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La nueva ley de infancia y adolescencia del Gobierno Vasco prioriza la protección y promoción de los derechos de la infancia


  • El texto reconoce la prevalencia del interés superior de los y las menores como titulares de derechos y no como sujetos de protección
  • El nuevo marco legal incluye las estipulaciones de acuerdos internacionales, europeos y nacionales pertinentes en relación con los derechos de los y las menores
  • “Es un esfuerzo por unificar y homogenizar la protección de nuestros y nuestras menores, tomando las mejores prácticas estatales e internacionales y ajustándolas a nuestra realidad”, ha dicho Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales




Fecha de publicación: 


Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, ha comparecido esta mañana ante la Comisión de Políticas Sociales y Juventud del Gobierno Vasco para presentar la nueva Ley de Infancia y Adolescencia, todo un avance significativo en la promoción y protección de los derechos de los y las menores en Euskadi.


El nuevo marco legal, fruto de un extenso trabajo colaborativo con colectivos sociales y personas experta en el tema, con una especial participación activa de la infancia y adolescencia, destaca por la prevalencia del interés superior del niño, niña o adolescente, reconociendo explícitamente este derecho.


“El corazón de esta ley reside en su capacidad para articular y ordenar derechos previamente dispersos en diferentes documentos legales. Su principal objetivo es clarificar y reforzar las políticas relacionadas con la infancia y adolescencia, colocando en el epicentro de todas nuestras decisiones el interés superior de los niños, niñas y adolescentes, garantizando que toda resolución adoptada será en pro de su bienestar”, ha dicho Melgosa.


En su intervención, Melgosa ha destacado el enfoque de la ley en “promover y asegurar los derechos humanos y libertades fundamentales para los niños y niñas, protegiéndoles de cualquier forma de violencia y desprotección”.


De esta manera, se materializa una visión progresista donde el niño, niña o adolescente es reconocido por sus derechos sustantivos, y por su capacidad de participar de manera autónoma en la sociedad.


Adicionalmente, la ley reconoce y profundiza el derecho de los y las menores a ser escuchadas, “no solo otorgándoles una voz, sino también formalizando su capacidad para influir en su propio destino”, ha dicho Melgosa.


La ley también integra el concepto de buen trato, ligado al derecho a la vida y a la integridad física y psíquica. Para ello se centra en la promoción, prevención e intervención en situaciones perjudiciales para el desarrollo y la protección de los y las menores, tanto en casos de violencia como de desprotección en el ámbito familiar.


"Este proyecto de ley es una manifestación de nuestro compromiso con los valores de equidad, inclusión y protección para todos nuestros niños, niñas y adolescentes", ha señalado Melgosa.


La consejera Melgosa ha explicado que “uno de los elementos clave de esta legislación es la creación de órganos e instrumentos especializados, como el Órgano Interinstitucional para la Infancia y la Adolescencia y el Sistema Vasco de Información sobre la Infancia y la Adolescencia, entre otros. Estas entidades nacen con el propósito de recopilar datos, fomentar el diálogo y apoyar el desarrollo de políticas transversales”.


A nivel internacional, la ley ha sido diseñada teniendo en cuenta las observaciones y recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de la ONU. “Esta perspectiva global garantiza estrategias y mecanismos que protegen a nuestros niños, niñas y adolescentes contra cualquier forma de violencia, impulsando una cultura de prevención, concienciación y participación activa”, ha manifestado la consejera.


En sintonía con la legislación estatal, la nueva ley complementa y amplía lo establecido en normativas estatales, “adaptándose a las realidades y necesidades específicas de Euskadi”.


En palabras de la consejera Melgosa, “esta ley propone un sistema integral que aborda todos los aspectos de la vida de los niños, niñas y adolescentes, garantizando su seguridad y desarrollo pleno, y poniendo la protección y promoción de sus derechos como eje central de todas las políticas públicas”.


Para concluir, Nerea Melgosa ha invitado a todos los grupos parlamentarios a “unirse en este esfuerzo, reconociendo que la protección y promoción de los derechos de la infancia y adolescencia es una responsabilidad compartida que va más allá de visiones partidistas, garantizando un futuro brillante para las generaciones más jóvenes de Euskadi”.


URL: 

https://bideoak2.euskadi.eus/2023/09/27/news_88102/20230927_Presentación_Ley_de_Infancia_y_Adolescencia_CAST.pptx


Información adicional


Infancia huérfana de la violencia de género: la víctima más invisible del drama

Estudio singular de la Defensoría de la Infancia y Adolescencia de Andalucía.

Este informe está dedicado a analizar la situación de aquellos niños y niñas que se han quedado huérfanos porque sus madres han sido asesinadas por sus padres o parejas. 




Defensoría de la Infancia 
y Adolescencia de Andalucía
2023






Desde la Defensoría tratan de poner de relieve los problemas y necesidades a los que se han de enfrentar los menores de edad tras el fallecimiento de la progenitora así como aquellas intervenciones públicas necesarias para superar el trauma vivido y hacer posible que sus vidas puedan tener un mejor futuro. 


La sociedad y los poderes públicos no pudieron proteger a sus madres pero sí deben ayudar a estos niños y niñas a superar el trauma, reparar el daño y garantizarles un futuro digno. Una infancia que, además, les ha tocado vivir uno de los mayores dramas a los que se puede enfrentar el ser humano: ser el hijo o hija del asesino de su madre.


La Organización de Naciones Unidas, en la IV Conferencia Mundial de 1995, reconoció que la violencia contra las mujeres es un obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz y viola y menoscaba el disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales.


Este tipo de violencia es una lacra social con historia silenciada durante muchos años y cuesta un peaje muy elevado a las mujeres, en ocasiones, incluso con su propia vida.


Son muchos los debates, análisis y estudios, tanto a nivel internacional como nacional, que vienen a señalar las repercusiones negativas que estos reprobables actos tienen sobre las mujeres víctimas. Paralelamente esta especial sensibilidad ha ido acompañada de un incremento de la atención social e institucional que se ha traducido en la aprobación de una serie de medidas legislativas y en la puesta a disposición de recursos para atender a las víctimas.


Pero la violencia de género no afecta exclusivamente a la mujer sino que se extiende ineludiblemente a los niños y niñas que conviven con el maltratador y aquella. Ésta es la razón que llevó a un amplio sector de la doctrina a proclamar que en la violencia de género no hay una sola víctima. Los hijos e hijas de las mujeres son tan víctimas como éstas, si bien el alcance es diferente en función de que la persona menor de edad sea también el centro de las agresiones, cualquiera que sea su tipología, o por el contrario, su protagonismo deriva de su condición de testigo de la violencia ejercida contra su madre. Son niños y niñas que les toca vivir un ambiente con comportamientos destructivos y modelos de conductas negativas cuyas consecuencias se dejarán sentir en su desarrollo y en su proceso de formación.


A pesar de la incidencia de este fenómeno sobre las personas menores de edad, los recursos y la protección que éstas han venido recibiendo de los poderes públicos, sin embargo, no han evolucionado al mismo compás que la atención a la mujer maltratada. Y ello porque la asistencia prestada a estos niños y niñas expuestos a violencia de género se ha encontrado íntimamente ligada a la de sus madres, sin tener en cuenta que los hijos debían ser acreedores de una atención propia, especializada y adaptada a sus características y necesidades específicas.


Pero abordar el fenómeno de la violencia de género sin una perspectiva de derechos de infancia, poniendo el foco únicamente en la mujer, invisibiliza la violencia sufrida por los hijos e hijas de esas mujeres como sujetos de derecho. Una violencia que deriva de su situación de vulnerabilidad múltiple: por vivir en un entorno violento que afectará a su desarrollo psicológico y bienestar -incluso la violencia directamente se ejerce sobre ellos-, porque pueden ser utilizados como instrumento para controlar o seguir dañando a sus madres y, también, por la difícil situación en la que se quedan cuando se produce el asesinato de la madre a manos del agresor.


Índice del informe:

Presentación


Testimonio de víctima

1. Avanzando en la protección a la infancia víctima de la violencia de género

2. Especial vulnerabilidad de las personas menores huérfanas de la violencia de género


3. Análisis de datos estadísticos: casi 400 huérfanos de la violencia de género en la última década


4. Retos y desafíos para los menores huérfanos de la violencia de género y sus familias


4.1. Soledad y abandono tras el entierro: un necesario acompañamiento a los huérfanos y sus familias

4.2. Otorgamiento de la guarda y custodia a las familias: un problema añadido

4.3. La crianza de los huérfanos: la importancia de las ayudas públicas

4.4. La doble victimización de los menores huérfanos en los procesos judiciales

4.5. Menores huérfanos de la violencia de género: solo víctimas indirectas

4.6. Menores huérfanos de la violencia de género: solo víctimas indirectas 

4.7. Escasas medidas de protección del patrimonio de las personas menores huérfanas 


5. Propuestas para mejorar la vida de las personas menores huérfanas de la violencia de género


Los ODS relacionados con la infancia, cada vez más lejos de lograrse

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) denuncian que millones de niños y niñas están siendo olvidados. Concretamente, dos tercios de los Objetivos de Desarrollo relacionados con la infancia no están en camino de lograrse en 2030.



DIARIO_RESPONSABLE

19 Septiembre 2023





A mitad de camino de la Agenda de 2030, la hoja de ruta que muestra la senda para lograr un bienestar universal, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) denuncian que millones de niños y niñas están siendo olvidados, contraviniendo el principio principal de esa misma Agenda: no dejar a nadie atrás.

Nos acercamos al aniversario número 8 de la creación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con el trasfondo de la Cumbre de los ODS,  dos agencias de la ONU han dado a conocer sendos informes en los que se destacan que la mayor parte de las metas relacionadas con la infancia no están en el camino para alcanzarse en 2030.


A pesar de los esfuerzos realizados a nivel mundial, es cierto que muchos de los ODS relacionados con la infancia todavía están lejos de alcanzarse para muchos niños y niñas en diferentes partes del mundo. Algunas de las razones detrás de esto incluyen:

  1. Desigualdades económicas y sociales: Las desigualdades económicas y sociales persisten en muchas regiones, lo que dificulta el acceso de los niños a servicios básicos como la educación y la atención médica.
  2. Conflictos armados y crisis humanitarias: En áreas afectadas por conflictos armados y crisis humanitarias, los niños a menudo son los más vulnerables y pueden tener dificultades para acceder a servicios esenciales y disfrutar de una infancia segura y saludable.
  3. Cambio climático y desastres naturales: Los desastres naturales y el cambio climático pueden tener un impacto devastador en la vida de los niños, especialmente en comunidades vulnerables que no cuentan con las medidas de adaptación adecuadas.
  4. Falta de inversión en educación y salud: En algunos lugares, la falta de inversión en educación y salud infantil puede dificultar el progreso hacia los ODS relacionados con la infancia.
  5. Obstáculos culturales y tradicionales: En algunas culturas, las normas y prácticas tradicionales pueden ser un obstáculo para el empoderamiento de las niñas y la promoción de la igualdad de género.

En un informe titulado Progresos en el bienestar infantil: dar prioridad a los derechos de la infancia en la Agenda 2030UNICEF advierte de que, en la actualidad, solo el 6% de la población infantil, alrededor de 150 millones de niños que viven en solo 11 países, ha alcanzado el 50% de las metas relacionadas con la infancia cumplidas. A este ritmo, sólo un total de 60 países, donde vive apenas el 25% de la población infantil, habrán alcanzado sus objetivos para 2030, dejando atrás a unos 1900 millones de niños en 140 países.


Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF declaró que “Hace siete años, el mundo se comprometió a erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad, y a garantizar que todos, especialmente los niños y niñas, tuvieran acceso a servicios básicos de calidad. Pero en el ecuador de la Agenda 2030 nos estamos quedando sin tiempo para convertir la promesa en realidad”. Las consecuencias de no cumplir los objetivos se medirán en vidas infantiles y en la sostenibilidad de nuestro planeta, asegura Russell, quien exhorta a volver al buen camino, lo que “empieza por dar prioridad a los niños y niñas”.


El reporte revela que algunos países de ingresos bajos y medios-bajos son los que más rápido están avanzando. Por ejemplo, según los datos disponibles hasta 2021, Camboya, India, Marruecos, Rwanda y Uganda, entre otros, obtuvieron resultados uniformes en el avance de múltiples metas relacionadas con la infancia. Al respecto, UNICEF destaca que el mundo sigue afrontando los efectos de múltiples crisis, como el COVID–19, el cambio climático, las guerras y la crisis económica, que han paralizado o revertido años de progreso. En particular, la pandemia ha contribuido directamente en los últimos años a provocar un colapso histórico de los servicios de inmunización, y la pobreza del aprendizaje ha aumentado en un tercio en los países de ingresos bajos y medios.


Los Objetivos relacionados con la protección frente a la violencia, la promoción del aprendizaje y la promesa de una vida sin pobreza son los que se encuentran más lejos de sus metas. En particular, la pandemia ha contribuido directamente en los últimos años a provocar un colapso histórico de los servicios de inmunización, y la pobreza del aprendizaje ha aumentado en un tercio en los países de ingresos bajos y medios. Los Objetivos relacionados con la protección frente a la violencia, la promoción del aprendizaje y la promesa de una vida sin pobreza son los que se encuentran más lejos de sus metas.


Finamente, las investigaciones denuncian que la educación se encuentra en estado de emergencia. En el capítulo educativo, datos de la UNESCO muestran que el número de niños y jóvenes sin escolarizar ha aumentado en seis millones desde 2021 y asciende ahora a 250 millones. Este aumento se debe en parte a la exclusión masiva de niñas y mujeres jóvenes de la educación en Afganistán, pero también al continuo estancamiento del progreso de la educación en todo el mundo. Las cifras de escolarización socavan el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4, que establece el acceso a una educación de calidad universal como muy tarde en 2030.


Si los países cumplieran sus metas nacionales, 4, 6 millones más de niños en edad de ingresar en la escuela primaria participarían hoy en la enseñanza preescolar, 58 millones más de niños, adolescentes y jóvenes estarían escolarizados, y al menos 1,7 millones más de docentes de primaria habrían sido formados, según el análisis de la UNESCO.

El derecho de la infancia «a un medioambiente limpio, sano y sostenible

La ONU ratifica el derecho de la infancia «a un medioambiente limpio, sano y sostenible»


AZAHARA PALOMEQUE

31 agosto, 2023


Un comité de expertos vincula la crisis climática a la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) y exige a los Estados proteger el derecho de la infancia a la vida, la salud, la protesta, la justicia y la reparación, mientras reclama “equidad intergeneracional”.


Foto: Hendra A Setyawan / World Meteorological Organization


“Los adultos deberían dejar de tomar decisiones para un futuro que no vivirán. Nosotros somos el medio clave para solucionar el cambio climático, pues lo que está en juego son nuestras vidas”. Esta es una de las declaraciones infantiles que ha recogido el Comité por los Derechos del Niño, un órgano consultivo de la ONU que, por primera vez, ha ratificado el derecho de los más pequeños “a un medioambiente limpio, sano y sostenible” en un informe publicado el pasado lunes.


El Comité, que se encarga específicamente de asesorar en materia legal a los Estados firmantes de la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional aprobado en 1989 por todos los países del mundo excepto Estados Unidos, está formado por 18 expertos. Para la redacción del documento, que no tiene carácter vinculante, aunque ayuda a interpretar la Convención –que sí lo tiene–, dichos expertos consultaron a un total de 16.331 niñas y niños de 121 naciones diferentes, con la intención de conocer su opinión sobre un problema que les afecta de manera más apremiante.


“La crisis climática es una crisis de derechos de la infancia”, aseguró Paloma Escudero, asesora especial de UNICEF, la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia. Bajo esa premisa se puso en marcha la elaboración de la llamada “Observación general Nº 26” que, entre otras cosas, busca fomentar el acceso a la justicia y la reparación entre los más jóvenes a partir de litigios climáticos y demandas colectivas.


Derecho a la vida y a la protesta


A lo largo del documento, se pone de manifiesto cómo lo que denominan “una triple crisis planetaria”, a saber, compuesta de la emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la contaminación masiva, es una “amenaza urgente y sistémica para los derechos del niño a nivel global”. Esto incluye el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, así como el derecho a la salud, los cuales se están viendo mermados por carencias en la calidad del aire y del agua, la falta de seguridad alimentaria, la exposición a los gases de efecto invernadero y a otras sustancias tóxicas.


El Comité hace un llamamiento para que los estados adopten medidas que protejan a la infancia actual y también a la venidera, resaltando la responsabilidad de los gobiernos, asimismo, a la hora de controlar las actividades del sector privado dañinas con el medioambiente. “Los estados tienen la obligación de proteger contra el abuso de los derechos del niño por parte de terceros, incluyendo a las empresas comerciales”, detalla la Observación general, en un esfuerzo por limitar la actividad industrial a favor del bienestar infantil. 


Por otra parte, el Comité destaca la necesidad de asegurar “los derechos a la libertad de expresión, de asociación y de asamblea pacífica”, que son a menudo vulnerados. En una época caracterizada por la criminalización de la protesta, el asesinato de activistas climáticos y su enjuiciamiento potencialmente ilegítimo, el órgano de la ONU asevera que, cuando los más jóvenes se involucran en este tipo de manifestaciones a favor de los Derechos Humanos, “frecuentemente se enfrentan a amenazas, intimidación, acoso y otras represalias graves”.


Un ejemplo significativo lo constituirían las varias retenciones que ha sufrido Greta Thunberg, o el miedo que permea entre algunos colectivos ecologistas debido a la instauración de marcos jurídicos represivos, como el que en España representa la Ley Mordaza.


El informe lanzado por el Comité advierte, además, de que “la degradación medioambiental (…) es una forma de violencia estructural contra los niños, y puede causar colapso social en comunidades y familias”. Otras garantías en peligro que los Estados deben blindar serían el derecho a la no discriminación y a que la infancia y juventud participen en los procesos de toma de decisión que van a impactar en sus vidas, donde se encuentran infrarrepresentados. 


Justicia y equidad intergeneracional


Este comunicado de la ONU debe interpretarse en un contexto de desigualdad entre generaciones, donde los nacidos más recientemente serán víctimas de un mundo completamente diferente al de sus antepasados inmediatos. El Comité reconoce así “el principio de equidad intergeneracional y los intereses de las generaciones futuras, a las que los niños consultados se refieren de forma abrumadora”.


Este tema, que yo misma traté en el ensayo Vivir peor que nuestros padres, conforma el elefante en la habitación de no pocos debates sobre la emergencia climática, a pesar de su carácter ineludible. En España, el investigador Emilio Santiago Muiño reflexiona sobre dicha brecha generacional en su último libro.


Globalmente, existen explicaciones tan elocuentes como la infografía que acompaña el último informe del IPCC (el Panel Intergubernamental de expertos para el Cambio Climático de las Naciones Unidas, la cual ilustra a través de distintas franjas etarias y colores el grado de alerta medioambiental. Su diseñadora, Arlene Birt, explicó para este medio que su intención era “humanizar” los datos y proyectarlos visualmente en relación con nuestras biografías y las de nuestras familias: “experimento una reacción emocional cuando veo que mi madre, mi hija y yo misma habitamos mundos muy distintos a lo largo de nuestras respectivas vidas”.


Quizá sea hora de atender con premura estas circunstancias marcadas por los relojes biológicos, y aupar, tal como promueve el Comité por los Derechos del Niño, la defensa de la infancia desde las políticas sociales, económicas, el civismo y el poder judicial. Dos casos recientes ejemplifican la combatividad juvenil en los tribunales: un juzgado de Montana les ha dado la razón a los demandantes, entre 5 y 22 años, que reclamaban a las autoridades el cumplimiento de su derecho a “un medioambiente sano y limpio”, recogido en la Constitución del estado; mientras tanto, este otoño un grupo de jóvenes portugueses llevará a 32 países -entre ellos España– al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con el argumento de que la crisis climática vulnera su derecho a la vida. La jurisprudencia resultante de estos y otros juicios similares quizá consiga, si no solucionar, al menos mitigar las peores consecuencias de la debacle en marcha.