La vida es juego, Irene Vallejo.
La infancia y adolescencia migrante dibuja, baila y cuenta su historia
El pasado 9 de agosto Espacio Migrante, AC y el Instituto para las Mujeres en la Migración realizaron el evento “Voces y Colores” en Tijuana, un espacio lúdico y cultural para que niñas, niños y adolescentes migrantes expresaran sus experiencias, necesidades y desafíos.
Ashanti Sánchez
29 agosto, 2024
A través del arte y la escucha se buscó dar voz a las experiencias migratorias de la niñez y la adolescencia donde las personas adultas descubrieron cómo el diálogo con esta población puede fortalecer su quehacer en la protección de sus derechos humanos y su interés superior.
Al evento asistieron diversos funcionarios de gobierno, representantes consulares, de organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil y academia, quienes fueron testigos de la riqueza cultural que niñas, niños y adolescentes aportan a la sociedad y la importancia de generar programas y políticas públicas con perspectiva de derechos de niñas, niños y adolescentes, género y multiculturalidad, que los acojan adecuadamente en el país.
El evento también contó con mesas de trabajo donde niñas y niños compartieron sus experiencias migratorias, y las personas adultas comprendieron mejor las preocupaciones y necesidades de la niñez migrante bajo un ambiente de empatía y comprensión.
Durante las conversaciones surgieron temas clave para atender como la unidad familiar en México o en un tercer país; el acceso a la salud; a la educación; a la seguridad y a una vida libre de violencia.
Al finalizar las discusiones, cada mesa expuso sus conclusiones a través de dibujos, poemas y una obra de teatro. Los resultados fueron coloridos y llenos de mensajes; algunas obras representaban los anhelos y sueños de las niñas, niños y adolescentes migrantes, otros, expresaban palabras de agradecimiento hacia quienes los ayudaron en su trayecto migratorio, y algunos más, el cansancio y miedo que han vivido.
Para el IMUMI es crucial que la niñez migrante ejerza su derecho a la participación y que sus testimonios sean escuchados y comprendidos. Ejercicios como este abren camino hacia un enfoque de atención donde el diálogo intergeneracional y directo entre personas adultas y niñas, niños y adolescentes sea una de las estrategias prioritarias para generar acciones a favor de la niñez y la adolescencia migrante en el país.
¡Nuestros derechos son importantes y no los cambiaremos!
Mamá, por favor, ¿puedes borrar esa foto mía de tu instagram?
Según el estudio que realizó la firma de seguridad informática AVG en diferentes países, el 23 % de los menores tenía presencia en internet antes de nacer y el 81 % antes de cumplir seis meses. En España, una encuesta realizada entre padres y madres de niños y niñas de 9 a 17 años puso de manifiesto que el 89 % de las familias compartía alrededor de una vez al mes contenidos de sus hijos en Facebook, Instagram o TikTok.
PV productions/Shutterstock |
Es lo que conocemos como el sharenting, una práctica cada vez más extendida hoy día entre las familias que parecen no ser conscientes de los riesgos que conlleva.
Por no hablar de los padres o madres influencers y el beneficio que les supone usar imágenes de sus hijos en sus cuentas para atraer a las marcas: el estudio “Exposición de menores en Instagram: instamadres, presencia de marcas y vacío legal”, señala que, de las cuentas analizadas, las publicaciones donde aparecen menores reciben un 41 % más likes respecto a las que no.
¿Acaso no tienen los padres derecho a publicar las imágenes de sus hijos? Sí y no. Hasta los 14 años, los padres, como tutores legales, tienen la potestad de decisión sobre cómo gestionar sus datos personales y, por ende, de su imagen. Pero precisamente son los padres y las madres los que están obligados a velar por la seguridad y el bienestar de los hijos. Los derechos de la infancia deben estar siempre por encima de los nuestros.
Cuando subimos una foto o vídeo a internet perdemos su control
Porque ¿quién puede resistirse a compartir una bonita foto familiar de unas vacaciones o un momento especial con nuestros amigos y seres queridos? Algo esporádico y natural que no debería convertirse en recurrente.
Además, debemos ser conscientes de que cualquier imagen publicada en internet (también en perfiles privados) puede poner en riesgo la seguridad y privacidad de los hijos (su huella digital). Una vez que se envía, aunque sea a un círculo pequeño de personas, la imagen escapa a nuestro control y podría convertirse en pública, a todos los efectos, si se comparte o se descarga por nuestros contactos.
Según el informe Perfil del detenido por delitos relativos a la pornografía infantil, en el 72 % de los casos de agresores sexuales duales penados existían imágenes cotidianas de menores no sexualizadas, es decir, fotos provenientes de fuentes comerciales, álbumes familiares o fuentes legítimas. Esto se aplica especialmente a esas fotos inofensivas y familiares en una piscina o en la playa, ya que nunca se sabe dónde puede acabar ese contenido.
Leer más: El impacto de la inteligencia artificial en la educación sexual
Y a estos riesgos, ahora se suma el aumento exponencial del uso de aplicaciones de inteligencia artificial generativa, dando lugar a los deepfakes y al morphing, que consiste en alterar la imagen del menor (puede ser cualquier foto en cualquier contexto) con otras de carácter pornográfico, dando lugar a una nueva fotografía de alto contenido sexual protagonizado, sin quererlo, por parte del menor.
Pero si es una foto muy ‘graciosa’, ¿por qué le da vergüenza?
A este comentario le suelen seguir otros del tipo: “Pero si son niños jugando en la piscina; si solo es mi bebé en la bañera; fue una caída muy graciosa… ¿qué peligro puede tener eso? ¡Anda que no hay cosas peores en las redes sociales!”.
El 56 % de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51 % da datos con los que puede localizárseles y un 27 % cuelga fotos directamente inapropiadas. En España, el 42 % de los menores siente vergüenza por los contenidos subidos por sus padres a internet.
Además, también nos encontramos ya en redes sociales con muchos perfiles de centros escolares, centros deportivos o asociaciones que, para promocionar sus servicios y actividades, publican y comparten cientos de imágenes de los menores, muchas veces muy inapropiadas (en bañador), aunque cuenten con las autorizaciones familiares correspondientes para ello.
Repercusiones legales
¿Y qué ocurre cuando esos hijos crecen, se hacen adolescentes y nos piden que las borremos?
Cuando nuestros hijos, sobrinos o nietos tienen edad suficiente para opinar sobre lo que se publica de ellos en redes, su voluntad debe prevalecer. Así lo especifica la ley, por ejemplo, en España, la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales:
“En caso de que el derecho se ejercitase por un afectado respecto de datos que hubiesen sido facilitados al servicio, por él o por terceros, durante su minoría de edad, el prestador deberá proceder sin dilación a su supresión por su simple solicitud”.
Y debemos de saber que, aunque pongamos emoticonos para cubrir sus caras, en caso de poder ser identificables de alguna manera, podremos ser sancionados por la Agencia Española de Protección de Datos con multas de hasta 3 000 €, máxime si no tenemos permiso de los progenitores o estos nos han solicitado su borrado (hay sanciones por ello de 10 000 €.)
Aun así, parece necesario adoptar futuros mecanismos o medidas, más allá de las existentes (en el Código Civil, la Ley Orgánica de Protección a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, LOPIVI, la Ley de Servicios Digitales, DSA, o la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los Derechos Digitales, LOPDGDD), ya que resultan insuficientes para garantizar la seguridad y privacidad de los menores en las redes sociales.
Antes de publicar fotos de menores, pensemos
Lo primero y más importante: ¿nos gustaría que esa imagen estuviera en manos de personas desconocidas? ¿Cómo podría perjudicar la publicación de este contenido al menor en la vida adulta (de cara a conseguir un empleo, entablar una relación sentimental o en cualquier otra faceta de su vida personal)?
Empaticemos con los menores y su sensibilidad, especialmente en la edad adolescente: preguntemos siempre antes de publicar una fotografía suya en internet o enviarla a familiares.
Debemos compartir esta preocupación con los familiares más cercanos, hermanos y padres, para que respeten la voluntad de los menores.
Configuremos la privacidad de redes sociales y canales de mensajería instantánea para asegurar que usuarios que no sean contactos no puedan acceder a las fotos, e incluso aunque lo sean, no puedan descargárselas.
Desactivemos siempre la opción de etiquetado en las redes sociales para que las personas no puedan etiquetarnos ni a nosotros ni a nuestros hijos (si tuvieran perfil) automáticamente si nuestra autorización.
Tal y como nos recuerdan desde la Agencia Española de Protección de Datos y la iniciativa PantallasAmigas:
Infancia y Adolescencia, Informe anual 2023, Defensor del Pueblo, España.
El 20% de los niños del mundo vive más de la mitad del año a temperaturas más elevadas de 35ºC
Unos 500 millones de niños habitan en zonas donde las jornadas de calor extremo al menos duplican las que afectaron a sus abuelos. “Los niños no son adultos pequeños. Sus cuerpos son mucho más vulnerables al calor extremo”, dice la responsable de la agencia para la infancia.
Noticias ONU
14 Agosto 2024
“El aumento del calor extremo está alterando la salud, el bienestar y las actividades cotidianas de los niños”, dijo este miércoles la directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), al dar a conocer un análisis que muestra que 466 millones de menores de edad -uno de cada cinco-, vive en zonas donde cada año se registra al menos el doble de días de calor extremo que hace tan solo seis décadas.
Catherine Russell señaló que los días más calurosos del verano parecen ahora normales, pero aludió a la comparación que hizo UNICEF del promedio de temperaturas de la década de 1960 y el del periodo de 2020-2024, que evidencia la rapidez y la intensidad con las que los días extremadamente calurosos aumentan en todo el mundo.
Actualmente, las temperaturas de más de 35ºC afectan a casi 500 millones de niños que muy a menudo carecen de la infraestructura o los servicios necesarios para soportarlas.
Efectos del estrés térmico
UNICEF explicó que el estrés térmico causado por la exposición al calor extremo supone una amenaza muy grave para la salud y el bienestar de los niños y las mujeres embarazadas, sobre todo si no hay medidas de refrigeración disponibles.
El estrés térmico puede desatar complicaciones en el embarazo, como enfermedades crónicas gestacionales, y con resultados adversos en el parto, como mortinatalidad, bajo peso al nacer y partos prematuros.
Además, favorece la malnutrición infantil y la proliferación de enfermedades no transmisibles relacionadas con el calor, y aumenta la vulnerabilidad de los niños a las enfermedades infecciosas que se propagan a altas temperaturas, como el paludismo y el dengue. También tiene un impacto negativo en el desarrollo neurológico, la salud mental y el bienestar en general.
Otros hallazgos del estudio revelan que el calor extremo tiene otros efectos preocupantes cuando dura un tiempo prolongado y advierte que los niños están expuestos a olas de calor más graves, largas y frecuentes, detallando que en cien países, más de la mitad de los pequeños soportan hoy el doble de olas de calor que hace 60 años.
Los niños no son adultos pequeños
“Los niños no son adultos pequeños. Sus cuerpos son mucho más vulnerables al calor extremo. Los cuerpos jóvenes se calientan más rápido y se enfrían más lentamente. El calor extremo es especialmente peligroso para los bebés debido a que tienen un ritmo cardíaco más rápido, por lo que el aumento de las temperaturas es aún más alarmante para la infancia”, enfatizó Catherine Russell.
Las vulnerabilidades y desigualdades que sufren los niños debido a su situación socioeconómica, género, ubicación, estado de salud y el contexto de su país exacerban los efectos negativos del calor, subraya UNICEF.
Según los datos del análisis, los niños de 16 países sufren ahora más de un mes adicional de días extremadamente calurosos que lo que ocurría hace seis décadas.
En América Latina, unos 48 millones de niños sufren calor extremo
A escala mundial, los niños de África Occidental y Central son los que están más expuestos a temperaturas extremadamente calurosas y los que sufren los aumentos más considerables a lo largo del tiempo.
En América Latina y el Caribe, casi 48 millones de niños viven en zonas donde se registra el doble de días de calor extremo que hace 60 años.
UNICEF recordó que todos los Estados miembros que son parte en el Acuerdo de París deberán presentar nuevos planes nacionales sobre el clima y que éstos marcarán el rumbo de la acción climática durante una década, por lo que llamó a los gobiernos y el sector privado a adoptar medidas climáticas urgentes y audaces para proteger el derecho de todos los niños a disfrutar de un medio ambiente limpio, saludable y sostenible.
En este sentido, instó a los países a reducir las emisiones y cumplir con urgencia los ambiciosos acuerdos internacionales sobre sostenibilidad y cambio climático para controlar el aumento de las temperaturas; proteger la vida, la salud y el bienestar de los niños y la resiliencia de sus comunidades; y empoderar a cada niño a lo largo de su vida a fin de que goce de las oportunidades de desarrollo y educación para convertirse en defensor del medio ambiente.