Encuentro de intercambio de saberes sobre infancia, juventud y derechos


 

28 y 29 de abril
Lugar: Albergue Juvenil Alonso Quijano
Ctra.de las Lagunas, s/n, 
13249 - OSSA DE MONTIEL (ALBACETE)

 Desde ACSUR Castilla-La Mancha en el marco del proyecto de sensibilización y educación para el desarrollo: Infancia, Juventud y Derechos y del proyecto del INJUVE Teselas queremos llevar a cabo un encuentro de intercambio de saberes en materia de intervención con la infancia y la juventud desde un enfoque de derechos. Para seleccionar las buenas prácticas y buscar canales de colaboración y participación

Contactos y Información
Raúl Almarcha Cañas
Coordinador ACSUR Castilla-La Mancha
C/ San Antonio, 8; 2º C
13003 Ciudad Real
Tel y Fax: + 34 926 92 29 02
Móvil: +34 620 425 698
castillalamancha@acsur.org
www.acsur.org
Fecha recepción de inscripciones: hasta el domingo 22 de Abril.

Dejemos que los niños escojan sus propias etiquetas


Infancia psiquiatrizada
Etiquetas sobreimpuetas

Los hechos detrás de la campaña millonaria de marketing
 
A continuación, les presentamos la traducción íntegra de una página publicada originalmente por la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos Internacional –CCHR Int como soporte de su muy exitoso video Etiquetas psiquiátricas de trastornos inventados.
20 millones de niños son etiquetados con “trastornos mentales” que se basan únicamente en una lista de comportamientos. No hay escáneres cerebrales, radiografías, pruebas genéticas ni de sangre que demuestren que son enfermos mentales. Sin embargo, a estos niños se les prescriben drogas psiquiátricas peligrosas que ponen en riesgo su vida.

Video



La droga infantil es una industria de 4.8 mil millones dólares al año.


1. No existen pruebas que puedan demostrar que los “trastornos” mentales son condiciones médicas. El diagnóstico psiquiátrico se basa únicamente en la opinión.

La psiquiatría y la industria farmacéutica gastan miles de millones de dólares al año con el fin de convencer al público, a los legisladores y a la prensa que los trastornos psiquiátricos —como el trastorno bipolar, la depresión, el trastorno de déficit de atención (ADD/ADHD), el trastorno de estrés postraumático, etc.— son enfermedades, iguales que las condiciones médicas verificables, como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardíacas.

Esto es simplemente una forma de mantener su control sobre la industria de la droga psiquiátrica, que factura 84 mil millones dólares al año y que se basa en la comercialización, no en la ciencia.

A diferencia de la enfermedad médica real, no hay pruebas científicas para comprobar la existencia médica de ningún trastorno psiquiátrico.

A pesar de sus intentos de demostrar, durante décadas, que los trastornos mentales corresponden a condiciones biológicas del cerebro, debido a desequilibrios químicos o factores genéticos, la psiquiatría no ha sido capaz de probar que siquiera uno de los centenares de los llamados trastornos mentales se debe a un defecto o “desequilibrio químico” del cerebro.

Para contrarrestar esta falla evidente en su empuje para medicar los comportamientos, la industria psiquiátrica plantea que hay ciertas condiciones médicas que no cuentan con pruebas verificables, de modo que es por eso que tampoco las hay para la “enfermedad mental.” Esto es, francamente, un argumento muy débil. Aunque puede haber raras condiciones médicas que no cuentan con evidencia médica verificable, no hay ningún trastorno psiquiátrico que se pueda verificar médicamente como una anomalía física o enfermedad. Ni uno solo.

De hecho, los “escáneres cerebrales”, a los que se ha estado recurriendo como prueba de que la esquizofrenia o la depresión son enfermedades del cerebro, son simples falacias. La mayoría de estos escáneres han sido llevados a cabo en pacientes que estaban bajo tratamiento con fármacos psiquiátricos, tales como antipsicóticos (de los cuales se ha documentado que causan atrofia cerebral). Otros escáneres cerebrales mostraban cerebros de niños más pequeños para “compararlos” con otros más grandes –que correspondían a niños mayores– y se afirmaba entonces que los niños con TDAH tenían cerebros más pequeños. Ningún escáner cerebral ha demostrado concluyentemente que los trastornos mentales provienen de anormalidades del cerebro.

Si realmente existieran tales escáneres cerebrales de verificación, o si de hecho algún exámen médico o prueba científica pudiera verdaderamente demostrar una anormalidad física/médica como causa de un trastorno psiquiátrico, no hay duda de que los pacientes se harían estas pruebas antes de permitir que se le administraran medicamentos psiquiátricos.

Esto es un hecho: No hay exámenes genéticos, ni escáneres cerebrales, ni análisis de sangre, ni pruebas de desequilibrio químico, ni rayos X que puedan demostrar científica o médicamente que un trastorno psiquiátrico es una condición médica. Punto.

Mientras que las enfermedades reales se descubren en los laboratorios, los trastornos psiquiátricos los inventa un comité que vota para decidir si existen o no.


 2. Sí, la gente puede deprimirse, sentir tristeza, ansiedad e incluso actuar de manera PSICÓTICA. Esto no hace que esté mentalmente “enferma”.

Nadie está negando que las personas se deprimen, o se sienten tristes, preocupadas, ansiosas, nerviosas e incluso a veces actúan como psicóticas. La pregunta es, entonces, muy simple: ¿se debe esto a alguna “enfermedad” mental que puede ser verificada del mismo modo que se puede comprobar el cáncer u otra condición médica real? Y la respuesta es NO.

Por ejemplo, ¿los soldados que regresan de la experiencia de la guerra experimentan estrés extremo y a menudo debilitante? Sí. ¿Hay algo que anda mal con su cerebro? No; es el horror de la guerra.

¿Los niños pueden distraerse y no prestar atención? Desde tiempos inmemoriales, la respuesta ha sido sí. Sin embargo, la psiquiatría ha patologizado estos comportamientos infantiles como “enfermedades mentales”.

Lo mismo ocurre con las madres. ¿Puede una madre angustiarse después de vivir un episodio que es motivo de alegría, como el nacimiento de un hijo? Sí. ¿Es una anormalidad cerebral o enfermedad mental? No. Y ¿sería entonces la solución más humana poner a estas personas en tratamiento con fármaco que organismos regulatorios internacionales han documentado que causan manía, psicosis, el empeoramiento de la depresión, ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y muerte súbita? ¿Sería la mejor solución que las mujeres embarazadas corran el riesgo de causar defectos o daños congénitos a sus hijos, al prescribírseles drogas tan potentes?

Esto también es cierto de las personas diagnosticadas como “esquizofrénicas”. No hay ningún examen médico que verifique que alguien padece la anomalía cerebral o la condición médica de esquizofrenia. Y si bien nadie niega que las personas se vuelven psicóticas, lo cierto es que no hay evidencia biológica que demuestre que la esquizofrenia es una enfermedad cerebral ni que proceda de una anormalidad química.

Considere lo siguiente: si una persona se vuelve psicótica o irracional, ¿realmente  la causa es
un problema médico (no psiquiátrico) subyacente? ¿Por qué un estudio de seguimiento múltiple llevado a cabo durante 15 años determinó una tasa de recuperación del 40% de los diagnosticados con esquizofrenia que no tomaron antipsicóticos, en comparación con un 5% de recuperación para los que sí lo hicieron? ¿Qué pasó con su supuesta “enfermedad cerebral”? ¿Se desvaneció, simplemente?

Por otra parte, si estas personas pudieron recuperarse de un estado mental como ése, ¿merecen que el estigma de la “esquizofrenia” siga formando parte de su expediente médico permanente? ¿De por vida? Piense en ello. Imagine que usted tiene una condición de obesidad, un sobrepeso extremo. Pierde todo el sobrepeso, por lo que ya no sufre de obesidad. Sin embargo, sus expedientes médicos siguen afirmando que usted padece obesidad.

Y si la esquizofrenia es realmente una “enfermedad”, a pesar del hecho de que no hay evidencia médica o biológica (tenga en cuenta que no hemos mencionado especulaciones ni teorías, sino evidencia), entonces ¿por qué el psiquiatra Loren Mosher –ex Jefe de Investigación de la Esquizofrenia del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH)– declararía abiertamente que no existe la condición biológica de esquizofrenia como enfermedad ni disfunción cerebral? ¿Y por qué la industria de la salud mental no utilizó sus estudios con resultados durante 2 años que demuestran que las personas diagnosticadas con esquizofrenia pueden recuperarse sin el uso de fármacos? ¿Es porque está demostrado que la recuperación es posible, refutando así la teoría de que algo andaba mal con su cerebro? ¿O fue el hecho de que estas personas se recuperaron sin el uso de drogas, poniendo así en peligro una industria farmacéutica multimillonaria? Quizá esto explica que Mosher fuera despedido de su cargo en en NIMH.


 3. La campaña de “Alto Al Estigma De La Enfermedad Mental” es presentada por… las grandes farmacéuticas

Con una agenda aparentemente altruista, la verdad es que la campaña para acabar con el “estigma” de la enfermedad mental es impulsada y financiada nada menos que por aquellos que se benefician de que cada vez más y más personas se etiqueten con enfermedades mentales: las farmacéuticas, la psiquiatría y los grupos financiados por farmacéuticas, como el NAMI y el CHADD, por nombrar sólo dos. A modo de ejemplo, los “patrocinadores” de la campaña de NAMI para detener “el estigma” y “terminar con la discriminación” en contra de los enfermos mentales, eran los laboratorios Abbott, Bristol-Myers Squibb, Eli Lilly, Janssen, Pfizer, Novartis, SmithKline Beecham y Wyeth- Ayerst.

El hecho es que la “estigmatización” viene precisamente de aquellos que se benefician de que las personas sean etiquetadas/estigmatizadas con trastornos mentales sin evidencia médica ni pruebas biológicas. Para muestra, algunos botones. Si usted es rebelde, se le estigmatiza con la etiqueta de “trastorno de negativismo desafiante.” Si su hijo actúa como un niño, es estigmatizado con la etiqueta “TDAH“. Si se siente triste o infeliz (incluso temporalmente), es estigmatizado con las etiquetas “depresivo” o “trastorno bipolar”. Si usted es tímido, se le etiqueta con “trastorno de ansiedad social“. Por otra parte, a usted o a su hijo ahora se les estigmatiza de por vida ya que estas etiquetas, que se basan únicamente en la opinión, son ahora parte de su expediente médico a pesar de que no hay evidencia médica que demuestre que son “enfermos mentales”.

4. Las etiquetas psiquiátricas SON el problema

Cada vez más gente se da cuenta de que sólo porque un niño sea inquieto, o pierda sus lápices o juguetes –ambos, criterios para un diagnóstico de ”TDAH”–, esto no significa que sea un enfermo mental. De hecho, muchos ahora afirman que los niños diagnosticados “TDAH” sufren en realidad de envenenamiento por plomo, alergias, mala alimentación o destrezas de lectura insuficientes y no de una “enfermedad” mental. El problema es que siguen usando la etiqueta psiquiátrica, el TDAH, que estigmatiza al niño como “mentalmente enfermo”.

Si, de hecho, un niño sufre de envenenamiento por plomo, entonces ¿por qué no llamarle envenenamiento por plomo? Si no se le ha enseñado a leer, ¿por qué no decir simplemente que no se le ha enseñado a leer? Lo mismo puede decirse de todos los diagnósticos psiquiátricos –todos y cada uno de ellos estigmatiza a la persona que se etiqueta.

Los diagnósticos psiquiátricos son simplemente una lista de conductas que los psiquiatras han compilado en listas más pequeñas; les han dado un nombre, agregando “Desorden” al inicio; y han votado por cada una para que sea incluida en su Biblia de Facturación: el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM), como un trastorno “legítimo”.

Este es un gran negocio, grande, pero ni siquiera se acerca a un diagnóstico legítimo. Al menos no en un contexto médico o científico. ¿En un contexto con fines de lucro? Claro. Porque estas nuevas listas de comportamientos y nuevos “trastornos” son la base de los miles de millones de dólares de la industria psicofarmacéutica. Es la forma en que se les paga. Recuerde, sin etiqueta psiquiátrica, no se prescribe ningún fármaco; sin etiqueta psiquiátrica, no se le puede facturar a la compañía de seguros.

Así que hasta que dejemos de usar estas etiquetas, que no significan otra cosa que lo que un psiquiatra decidió que era una “enfermedad” mental, nunca nos libraremos del estigma. Porque estas etiquetas están respaldados por intereses corporativos, no por la medicina; no por la ciencia.

5. Las drogas psiquiátricas son un gran negocio y la psiquiatría/farmacéuticas están haciendo su agosto: 84 mil millones de dólares anuales

La razón principal de que la gente tome drogas psiquiátricas es que se le ha enseñado a creer que padece una condición médica llamada trastorno psiquiátrico, que justifica su tratamiento con fármacos.

Se trata de una campaña de marketing brillante, pero no es ciencia.

Cualquier droga cambia el comportamiento o el estado de ánimo, se trate de cocaína, alcohol, marihuana o de heroína. Esto no significa que alguien que actúa o se siente diferente cuando ha consumido cocaína es porque tiene un desequilibrio de cocaína que la cocaína entonces ha corregido. Significa que las drogas cambian el humor, las emociones y el comportamiento.

Pero mientras que el consumo de drogas ilícitas es universalmente mal visto como el peor de los medios para que alguien enfrente sus problemas, los fármacos psiquiátricos se presentan falsamente como las drogas “buenas”, a pesar de ser mucho más adictivas que la cocaína o la heroína, y de tener efectos secundarios que rivalizan con las drogas más “duras” de la calle, como el LSD, la heroína y el crack.

6. Dónde obtener datos sobre los riesgos de las drogas psiquiátricas y sus efectos adversos

Debido a que el público ha sido tan engañado por la industria psiquiátrica/farmacéutica sobre los peligros de las drogas psiquiátricas, la CCDH ha creado un sitio web singular, una base de datos de fácil búsqueda de efectos secundarios de drogas psiquiátricas, que contiene todos los estudios internacionales y las advertencias de regulación farmacéutica que han sido publicadas, tanto por clase de fármacos (antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos, estimulantes, etc.) como por marca, como Prozac, Zoloft, Paxil, Risperdal, Seroquel, Ritalin, etc.

Estos datos son proporcionados por la CCDH como un servicio público gratuito, a fin de ayudar a las personas a tomar decisiones informadas, basadas en hechos y no en campañas de marketing.



7. Por qué los tratamientos seguro y eficaces para las dificultades mentales se mantienen enterrados

El problema mayor es que el modelo biológico de fármacos (basado en la campaña de marketing que clasifica falsos trastornos mentales como enfermedades) impide que los gobiernos financien soluciones médicas reales para personas que experimentan dificultades.

Hay tratamientos médicos viables, no dañinos, que no reciben fondos gubernamentales porque la industria psicofarmacéutica gasta miles de millones de dólares en publicidad y cabildeo –incluyendo cientos de sus “grupos de derechos de los pacientes” financiados por farmacéuticas– para contrarrestar cualquier modalidad médica incompatible con su modelo biológico de medicación de los trastornos mentales como enfermedades. ¿Por qué? Porque de otra forma, miles de millones de dólares de ingreso para la industria psicofarmacéutica se perderían.

Es una industria que una y otra vez ha demostrado que pone las ganancias por encima de vida de los pacientes.


PARA MÁS INFORMACIÓN:
Webs: www.ccdh.es   y www.ccdh.info 
Email: info@ccdh.es     Teléfono:     91.527.35.08—690.81.76.36
 Catalunya: ccdh@ccdh.info   Catalunya:  629.58.70.22
 Euskadi: bilbao@ccdh.es    Euskadi:      607.74.59.13
 Valencia: valencia@ccdh.es  Valencia:     625.93.52.22


El contacto con la naturaleza en la salud física y emocional del niño. Curso


Curso Educar en Verde

Madrid 
26 y 27 de mayo 2012

   
El contacto y el juego libre en la naturaleza es esencial para el desarrollo físico, emocional e incluso espiritual de los niños, y los niños de hoy no lo están teniendo. Como consecuencia, muchos de ellos sufren trastornos que la psicología infantil más actual denomina "síndrome de déficit de naturaleza". Este curso teórico-práctico tiene como objetivo ayudarnos como adultos a volver a sintonizar con la capacidad que un día tuvimos de conectar, apreciar y amar la naturaleza, para así estar en condiciones de comprender cuales son las auténticas necesidades de nuestros hijos, alumnos o pequeños pacientes, y poder ofrecerles esas experiencias vitales que necesitan tener. 


Basta recordar nuestra niñez, para comprobar que las niñas y niños de hoy pasan más tiempo en espacios cerrados (el aula, la casa, el automóvil, el centro comercial…), sentados frente a las pantallas (entre 990 y 1200 horas anuales de media, en España, según las estimaciones) o realizando actividades dirigidas por adultos (clases, talleres, extraescolares, deberes…) que jugando al aire libre.

Su creciente aislamiento del mundo natural se intenta compensar con productos y tecnología (peluches, juguetes estandarizados, libros, fichas, cromos, películas, video juegos, granjas y mascotas electrónicas…) que suplantan a los seres de la naturaleza.

El exceso de realidad virtual, la falta de espacio y tiempo para moverse y jugar libremente, la sobre estimulación y la gran cantidad de representaciones abstractas, sin relación alguna con la experiencia directa, podrían estar en la base de muchos de los problemas que les aquejan: enfermedades físicas (obesidad, problemas respiratorios, cutáneos…), trastornos psíquicos (desequilibrio de biorritmos, estrés, agresividad, sociabilidad, depresión, TDAH…), del desarrollo y del aprendizaje (retraso psicomotor, dislalias, dislexias…). También explica su falta de conocimientos sobre el mundo natural: pueden identificar más Pokémon, o marcas comerciales, que plantas y animales de su entorno local, por ejemplo.

Numerosos estudios demuestran que niñas y niños necesitan un contacto asiduo con la naturaleza para su bienestar global: estar al aire libre, al menos tanto tiempo como el que pasan fuera, jugar con agua y con barro, mancharse, subir a un árbol, construir cabañas, observar a los animales en su hábitat, cuidar y cultivar un huerto, abrazar un árbol, disponer de espacios propios para encontrarse con sus iguales, asumir riesgos…

Niñas y niños necesitan la naturaleza, pero también la naturaleza les necesita. Ellas y ellos son el futuro de la humanidad. Vivirán en armonía con el resto de los seres vivos del planeta y tomarán decisiones cruciales para nuestra supervivencia, si aprenden a cuidar y amar la tierra. Y amamos aquello nos resulta familiar y cercano, con lo que nos relacionamos sencilla y cotidianamente, aquello de lo que disfrutamos.

La educación verde es una propuesta para acercar a los niños a la naturaleza, dentro y fuera de ellos, respetando sus necesidades y sus ritmos, de forma saludable y tranquila.

Dirigido a:
Madres, padres, maestros, profesores, educadores, psicólogos y psiquiatras infantiles, monitores de tiempo libre y a toda persona amante de la naturaleza y de los niños.

Contenidos:
La infancia entre paredes. Biofobia y biofilia.
El déficit de naturaleza y los beneficios del contacto para la salud integral
Al encuentro con la tierra: sensaciones, ritmos y ciclos
La naturaleza en las etapas del desarrollo infantil. El juego espontáneo al aire libre
Crecer en la confianza: superar miedos y apoyar el desarrollo autónomo de los niños. El análisis riesgos-beneficios
Cuando los sueños se hacen realidad: familias, escuelas y ciudades más verdes
Avanzando en la educación verde: ¿y yo qué puedo hacer?

Curso teórico práctico:
Metodología activa y participativa, basada en las aportaciones, vivencias y experiencias de los participantes

Imparte:
Heike Freire, Filósofa y Psicóloga, Autora de "Educar en verde", e "Infancia y adolescencia" (Coord) (se publicará en 2012).  Fue consultora del gobierno francés, desde el Instituto de Educación Permanente de París, junto a antiguos colaboradores de Iván Illich y Paolo Freire. Desde hace más de diez años, se dedica a la reflexión y la acción para mejorar el bienestar global de la infancia. Impulsa y dinamiza proyectos de innovación educativa y acompaña mediante la formación, la terapia y el asesoramiento, a niños, padres y educadores, en sus procesos de crecimiento. Autora de numerosos artículos (enlaces al pié de la página) sobre infancia, naturaleza, ciudad, arte, educación y democracia. 

Fecha:  26 y 27 de mayo 2012
Horario:  Sabado de 10 a 14h. y de 16 a 19h.
               Domingo de 10 a 14h.
Lugar:     Centro El Abedul, Camorritos (Cercedilla, Madrid)
Precio:
150€ (a partir del 15 abril: 160€). Incluye comida del sábado y tentempiés (ecológicos).
Posibilidad 50% como reserva de plaza, resto antes del curso
Opción alojamiento viernes/sabado o sabado. (Consultar en "observaciones). PLAZAS LIMITADAS


INSCRIPCION:
*Completar el formulario al cual se accede desde la opción "Quiero inscribirme", situada en la parte superior de la página.
* Si va a necesitar factura, indicarlo en el apartado "Observaciones", indicando también los datos de facturación: Nº de NIF en caso de tratarse de una persona física, nº de CIF en caso de tratarse de una empresa, fundación, asociación, etc.  En este caso, indicar también la dirección.
* Le responderemos por e-mail indicándole si quedan plazas, y en caso positivo el número de cuenta donde realizar la transferencia.
* La plaza queda reservada cuando se ha efectuado el pago correspondiente.


(1) Ultimos artículos publicados:
- "A la calle!. El derecho de los niños al aire libre”. Fundación Cristina Enea y CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental), San Sebastián, 2012
- "Infancia y trastorno”. Cuadernos de Pedagogía, 419, Barcelona 2012
- "Niñas y niños hiperactivos” (Coord). Tema del mes. Cuadernos de Pedagogía, nº 419, Barcelona, 2012
- "El árbol de la memoria. Centro Internacional de la cultura escolar”. Cuadernos de Pedagogía nº 419, Barcelona, 2012
- "Infancia, naturaleza y sostenibilidad”. El mundo.es, Madrid, 2011
- "TIC e innovación: una implantación fragmentaria y desigual”. Cuadernos de Pedagogía- nº 418, Barcelona, 2011
- "¿Árboles o portátiles?”. Aula de Innovación Educativa, nº197, Barcelona 2011.
- "Por una infancia en la naturaleza”. Revista Integral, nº 381, 2011

HABIA UNA VEZ UN CUENTO QUE CONTABA EL MUNDO ENTERO

                   DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL 2012
                         HABIA UNA VEZ UN CUENTO QUE CONTABA EL MUNDO ENTERO

Desde 1967, el 2 de abril
aniversario del nacimiento
                                                                                                    Hans Christian Andersen
                                                                                                                                  OEPLI

Había una vez un cuento que contaba el mundo entero. Ese cuento en realidad no era uno solo, sino muchos más que empezaron a poblar el mundo con sus historias de niñas desobedientes y lobos seductores, de zapatillas de cristal y príncipes enamorados, de gatos ingeniosos y soldaditos de plomo, de gigantes bonachones y fábricas de chocolate. Lo poblaron de palabras, de inteligencia, de imágenes, de personajes extraordinarios. Le permitieron reír, asombrarse, convivir. Lo cargaron de significados. Y desde entonces esos cuentos han continuado multiplicándose para decirnos mil y una veces “Había una vez un cuento que contaba el mundo entero…”.



Al leer, al contar o al escuchar cuentos estamos ejercitando la imaginación, como si fuera necesario darle entrenamiento para mantenerla en forma. Algún día, seguramente sin que lo sepamos, una de esas historias acudirá a nuestras vidas para ofrecernos soluciones creativas a los obstáculos que se nos presenten en el camino.

Al leer, al contar o al escuchar cuentos en voz alta también estamos repitiendo un ritual muy antiguo que ha cumplido un papel fundamental en la historia de la civilización: hacer comunidad Alrededor de esos cuentos se han reunido las culturas, las épocas y las generaciones para decirnos que somos uno solo los japoneses, los alemanes y los mexicanos; aquellos que vivieron en el siglo XVII y nosotros que leemos un cuento en internet; los abuelos, los padres y los hijos. Los cuentos nos llenan por igual a los seres humanos, a pesar de nuestras enormes diferencias, porque todos somos, en el fondo, sus protagonistas.

Al contrario de los organismos vivos, que nacen, se reproducen y mueren, los cuentos, que surgen colmados de fertilidad, pueden ser inmortales. En especial aquellos de tradición popular que se adecúan a las circunstancias al contexto del presente en el que son contados o reescritos. Se trata de cuentos que, al reproducirlos o escucharlos os convierten en sus coautores.

Y había una vez, también, un país lleno de mitos, cuentos y leyendas que viajaron por siglos, de boca en boca, para exhibir su idea de la creación, para narrar su historia, para ofrecer su riqueza cultural, para excitar la curiosidad y llenar de sonrisas los labios. Era también un país en el que pocos de sus pobladores tenían acceso a los libros. Pero esa es una historia que ya ha empezado a cambiar. Hoy los cuentos están llegando cada vez más a rincones apartados de mi país, México. Y al encontrarse con sus lectores están cumpliendo con su papel de hacer comunidad, hacer familia y hacer individuos con mayor posibilidad de ser felices.

 Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la lectura entre los más jóvenes.

Cada año una Sección Nacional tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del Día del Libro Infantil y selecciona un escritor/a representativo y a un reconocido ilustrador/a de su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos os niños del mundo y el cartel que se distribuye por todo el mundo, y se promueva la celebración en las bibliotecas, centros escolares, librerías, etc.