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Europa obliga a España a restablecer la luz en la Cañada Real. Quedan 4 días.

Si el Estado no actúa antes del día 15 para devolver la luz a los habitantes del barrio, 
estará incumpliendo sus obligaciones como miembro de la Carta Social Europea.


Protesta de vecinos de la Cañada Real para que se restablezca el suministro eléctrico. LUIS DE VEGA

El 6 de diciembre de 1978, el pueblo español ratificó en referéndum nuestra Constitución. Su núcleo de justicia, recogido esencialmente en el artículo 10, se basa en el reconocimiento y protección de los derechos humanos de todos, porque todos tenemos una igual dignidad intrínseca. Y, como los derechos evolucionan en su interpretación, el mismo artículo prevé que la interpretación de los derechos y libertades fundamentales se hará conforme a los tratados internacionales a los que voluntariamente aceptemos someternos. Este es el pacto social que nos hemos dado todos los españoles. Pacto social que será quebrado si el Estado español no garantiza el suministro eléctrico en la Cañada Real el próximo día 15.

A lo largo de estos 44 años de vigencia de la Constitución, en España se han producido muchas violaciones de derechos humanos, pero la violación que se está produciendo en la Cañada Real Galiana de Madrid desde el 2 de octubre de 2020, podemos calificarla como una de las más graves.

Lo inaudito de esta situación tiene diferentes causas, como son la identificación clara del inicio de la misma (el corte de suministro eléctrico el 2 de octubre de 2020), su extensión (manteniéndose de forma ininterrumpida hasta hoy, más de dos años y dos meses después) y la gravedad de sus consecuencias, tanto por el elevado número de derechos humanos que se vulneran (como son los derechos a la salud, la educación, la protección social o a una vivienda adecuada) como por la afectación a personas que viven en situación de especial vulnerabilidad (como son los niños y niñas, las personas con discapacidad, las personas con problemas de salud, las personas de origen extranjero, las personas mayores, las personas de etnia gitana y las personas en situación de pobreza). En los sectores 5 y 6 de la Cañada Real viven sin luz eléctrica más de 4.000 personas, de las que más de 1.800 son niños y niñas. La gravedad de su situación fue reconocida incluso por el propio Gobierno en el preámbulo del Real Decreto 1058/2021, de 30 de noviembre: “[…] La salud de niños y niñas ya está sufriendo las consecuencias de la falta de electricidad en sus casas, lo que, además de vulnerar el derecho de la infancia a una vivienda adecuada, acarrea un impacto fuertemente negativo en sus derechos a la alimentación, a la educación y, en definitiva, al disfrute de una vida en condiciones de dignidad”.

La Cañada Real Galiana es un barrio con viviendas que se encuentran fuera de ordenación urbanística, como ha señalado el Defensor del Pueblo, por lo que, aunque también hay problemas de infravivienda, no es un campamento transitorio ni chabolista. Y, en todo caso, esa situación implica otros problemas y soluciones diferentes de los que ahora exigen una respuesta inmediata, que son debidos única y exclusivamente a la privación a la que están sometidos de suministro eléctrico, y cuya solución pasa, pues, por garantizar inmediatamente la luz, permitir que los vecinos y vecinas de la Cañada Real realicen contratos individuales de suministro eléctrico y se establezca una mesa de seguimiento en la que puedan participar los propios vecinos y vecinas.

La situación es tan grave para los habitantes de los sectores 5 y 6 de la Cañada Real, que es difícil encontrar tanta unanimidad por parte de los organismos nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos como la que se ha concitado en esta ocasión. Estos organismos no solo denuncian con dureza la situación existente, sino que señalan una solución muy clara, que es restablecer de manera inmediata el suministro eléctrico.

Ya en diciembre de 2020, nueve relatores especiales de Naciones Unidas realizaron un escrito conjunto para denunciar ese corte de suministro eléctrico, señalando que “los cortes de electricidad ponen en peligro la vida de los niños y niñas en la Cañada Real”; y en enero de 2021, en una entrevista que publicaba EL PAÍS, Olivier de Schutter, relator especial de Naciones Unidas sobre pobreza extrema y derechos humanos, afirmaba que “dejar a familias en esta terrible situación es una violación de convenios que España ha ratificado”. Desde entonces las denuncias de organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos y la reclamación del restablecimiento del suministro eléctrico son innumerables. Nuestro propio Defensor del Pueblo se ha pronunciado en este sentido hasta en tres ocasiones, y organizaciones como Amnistía Internacional y Save the Children han realizado sendas campañas de recogidas de firmas. Esta última organización entregó en septiembre más de 47.000 firmas a la Delegación del Gobierno de Madrid.

Las vecinas y los vecinos de la Cañada Real han liderado un movimiento social ejemplar de reivindicación de sus derechos, que desde octubre de 2021 cuenta con el apoyo de la Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real Galiana, con una única demanda: “Luz ya, contratos para los vecinos y mesa de seguimiento”, que hicieron llegar el pasado 29 de noviembre al Parlamento Europeo, donde la propia presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, mostró un explícito interés. Las mujeres de la Cañada han estado siempre en primera línea de la reivindicación, siendo especialmente afectadas por las violaciones de los derechos y dejando su salud en el cuidado de las personas en situación más vulnerable.

La reivindicación adquirió una nueva dimensión cuando se presentó ante el Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa una reclamación colectiva por parte de cinco entidades internacionales legitimadas para ello. El Comité se pronunció el 19 de octubre pasado con una decisión histórica, en la que, por unanimidad, declara la admisibilidad de la reclamación, determinando su tramitación prioritaria, y exhorta a España a que, con el fin de evitar un daño grave e irreparable a la vida y la integridad física y moral de las personas que viven en la Cañada Real, tome las medidas necesarias para garantizar el acceso inmediato a la electricidad y calefacción, antes del 15 de diciembre, teniendo especialmente en cuenta las necesidades de los grupos en situaciones de especial vulnerabilidad. El Comité reclama que el Estado se asegure de que todas las autoridades públicas competentes tengan conocimiento de esta decisión y le informe de las medidas previstas para su aplicación antes del 15 de diciembre.

La Carta Social Europea es un tratado internacional que forma parte de nuestro ordenamiento jurídico. España ha aceptado explícitamente la competencia del Comité Europeo de Derechos Sociales para recibir denuncias en caso de violación y las decisiones del Comité, como órgano que supervisa su cumplimiento, son de obligado cumplimiento para todas las administraciones españolas. Pero, hasta ahora, ni la Comunidad de Madrid, ni los ayuntamientos de Madrid y Rivas-Vaciamadrid, ni el propio Gobierno central, que son los que tienen las competencias administrativas sobre la Cañada Real, han cumplido con el núcleo de justicia de nuestro pacto social que reconoce la Constitución. Si el Estado español, a través de todas las administraciones implicadas, no actúa antes del día 15 para garantizar el suministro eléctrico, y con ello la luz y la calefacción a todos los habitantes de la Cañada Real, estará incumpliendo de manera directa sus obligaciones jurídicas como miembro de la Carta Social Europea, además de condenar a más de 4.000 personas, entre ellos más de 1.800 niños y niñas, a un nuevo invierno de indignidad, en el que estarán expuestos a daños graves e irreparables en sus vidas e integridad.

Las autoridades están advertidas, han recibido del Comité Europeo de Derechos Sociales la decisión con la obligación de adoptar medidas inmediatas. Sólo quedan seis días para saber si están dispuestas a respetar lo que se dice en el artículo primero de nuestra Constitución de que España es un Estado social y democrático de derecho y proceder al restablecimiento inmediato del suministro eléctrico.

Tus hijos nos son tu propiedad, son tu responsabilidad son sus derechos.

No lo tenemos. ¿Que la mayoría de personas lo hacemos en algún momento? Sí. 
¿Que eso realmente no debería ser así? También. 
Los hijos no son una propiedad de sus progenitores
Madres y padres cuidamos y acompañamos a nuestras criaturas 
mientras éstas no pueden tomar decisiones por sí mismas, 
pero eso no nos da derecho a tomar cualquier decisión sobre ellas. 
Vamos a verlo.
Centro de Psicología,
Alberto Soler.

Seguro que os acordáis de hace poco la polémica con la jurado de Master Chef que grabó un vídeo echándole la bronca a su hijo con síndrome de Down mientras éste lloraba y le pedía perdón. Después publicó el vídeo en Instagram para que lo vieran sus más de 800.000 seguidores. En este caso hay poco debate: ya muchas personas salieron a decir que se trata de algo intolerable, que humilla al menor y que nunca debería haberse producido. Creo que hasta aquí estaremos la mayoría de acuerdo. 


Esto sería un extremo de un continuo; en el otro podríamos tener esas fotos que todos en algún momento hemos subido de nuestros hijos haciendo un castillo de arena en la playa o paseando en bici. ¡Hombre, es que no es lo mismo! Claro que no lo es, por supuesto. Hay un mundo entre ambas cosas, pero si nos ponemos estrictos, técnicamente ni en un caso ni en el otro deberíamos compartir esas imágenes. ¿Por qué? 

El primer caso es el verdaderamente sangrante, porque es algo humillante, que atenta contra el honor del menor y daña su imagen, eso lo vemos todos claro. En el segundo caso eso no está presente, al igual que en la inmensa mayoría de las imágenes o vídeos que comparten las familias de sus hijos; pero incluso en esos casos inocentes estaríamos yendo en contra de su derecho a la imagen y de su derecho a la intimidad, aunque no les humillemos. Si nos queremos poner técnicos, esos derechos están recogidos en nuestra legislación: la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor habla de la protección a su imagen, y la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales habla sobre el derecho a la intimidad. 

La idea que hay detrás de todo esto es que los hijos no son una propiedad de sus padres; que sí, que todos sabemos diferenciar un hijo de un bolso, una casa o un teléfono. Las personas no son objetos, hasta ahí todo claro. Pero luego en el día a día sí que hacemos a veces cosas que llevan implícito ese mensaje de: “hago lo que quiero, que para algo es mi hijo!”. A ver, sí y no. 

Madres y padres somos quienes tomamos las decisiones, que para eso tenemos la patria potestad, pero precisamente esa patria potestad no va tanto de darnos derechos a nosotros, como de proteger a las personas menores. La patria potestad es una responsabilidad parental que tiene ciertos límites.

Vamos a pararnos un poco en esto de la patria potestad porque es importante. En nuestro código civil aparece recogida la patria potestad en el artículo 154, que dice lo siguiente:

“Los hijos e hijas no emancipados están bajo la patria potestad de los progenitores. La patria potestad, como responsabilidad parental, se ejercerá siempre en interés de los hijos e hijas, de acuerdo con su personalidad, y con respeto a sus derechos, su integridad física y mental”

Vale, paremos aquí un momento. Aquí ya hay algunos elementos importantes: primero, que la patria potestad es una responsabilidad de los progenitores. No dice que sea un derecho, no, dice que es una responsabilidad. “Es que yo tengo derecho a…” No, no, no… En realidad y tú lo que tienes que es la “responsabilidad de…”. 

Y luego continúa, y dice que esa patria potestad se debe ejercer siempre “en interés de los hijos y de acuerdo con su personalidad, con respeto a sus derechos, su integridad física y mental”. Eso es: las decisiones que tomamos los progenitores no pueden pasar por alto la personalidad de sus hijos (preferencias, valores, etc.), ni tampoco pueden ir en contra de sus derechos o su integridad física o mental.

Y hablando de integridad física, aprovecho para recordar que esto elimina de raíz ese “supuesto derecho” a castigar físicamente a los hijos “para que aprendan”. Y es que, hasta 2007, el código civil permitía “corregir razonable y moderadamente a los hijos” Estos términos ambiguos de “razonable y moderadamente” hacían que por ahí se pudiera colar de alguna forma el castigo físico, porque ¿quién decide qué es razonable y qué es moderado? Un tortazo “a tiempo”, como se suele decir, para muchos es algo razonable y moderado. Pero ahora ya no cuela este razonamiento. 

Seguimos.

Este artículo cita tres deberes y facultades de la patria potestad: primero, “velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral”. Este punto parece que da poco lugar a interpretación: los progenitores deben satisfacer las necesidades de sus hijos respecto a alimentación, educación, salud, pero también otras como la compañía, la presencia. 

En segundo lugar habla de representarlos y administrar sus bienes. Esto es clave; debido a su inmadurez no tienen capacidad para tomar según qué decisiones sobre sí mismos, por lo que deben ser otros quienes las tomen. Pensemos por ejemplo en la alimentación: si dependiera de ellos, todos los días Nuggets con patatas para cenar, y no es plan. Pues bien, se aplica lo mismo a otro tipo de decisiones respecto a su persona o sus bienes, y aquí podemos considerar también su propia imagen. Los padres debemos velar por la imagen y privacidad de nuestros hijos; esto es, no podemos usarla a nuestro antojo. 

Esto de “pongo imágenes o vídeos de mi hijo en redes sociales porque es mi hijo y estoy en mi derecho” no está tan claro… No es tu derecho. 

Imagina que tu hijo tiene una cuenta con 1.000.000 de euros. Ese dinero es de tu hijo, pero como aún no tiene la edad legal para poder decidir sobre él, porque probablemente no tomaría decisiones muy sabias que digamos, eres tú quien debes cuidar ese dinero y evitar que tome malas decisiones. ¿Puedes hacer lo que quieras con ese dinero? No, no es tuyo. ¿Y si es tu hijo quien te pide que con ese dinero le compres una moto o una consola? Tampoco. Porque tienes el deber de administrarlo y no malgastarlo. Esto se entiende, ¿verdad? Pues con su imagen personal y su intimidad ocurre lo mismo. Y no es lo mismo enviarle unas fotos a la abuela o la tía, que subirlas a un perfil al que tienen acceso cientos o miles de personas. Lo siento, pero no. 

Es su imagen, no la nuestra. No deberíamos compartirla. ¡Es que él me lo ha pedido! Tampoco, me vale, porque no tiene madurez como para comprender las implicaciones de sus actos, ya sea respecto al manejo del dinero o respecto a su propia imagen. La legislación está hecha para protegerle de sí mismo en un momento en el que por inmadurez no puede tomar decisiones responsables, por lo tanto, aunque te pidiera compartir esas imágenes o vídeos, aunque te permitiera gastarte ese dinero, no deberías.

Volviendo al continuo del que hablábamos al principio: está claro que no es lo mismo publicar imágenes o vídeos humillantes para el menor, que muy probablemente cuando sea adulto desearía que jamás hubiéramos compartido, que poner una foto suya haciendo un castillo de arena. Pero a día de hoy legalmente no hay dudas; como muy bien explica Pablo Duchement, no existe un derecho del tutor a exponer la imagen o la intimidad del tutelado. Al contrario: la protección de su imagen e intimidad es un derecho del tutelado y una responsabilidad del tutor.

No quiere decir esto que todos los padres y madres que compartimos fotos de nuestros peques en redes estemos pisoteando sus derechos de la peor manera, pero es útil reflexionar sobre el tema para no perder de vista que no es tanto nuestro derecho como nuestra responsabilidad. Y que tenemos que tener siempre en mente el interés de los peques, y no el nuestro propio. Antes de subir una foto podemos parar un poco y reflexionar si lo estamos subiendo por su bien o por el nuestro: por conseguir un poco de caso en redes, unos likes… y si decidimos subir la foto o el vídeo, tener siempre en cuenta algunas cuestiones básicas de seguridad como no subir imágenes íntimas, que no se pueda reconocer nuestro domicilio o su colegio, con el uniforme del cole, en las que salgan en ropa interior o desnudos, etc. y por supuesto, no subir imágenes o vídeos que pensemos que puedan ser ofensivos o humillantes. 

A la venta en todas las libreras nuestros libros "Niños sin etiquetas" e "Hijos y padres felices"".
En "Niños sin etiquetas" (Ed. Paidós, 2020) hacemos un recorrido por las etiquetas que más habitualmente se utilizan para calificar a los niños: consentidos, malcriados, caprichosos, mentirosos, desobedientes, tiranos, dependientes, mal comedores… Y damos algunas ideas, consejos y múltiples ejemplos para para educarlos evitando caer en ellas.
"Hijos y padres felices" (Ed. Kailas, 2017) es nuestro libro sobre crianza centrado en la etapa 0 a 3 años: apego, lactancia, alimentación, sueño y colecho, rabietas, límites, premios y castigos, movimiento libre, retirada del pañal… Aquí abordamos gran parte de lo que ocurre durante los primeros años de vida de los niños. 

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"Los retos del acogimiento residencial", Informe, Presentación del. Aldeas Infantiles SOS.

 
 El desarraigo, la segregación y el debilitamiento de las redes sociales básicas de los niños, niñas y adolescentes tutelados afecta a la construcción de su identidad y a su autoestima.
 La organización de atención directa a la infancia recomienda promover la creación de vínculos afectivos sólidos y duraderos, fortalecer sus redes sociales básicas, impedir la separación de hermanos y favorecer la relación con la familia biológica.

acogimiento residencial, un análisis en positivo de esta modalidad de cuidado alternativo que
identifica sus debilidades y necesidades y propone medidas específicas para su transformación hacia un modelo que garantice el bienestar de los niños, niñas y adolescentes privados del cuidado parental. 
El estudio, realizado para Aldeas Infantiles SOS por la Asociación Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), es producto de una investigación que ha incluido entrevistas a jóvenes extutelados, a técnicos de la Administración Pública y a personal educativo de los propios centros de acogimiento residencial.

Siete años después de la entrada en vigor de la Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, junto a la Ley
26/2015, de 28 de julio, ambas de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, el desarrollo normativo que estas exigían de las comunidades autónomas no se ha
producido de forma homogénea. El cambio de modelo que la Ley implica, acorde con los estándares
europeos de calidad y las recomendaciones de Naciones Unidas, no se ha completado en España.
Así se desprende del informe Los retos del acogimiento residencial, presentado hoy por Aldeas
Infantiles SOS.

https://cms.aldeasinfantiles.es/uploads/2022/10/resumen-ejecutivo-los-retos-del-acogimiento-residencial.pdf

En contra de lo establecido en la Ley, que recomienda priorizar el acogimiento en familia, el residencial continúa siendo el modelo de protección más extendido en España, habiendo experimentado en los últimos años una tendencia alcista, especialmente en la población masculina, que se explica solo en parte por el aumento de la llegada de niños y adolescentes migrantes no acompañados. En dicho aumento también influyen las dificultades para encontrar familias acogedoras para niños y niñas con edades cercanas a la adolescencia y para grupos de hermanos, así como la aparición de nuevos perfiles de niños, niñas y adolescentes que presentan un daño emocional producido por las situaciones vividas que se manifiesta en problemas de conducta.

Según explica Aldeas Infantiles SOS, materializar los mejores intereses de los niños, niñas y adolescentes implica tener en cuenta su opinión en la toma de decisiones que les afectan y que estas
prioricen actuaciones encaminadas a la preservación familiar y a evitar la ruptura de vínculos con su
entorno. Si la separación se produce, es trascendental que mantengan la relación con sus familias
biológicas y que no se separe a los hermanos dentro del sistema de protección.
Sin embargo, tal y como se desprende de la investigación realizada por el Grupo de Sociología de la
Infancia y la Adolescencia (GSIA) para Aldeas, no solo no se tiene en cuenta la opinión del niño, niña
o adolescente para determinar lo que es mejor para él o ella, sino que a menudo los interesados desconocen el tiempo que durará la medida de protección y son víctimas de largos tiempos de espera
y de la cronificación de unos plazos que se pueden extender hasta la mayoría de edad. Esta
incertidumbre les genera una falta de estabilidad.

Asimismo, su recorrido por el sistema de protección no está determinado por las necesidades individuales que presentan, sino por elementos de tipo estructural como la disponibilidad de plazas, la
edad, las competencias del personal o si se acogen varios hermanos. La gestión del vínculo emocional que el niño, niña o adolescente deberá reconstruir queda supeditada, por tanto, a aspectos organizativos y de gestión de recursos.
La desvinculación familiar lleva al niño, niña o adolescente al desarraigo, lo que afecta a la construcción de su identidad y a su autoestima. La separación de hermanos en acogimiento se da, tiene que ver con la falta de recursos y contribuye a debilitar sus redes sociales básicas. El informe afirma, asimismo, que el sistema favorece la segregación por edad, ya que dependiendo de esta se accede a una modalidad de acogimiento u otra.

Para Aldeas Infantiles SOS, el resultado de todo lo expuesto, unido a la discriminación que produce el
desconocimiento que buena parte de la sociedad tiene del sistema de protección, lleva a la anonimización de los niños, niñas y adolescentes en acogimiento residencial.

El niño, niña o adolescente como sujeto de derechos
Todas las recomendaciones de Aldeas Infantiles SOS para transformar el acogimiento residencial parten de la consideración del niño, niña o adolescente como sujeto de derechos, no como objeto de intervención.

Entre las medidas que propone la organización para para avanzar hacia un modelo que garantice el
bienestar de los niños, niñas y adolescentes privados del cuidado parental, se encuentran las siguientes:
1. En la toma de decisiones, permitir que los niños, niñas o adolescentes participen en la determinación de sus mejores intereses, comunicarles las medidas, impedir las demoras en los plazos y favorecer los aspectos relacionales sobre los estructurales.
2. Promover la creación de vínculos afectivos sólidos y duraderos, fortaleciendo sus redes sociales básicas, impidiendo la separación de hermanos, facilitando el vínculo con la familia biológica y evitando la segregación por edad.
3. Ayudarles a construir su historia de vida, promover el arraigo e impedir la anonimización.
4. Limitar en lo máximo posible la frecuencia en la rotación de personal, sobre todo los educadores sociales.
5. Terminar con el estigma social realizando campañas de sensibilización y abriendo los centros a la comunidad.

Aldeas Infantiles SOS proporciona distintas opciones de cuidado alternativo de calidad a 1.250 niños,
niñas y adolescentes en nuestro país: 401 en ocho Aldeas Infantiles SOS; 65 en cinco Residencias
de Jóvenes y 1 piso para Adolescentes Migrantes; 738 en ocho Programas de Apoyo al Acogimiento
en Familia y 46 en un Programa de Primera Acogida y Valoración.

El modelo de acogimiento residencial de Aldeas Infantiles SOS es de carácter familiar. Los niños,
niñas y adolescentes reciben una atención personalizada, lo cual es posible porque viven en hogares
en los que hay grupos muy reducidos, donde los hermanos permanecen juntos independientemente
de su edad, y cuentan con figuras de referencia estables, que son esenciales para que generen
vínculos afectivos fuertes y, a su vez, para que desarrollen un sentido de pertenencia y sepan que
tienen personas que les van a apoyar de forma incondicional. El acompañamiento que reciben es
continuado y se extiende más allá de la mayoría de edad. Aldeas favorece su integración en la
comunidad y la relación con su familia biológica.


Sobre Aldeas Infantiles SOS
Aldeas Infantiles SOS está presente en España desde 1967. Forma parte de una Federación Internacional
fundada en 1949 en Austria, con presencia en 138 países (SOS Children’s Villages). En 2016 fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia.
Su misión es garantizar el derecho de todos los niños y las niñas a crecer en familia: en un hogar en el que se sientan queridos, protegidos y seguros. Para lograrlo, acompaña a las familias que están pasando por dificultades y fortalece sus capacidades para que puedan cuidar mejor de sus hijos, y ofrece un nuevo hogar a los niños y niñas que no pueden vivir con sus padres, bajo el cariño y la protección de personas de referencia estables y garantizando el principio de no separación de hermanos. Un acompañamiento que continúa más allá de la mayoría de edad, hasta la plena integración de los jóvenes en la sociedad. Su objetivo es asegurar que cada niño, niña, adolescente y joven crece con los vínculos afectivos que necesita para convertirse en la mejor versión de sí mismo.

Equipo de GSIA que se ha encargado de la investigación y realización del Informe:
.- Paco Mielgo García, socio de la Asociación GSIA, Diplomado en Trabajo Social en la UGR. Especialista en Mediación Familiar y Civil. Profesional especializado en intervención socio-familiar con infancia en riesgo social en la Asociación IMERIS de Granada. Dentro de este organismo es promotor de técnicas de supervisión de la intervención profesional, con el objetivo de reflexionar sobre los modelos de intervención con infancia, establecer sinergias de trabajo en red y combatir el estrés laboral (burn out) de profesionales de la intervención socio-educativa. Profesor asociado en la UGR en Facultad de Trabajo Social y docente en asignatura “Intervención social con menores conflictivos” en Master “Criminalidad e intervención social con menores” de la Facultad de Derecho.
.- Kepa Paul Larrañaga Martínez, socio de la Asociación GSIA, Ethógrafo. Interesado en el análisis del uso de las Redes Sociales de Internet por los niños, niñas y adolescentes. Implementa sus líneas de investigación para el avance y consolidación de los derechos de los niños y las niñas. Autor de la guía sobre el uso adecuado de Internet por adolescentes editada por Thomson Reuters “Atención Mamás y Papás”. Coordinador del “Diccionario de Política e Intervención Social sobre Infancia y Adolescencia” coeditado por SENAME y Thomson Reuters-Aranzadi, y del libro coeditado por UNED, Ministerio de Justicia y Thomson Reuters­ Aranzadi: “Menores e Internet”. 


Más información en www.aldeasinfantiles.es.
Mónica Revilla: Tel. 650 476 552 // mrevilla@aldeasinfantiles.es
Laura Prados: Tel. 609 900 342 // lprados@aldeasinfantiles.es
Arancha Sanz: Tel. 689 897 430 // arsanz@aldeasinfantiles.es

La ONU reconoce a un grupo de jóvenes influyentes para promover el desarrollo sostenible.

Cada dos años, la oficina del enviado para la Juventud nombra a un grupo un grupo increíblemente diverso de jóvenes que han destacado por su defensa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre ellos, en la edición de este año hay artistas, empresarios y candidatos a astronautas.

Collage de la cohorte 2022 de los 17 Jóvenes Líderes para los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El 21 de septiembre, la ONU anunció la cohorte de Jóvenes Líderes para los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2022, reconociendo así sus esfuerzos para lograr un futuro más justo.

El grupo de líderes de este año fue elegido tras una convocatoria abierta a principios de este año, que dio lugar a más de 5400 solicitudes de más de 190 países. Desde su lanzamiento en 2016, la iniciativa ha llegado colectivamente a millones de jóvenes de todo el mundo.

Los 17 Jóvenes Líderes por los Objetivos de Desarrollo son un grupo diverso y muy preparado, todos ellos con edades comprendidas entre los 17 y los 29 años, que proceden de todos los rincones del mundo y trabajan en todos los pilares de la ONU, incluidos el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la paz y la seguridad.

Poetas, medallistas paralímpicos y futuros astronautas
Entre ellos hay un aspirante a astronauta, un poeta y un medallista paralímpico. Otros van desde artistas hasta empresarios del clima, pasando por innovadores de la educación.

"La clase de 2022 de Jóvenes Líderes para los Objetivos representa un grupo increíblemente diverso, interseccional e inspirador de jóvenes que reflejan lo mejor del activismo y la defensa de la juventud mundial cuando se trata de desafiar el statu quo y crear un mundo mejor para todos", dijo Jayathma Wickramanayake, enviado del Secretario General de la ONU para la Juventud.

"Incluso en medio de la actual pandemia, la crisis climática y la inestabilidad mundial, estos jóvenes demuestran una inmensa resistencia, ingenio y liderazgo para encontrar soluciones innovadoras a los mayores desafíos del mundo".

Ronelle King, activista de la justicia de género de Barbados, ganadora de múltiples premios, y joven líder de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Un espacio seguro para las mujeres
En 2016, Ronelle King, una de las premiadas, activista por la justicia de género de Barbados y ganadora de varios premios, fundó la etiqueta #LifeInLeggings (#lavidaenmallas). Creado como un espacio seguro para que las mujeres que habían sufrido violencia sexual se expresaran, evolucionó hasta convertirse en una organización de base: las mujeres, alentadas por la solidaridad, se empoderaron para hablar en sus plataformas de medios sociales sobre sus experiencias.

King ha desempeñado un papel importante en la marcha solidaria de mujeres Reclaim Our Streets, y en el Parlamento Rosa, que busca aumentar la participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones, y que fue galardonado con el Premio Nelson Mandela-Graca Machel a la Innovación 2021 en la categoría "Democratización de los procesos y sistemas de gobernanza".

Entre sus otros premios se encuentran el Youth Hero Award 2017, el Queen's Young Leader Award 2018 otorgado por la Reina Isabel II en el Palacio de Buckingham, el Future Island Leader Award 2022 y el Ignite Caribbean 30 under 30 Changemaker Award 2022.

Jamal Hill, paralímpico estadounidense, y joven líder de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Nadar cuesta arriba
Otro premiado por la ONU Jamal Hill, que representó a los Estados Unidos como nadador en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, ganando una medalla de bronce, se dedica a ayudar a otros a aprender a nadar y a reducir el número de personas que se ahogan cada año.

Hill utiliza su plataforma global para proporcionar recursos educativos de natación, oportunidades e inspiración a millones de personas en todo el mundo, incluidos los jóvenes con discapacidades.

Además, es el fundador de la Fundación Swim Up Hill (Nadar cuesta arriba), que se centra en llegar a las comunidades de color de ingresos bajos y medios, tanto a nivel nacional como internacional, que corren el mayor riesgo de ahogarse. Hasta la fecha, la organización ha establecido asociaciones en todo Estados Unidos, así como programas internacionales en Colombia, Portugal y en países del norte de África.

Mayada Adil, médica sudanesa, diseñadora de moda, defensora de los derechos de la mujer para la equidad sanitaria y activista de los derechos de los refugiados. También es una joven líder de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Salud, moda y derechos humanos
Mayada Adil es una médica sudanesa también galardonada este año, que además es diseñadora de moda, defensora de los derechos de la mujer para la equidad sanitaria y activista de los derechos de los refugiados. Afincada en Francia, ha trabajado en campañas centradas en poner fin a la violencia de género, concretamente contra la mutilación genital femenina en Sudán y Mali.

Adil fue seleccionada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia para representar a los jóvenes sudaneses en la Conferencia de París para Sudán en 2021, y ha representado a las mujeres sudanesas en el Foro de Igualdad Generacional, donde abordó la importancia de integrar a las mujeres refugiadas en las sociedades y comunidades de toda Francia.

La plataforma artística LaLoupeCreative (LaLupaCreativa), cofundada por Adil, apoya a los artistas refugiados de todo el mundo, dándoles la oportunidad de participar en un programa de formación que puede ayudar a desarrollar sus habilidades y crear "clínicas de arte".

La clase de 2022 de Jóvenes Líderes para los ODS

Un Comité de Selección de Alto Nivel, compuesto por un grupo de líderes influyentes -que representan a los gobiernos nacionales, a la sociedad civil, a la industria del entretenimiento, al sector privado y a otros sectores- proporcionó valiosas aportaciones y comentarios como parte del proceso de selección.

El Comité de Selección incluía a Connor Franta (influyente en las redes sociales, artista y autor), Sônia Guajajara (activista y política indígena), Richard Curtis (guionista, director y fundador de Project Everyone), Adam Met (miembro de AJR y director ejecutivo de Planet Reimagined), S.E. Shamma Al Mazrui (ministra de Estado de los Emiratos Árabes Unidos para Asuntos de la Juventud) y Nikhil Taneja (cofundador y director general de Yuvaa), entre otros.

Tres jóvenes latinoamericanos entre los premiados
Entre los galardonados se encuentra tres jóvenes latinoamericanos.

Los latinoamericanos seleccionados son Leonador Párraga, colombiano de 29 años, artista y fundador de la Fundación BogotArt; Isidora Guzmán Silva, chilena de 17 años, activista por los derechos de los discapacitados y fundadora de “Encuentra tu Lugar” y Eddy Frank Vasquez, un activista climático de la República Dominicana, de 26 años, que ha creado la asociación Juventud Sostenible.

Jóvenes Líderes para los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2022
Un Comité de Selección de Alto Nivel, compuesto por un grupo de líderes influyentes -que representan a los gobiernos nacionales, a la sociedad civil, a la industria del entretenimiento, al sector privado y a otros sectores- proporcionó valiosas aportaciones y comentarios como parte del proceso de selección.
El Comité de Selección incluía a Connor Franta (influyente en las redes sociales, artista y autor), Sônia Guajajara (activista y política indígena), Richard Curtis (guionista, director y fundador de Project Everyone), Adam Met (miembro de AJR y director ejecutivo de Planet Reimagined), S.E. Shamma Al Mazrui (ministra de Estado de los Emiratos Árabes Unidos para Asuntos de la Juventud) y Nikhil Taneja (cofundador y director general de Yuvaa), entre otros.

A continuación, la lista completa de los ganadores de 2022:

Mayada Adil (refugiada sudanesa afincada en Francia; 29 años; ella/él); diseñadora de moda, doctora en medicina y cofundadora de La Loupe Creative
Alyssa Carson (Estados Unidos; 21 años): Aspirante a astronauta y defensora de las chicas en STEM
Okan Dursun (Turquía; 26 años): Emprendedor educativo y social y cofundador de Twin Science & Robotics
Emmanuel Ganse (Benín; 24 años): Defensor de los derechos cívicos y digitales y presidente del Instituto Tonafa
Richa Gupta (India; 26 años): Innovadora en educación, emprendedora social y cofundadora de la Fundación Labhya
Jamal Hill (Estados Unidos; 27 años): Medallista paralímpico, defensor de los derechos de los discapacitados y fundador de la Fundación Swim Up Hill
Varaidzo (Vee) Kativhu (Zimbabue/Reino Unido; 24 años): Activista de la educación, YouTuber y fundadora de Empowered by Vee
Gibson Kawago (Tanzania; 27 años): Emprendedor climático y fundador de WAGA
Ronelle King (Barbados; 29 años): Activista por la justicia de género y fundadora de Life in Leggings,
Luísa Franco Machado (Brasil; 23 años): Activista por los derechos digitales y la justicia de datos
Paul Ndhlovu (Zimbabue; 23 años): Defensor del VIH/SIDA y defensor de la radio en Zvandiri
Karimot Odebode (Nigeria; 27 años): Poeta, activista por la igualdad de género y fundadora de Black Girl's Dream
Leonardo Párraga (Colombia; 29 años): Defensor de la paz, artista y fundador de la Fundación BogotArt
Isidora Guzmán Silva (Chile; 17 años): Activista por la inclusión y los derechos de los discapacitados y fundadora de Encuentra tu Lugar
Eddy Frank Vasquez (República Dominicana; 26 años): Activista por el clima y fundador de Juventud Sostenible
Hanyuan (Karen) Wang (China; 26 años): Emprendedora de tecnología climática, investigadora y miembro fundador de Carbonbase
Heela Yoon (refugiada afgana residente en el Reino Unido; 24 años): Defensora de la paz y fundadora de Afghan Youth Ambassadors for Peace

Los derechos de la infancia y la adolescencia en la Comunidad de Madrid, Agenda 2030.

Portada informe infancia Madrid
Autores: 
UNICEF Comité Madrid 
y Fundación Tomillo.


Así lo refleja el primer informe sobre la situación de la infancia en la región, que realiza un análisis de la situación de los niños y niñas que viven en Madrid en materia de pobreza, desigualdad, educación, protección y cooperación al desarrollo.

La metodología empleada utiliza los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, no sólo para analizar la situación actual de los niños de Madrid, sino para proponer metas que sirvan de orientación para las políticas autonómicas.


Propuestas:
.- ODS1. FIN DE LA POBREZA.

.- ODS 10. REDUCIR LAS DESIGUALDADES, Estado actual del bienestar económico y social de la infancia en Madrid antes y durante la pandemia, Olga Cantó Sánchez.

.- ODS4. EDUCACIÓN DE CALIDAD Madrid, Educación y ODS 4: Necesita mejorar, Carlos Magro Mazo.

.- ODS13. ACCIÓN POR EL CLIMA, La acción por el clima es la acción por la infancia,  Cristina Monge Lasierra.

.- ODS16. PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS, La protección a la infancia y la adolescencia en la Comunidad de Madrid: más retos y mayor complejidad, Pepa Horno Goicoechea.

.- ODS17. ALIANZAS PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS, Análisis de la Ayuda Oficial al Desarrollo de la Comunidad de Madrid, Guillermo Santander Campos.

.- Los 5 grandes desafíos de la Comunidad de Madrid en la aplicación de la agenda 2030 

“La situación actual de la protección a la infancia y adolescencia en la Comunidad de Madrid, comparada con la del año 2018 cuando se publicó el informe de UNICEF, se ha vuelto más difícil de abordar, tanto por su complejidad como por su gravedad. Y más teniendo en cuenta que, en muchos de los aspectos concernientes a la protección de la infancia y la adolescencia, aún no se dispone de datos oficiales posteriores a la crisis sanitaria del COVID 19. Como se ha tratado de exponer, los factores que explican esta mayor complejidad son diversos y de diferentes ámbitos. Pero es responsabilidad de las instituciones tratar de dar una respuesta eficaz y clara si se quieren cumplir, al menos en su mayor parte, las metas marcadas en la Agenda 2030”. Pepa Horno en el artículo La protección a la infancia y la adolescencia en la Comunidad de Madrid: más retos y mayor complejidad”, que se incluye en esta publicación de UNICEF Comité Madrid La Agenda 2030 en clave de infancia en la Comunidad de Madrid. Propuestas para la acción, un análisis del Objetivo de Desarrollo Sostenible 16, “Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas” en su Meta 16.2, “Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños [niñas y adolescentes]”.





«El trato y la atención a la familia de los niños, niñas y adolescentes en protección...". Renovando desde dentro nº5.

 "...Propuestas de cuidado e intervención social», 



Un poco de reflexión crítica y contextualización

Lo que en este artículo se expone tiene que ver con mi experiencia profesional y no tiene la intención de describir lo que no conozco. Trabajo fundamentalmente para las familias en el ámbito sobre todo del acogimiento y de la adopción, desde un recurso de iniciativa propia de mi cooperativa, Agintzari. La colaboración y la coordinación con los diferentes recursos comunitarios (protección, salud, educación) es constante. Creo que el trato técnico y los cuidados dados a las familias con las que he trabajado es mejorable. Mientras en la reflexión de enero, “Diseñando la mesa del cambio.¿Qué tipo de intervención es más eficaz en la reparación de daños por desprotección infantil”, de Alberto Rodríguez, se ponía el acento en la necesidad de más intervención familiar en los procesos de protección a nuestros niños, niñas y adolescentes, en la reflexión de este mes yo quiero escribir sobre el trato dado a la familia o, mejor dicho, a las familias, en el sistema de protección y otros recursos comunitarios y proponer algunas mejoras de intervención psicosocial.

Siguiendo una de las máximas de este blog, Renovando desde dentro, comparto la idea de familia en sentido amplio y, por tanto, en el sistema de protección se trata no solo de la familia biológica de los niños, niñas y adolescentes, sino de la familia como un continuo que, partiendo de la familia biológica, puede pasar también por la familia de acogida y la familia adoptiva del niño, niña y adolescente, cuando estas se contemplen en su procedimiento de protección.

El sistema de protección debe contemplar a todas ellas, tenerlas en cuenta, hacerlas partícipes del proceso de protección de sus hijos e hijas en lo que a cada una de ellas le corresponda y respetarlas. El no hacerlo debidamente supone un desperdicio de recursos imperdonable, y además es inaceptable y reprochable para cuantos trabajamos en ello.

Con excesiva frecuencia las instituciones, las organizaciones, los y las profesionales de la protección, familiares y conocidos y técnicos del resto de recursos comunitarios hemos culpabilizado a las familias de los niños, niñas y adolescentes de los males originales, la falta de avances y hasta de los fracasos técnicos, cuando no cumplen con nuestras irreales y erráticas expectativas.

Se podría incluso pensar que nuestro sistema se asienta en muchos momentos sobre el señalamiento y el ensañamiento con los causantes del daño y sufrimiento causado a los niños, niñas y adolescentes a los que hay que proteger. No hay dudas a la hora de señalar que la familia biológica es la causante de los malos tratos y sufrimientos infligidos. Tampoco se le considera en demasiadas ocasiones capaz de contribuir en el proceso de protección y de haber aportado también algunas experiencias positivas constituyentes, de un legado, propiedad de sus hijos e hijas en protección. Lo que no alcanza los niveles exigidos en algunos manuales de evaluación y códigos de buen trato no suele ser considerado apropiado, ni digno de conservación. Pero lo cierto es que en las memorias de muchos niños, niñas y adolescentes de protección hay buenos recuerdos y buenas experiencias con sus familias de origen.

Pensábamos que las familias de acogida y las familias adoptivas de los niños, niñas y adolescentes del sistema de protección podían escapar a este trato y cada vez vemos más familias que se quejan del trato recibido cuando piden ayuda y recursos. Y reciben ese trato porque no pueden cubrir los objetivos de reparación deseados o señalados desde unos programas que contemplan sus dificultades como torpeza, fracaso y mala praxis. Y esto se produce cuando, además, el propio sistema de protección todavía desconoce y no se espera la existencia de ciertos conflictos, crisis y procesos identitarios de sus protegidos. Las expectativas de reparación y los logros esperables con ellos y ellas, víctimas de abandono y adversidades graves en edades tempranas, no cuadran, ni coinciden, ni son posibles con la inversión actual y los programas de seguimiento desarrollados para hacer frente a las secuelas. Son muchas las familias de acogida y adoptivas que con todo su potencial de “amor”, idoneidad y buenas prácticas se ven impotentes y solas ante el sufrimiento y daño de sus hijos e hijas. La incomprensión y la mirada sospechosa la reciben de sus entornos cercanos y de bastantes profesionales de los diversos recursos comunitarios.

En la protección de estos niños, niñas y adolescentes, con cierta frecuencia su familia, o sus familias en plural, no salen muy bien paradas, ni tratadas. Estas sienten que se les culpabiliza en exceso, que molestan, que no se les quiere cerca, que no se cuenta con ellas lo suficiente y no entienden ni por qué ni para qué las instituciones, las organizaciones y los profesionales les tratan de esa manera.

Pero como el objetivo de este blog no es solo la reflexión crítica o la queja, quiero dejar aquí de señalar los errores de trato a la familia o familias y a destacar algunas buenas prácticas de la intervención psicosocial que pueden facilitar su integración como protagonistas y artífices de la protección de sus hijos e hijas. A la vez que hemos visto cosas que no hay que hacer, hay también instituciones, organizaciones y profesionales capaces de incorporar a las familias al proceso protector y facilitar el que sean recursos imprescindibles, valiosos y válidos. ¿Qué hacen para ello?

Propuestas de intervención psicosocial con la familia de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes con medidas de tutela, acogimiento o adopción

Estas propuestas vienen sobre todo del intercambio con otros profesionales y del modo en que en nuestra cooperativa (Agintzari) queremos mirar y ver a las familias con las que trabajamos. Somos sistémicos convencidos, creemos en la fuerza de la comunidad y, por tanto, no podemos concebir la protección sin la participación de todos sus protagonistas. En el año 1991 fui becado por el Ministerio de Asuntos Sociales de Alemania para asistir durante cuatro meses a un curso internacional con otros veinte profesionales de muy diversos países. Los recursos y programas conocidos nos ayudaron a diseñar algunos de los proyectos y recursos que hoy gestionamos. Por otro lado, cuando en el año 2000 visitamos los servicios de protección a la infancia de Berlín (Alemania) de la mano de programas de intercambio para profesionales patrocinados por la Unión Europea, nos topamos con un sinfín de buenas ideas y de buenas prácticas que nos trajimos para Bilbao.

Un primer hallazgo que ya nos forzaba a cambiar de idea ante la concepción de la familia biológica en los procesos de acogida y adopción, fue la denominación como familia “donante” (abgebende Familie, abgeben es un verbo con los siguientes significados:entregar, dejar, dar, ceder, pasar). Usaban también la denominación de familia de origen (Herkunftsfamilie), pero la idea de donación sonaba provocadora y curiosa. Había modos de trabajar con la familia para que hiciera la entrega voluntaria de su hijo o hija y para que participara. La familia biológica como la que pone, dona, entrega al niño o la niña en las situaciones de acogimiento y adopción era un modo de trato, algo posible, que rápidamente nos pusimos a diseñar. Nos fascinó esta posibilidad y nos ayudó a proponer situaciones similares sobre todo en los procesos de acogida familiar, adopción y otros programas.

La experiencia nos permite asegurar que, en un contexto de acompañamiento profesional, las familias pueden perfectamente y legalmente cooperar en los procesos de protección (preservación, acogida residencial, acogimiento familiar, adopción, incorporación a la vida adulta…) de su hijo o hija. Esto implica, entre otras acciones, las tomas de decisión, las tareas auxiliares en la acogida residencial, la selección de la familia, la preparación del niño o de la niña que se va a entregar, la preparación de su futura familia acogedora o adoptiva, la entrega a su nueva familia, el seguimiento, el apoyo a crisis y conflictos con el sistema y, por supuesto, en futuras búsquedas de orígenes y relaciones posteriores.

En la visita-estudio a Berlín, en el año 2000, contactamos con una educadora social que había entregado de joven a su hijo en adopción. En aquellos momentos asesoraba a grupos de madres biológicas para acompañarlas en el difícil y doloroso proceso de entrega y encomienda de sus hijos e hijas a sus nuevas familias. Esta entrega y encomienda implica una concepción más amable y consciente del proceso de cesión y un bálsamo significativo para las familias del presente y del futuro.

Esta misma educadora nos dio información sobre una asociación de autoayuda de madres biológicas que informaban, preparaban, acompañaban a madres que quisieran entregar a sus hijos e hijas tanto en acogida residencial, como familiar o adopción. Lo hacían desde la convicción de que ellas eran así útiles para sus criaturas y sus futuras familias. Se sentían colaboradoras y partícipes de un proceso sin la perjudicial y traumática actuación de incógnito ni cesiones a la fuerza. El nombre de la asociación era muy curioso “Madres sin hijo” (Müttern Ohne Kind). Ellas consideraban su tarea como una responsabilidad maternal y colaboraban en el difícil proceso de transición entre unas y otras. Probablemente no es posible un proceso de entrega y donación más amable que este para los niños y niñas y sus diversas familias. A nosotros esta experiencia complementaria, nos inspiró y orientó considerablemente a mejorar el trabajo de información, preparación, acompañamiento, seguimiento y capacitación de las familias en primer lugar en el proceso de acogimiento familiar y posteriormente en las adopciones donde nos lo dejaron hacer.

Esto requiere también un pensamiento sistémico familiar de la transición de los niños y niñas entre sus diversas familias, además de estrategias y tiempo de trabajo con todas las partes. Siempre se nos ha mirado raro por tener esta visión y estas prácticas en nuestra cooperativa, Agintzari. El pensamiento y la consiguiente praxis de que unas familias son las sustitutas de otras nos parece inadecuado. Las familias son complementarias y cada una aporta a los niños, niñas y adolescentes sus diversos legados.

Es bueno informar, acompañar y pedir permiso a la familia que va a entregar a su hijo o hija siempre que se pueda, pensando que son muy pocas veces cuando esto no se puede hacer. Ayudarles a elaborar sus duelos, sus sentimientos de fracaso y pérdida, las bondades de la solución familiar frente a la residencial, que muchos familiares biológicos han experimentado…, todo ello les predispone a la colaboración en la preparación de sus hijos e hijas para ser entregados, les hace asumir responsabilidades para el futuro, aportar sus legados de una forma natural e incluso colaborar en las crisis y dificultades que sus hijos e hijas puedan tener a lo largo de las diferentes etapas evolutivas durante su acogida familiar o su proceso adoptivo. Teniendo estas praxis las familias pueden sentirse y ser consideradas competentes, útiles y protagonistas. Cada cual a su manera pueden también construir red de ayuda mutua ante las dificultades de los niños y niñas y no se desperdician energías en procesos estériles y letales de apropiación (considerar que la única familia aceptable es la de acogida o la adoptiva).

El acompañamiento a madres, padres y familiares de los menores tutelados en los momentos de progresar hacia el acogimiento residencial, familiar, o la adopción es una manera técnica de ayudarles a hacer una transición de la negligencia y desprotección hacia la responsabilización como “madres, padres, familiares sin hijo o hija a cargo”, pero presentes con sus aportes a su crianza. La superación de los prejuicios y recelos de los diversos integrantes de las diversas familias, de los profesionales y del sistema de protección tiene como consecuencia, no solo un modo de mirada distinta, sino además un buen trato y unos cuidados que redundan en el interés superior del niño, niña o adolescente.

Tareas de los padres, madres y familiares

Pensamos que estas son las tareas y funciones que pueden asumir las familias biológicas en las situaciones de acogimiento residencial, familiar o adopción de sus hijos e hijas como “madres, padres, familiares que ceden a su hijo o hija” cuando se les prepara y se les acompaña con respeto, solvencia y mimo:
.- Notificación al hijo o hija de la separación por parte de sus familiares biológicos, explicándoles los motivos e informándoles de su aceptación y permiso para convivir y querer a sus nuevos familiares. Esta notificación puede ser vivida con dolor, pero también como una encomienda y un permiso para vincularse con las nuevas personas
.- La transición entre familias y el consiguiente duelo adaptativo que sufrirán los niños, niñas y adolescentes tendrá menos riesgos de generar excesos de sufrimiento y la frecuente traumatización que han generado en nuestra cultura protectora las rupturas y separaciones abruptas. En el ingreso en centro de acogida residencial, el acompañamiento familiar por parte de la familia biológica se puede hacer también con estos métodos.
.- Rituales de entrega, presentación, encomienda y recomendaciones a los técnicos del centro residencial y a las familias acogedoras o adoptivas por parte de la familia biológica, con la colaboración y mediación de los profesionales, que ayudarán a rebajar la desconfianza mutua, tensiones y temores.
.- La elaboración del legado y de la historia familiar con aportes de datos reales de la biografía familiar y personal de sus miembros es una tarea progresiva y evolutiva que facilita en buena parte la reparación del abandono y de los malos tratos infligidos. La historia, por muy cargada que esté de experiencias de dolor y sufrimiento, debe ser narrada y explicada de forma coherente y cuidadosa, y para ello las familias necesitan ayuda y acompañamiento. La experiencia nos viene a confirmar lo que nos dice Boris Cyrulnik, que, aunque en las historias y biografías familiares de los niños, niñas y adolescentes víctimas de abandono en edades tempranas hay dolor y sufrimiento, este tiene una esperanza frente al horror total que generan los silencios y la falta de transparencia en torno a las adversidades y abandono sufridos. Así, hemos podido comprobar que las historias de vida malas y potencialmente patologizantes son historias y narraciones incompletas, mal elaboradas e incoherentes. Ayudarles a poner orden, lugares, personas, emociones, acontecimientos, fechas… con narraciones libres de juicios y prejuicios es algo que todos agradecemos y es la forma de que historias que podrían ser de terror tengan sentido, significado y aporten claves para reconciliarse con el pasado doloroso.
.- Las familias biológicas deben de poder dejar, con el debido acompañamiento profesional, documentos, fotografías, objetos, medallas, joyas, prendas, juguetes, recordatorios, cartas que posibiliten a los niños, niñas y adolescentes separados de sus orígenes construir su identidad sin trabas, tabúes y ausencias significativas.
.- El acoplamiento en familia de acogida o familia adoptiva se puede hacer mediante la colaboración de la familia biológica con las familias de acogida o adoptivas. Y se puede realizar desde sus respectivos hogares y lugares geográficos, donde las idas y venidas entre unos y otros, cuando sea posible, facilite la integración de los diversos mundos de referencia en la identidad de los niños, niñas y adolescentes. Es recomendable limpiar las dolorosas sensaciones de destierro que provocan las medidas protectoras y hacer lo imposible para que los cambios geográficos algún día puedan desaparecer porque nuestros niños, niñas y adolescentes encuentren y tengan su respuesta protectora en su propia comunidad, barrio, pueblo o ciudad. Lo familiar y lo local y comunitario son aspectos del legado y de la identidad que también deben ser cuidados y promovidos por el sistema de protección. Las visitas regulares a los hogares, barrio y lugares donde uno ha vivido y crecido con los suyos es una práctica muy tranquilizadora. Son lugares y espacios generadores de pertenencia e identidad y facilitan la aceptación de la medida protectora.
.- El seguimiento de los profesionales a las diversas familias y el aprovechamiento de las visitas y lugares de encuentro de los niños, niñas y adolescentes con sus familias biológicas sirve para la notificación de los progresos, las explicaciones y comunicaciones que sean precisas entre las partes sobre los progresos e incluso las dificultades y ayudas necesarias a los interesados y sobre todo para la coordinación interfamiliar. Para los niños, niñas y adolescentes ver coordinadas, juntas y verles actuar juntas en algunas ocasiones a sus familias les aporta seguridad, identidad y sobre todo un sinfín de oportunidades para la reparación y reconciliación.
.- La reparación es un deber significativo de quienes han causado los daños y se puede hacer de muchas maneras para los niños, niñas y adolescentes. En ocasiones puede ser interesarse por los resultados académicos y validar los avances y progresos. Se puede hacer con actividades de ocio y juego programadas, con celebraciones de cumpleaños y fiestas significadas. Con transmisión de historias y anécdotas de la vida familiar e incluso reconociendo explícitamente el daño causado y la culpa sentida por la ausencia de cuidados, malos tratos o situaciones de peligro vividas. Que las familias biológicas pidan perdón y disculpas a los niños, niñas y adolescentes protegidos por los errores, lesiones y daños causados, ayuda a los propios niños, niñas y adolescentes a no repetir los mismos errores de sus padres y madres y a afianzarse en los modelos funcionales de sus familias de acogida y adoptivas. Invertir tiempo y acompañamiento profesional en estos acompañamientos es una inversión que protege de forma considerable.
.- La búsqueda de orígenes y la mediación de orígenes entre la familia biológica y las de acogida y adoptivas tiene que tender hacia algo temporalmente más natural, continuo y permanente y dejar de ser ese acontecimiento vivido frecuentemente como puntual, extraordinario, peligroso y de alto riesgo. El silencio y la ausencia de relato causa más daño que las realidades vividas. Se tiene que tener un cuidado muy especial en los elementos constitutivos de una narración sana, que debe ser lo más completa posible, coherente, veraz y desprovista de juicios. Los juicios con sus correspondientes reacciones emocionales son la prerrogativa de los niños, niñas y adolescentes y les ayudan a integrar la complejidad de sus vida e identidades.

También las familias acogedoras y adoptivas son tratadas como maltratantes, negligentes y culpables de los males y trastornos de sus hijos e hijas

No hace muchos años, en un encuentro de la confederación de asociaciones de familias de acogida y adoptivas de Alemania (PFAD) tituló una de sus reuniones con el siguiente lema: “Familias de acogida y adoptivas, de la alabanza al reproche”. Tradicionalmente estas familias suelen jugar en el equipo de “los buenos”, pero dado el perfil de niños, niñas y adolescentes que se acogen o adoptan pueden llegar a cambiar al bando de “los malos”. Las secuelas y daños que sufren una buena parte de sus niños, niñas y adolescentes, junto con las dificultades propias de sus desarrollos alterados por las adversidades y la escasez de recursos especializados, hacen que sus crianzas y procesos educativos abunden en exceso de tensiones, o que algunos y algunas pasen por graves situaciones de riesgo, y que no pocas convivencias pasen por ruptura. Es en estas situaciones donde las familias acogedoras y adoptivas pueden ser cruelmente juzgadas y tachadas de incompetentes.

Los procesos de abandono y sus graves secuelas por las adversidades vividas en edades tempranas suelen tener un eco escandaloso en la pubertad, adolescencia y entrada en la vida adulta de los jóvenes tutelados, acogidos y adoptados. Son muchas las piedras en el camino que se encuentran especialmente sus familias de acogida y adoptivas por parte de sus amistades, familiares, profesionales de la enseñanza, de los servicios de salud e incluso del sistema de protección cuando acuden pidiendo ayuda con auténtica desesperación, agotados y sin recursos.

La adversidad temprana en combinación con la adolescencia, si además confluye la racialidad y otras posibles diversidades y acontecimientos como el fracaso escolar (causado por un sistema educativo que no les atiende ni entiende), las dependencias, los trastornos de salud mental no diagnosticados ni tratados, y cualquier conducta de riesgo posible… va a suponer una cadena de crisis y conflictos de toda índole que dificulta la integración personal, social, emocional y familiar de estos niños, niñas y adolescentes. La interacción de estos factores no es culpa de las familias. Son la consecuencia de una tribu, de una comunidad que no entiende, que no ayuda, que despista por ignorancia y busca siempre la culpa en los más cercanos, llegando a catalogar como fracaso lo que bien tratado es una crisis importante, que tiene que ser abordada con seriedad y compromiso por toda la comunidad.

Que los niños, niñas y adolescentes de acogida familiar o adopción vuelvan al sistema de protección es vivido como un fracaso de sus familias de acogida o adoptivas, del cual todos los demás recursos comunitarios son “inocentes”. Familiares críticos y distantes, enseñantes impotentes, psicólogos empoderados de nuevas técnicas parcialmente eficaces o inútiles, psiquiatras, educadores de preservación… Todos ellos y ellas desconocedores de las situaciones y necesidades de estos niños, niñas y adolescentes, con miedo en el cuerpo, movidos inesperadamente de sus zonas de confort, a menudo con cierto enfado y con una gran decepción por ver no cubiertas sus irreales expectativas de reparación y curación, pueden llegar a arremeter sin piedad contra familias comprometidas, vinculadas, pero también agotadas y sin recursos, que probaron de todo lo que ha circulado como solución en sus foros de referencia.

Estas familias dolidas y en soledad con frecuencia se plantean tirar la toalla y se llegan a creer lo que este contexto de protección y comunitario enloquecido les propone. No es raro que incluso se lleguen a dictar medidas protectoras contra estas familias como si de maltratantes se estuvieran ocupando. Estos niños, niñas y adolescentes no precisan ser protegidos de sus familias sino ser reconectados.

La mayor parte de los casos difíciles que conocemos, no se trata de fracasos, aunque puedan darse rupturas de convivencia. Estas pueden ser necesarias para recomponer las relaciones y reconducir algunos procesos de salud mental y los tratamientos oportunos. Algunas vidas familiares se han convertido en auténticos infiernos por la cantidad de conflictos acumulados por los adolescentes y jóvenes acogidos y adoptados. Y repito que no es culpa de sus familias ni de los niños, niñas y adolescentes.

En nuestra experiencia la distancia física provocada y acompañada puede ayudar a mejorar en relativamente poco tiempo la situación, si se actúa de forma coordinada y sin quitar a las familias de en medio. Con frecuencia estos adolescentes y jóvenes, víctimas de adversidades tempranas cuyas secuelas les impiden un adecuado autocontrol emocional en medio de una inmadurez generalizada, con falta de recursos personales, fracaso escolar, trastornos de salud mental, consumos de alcohol y drogas, relaciones de dependencia emocional de sus parejas, fugas del domicilio, comisión de hurtos y delitos… necesitan una contención, un control y unas terapias que las familias no tienen a su alcance.

En esta vorágine y situación de crisis generalizada, estos adolescentes y jóvenes necesitan límites, pero también la presencia afectiva y emocional de sus familias y personas acogedoras y adoptantes. A una distancia óptima que les facilite la reparación de las relaciones y la seguridad de que no van a volver a sufrir de otro abandono más y para siempre. Convivencia dañada e interrumpida no es sinónimo de ausencia e inutilidad del vínculo afectivo creado durante años de buenos cuidados y atenciones. La estrategia debería consistir en dar cobertura a las necesidades básicas de contención, salud mental, rutinas y orden para que los adolescentes y jóvenes puedan volver a reconectar y activar sus vínculos emocionales y superar las dificultades de la edad y el desarrollo disarmónico.

Propuestas de atención y cuidado a las familias de acogida y adoptadas que precisan la ayuda

Teniendo en cuenta lo dicho, ¿qué se puede hacer con las familias en la circunstancia de que se hace necesario un ingreso en centro de acogida de sus niños, niñas y adolescentes? Desde nuestra experiencia en rupturas proponemos las siguientes estrategias:
.- No dar crédito a ciertos mensajes de los chicos y chicas donde sus quejas están únicamente dirigidas a acusar a sus acogedores o adoptantes de padres y madres de exceso de rigidez. Sus quejas pueden y suelen estar lastradas por unos excesivos descontroles emocionales provenientes de sus adversidades tempranas y acompañadas de desacato a la autoridad parental, conductas de riesgo (absentismo escolar, compañías peligrosas, incumplimiento de horarios y rutinas, fugas…).
.- Evitar alianzas perversas con estos adolescentes en contra de sus acogedores o adoptantes. Pueden llegar a ser muy convincentes y seductores y defienden muy bien sus intereses y derechos, pero cojean en rutinas, elaboración de orígenes y cumplimiento de deberes.
.- Si se produce ruptura de convivencia, no aislar a los adolescentes de sus figuras parentales de acogida o adopción. Es útil programar visitas y encuentros breves, aunque el adolescente rechace dichas visitas. Hay que animar a sus acogedores y adoptantes a mantener la presencia y a no tirar la toalla.
.- Hay que pedir a los adolescentes respeto por sus acogedores y adoptantes y favorecer que la familia tenga actos de magnanimidad y oferta de continuidad de relación, confirmando su disposición a no abandonar a su hijo o hija con hechos y presencia.
.- Si hay internamiento en centro de acogida, es conveniente hacer a los acogedores y adoptantes partícipes de las tomas de decisión y de tareas de acompañamiento a su hijo o hija (gestiones, visitas médicas o psicosociales, compra de ropa…). Delegar en acogedores y adoptantes todas las tareas que se puedan. Lo que puedan hacer acogedores o adoptantes que no lo hagan los educadores.
.- Es fundamental también mantener bien informados a los acogedores y adoptantes de los acontecimientos relacionados con sus hijos o hijas, de las rutinas en el centro de acogida residencial, en el centro escolar y en las acciones de ocio. Convendría poner al adolescente normas y rutinas similares o idénticas a las de su hogar familiar.
.- Promover las visitas (en el centro o en el domicilio familiar) y contactos tanto presenciales como telefónicos y posibilitar reuniones familiares y relaciones con la familia extensa.
.- No ofrecer a estos adolescentes el recurso de los pisos de emancipación. Si debe iniciar su vida autónoma que lo haga con los recursos y el apoyo de sus familias.
.- No juzgar ni calificar a estas familias como “negligentes” o “maltratadoras” si no hay motivos: conviene centrar los esfuerzos en la reconexión y en la reunificación. La vuelta del joven a casa con sus acogedores o adoptantes tiene que estar supeditada al cumplimiento de las rutinas de la familia de acogida o adoptiva y de los tratamientos rehabilitadores, médicos, farmacológicos o psicoterapéuticos que se consideren oportunos.
.- Establecer una alianza manifiesta con la familia de acogida o adoptiva y que sea evidente la colaboración entre equipo educativo del centro y el padre o la madre para el adolescente. Es necesario empoderar a sus adultos de referencia todo lo que sea posible y promoviendo contactos, relaciones y presencia de las figuras de referencia del adolescente internado en centro de acogida.
.- Diseñar medidas e intervenciones específicas para fortalecer el papel y la participación de las familias acogedoras y adoptivas en el sistema de protección, fomentando su asociación y el que desarrollen programas que favorezcan sus propias necesidades y las de sus hijos e hijas.

Conclusión

La familia biológica puede ser el origen de los problemas de los niños, niñas y adolescentes necesitados de protección, pero también puede ser un recurso valioso cuando se le dedican cuidados y atenciones. El buen trato no cae nunca en saco roto. Con estas medidas tan sencillas puede ser los adolescentes acogidos en familias o adoptados reconectados con sus familias de referencia y acortarse la estancia en el centro de acogida residencial, cuando la ruptura de convivencia se considere necesaria. La interrupción de la convivencia no impide el mantenimiento de los vínculos y puede ser una oportunidad para una puesta a punto tanto de las familias como de sus hijos e hijas. Lo que con frecuencia el sistema de protección lo vive como un fracaso puede convertirse en una nueva oportunidad de cambio y mejora.

Es importante también recordar a las organizaciones de familias, especialmente a las de acogida y adoptivas, de su responsabilidad en el trato y los cuidados que reciben de instituciones, organizaciones y profesionales. Mientras no alcen la voz, den a conocer su situación y reclamen, promuevan y exijan otros modos de actuación, cuando algunas crisis adolescentes les desborden, habrá quien siga tratándoles como los causantes de los problemas de sus hijos e hijas y como familias fracasadas e incapaces de aportar soluciones.

A modo de conclusión es importante volver a insistir en que el trato y los cuidados a las familias de los niños, niñas y adolescentes en protección en los términos que proponemos pueden hacer que sus familias sean tenidas en cuenta como parte de la solución de las necesidades de protección y no como el problema que debe ser apartado. Desde estas páginas os invito a experimentar en vuestras intervenciones estas sencillas estrategias para romper los moldes con los que se forman nuestros prejuicios, ignorancias y temores ante las familias. También pongo a disposición de quien lo desee los materiales y documentos trabajados que os puedan servir de guía y referencia. Y ante todo no dejéis de compartir estas experiencias con todo vuestro entorno.