Dicho de otra forma, el sistema español es el sexto (y el madrileño
el segundo) de toda Europa que más agrupa a sus estudiantes en las
escuelas en función de que sean ricos o pobres. Los ricos con los ricos,
los pobres con los pobres. Y, dicen los autores, la segregación no se
genera sola. El factor segregación residencial explica una parte. Pero
no toda.
“Se observa la incidencia de las políticas educativas regionales
respecto a los criterios de admisión de centros en la segregación
escolar, mostrando que políticas como el fomento de la educación
privada, de la competencia de centros mediante la publicación de rankings
o la creación de un distrito único pueden configurar sistemas
educativos inequitativos que atentan a la igualdad de oportunidades”,
explican los autores del estudio en lo que parece una descripción tal
cual del sistema madrileño.
Y no parecen venir buenas noticias en el horizonte. Murillo,
coordinador del grupo de investigación Cambio Educativo para la Justicia
Social, que ha elaborado el estudio, explica que están preparando otro
que muestra que la crisis favorece la segregación. “Desde el año 2000
hasta el 2012 bajó, pero ahí empezó un repunte y en los últimos años ha
subido de forma importante en España”, sostiene. “Dado que no ha habido
un cambio de políticas importante ni un cambio demográfico, creemos —es
una hipótesis— que se debe a la crisis, a la caída de los ingresos en
las familias”, argumenta.
En la otra cara de la moneda, también hay comunidades que destacan
por lo contrario y ofrecen un sistema muy poco segregador, donde los
alumnos están proporcionalmente mezclados. En este apartado aparecen
regiones como las Islas Baleares, Galicia o Aragón.
Un factor de desigualdad
“La escuela juega un papel determinante en la equidad y cohesión
social. Cuando se ve limitada en su papel de educar a través de la
convivencia de personas con diferentes características personales o
sociales se convierte en un factor de desigualdad, de tal forma que no
solo reproduce las desigualdades, las legitima y potencia”, describe el
estudio. “La segregación escolar (…) es uno de los factores que
contribuyen en mayor medida a impedir una verdadera igualdad de
oportunidades y generar desigualdad social”, añaden.
Y eso es exactamente lo que está ocurriendo en España,
según confirman los datos estudiados. El informe busca “aportar una
visión global del fenómeno de la segregación escolar por nivel
socioeconómico” por lo que, explican sus autores, “se aborda su
interpretación desde las dos dimensiones: uniformidad y exposición”.
En román paladino, la segregación se mide a partir de dos índices.
Por un lado, el índice de Gorard señala la proporción de estudiantes de
un grupo minoritario (pobres, por ejemplo, pero también pueden ser
ricos) en una escuela respecto a la presencia de ese mismo grupo en un
área geográfica concreta. Esto es, si una comunidad autónoma hay, por
ejemplo, un 10% de pobres, en una escuela específica tendría que haber
un 10% de pobres para que el índice fuera cero. Esto es la uniformidad.
Por otra parte, el índice de Aislamiento estudia la probabilidad de
que un miembro del grupo minoritario (un pobre) se encuentre en su
escuela con otro miembro de su mismo grupo (otro niño pobre). Esta es la
exposición.
Los resultados
En ambos valores España ofrece unos resultados altos, por encima de
la media. En concreto, nuestro país obtiene un promedio de 0,38 en el
índice Gorard. Esto quiere decir que el 38% de los estudiantes de un
grupo socioeconómico concreto (los pobres, por seguir con el ejemplo,
pero podrían ser los ricos también) tendrían que cambiar de centro para
que la proporción de estudiantes en los colegios reflejara la de la
población. En Madrid este índice sube hasta el 0,41 (un 41% de los
estudiantes, cuatro de cada diez, tendría que cambiar de centro). La
media europea es del 0,35.
Respecto al índice de Aislamiento, España tiene un 0,32. Este dato
significa que un estudiante pobre tiene un 33% de posibilidades de
encontrarse en su centro con otro estudiante de su mismo grupo
socioeconómico (esta regla, como la anterior, se puede aplicar también
al grupo minoritario de los más ricos). El dato madrileño en este
apartado sube hasta el 0,33, mientras que la media europea es 0,30.
Estos datos sitúan a España entre los países con una mayor
segregación. Solo Bulgaria, Eslovaquia, República Checa, Rumanía o
Hungría están por encima. Y de estos, solo Hungría supera a Madrid en
segregación.
En el otro extremo, regiones como Islas Baleares, Galicia
y Castilla y León presentan índices muy bajos de segregación promedio,
lo que las sitúa al nivel de países punteros de Europa —y por extensión
del mundo, dicen los autores— en este apartado como los nórdicos. Todas
ellas bajan del 0,30 en ambos índices.
Las razones y las consecuencias
Pero esto son las medias. Los investigadores destacan una cuestión
“interesante”. El estudio ha medido la segregación que sufren cuatro
grupos diferentes que, cada uno por sí mismo, son minoritarios: el 10%
más pobre (P10), el 25% con menor nivel socioeconómico (Q1), el 25% con
mayor nivel socioeconómico (Q4) y el 10% más rico (P10). Y concluye,
analizando cada grupo por separado, que la segregación no es igual para
todos los grupos.
Así, “la segregación es más alta para el Q4 que para el Q1 y para el
P90 que para el P10 en ambos índices”, señala el informe. “Este hecho,
que no se da en todos los países, pero sí en todas las Comunidades
Autónomas españolas, indica que la segregación para los estudiantes con
familias de mayor nivel socioeconómico es mayor que para las de menor”,
explica. “Lo que habla de una tendencia a la segregación ‘por arriba’
del sistema educativo español, es decir, a la ‘elitización’ del mismo”,
concluye.
Los autores del informe intentan encontrar respuestas a por qué se
produce esta segregación y por qué hay tanta diferencia entre regiones
en España. “Poco se conoce de la situación de la equidad en las escuelas
españolas”, exponen de inicio. Y lanzan algunas ideas: “La segregación
escolar es producto de muchos factores. Uno es la segregación
residencial, pero no solo. Las políticas educativas favorecen o limitan
la segregación de la escuela. Decisiones como el fomento de mecanismos
de cuasi-mercado potenciando opciones de elección de centro, por
ejemplo, favorecen la segregación escolar”, explican.
Y de ahí pasan a hablar del modelo madrileño, el que “sin duda alguna
más ha impulsado la creación de sistemas de cuasi-mercado escolar, así
como políticas de selección escolar”, afirman. “En los últimos años se
ha fomentado decididamente la competencia entre centros y la libre
elección por parte de familias y estudiantes. En esta lógica se
encuentran medidas como el establecimiento del distrito único o la
publicación de ránkings de centros atendiendo a los resultados de
pruebas estandarizadas externas en centros de Educación Infantil,
Primaria y Secundaria”, explica el informe.
“Junto a ello, la discutida política de creación de centros bilingües
está generando procesos de selección implícitos por los cuales los
niños, niñas y adolescentes con más recursos asisten a este tipo de
centros, dejando a los que más dificultades tienen fuera de los mismos.
Tampoco es posible olvidar la apuesta decididia por fomentar la
educación privada, siendo Madrid la región de España con más estudiantes
matriculados en centros de titularidad privada”, cierran.
Pero el problema no es la existencia per se de centros
privados concertados, matiza Murillo. “No por tener más escuelas
privadas se es más segregado, lo importante es garantizar que los
centros privados con concierto no seleccionen a los estudiantes”. En la
Comunidad de Madrid, un 30% de los estudiantes está matriculado en un
centro concertado, el porcentaje más alto de España.