Infancia y Adolescencia y el acceso a contenido sexual en línea.







Los adolescentes, además de utilizar Internet en su vida diaria para estudiar, socializar o descubrir nuevas aficiones, también lo usan para informarse o dar respuesta a su curiosidad. En esta etapa el desarrollo de su sexualidad hace crecer su interés sobre las relaciones, el amor y el sexo, y la Red resulta ser una fuente cercana y sencilla para buscar todo tipo de información y contenido, también sexual. Por eso, a nivel familiar nos preguntamos cómo protegerlos de aquellos contenidos perjudiciales o no apropiados para su madurez.

El acceso de los niños y adolescentes a pornografía online es una de las preocupaciones más habituales para las familias. Somos conscientes de que Internet puede facilitar el acceso a estos contenidos, de forma anónima, a bajo coste o incluso gratis, y aunque no todos sienten curiosidad o solo acceden de forma involuntaria y puntual, las cifras destacan que en España el primer visionado de contenido sexual y/o pornográfico por parte de los menores se realiza en torno a los 12 años.

Es un tema que puede resultar incómodo de tratar en familia, pero en realidad, la curiosidad que tienen hoy en día los menores son las mismas que teníamos nosotros/as a su edad. Durante el desarrollo de la sexualidad en la infancia y adolescencia nos planteamos cuestiones al respecto y pensamos que las imágenes o vídeos de connotación sexual pueden resolver algunas de esas dudas. Además, la pornografía también puede perseguir el fin de satisfacer el deseo sexual o integrarse en el grupo de amigos/as. En definitiva, seamos más o menos afines a esta actividad, no podemos negar que está extendida y que no es algo novedoso. Internet solo facilita un nuevo formato, un medio de acceso.

Aunque en algunos casos el acceso a contenido sexual online por parte de los menores es accidental, como resultado de la publicidad o al recibir contenido de forma involuntaria a través de sus redes sociales, a menudo se trata de búsquedas intencionadas. Es lógico que, como madres y padres, nos preocupe la seguridad de nuestros hijos/as, queremos que aprendan a relacionarse de forma sana y evitar que visualicen contenidos inapropiados.

¿Cómo puede afectar el contenido pornográfico al desarrollo de los niños y adolescentes?

A pesar de que existen evidencias sobre las posibles consecuencias del consumo de pornografía, aún no existe consenso entre la comunidad científica. En cualquier caso, algunos aspectos de riesgo son claros, en base a que muchos contenidos presentan situaciones irreales o extremas que no tienen nada que ver con una vida sexual saludable.

Los menores, al estar en una etapa de desarrollo y construcción de su personalidad y su sexualidad, pueden adquirir una idea errónea, imprecisa o negativa de las relaciones afectivas y sexuales. También pueden llegar a tener dificultad para establecer la diferencia entre la realidad y la ficción, asumiendo como referentes conductas denigrantes o de riesgo, estereotipos negativos o expectativas irreales.

Los menores y el acceso a contenido sexual en línea

Hablamos de normalizar algunas conductas negativas o incluso violentas, basadas en la desigualdad de roles, la cosificación de la pareja, el sexo no consentido o las prácticas de riesgo. En el futuro, este tipo de mensajes se puede traducir en una dificultad para mantener relaciones afectivas en condiciones de igualdad, así como mayor victimización para sufrir relaciones tóxicas, violencia sexual o abusos físicos.

En el entorno digital, el consumo de contenido sexual y el acceso a las páginas web o las comunidades que lo difunden está relacionado con una mayor vulnerabilidad ante peticiones de riesgo online. Nos referimos, por ejemplo, a la demanda de sexting (producción propia de imágenes o vídeos de connotación sexual) o al contacto engañoso por parte de adultos con fines sexuales, conocido como grooming.

Entre sus iguales, al conocerse la actividad del menor en Internet, pueden dar comienzo situaciones de ciberacoso, coacción, extorsión sexual o sextorsión. En la actualidad, también se dan casos de adolescentes que deciden imitar a los protagonistas, pasando a generar ese tipo de contenidos con la idea de conseguir beneficios económicos.

A nivel psicológico y emocional, pueden producirse sentimientos de confusión, ansiedad y miedo al sufrir una exposición involuntaria a contenido sexual y/o violento, o daños a su autoestima, al compararse con los modelos que presentan las imágenes y vídeos que visualizan. A su vez, el consumo abusivo de pornografía está relacionado con posibles conductas adictivas, que derivan en problemas de aislamiento, socialización, dificultad de control de impulsos, etc.

Los menores y el acceso a contenido sexual en línea

Prevenir el consumo de contenidos sexuales en Internet es posible

Mientras acompañamos a los menores en su educación digital, hemos de recordar que permitirles el acceso a Internet no implica necesariamente que vayan a tener contacto con estos contenidos. La solución para evitar este riesgo no es prohibir el uso de la tecnología, es más bien orientarles hacia un uso correcto y saludable, utilizando las herramientas y pautas de prevención a nuestro alcance:

  • El papel de la familia en el uso positivo de la tecnología. Desde la infancia y la adolescencia hemos de promover una visión positiva, natural y sana de la sexualidad y las relaciones afectivas. Es importante para preparar al menor, aliviar la curiosidad propia de estas edades y desmontar aquellos mitos o invenciones negativas que pueden impulsar algunos tipos de pornografía. Si no reciben esta información desde fuentes sólidas y constructivas, muchos menores buscarán respuestas a sus dudas en la Red. Por tanto, la contribución de padres y madres en este aspecto de su educación es intransferible y necesaria para construir la base de una autoestima y un conocimiento sanos.
  • Diálogo sobre legalidad y uso de pornografía online. Es importante que los menores entiendan por qué el visionado de estos contenidos no es recomendable para niños, niñas y adolescentes. Deben entender que para los adultos es una opción personal y conocer las diferentes motivaciones que están detrás de esta actividad, tanto del visionado como de la creación de contenido. También tienen que saber que existen diferentes tipos de pornografía, y que en algunos casos están relacionados con un delito, como el abuso sexual de menores o la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. Además, debemos prevenirles y hacerles conscientes de que nadie puede forzarles a ver pornografía, ni deben sentirse presionados/as a hacerlo, aunque sus compañeros/as lo hagan.
  • Apoyo de una herramienta de control parental. Durante los primeros pasos del menor en Internet se recomienda utilizar controles parentales y funciones de filtrado de contenidos para evitar que los menores accedan a pornografía online de forma directa o indirecta. Es importante ser conscientes de que estas herramientas no sustituyen el acompañamiento familiar mientras navega en Internet, pero sí facilitan la supervisión de la actividad digital del menor, limitando también el entorno al que puede acceder.
  • Reacción si nuestro hijo/a ve pornografía online. Podemos descubrir este tipo de páginas web en su historial de navegación online o sorprenderle mientras accede a estos contenidos. Estos casos son siempre una buena oportunidad para iniciar una conversación sobre sus posibles dudas o inquietudes, dónde buscar la información que necesita o configurar soluciones para evitar que estos contenidos aparezcan de forma accidental mientras juega o navega en la Red. Lo que es seguro es que rehuir de estas situaciones solo genera mayor incertidumbre o la necesidad de ocultar su actividad online de los adultos.
  • Medidas técnicas de seguridad para su dispositivo. A menudo, la publicidad de este tipo de contenidos sexuales aparece en banners y pop-ups mientras los menores acceden a sus juegos online, redes sociales y otras páginas web. De forma involuntaria, pueden ver contenidos inapropiados para su edad o sentirse atraídos para hacer clic y ver más imágenes o vídeos. Debemos mantener el antivirus actualizado, y también instalar bloqueadores de publicidad en el navegador web o configurar el control parental del dispositivo para evitarlos. A su vez, debemos recordar al menor el riesgo de descargar aplicaciones y documentos desconocidos o acceder a enlaces poco fiables, que utilicen titulares de connotación sexual para atraer visitas, ya que pueden esconder plataformas de riesgo, comunidades peligrosas o virus que infecten su dispositivo.

Además, ante las dudas que puedan surgir sobre el uso seguro de Internet por parte de los menores, podemos contactar con la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE en el 017, en WhatsApp (900 116 117) y Telegram (@INCIBE017), o también a través del formulario web, para hacer nuestra consulta de forma gratuita y confidencial. Con cada paso estaremos aportando conocimiento y seguridad en su educación digital, de forma que vayan aprendiendo a protegerse a sí mismos de forma progresiva en la Red.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Danos tu opinión, Escribe tu comentario, AQUÍ