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El derecho de la infancia «a un medioambiente limpio, sano y sostenible

La ONU ratifica el derecho de la infancia «a un medioambiente limpio, sano y sostenible»


AZAHARA PALOMEQUE

31 agosto, 2023


Un comité de expertos vincula la crisis climática a la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) y exige a los Estados proteger el derecho de la infancia a la vida, la salud, la protesta, la justicia y la reparación, mientras reclama “equidad intergeneracional”.


Foto: Hendra A Setyawan / World Meteorological Organization


“Los adultos deberían dejar de tomar decisiones para un futuro que no vivirán. Nosotros somos el medio clave para solucionar el cambio climático, pues lo que está en juego son nuestras vidas”. Esta es una de las declaraciones infantiles que ha recogido el Comité por los Derechos del Niño, un órgano consultivo de la ONU que, por primera vez, ha ratificado el derecho de los más pequeños “a un medioambiente limpio, sano y sostenible” en un informe publicado el pasado lunes.


El Comité, que se encarga específicamente de asesorar en materia legal a los Estados firmantes de la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional aprobado en 1989 por todos los países del mundo excepto Estados Unidos, está formado por 18 expertos. Para la redacción del documento, que no tiene carácter vinculante, aunque ayuda a interpretar la Convención –que sí lo tiene–, dichos expertos consultaron a un total de 16.331 niñas y niños de 121 naciones diferentes, con la intención de conocer su opinión sobre un problema que les afecta de manera más apremiante.


“La crisis climática es una crisis de derechos de la infancia”, aseguró Paloma Escudero, asesora especial de UNICEF, la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia. Bajo esa premisa se puso en marcha la elaboración de la llamada “Observación general Nº 26” que, entre otras cosas, busca fomentar el acceso a la justicia y la reparación entre los más jóvenes a partir de litigios climáticos y demandas colectivas.


Derecho a la vida y a la protesta


A lo largo del documento, se pone de manifiesto cómo lo que denominan “una triple crisis planetaria”, a saber, compuesta de la emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la contaminación masiva, es una “amenaza urgente y sistémica para los derechos del niño a nivel global”. Esto incluye el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, así como el derecho a la salud, los cuales se están viendo mermados por carencias en la calidad del aire y del agua, la falta de seguridad alimentaria, la exposición a los gases de efecto invernadero y a otras sustancias tóxicas.


El Comité hace un llamamiento para que los estados adopten medidas que protejan a la infancia actual y también a la venidera, resaltando la responsabilidad de los gobiernos, asimismo, a la hora de controlar las actividades del sector privado dañinas con el medioambiente. “Los estados tienen la obligación de proteger contra el abuso de los derechos del niño por parte de terceros, incluyendo a las empresas comerciales”, detalla la Observación general, en un esfuerzo por limitar la actividad industrial a favor del bienestar infantil. 


Por otra parte, el Comité destaca la necesidad de asegurar “los derechos a la libertad de expresión, de asociación y de asamblea pacífica”, que son a menudo vulnerados. En una época caracterizada por la criminalización de la protesta, el asesinato de activistas climáticos y su enjuiciamiento potencialmente ilegítimo, el órgano de la ONU asevera que, cuando los más jóvenes se involucran en este tipo de manifestaciones a favor de los Derechos Humanos, “frecuentemente se enfrentan a amenazas, intimidación, acoso y otras represalias graves”.


Un ejemplo significativo lo constituirían las varias retenciones que ha sufrido Greta Thunberg, o el miedo que permea entre algunos colectivos ecologistas debido a la instauración de marcos jurídicos represivos, como el que en España representa la Ley Mordaza.


El informe lanzado por el Comité advierte, además, de que “la degradación medioambiental (…) es una forma de violencia estructural contra los niños, y puede causar colapso social en comunidades y familias”. Otras garantías en peligro que los Estados deben blindar serían el derecho a la no discriminación y a que la infancia y juventud participen en los procesos de toma de decisión que van a impactar en sus vidas, donde se encuentran infrarrepresentados. 


Justicia y equidad intergeneracional


Este comunicado de la ONU debe interpretarse en un contexto de desigualdad entre generaciones, donde los nacidos más recientemente serán víctimas de un mundo completamente diferente al de sus antepasados inmediatos. El Comité reconoce así “el principio de equidad intergeneracional y los intereses de las generaciones futuras, a las que los niños consultados se refieren de forma abrumadora”.


Este tema, que yo misma traté en el ensayo Vivir peor que nuestros padres, conforma el elefante en la habitación de no pocos debates sobre la emergencia climática, a pesar de su carácter ineludible. En España, el investigador Emilio Santiago Muiño reflexiona sobre dicha brecha generacional en su último libro.


Globalmente, existen explicaciones tan elocuentes como la infografía que acompaña el último informe del IPCC (el Panel Intergubernamental de expertos para el Cambio Climático de las Naciones Unidas, la cual ilustra a través de distintas franjas etarias y colores el grado de alerta medioambiental. Su diseñadora, Arlene Birt, explicó para este medio que su intención era “humanizar” los datos y proyectarlos visualmente en relación con nuestras biografías y las de nuestras familias: “experimento una reacción emocional cuando veo que mi madre, mi hija y yo misma habitamos mundos muy distintos a lo largo de nuestras respectivas vidas”.


Quizá sea hora de atender con premura estas circunstancias marcadas por los relojes biológicos, y aupar, tal como promueve el Comité por los Derechos del Niño, la defensa de la infancia desde las políticas sociales, económicas, el civismo y el poder judicial. Dos casos recientes ejemplifican la combatividad juvenil en los tribunales: un juzgado de Montana les ha dado la razón a los demandantes, entre 5 y 22 años, que reclamaban a las autoridades el cumplimiento de su derecho a “un medioambiente sano y limpio”, recogido en la Constitución del estado; mientras tanto, este otoño un grupo de jóvenes portugueses llevará a 32 países -entre ellos España– al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con el argumento de que la crisis climática vulnera su derecho a la vida. La jurisprudencia resultante de estos y otros juicios similares quizá consiga, si no solucionar, al menos mitigar las peores consecuencias de la debacle en marcha. 


Un recordatorio de la lucha por los derechos de la infancia, en Chile.


Por : Juan Pablo Venegas, Director 
Incidencia Pública World Vision Chile



En Chile, como en muchos otros países, celebramos en agosto el Mes de la Niñez con alegría y festividades. Sin embargo, nuestra realidad nos invita a reflexionar sobre si realmente existe algo que celebrar.


Mientras adornamos nuestras calles con globos y preparamos regalos, no podemos olvidar que hay una realidad país que entristece esta celebración. En nuestro país, miles de niños, niñas y adolescentes (NNA) viven en condiciones de vulnerabilidad en sus barrios, sus escuelas o en sus propias familias, y otros en una compleja atención del Estado que debería velar por su integridad y bienestar.


Las cifras son alarmantes y no pueden ser ignoradas. Según datos recientes, en Chile, más de 200 mil niños y adolescentes son víctimas de violencia física y emocional cada año. Además, otros miles se encuentran en hogares, o familias de acogida, muchos de ellos sin la atención y el cuidado adecuados porque la política pública especializada es aún deficiente.


La violencia contra los menores no es solo un problema social; es una crisis humanitaria que requiere nuestra atención inmediata. No podemos celebrar el Mes de la Niñez mientras sigan siendo víctimas de abusos, negligencia o de negar sus derechos.


Las familias son el agente clave, pero el Estado tiene la responsabilidad de proteger a nuestros niños y niñas  y garantizar sus derechos. Sin embargo, las políticas actuales son insuficientes y, en muchos casos, ineficaces. Niños y niñas no son aún reconocidos como personas y sus voces son ignoradas.


En el Mes de la Niñez, en lugar de simplemente celebrar, debemos reflexionar y actuar. Necesitamos políticas públicas más fuertes, una mayor inversión en programas de promoción, prevención y protección infantil, y por supuesto, una sociedad comprometida con su reconocimiento como actores sociales, sujetos de derechos y también  de protección.


No hay mucho que festejar mientras se siga invisibilizando  y vulnerando los derechos de niños, niñas y adolescentes en Chile. Es hora de que tomemos medidas concretas para cambiar esta realidad y asegurarnos de que cada niño, niña y adolescente en nuestro país tenga la oportunidad de crecer en un ambiente seguro y amoroso. 


La verdadera celebración será cuando podamos garantizar que todo niño, niña u adolescente pueda vivir una vida digna y plena.


Creciendo en bienestar emocional, Programa Estatal "HenKa" para adolescentes de 12-16 años.

 El programa busca transformar la forma de abordar el bienestar emocional 
en la adolescencia desde su entorno natural: 
el centro educativo, la familia y el entorno social.



Creciendo en bienestar emocional: Henka es un programa de ámbito estatal centrado 
en la prevención y la promoción del bienestar emocional de los adolescentes de entre 12 y 16 años.

Una nueva forma de promover el bienestar emocional de los adolescentes

Henka es un programa creado por expertos en psicología y salud mental infantojuvenil del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona:
- Capacitación en habilidades de resiliencia a los equipos educativos
- Bienal Henka sobre jóvenes y bienestar emocional
- Talleres de habilidades socioemocionales para el alumnado y las familias
- Campaña de sensibilización para jóvenes
- Divulgación del conocimiento e incidencia social
- Estrategia adicional para centros educativos de entornos vulnerables...



Entrenar la resiliencia desde los centros educativos

Te damos el conocimiento y las herramientas 
para entrenar en resiliencia a tu alumnado de 1º y 2º de la ESO 
y gestionar situaciones difíciles en el aula.

Un programa en 3 fases
- Capacitación del equipo educativo
El objetivo es dotar al equipo educativo de un mejor conocimiento sobre la adolescencia y la resiliencia, junto con orientación para implementar el programa Henka en el centro.
- Realización de talleres vivenciales
Pones en práctica lo aprendido mediante talleres vivenciales con tu alumnado.
- Transferencia y acompañamiento a lo largo del programa
Te ayudamos a desarrollar un plan de trabajo para que estos objetivos perduren en el proyecto educativo e ideario de tu centro...

¿Formas parte del equipo docente de un centro de secundaria? 
Este programa es para ti, accede desde aqui.






Luces y sombras en el bienestar: la percepción de niños y niñas, Informe Educo.

 Este informe es el fruto de un proceso de investigación en el que se han consultado a cerca de 200 niños, niñas, adolescentes y personas de referencia de su entorno, como educadores, madres y padres, para explorar la influencia del entorno social y ambiental en el bienestar de la infancia. Desde el análisis de la interrelación de las tres dimensiones del bienestar (material, relacional y subjetiva) con los derechos de niñas y niños se ha abordado asimismo la importancia del medio ambiente en su bienestar, así como las diferencias de género en la percepción del mismo o el gran impacto de la COVID-19.

Acceso al Informe


Coordinación: Fernando Rodríguez Hervella
Producción: Lola López y Fernando Rodríguez (Educo), Elisabet Padial García (Coordinadora Andaluza
de ONGD), 
y por parte del Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento de la Universidad Católica Boliviana, “San Pablo”: Marcela Losantos Velasco y Jazmín Mazó (Responsables de proyecto); Andrés Villalobos, Lorena Alarcón, Carla Andrade (Equipo de Investigación) y Madeleine Irusta (Diagramación de instrumentos). 

Este informe incluye una comparativa con un estudio anterior realizado en cuatro países de América Latina (Guatemala, Bolivia, Nicaragua y El Salvador), y está enmarcado en el proyecto “Percepciones de niñas y niños sobre la influencia del entorno social y ambiental en su bienestar. Una propuesta de enfoque para los agentes andaluces de cooperación”, cofinanciado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID).

"Uno de los grandes mitos que desmiente la neurociencia es que la infancia es la etapa más feliz de la vida".

"Si hacemos el ejercicio mental de ponernos en sus zapatos 
y preguntarnos por qué un niño se comporta de determinada manera 
es más fácil entenderle".



Portada del libro 'Los niños que fuimos, los padres que seremos' de Beatriz Cazurro.
La psicóloga y psicoterapeuta
Beatriz Cazurro presenta
'
Los niños que fuimos, los padres que seremos'.
 Cortesía Planeta.
Cuántas veces habremos oído o incluso pronunciado aquello de ‘cuando sea padre no voy a cometer los mismos errores que los míos cometieron conmigo’. Sin embargo, huir de ello no es tan sencillo ya que está demostrado que una parte de nuestro cerebro está condicionado por lo que recibió y absorbió durante sus primeros años. No hay posible escapatoria... la propia infancia y la manera en que nuestros progenitores actuaron con nosotros influye e influirá en los padres que somos o seremos.

A ello ha dedicado un interesantísimo libro la psicóloga y psicoterapeuta Beatriz Cazurro: Los niños que fuimos, los padres que seremos (Planeta, 2022). 

En él, además, arroja por tierra falsas creencias entorno a la supuesta vida idílica de los niños -que ‘no se enteran’ o ‘no tienen problemas’ son dos de las más frecuentes- y afirma con rotundidad que debemos darle el protagonismo que se merecen porque “son personas, sienten, desean, sufren… Es necesario que les demos la importancia que tienen y les escuchemos con empatía”.


Entrevista a Beatriz Cazurro*

Es una frase muy recurrente decir ‘cuando yo sea padre no cometeré los mismos errores que cometieron los míos’, sin embargo, en el libro demuestras que esto es complicado. ¿De qué manera el trato que nos dan nuestros padres de pequeños, la atención o la desatención y la seguridad o falta de seguridad que nos transmiten afectan a nuestro cerebro y nos moldea de cara a nuestra futura paternidad?

Ya incluso dentro del útero el estado emocional de nuestra madre puede afectar a la forma en la que se va estructurando el cerebro. Se sabe ya, por ejemplo, que la ansiedad traspasa la placenta. No se trata de culpar a nadie, por supuesto, pero cuando hay madres muy desreguladas luego esos bebés tienen mucha más probabilidad de sufrir, por ejemplo, síntomas de disociación.

Durante los nueve o diez primeros meses de vida lo que se va configurando en el cerebro y en nuestro cuerpo es una especie de impronta, de huella cerebral. Con esa edad, obviamente, no tenemos palabras para explicar ‘mira me estoy sintiendo de esta manera’. Lloramos o no lloramos, nos acercamos o no nos acercamos, y no es la manera ideal de comunicarnos… Debido a esta huella cerebral lo que ya se sabe es que los niños y las niñas a esta edad tienen una sensación corporal real a partir de la cual se empieza a construir su identidad, su autoestima, su forma de relacionarse… Y en esa sensación, lo que saben es si pueden confiar en el mundo, si son valiosos para los demás, si pueden expresarse o no… Como no sabemos que ese es un primer cimiento, muchas veces empezamos a construir a partir de ahí sin darnos cuenta que no estamos viendo lo que ha ocurrido en esos cimientos.

Esta frase típica sobre un niño de un año tipo ‘uy es que es buenísimo porque se va con cualquiera’, que se dice como algo positivo, en realidad está dando una señal de que ese niño no tiene seguridad porque lo normal con un año es que los niños lloren cuando se separan de sus papás.

Cuando podemos ir atrás y nos damos cuenta de cómo ha sido nuestra infancia… nos sale resulta más fácil traducir a nuestros hijos porque tenemos el lenguaje

Utilizas en tu libro un término que es la ‘culpa sana’: analizarse para poder comprendernos y avanzar. ¿Cómo nos va a ayudar ese viaje retrospectivo a la niñez para entendernos mejor?.

Cuando la mayoría somos niños -algo que he comprobado en terapia pero también con amigos y amigas-, lo que tenemos es una interpretación muy desajustada de lo que nos pasaba en general. Tenemos muchas etiquetas: ‘yo era llorón, era intenso, era vago…’ pero casi nadie nos tradujo lo que nos estaba pasando: si teníamos miedo, si necesitábamos ir más despacio, si nos sentíamos presionados, si nos estaban atacando nuestras figuras de referencia y estábamos reaccionando como podíamos… En general esa historia no la tenemos hecha. Cuando podemos ir atrás y verdaderamente lo sentimos, lo notamos, nos damos cuenta de verdad cómo ha sido eso… nos sale mucho más fácilmente traducir a nuestros hijos porque tenemos el lenguaje. Es como adquirir un nuevo idioma.

¿Y cómo va a ayudar a nuestros hijos que desandemos lo andado?.

Pues vamos a dejar de proyectar en ellos cosas que no son suyas. Muchas veces necesidades nuestras las ponemos en ellos. Por ejemplo: ‘no llores que yo me pongo nervioso’ o ‘dale un beso a la abuela que sino se enfada conmigo’. Son conflictos que están ahí pero que no están resueltos. Al ser los niños los más vulnerables y no tener muchas veces palabras para expresar lo que les está ocurriendo, encima a veces los tachamos de malos. Vamos cubriendo necesidades con ellos y creo que es importante dejar claro -y por ello intento expresarlo con palabras muy claras en el libro- que cuando estamos utilizando a alguien para cubrir nuestras necesidades eso es un abuso.

Hay que decir muy claro que cuando utilizamos a un niño para cubrir nuestras necesidades o carencias es un abuso

Hablas también de la ‘positividad forzada’ cuando uno es padre, ¿por qué está tan enraizado que no es lícito sentirse desencantado con la paternidad/maternidad? ¿Cómo debemos gestionar nuestras emociones cuando la paternidad pasa por horas bajas o baches?.

Lo que creo es que hay una resistencia social a reconocerlo porque da mucho miedo. Cuando empezamos a destapar cómo nos sentimos, lo que nos ha pasado o lo que estamos haciendo con pareja, con hijos, con amigos… empiezan a salir cosas muy duras y si las decimos en alto nos tenemos que hacer cargo. Una vez que está dicho es mucho mas difícil de desdecir. Por eso tendemos a decir de que todo está bien y que debemos sacarle el lado positivo a las cosas. Si recuerdas con la pandemia pasó lo mismo, al segundo día ya estábamos intentando sacar un aprendizaje sin dejar a la gente asustarse y entender qué estaba pasando… Y esto ocurre todo el rato, en cuanto nos sentimos medio mal hay que solucionarlo y esto es en realidad un miedo muy profundo a conectar realmente con lo que ocurre y el miedo a no saber qué hacer con ello.

Hay una resistencia social a reconocer que muchas veces nos sentimos desencantados con la paternidad o maternidad

Comentas algo muy interesante: ‘no ya niños malos sino niños en un entorno que hay que revisar’. ¿Cómo cambiamos la corrección por la conexión?.

Es algo que nos cuesta mucho y en el libro he querido dar pistas sobre ello con casos y ejemplos que pueden ayudar para darnos cuenta de las interpretaciones que estamos haciendo. Por ejemplo, cuando decimos ‘este niño lo está haciendo por fastidiar’ o ‘es un vago porque no le interesa’ lo que debemos es empezar a reconocer este tipo de interpretaciones y a generar hipótesis de por qué pueden estar sucediendo las cosas.

Si alguien está mintiendo, por qué motivo puede estar haciéndolo: ¿por que tiene miedo a que le digamos que no, a nuestra reacción…? Si hacemos el ejercicio mental de ponernos en sus zapatos y preguntarnos por qué un niño se comporta así dependiendo de nosotros, sabiendo que no son malos… es más fácil entenderles. Por eso todo el libro va a enfocado a este objetivo: intentar poner palabras a todas esas experiencias que deben estar teniendo ellos, lo difícil que es para ellos cuando no conectamos con ellos, cuando somos violentos, cuando les ponemos todas esas etiquetas… Cuando nos quitamos, al menos, los obstáculos es posible ver al niño que es y al que hay, no la interpretación que tenemos de él.

Las violencias invisibles hacen exactamente el mismo daño en el niño que la violencia física

Dices que ’es imprescindible entender mejor que es la violencia si queremos que nuestros hijos desarrollen seguridad en sí mismos y en nosotros’. Y es que aunque se da por hecho que la violencia física no aporta nada bueno, las violencias invisibles hacen también mucho daño. ¿Cómo afectan al desarrollo de los niños?.

Exactamente igual que la violencia física. La violencia, toda la falta de seguridad interna afecta, no hay un daño físico, no hay un moratón, pero todo lo que ocurre por dentro es lo mismo: la confusión, el miedo, la impotencia… Es una sensación de yo no valgo, los demás pueden hacer conmigo lo que quieran, lo que sienta yo por dentro no vale… Afecta exactamente igual. Creo que en la violencia de género ya lo empezamos a ver, no hace falta que un hombre pegue a una mujer para que esté siendo violento y aún así nos cuesta, pero con los niños no lo vemos y está super normalizado. Si no le ponemos palabras, aunque suenen muy feas, yo creo que es imposible dejar de normalizarlo.

Comentabas al principio de la entrevista que tendemos a quedarnos con algunas pinceladas de la infancia pero no rebuscamos en ella tanto como deberíamos. ¿Cómo saber si nuestra infancia fue o no realmente feliz?.

Hablo de algunos síntomas que nos pueden dar pistas. Empieza a haber una corriente de psicología que habla cada vez más fuerte de que todos estos síntomas que llamamos enfermedades o trastornos psiquiátricas igual nos toca revisarlos porque cuando miramos hacia atrás encontramos muchas situaciones estresantes y traumáticas de la vida de la gente. El tener este tipo de síntomas puede ser: la dificultad para decir que no, el ser adicto al trabajo o ‘workaholic’ que llaman ahora, la dependencia emocional… Todo ese tipo de cosas que son muy cotidianas nos dan pistas de que algo ha ocurrido durante la infancia para queesa seguridad que no se haya podido dar.

La dificultad para decir que no, el ser adicto al trabajo, la dependencia emocional… nos dan pistas de que algo no fue bien durante la infancia

Un niño que haya tenido una mala infancia, con traumas, soledad, falta de autoestima, al que le prestaban poca atención… ¿Puede ser un buen padre? ¿Cómo le afecta el poso de su propia infancia?.

Por supuesto que puede ser un buen padre. De hecho el trabajo que muchas veces hago con mis pacientes en consulta va por ahí: entender un poco cuáles son las heridas, los puntos de conflicto y dónde están las cosas en las que saltamos, proyectamos e incluso tratamos mal y ver cuáles son los recursos que se van desarrollando para poder hacerlo diferente. Hay historias increíbles de infancias durísimas y que tras la toma de conciencia, cuando la persona aprende a cuidarse en lo que no le pudieron cuidar, aprende a la vez a cuidar de forma diferente. Por eso los libros de pautas están muy bien a veces pero no tienen raíz, si no hay un lugar desde el que estés preparado para llevar las pautas a cabo no durarán ni diez días, porque lo otro es mucho más grande. Estamos hablando de la configuración del sistema nervioso, del cerebro, de un montón de carencias muy profundas, de defensas psicológicas.

Cuando una persona aprende a cuidarse en lo que no le pudieron cuidar, aprende a la vez a cuidar de forma diferente

Dedicas una parte en tu libro a desmentir algunos mitos sobre la infancia basándote en la neurociencia, ¿cuál crees que es el que más va a sorprender?.

Una de las más grandes puede ser aquella de que la infancia es la etapa más feliz de la vida. Es una frase categórica que decimos y no dudamos, que cuando los adultos estamos cargados de responsabilidades añoramos y por supuesto los niños juegan porque es su lenguaje pero toca ponernos en el lugar de que los niños son absolutamente dependientes de los adultos y que los adultos por lo general creemos ue no tienen problemas. Es imposible que se sientan escuchados cuando creemos que todo está bien. Son seres humanos como nosotros, sienten como nosotros y además no tienen los recursos para afrontar las cosas, se los tenemos que dar y enseñar nosotros. El hecho de ser totalmente dependiente de alguien que cree que no te pasa nunca nada es en sí mismo un problema.

*Beatriz Cazurro: es psicóloga y psicoterapeuta. Dispone de un máster en Psicoterapia Infantil, otro en Psicoterapia Humanista Integrativa y ha cursado diversas formaciones de especialización en apego y trauma con algunos de los mayores expertos nacionales e internacionales. Presenta más de quince años de experiencia trabajando tanto con niños como con sus familias, también con adultos, apoyándose en técnicas de enfoque corporal como el Focusing y en recientes descubrimientos de la neurociencia. Creadora de campañas virales por los buenos tratos como #Ensuszapatos o #Childrentoo, para la autora cada persona es única: cada cual ha tomado las mejores decisiones que ha podido y, de la misma manera, tiene el derecho y la capacidad de tomar nuevas decisiones desde la libertad y el contacto con su poder personal. www.beatrizcazurro.com

Guía divulgativa sobre las implicaciones y obligaciones de la Ley Orgánica de Protección integral a la Infancia y la Adolescencia en el Deporte.




Escorial, Almudena (coord.),
Ibarra Ricardo (coord.),
Santaemilia, Beatriz.
Plataforma de Infancia.
Fundación laLiga.

También a ésta: 

Miles de niños y niñas practican deporte cada día. Todos ellos y todas ellas mientras sueñan con jugar en su equipo favorito o disfrutan de su actividad preferida, tienen, además, la necesidad y el derecho de disfrutar de un entorno seguro en el que sus derechos sean respetados y garantizados. 

El deporte es un espacio de aprendizaje y herramienta fundamental para el desarrollo integral de la infancia y la realización de todos sus derechos. La práctica deportiva representa, sin duda, un gran número de beneficios y oportunidades para los niños, niñas y adolescentes, pero hay una serie de riesgos que pueden afectar negativamente a su desarrollo, derechos y bienestar que debemos tener en cuenta. La violencia es una realidad en el mundo deportivo y lamentablemente, todavía gran parte de sus manifestaciones permanecen ocultas o invisibilizadas. 

En mayo del pasado año 2021 fue aprobada la nueva Ley Orgánica de Protección integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI), lo que ha supuesto un gran avance en materia de protección de las niñas, niños y adolescentes en España, que se convierte en el primer país del mundo con una legislación de este calado. Sin duda, la LOPIVI supone un hito normativo en materia de protección de la infancia y la adolescencia frente a la violencia, pero el marco normativo requiere un desarrollo posterior y complementario tanto a nivel estatal como autonómico. Ahora es crucial poner en marcha todos los mecanismos que la ley ha introducido en diferentes ámbitos, entre ellos, el ámbito deportivo, y que todos los agentes implicados conozcan esta ley y las obligaciones que de ella emanan.

La presente guía, elaborada por la Plataforma de Infancia en colaboración con FUNDACIÓN LaLiga, pretende facilitar ese necesario aterrizaje de la LOPIVI en el ámbito deportivo. Ambas entidades parten de su firme compromiso de trabajar para garantizar que el deporte sea seguro para las niñas, niños y adolescentes que lo practican. 

Las entidades deportivas, profesionales y personas que rodean la práctica deportiva y trabajan con niñas, niños y adolescentes deben disponer de herramientas para efectivamente poder garantizar los derechos de la infancia. Y resulta fundamental que esas herramientas estén traducidas y adaptadas al lenguaje deportivo. 

Por ello, la guía se presenta como una herramienta de apoyo a las entidades y profesionales del ámbito deportivo en su tarea y obligación de proteger a la infancia y adolescencia. La presente guía servirá de base para que las entidades deportivas conozcan y entiendan las obligaciones que la LOPIVI introduce e impone y dispongan así de un marco de actuación apropiado. 


Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud: 2022 - 2026.

DOCUMENTO APROBADO POR EL COMITÉ INSTITUCIONAL DE LA ESTRATEGIA DE SALUD MENTAL DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD Y POR EL CONSEJO INTERTERRITORIAL DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD.

Esta actualización de la Estrategia supone el resultado de un diálogo entre profesionales de la salud, sociedades científicas, personas con experiencia propia en salud mental y familiares a través de diferentes organizaciones. En el marco de la protección, promoción y respeto de los derechos humanos como respuesta a las cuestiones relacionadas con la salud mental el documento incorpora nuevas líneas estratégicas, recoge las recomendaciones actuales en materia de salud mental, propone objetivos y el desarrollo de un sistema de evaluación consensuado con las comunidades autónomas, que permitirá medir el alcance de la estrategia. Además, incluye un análisis del impacto del COVID-19 en la salud mental, con especial foco en los colectivos más vulnerables.

Autoría: Andrés G. Suárez Alonso (coord.) ; [et ál.]
Entidad editora: Ministerio de Sanidad,
Año de publicación: 2022.
Fuente: La Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA 
ha participado en esta redacción a través del Comité Asesor.


Presentación
El Ministerio de Sanidad impulsa y promueve la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (SNS), desarrollada desde el año 2006 en colaboración con las comunidades autónomas, que integra las aportaciones de las personas con problemas de salud mental y familiares y
de los profesionales sanitarios a través de sus organizaciones. La Estrategia adoptaba entonces un enfoque integrado combinando la promoción de la salud mental, la prevención de los problemas de salud mental, el diagnóstico y el tratamiento de las personas con problemas de salud mental, la coordinación intra e interinstitucional, así como la adopción de medidas que fomentaran la integración social de las personas con problemas de salud mental y la lucha contra el estigma.
Constituyó un texto de apoyo para la coordinación en todo el país de los planes o programas de promoción de la salud mental, de los programas de prevención y de los medios de diagnóstico, terapéuticos y rehabilitadores apropiados para realizar una atención integral y continuada de las personas con problemas de salud mental. Entre sus objetivos estaba potenciar la investigación en salud mental y crear herramientas que permitieran evaluar el avance del conocimiento en este campo, así como el seguimiento y desarrollo de la propia estrategia.
A partir del acuerdo del Consejo Interterritorial del SNS de 21 de junio de 2017 sobre la reorientación de la Estrategia de Salud Mental, se plantea esta actualización para el periodo 2022-2026, con el fin de tener un instrumento que dé una visión general de lo realizado previamente y facilite la reflexión y la toma de decisiones consensuadas en torno a la salud mental en el SNS para este nuevo periodo.
La presente actualización de la Estrategia supone el resultado de un diálogo profundo sobre la salud mental entre todos los actores implicados.
Un proceso que ha puesto de manifiesto valores fundamentales de nuestro Sistema Nacional de Salud, especialmente cuando hablamos de salud mental: la colaboración y la corresponsabilidad institucional de las comunidades autónomas; la implicación de las y los profesionales y sus organizaciones; la participación de las sociedades científicas; y, especialmente, el protagonismo de las personas con problemas de salud mental y familiares, que a través de sus organizaciones, han realizado aportaciones innovadoras que ha permitido avanzar en el mpoderamiento de las mismos.
La actualización que aquí se presenta incorpora nuevas líneas estratégicas, recoge las recomendaciones actuales en materia de salud mental, propone objetivos y el desarrollo de un sistema de evaluación consensuado con las comunidades autónomas, que permitirá medir el alcance de esta nueva estrategia.
Por último, se incorpora en este documento un análisis del impacto de la COVID-19 en la salud mental, puesto que la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de mejorar nuestras capacidades de atención en este ámbito, con especial foco en los colectivos más vulnerables.
Con la publicación de estrategia participada establecemos el marco en que podrán inscribirse las acciones orientadas a mejorar la salud mental de la población en el periodo 2022-2026, incluyendo la respuesta a situaciones coyunturales como el Plan de Acción Salud Mental y COVID-19 para el periodo 2022-2024, creado bajo las líneas maestras de este documento.
Mi agradecimiento a todas las personas que han participado en la elaboración de este documento que, sin duda, contribuirá a mejorar las capacidades del SNS para mejorar la salud mental de la ciudadanía en los próximos años.
Carolina Darias
Ministra de Sanidad
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Niños cuyos padres consumen drogas. Proyecto del Consejo de Europa.

Esta publicación arroja luz sobre una población invisible: 
los niños y adolescentes que viven en familias donde al menos uno de los padres consume drogas.



En 2021, el Grupo Pompidou del Consejo de Europa introdujo un tema que hasta ahora no ha recibido suficiente atención: los niños cuyos padres consumen drogas
El impacto del uso de sustancias por parte de los padres se refleja en los resultados del desarrollo de los niños y en su vida diaria. 
Para proteger a los niños, es necesario atender sus necesidades como sujetos de derechos humanos y asegurar que crezcan en un ambiente sano y protegido.

Este proyecto se dirige tanto a los niños como a los padres afectados por el consumo de sustancias y se centra en los programas, servicios y prácticas existentes en los diferentes estados para abordar el problema. Incluye un amplio abanico de intervenciones en el ámbito de programas dirigidos a la familia y la infancia, servicios para mujeres consumidoras de sustancias y madres, servicios de tratamiento de la dependencia que tienen en cuenta las responsabilidades parentales y las necesidades y situación particular de los niños, así como centros de acogida para mujeres víctimas y sobrevivientes de violencia que consumen sustancias.

 Resultados preliminares

El proyecto sobre niños cuyos padres consumen drogas se ha desarrollado en dos fases

La primera se inició en noviembre de 2020 y finalizó en febrero de 2021. 

La segunda fase se ha implementado a lo largo de 2021 con la participación de 11 países (Croacia, Chipre, Grecia , Islandia, Irlanda, Italia, México, Polonia, Rumanía, Suiza y Turquía).

Informes y resúmenes ejecutivos relacionados:

 Una evaluación preliminar y propuestas

Resumen ejecutivo

 Informe de grupos focales realizados en febrero de 2021

 Identificación de prácticas y recomendaciones prometedoras

Sobre la base del trabajo realizado hasta ahora, está disponible en inglés una publicación ISBN titulada 'Niños cuyos padres usan drogas: prácticas prometedoras y recomendaciones' .

 Leer publicación ISBN  (2022)

 Lea el resumen ejecutivo del informe 

Esta publicación arroja luz sobre una población invisible: los niños y adolescentes que viven en familias donde al menos uno de los padres consume drogas. 

Este enfoque en los niños expuestos a la dependencia de los padres a las drogas y el alcohol implica ayudarlos a ellos y a sus familias a superar la dependencia y sus consecuencias. El uso de drogas por parte de los padres afecta a los niños en todas las etapas de sus vidas, desde antes del nacimiento hasta bien entrada la vida adulta. Sin embargo, hasta ahora, esta situación ha recibido muy poca atención. 

Esta publicación analiza a los niños que crecen en familias afectadas por la dependencia de las drogas y el alcohol, así como los servicios, programas y prácticas que ayudan a proteger la niñez y garantizar que se satisfagan las necesidades de los niños, al mismo tiempo que se abordan las necesidades de los padres.

Este proyecto forma parte de la misión del Grupo Pompidou de integrar los derechos humanos en la política de drogas.

El contenido, las conclusiones y las recomendaciones presentadas en la publicación pretenden contribuir a aumentar la base de conocimiento y el interés en el tema y servir como referencia práctica para la identificación de prácticas prometedoras y socios internacionales para abordarlo. 

Incluye 29 experiencias y prácticas de organismos gubernamentales o no gubernamentales, divididas por área principal de intervención y país. Esto ha sido posible gracias a la participación de 102 personas en diferentes actividades.

Lejos de ser una conclusión, esta publicación es el primer paso de un esfuerzo conjunto permanente para dar visibilidad a los hijos de padres que consumen drogas y una herramienta para fomentar la cooperación y el diálogo entre actores gubernamentales y no gubernamentales.