HDIA, Hablando de Infancia y Adolescencia: Blog GSIA con información y reflexión sobre la realidad que viven millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo.
El 25 y 26 de noviembre tendrá lugar en Madrid el V Congreso Ciudades Amigasde la Infancia: niños, niñas y adolescentes como agentes de cambio.
Todo girará alrededor del derecho a la participación infantil en un mes
que, este año, coincide con el 30º aniversario de la Convención sobre
los Derecho del Niño.
A través de compartir, o compartir en línea sobre las imágenes y la crianza de los hijos, los padres ahora dan forma a la identidad digital de sus hijos mucho antes de que estos jóvenes abran su primer correo electrónico. Las revelaciones que los padres hacen en línea seguramente seguirán a sus hijos hasta la edad adulta. De hecho, las redes sociales y los blogs han cambiado drásticamente el panorama que enfrentan los niños de hoy en día a medida que crecen.
Los niños tienen un interés en la privacidad. Sin embargo, los derechos de los padres a controlar la crianza de sus hijos y los derechos de los padres a la libertad de expresión pueden prevalecer sobre este interés. Cuando los padres comparten información sobre sus hijos en línea, lo hacen sin el consentimiento de sus hijos. Estos padres actúan como guardianes de la información personal de sus hijos y como narradores de las historias personales de sus hijos. Este doble papel de los padres en la identidad en línea de sus hijos les brinda poca protección a medida que su identidad en línea evoluciona. Existe un conflicto de intereses ya que los niños podrían algún día resentirse de las revelaciones hechas por sus padres años antes.
Este artículo es el primero en ofrecer un análisis legal profundo del conflicto inherente entre el derecho de los padres a compartir en línea y el interés de un niño en la privacidad. Considera si los niños tienen el derecho legal o moral de controlar su propia huella digital y analiza el conflicto único y novedoso en el corazón de la participación de los padres en la era digital. El artículo explora posibles soluciones legales para este problema y ofrece un conjunto de mejores prácticas para que los padres las consideren cuando comparten información sobre niños en línea. Concluye al proporcionar un modelo de reforma basado en la salud pública y centrado en el niño que protege el interés de un niño en la privacidad, al tiempo que reconoce el derecho de los padres a compartir en línea......
Conclusión Becky, Johnny y Emily, los niños mencionados en la Introducción de este artículo, probablemente algún día aprenderán sobre las revelaciones en línea de sus padres.
En ese momento, cada uno formará una opinión sobre la huella digital creada sobre ellos durante su infancia. A diferencia de las revelaciones hechas por terceros, las personas responsables de compartir la información de los niños son las mismas personas encargadas de proteger la privacidad de los niños: los padres. Estos niños pueden tener argumentos legales que podrían ofrecerles protección de la privacidad de las revelaciones en línea de sus padres, pero también es posible que un modelo de salud pública les ofrezca protección incluso mejor respetando la autonomía familiar. De manera similar a las decisiones en línea que los niños tomarán un día por su propia cuenta, la información digital tiene el potencial de seguirlos durante toda la vida. Este artículo alienta a los académicos, responsables políticos y padres a reconsiderar las formas en que la sociedad ve la infancia y la privacidad en la era digital. Al explorar el uso compartido, este artículo proporciona el marco para hacerlo en los contextos de los derechos, la privacidad y la salud pública de los niños y madura el hecho de ser un tema poco investigado y listo para una discusión más a fondo. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------- NO SUBA ESA FOTO DE SU HIJO.
Tres de cada cuatro menores de dos años tienen fotos en Internet.
Nuestras redes están llenas de imágenes de niños haciendo monerías. En verano, su sobrexposición aumenta más si cabe. Cada imagen es compartida —sin consentimiento alguno— por el padre, la madre o algún familiar o amigo para orgullo de quien comparte y disfrute de sus conocidos. Se reciben likes y alguna alabanza que lleva a reincidir. Así ha sido durante varios años sin que nadie se planteara las consecuencias. Hasta que, acompañando al resquemor creciente hacia las redes sociales, una duda ha empezado a extenderse: ¿acaso hacemos mal subiendo a Internet imágenes de niños? Tres de cada cuatro menores de dos años tienen fotos online, según un estudio de la empresa de seguridad en Internet AVG con datos de ciudadanos de 10 países (Estados Unidos, Canadá, Alemania, el Reino Unido, Francia, España, Italia, Australia, Nueva Zelanda y Japón). La emoción ante la paternidad es una de las causas de esta pulsión, la versión actualizada de las imágenes que se guardaban en la cartera. De media, los progenitores de niños menores de 6 años suben 2,1 informaciones a la semana sobre estos, según un estudio con información de 1.300 padres estadounidenses de la aplicación Local Babysitter. Entre los 6 y los 13, hay un descenso: 1,9 informaciones por semana. Cuando el menor cumple 14 años, el ímpetu se reduce a menos de una vez a la semana (0,8). En España, los padres son los más preocupados, según AVG, por las consecuencias futuras en la vida de sus hijos de la cantidad de información online que proporcionan sobre estos (valoran su grado de preocupación en un 3,9 sobre 5). Esta preocupación posiblemente se habrá visto reforzada tras saber que Mark Zuckerberg —el hombre que más ha hecho porque compartamos como compartimos — cree que el futuro, en lugar de abierto, como sostenía hasta ahora, será privado.
Mientras que el sector de la comunicación se ve obligado a proteger la identidad de los menores que salen en su s páginas, la publicación masiva de imágenes sin filtro de niños en las redes ha convertido la protección en una ironía. El fenómeno es tal que ha dado origen a un nuevo término: sharenting, la suma de share (compartir) y parenting (crianza). En 2015 dos holandeses lanzaron al mercado la marca Koppie Koppie, una tienda online de tazas con fotos de niños cogidas de la Red para señalar el problema. Pero la primera persona que escribió un estudio detallado sobre este extendido fenómeno fue la abogada Stacey Steinberg, que en 2016 publicó el informeSharenting, la privacidad de los niños en la era de las redes sociales. Esta profesora de Derecho de la Universidad de Florida, EE UU, y madre, estudió en profundidad las implicaciones de esta costumbre planetaria en marcha desde hace más de una década. Los padres son, por un lado, “los veladores de la información personal de sus hijos y, por otro, los narradores de la vida de estos”, escribe Steinberg. Al narrar, compartimos información sobre los hijos a la vez que les privamos del derecho a hacerlo ellos mismos en sus propios términos. Y eso es una fuente potencial de daño a la que hemos prestado poca atención.
Los riesgos a los que se ven sometidos los menores son varios. Para empezar, ponemos más fácil su localización física a criminales o pervertidos. Pero hay además otros peligros de origen digital. Si alguien captura una imagen o un vídeo de un menor, puede simular que sufre algún tipo de peligro y reclamar un rescate. También puede suplantar su identidad en las redes, como ya le ha sucedido a varias influencers. Si, además, al anunciar el nacimiento de un bebé añadimos la fecha (cosa que hacen no pocos padres), podríamos estar propiciando el robo de su identidad. Por no hablar del ciberbullying que quizá causamos al subir una foto ridícula de nuestro hijo (se calcula que en 2018 lo habían sufrido el 59% de los menores, según Pew Research).
Pero hay otra consecuencia más obvia que tampoco solemos tener en cuenta: la opinión del menor. Un 58% de los padres estadounidenses que comparten fotos creen que subirlas sin el consentimiento expreso de sus hijos es correcto, según la empresa de seguridad McAfee. Y un 40% cree que la foto podría llegar a avergonzar al menor, pero que no le importará o que acabará superándolo. Sin embargo, lo que se está comprobando es precisamente lo contrario: que a muchos sí les disgusta el uso que sus padres hacen de su imagen. Valga de ejemplo lo que le dijo la hija de la actriz Gwyneth Paltrow cuando esta subió una imagen de ambas en la que la menor llevaba unas gafas de esquí que cubrían su rostro: “Mamá, ya lo hemos hablado. No puedes publicar fotos mías sin mi consentimiento”, se quejaba Apple. A lo que Paltrow respondía: “¡Pero si ni siquiera se te ve la cara!”.
¿Deberíamos pedir entonces permiso a nuestros hijos cada vez que subamos una foto de ellos? De esto trataba el debate que mantuvieron el pasado mes de octubre varias influencers españolas —Lidia Bedman, mujer de Santiago Abascal, líder de Vox, o Jennifer Ortiz, entre otras—, madres y famosas que, además, reciben dinero por exhibir y exhibirse. Ortiz resumía el dilema durante el debate de la siguiente forma: “El día de mañana, cuando mi hijo me pregunte sobre las fotos que subí de él, le diré: ‘Hijo, lo hice quizá desde mi egoísmo, pensando que eran fotos bonitas y que no te iban a hacer daño. Entonces, en ese momento le pediré perdón y le daré una tarjeta [de crédito] con su dinero”.
Poco a poco van trascendiendo casos puntuales llegados a los tribunales de menores que denuncian a sus padres en Italia, Francia o Estados Unidos. En Francia, las autoridades pueden imponer multas de hasta 45.000 euros más un año de prisión por publicar fotos íntimas de los hijos sin su permiso. “En España no conozco ningún caso aún”, afirma Samuel Parra, abogado especializado en temas tecnológicos. “Lo más habitual es que un padre denuncie al otro por subir fotos sin su consentimiento como le ha sucedido a Bisbal, que denunció a su exmujer, Elena Tablada, por subir a las redes imágenes de la hija de ambos. Si el padre denunciado no retira las fotos, ahí vienen los problemas”.
“Hay una realidad”, opina Laura Baena, publicista y creadora de la web Malasmadres. “Las fotos de menores lo petan. ¿Subimos las imágenes porque nos tocan la parte emocional o realmente estamos mercantilizando a los niños?”.
¿Podemos esperar que las propias redes pongan freno a nuestra locuacidad? Nathan Freitas, del Berkman Klein Center for Internet & Society, un centro de investigación sobre tecnología dependiente de la Universidad de Harvard, cree que sería naif esperarlo: “No les resultaría nada difícil crear un botón muy grande y claro que dijera: ‘Compartir SOLO con mi familia directa’. Pero si eso supone recolectar menos dinero, vayamos olvidándonos de ello”. Y los tribunales ¿podrían poner freno a los padres? Lo habitual es que sean reticentes a priorizar el derecho a la privacidad de los menores ante su propia familia. Se supone que los padres son los mejores guardianes de la privacidad de sus hijos y cuando no lo son, los jueces generalmente aceptan que los padres hacen lo mejor para estos.
Stacey cierra su texto con varias recomendaciones a los padres interesados en proteger a sus hijos: que se familiaricen con las políticas de privacidad de las redes en las que suben fotos. Que fijen alertas que les avisen cuando el nombre de su hijo salga en algún resultado de búsqueda en Google. Que antes de contar algo se planteen no revelar la identidad del menor. Que no den pistas sobre los lugares que visita. Que pidan permiso a estos antes de compartir una información sobre ellos. Que no suban nunca una foto de estos con poca ropa. Y la última: que consideren si esa información que están valorando compartir puede tener algún efecto en el bienestar y en el desarrollo psicológico del pequeño.
La pérdida de un ser querido por suicidio es un suceso
muy doloroso, tanto para los niños como para los adultos. Reconociendo
esta realidad, el Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute) ofrece las siguientes recomendaciones para ayudar a niños y adolescentes a responder a una pérdida dolorosa de un modo saludable:
Es fundamental hablar del suicidio de forma clara,
pero sin proporcionar detalles a los niños y adolescentes sobre el
método específico del suicidio. Docentes y padres deben transmitir
mensajes consistentes, para reducir la confusión, la información errónea
y el “secretismo”.
El suicidio debe explicarse en términos de un trastorno
psiquiátrico no tratado. En ocasiones, las personas ocultan el dolor
emocional, incluso de aquellos que son más cercanos, lo que dificulta la
ayuda. Es esencial no dramatizar o “sensacionalizar” el suicidio, pero no evitar hablar de ello.
Los padres deben animar a su hijo o hija a hablar sobre lo que ha oído y lo que está pensando al respecto,
escuchándole sin juzgar. Es importante continuar verificando sus dudas,
dado que a los niños les lleva tiempo procesar las experiencias
perturbadoras, y puede que, más adelante, tenga preguntas importantes
que hacerle. Si bien en el caso de los adolescentes, es posible que
prefieran hablar de ello sus amigos, los padres deben transmitirles su
interés por sus inquietudes y preocupaciones.
Si un niño o niña tiene depresión o tiene antecedentes
de tentativa de suicidio antes del suceso, es prioritario que los padres
tengan esta conversación, y no la eviten porque sea difícil hablar de
ello o y porque les preocupe que su hijo/a pueda sentirse peor. Es fundamental ayudarle a exteriorizar sus pensamientos y sentimientos, haciéndole ver la conexión entre ambos.
En estos casos, cabe señalar que hablar sobre el suicidio no
incrementará el riesgo de que el niño/a con antecedentes previos pueda
llegar a cometer otro intento, al contrario: hablar de ello, disminuye
el riesgo.
Algunos niños pueden sentir culpabilidad, llegando a
pensar que podrían haber hecho algo para evitar el suicidio de su
compañero/a. Hay que hacerles saber que este es un sentimiento común:
cuando una pérdida es muy difícil de aceptar, no podemos evitar pensar
en lo que deberíamos o podríamos haber hecho de manera diferente. Hay
que ayudarles a comprender que no son responsables, en ningún modo, de lo que ha sucedido,
y que cuando sucede algo tan inesperado, el shock inicial tarda un
tiempo en desaparecer, antes de poder comenzar a comprender lo que ha
sucedido y finalmente lo aceptemos.
Es saludable para la comunidad educativa el
responder a una pérdida de esta índole mediante una celebración u
obituario sobre la vida del niño o adolescente que ha fallecido, así
como el poder asistir al funeral, si así lo permite la familia.
A veces, los adolescentes pueden recurrir al consumo de
alcohol y/o drogas u otras conductas de riesgo, como una forma de
enfrentar la pérdida dolorosa. Hay que observarlos de cerca y
explicarles que es normal experimentar una amplia variedad de emociones
intensas (tristeza, enfado, confusión…), y, algunas veces, al mismo
tiempo. Asimismo, es oportuno enseñarles algunas estrategias que les ayuden a controlar estos sentimientos,
tales como hablar de ello con amigos o un adulto de confianza, correr o
realizar otro ejercicio intenso, ejercicios de respiración, permitirse
llorar, etc. Esto es lo que se conoce como “afrontar el problema”, o anticipar posibles dificultades y saber cómo tratarlas.
Hay dos factores clave que están involucrados en el suicidio (y ambos se derivan de la depresión). El primero es tener el deseo de morir,
que surge de pensamientos negativos (por ej., cuando un niño o niña
siente que es una carga, que está completamente solo o que todo el mundo
estará mejor sin él o ella). Para contrarrestar esto, los adultos deben
expresar de forma clara y concisa lo devastador que sería para ellos si
el niño o niña desapareciera de su vida. El segundo factor de riesgo es
la capacidad de morir, que proviene de la planificación y de la
tolerancia al dolor y al miedo. Los niños que cometen autolesiones
presentan un mayor riesgo de suicidio, porque anulan su impulso de
autoconservación y se acostumbran a sentir dolor. En estos casos,
conocer que otros menores se han suicidado y cómo lo han hecho, puede
influir en esta capacidad e incrementar el riesgo de suicidio.
El Instituto concluye recordando que el dolor y la aceptación de una muerte repentina en tales circunstancias lleva tiempo, y no se puede evitar o acelerar este proceso.
Sin embargo, ofreciendo a los niños la oportunidad de compartir sus
sentimientos, podemos ayudarles a recuperarse de un modo saludable.
El Máster Propio en Políticas de Infancia y Adolescencia: Retos actuales ofrece herramientas teórico-prácticas a profesionales o futuros profesionales e investigadores, que permitan conocer e intervenir en el campo social de la infancia, desde una comprensión global de la misma, que se apoya en las aportaciones de los nuevos estudios de infancia y en las orientaciones que emanan de la Convención sobre los Derechos del Niño, de las Naciones Unidas, para las políticas de infancia.
El concepto de infancia ha ido evolucionando a lo largo de la historia. En el siglo XX, especialmente en sus últimos años, se ha prestado mayor atención al desenvolvimiento de los seres humanos en esta etapa de la vida, atención que se ha concretado, entre otras cuestiones, en el interés creciente hacia los derechos de la infancia. En 1989 este proceso se ve reforzado por la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los niños y las niñas, que reconoce a las personas menores de 18 años de edad derechos civiles, sociales, económicos, culturales y políticos, derechos de ciudadanía en suma para el colectivo infantil, considerado previamente como puro objeto de protección. En el ámbito de las ciencias sociales se ha producido también una transformación. Desde un enfoque sociológico se considera que la infancia es un espacio temporal en la trayectoria de vida de las personas, y también el espacio social definido para el desarrollo de la vida de los niños. Se reconoce que también los niños, como grupo social, no sólo pueden actuar, sino que actúan de hecho, y se relacionan con los demás grupos sociales, modificando, construyendo y contribuyendo a los cambios que se producen en la sociedad. En el nivel internacional, la revisión crítica de los viejos paradigmas aplicados en las llamadas “ciencias del niño” ha conducido a un fructífero desarrollo de los “nuevos estudios de infancia” donde confluyen diferentes disciplinas, además de la sociología: desde el derecho a la pedagogía, desde la economía al trabajo social, desde la antropología a la psicología, con amplias y novedosas contribuciones al conocimiento de los rasgos que caracterizan a la infancia y la adolescencia actualmente. Por fin, desde las distintas instituciones dedicadas a promover el bienestar de la infancia, se viene destacando la necesidad de contar con profesionales amplia y profundamente formados que contribuyan al diseño e implementación de las políticas sociales, bien sean éstas promovidas por organismos internacionales, Administraciones públicas o por las diferentes organizaciones no gubernamentales que actúan en el país o en la cooperación internacional. Con la creación del Máster en Políticas de Infancia y Adolescencia se pretende responder a una demanda creciente de capacitación en el área del diseño y aplicación de políticas de infancia, con especial atención a temas como vulnerabilidad, inmigración, espacio urbano, participación, derecho a la salud y la educación, bienestar y protección jurídico-social de la infancia, indicadores y métodos de investigación Así, este Master viene a rellenar un vacío que existe en España, en comparación con el desarrollo que los nuevos estudios de infancia y la formación en Derechos del Niño vienen experimentando en otros países, facilitando: La formación de nuevos especialistas o investigadores. La posibilidad de realizar intercambios con otras universidades de nuestro entorno geográfico o cultural. La asociación con proyectos de investigación transversales sobre la situación de los niños y adolescentes en distintos contextos.
El Comité de los Derechos del Niño (Naciones Unidas)
recomienda a España la formación de profesionales.
En sus Observaciones finales sobre los informes periódicos quinto y sexto combinados de España expresa reiteradamente la necesidad de que los profesionales que trabajan en administraciones públicas, instituciones, empresas o servicios a la infancia y la adolescencia posean una formación adecuada sobre los derechos humanos de los niños. Así recomienda al Estado que: 16. c) Imparta a los profesionales que trabajan con los niños y para ellos formación sobre la manera de determinar el interés superior del niño. 17. b) Promueva los conocimientos de los profesionales de distintos ámbitos que trabajan con los niños y para ellos, incluidos los jueces y fiscales de familia, e imparta programas de formación acerca de los derechos del niño y de la aplicación del derecho del niño a ser escuchado, entendido como un derecho y no como una obligación. 31. c) Imparta formación permanente de buena calidad a todo el personal docente en las clases ordinarias y vele por que se presten un apoyo individual suficiente y la debida atención a los niños con dificultades de aprendizaje. 43. b) Impartir a todos los profesionales que intervienen en cuestiones de protección internacional y de migración formación sobre la Convención, los derechos del niño y el deber de proteger a los niños que solicitan protección internacional.
El Máster en Políticas de Infancia y Adolescencia: Retos actuales
ofrece un programa formativo que satisface ampliamente
las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño.
Con solo 16 años, Manuela Martín lucha para que los líderes
mundiales escuchen el grito de auxilio de las generaciones más jóvenes,
que en pocos años sufrirán los efectos del cambio climático. Aunque sabe
que ya es demasiado tarde para pararlo, insiste en que aún estamos a
tiempo de paliar sus consecuencias. Pero hay que actuar ya. Espera que
la próxima huelga mundial del clima en septiembre sea un punto de
inflexión.
Digna representante de su generación, la Generación Z
, Manuela Martín deja cada viernes sus clases de 4º de la ESO para
reclamar a los líderes mundiales medidas inmediatas que frenen el cambio
climático y les aseguren un planeta para ellos y sus descendientes.
Con apenas 16 años Manuela lo tiene claro. A pesar de no tener acceso
a la Administración ni a las instituciones, ni siquiera edad para
votar, si los jóvenes no alzan la voz ahora, cuando tengan posibilidad de intervenir ya será demasiado tarde.
Activista del movimiento global Jóvenes por el clima, es consciente de que “no se puede frenar o parar el cambio climático, aunque sí que podemos intentar mitigar algunos de sus efectos”. “En España vamos a sufrirlo y todavía no somos conscientes de ello”, añade Manuela.
La juventud le hace ser optimista e insiste en que hay esperanza.
“No es el fin del mundo, estamos a tiempo”, confiesa Manuela. La buena
noticia es que la gente está tomando conciencia de esta crisis climática:
“Los ciudadanos mayores empiezan a ver la necesidad de dejar un mundo
mejor para sus hijos, que son los que realmente van a sufrir el cambio
climático”.
En lucha
Las reclamaciones de los jóvenes se personalizan en la joven sueca
Greta Thumberg, que inició en Estocolmo el pasado verano el movimiento
Fridays for Future. El 15 de marzo de 2019 se dio el
pistoletazo de salida para la lucha en España. Ese día, miles de
personas salieron a la calle de decenas de ciudades con un manifiesto
por delante y un lema por bandera: “La lucha contra el cambio climático no puede esperar. No hay planeta B”.
Manuela hace un llamamiento para la próxima gran convocatoria.
“Esperamos que la huelga mundial que va a haber en septiembre sea
descomunal. Que no haya un solo político en el mundo que no nos escuche
gritar que queremos un planeta, porque no va a haber otro“.
Es un movimiento que comenzó en agosto de 2018. Greta Thunberg
se sentó frente al parlamento sueco todos los días escolares durante
tres semanas para protestar contra la falta de acción contra la crisis
climática. Ella publicó lo que estaba haciendo en Instagram y Twitter y
pronto se volvió viral.
El 8 de septiembre de ese año, Greta decidió continuar golpeando
todos los viernes hasta que las políticas suecas proporcionaran un
camino seguro por debajo de los 2 grados centígrados, es decir, uno de
los objetivos del Acuerdo de París de 2015.
Su iniciativa inspiró a jóvenes del todo el globo, que comenzaron a
seguir su ejemplo y a reivindicar la lucha por un mundo que, como rezan
su consignas, "no se puede reemplazar".
Corría 2011. Soplaba el viento a favor de la primavera árabe.
Murtaja Qureiris apenas tenía diez años cuando, en una concentración de
chiquillos con bicicletas, lanzó megáfono en mano una súplica: "El
pueblo reclama derechos humanos". Por aquel episodio fue detenido tres
años después y ahora, recién cumplida la mayoría de edad, se enfrenta a
la pena capital, con la petición del fiscal de que su cuerpo sea
sometido a la crucifixión pública y la desmembración.
"Murtaja es, sin duda, la víctima más joven de
un sistema judicial saudí que descaradamente incumple la legislación
internacional", reconoce a EL MUNDO Maya Foa, directora de la ONG
británica Reprieve. "Hay otros muchos jóvenes en el corredor de la muerte saudí,
con un riesgo inminente de ejecución por ejercitar su derecho a la
libertad de expresión. Los socios occidentales del reino deberían exigir
justicia para todos ellos", comenta.
Murtaja se ha convertido en el enésimo icono del calvario que sufren quienes desafían a la monarquía saudí del príncipe heredero Mohamed bin Salman. El joven procede de una provincia del este de Arabia Saudí y
creció en una familia de activistas de la minoría chií, que denuncia
décadas de marginación. Su hermano Ali murió en la represión
gubernamental de una de las marchas que han tomado la calle desde 2011,
al calor de las revueltas que sacudieron la región y que fueron
sofocadas con la complicidad occidental a través de una renovada oleada
de autoritarismo.
El menor fue detenido en septiembre de 2014 pero
la fiscalía general saudí no presentó cargos en su contra hasta tres
años después. Entre las acusaciones, figuran participar en protestas
antigubernamentales, asistir al funeral de su hermano, estar en posesión
de armas de fuego, arrojar cócteles molotov contra una comisaría, y
enrolarse en una organización terrorista. Murtaja, trasladado a un centro de detención juvenil, pasó su primer mes entre rejas en confinamiento solitario.
"Hay al menos seis menores ejecutados el pasado abril"
Su
defensa denuncia que fue forzado a ofrecer una confesión con la promesa
falsa de que sería puesto en libertad. Lejos de recobrarla, en mayo de
2017 fue conducido a un centro penitenciario de adultos. Las autoridades
no le permitieron contactar con un abogado hasta la primera vista de su
juicio, celebrada el pasado agosto ante una corte especializada en
delitos de terrorismo. Según Amnistía Internacional, la petición del
fiscal es que sea condenado a pena capital -habitualmente por
decapitación- y sometido a la "crucifixión", un término empleado por los
tribunales locales para referirse a la exposición pública del cuerpo
tras el degollamiento.
Su más que probable futuro en el corredor
de la muerte ha suscitado ahora la alarma internacional. "No hay
vulneraciones más graves de la legislación internacional que la
ejecución de un niño. Al pedir la pena capital para Murtaja, poco
después de ejecutar a otras personas que fueron arrestadas cuando eran
adolescentes, el régimen saudí está publicitando su impunidad ante el
mundo", denuncia Foa.
Murtaja Qureiris, en el centro de la imagen, en una captura del vídeo de 2011 difundido
"Junto
a Murtaja, las vidas de otros tres menores de edad, Dawud al Marhun,
Ali al Nimr y Abdalá al Zaher corren peligro por la brutalidad del
Gobierno", agrega Adubisi. El caso más conocido es precisamente el de Al
Nimr, de 24 años y sobrino de Nimr al Nimr,
un reformista chií ejecutado a principios de 2016 por liderar las
protestas pacíficas que recorrieron la provincia saudí de Al Qatif
exigiendo el fin de la discriminación a la minoría chií del país y una
reforma constitucional.
A finales de abril Riad ejecutó a 37 presos en seis ciudades del reino. Las víctimas eran, en su mayoría, miembros de la maltratada minoría chií
y habían sido condenados por espionaje, violencia, terrorismo y
participación en manifestaciones. Entre los enviados al cadalso, se
encontraban tres súbditos que fueron arrestados cuando eran menores. "La
información que manejamos nos indica que otros menores son candidatos a
sumarse a la lista de condenados a muerte", admite Adubisi.
Confesiones extraídas bajo tortura
En
todos los casos -subraya el activista-, se cumplió el mismo patrón.
"Los menores fueron ejecutados después de confesiones extraídas bajo
tortura y coerción. La mayoría fueron acusados por protestar y reclamar
derechos y han sido privados de cualquier derecho legal. Algunos ni
siquiera han tenido oportunidad de reunirse con un letrado", detalla.
Las
recientes ejecuciones han concitado la condena internacional para un
país que aún arrastra el descrédito por el asesinato del periodista
saudí Jamal Khashoggi en
el consulado saudí en Estambul. Según Human Rights Watch, 139 personas
fueron ejecutadas en el reino el pasado año. En lo que va de 2019, 110
personas han corrido la misma suerte. Riad alega que la aplicación de la
pena capital "solo puede ser impuesta para los delitos más graves y
tras someterse a los controles más estrictos".
Un argumento que rechazan las organizaciones de derechos humanos. "Las autoridades saudíes tienen un escalofriante historial de uso de la pena de muerte como arma para aplastar la disidencia
política y castigar a los manifestantes antigubernamentales, incluidos
menores de la perseguida minoría chií del país", denuncia Lynn Maalouf,
directora de investigación de Amnistía Internacional en Oriente Próximo.
Un decapitación que ahora sobrevuela sobre el sombrío porvenir del
pequeño Murtaja.
Con motivo de la conmemoración del Día Universal de los Derechos de la Infancia
la Plataforma de Infancia, en colaboración con el Ministerio de
Sanidad, Consumo y Bienestar Social organiza, desde hace más de 10 años,
actividades para la formación, toma de conciencia y divulgación de los
derechos de niñas, niños y adolescentes recogidos en la Convención sobre
los Derechos del Niño.
Este año la Convención sobre los Derechos del Niño cumple 30 años y, para celebrarlo, queremos contar un año más, con la participación de niñas, niños y adolescentes,
y reivindicar que sus opiniones deben ser consideradas en todos los
temas que les afectan, porque las decisiones que se tomen ahora
comprometen su presente y su futuro.
Por eso, lanzamos el proceso participativo “Cumplimos 30”, para que niños, niñas y adolescentes puedan trabajar las propuestas que se presentarán el 20 de noviembre en el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social con motivo del Día de la Infancia. Para ello, desde la Plataforma de Infancia hemos desarrollado una Guía para Educadores, e impartiremos talleres
a aquellos grupos que lo soliciten. Además, recopilaremos todas las
conclusiones y demandas de los chicos y chicas y las elevaremos a los
organismos competentes para que sean tenidas en cuenta.
Para participar en el proceso y solicitar talleres, es necesario realizar una prescripción a través del formulariohasta el 15 de septiembre.
Calendario para el proceso ¡Cumplimos 30!
Inscripción a las actividades y/o talleres: hasta el 15 de septiembre.
Confirmación de los talleres (daremos preferencia a las organizaciones miembro de la Plataforma de Infancia): del 16 al 20 de septiembre
Ejecución de las actividades: desde la confirmación de inscripción hasta el 15 de octubre.
Envío de conclusiones de las actividades: hasta el 15 de octubre.
La información completa de la convocatoria, materiales, participantes, puede encontrarse en la web www.diadelainfancia.es
MÁSTER Políticas de Infancia y Adolescencia: Retos actuales
Escuela de Gobierno (Universidad Complutense de Madrid) ABIERTO EL PLAZO DE INSCRIPCIÓN
Presentación
El concepto de infancia ha ido evolucionando a lo largo de la historia. En el siglo XX, especialmente en sus últimos años, se ha prestado mayor atención al desenvolvimiento de los seres humanos en esta etapa de la vida, atención que se ha concretado, entre otras cuestiones, en el interés creciente hacia los derechos de la infancia.
Por fin, desde las distintas instituciones dedicadas a promover el bienestar de la infancia, se viene destacando la necesidad de contar con profesionales amplia y profundamente formados que contribuyan al diseño e implementación de las políticas sociales, bien sean éstas promovidas por organismos internacionales, Administraciones públicas o por las diferentes organizaciones no gubernamentales que actúan en el país o en la cooperación internacional.
Con la creación del Máster en Políticas Sociales de Infancia y Adolescencia se pretende responder a una demanda creciente de capacitación en el área del diseño y aplicación de políticas de infancia, con especial atención a temas como vulnerabilidad, inmigración, espacio urbano, participación, derecho a la salud y la educación, bienestar y protección jurídico-social de la infancia, indicadores y métodos de investigación
Así, este Máster viene a rellenar un vacío que existe en España, en comparación con el desarrollo que los nuevos estudios de infancia y la formación en Derechos del Niño vienen experimentando en otros países, facilitando:
La formación de nuevos especialistas o investigadores.
La posibilidad de realizar intercambios con otras universidades de nuestro entorno geográfico o cultural.
La asociación con proyectos de investigación transversales sobre la situación de los niños y adolescentes en distintos contextos.
Estructura del PROGRAMA:
BLOQUE I: Perspectivas teóricas en los estudios de infancia (7 créditos)
Sociología de la Infancia en España
Teorías de infancia y sociedad
Calidad de vida y bienestar subjetivo en la infancia
La infancia como agente en la sociedad digital y su relación con las nuevas tecnologías
BLOQUE II: Políticas y derechos de los niños (7,5 créditos)
Modulo 2.1. Bienestar social y políticas sociales:
Modulo 2.2. Derechos de infancia:
BLOQUE III. Métodos de investigación e intervención con infancia (10,5 créditos)
Modulo 3.1. Métodos de investigación con infancia
Modulo 3.2. Métodos de intervención con infancia
BLOQUE IV. El derecho a la educación, la salud y una vida digna (8,5 créditos)
Modulo 4.1. El derecho a la educación
Modulo 4.2. El derecho a la salud
Modulo 4.3. El derecho a una vida digna
BLOQUE V. Infancia y adolescencia en un mundo urbano, globalizado e hiperconectado (6,5 créditos)
Modulo 5.1. La infancia en un mundo globalizado
Modulo 5.2. La vida de los niños, niñas y adolescentes en la ciudad
Modulo 5.3. La infancia en la era de internet
BLOQUE PRÁCTICO (20 créditos)
Elaboración y defensa de una tesis de fin de máster
El Master en Políticas de Infancia y Adolescencia: Retos actuales ofrece un programa formativo que satisface ampliamente las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño.
Perfil del estudiante
a) Profesionales del ámbito de la infancia, en los servicios públicos, la empresa o el tercer sector que en la actualidad ya están trabajando y desean profundizar en estos conocimientos, así como adquirir un Título Propio de Máster de la UCM.
b) Graduados o equivalentes que procedan de titulaciones afines y quieran especializarse en estas materias para ejercer en el futuro su carrera profesional en ellas, así como obtener una titulación de Máster Propio UCM.
c) Investigadores predoctorales y postdoctorales que desean profundizar en la línea de los nuevos estudios de la infancia.
Metodología
Clases teóricas, dirigidas a proporcionar los conocimientos teóricos a los alumnos, mediante un diálogo con el profesor. Clases prácticas, dirigidas al debate y la reflexión de los alumnos para que los conocimientos adquiridos puedan aplicarse en el ámbito profesional. Tutorías individuales, para la orientación del trabajo de fin de Máster.
Duración: Octubre de 2019 a Junio de 2020
Horario: Viernes, de 15.30 a 20.00 h y algunos sábados, de 9.30 a 14.00 h
Lugar: Escuela de Gobierno - Universidad Complutense de Madrid
Información sobre financiación, forma de pago y becas: solicitarla en la siguiente dirección ebrey@ucm.es
Es un placer anunciar la conferencia inaugural del "Máster en Políticas de Infancia y Adolescencia: Retos Actuales" (2019-2020), de la Escuela de Gobierno de la UCM, a cargo de Felipe Morente, Catedrático de Sociología de la Infancia en la Universidad de Jaén.
Dicha intervención acerca de "La imagen actual de la infancia, de la paidolatría a la ciudadanía incierta" será celebrada en la Escuela de Gobierno, en el Campus de Somosaguas de la UCM, el 4 de octubre de 2019, de 15h30 a 17h30, antes de la primera sesión del título.
Si desea asistir, se ruega inscripción mediante el siguiente enlace: