Un proyecto excepcional que ubica a los niños y niñas en el centro.
Un taller para descubrir nuevas formas de decir, dibujar, escribir y compartir la experiencia con los otros…. ¡en un libro!
Y un testimonio clave para trabajar la poesía en la infancia.
¿Y después de leer? Un dibujo… ¿Nada más? ¿Siempre igual? Dibujar… y pintar con acuarelas o hacer un collage, conversar sobre experiencias personales o escuchadas por ahí, escribir en un cuaderno propio, escribir en grupo, cantar una canción inventada, explorar una mesa de páginas revueltas, intercambiar frases, recortar, pegar, montar una exposición, jugar todo el tiempo y hacer un libro, divertidos, pero en serio.
Es raro encontrar buenos libros en los que se involucre a los niños como creadores. Admiramos su ingenio, su espontaneidad, su renovadora manera de asociar palabras e ideas desde el asombro, pero pocos dicen “bien, vamos a publicar un libro con todo ello”. Es verdad que algo se pierde en el proceso editorial, que es más artificio que improvisación, y que trasladar esos imaginarios salvajes de los niños requiere más que una linda tarde de lectura y juego.
Un año de trabajo, más o menos.
Desde 1987, en Salta, Argentina, la artista, docente y editora Silvia Katz inició un proyecto de artes plásticas “para chicos con pajaritos en la cabeza”, el Taller Azul, que pronto se enriqueció con otras disciplinas artísticas, sobre todo literatura, y que desde 1995 tiene como uno de sus principales objetivos la publicación de un libro.
El resultado, así, trabajado, atento, cuidadoso, es fascinante. Sorprende más que mucho de lo que se encuentra en la mesa de novedades editoriales para niños. No se trata sólo de “mostrar los resultados” de un año de taller; los libros circulan, reciben premios, son prologados por especialistas, reseñados en diarios… Es poco habitual que esto suceda con este tipo de iniciativas. Silvia desarrolla, con los asistentes, un concepto distinto cada año y así va tomando diferentes caminos. Por ejemplo: un Libro de preguntas posibles e imposibles inspirados en Pablo Neruda, una colección de oficios imaginarios, un Bichonario estrafalario, un Concierto desconcierto para cuerdas y cuerdos, unInvencionario… Hasta armaron una colaboración con Picasso, Matisse, Klee y Chagall en Con su permiso, pintores! y escribieron historias con autores como María Teresa Andruetto, Ruth Kaufman y Sergio López Suárez en Pin Pon. Cuentos que van y vienen.
También les gustan los diccionarios verborrágicos para refrescar conceptos. Tienen una serie de tres: El Pequeño Ilustrado 1, 2 y 3 (Premio DESTACADO ALIJA, Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina) que recuerda aquel clásico en Argentina y Uruguay ¡Qué porquería es el glóbulo! (José María Firpo, Ediciones de la Flor, 1976) o, en Colombia, el exitoso Casa de las estrellas. El universo contado por los niños (Javier Naranjo, Universidad de Antioquia, 1999). Sin embargo, una de las aportaciones de los libros del taller de Katz, es que los niños también ilustran (con técnicas variadas). En otros casos, hemos visto cómo justamente los niños sólo ilustran, a un consagrado, por ejemplo, como en El árbol habla. Octavio Paz para niños (Alas y raíces, 2016). Aquí los jóvenes autores prueban el cruce de los dos lenguajes: visual y escrito.
Poesía colgante, poesía dicha al oído, poesía dibujada y escrita. La poesía siempre ha atravesado a los libros del Taller Azul (publicados con el sello editorial de Katz, Laralazul), pero en 2014, con Rima que arrima, se sumó a la lista de tesoros un libro que juega con muchas formas de la lírica tradicional infantil: arrorroces, pisapisuelas, coplas y otras rimas sencillas. A propósito del trabajo con ese libro y de una investigación sobre la producción de poesía en Iberoamérica que realicé para el CILELIJ, envié tres preguntas a Silvia que comparto a continuación.
Tres respuestas para arrimarse a la poesía
Dice Yolanda Reyes en el prólogo deRima que arrima: “Se trata de un libro adorable, curioso, distinto a todos los que he leído y lleno de una alegría contagiosa que invita a crear y a creer. Espero que lo disfruten tanto como lo he disfrutado yo, que encuentren alguna canción de cuna perfecta para dormir a sus mascotas, que descubran cómo es de misterioso y de bello el mundo de los sueños y cómo son de porosas las fronteras entre la lectura y la escritura (…). En suma, que sientan cómo late la vida en la poesía. Y viceversa”.
Pero, ¿cómo conseguir esto con los chicos?
1. ¿Cómo fue trabajar la poesía con los chicos?
Como casi todos los proyectos que encaramos en el taller, al principio me siento caminar sobre una cuerda floja, porque por lo general los encaro sin recetas previas, y voy acomodando las cargas en el camino, viendo qué interés se despierta en los chicos y apuntando para ese lado. Motivarlos se hace cada vez más difícil. Voy adaptando actividades y propuestas según vayan prendiendo los injertos.
Trabajar la poesía con los chicos fue una experiencia difícil en un comienzo, pero fue haciéndose poderosa y bella. La mayor dificultad fue con los que llevan más años de escolarización, y fue quitar ese prejuicio que por lo general tienen respecto a la poesía y a la literatura en general, que mayormente se asocia con el recitado de memoria para un acto, muchas veces sin entender y menos pasar por la emoción. O con el análisis gramatical, que siento como una autopsia, que termina destrozando cualquier poesía o texto literario.
El proyecto de poesía que desarrollamos en el 2014 es una primera etapa, que pienso retomar en un futuro, porque se quedó corto de tiempo (tenemos un solo encuentro semanal con los chicos, y este espacio es también, o más bien, de artes plásticas, y muchos deseos y proyectos que ellos traen que trato de darles cabida). El título del libro, y del proyecto Rima que arrima, lo dice todo. Si bien hicimos algunas experiencias con verso libre, fueron más bien a vuelo de pájaro y por eso la mayor parte del material son pequeñas cuartetas, rimadas. En Salta y en general el norte de Argentina, la copla está en el ADN de la gente, y se canta mucho con variaciones según la zona (baguala, tonada, etc.), acompañada de un pequeño tambor llamado caja. Acá un link de una recopilación preciosa de Leda Valladares, con copleros del norte argentino.
Trato de hacer experiencias significativas para los chicos, y gran parte de ellas parten del juego. Ese año fabricamos desde cero libretitas personales, cada una con un formato elegido por ellos, y cada niño le dio su sello ilustrando o escribiendo palabras/textos en la tapa. A partir de ahí, esa especie de tabula rasa invitaba a ser llenada con poesía.
El juego empezó con la búsqueda de tesoros, en el patio. Durante varias clases, escondí coplitas entre las plantas, debajo de macetas, en las cerraduras de las puertas, para ser descubiertas y de pronto el juego gustó y ellos también empezaron a esconderlos para sus compañeros. Era como los juegos de figuritas porque, a propósito, había coplas repetidas, a veces a alguno le tocaba la misma, entonces se las intercambiaban. También, cada clase al llegar encontraban libros con poemas en las mesas y podían leerse personalmente o de a dos o con un títere en la mano. Podían elegir algunos y copiarlos en sus libretas e ilustrarlos.
Otra cosa que hicimos en el patio fue una instalación, bajo las parras, de poesía colgante; era muy hermoso verlos descubrir nuevos textos. Esta fue una primera etapa de descubrimiento de que la poesía era, además, algo que les podía gustar y emocionar.
Los chicos fueron trayendo poemas de las casas, o pedirles a sus padres si se acordaban de alguno o una copla, que se lo recitase/dictase. Ah, también invitamos a distintos cultores cercanos al taller (abuelo y tía de alumnos) como Silvia Barrios, compiladora de la música popular (wichi, chane), José Cafrune, músico y hermano del recordado Jorge Cafrune, con quienes los chicos cantaron coplas y bagualas al ritmo de la caja, bailaron y escucharon anécdotas del tiempo de ñaupa.
La segunda etapa fue la creación de textos propios, que hicimos oralmente o por escrito, en este caso con los mayores del grupo; y de manera individual o grupal, que fueron volcando en sus libretitas. La idea era involucrarlos con temáticas con las que se sintieran identificados, y jugar con las rimas empezando desde adentro hacia afuera (según puede verse, de alguna forma, en el recorrido temático del libro): yo/mi nombre, mi familia, mis manos, animales, arrorroces, yo sueño, la luna, los monstruos, hadas y magos, juegos del patio, circo, y juegos de palabras (había una vez, ayer pasé por tu casa y en la punta, estos 2 últimos muy típicos de acá).
En este camino de los versos propios creamos canciones de cuna para animales, inventamos un mini-rap para cada uno de los juegos del patio, cambiamos las letras a juegos tradicionales del patio como el Pisa Pisuela y Al tun tun, merendamos un Banquete de palabras, y le contamos un sueño a una melodía. La guitarra en mi caso fue una aliada importante, y por supuesto dibujando y pintando antes o después. Todo ese material fue volcado nuevamente en sus pequeñas libretas, que iban engrosando y que muchas veces me sorprendían con poemas que escribían en sus casas, más allá de las propuestas del taller.
Finalmente la exteriorización, a través de los susurradores que fabricamos y empezaron a hacerse conocidos en el barrio. Con poemas y coplas propias o de otros, con libreta en mano o de memoria, salir a susurrar por el barrio invitando a las personas a detener su marcha y prestarse a la escucha, fue una experiencia inolvidable. Después hicimos jornadas susurradoras en la plaza central de Salta y el Cabildo, durante la noche de los museos. Cada persona “susurrada” recibió además una especie de certificado o souvenir de ese momento único donde se produce un casi silencioso y pequeño milagro poético.
Lo maravilloso, al final del camino, fue ver que en muchos chicos -tal vez más de lo que había pensado- la semillita prendió y continuaron creando, y aún hoy me muestran sus escritos. Cada tanto algún whatsapp de una madre con la foto de algún poema o copla que encontró entre las cosas de sus hijos. Lo que está en el libro, por supuesto, es una pequeña selección, un recorte de todo el trabajo anual.
Algunas lecturas que hicimos: María Elena Walsh, Ruth Kaufman (Los rimaqué), Elsa Borneman, María Cristina Ramos, García Lorca, José Sebastian Tallón, Cecilia Pisos, Laura Devetach, Roberta Iannamico, Silvia Schujer, Marina Colasanti, Gabriela Mistral, Eliseo Diego, Ruben Darío, Alfonsina Storni, German Machado (Ver llover); colección Los morochitos de Colihue: Coplas de la humedad, El sapito Glo Glo Glo, Estaba la paloma blanca, Rapatonpocipitopo; y además compilaciones del folclore infantil como trabalenguas y rimas y canciones.
2. ¿Qué diferencias hubo entre este proyecto y los otros, con otros géneros literarios?
Hubo diferencias, sí. Durante 10 años trabajamos con proyectos de cuentos, que tienen mejor acogida para los chicos. Ellos son naturales inventores de historias, y no hace falta motivación para que en un rato tengas una historia fantástica de su imaginación. Después vino el proyecto de los diccionarios, y el de las preguntas. A esos los he presentado como juegos, “jugar al diccionario”, “jugar a las preguntas” y supongo que eso ha facilitado todo. Creo que dependiendo cómo se presenta la actividad, los chicos se interesan o definitivamente no, y no se andan con vueltas porque te lo dicen. Pero volviendo a la poesía, sin quererlo, hay mucha poesía en los textos nacidos en estos otros proyectos.
¿No son pura poesía estas definiciones? (de los diccionarios) LUNA: Es el plato donde comen las estrellas. Martina (5 años). CORAZÓN: Es el tambor del alma. Agustina (7). LÍNEA: Es la hermana del rayo. Candela (7). BARRO: Es el vómito de la lluvia. Belén (8). LÁGRIMA: El mar que se va al ojo y del ojo sale el mar. Martina (9). CULPA: Una telaraña que te cubre. Belén (9). NATURALEZA MUERTA: La furia de Dios. Manuel (9). REALIDAD: Dios diciendo verdades. Oriana (9). BIBLIOTECA: El lugar donde duermen las historias. Sofía (9). RELOJ: El comandante del tiempo. Luchi (9). ALMA: Es la memoria del cuerpo. María P. (10). BEBÉ: Un humano sin aventura. María P. (10). PENITENCIA: Un rincón contra vos.Maria Belén (10).
También hicimos un Libro de Preguntas posibles e imposibles, y en el proyecto hablamos de Pablo Neruda, su vida, sus obras, leímos sus preguntas y formulamos las nuestras. Y sin intención de hacer poesía, la poesía asomó. O el proyecto Qué pasaría sí?:
Qué pasaría si fueras el presidente? Pintaría todas las mariposas de amarillo con lunares rosas. Ámbar (4) o Diría que todo el mundo duerma con su mamá. Mariana (6). Si se cayera el cielo?Yo me lo tragaría a Dios. Joaquín (5). Qué pasaría si los peces volaran? Se empaparían de nubes.Baltazar R. (5). Y si la imaginación se te fuera de viaje? Yo empezaría a pensar cosas de grandes.Agustina O. (6). Si tu mamá se volviera enana de un día para el otro? Le pondría escaleritas para subir y toboganes para bajar. Belén (11).
3. Hay muchos prejuicios alrededor de la poesía. ¿Cómo viviste esto con ellos? ¿Hubo resistencias? ¿Qué pensaban los niños de la poesía?
Hay prejuicios pero vienen del mundo de los adultos. Los más chiquitos no los tienen, y sí los van haciendo suyos conforme van creciendo. Pero es como todo lo que no se conoce, como probar una comida que nunca he probado pero tampoco me animo, y al final estaba rica, y quiero más. Así lo sentí. Claro que hubo, no resistencias, tal vez desinterés en varios chicos, pero resulta que con mi arma superpoderosa que hace que aparezcan en las mesas muchos materiales artísticos y dejemos un ratito las palabras guardadas, para más tardecito, hasta que las formas y los colores deciden invitar a las palabras a su fiesta.
Me parece que la cosa viene por trabajar una idea. Por ahí quiero enseñar fotomontaje y se me ocurre que el circo y sus personajes pueden ser un tema ideal para esa técnica. Hablamos de sus experiencias con el circo, podemos inventar un cuento juntos, puedo leerles algo y jugamos a crear personajes para un casting. Revistas, tijeritas, plasticola, y voilá, nació un nuevo ser. Ahora vamos a hablar de sus maravillosas virtudes, y lo vamos a hacer en verso.
En los diccionarios (1 y 2) aparecieron estas definiciones:
POESÍA: Es un ritmo para cantar. Milagros R. G. (4). Una carta que te regala tu novio. Anastasia (6). Un dicho que rima. Maite (6). Palabras que te dicen cosas que les pasan a las personas. Milagros J. D. (6).Algo que se declama. Virginia (7). Un versito de tranquilidad. María Belén (9). Muchas oraciones hermosas. Mercedes (8).
POETA: Alguien cuyo propósito es pensar. Rocío (9). Alguien que escribe una canción. Matías (10). Una persona que te habla todo el día. Lucila (11). Es un señor que escribe palabras que se quieren entre sí.Katja (12).
EL TALLER AZUL EN MÉXICO
El proyecto de Silvia Katz es azul y redondo. Empieza en el intercambio de saberes y juegos en un espacio, va de lo personal a lo colectivo y sale a la calle, conecta distintas generaciones, construye memoria y permanece con libro impreso. En 2017 cumplirá 30 años. Podremos empezar el festejo en un par de meses en la FILIJ. Silvia ha sido invitada este año a la Feria a impartir talleres para niños. Estén atentos en la página http://filij.cultura.gob.mx.
Y si quieren saber más del Taller Azul: www.facebook.com/arteinfantil O ver unos videos imperdibles: Rima que arrima, El oficio de imaginar, Muestra final de El oficio de imaginar, Libro de preguntas posibles e imposibles Parte 1, Parte 2, El pequeño ilustrado 3 y Sinfonía en Sol mayor.
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