños, y en todas se ha enseñado a los niños (o han aprendido ellos mismos) a sortearlas. El miedo ha sido uno de los mecanismos utilizados para alejar a los niños del peligro y eso es en cierto modo lo que sucede ahora con Internet. Aunque también hay otra forma de ayudarles a evitar los riesgos, que es la de hacerles más fuertes, a través del conocimiento, la información, la escucha. Nosotros tratamos esto en el capítulo del libro sobre la resiliencia. Porque Internet y en general las nuevas tecnologías de la comunicación están ahí, ellos consideran que son “lo de ahora”, “lo suyo”, y no es probable que las abandonen.

S.:-¿Qué países te parece que se deberían tomar como modelo en cuanto a la ciudadanía y los derechos de participación de los niños?

L.G.-Desde el punto de vista del bienestar de los niños contamos con buena muestra de estudios comparativos en los últimos 10 o 15 años, donde algunos autores señalan que si bien ningún país responde totalmente a los compromisos con los niños que todos adquirieron al ratificar la Convención de los Derechos del Niño, los hay más eficaces que otros a la hora de lograr sus mejores condiciones de vida. Son aquellos que colocan a los niños en el centro de atención de sus políticas sociales, proporcionando un amplio abanico de beneficios sociales para ellos.

S.:- ¿Qué iniciativas interesantes se están adoptando actualmente? ¿Por qué te parecen interesantes?

L.G.-En lo que se refiere a la participación me parece muy importante el movimiento (en ocasiones promovido, alentado o acompañado por los propios niños) en defensa de la participación política de los niños, niñas y adolescentes, bien sea a través de su presencia en foros donde se toman decisiones que les afectan, o bien mediante la rebaja de la edad mínima para tener derecho a voto, e incluso la eliminación de cualquier tipo de discriminación basada en la edad. Lo importante es que su voz sea escuchada y su opinión cuente. Pienso que este es un debate (y una práctica) pendiente en España, mientras que, ciñéndonos solamente al ámbito europeo, son numerosas las regiones en los que las personas de 16 años votan en las elecciones locales, incluso Austria incluyó hace dos años el voto de los mayores de 16 en sus elecciones nacionales.

S.: -Me ha llamado la atención un comentario de una niña de 10 años que recoges en la página 83, en el apartado dedicado a la elección de Derechos del niño realizado por Defensoría de los Derechos de la infancia de la ciudad de Munich en 2005 (pag 82-83). Esta niña citó como derecho: “Los padres de familia tienen que ser amables con sus hijos, tienen que ser justos, y lo más importante: tienen que mostrarles amor”. Menuda lucidez y capacidad de síntesis. ¿Subestimamos la inteligencia de niños y adolescentes?

L.G.-Sí, sin duda, muestra de ello es que nos sorprende, nos llama la atención o “nos hace gracia” cualquier muestra de racionalidad de los niños. Así no resulta raro que a ellos no les guste mostrar sus habilidades con los mayores, más bien que traten de adaptar su conducta a lo que se espera de ellos.

S.: También me ha llamado la atención esta frase de un niño de 10 años de la misma página, porque revela muy bien la diferencia de perspectiva entre los chicos del mundo desarrollado y aquellos en vías de desarrollo: “Mi deseo sería que exista el derecho a tener amigos. Algunos niños no tienen amigos porque tienen que ir a trabajar”. ¿Qué te llevó a interesarte por estos temas?

L.G.-Fue la insatisfacción con las respuestas habituales, con las recetas habituales, con las interpretaciones habituales de la infancia y de la vida de los niños. Era como dar vueltas en una noria sin avanzar nada. Busqué otros enfoques y encontré ese que considera a los niños como actores sociales y a la infancia como parte de la estructura social, que cambia con la historia y el contexto. Esto me abrió el camino para comprender la infancia de otra manera. En cuanto a los niños trabajadores también cambió mi visión primero al descubrir su presencia en un foro internacional celebrado en Holanda allá por los años noventa, y después al conocer al movimiento de los NAT (Niños y Adolescentes Trabajadores).

S.: A lo largo de tus investigaciones sobre el tema de los derechos en la infancia, ¿qué ha sido lo más sorprendente que has oído de la boca de un niño o niña? ¿Y lo más conmovedor?

L.G.-Siempre recuerdo mi conversación, en Lima, sobre economía del bienestar, con dos chicos y una chica de unos 14 o 15 años, miembros de la coordinación de los NAT. Me conmueve cada vez que, al final de una entrevista o de un grupo de discusión, les doy las gracias por atenderme y ellos o ellas me responden “gracias a ti por escucharnos”.

(Entrevista realizada por Elena Alemany para Síntesis Editorial)

Derecho al voto de Niños y Adolescentes. Documentación española


A propósito de la noticia de que 
en Berlin se va debatir en su Parlamento 
referenciamos la mejor documentación española al respecto.


Se publicó en la 
Revista de Estudios de Juventud, nº 85, Junio 2009
editada por el Instituto de la Juventud de España, 
con el título de portada El Voto Juvenil



.- La larga marcha hacia la ampliación del derecho de sufragio y el tema de la edad, de nuestro compañero Miguel Angel Ruiz de Azúa;

.- La Reforma Electoral Austriaca 2007  de Helmut Winterberger;



.- El ejercicio del voto en el marco de los derechos de la infancia, de nuestra compañera de GSIA, Lourdes Gaitán;



El robo de la infancia, explotación laboral de la infancia

Unos 215 millones de niños trabajan en todo el mundo, un 61% de ellos en Asia.
El objetivo de erradicar en 2016 la presencia de menores en empleos peligrosos, una quimera
ZIGOR ALDAMA Dacca


FOTOGALERÍA: INFANCIA ROBADA.
Shanta posa sobre una pila de piezas producidas en la fábrica en la que trabaja.
ZIGOR ALDAMA

Mina está satisfecha con su trabajo. No importa que tenga que levantarse a las seis de la mañana y acostarse a la una de la madrugada, siete días a la semana, para ganar 600 takas (6 euros) al mes. Ni que quienes la emplean la griten y la insulten a menudo. “Aquí, por lo menos, no me pegan tanto como en trabajos anteriores”, explica. “Me dan de comer dos veces al día, tengo algo de ropa, y a veces me dejan ver la televisión”, añade. Además, tiene suerte porque el padre de familia no ha abusado sexualmente de ella, algo habitual entre las empleadas del servicio doméstico en el subcontinente indio. Mina tiene 10 años, pero ya conoce varios casos de niñas que no volverán a serlo más.

No muy lejos del piso en el que ella trabaja como criada, en la capital de Bangladesh, Shanta asegura que sólo realiza “pequeñas labores” en una desvencijada fábrica de válvulas. Pero sus manos delatan que este niño de 9 años no se atreve a decir toda la verdad delante de su empleador. Hace unos meses perdió un tercio de un dedo, y un golpe le deformó otro para siempre. “Son cosas que suceden cuando se trabaja en la industria”, cuenta, restando importancia al asunto, el propietario de este taller, escondido en el laberinto de callejuelas que conforma el barrio viejo de Dacca.


Curiosamente, el jefe de Shanta sabe bien de lo que habla. Él también sufrió los rigores del trabajo infantil. De hecho, muestra con orgullo propio de una herida de guerra su mano derecha, en la que, desde que tenía 10 años, sólo hay cuatro dedos. “Empecé a trabajar con seis años, y gracias a ello he podido alimentar a una familia numerosa. Desde fuera siempre se considera que los niños no deben trabajar, pero quien dice eso es que no conoce cuál es la situación en un país como éste. Las familias lo necesitan”, apostilla.

Mina le da la razón. Su padre murió hace años, la madre tiene la cadera rota y está postrada en una silla a la que le faltan ruedas, y de su hermano mayor no tiene noticias. Por eso, sus exiguos ingresos son lo único que mantienen con vida a su progenitora, a la que puede visitar una vez cada dos semanas durante no más de una hora. “Me siento sola”, es la única queja de Mina, cuya esperanza es estudiar medicina para curarla.

Shanta también necesita los 1.200 takas (12 euros) que le pagan por manejar unas máquinas que no cuentan con ningún tipo de mecanismo de seguridad y para las que no tiene formación. “Tengo tres hermanos y una hermana, y sólo mi padre trabaja -en la construcción-. El dinero no es suficiente, así que vengo aquí de 8 de la mañana a 5 de la tarde, y aprendo el oficio”. A solas, no obstante, reconoce que lo que a él le gustaría es ser profesor. Y, para eso, Shanta acude a la escuela que la ONG española Intervida tiene en el barrio de Hazaribagh.

Aquí, 115 niños de entre 8 y 14 años reciben algo de formación. No es mucha, porque todos los chavales tienen que trabajar y sólo se visten el uniforme escolar durante las horas que sus respectivas empresas se lo permiten, pero es suficiente para marcar la diferencia. La composición de las clases de Hazaribagh es un buen termómetro para ver en qué están empleados, y la imagen no es especialmente esperanzadora.

El 27% recoge basura y la clasifica para su posterior reciclado, una actividad que no distingue entre sexos; el 14%, en su mayoría chicos, está empleado en sectores informales, que incluyen todo tipo de industrias, y desempeña lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denomina ‘trabajos peligrosos’; y el 9,5%, sobre todo niñas, están empleadas en el servicio doméstico, como Mina. El resto realiza las labores más variadas.

Mobarak, de 12 años, maneja una prensa; Rydoy, de diez, trabaja en una herrería; Ibrahim, con la misma edad, fabrica perchas para Europa; Rasel, con 8, se tuesta transportando ladrillos; y Ashkar, de 11, inhala polvo de aluminio extremadamente peligroso en un taller del que salen cacerolas. Ninguno de ellos cobra más de 1.300 takas (13 euros) al mes, un tercio del salario mínimo del país. Y la capital de Bangladesh es sólo una gota en el océano.

Se estima que hasta 115 millones de niños les acompañan en la agricultura, la industria, y el servicio doméstico en todo el mundo. Si se contabilizan aquellos empleados en sectores menos arriesgados, el total suma unos 215 millones de niños trabajadores, siete millones menos que en 2004, de los que el 61% son asiáticos. A este ritmo, lastrado por el efecto de la crisis económica global, el objetivo de erradicar en 2016 la participación de menores en los empleos más peligrosos se antoja una quimera.

Además, la población considera el trabajo infantil como algo normal”, explica Rose Anne Papavero, responsable del programa de protección a la infancia de Unicef en Bangladesh. “Esta razón también hace que los niños que trabajan sean invisibles de cara a la sociedad. Nadie habla de ellos, y mucho menos se plantea si el trabajo que desempeñan los condena a un futuro de pobreza. No abogamos por la erradicación del trabajo infantil, pero sí creemos que se debe garantizar la escolarización de los niños como apuesta por el futuro. Y es que ni siquiera se debate sobre si sus condiciones laborales son dignas. Avanzar en estas condiciones es casi imposible”.

Sin embargo, un plan piloto de la propia Unicef ha demostrado que erradicar la miseria no sólo es posible, sino que resultaría relativamente barato. En el caso concreto de Bangladesh, uno de los países más pobres del planeta, sólo habría que destinar a ello un 2,6% del gasto que el país dedica a servicios sociales durante un período de diez años. Supondría unos 4,4 millones de euros el primer año, una cifra que aumentaría sensiblemente a lo largo de la década hasta un total de unos 60 millones de euros. Con esta cifra se conseguiría que quienes viven por debajo del umbral de la pobreza (1,25 dólares al día calculados según la paridad de poder adquisitivo), que en Bangladesh suponen el 37% de los 156 millones de habitantes, disfrutaran de una existencia digna.


Uno de nuestros proyectos, que tiene como objetivo frenar la explotación laboral infantil, consiste en proporcionar una pequeña cantidad de dinero a la familia a cambio de que el niño esté escolarizado, tenga sus necesidades básicas cubiertas, y esté protegido contra el matrimonio infantil. Pero el dinero lo pueden gastar como crean conveniente siempre que esas obligaciones se cumplan”, cuenta Papavero. El resultado es espectacular: después de un año, la mayoría de las familias han conseguido ahorrar e invierten en negocios propios; en 18 meses, el 76% de los beneficiarios adquieren la renta suficiente como para dejar de percibir la subvención.


Con los juguetes no se juega. Z. A.

Cientos de juguetes pasan cada día por las manos de Emon. Pero este adolescente bengalí de 12 años no tiene permiso para jugar con ninguno de ellos. Lo suyo es fabricarlos con una rudimentaria máquina que convierte planchas de plástico de colores en motos y coches que harán las delicias de otros niños en India y Bangladesh. Por diez horas al día de trabajo cobra el equivalente a 12 euros al mes.
A casi 4.000 kilómetros al este, en la ciudad china de Yiwu, las piezas de Emon serían inmediatamente descartadas por toscas. Es la fábrica mundial del juguete, y, aunque no se encuentran niños en las fábricas, la situación de los empleados no es mucho mejor que la de Emon. Según investigaciones llevadas a cabo el pasado verano -época en la que se produce la campaña de Navidad- por el diario británico The Guardian, las condiciones laborales siguen siendo similares a las que se encontró EL PAÍS en 2007: hasta 140 horas extra semanales, pagas que llegan un mes tarde, y multas por hablar o ir al baño sin permiso. Incluso en las subcontratas de las grandes multinacionales.
“Con la crisis la situación ha empeorado”, reconoce Wen Xiqi, una de las empleadas que fue entrevistada por este periódico hace cuatro años. Ha cambiado de empresa y ahora ingresa casi el 50% más que entonces -en torno a 2.000 yuanes (240 euros) con horas extra-, pero asegura que la situación se degrada y comprende las recientes protestas en diferentes fábricas. “Los jefes nos dicen que ya casi no hay pedidos por la crisis de Europa, y que no nos pueden pagar a tiempo porque el yuan está muy alto”, comenta por teléfono. “Siempre hay alguna excusa para que jueguen con nosotros”.

El Parlamento de Berlín debatirá rebajar la edad electoral hasta los 7 años

El Parlamento de Berlín debatirá rebajar la edad electoral hasta los 7 años

El partido de Los Piratas ha propuesto rebajar la edad electoral paulatinamente hasta los 7 años para que los niños tengan derecho de sufragio en los comicios legislativos de la ciudad-estado de Berlín, donde esa organización cuenta con representación parlamentaria.

El rotativo Bild revela hoy que el parlamento de Berlín debatirá esta semana la propuesta de Los Piratas, que proponen rebajar en cinco años la edad electoral hasta los 16 años, en 10 años hasta los 14 y en 15 años hasta los 7.

 

Los Piratas, formación que agrupa a defensores de la libertad total en la red de internet, desean que en 20 años tengan derecho de sufragio hasta los recién nacidos, con la única condición de que presenten una solicitud formal de voto en la oficina electoral de su distrito.

 "La cámara legislativa (de Berlín) hace política que también afecta a los niños y adolescentes. Es por ello que deberían tener igualmente capacidad de decidir", señala en el diario el diputado pirata Fabio Reinhardt.



En los últimos comicios legislativos en la ciudad-estado de Berlín, celebrados el pasado otoño, votaron ya por primera vez jóvenes con 17 años, después de que la cámara aprobara rebajar la edad electoral en un año.


El rotativo acompaña la información con una encuesta entre niños en la que Benedikt, de 8 años, asegura que daría su voto a quien "rebaje el precio de los juguetes" y Valentina, de 7 años, al partido que "ensanche las puertas" de su colegio, donde se apretujan "para entrar en clase".

Una niña prodigio paquistaní muere tras un coma provocado por un ataque epiléptico

Arifa Karim, una niña prodigio paquistaní que sorprendió a Bill Gates con sus prematuras habilidades informáticas falleció anoche tras permanecer más de tres semanas en coma, según informaron los canales televisivos locales Geo y Express.
Arifa Karim Randhawa, que saltó a la fama cuando se convirtió con tan sólo 9 años en la persona más joven en obtener un certificado profesional de Microsoft, murió anoche en un centro médico de la ciudad oriental de Lahore.

La menor, que según fuentes hospitalarias tenía 14 años, sufrió un infarto el día 22 de diciembre tras un ataque epiléptico. Los doctores se mostraron muy pesimistas con el pronóstico médico, aunque la familia aún tenía esperanzas de que sobreviviera.
"Estamos llorando su pérdida pero era una niña muy fuerte. Era un regalo de Dios y ahora ella ha vuelto a Él", dijo a Express un tío de la niña prodigio, Ahsan Randhawa.
La experta informática será enterrada hoy cerca de la ciudad de Faisalabad, en la provincia oriental de Punyab, de la que es originaria.
Después de que Arifa consiguiera el diploma profesional de Microsoft, un asombrado Bill Gates la invitó a visitar la sede de su compañía y fotografiarse con él.
De familia humilde, la menor, que obligó a su padre a comprarle un ordenador cuando tenía sólo 5 años, era una inspiración para Pakistán, un país con serios problemas políticos, económicos y de seguridad, y su caso despertó una ola de solidaridad.

Hace algo más de cinco años, esta joven ocupaba la portada de algunos de los periódicos más prestigiosos del mundo. Yo tenía entonces 12 años, ella 9, pero recuerdo a la perfección aquel día. Arifa había sorprendido al mismísimo Bill Gates con su gran talento y posaba junto a él esbozando una tímida sonrisa que permitía entrever a una pequeña asombrada por toda aquella situación.
Recuerdo que la comparé conmigo. Pensé que teníamos mucho en común, ya que las dos éramos unas niñas y compartíamos una gran afición por la informática. Ahora bien, lo suyo tenía mucho más mérito, sin duda, pues no solo había logrado un nivel informático mucho más avanzado que el mío, sino que lo había hecho en unas circunstancias mucho menos favorables que las de mi alrededor. Arifa había nacido en un país sumido en la más extrema pobreza y con serios problemas políticos y de seguridad. No obstante, todo aquello no le impidió suplicar a su padre que le comprara un ordenador en cuanto se enteró de que existían.
Tal vez encontró en la informática el refugio que no había encontrado en su sociedad y en su país. Lo que está claro es que esa joven prodigio dio una lección a muchas personas. Por lo menos, a mí sí me la dio. Arifa me enseñó que los sueños son sueños, pero que, ante todo, son posibles. Estoy segura de que nunca imaginó que algún día llegaría a hacerse famosa.
Cinco años más tarde nos toca despedirla. No todos los días muere una persona que nos ha enseñado el verdadero significado de las palabras sueño e ilusión.

Charles Dickens y la infancia, 200 aniversario de su nacimiento

Charles John Huffman Dickens nació el 7 de febrero de 1812 en Portsmouth, Inglaterra.  Fue feliz en su pueblo, en su escuela de Kent, pero todo cambió cuando sus padres se trasladaron a Londres, donde pasó gran parte de su tiempo deambulando por las calles de la ciudad, sucio y abandonado. 
Tenía entonces diez años de edad y no volvió al colegio.  
Sufrió en carne propia la injusticia de un sistema laboral explotador cuando a los doce años entró a trabajar a una fábrica.
 Autodidacta y lector empedernido, aprovechaba cualquier oportunidad que se le presentara para disfrutar de las novelas picarescas y de aventuras, como Robinson Crusoe y Don Quijote de la Mancha, muy en boga en esa época… además de acucioso observador, registraba en su memoria todos los hechos y detalles que ocurrían en sus correrías por los suburbios de Londres. 
 Su experiencia en la fábrica le dejó a Dickens una especie de fobia a estar sucio y una sensación de humillación y abandono por el resto de su vida.  
Ya convertido en escritor, los niños se convirtieron en los héroes de sus libros, reflejando en ellos la pobreza, miserias, malos tratos, muerte e infelicidad.
Murió el 9 de junio de 1870 a los 58 años de edad. 

El niño bueno y desgraciado, digno de compasión, fue el pretexto para denunciar la explotación infantil y los problemas sociales de la Inglaterra de aquella época y de la que él fue una víctima más.
Las obras de Dickens están repletas de niños prematuramente envejecidos y/o de adultos aniñados. Cuando Dickens quiere hacer a un protagonista bueno, lo hace niño. 

Es la utilización de la infancia como contraespejo del mundo adulto, para devolverle sus defectos, su crueldad, su indecencia...
Dickens utiliza la infancia como señuelo, como si no tuviera el valor de dar la cara de adulto a adulto.

Mas gracias a su magnífica pluma, tenemos un ajustado retrato social de la infancia en el momento de mayor explendor del imperio inglés, en la época de la recientememte asentada revolución industrial...



Bibliografía

Palgrave Macmillan, Dickens y los Niños del Imperio, 2000

 Andrews, Malcolm, Dickens y el niño adulto. Iowa City: University of    Iowa Press, 1994.




Los griegos que abandonan a sus hijos por la crisis


Chloe Hadjimatheou
BBC, Atenas 
Sábado, 14 de enero de 2012

"Hoy no vendré a buscar a Ana porque ya no puedo mantenerla", decía el mensaje.
"Por favor, hazte cargo de ella. Lo siento. Su madre".

En los últimos dos meses, el Padre Antonios, un cura joven ortodoxo que dirige un centro para jóvenes sin recursos, encontró cuatro niños abandonados a las puertas de su institución. Uno de ellos era un bebé de apenas pocos días.
Otra organización de caridad recibió la visita de una pareja, cuyos gemelos fueron internados en un hospital por malnutrición. La madre sufría desnutrición y por ende no estaba en condiciones de amamantarlos.

Cambios
Casos como estos han causado conmoción en un país donde los lazos familiares son importantes y donde no poder cuidar de los hijos es socialmente inaceptable.
Muchos griegos no pueden creer que estas historias "del tercer mundo" estén ocurriendo en su propio país.
Uno de los menores a cargo del Padre Antonios es Natasha, una niña de dos años que su madre trajo al centro hace dos semanas.
"Durante el último año hemos visto cientos de casos de padres que quieren dejarnos a sus hijos, ellos saben que pueden confiar en nosotros. Dicen que no tienen dinero, hogar o comida para sus hijos, por eso esperan que nosotros podamos brindarles lo que necesitan"
Padre Antonios.
La mujer estaba desempleada, no tenía donde vivir y necesitaba ayuda. Pero antes de que el personal la pudiese ayudar desapareció, abandonando a su hija.
"Durante el último año hemos visto cientos de casos de padres que quieren dejarnos a sus hijos, ellos saben que pueden confiar en nosotros", dice el Padre Antonios.
"Dicen que no tienen dinero, hogar o comida para sus hijos, por eso esperan que nosotros podamos brindarles lo que necesitan".
Antes de la crisis también se registraban pedidos similares, pero el Padre Antonios nunca fue testigo de lo que está sucediendo ahora: padres que sencillamente abandonan a sus hijos.

Daño emocional
Stefabis Alevizos, psicólogo griego: "Los padres que no pueden mantener a sus hijos sienten ira y desesperación. Sienten vergüenza y son estigmatizados por la sociedad.Los niños absorben las emociones de sus padres, por eso el niño hará suyos estos sentimientos de sus padres, especialmente la culpa. Por lo general se sienten culpables.Los niños que ingresan a un centro pueden tener dificultad en crear lazos con quienes los cuidan porque temen que esto sea una forma de traicionar a sus padres, y esto puede implicar que ya no los vengan a buscar. Cuando crezcan, es probable que tengan problemas de confianza y esto se manifieste en dificultades en sus relaciones. Viven la separación como un acto de violencia, porque no pueden entender las razones por las que los abandonan".


 Separación temporal
Una mujer a la que la pobreza obligó a separarse de su niña es María, una madre soltera que perdió su trabajo y estuvo desempleada durante más de un año.
"Lloraba todas las noches, ¿pero qué podía hacer? Me partió el corazón, pero no tenía otra opción", dice.
María se pasaba el día buscando empleo. Muchas veces regresaba ya entrada la noche y eso significaba que su hija de ocho años, Anastasia, pasaba todo el día sola.
Las dos se alimentaban de la comida que les daba la iglesia. María perdió 25 kilos.
Al final, decidió entregar a Anastasia a una organización de caridad.
"Yo puedo aguantar, pero ella no tiene por qué hacerlo", dice.
María ahora trabaja en un café, gana sólo US$25 al día. A Anastasia la ve una vez al mes, pero espera llevársela consigo cuando mejore su situación económica.
Stergios Sifnyos, uno de los directores de SOS Children's Villages, la organización de ayuda que recibió a Anastasia, comenta que no está acostumbrado a recibir niños que las familias entregan por motivos económicos.
"La relación entre María y Anastasia es muy fuerte. Uno podría decir que no hay una razón por la que Anastasia deba estar lejos de su madre. Pero es muy difícil para la madre llevársela, cuando no sabe si va a tener trabajo en los próximos días", dice Sifnyos.

Acto de violencia
En el pasado SOS Children's Villages recibía niños porque sus familias no podían cuidarlos por problemas de drogas y alcoholismo. Hoy, el motivo es la pobreza.
Smile of a Child, otra ONG, también solía recibir niños víctimas de abusos y negligencia. Ahora, el foco está puesto en los destituidos de Atenas.
Stefanos Alevizos, psicólogo de la organización, dice que cuando un padre entrega a su hijo, éste siente que se le derrumban todas sus estructuras.
"Viven la separación como un acto de violencia, porque no pueden entender las razones por las que los abandonan", explica el experto.
Pero para Sofia Koui, de Smile of a Child, la tragedia radica en que aquellos padres que entregan a sus niños son, a veces, quienes más quieren a sus hijos. "Es muy triste ver cómo sufren, pero saben que es lo mejor, al menos en este momento", añade.

El Padre Antonios no coincide con Koui.
"Estas familias serán juzgadas por abandonar a sus hijos", sentencia.
"Nosotros podemos brindarles alimentos y un techo, pero la verdad es que lo que más necesitan los niños es sentir el amor de su padres".
Los nombres de los niños fueron cambiados para proteger sus identidades..


GSIA, este Blog ya lo denunció hace meses: 

CIUDADANÍA Y DERECHOS DE PARTICIPACIÓN DE LOS NIÑOS, presentación de libro, Madrid





                                                                                       

 












La Universidad Pontificia Comillas,
La Editorial Síntesis y
El Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA)
se complacen en invitarles a la 
Presentación y Coloquio del Libro

CIUDADANÍA Y DERECHOS DE PARTICIPACIÓN DE LOS NIÑOS

El libro, que es obra de Lourdes Gaitán y Manfred Liebel, miembros ambos del Comité Directivo de la Red Europea de Master en Derechos de los Niños (ENMCR), nos proporciona la oportunidad de reflexionar sobre la puesta en práctica de los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes entendidos como “derechos en construcción” a través del esfuerzo conjunto de niños y adultos.
Junto con los autores, participarán en el comentario del libro:
D. Manuel Aguilar Belda. Adjunto al Defensor del Pueblo.
Dª Camino Cañón Loyes. Directora de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión. UPCO.
D. Jesús Leal Maldonado. Director del Experto en Políticas Sociales de Infancia. UCM.

DÍA 2 DE FEBRERO DE 2012, a las 18,30 horas
Universidad Pontificia Comillas - Sala de Conferencias
Alberto Aguilera, 23   –Madrid-




La entrada al acto es libre hasta completar aforo









Mi Guía para Preparar un Informe sobre la CDN. Guía para Niños

Guía para que los Niños puedan preparar Informes 
sobre el cumplimiento de su 

 NGO Group para la Convención sobre los Derechos del Niño, de Ginebra, ha preparado está Guía para facilitar la participación de la Infancia y la Adolescencia en la gestión de una parte muy importante de la Convención sobre los Derechos del Niño: la emisión de informes al Comite de los Derechos del Niño, ONU, encargado del seguimiento del cumplimiento de dicha Convención.
Esta Guía, junto el recientemente puesto en marcha 3º Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobado el 19/12/2011, permitirá que directamente los Niños y los Adolescentes puedan presentar sus denuncias ante los Organismos y Entidades que se encargan de velar por el cumplimiento de los derechos del niño.

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