Revista GSIA, Enero 2019.

Hablando de Infancia y Adolescencia.


La Asociación GSIA edita una publicación periódica  y  digital
que analiza la actualidad recogida por los medios 
en relación a la infancia y la adolescencia, 
aportando nuestro propio enfoque 
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.



 Los deberes menoscaban los derechos de la infancia.

El derecho de participación es un derecho humano básico y uno de los cuatro principios fundamentales de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Alcanzar su pleno disfrute es una tarea pendiente de nuestra sociedad. La nueva ley valenciana es un avance importante en esta dirección, al reconocer el efecto perjudicial que puede tener el exceso de deberes escolares en la participación activa de niñas y niños en la vida social y familiar. 

Acceso números anteriores de la Revista "Hablando de Infancia y Adolescencia".

También en la web puedes encontrar Documentación relativa a la infancia y la adolescenciaartículos, documentación, investigaciones, estudios,  legislación, etc.

“Infancia, migración y género. Cavilaciones sobre Chile”

Conferencia 
“Infancia, migración y género.
Cavilaciones sobre Chile” 

A càrrec de la Dra. Iskra Pavez Soto* 
19/02/2019,
     11:00h. 
 Sala de Juntes, 
Facultat de CC.PP i Sociologia, 
Dpt. Sociología, UAB.

CICLE SEMINARIS GEDIME 2019.

Centro de Investigación en Educación (CIE),
Universidad Bernardo O’Higgins (Chile),
Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico - FONDECYT 

*Iskra Pavez Soto. Doctora en Sociología (Universitat Autónoma de Barcelona), Experta en Políticas Sociales de Infancia (Universidad Complutense de Madrid), Diplomada en Estudios de Género (Universidad de Chile) y Trabajadora Social (Universidad Tecnológica Metropolitana).  
Es integrante del GSIA: Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia de España (http://www.grupodeinfancia.org), del Research Committee Nº 25 “Language and Society” y Nº 53 “Sociology of Childhood” de la International Sociological Association (ISA) y del Grupo de Trabajo “Migración sur-sur: corredores, flujos y dinámicas” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Sus principales líneas de investigación son los estudios de infancias, procesos sociales y educación, estudios de género y generacionales, el feminismo, el poder y el cuerpo, violencia sexual, movilidades humanas y migraciones transnacionales, intervención social y políticas públicas.
http://www.ubo.cl/cie/proyectos-y-publicaciones/iskra-pavez-soto/ 


La revuelta escolar calienta el debate ambiental en Bélgica.


Las huelgas de estudiantes en Bélgica 
en defensa de sus derechos de futuro:
 Los derechos de las Generaciones Futuras.
Ha habido marchas similares en Alemania, Australia, Canadá o Suiza.

Álvaro Sánchez
Anuna de Wever, con el móvil en la mano, se fotografía con manifestantes durante la marcha contra el cambio climático del jueves pasado.
Anuna de Wever, con el móvil en la mano, se fotografía con manifestantes
durante la marcha contra el cambio climático del jueves pasado.  REUTERS
Bélgica está sorprendida. Sus adolescentes se han lanzado a la huelga en los institutos y en esta ocasión no piden tasas educativas más bajas ni oportunidades de empleo al salir de las aulas. Desde hace tres semanas, miles de estudiantes de secundaria y bachillerato han dejado de asistir a clase los jueves y desfilan por las calles de Bruselas escoltados por la policía con un objetivo altruista: reclamar medidas efectivas contra el cambio climático. El crecimiento de la protesta es exponencial. El 10 de enero fueron 3.000 manifestantes, luego 12.500 y la pasada semana 35.000.

En la mañana de este jueves alumnos de todo el país han vuelto a reunirse para una nueva demostración de fuerza que ha congregado a 12.500 de ellos en Bruselas y 10.000 en Lieja. La cuestión climática ha aglutinado en Bélgica un descontento generacional tan poderoso como inesperado. Su potencia en la calle se ha vuelto imposible de ignorar. Y ha llevado la ecología a la agenda del primer ministro, Charles Michel, obligado a explicar en qué ha contribuido su Gobierno a frenar el deterioro del planeta. “Hemos hecho mucho, pero quizá no lo hemos sabido explicar demasiado bien”, justificó en el diario Le Soir.

Como en tantos otros movimientos, las redes sociales han sido claves en la organización de las marchas. ¿Por qué ahora? Una joven sueca tiene parte de culpa. A sus 16 años, Greta Thunberg inició en su país una protesta para apelar a los políticos a actuar contra los efectos del cambio climático. Decidió dejar de ir a clase los viernes y dedicar ese tiempo a sentarse ante el Parlamento con un cartel que rezaba “huelga escolar por el clima”. Su gesto no pasó inadvertido. Fue invitada a intervenir en la cumbre del clima de Katowice, y luego en el Foro Económico de Davos. Una frase demoledora lanzada a la cara de los líderes mundiales en la ciudad polaca terminó por convertirla en un icono para los defensores del planeta: “Estáis robando el futuro a vuestros hijos”.

Esa lúgubre advertencia impregna el movimiento en Bélgica. La flamenca Anuna de Wever, de 17 años, vio a Thunberg abochornar a los mayores y se propuso imitarla. Grabó un vídeo llamando a la huelga escolar por el clima y pronto se hizo viral en Facebook. Tras su llamamiento en redes sociales, su vida ha adquirido un ritmo frenético.
El domingo intervino al término de una marcha contra el cambio climático en Bruselas en la que participaron 70.000 personas. Se ha reunido con ministros. Aparece en televisión. Está escribiendo un libro. Y ayer viajaba en tren a Bruselas desde su Flandes natal para acudir a una reunión en el Parlamento belga. Desde su asiento en el vagón, explicaba por teléfono el sentir de su generación sobre el deterioro del planeta. “Los jóvenes están muy asustados. Por eso, cuando conocí el movimiento de Greta Thunberg, me inspiró y me dije que tenía que hacer lo mismo en Bélgica. Pensé que podía ser una revolución que nuestra generación luchara en cada país”. ¿Cuándo pararán las huelgas? “Cuando el Gobierno consensúe un plan de acción contra el cambio climático con expertos”, contesta De Wever.

Para el sociólogo Johan Tirtiaux, de la Universidad de Namur, si el Ejecutivo quiere contentar a los escolares debe evitar la autocomplacencia y dar una respuesta ambiciosa y concreta, perceptible en el día a día. “El sentimiento general es que se hace poco”, alerta. Tirtiaux dirigió en 2016 un macroestudio sobre las inquietudes de los jóvenes de entre 18 y 34 años basado en 30.000 entrevistas. El medio ambiente apareció como la primera preocupación por delante del acceso al empleo y la calidad del sistema educativo. Un síntoma del malestar que hoy empuja a las calles a los hijos, sobrinos o hermanos pequeños de los que respondieron.

Descolocados ante la corta edad de los manifestantes, hay quien ve en el movimiento una mera excusa para perder clase. "No creo en la caricatura de que sean vagos que no quieren ir al colegio", rebate Tirtiaux. El sociólogo ve muy ambicioso que puedan mantener el poder de convocatoria actual cada jueves, aunque una protesta muy diferente, la de los chalecos amarillos, suma 11 sábados seguidos en las calles de París. Aún así, Tirtiaux cree que no hay que subestimar el aviso de los adolescentes. "Hay que tomar en serio ese sentimiento de declive. Esta generación ha crecido en medio de un discurso de crisis muy fuerte. Un relato de que todo se deteriora e incluso será peor para sus hijos y nietos".

Habitualmente desconectados del debate político, la fuerza con que el mensaje de la joven Greta ha conectado con adolescentes de todo el mundo tiene pocos precedentes. Sin llegar a las altas cifras de asistentes de Bélgica, ha habido marchas similares en Alemania, Australia, Canadá o Suiza. De Wever confía en que el fenómeno se vuelva global: “Quiero animar a todos los estudiantes a sumarse. Es importante que hagamos esto juntos”.

Tres mujeres al frente del movimiento


El despertar contra el cambio climático en los institutos está liderado en Bélgica por tres mujeres. En Flandes, Anuna de Wever (17) y Kyra Gantois (19). En Valonia, Adélaïde Charlier (18). Ellas coordinan la estrategia en redes sociales, negocian el recorrido con la policía, preparan la logística y lanzan los discursos. “Hay una enorme brecha entre lo que debemos hacer contra el cambio climático y lo que se hace”, lamenta Charlier, quien cree que las movilizaciones no son una moda pasajera. “Los jóvenes están muy sensibilizados con la causa del clima”.

MÁS INFORMACIÓN

Cultivar el amor por la vida.










Cultivar el amor por la vida
La suma de sedentarismo, uso excesivo de dispositivos electrónicos y falta de contacto con la naturaleza produce un coctel perjudicial para el bienestar físico y psicológico infantil. La insuficiente conexión con el medio natural es especialmente preocupante en entornos urbanos. Reanudar una rica relación con la tierra es asunto de todos, y la escuela puede jugar un papel esencial, para evitar una infancia enclaustrada.


La creciente urbanización y el estilo de vida moderno están alejando progresivamente a los niños y las niñas del contacto con la naturaleza, en un sentido amplio (de personas, animales, vegetales, minerales).

En los últimos 30 o 40 años los niños y las niñas han perdido amplios márgenes de libertad y autonomía porque las calles se han convertido en lugares por los que transitar (más que en espacios donde simplemente estar) y parecen llenas de peligros. Contaminadas y ruidosas, sin solidaridad vecinal ni lugares salvajes, las ciudades no resultan acogedoras para la infancia. Al mismo tiempo, existe una gran inquietud por su seguridad, así como por su capacidad de adaptación al futuro mundo laboral: las crecientes exigencias sociales y académicas pretenden evitar la amenaza de exclusión, en una economía globalizada que destruye los recursos del planeta y cada vez es más competitiva. Todo lo anterior mantiene a los niños recluidos en sus casas, escuelas y centros de actividades, casi siempre bajo la dirección de adultos, o abducidos y sobreestimulados por el resplandor de las pantallas.

Un estudio reciente de la Universidade do Minho (Portugal) asegura que los menores de 12 años pasan 76% de su tiempo sentados o acostados, sin que la actividad física que realizan (generalmente deportes organizados) sea suficiente para contrarrestar los efectos negativos del sedentarismo. Permanecer la mayor parte del día en espacios cerrados, rodeados de una realidad artificial, virtual y abstracta, privados de suficiente interacción directa, concreta y sensible con otros seres vivos (lo cual incluye también a sus iguales), podría ser la causa principal de muchos de los desórdenes físicos y psíquicos que aquejan a la infancia: falta de sueño, problemas respiratorios, miopía, alergias, obesidad, retrasos en el desarrollo sensorial y motor, trastornos del comportamiento o el aprendizaje, estrés y ansiedad. El organismo infantil en crecimiento es extremadamente sensible y delicado y se ve negativamente afectado por las condiciones ambientales (tráfico, polución atmosférica, etcétera) y por la imposibilidad de satisfacer sus necesidades de tacto, movimiento, juego y relación.

En cambio, según estudios de psicología ambiental, la mayor parte de esos síntomas mejora en contacto con el entorno natural, que les permite, además, desarrollar todas sus capacidades físicas, intelectuales, sociales, creativas, afectivas, etcétera.
Separados del mundo, los pequeños pierden su sentido innato de filiación con lo vivo y suelen desarrollar lo que David Orr denomina biofobia, es decir, aversión hacia un entorno que perciben como inerte, sucio y peligroso: les asustan los bichos, les da asco la tierra, temen sufrir un accidente si se suben a un árbol. Estos miedos, generalmente adquiridos, confirman y mantienen la necesidad de vivir separados del medio ambiente.

También padecen lo que algunos autores califican de analfabetismo ecológico: conocen más nombres de Pokémon (o de marcas comerciales) que de plantas y animales de su entorno local; si les preguntas de dónde viene la leche, responden que “del tetrabrik” e incluso perciben con más facilidad el sonido de los motores (y son capaces de identificar de qué vehículos proceden) que el silbido del viento.

A veces, huyen de unas enseñanzas sobre ecología y medio ambiente que en lugar de acercarlos a la naturaleza los alejan aún más, porque utilizan la tecnología, como único soporte, y discursos francamente catastrofistas que los asustan y los deprimen. “¿Cómo vamos a salvar la tierra, con lo mal que la estamos tratando?”, se preguntan desconsolados.

En estas condiciones, algunos autores como Cris Rowan cuestionan que la educación que reciben los chavales de hoy sea la más adecuada: “¿Podrá la futura generación desarrollar todo su potencial? ¿Será capaz de satisfacer sus necesidades? ¿De hacer frente a los desafíos? ¿De crear relaciones sociales sólidas y satisfactorias?”

Escuelas sin paredes
La escuela se identifica habitualmente con el edificio que la contiene, un inmueble cerrado al medio natural y social que lo rodea, con grandes ventanales, largos pasillos en los que se distribuyen las aulas y un patio encementado, rodeado de un muro o de una verja. Sus características determinan, y ayudan a reproducir, un tipo de aprendizaje intelectual, abstracto, bisensorial (basado en palabras, imágenes y esquemas), descontextualizado, segmentado, dirigido desde fuera, centrado en los resultados, con cadencias rápidas y estandarizadas, así como con formas de convivencia basadas en la autoridad, la jerarquía y la disciplina externa.

La de hoy es una escuela pensada tradicionalmente para domesticar a la infancia salvaje de principios del siglo pasado, mientras que los hipercivilizados niños y niñas de hoy necesitan con urgencia poder moverse libremente, jugar con espontaneidad, mojarse, tocar, mancharse, subir a los árboles, escalar, esconderse, explorar un territorio, seguir rastros, hacer mapas, encontrar atajos, descubrir tesoros, construir refugios y fuertes, cazar, pescar, crear pequeños universos imaginarios, cuidar y cultivar plantas y animales, descubrir misterios y vivir aventuras… Actividades que los cachorros de Homo sapiens han venido realizado espontáneamente a lo largo de cientos de miles de años. Además, no siempre se ha enseñado y aprendido en interiores. Desde la más remota Antigüedad, árboles, bosques y otros espacios naturales han ofrecido inmejorables escenarios para el crecimiento humano, personal y social. Durante siglos la naturaleza ha sido nuestra mejor maestra.

Conscientes de esta riqueza y de las acuciantes necesidades de la infancia de hoy, países europeos como Alemania, Escocia o Dinamarca están empezando a transformar sus sistemas educativos con el objetivo de impartir todo el currículo de infantil, primaria y secundaria, en bosques y otros espacios verdes.

Muchas escuelas, también en nuestro país, eligen instalarse directamente en el medio natural: convierten sus patios en huertos, jardines, bosques y granjas; sacan las aulas al aire libre; llevan seres vivos y materiales naturales a las clases; aprovechan los espacios verdes o las granjas y las explotaciones agrícolas de su entorno para fomentar el bienestar y el aprendizaje de sus alumnos. Las posibilidades son infinitas y, generalmente, muy beneficiosas por humildes que sean: cuidar unas plantitas o unos pollitos, colocar un banco a la sombra de un árbol situado al otro lado de la verja del patio, para que los alumnos pueden charlar y descansar, salir a estudiar los tipos de hábitats a la dehesa cercana, etcétera.

Poco a poco, niños y niñas empiezan a construir una conciencia más amplia de sí mismos, no de individuos aislados, sino de seres vivos en relación de interdependencia con los demás, inmersos en una “red de vida” que teje y conecta todo con todo, y en la que tan importante y necesaria es la araña como el océano, y en la que todas las criaturas merecen idéntica dignidad y respeto.

Educar en tiempos revueltos
En estos momentos, la educación parece haber reducido su finalidad principal —y, desgraciadamente, no sólo para los legisladores— a la inserción de las futuras generaciones de trabajadores y trabajadoras —los actuales alumnos y alumnas— en un voluble y arbitrario mercado laboral, de cuya agresividad y nivel de exigencia dependerá la competitividad de las naciones. Las matemáticas, el inglés o la informática, practicadas de la forma más tradicional y eficiente posible, aparecen como los únicos valores seguros, en un mundo en crisis. Pero el tipo de conocimientos y destrezas que las personas necesitan adquirir para desenvolverse en una sociedad, varía mucho según las culturas y los momentos históricos.

En la famosa carta que los jefes de las Seis Naciones (tribus indígenas de América del Norte) dirigieron al gobierno de Virginia, durante el tratado de Lancaster (1744), declinaban amablemente la invitación de enviar a sus hijos a estudiar en una universidad americana, argumentando que su idea de la educación era muy distinta de la de los “hombres blancos”: “[La última vez] nuestros jóvenes volvieron a sus casas siendo pésimos corredores, con un absoluto desconocimiento de la forma de vivir en los bosques, incapaces de pasar frío o hambre, construir una choza, cazar un venado o matar a un enemigo. Hablaban mal nuestro idioma y no estaban hechos para ser cazadores, guerreros ni consejeros. No servían para nada”.

La escuela actual, excesivamente academicista, está pensada para “formar a profesores de universidad que utilizan sus cuerpos para transportar sus cabezas”, ironiza el escritor inglés Ken Robinson. No tiene en cuenta la (bio)diversidad de formas de inteligencia humana (posiblemente tantas como personas) ni la de ocupaciones y culturas. La casi total ausencia de actividades manuales, por ejemplo, indispensables para el equilibrio general de las competencias, pone en peligro el desarrollo integral de los alumnos y aboca, a muchos de ellos, a un estrepitoso fracaso, con la consiguiente pérdida de autoestima.

Para que nuestros alumnos sean capaces de enfrentar los desafíos y los cambios drásticos que, muy probablemente, les presentará la sociedad del futuro, deberíamos integrar, con urgencia, otro tipo de competencias, como señala la educadora escocesa Claire Warden: “Necesitamos desarrollar y transmitir conocimientos que nos ayuden a llevar vidas sostenibles”, es decir, existencias sencillas, equilibradas, capaces de satisfacer sus necesidades con un mínimo de recursos y, especialmente, de residuos, responsables y respetuosas con el medio ambiente, los demás seres vivos y las generaciones futuras.
También los teóricos de la llamada “Economía para la Transición", como Jonathan Dawson, encuentran imprescindible establecer lazos más estrechos y saludables con la tierra, el entorno local y la comunidad de vida cercana, si queremos asegurar el futuro del planeta y de nuestra especie. Habilidades de subsistencia, como cultivar un huerto ecológico, reciclar y reparar materiales, utilizar energías renovables; sociales, como trabajar en red, facilitar grupos, negociar, resolver conflictos, y económicas, como crear y organizar sistemas de intercambio y financiación complementarios (monedas locales, bancos de tiempo, microcréditos, etcétera) que podrían favorecer la resiliencia de los grupos humanos frente a las cada vez más profundas e impactantes crisis del capitalismo financiero, y contribuir al proceso de cambio hacia un modelo que hunda su raíz en un entorno local, más ecológico, social, comunitario y biodiverso.

Cuidar y valorar la tierra
El aprendizaje de la sostenibilidad, del respeto hacia todos los seres “sintientes” y, en definitiva, de una nueva relación con la tierra, no puede residir exclusivamente en el conocimiento intelectual. Es preciso apoyarse sobre la base afectiva de amor y empatía hacia el resto de las criaturas con la que venimos al mundo todos los seres humanos. Algo que, desde nuestra más tierna edad, nos impulsa a buscar, para jugar y relajarnos, la compañía de animales y plantas, a soñar con ellos o a preferir los espacios abiertos, naturales, con agua y árboles, más que los entornos construidos.

Esta tendencia innata de vincularnos positivamente con la vida y con los procesos vitales tiene su origen en la necesidad de supervivencia de la especie, y puede (o no) ser fomentada por la educación y la cultura. Así, los estudios de las biografías de personas que han dedicado su vida a la defensa del medio ambiente demuestran que las vivencias infantiles tempranas, de contacto y armonía con la tierra, son determinantes para el desarrollo de una sensibilidad ecológica.

El cuidado y la estima son la expresión activa de una sensibilidad que nos lleva a conectar con la naturaleza y a valorar todo lo que aporta a nuestras vidas en lugar de mantenerlo oculto, simplemente porque no se le suele asignar un valor económico. Empezar a visibilizar y a valorar toda la riqueza y la prosperidad que representa la biodiversidad vegetal, animal y humana es nuestra mejor garantía para un presente y un porvenir más amables para todos.

Heike Freire*
* Periodista, formadora, asesora y ponente internacional. 
Contacto: http://educarenverde.blogspot.com
Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, n. 439, noviembre de 2013.
Miembro Asociación GSIA.

Para saber más
. Corraliza, José A. y Silvia Collado (2012), Naturaleza y bienestar infantil, Coruña, Hércules de Ediciones y Fundación As Salgueiras.
. Dawson, Jonathan, Ross Jackson y Helena Norberg-Hodge (2012), Economía de Gaia. Vivir bien dentro de los límites del planeta, Teruel, Ecohabitar.
. Louv, Richard (2012), Volver a la naturaleza, Barcelona, RBA.
Warden, Claire (2010), Nature Kindergartens, Edimburgo, Mindstretchers.



9 revistas infantiles en papel

 para fomentar la lectura y el conocimiento de los más peques.



Shutterstock
Todo medio es válido para fomentar la lectura, la cultura y el conocimiento de los más jóvenes. Las revistas infantiles se presentan como una buena alternativa para conseguir tal (majestuoso) objetivo. Bien es cierto que hay revistas y revistas. Todas las revistas infantiles buscan que sean leídas y usadas, pero no todas aportan ese grado cultural y de conocimiento que nos gustaría conseguir en nuestros hijos.

Confieso que nunca me había parado a pensar si existían o no revistas culturales para niños en papel. No es algo que me haya inquietado en demasía hasta que mi hija mayor (7) empieza a querer esas revistas de personajes que ve en televisión (y que incluyen una gran cantidad reportajes comerciales). Creo que tengo la batalla perdida contra esto (y contra las colecciones), no obstante, me gustaría poder aportarle otras revistas (además) con las que pueda leer, jugar y aprender al mismo tiempo.

Bien es cierto que existe una gran cantidad de revistas de literatura infantil y juvenil (revistas LIJ), pero no es eso lo que busco. Aprovecho para felicitar a la Revista Peonza por el Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2018. Lo que quiero son revistas que se dirijan directamente a los más jóvenes. Revistas enfocadas a un público infantil y que además estén en papel para que puedan desconectar de la pantalla (al menos un rato).
Por suerte la búsqueda dio sus resultados. Y la verdad es que me llevé una grata sorpresa. Las revistas que os presento a continuación son bastante originales y están cuidadas hasta el más mínimo detalle por los especialistas que forman parte de ellas. Publicaciones periódicas que buscan crear de la lectura una afición, que persiguen que los jóvenes disfruten y aprendan al mismo tiempo, y que buscan fomentar su creatividad e imaginación. Revistas didácticas, divulgativas, recreativas, educativas, lúdicas… que tocan temas como la ciencia, la literatura o los deportes, y con las que los jóvenes pueden disfrutar solos o en compañía.

¡La leche!

¡La leche!¡La Leche! es una revista ilustrada de periodismo cultural, destinada principalmente a niños de nueve a doce años. Tiene cuatro entregas al año (verano, otoño, invierno, primavera) y comenzó con un tiraje de 750 ejemplares, impresos en papel ecológico y a dos tintas que cambian de número a número siguiendo las variaciones cromáticas de las estaciones.
Las secciones que componen la revista abarcan temas como las catástrofes, el deporte, la zoología, la sexualidad, la antropología, la física, el psicoanálisis, la política, la lingüística, la tecnología, el pasado, los oficios, la pedagogía, las manualidades. Sin embargo, en cada artículo prima el interés por narrar historias atractivas y estimulantes antes que el servir de introducción a determinadas áreas del saber. En este sentido, ¡La Leche! no tiene una vocación didáctica. Tampoco es estrictamente divulgativa ni recreativa.

Principia Kids

Principia KidsPrincipia es una publicación en papel de la que puedes disfrutar cada seis meses. También publican contenido online todos los días, donde encontrarás artículos, relatos, audiotextos, poesía, efemérides o cómic. Principia ofrece la posibilidad de disfrutar de la ciencia y la literatura de forma ilustrada y con recursos interactivos y audiovisuales que enriquecerán tu experiencia. Sin dejar de lado a los más pequeños de la casa, para los que cuentan con Principia Kids, ciencia para niñas y niños intrépidos de 0 a 99 años.

Kiwi

KiwiKiwi es una publicación independiente dirigida a niños y niñas entre 5 y 10 años. Está diseñada para ser un componente educativo a la vez que lúdico, porque el juego es uno de los mejores vehículos para el aprendizaje.
Cada número trata un tema diferente y en las distintas secciones se podrán encontrar curiosidades, recetas, experimentos, recortables… La filosofía de Kiwi es hacer una revista de calidad para los niños, donde sus voces encuentren un hueco.

CUCÚ

CucúCUCÚ es una publicación periódica, bonita, alegre, de esmerada calidad y muy bajo costo para niños de 0-4 años, con el propósito de llegar a miles de madres y padres de todos los estratos en muchas regiones de Colombia, para que, simplemente, se sienten a leer con los niños. CUCÚ es también un proyecto social ya que por cada niño suscriptor, otros dos reciben su revista en jardines de integración social.



Revista Namaka

Revista NamakaNamaka es una revista infantil, divertida y salvaje, que quiere ayudar a las familias y al profesorado a desarrollar el espíritu crítico, el placer por la lectura y la creatividad y la imaginación de los más pequeños. Manifiestan que estos deben ser los pilares fundamentales sobre los que se sostengan los ratos de ocio y de cultura de los chicos, los adultos del futuro. [Revista en catalán].

Revistas Bayard

Bayard edita 11 revistas educativas para niños y jóvenes, adaptadas a cada edad: 4 en castellano, 3 en catalán (traducidas de la versión castellana… o al revés) y 4 en inglés, que, de la forma más atractiva, descubren a los lectores un mundo inagotable de aprendizaje y fantasía.

Popi

PopiLa revista infantil Popi está específicamente creada por especialistas para los pequeños de entre 1 y 3 años. Con su revista, el niño aprende jugando, muestra sus progresos en atención y en lenguaje y se divierte… contigo.






Caracola

CaracolaEntre los 4 y los 6 años, los niños se preparan para aprender a leer… ¡y lo consiguen! Caracola hace que afronten este reto con ilusión y con ganas: un cuento con maravillosas ilustraciones, juegos para ejercitar la habilidad y la creatividad, cómics con personajes entrañables y divertidos, páginas de ciencia, naturaleza y animales…





Leoleo

LeoleoAhora que el niño o niña puede leer sin ayuda, Leoleo le acompaña cada mes para hacerle olvidar el esfuerzo que supone la lectura en este momento. Un fabuloso cuento de 45 páginas y mucho más: humor, aventuras, juegos, naturaleza, sorpresas… A partir de los 7 años, Leoleo es su revista, creada para que la lectura se convierta en afición.




Reportero Doc

A partir de los 9 años, los niños quieren encontrar por sí mismos las respuestas a sus preguntas y comprender el mundo en el que viven. Y Reportero Doc les invita a conocer y explorar los temas que les apasionan: ciencia, naturaleza, historia, mundo… Imágenes espectaculares, textos accesibles, rigor, creatividad, originalidad, humor, valores… al servicio del conocimiento y de la lectura placentera.


30 de enero: Día Escolar de la No Violencia y la Paz

El 30 de enero, Día Escolar de la No Violencia y la Paz, se celebra todos los años desde 1964, en homenaje a Mahatma Gandhi, fecha establecida 16 años después de su muerte (1948) en Nueva Delhi, India. En esta conmemoración se suele realizar una jornada educativa no gubernamental fundada en España en 1964 por el poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal como punto de partida y de apoyo para una educación no-violenta y pacificadora de carácter permanente y que se practica el 30 de enero de cada año en homenaje a la vida y las enseñanzas de Gandhi.
Gandhi, con estudios de derecho, pensador y político hinduista, adquirió el título de “Mahatma”, cuyo significado se traduce a “Alma grande”, debido a su interés por promover la Paz y la congruencia de sus actos para alcanzar dicho fin.
Hacer un recorrido por la vida de Gandhi facilita la labor educativa a la hora de explicar a los niños y niñas, por un lado, el significado de los valores que están implícitos en la paz y, por otro, la importancia de combatir la violencia desde la educación, es decir, fomentando una educación orientada en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto de sus derechos y la no violencia.
Los niños y niñas son personas que no solo necesitan de conocimientos, competencias y saber hacer, sino que también están ávidos de aprender valores que guíen su conducta. Si estos valores son los adecuados, estaremos entre todos y todas contribuyendo a laconstrucción de un mundo mejor, más justo y más humano.
El exdirector general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, en una entrevista realizada por Global Education Magazine, dijo: “tenemos que ser conscientes de que estamos a tiempo de cambiar una cultura de imposición, del miedo, culturas basadas en la especulación económica de deslocalización de la producción en la guerra, que todavía son capaces de transformarse en una cultura del diálogo, de la reconciliación, de la sociedad en una cultura de la paz”.
En este sentido, la Plataforma de Infancia reivindica el derecho de los niños y niñas a crecer en un entorno de paz donde cualquier tipo de violencia no tenga cabida. Este propósito implica la voluntad de las personas adultas y de su entorno, de los Estados, de los medios de comunicación y de todos los que por una u otra razón suponen un referente para ellos y ellas. Por ello y con motivo del Día Escolar de la No Violencia y de la Paz, compartimos algunas sugerencias de los niños y niñas sobre la paz y la no violencia:
“Hacerles saber (a todas las personas) que hay derechos humanos, derechos de igualdad y de libre expresión”

“Evitar que en algunos países haya niños menores de edad que vayan a la guerra”

“Hay personas que necesitan aprender a controlarse para no ser violentas”

Y os pedimos a todos y todas las personas que nos leen, que dejen un mensaje en este artículo con su opinión o su contribución para hacer de este mundo, un lugar más pacífico y, en consecuencia, más apropiado para los niños y las niñas
Te recomendamos:

El buen trato marca la diferencia en el aprendizaje.

¿qué pasa si sonríe y no recibe una sonrisa de vuelta?, 
¿qué pasa, si además, es constantemente ignorado o verbalmente maltratado? .
El impactante video que demuestra 
cómo el buen trato marca la diferencia en el aprendizaje.



    
“Se puede demostrar que la ternura y la compasión con los estudiantes ayudan a transmitir el aprendizaje de una mejor forma. Si la profesora sonríe, acaricia, el niño estará más motivado para aprender”, asegura en El Tiempo Sandra Varela, directora del programa de Pedagogía Infantil de la Universidad de La Sabana en Colombia.

“¿Por qué los quieren silenciar?”

De una forma conmovedora, la asociación The Rollins Center evidencia la importancia de interactuar con los niños de una forma positiva y darles la oportunidad de encontrar su propia voz.


¿Qué pasa si un niño saluda y nadie le responde?, ¿qué pasa si sonríe y no recibe una sonrisa de vuelta?, ¿qué pasa si además es constantemente ignorado o verbalmente maltratado? Esto es justamente lo que la asociación The Rollins Center intenta evidenciar en un video que ha impactado a muchos. En el video “Every Opportunity”, el niño que protagoniza la historia explica cómo se siente cuando un adulto lo ignora o pierda la paciencia y demuestra cómo esto influye en el proceso de aprendizaje al que se está enfrentando. La historia tiene dos partes que se contrastan: en la primera se plantea la visión negativa del asunto y en la segunda se recrea la historia desde un ángulo totalmente positivo.

Este video, que busca resaltar la importancia de las buenas prácticas pedagógicas en Estados Unidos, se basa en diversas investigaciones creadas por expertos en desarrollo cerebral y alfabetización, además evidencia cómo una actitud positiva hacia los niños en un ámbito educativo, puede marcar la diferencia en el desarrollo de diversas habilidades emocionales y cognitivas.

Muy de la mano con esto está la visión de Rollins Center. Según se menciona en El Tiempo, la organización asegura que el buen trato debería ser la base de apoyo en los procesos de aprendizaje de los niños, especialmente en el aprendizaje de la lectura como medio para desarrollar otras habilidades. Esa preocupación surge de los bajos porcentajes que está sufriendo EE.UU. con respecto al analfabetismo: sólo el 36 por ciento de todos los niños tiene la capacidad de leer con soltura al final del tercer grado. Pensando en esto, el video plantea la importancia de crear los espacios indicados para hacer frente a este problema. Éstos se basan, por supuesto, en el buen trato, pero además, en la propias voces de los niños.

The Rollins Center plantea la importancia de promover momentos de discusión y diálogo entre los estudiantes. Ellos están convencidos de que cada niño debe encontrar su voz y para eso es importante dejarlos hablar. Aunque el silencio es importante para aquietar la mente y promover la concentración en el aula, Varela afirma también que en las salas de clase también se aprende de la interacción, del diálogo y de la socialización con otros. Así entonces, es tarea de los docentes el encargarse de generar interacciones positivas con los niños, pero también es tarea de ellos el abrir los espacios indicados para que puedan desarrollarse de muchas formas. Todo esto basado en el respeto, en el lenguaje positivo, en el apoyo y en el buen ejemplo.
Las buenas actitudes o el buen trato no solo determinan la forma como establecemos relaciones sociales, también generan sentimientos positivos como la confianza y la seguridad, elementos que deberían ser indispensables al interior de las escuelas. Si queremos que los niños aprendan, ellos deben desarrollarse en aquellos espacios donde sean tratados como personas, donde puedan potenciar sus habilidades y crear su propia voz.