“Tener hijos en España es arriesgarse a ser pobre”
Esta es una de las conclusiones a la que llega
el VII Informe sobre pobreza en España
presentado por EAPN
sobre el
nivel de pobreza y riesgo de exclusión en el país.
Con datos similares a los de otros años, el grupo con más riesgo de estar en situación de pobreza y exclusión social es el de los jóvenes de 16 a 29 años, con un 29,6%. El segundo es el de los niños, las niñas y los adolescentes, puesto que de todas las personas menores de 16 años, el 28,8% está en estas situaciones.
Situaciones que se ven empeoradas por el hecho de que las familias monomarentales (el 80% de familias con un solo adulto al cargo de algún menor tiene una mujer al frente), en un 50% de los casos, son pobres o están en riesgo de exclusión.
La Red Europea Contra la Pobreza (EAPN en sus siglas en inglés) ha presentado algunos de los datos de su séptimo informe El estado de la pobreza. Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España 2008-2016. Aunque hay algunas mejorías por la reducción de ciertos indicadores como la salida del indicador AROPE de más de 300.000 personas en los últimos años, también se desvelan algunas desigualdades y puntos negros.
Juan Carlos Llano, autor del informe, fue claro en la presentación al resumir alguno de los puntos clave: “Los hijos son un factor de riesgo. Tener hijos en españa es arriesgarse a ser pobre. Las familias con hijos, ya sean monoparentales o no tienen tasas AROPE y de pobreza más altas que la media”.
Desde la educación
Son necesarias muchas y diferentes políticas enfocadas desde diferentes lugares para mejorar la situación de estas personas y de estas familias. La educación, o lo que rodea al sistema educativo, tiene alguna de las herramientas para ello.“No solo son las cosas inmediatamente vinculadas con el sistema educativo, siguió Susías, sino las cosas que hacen que tú puedas aprovechar más el propio sistema”. Aunque, como está claro, se garantice el acceso a libros de texto o a becas de comedor o de transporte para facilitar el acceso de niñas y niños a la educación en mejores condiciones, “si llegas a casa y en pleno enero no hay calefacción, difícilmente vas a poder estudiar o realizar algún tipo de tarea o vas a estar medianamente bien”.Como explicó Carlos Susías, presidente de EAPN España, es uno de los elementos clave para “frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza”. “Posiblemente, que haya becas de comedor ayuda necesariamente; que existan becas de transporte ayuda, que exista apoyo en tema de libros, ayuda; pero también lo hace el que puedas ir a un logopeda si te hace falta, para no estar en desventaja”.
A este tipo de situaciones en las que las administraciones educativas intentan paliar las dificultades materiales de las familias o atender a la gratuidad de los materiales educativos para un mejor acceso a la educación también hay que sumar otras, como la gestión de la diversidad. Para Carlos Susías “todos sabemos que no todo el mundo llega en las mismas condiciones ni tienen las mismas posibilidades y hay que buscar los elementos de apoyo” para el alumnado con mayores dificultades.
“A todo esto nos referimos cuando hablamos del papel de la educación como elemento de freno en la transmisión intergeneracional de la pobreza”. También a otras como el compromiso adquirido para la disminución del abandono escolar temprano hasta un 15% del total. Hoy estamos en un 18, también con importantes diferencias entre comunidades autónomas, como explicó Graciela Malgesini, responsable de Asuntos Europeos e Incidencia Política de la Red.
Situación de la infancia
España es el cuarto país de la UE de los 28 con peores datos de pobreza infantil, según se aclaró en la presentación, solo por detrás de Rumanía, Hungría y Bulgaria.
El índice AROPE es un índice de pobreza que tiene en cuenta tres elementos: fragilidad del empleo, nivel de privación material o el grado de pobreza de las personas. Se puede estar en una de las tres patas, en dos o en las tres. Cuantas más, peor. El cálculo, además, se hace teniendo en cuenta los ingresos y dividiéndolos por unidades de consumo, no como en el caso de la riqueza en el que se divide el PIB entre el total de la población.
Según los datos recogidos por EAPN, la tasa de menores en en situación AROPE es de 32,9%. “El 29,7 % vive en Riesgo de Pobreza y el 9,9 % lo hace en Pobreza Severa y el 7,1 % soporta Carencia Material Severa”, reza el informe.Según se ejemplifica desde EAPN, para una familia de cinco miembros, dos adultos y tres menores, el primero de los adultos supone una unidad de consumo entera (e ingresa 648€ al mes); el segundo, cuenta como la mitad (324€) y los menores, explicó Juan Carlos Llano, “valen un tercio”, es decir, “necesitas tener tres niños para igualar la cantidad de ingresos que se considera que gasta un adulto”. En palabras del investigador, este sistema oculta la pobreza infantil “porque no es cierto que los niños gasten un tercio de lo que gasta un adulto”.
Para entender los datos, los responsables del estudio han tenido en cuenta otras variables internas por la incidencia que pudieran tener a la hora de aplicar políticas diferentes. En este sentido, por ejemplo, se descarta la variable del género a la hora de cómo incide la pobreza y la exclusión a niñas y niños. Pero sí hay una cierta incidencia entre los adolescentes de 14 a 17 años. Es en esta franja de edad en donde hay más adolescentes pobres que no pobres. A esto se suma que el 45% del total vive en grandes ciudades y un tercio lo hace en zonas poco pobladas.
Solo en Andalucía vive casi el 30% del total de menores pobres del país. Y entre Valencia, Madrid y Catalunya se acumula otro 35%.
El informe, que trata el ciclo de 2008 a 2016, es decir, los peores momentos de la crisis económica, pone sobre la mesa el hecho de que los datos de pobreza infantil en este tiempo no han parado de empeorar. De esta manera, dice el estudio, mientras en 2008 un 25% de los menores estaba en situación de pobreza extrema, el año pasado eran un tercio. Unas tasas que empeoran al mirar los porcentajes de chicas y chicos en situaciones de carencia material severa. En 2016 alcanzaron el 19,8% del total, lo que ha supuesto un incremento de 5 puntos porcentuales desde 2008.
El informe desgrana otras situaciones que junto a las directamente relacionadas con la privación material, empeoran sus situaciones vitales como el vivir en casa con poca luz natural, con ruidos procedentes del exterior, con problemas de contaminación, en zonas con altas tasas de delincuencia o vandalismo o que residen en viviendas con goteras o humedades.
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